capítulo 9: "Olvida"
Han pasado 3 años, Silver ahora es un niño de Kinder, que tiempos, apenas comenzando su camino pero no como todos, al contrario apenas y le toca un rayo de luz, encerrado sin poder convivir como los demás niños, sin poder ir a una escuela de verdad, sin poder decirle a alguien lo que siente ¿Un niño de sólo 5 años tiene que desahogarse? Él lo necesita aunque sólo era un bebé, recuerda exactamente que sucedió ese día que encontró a su hermano tirado en el Suelo, desde ese día todo cambió y nadie quiere hablar sobre el tema, nadie, absolutamente nadie, ¿Y Él, tiene que callar? ¿Tiene que hacerse el que no pasó nada? ¿Cómo "olvidar" a su hermano? Si, su hermano, olvidar a una persona simplemente porque mamá así lo pide... No, si hay alguien que comienza a "olvidar" es a su padre ¿Cuantas veces lo ha visto a lo largo de 5 años? Si bien le va lo ve cada 3 meses y si no cada 6, encerrado en esa mansión sin poder ir a donde más desea...
Su maestro llegaba para darle la clase que se supone debería tener en un jardín de niños pero no, miraba en el ventanal a aquel señor subiendo las primeras escaleras de la entrada, dio un suspiro largo y tomo asiento en su pupitre abriendo libreta y lapicera, esperó paciente hasta que el viejo tortuga llegase por fin.
-Buenos días pequeño Silver, como siempre tu cara inspira trabajar. Jejeje.-El medio-abuelo tortugón llegaba a su propio escritorio previamente dispuesto por la señora de la casa que había mandado hacer aquella biblioteca el salón de estudios de su bebé.- Si tuviera a tres niños con tu cara creo preferiría trabajar de barrendero, gracias al cielo sólo te tengo a ti.
No recibía respuesta, nada, silver se ponía a escribir la fecha y su nombre esperando que empezase el maestro a hacer lo que vino hacer.
-Ahh...-Suspiró el encaparazonado sacando su libro- Yo no tengo más que enseñarte niño, ya sabes incluso escribir, sabes lo que debería saber un niño de 3er grado de primaria, vas volando al éxito ¿Porque sigue un maestro de preescolar trayéndole a un niño de 5 años trabajos de primaria?
-Por que mi hijo es el futuro.-Interrumpió la eriza color violeta entrando con elegancia al lugar con una mucama detrás suyo cargando el té.
-Oh Señora, con todo respeto yo ya no puedo enseñarle más a este niño.
-¿¡Como de que no!? Usted era hasta hace poco maestro de universidad no me mienta.
-Hace poco son hace 80 años, señora ya estoy viejo si no me EH jubilado es porque aún tengo un niño de 10 años que alimentar.
-A las tortugas los años se les ha de acumular bajo él caparazón, porque a usted la juventud aún le mima.
-Aún así señora...
-No hay pero que valga ¿Acaso no le pago bien sus clases privadas? Si está inconforme dígame si quiere que le aumente otro cero a su cheque.
La tortuga calló, sentía un nudo en la garganta, necesitaba el dinero para el porvenir de su niño el ultimo de todos y que cuando él muriese que lo sentía pronto iba a quedar sin protección más que aquel dinero que aseguraría su futuro. Pero también sabia que arruinaba el de otro niño, ese niño era inteligente pero lo que tenia de inteligente lo tenia de infeliz. Como fue su hermano...
-Esta bien señora... Haré de su hijo un gran futuro.
-Su padre lo llevará a su lado a la cima por eso quiero que cuando él mire a mi bebé esté orgulloso.
En otro lugar más especifico aquella casa donde el dinero no sobraba para añadir otro cero a las cosas pero si sobraba sonrisas para añadirlas a frías miradas que necesitaban aquella luz que esa casa irradiaba.
Sonic de ahora nueve años jugaba en las escaleras saltando de grada en grada, probando su rapidez en el pasillo imaginando que era un ninja y se escondía bajo la mesilla de la sala, se deslizaba en puntitas hasta la cocina y en un movimiento rápido sacaba del refri una salchicha cruda la cual se comía como si fuese el manjar mas sabroso del mundo, deseaba mas y estirando su mano para atrapar otra salchicha se topó con la mano de su madre la cual lo sacaba de debajo de la mesa con una mueca de desaprobación.
