† ¿Alo, Lucifer? †
Un día estás teniendo sexo con un hombre, y al otro te secuestra un psicópata perruno. Así es mi vida. — Gabriel Grey
Los ojos verde brillantes del muchacho que me había arrastrado de vuelta a la sala siguen perturbando mi mente. Ojos de gato que me observaban con una intensidad inquietante, todo mi ser se paralizó al mirar aquel cambio abrupto de ojos.
Apenas el chico, Matthew según oí, me dejó en la sala, Damián se dispuso a irse a su despacho; argumentando que mi sola presencia le dañaba la vista.
«Estos perros salvajes me matarán, me descuartizaran y me tiraran a un pozo sin fondo; Ay, Lusifer, ayúdame...»
—¿Puedes dejar de pensar tantas idioteces juntas? Estoy pensando seriamente en cortar el vínculo de almas que tenemos.
Un pequeño grito sale de mí al escuchar aquella voz en mi cabeza. Miro a mi alrededor asustado, en busca del ser que me acababa de hablar directamente. Se sentía como si alguien estuviera en mi cabeza, escuchando mis pensamientos.
—Eso es exactamente lo que hago, Gabriel—de nuevo habla aquella voz ronca, la cual se parece a la de Damian. Con su molesta voz, la cual parece cansada y enojada.
—¿Eres tú, Lucifer?—asustado y masticando la última fresa que tengo, me levanto de la silla en la que me habían obligado a sentar para poder analizar cada parte de la casa con paranoia, intentando encontrar el usuario de la voz.
En vez de recibir una respuesta de aquel ser que creí que vendría a buscar mi pecaminosa alma, recibo una carcajada del joven chico atractivo con ojos extraños que me atrapó antes de que lograra mi asombrosa huida.
Los observo con atención, notando los hoyuelos que se le forman al sonreír, sus ojos ahora color verde claro achinandos y su cabello despeinado de color rojizo claro. En resumen, Matthew mi hombre.
—¿Acabaste?—pregunto tranquilo, esperando que limpie las lágrimas que ha derramado por tanta risa.
—Lo siento, Luna, pero usted es muy gracioso. ¿Acaso ha estado escuchando la voz de Damina o alguna parecida?—asiento, aun sin entenderlo—Nosotros lo llamamos “Vínculo de almas”, y esto solo es posible entre almas gemelas ya marcadas. Ustedes pueden comunicarse telepáticamente, pero también sentir lo que el otro siente, hay modos de cortar el vínculo pero solo es momentáneo; ya que el vínculo es eterno. Es así como lo proclamó nuestra Diosa Madre.
—Okey, guapura, dices cosas muy extrañas y aburridas.—es lo único que se me ocurre decirle al momento que finaliza su tediosa explicación.
Matthew suspira con clara derrota, luego de darme una reverencia se marchó para no tener problemas con Damián. Ya que según él, puede sentir su enojo desde la habitación, debido a que un alfa es muy celoso con su Luna y que se yo que más.
Sigo mi camino escaleras arriba, aturdido por tanta información irreal. Pero antes de que logre llegar a la mitad de las escolares, una voz dulce me hace detener mis pasos para poder darme vueltas, y así mirar a quien busca mi atención.
—Luna...—una joven chica vuelve a hacer la misma reverencia que Matthew, al levantar su vista, puedo reafirmar mis sospechas.
Lo supe desde el momento que su melosa voz llegó a mis oídos.
—Otra vez con eso ¿Quién mierda es Luna? ¡Soy Gabriel!—enojado, le grito y bajo de nuevo para verla de cerca.
La chica rápidamente da dos pasos atrás, manteniéndose recta pero nerviosa.
—Disculpe, Luna. Pero no tengo permitido llamarlo por su nombre de pila, ya que usted es el mate de nuestro alfa, y es mi deber como guardia llamarlo por el nombre honorífico que le corresponde. El cual es “Luna”
El rostro serio pero nervioso que me muestra contrasta demasiado con lo delicada que es su cara. Puedo sentir un leve brillo de temor en sus ojos, pero no creo que sea debido a mí, o eso espero yo.
Queda un silencio por parte de ambos. En mi caso, nuevamente el desentendimiento está en mi cabeza al escuchar otra explicación compleja de seres mágicos, Dioses, y demás cosas que no puedo llegar a entender, ni saber que tan real es todo eso.
