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Sumisión.

(Sin editar)

—¡Abuela!— corro en su dirección—¡Sabía que vendrías!— sus ojos azules me transmitían una paz inmediata.

—Mi pequeño Damián, has crecido mucho— ella me alza en sus brazos y yo acaricio su mejilla, ninguna arruga aparecía en su bello rostro—¿Que has hecho el día de hoy?

—¡Por fin he despertado a mi bestia!— el orgullo tiñe mi voz— Aún no sé cómo le pondré pero él siempre dice que tenemos que buscar a nuestra luna, es muy molesto.

Sus azulados ojos se oscurecen y un manto de preocupación tiñe su rostro.
El fondo de mi sueños cambia abruptamente, todo se vuelve de un verde oscuro y triste. La abuela se desvanece en el aire, un viento azota en mi joven rostro y escucho un susurro.

Protégete de ellos. La sangre de él y la tuya son opuestas así que querrán dañarse el uno al otro; pero recuerda que la diosa luna los eligió... Es el destino.

Su vos se vuelve un eco mientras que mis sueños se sacuden y vuelvo a la realidad. Me sobre salto y mis sentidos de ponen en alerta, miro a mí alrededor y me doy cuenta que me había dormido en mi despacho ya arreglado.

—¿Sabías que babeas cuando duermes?— la voz de Gabriel me sorprende.
Él se acerca con lentitud, mi corazón se acelera por alguna extraña razón.

—No estoy de humor, Gabriel. Vete antes que te vuelva a lastimar— intento sonar calmado posible.

— Enhorabuena, he venido a cambiar tu mal humor— suelta una risa y se sienta en mi escritorio, sus dos piernas separadas me hace quedar entre ellas.

—¿Que quieres, Gabriel?— intento con todas mis fuerzas no dirigir mis ojos a ninguna parte de su cuerpo, sobre todo en sus partes bajas.

—Calem dijo que tú tienes sangre de salvador ¿Que es eso? ¿Son como los caídos?— su pregunta era sería pero él seguia con una postura relajada mientras movía sus piernas como si estuviera en un columpio.

—¡Por supuesto que no!— aquella ofensa me hizo enojar aún más— Los salvadores eran lobos poderosos, eran uno de los peores enemigos de los caídos ya que los salvadores eran bendecidos con poderes por la diosa luna y ella fue una de las que estuvo de acuerdo con desterrar a los que se opusieron a los dioses primordiales.

Me explico lo más rápido y claro posible, la mirada atenta de Gabriel me ponía los pelos de punta.

—hmm, ya entiendo. Eso significa que somos más opuestos de lo que pensaba...— sus palabras quedan en el aire, ninguno de los dos dice nada por unos segundos.

—Si eso es todo, es mejor que vayas a dormir— intento levantarme pero uno de sus pies presiona mi pecho con algo de fuerza—¿Ahora que quieres?

—Me quiero ir, Damián— sus palabras me hacen dejar de respirar.

—¿A qué te refieres? Puedes irte a tu habitación, la han remodelado y...— Gabriel no me deja terminar de hablar.

—Sabes a qué me refiero, ya no quiero estar a tu lado— él no me mira al decir aquellas palabras.

Me paro de inmediato, Gabriel me observa con sorpresa y tira su cuerpo hacia atrás por mi repentina cercanía.

—¡No te puedes ir! No lo permitiré— mi convicción era clara y no me iba a retractar.

—Hablé con Chris, él dice que puede hacer que nuestro vínculo se rompa...

—¡Eso es imposible!— sostengo su rostro entre mis manos y sus ojos me quemaban— Te debe de estar mintiendo— mis intentos de convencerlo no estaban dando frutos, lo veía en sus ojos.

No lo dejes ir, Damián. Estará en un grabé peligro si lo hace, lo presiento— la bestia se removía con nerviosismo en mi interior.

—Damián, detente—coloca una de sus manos en las mías y las aleja con lentitud— No siento lo que tú sientes por mí, tampoco me importa tu manada y mucho menos me importará tener una familia contigo— aquellas palabras se clavan en mí como un puñal ardiente.

—Pero... no puedo, no quiero dejarte— la frase sale como un susurro, Gabriel une nuestras frentes y quedamos así por un rato.

En varios minutos ninguno dejo nada, por mi parte, no quería decir nada; intentaba ganar tiempo para buscar algún argumento para que Gabriel se quede a mí lado pero no encontré nada.