-¿Qué tienes que decir a tu defensa hurgador de salchichas?
-¿Hambre?- Sonrió guiñando un ojo y mostrando la dentadura.
-¿Ya están listos mi amor?-Preguntó el marido desde el portal de la cocina donde su esposa se lanzaba a sus brazos feliz de la vida, no todos los días lo tenia en casa.
-¡Claro que si amor! ¡Pero este hijo tuyo es un tragón!
-Ni digas nada Aleena que de alguien saco eso y de mi no fue.
La familia de erizos felices iba a pie hacia el parque central donde harían un picnic para gozar su compañía entre aquel pasto y esa sombra cálida de aquellos arboles alrededor suyo. Sonic era muy feliz lleno de alegría, lleno de vida, lleno de energía, para correr y correr alrededor de sus padres gritando como un niño más pequeño "chilidogs, chilidogs" veía el mundo como algo perfecto donde sus padres eran el centro y Tails lo demás, ese zorrito seguía siendo su mejor amigo y estaba seguro que nunca se separarían, que serian sombras de cada uno jurándose eterna amistad, hoy no lo vería pero mañana si y le contaría como se la paso, sabía que Tails estaría en casa jugando con su juego de química que su padre le trajo de regalo hace tres días y desde entonces, llegando de la escuela esta pegado allí haciendo sus desperfectos, donde Sonic recuerda haber ido al segundo día y salido con las púas chamuscadas.
-Aquí mismo nos sentaremos.-Dijo el papá erizo complacido por él lugar.- Sonic ¡Sonic! ¡Ven aquí!
-¡Si!- El pequeño de 9 años aterrizó del árbol con una gran sonrisa y ni una gota de sudor.
-Sonic, por favor no te subas a los árboles.
-Sonic, hace falta que a papá le traigas algo que solo tú sabes hijo mio.
La mamá eriza arco una ceja pensando que era eso tan misterioso, el niño se acercó mas a su padre escuchando con atención el susurro de su padre y al escucharle soltó una risita preparando sus pies para correr.
-¡Enseguida papá!
El papá erizo siguió poniendo la manta donde comerían sobre el pasto.
-¿Qué fue eso?- Pregunto Aleena.
-Nada amor, pronto ...
-¡Aqui esta su orden como lo pidió señor The Hedgehog!
Aleena gritó de emoción su esposo había mandado a su hijo a llevarle un ramo de tulipanes, los cuales había cortado de un prado cerca del súper de aquella plaza.
-¡¡Hay Zokar, amor esto... Es maravilloso!! ¡Te amo!
-Yo igual y mas mi princesa.
Sonic entrego los tulipanes recibiendo un abrazo y luego presenció un beso entre sus padres, miro a su madre soltar una lágrima de emoción y aquello le hacia muy feliz, estaba convencido que aquella lágrima era de amor de un amor desbordante que él quería sentir algún día. Pero para eso uhhhh faltaba mucho decía en sus adentros preparando nuevamente sus pies para correr.
-¡Ahora vuelvo voy a correr un rato!
Sus papas solo asistieron con un dedo mientras seguían dándose un apasionado beso. El pequeño de 9 años corrió alrededor de la manzana elevando las hojas caídas deshojando un par de flores por su ventisca y cerrando los ojos se sintió volar como siempre, esa sensación lo hacia tan feliz desde niño hasta que el destino volvió a toparlo con aquello que había olvidado.
-¡Auchh!- Exclamó al chocar cabeza con algo duro también cayendo al suelo probando lo caliente del azfalto.- ¿Qué fue...?
-¡Corran por aquí escuché algo!
-¡Esa cosa no se nos va a escapar esta vez!
-¿Eh? ¡Ah!
