—Sabes... Mejor no estés conmigo, puedes irte y dejarme con mis cosas.

Sonic era terco, cegado por su rabia y amor, despecho que sentía por la vida, impotencia encarnada en sus filosas palabras, Shadow lo sabia, porque se sentía igual, no quería que la persona más importante en su vida desapareciera.

—Sonic, te llevaré a tu casa.

Shadow lo tomó del brazo tirando de él.

—¡No quiero nada de ti!

—¡BASTA!— Gritó Shadow saturado de tantas emociones, estaba harto— SÉ que te duele Tails, como le duele a sus padres y quien sabe a cuantas personas más, no eres el único que desea morir, y tienes razón, no soy sufiente peso para ti, pero eso tampoco me importa, no te vere quitarte la vida, no mientras yo pueda detenerte.

—¿Y cómo qué derecho tienes tú de imponerme la vida?

—Que tú tienes, a diferencia de mi... Una vida, una de verdad, con personas que te aman y valoran, y se romperán cuando decidas irte, y yo, te tengo envidia, porque incluso mi propio hermano... Es realmente un desconocido para mí. Nadie llorará cuando muera.

—Yo... Lloraría...

Shadow miró por un momento a Sonic, confuso, molesto, ¿Qué diablos le pasaba a ese chico?

—Pues entonces, vamonos a ver a tu madre.

Caminaron en silencio, las nubes igual, la gente en bullicio y el mundo avanzando, pero ambos erizos parecían sufrir en cada paso que daban, la realidad que sentían era esa, ¿Cómo despertar de esa pesadilla? Sonic tenía la mente echa un lío, a veces estaba en blanco, incapaz de hacer incluso tareas básicas cono fijarse de un semaforo en rojo o esquivar a una persona, Shadow le ayudaba, y se daba cuenta que ese erizo estaba en las malas, a pesar de cuanto le ha utilizado sólo para su conveniencia, pero eso no bastaba, volvía a lo mismo, pensamientos desordenados que lo confundían más y más, quería parar, parar todo ese circo de emociones horribles, y dejar de cargar esa pesadumbre.

—Sonic...

Pararon un momento, la puesta de sol iluminaba los ojos de Shadow en un rojizo dorado, Sonic les miró, tratando de anclarse en ese momento, olvidando todo.

—Dime que todo saldrá bien, que Tails sobrevivirá...

—...... —No pudo, no podía, y cerrando los ojos para evitar que Sonic leyese su verdad, se limitó a sujetar su mano y estrujarla con firmeza, sin llegar a lastimarle. — vamos, que se hace tarde.

La casa de sonic no habia cambiado mucho con los años, entró y encontró a su madre haciendo la cena, sonrió al verlo, pero notó que algo no estaba bien.

—¿Qué sucede Sonic? ¿Pasó algo?

—Eh... Emm, bueno, te presento a Shadow, él es mi compañero de trabajo y amigo.

Aleena miró tras Sonic, donde señalaba, y su rostro se llenó de preocupación.

—Mucho gusto señora— Dijo Shadow tratando de sonar lo más amable, pero no recibió respuesta de la mujer.

—Sonic, ¿es una broma?

—¿Cuál broma?

—En fin, la cena está lista y yo ya tengo hambre.

Aleena le dio la espalda a su hijo, yendo a la cocina, Sonic miró a Shadow, dudando si hablar o no.

—Debes decirle.

—Pero...no parece estar de buen humor, te ignoró.

—Todos lo hacen, nada nuevo para mí.

—¡Sonic ven a cenar! Tu padre llegará tarde así que ni lo esperes.

Sonic avanzó hasta la cocina, lento, con lágrimas detenidas en sus ojos, tratando de soportar no romperse de nuevo; Shadow se quedó mirando la sala, observando la vida y entorno de Sonic, todo era nuevo y cálido para él, fotos familiares, adornos tipicos de familia, que alguna vez vio en su casa, como jarrones, objetos al gusto de los padres y recuerdos colgados en las paredes, de viajes de vacaciones, cumpleaños, el diploma de Sonic y su casco de ingeniero civil, más y más detalles que le hicieron sentir una gran envidia, él no tenía nada, era como un indigente viviendo en un almacen, comiendo en la calle en el único puesto donde si le ofrecían comida y no le ignoraban, yendo sólo con el anciano ciego a platicar de vez en cuando, y casi nunca poder tener un momento familiar con su hermano, realmente envidiaba la vida de Sonic, y la deseaba, deseaba ser parte de una verdadera familia, de personas que le amasen pero...