»¿Por qué me importa? Se suponía que Gabriel no me agradaba y mucho menos me gustaba«

—Chris dice que es por el vínculo, pero una vez que se rompa no volverás a tener sentimientos por mí— sus palabras me molestaban.

—¿Y tú? ¿Acaso no tienes sentimientos por mí?— no quería escuchar su respuesta así que me intento alejar de él.

Él jala de mi antebrazo con fuerza, envuelve sus piernas en mi cintura y me acerca aún más.

—Convénceme...— no comprendía su petición.

—¿Que quieres que haga?— pregunto con mi ceño fruncido. Gabriel me sonríe con diversión.

—Arrodíllate— ordena.
me tomo mi tiempo para analizar aquella petición— Ahora— su mano toma mi cabeza y la presiona, me arrodillo con lentitud.

—¿Qué crees que haces?— mi pulso se aceleraba por el gigantesco nerviosismo que estaba tendido.

—Hasme una mamada y no uses los dientes ¿Entendido?— Gabriel comienza a desabrocha su pantalón y yo me alejo de él con rapidez, haciéndome tropezar con la silla.

—¡¿Que haces?!

—¿Tampoco sabes lo que es una mamada?— me mira con decepción— metes mi pene en tu boca y luego comienzas a...

—¡Se lo que es!— me apresuro a decir—¡¿Por qué haría algo tan humillante como eso a tí?!

—Por que yo lo quiero y te lo ordeno— ladea la cabeza con diversión.

Sentía que mi corazón iba a salirse de mi pecho, intentaba organizar mis pensamientos pero todos iban en una misma dirección. El querer hacerlo con Gabriel.

Camino con lentitud hacia él, me siento en mi silla y la corro para estar aún más cerca de Gabriel. Separa aún ama sus piernas mientras que espera con paciencia.

Llevo mis manos con lentitud hacia su pantalón, no iba admitir lo nervioso que estaba y mucho menos al ver el rostro de victoria de Gabriel.

—Juguemos un juego— ríe al verme sobre saltar al escuchar su repentina voz— Yo seré Jamie Dornan y tú Dakota Johnson

—¿Quien soy yo?— mi cara de confusión hace irritar a Gabriel.

—¡Los protas de 50 sombra de Grey, idiota!

—¡Deja de distraerme!

—No te desesperes, hoy no dormirás— se termina de desabrochar sus pantanos y me toma con fuerza de las mejillas para luego besarme con desesperación.

Jadeos son disparados de mi boca y de la de Gabriel, su lengua se movía con violencia y yo intento hacer lo mismo que él.

Se separa de mí y me observa con lasciva, se vuelve agachar y pasa su lengua por mis labios.

—Abre la boca— cumplo su petición y la abro. Gabriel pone dentro de ella dos dedos y me obliga a lamerlos.

Introduce una mano en dentro de su rompa interior y saca su miembro ya erecto. Me sorprende, y para mí desgracia, suelto un jadeo al sentir como se notaban unas pequeñas venas en el.

—No uses los dientes o lo pagarás caro— esas fueron sus últimas palabras antes de tomarme de la nuca y obligarme a introducir todo su miembro en mi boca.

Sus dedos se deslizan por mi cabello,  me hace subir y bajar haciéndome saborear su miembro. Intento sorber los jugos y saliva que iban saliendo de mi cavidad además de usar la lengua como había hecho Gabriel en mí.

Por un momento pensé que lo estaba haciendo mal ya que Gabriel no emitía ninguno ruido, cuando levanto mi mirada para verlo, veo como él cerraba con fuerza sus ojos y mordía su labio para impedir que salga ningún ruido.

—Mierda...— noto como Gabriel se contrae y me obliga a aumentar la velocidad haciéndome ahogar un poco por la sorpresa y por el líquido que sale disparado de su miembro.

Su semen estaba caliente y dulce, jadeos por ambas partes salen de nuestras bocas. Paso mi lengua por mi boca para volver a sentir aquella sensación.

Me apoyo en el respaldo de mi silla e intento calmarme, podía sentir una enorme erección de mi parte.

—¿Que haces?— la pregunta de Gabriel me hace verlo a los ojos, en ellos podía ver una enorme lujuria y diversión—Esto apenas comienza...













Nota de la autora.

¡Hola, bebés! ¿Que les pareció el nuevo capítulo?
Me disculpó por la demora pero recién termino de escribirlo ¡Así que lo siento! Voten y comenten si les ha gustado ❤️
Nos leemos pronto ♥️

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