Sonic fue substraído de un jalón a un pequeño callejón, donde detrás de una escalera de pared que llevaba a un departamento se sintió acorralado por una extraña fuerza. Un grupo de guardias con el logotipo prestigioso de aquella plaza comercial buscaban algo desesperados pasando por aquel callejón, Sonic de inmediato fue privado del habla al sentir una mano sobre sus labios, asustado intento ver qué era pero no se atrevió a moverse cuando un guardia se acercó demasiado al escondite. No dijo nada aflojó su cuerpo tenso a cada paso que daban los guardias alejándose del lugar, se les veía molestos soltando palabrotas al aire y Sonic pudo soltar un suspiro y una bocanada de aire tomó porque sentía que le faltaba el aire en ese estrecho lugar.
-Hay, ¿chaos que fue eso?-Susurró recordando que aquella mano que le dejo libre seguía muy cerca suyo, volteo su vista al dueño de esta y en medio de una gran oscuridad solo vio abrirse un par de ojos rojos muy intensos que lo dejaron boca abierta.- Tú.... Tú eres...
Silver terminaba su trabajo en papel y lápiz, se levantaba de su pupitre y lo llevaba a su maestro el cual leía cuidadosamente este.
-Eres muy bueno, con una sola explicación has entendido las divisiones de 4 cifras, en realidad sabiendo la de tres sabrás realizar las otras, mmm las decimal ni se diga, no son problema para ti, tampoco los razonamientos. Bien ¿Qué te parece un descanso?
-¿Aqui?-Pregunto con esperanza a lo contrario.
-No allá.
El erizo sonrió esbozando una pequeña sonrisa, sólo podía salir si el abuelete tortuga lo sacaba y así podía acercarse a aquel lugar que era para él como un santuario, un templo, algo sagrado e impropio según su mamá.
Salieron con tranquilidad pero los pies de silver deseaban correr a una sola dirección. Sus ojos miraban hasta donde detrás de esos arboles se encontraba su esperanza.
-Olvidalo ahora hijo, tu mamá nos esta observando.-Señaló con los ojos a aquel ventanal del tercer piso, silver bajaba las orejas entristecido.- Cuando baje el sol sera mas fácil.
-Ella siempre me vigila, esta cuidando mis pasos a la espera de un error para corregirme.-Dijo desalentado el plateado.
Aquellos ojos rojos comenzaban a tener forma a su alrededor, púas negras, betas rojas, un delineado en aquellos ojos carmín que había olvidado con el paso del tiempo pero que ahora recordaba.
-El erizo del súper mercado.-Susurró algo temeroso, recordaba el miedo que le tenía de niño.
-Me recuerdas...me creí olvidado como todos lo hacen.- El erizo salio de su escondite seguido del azul el cual le miraba con gran sorpresa.- Haz crecido, ya no estás enano. Hmm.
-Tú igual... ¿De verdad me recuerdas?
-Si, ¿Quieres hacer travesuras como aquella vez?- El erizo negro le extendió la mano con cierta sonrisa ¿Estaba contento?
-Eh... Aquella vez... No fue así tú...
-Bah, que importa que pasó, tu estas aquí y no me ignoras como ese estúpido padre que tengo, ven vamos a demostrarle que fue un error tenerme.
Tomó su enguantada mano sin reparos en ello, lo arrastro literalmente a la puerta trasera de aquella plaza donde siguiendo un laberíntico camino de vueltas y giros a pasillos homogéneamente iguales Sonic y su conocido se detuvieron en una estantería de joyas con vidrios gruesos y finas vitrinas donde él oscuro con una señal le mostró la cámara al azul y con otra le indico que permaneciera en ese punto ciego.
-No dejare que te descubran a ti, no esta vez.- Lo recordaba, ese erizo oscuro lo recordaba y él sólo quería olvidar lo malo que fue pagar algo que no había hecho.
-Por favor, mejor vámonos yo no quiero problemas.- Dijo temeroso pensando en que si seguía con este "conocido" volvería arruinar a sus papas.
- Quiero pagar mi error, yo se que tuviste problemas... Fue mi culpa...
Se le miraba arrepentido y tal vez más pero eso no le importaba solo quería irse.
-¿Qué te gusta más?- Pregunto el erizo de betas rojas señalando las joyas.
-Nada, no me gusta nada.-Dijo cortante cruzándose de brazos.
-Esta bien... Vamos.
Salieron de allí yendo con tranquilidad hasta el pasillo del área de juguetes.