—¡¿QUÉ?! ¡¿Es otra broma verdad?!

La madre de Sonic no podía creer lo que decía su hijo, pero bastaron minutos en la cocina para que la mujer olvidara comer, tomase sus cosas y las llaves de la casa así como dinero para el taxi.

—¡Vamos a apoyar a Aimeé!

—¡Vamos Shadow! ¿Sí vendrás con nosotros verdad?

Aleena miró a la dirección que veía su hijo, mordiéndose el labio estresada, no quería decir nada, ya hablaría después con su hijo.

—La verdad... Creo ya me voy a descansar, ando cansado—Mintió, pues sentía que allí, no era bienvenido, Aleena no era nada diferente a las demás personas.

—¿Estás seguro?

—Si...

Se separaron una vez salieron de la casa, Aleena miraba con pena a su hijo, comenzaba a entender porque hacia todo eso, era por Tails, la carga emocional que estaba soportando su hijo era tan grande para que tuviera que recurrir a esa salida.

Sin más llegaron al hospital, vieron a Aimeé llorando, junto con su esposo abrazándola.

—¡Aimeé!

—¡Aleena!

Ambas madres se abrazaron fuerte, llorando entre sí, el padre de Tails miró a Sonic y sonrió leve, lo que su ánimo le permitía sonreir.

—Ya le dije a mi esposo, también ya viene para acá ¿Dime...cómo está tu hijo?...

—Está por morir... Los doctores me han dicho que si quiero puedo llevarmelo a morir en paz a su casa.

Aleena llevo ambas manos a su boca, tratando de calmarse, Sonic caminó hasta una silla, para dejarse caer de golpe a esta, lo que escuchaba era una noticia que ya todos sabían, pero era tan "irreal* que caía tan fría, cruda y despiadada.

—... Pero Tails, pide un último deseo, Sonic.

La madre zorro miro hasta el erizo azul, esperó que este le tomase atención, ambos se miraron a los ojos, ojos cansados y rojizos.

—Mi hijo quiere pasar sus ultimos alientos contigo, quiere que lo lleves a donde tu quieras y ahí, poder estar a solas contigo hasta... ¡HASTA EL FINAL!

La señora se quebró, gritando desgarradoramente y su esposo sosteniendola entre sus brazos, él igualmente llorando, pero soportando lo más posible, para ser el pilar de su esposa.

—¡Sonic! ¡Sonic! ¡Hazlo feliz! ¡Hazlo lo más feliz que puedas! ¡He renunciado a ser yo quien pase sus últimos momentos a su lado! ¡He renunciado a dejarlo ir contigo y no volverlo a ver hasta que ya esté muerto! ¡Sonic! ¡Te lo entrego, te entrego a mi hijo....cuidalo...cuidalo por favor...!

Sonic se levantó de la silla, incrédulo ante tal responsabilidad, pero una parte de él estaba feliz, podía estar con Tails, y ansiaba ese momento, pero también, sabía que significaba, y pedía un milagro.

Tails fue dado de alta a la mañana siguiente, en silla de ruedas fue entregado a Sonic, sus padres se despidieron para siempre de su hijo amado, otras personas estaban allí, como familiares y amigos de la familia, nadie que conociera Sonic realmente, pero parecían amar a su Tails tanto como él, y entonces, una vez solos, con un mundo por delante, emprendieron su pequeño viaje que no tenían idea cuanto duraría, ¿minutos, horas o si bien les iba... Días?

Continuará....

Realmente escribir drama es difícil, porque debes ponerte triste, al menos yo así me pongo, y además recuerdo como perdí personas importantes en mi vida, y lastimosamente no tuve la oportunidad de acompañarlas en su ultima morada en este mundo, que al menos Sonic, pueda tener ese tiempo con Tails.

Gracias por leer.