Sangre ancestral
Damián Petrov- sin editar
—Eres especial, tienes que protégerte— mi madre acariciaba con dulzura mi cabello—Él vendrá por tí, pero que no engañe sus dulces palabras, ni su perfecta figura; él es un demonio, así que cuídate de él. Cuídate de tu padre.
Por alguna extraña razón, aquellas palabras resonaban en mis oídos mientras yo me desangraba. Mi cuello ardía, escupía un líquido metálico espeso; me estaba ahogando con mi propia sangre.
Pero la muerte nunca tomó mi cuerpo, segundos eternos aparecen ante mí. El gigantesco cuerpo de Damián cae al suelo, podía ver cómo temblaba y se contraía de dolor. Caigo a la cama, espero unos segundos más pero nada sucede.
Quería gritar por ayuda, por un motivo que no entendía, quería que Damián me protegiera. Sonaba absurdo, pero era lo que mi corazón quería.
Era una pena que jamás escuchaba a mi corazón.
Mis ojos caen en la figura delante de mí, Calem me observaba sin ninguna emoción en su perfilado rostro. Me doy cuenta que sus ojos eran de un color gris brillantes, eran hermosos y espeluznante en partes iguales.
—Parece que tenía razón— suelta de la nada— no puedes morir, Gabriel.
Sus ojos grises bajan hacia mi cuello, en donde él había rasgado con sus garras tan solo unos segundos atrás. Llevo mis dedos temblorosos hacía aquella zona, con miedo, tanteo un poco esperando sentir una herida abierta o la sangre pero no sentía nada.
Me levanto asustado de la cama, voy hacia el espejo que tenía el retrato de aquella mujer joven y me observo con horror.
—La herida no está...— mi cuello se encontraba intacto, sin ninguna marca de herida o de sangre—¿Cómo... Cómo es que...?
Mis balbuceos resonaban en la gigantesca habitación, estaba entrando en pánico. Ya no entendía nada de los he ocurría, está situación me sobre pasaba.
—¡¿Que mierda soy?!— grito con todas mis fuerzas, esperando que aquel chico de cabello rojo y ojos grises me respondiera.
—Eso es lo que intento saber, mi madre no me lo ha dicho— Calem se encoge de hombros con desinterés —¿No revisaras si tu hombre está vivo?—pregunta con gracia.
—No me interesa si lo está o no. Solo quiero saber que sabes de mí y sobre estas cosas que me están ocurriendo desde que tu hermano me secuestró.
Calem me miraba con diversión, ignora todas mis palabras y se dirige al cuerpo inmóvil de su hermano.
—La sangre de un caído fluye por tus venas— murmura aquellas palabras— Y mi hermano tiene sangre de un salvador— un suspiro sale de su boca cuando siente el pulso de Damián, se aleja unos cuantos pasos de él y me observa con seriedad.
Algo no me cuadraba, una sensación de desconfianza y enojo me invaden en segundos. ¿A qué se refiera con sangre de un caído y de un salvador? No podía confiar en esta persona que apenas conocía y más sabiendo que era hermano del hombre que me había secuestrado.
—Eso no responder el porqué empecé a experimentar esos poderes en el momento que tu hermano se acercó a mí— camino por toda la habitación histéricamente.
—Parece que es verdad— su tono de vos era una mezcla decepción y diversión— la gente guapa es estupida— ríe y lo observo con mi peor mirada— ahórrate tus miradas, no puedes usar tus poderes aquí. No por el momento...
—¿Que soy?— no quería decir aquella frase pero mi boca se movió por si sola—¡¿Que clase monstruo soy?!
Todo mi alrededor me daba vueltas, no entendía nada, no sabía lo que estaba ocurriendo ni lo que iba a ocurrir.
—Eso es lo que intento averiguar, eres una especie de híbrido. Mitad caído y mitad mortal... creo— la mirada grisácea de Calem va al cuerpo de Damián, él ya se estaba recomponiendo—¿Tu madre era mortal?
Iba a afirmar aquella obvia pregunta pero decidí pensármelo bien. La loca de mi madre era muchas cosas pero no creo que fuera una especie de monstruo o algo por el estilo.
Si todo esto era verdad ¿Los delirios de mi madre también podrían ser cierto? ¿Que tanta razón podría tener una desquiciada?
—Supongo que si.