-A mi me gustan estas pistolas de agua, ¿A ti?- Preguntó.
-Mmm... No se, mejor vámonos. Por allí veo a los guardias.
-Ok, agarremos esto.
El erizo negro tomó las pistolas con todo y empaque y salio corriendo y detrás suyo uniendo su mano al azul este venia prácticamente flotando en el aire, ¡Que velocidad! Pensó Sonic sintiéndose mucho mas que volar. Detrás de ellos venían nuevamente los guardias al sonar el detector de productos sin pagar, el erizo se hizo bola rodando con rapidez sin soltar al otro pobre que también se hizo bolita, la adrenalina fue tanta que empezó a reír como niño chiquito, el oscuro sonrió, se sentía acompañado, se sentía feliz por primera vez en muchos años.
Perdieron de vista a los guardias, el parque estaba frente a ellos y Sonic recuperaba el piso sintiéndose aun mareado pero lleno de alegría.
-¡Wauuh! ¡Corres genial! ¡Eso de rodar no sabia que nos daba mas velocidad!
-Hump, aquí tienes - Le da una pistola- Hay que llenarlas en la fuente del parque.
-Alli están mis papás... Debo regresar...
-Ve a decirles que jugaras conmigo, yo voy a llenar las pistolas.
-Ookk...
Sonic se separo de su "conocido" mirando hacia atrás, observaba que llenaba las pistolas de agua con una sonrisa, ¿Por que aquella vez había sido tan malo con él y ahora... Era tan genial?
Se encontró con sus padres platicando melosamente, parecía que el tiempo no había sido mucho desde su encuentro con su "conocido"
-Papá, mamá... Voy a jugar con un niño que conocí.
Ambos padres le prestaron atención mirándolo confuso.
-¿Qué niño?
-Aquel de allá, el de la fuente.
Ambos padres llevaron su vista a la fuente afinado esta para visualizar mejor.
-Mmm.... Este...
-Si hijo ve por favor sólo no se separen del parque, vamos a comer en 30 min ya casi están las salchichas.
La mamá sonrió dándole un codazo a su esposo que estaba apuntó de hablar.
-¡¡Bien!! ¡Gracias!
Sonic corrió hasta su "conocido" que le recibió con un chorraso de agua en la cara.
-¡Oye eso es trampa!- barbullo el azul con un puchero.
-Ten y defiéndete si puedes.
Sonic tomó la pistola y contraatacó con un disparo que rozó la púa superior del oscuro el cual se había percatado del ataque agachándose no sin antes devolver el ataque mojando la pansita melocotón del azul. Que río como loco persiguiendo al otro.
20 min habían pasado y los erizos cansados se dejaron caer al pasto ahogándose de risa.
-Mamá me va regañar estoy muy mojado.- Dijo el menor quitándose los guantes para exprimirlos habían sido los mas afectados.
-Pusiste mucho las manos así que chiste.- Contesto el otro que estaba mucho mas seco.
La voz de los papás de Sonic se escuchó hablándole desde donde estaban para comer, Sonic se levantó de un salto rascándose la nariz como costumbre tenia. El oscuro se levanto tras él.
-Voy a comer, ¿No quieres ir?
-No gracias, yo ya me voy, recordé algo....
-¿Eh?
El oscuro se fue alejando mientras Sonic le miraba como si esperara alguna explicación.
-Quédate con los juguetes, dile a tus papas que te los presté que me los de volverás la otra semana.
-Eso significa que te volveré a ver. ¿Verdad?
-Si no me olvidas si...
"Si no me olvidas" volvió a repetir en sus adentros. Él había olvidado a su "bulto lloricón" el cuál odiaba, él cual deseaba que desapareciera, pero él había sido él desaparecido alejándose de aquella casa lo mas posible, viviendo en oscuridad como su madre lo deseaba, quería verlo, quería ver a su hermanito, quería saber que aquel erizo azul no era el único que le recordaba.
Continuará....
y por fin este capitulo, ahhh perdón él retraso fue una semana algo mala y friolenta pero estuvo bien al final. Espero les haya gustado
Gracias!!!
Y si... Volvió nuestro moreno de fuego!!! Jajaja
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