Enfoco mi vista en el traje que lleva. Una camisa blanca, con pantalones marrones claros y unos extraños tirantes. Pero no solo su horrenda forma de vestir es lo que me llama la atención, si no su cuerpo. Es pequeña, parece joven, incluso más que yo, pero tiene unos brazos bastantes grandes y unas piernas trabajadas.
De nuevo, su cara no concuerda con su cuerpo. Esta chica es demasiada extraña, hasta su aura se siente irregular.
—Ya entiendo, ¿Acaso quieres decirme algo más, o te quedarás mirando como boba?
—¡Ah, sí!—sale del trance en el que estaba, sus ojos azules brillan con incomodidad—Lo lamento mucho, Luna. El alfa dijo que a usted le gustaría conocer la mansión, así que me ordenaron ayudarlo a que se sintiera agusto con todo esta nueva vida que llevará. Además, si usted tiene alguna pregunta relacionada con todo esto, puede preguntarme y con gusto le daré toda la información que pueda tener a mi alcance.
—¿Dijiste que me ayudarías a sentirme agusto?—ella asiente muchas veces—Pues explícame qué mierda es todo esto de Luna, alfa, amarres y que se yo que más. Porque si siguen dando explicaciones a medias me volveré loco...
—¿Amarres? Digo, sí, mi luna. Con mucho gusto le contaré todo sobre los licántropos...—me sonríe, aún con algo de confusión y miedo en su expresión.
—¿No te cansas de sonreír?— la pregunta sale sin mi permiso.
—L-lo sentó, no volveré a sonreír.
—Ahg, lo siento. Soy muy directo a veces. Pero algo en ti me inquieta y me pone de mal humor, pero olvídalo, de seguro es porque eres bonita. Sonríe si quieres, pero empieza hablar sobre todo esto…
Ignoro el hecho de que la hice avergonzar, dejándola algo sonrojada y nerviosa. Mientra me volteo y ordeno que venga conmigo a la habitación para poder oír la versión completa de esta irregular historia.
—¿“Petrov”?, ¿acaso Damián es ruso o algo por el estilo?
—No precisamente. El padre del alfa consiguió ese apellido décadas atrás y como algunos lobos de sangre pura viven mucho tiempo, suelen cambiar sus apellidos constantemente; ya que no es algo importante. Aquí lo que importa es a que manada perteneces, a que Dios le sirves, y que protector ayuda a la familia.
Asiento algo confuso, recostado en la cama de dos plazas observando detenidamente a la joven chica Samanta.
—¿Qué son exactamente ustedes?, dado a los ojos de extraños colores, me doy cuenta que no son humanos.
—Verá, Luna. Nosotros somos una especie de Cambia formas, las cuales nos permiten convertirnos en la verdadera forma de nuestras almas. La cual, en nuestro caso, es un lobo. Hay muchos tipos de cambiaformas, algunos pueden adoptar formas de aves, animales acuáticos, incluso de animales ya extintos. Como los dragones; aunque estos son escasos, ya que se requiere una alma más fuerte y antigua, casi llegando a tener sangre de dioses.
—Admito que ver un dragón ahora mismo sería grandioso, pero no me apetece terminar quemado. ¿Dices que se extinguieron?, pero según tú algunos cambiaformas viven siglos, ¿no?
—Eso depende que tan pura es un alma, el tipo de sangre ancestral que lleva y las circunstancias en las que vive ese licántropo. Si los dioses creen que deben de seguir aportando cosas en esta vida, les permiten seguir viviendo por algunos siglos más. Haciendo la vista gorda, si es necesario cuando llega el último día predeterminado del lobo, en este caso.
Siento mi cabeza maquinar sin parar, intentando guardar toda esta información. Aunque no logro entender nada, creo que es algo magnífico todo lo que relata Samanta. Parece uno de esos cuentos extraños que mamá contaba por las noches para que yo me durmiera. Claro, lo hacía cuando ella no estaba delirando.
—Creo que escuché algo acerca de una Diosa Luna, ¿a que se refiere Damián con eso?