Hubo un momento de silencio, Calem pensaba, yo solo miraba a la nada y Damián se levantaba del suelo temblando. Inmediatamente él se lanzó a mí al verme vivito y coliando. Por una parte me desagradó pero por otro me trajo mucha paz, tanta que la detestaba.
—¡Ya, dejame!— intento empujar su gigante cuerpo en vano—¡Estamos hablando de algo importante aquí, Damián! ¡Hablamos de mí!
Mis gritos y mi enojos se esfuma al verle los ojos, aquellos ojos parecían con más de un dolor a la luz del día de hoy. Me estremezco al sentir el dolor que ellos me transmitían, mi corazón me dolía y una lágrima cae por mi mejilla sin motivo aparente.
—Gabriel, no vuelvas a dejarme— una súplica, bastó con una súplica para desarmarme por completo.
Mi cuerpo vuelve hacer movimientos involuntarios, tomo a Damián de las mejillas y uno nuestros labios en una forma fallida de controlar mis sentimientos. Uso mi lengua para sobresaltar a Damián, el intenta hacer lo mismo que mi lengua y me exita el doble el saber que él intentaba hacer lo mismo que yo.
Aún que todo se desvanece cuando me apartar con rapidez y ve hacia atrás, en donde está Calem mirándonos con horror y diversión.
—Oh, por favor. Sigan con lo suyo, yo solo intento buscar una forma del que el mundo no se extinga— su sarcasmo me gustaba pero me hubiera gustado más metérsela a Damián.
—Entonces podemos seguir...— mi humilde sugerencia fue tomada de mala forma por Damián, además de ser rechazada.
—¡¿Se puede saber por qué has intentado matar a mi Gabriel?!— el grito feroz de Damián me sorprendió e hizo que diera un paso atrás.
—Queria confirmar mis sospechas y lo he hecho ¡No tenía otra opción!— Calem se mostraba enojado y convencido de que aquello era lo correcto.
—¿Por qué Gabriel no murió?— mi ceño se frunce al oír aquellas preguntas—¡No es que quisiera que mueras! pero Calem te desgarro el cuello y yo oí a tu corazón detenerse, es imposible que hayas sobrevivido— me intenta explicar.
—Tiene sangre de un caído, supongo que alguien lo quiere con vida y por eso lo ha salvado; pero estoy seguro de que su sangre es de un ser caído— Las palabras de Calem era firmes y muy seguras de si mismas pero no me agradaban del todo.
—¿Que es un caído?— ambos me miran al oír mi pregunta. Damián se mostraba tenso y Calem ansioso, como si fuera un tema difícil para hablar.
—No se con certeza, fueron los que se pusieron en contra de los dioses primordiales: también fueron lanzados al mundo mortal en la primera guerra divina, algunos de los caídos tuvieron relaciones con mortales por lo que se creó un tipo de especie nueva, los noctis.
—¿Sombras?— un nombre en latín muy cliche para mi gusto...
—Por la sangre divina que llevaban algunos de noctis, los dioses primordiales mandaron a sus arcángeles a terminar con aquellas vidas y así mantener el equilibrio en el mundo— terminan de contar Calem.
»¿Y dicen que Dios es benevolente?«
—Esta es toda la información que tenemos sobre los dioses primordiales, los caídos y los noctis— Damián suspira con cansancio y camina hacia la puerta.
—Habla con la princesa Christopher, él es un bicho raro al igual que Gabriel— abre la puerta pero volta a ver hacia atrás, por un momento pensé que me estaba viendo a mí pero en realidad mirada el retrato de aquella joven mujer.
—Hay que ir a hablar con ella— la sugerencia de Calem es rechazada con una mirada de Damián.
—Jamas, es mejor ir con papá. Me encargaré de avisarle que iremos a su territorio... Es tiempo de saber la verdad, por el bien de Gabriel.
Ver a Damián preocupado por mí me hacía sentir una sensación incómoda, no sabía si era bueno o malo. Jamás me había involucrado con alguien por mucho tiempo por lo que no tenía experiencia en este tipo de situación.
»Damián, no creo saber amarte. Es mejor que me olvides«
Quise decir aquellas palabras en voz alta, pero mi cobardía no me lo permitía; era momento de huir de la situación, como siempre hacia cuando algo no salía como yo lo quería.
»Hay que terminar con esto«
Nota de la autora.
[Actualización 2/2]
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Gracias por a ver leído hasta aquí, nos leemos pronto ♥️ ♥️ ♥️
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