—La Diosa Luna es como una madre para todos los cambios de formas con almas lobunas. Ella fue quien nos dio la vida, la oportunidad de caminar entre las tierras. Nos creó con tierra y agua, dándonos un corazón y un razonamiento para que podamos seguir nuestros caminos. Un camino ella también dispuso para nosotros. La madre Luna es una de las muchas deidades que nos rodea, está a cargo de la vida del bosque, se dice que fue ella quien extendió una nueva raza mestiza entre hombres humanos y cambias formas lobos. De allí nacen lobos débiles, o de baja categoría, pero de todas formas son sus hijos. También son llamados Omegas y Deltas. Se rumorea que el primer cambia forma, aquel que nació del barro, le pidió a su madre que partiera a la mitad su alma y la liberara, para que este pudiera tener una pareja eterna. Una compañera con la viviera hasta su último aliento. Creando así, El Vínculo de Almas.
—¿Como el hilo del destino?—balbuceo hipnotizado al oirle decir todo aquello. Nunca en mi vida había escuchado algo tan encantador como eso.
—¡Exacto! El nombre y el significado puede variar, pero sigue teniendo un mismo origen. Ella pensaba que podría unir a sus hijos con otro ser viviente tal y como su primogénito le pidió. Ella partió su alma, y liberó aquel fragmento al aire, diciéndole a su hijo que cuando su lobo interior despertase, él podría reencontrarse con su alma gemela. Su mate, o compañera de vida. Debería de marcarla, y así poder vivir sus cortas vidas juntos. Sin importar el género o la especie, él iba a amar a su compañera, y ella lo amaría a él.
—Debo de admitir que esta historia es muy fantástica, pero ¿en verdad ustedes estuvieron todos estos siglos entre humanos y nunca nadie se ha dado cuenta de eso?
—Muy pocas personas han intentado desmantelar todo este mundo, pero nadie lo consigue. Ya que todos los que pertenecemos al otro mundo debemos de priorizar nuestra supervivencia ante todo, así que las personas que intentan acabar con la paz que tenemos terminan muertos.
Carcajeo al notar como Samanta se había vuelto a poner seria en el tema, supongo que en verdad se toman en serio esas cosas en El otro lado.
—Bueno, bueno, eso es algo oscuro, pero comprensible...—me retuerzo en la cama, algo agotado tras oír esta excesiva información—Amanta, ¿acaso tu sabes porque Damián me ha encontrado ahora y no cuando su lobo se despertó? Es algo extraño, tengo veinticinco años, pero nunca vi a alguien como Damián detrás mío, persiguiéndome como si fuera un trozo de carne.
—Eso depende de qué tan cerca estás de tu pareja. Además, como somos lobos nos dejamos guiar por el olor que emana nuestra pareja. Normalmente el lobo que busca su mate sale de viaje por algunos años y no regresa hasta reencontrarse con su otra mitad, en el caso del señor Damiá, él tuvo que asumir el rol de Alfa de la manada Eclipse poco después que su lobo Bestia despertara, no le dieron el tiempo de buscarlo, Luna.
—¿Por qué tuvo que hacer eso?, ¿por qué él y no su padre?
—Lo siento, Luna, pero eso no lo tengo entendido. Según se rumorea, es debido a que su madre proclamó que él fuera el Alfa regente de esta manada, pero nadie sabe bien el verdadero motivo de este extraño decreto.
Asiento, algo decepcionado al no tener una respuesta clara. Algo angustiado al asumir la verdadera realidad en la que estoy viviendo, y extrañamente feliz, pero este sentimiento no sé a qué se debe.
Me estoy ahogando en emociones, mirando el techo intentando pensar con claridad. Divagando y buscando alguna respuesta a las preguntas que rondan mi cabeza.
¿Quién es Damian Petrov?, ¿acaso es alguien peligroso?, ¿por qué yo tengo que ser su mate?, ¿por qué esa diosa extraña me dio a un compañero tan rarito como lo es Damián?. Simplemente, ¿por qué?
Corto pero lleno de información muuuy necesario. ¿Qué opinan con respecto a esto?
Nuevas especies, nuevos Dioses, nuevas expectativas.
No sé, me gustó mucho escribir e investigar xosas distintas. Intento cambiar algunas cosas para no tener la misma información que los demás libro de Hombres lobos, (ojo, no digo que las otras cosas que digan estén mal, simplemente quiero hacer algo diferente) y espero conseguirlo <3
¡RECUERDEN!
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