Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Primera delegación (I)


—Sin reservación no les podemos dar dos pisos de habitaciones— gritaba el obstinado recepcionista— no crean que por ser nobles tendrán un trato preferencial, aquí atendemos a clientes de élite.

—Solo revise la reservación a nombre de Irene Stradaniya de Sover.

—No me importa de donde sea, dígale a su señora que no le daremos dos pisos.

La reina se acercó hacia el recepcionista, se miraba tan pulcra y calma que sorprendía, pero no importaba quien se acercara, el recepcionista seguía renuente.

—Disculpe ¿Hay algún problema?

—Ya le dije a su sirviente que no hay reservación a su nombre.

—Esta hace unos meces que se hizo, me ayuda a revisar otra vez, por favor.

—Señora, no por revisar otra vez, aparecerá mágicamente su reservación. Aunque si quiere podemos arreglar esto de otra forma, pero le aviso de una vez, que serán solo cinco cuartos.

La discusión se volvió aún más baja, al punto que no alcanzábamos a escuchar nada más, pero algo era seguro por la cara de desagrado de la reina, las cosas no iban nada a bien, tras un rato más de discusión, ella volvió y se acercó a los guardias que nos escoltaban.

—Alguien vaya a buscar al gerente.

Rápidamente se movilizaron dos de ellos, pero el recepcionista mando a frenarles el paso, alegando que estaba restringida el área, aun así el alboroto creció a tal punto que no fue necesario si quiera llamar al gerente, pues otros huéspedes tenían el mismo inconveniente.

El gerente se miraba molesto por el escándalo, aun así se miraba su fuerte voluntad al tratar de poner buen rostro para sus clientes, pero quedo fijado al suelo cuando vio a quien solicitaba su presencia.

—Reina Irene— su rostro se había vuelto tan pálido que creí que en cualquier momento caería, rápidamente se reverencio ante su majestad— es un honor tener de vuelta a uno de nuestros mejores clientes, disculpe los inconvenientes generados por mi hijo.

Rápidamente ordeno a uno de sus empleados, quien nos guió hacia nuestras habitaciones, mientras que detrás se escuchaba como le llamaban la atención por el trato hacia la familia real de nuestra nación.

El viaje apenas comenzó y ya había sido accidentado, aún faltaba medio camino para siquiera llegar, no podía imaginar que más nos depararía, pero eso tal vez era bueno, pues pudiera terminar como un manojo de nervios.

Deje que las suaves sabanas y el encantador colchón me envolvieran en un gentil abrazo, rindiéndome ante el sueño.

Tras llegar la mañana siguiente, no tardamos en emprender de nuevo el viaje, agradecía que esta vez se sentía mucho más corto, pues al medio día, ya estábamos arribando a nuestro destino.

Al bajar, alisé con delicadeza los pliegues que se habían formado en el vestido, fuera nos esperaban el rey y los portadores de esta nación, era raro, por algún motivo esperaba que fueran cercanos a nuestra edad, pero no es así.

Eran casi adultos, se miraban tan serios que impresionaba, nunca recuerdo haber visto a mis padres así, pero tampoco me tocaba verlos recibir a las comisiones de otra nación.

Sin embargo, la serenidad duro demasiado poco, pues en cuanto una de ellos se me acerco, poso sus manos en mis mejillas y soltó un chillido de la emoción.

—Se ve tan dulce y tierna que me derrite— tocaba mis medias colitas jugando con ellas— son tan pequeñitos, me sorprende que estén en esto.

—Catarina, deja a la niña, la estas asustando.

—Pero solo míralos, ¿Cómo me puedo alejar de cositas tan tiernas? — me miro a los ojos y me dedico una dulce sonrisa— ya se, te tomare de mi discípula.

El chico más alto de los tres la tomo por los hombros, alejándola un poco de mí y de su invasión a mi espacio personal.

—Ni siquiera sabes qué tipo de laso tiene, no la atosigues.

Comenzó a hacer pucheros ante lo dicho por su compañero, era sorprendente el cambio de actitud que mostró de un momento a otro: como si la disciplina marcial que mostraron al llegar se hubiese disuelto como espuma de mar.

El rey carraspeó ligeramente, poniendo orden a sus muchachos, una vez las aguas volvieron a ser calmas, nos dirigimos dentro del palacio. Tras un rato en la reunión, donde pasaron desde intercambios intelectuales, hasta comercios de materia prima. Una vez la reunión pasó a temas más serios, ya no se nos requería dentro. Parecía que nuestra presencia era meramente simbólica, pues ambas naciones ponían en manos del otro lo más sensible para el desarrollo de su nación: si conexión con dios.

Nos guiaron hasta unos esplendidos jardines, donde ya nos esperaban unos pastelitos y te. Mis amigos trataban de lucir lo más adultos y rectos posibles, pero para mí era inútil si quiera intentarlo, no era porque no pudiera ponerme a la altura, sino la chica frente a mí que me trataba como una bebe.

Realmente parecía disfrutar de verme comer, sobre todo cuando ella me daba una cucharada y por error me manchaba con betún, antes de que me pudiera limpiar, ya se estaba encargando de ello, parecía una niña jugando con su muñeca favorita.

—Déjala si quiera dar un respiro.

La profunda voz del chico rubio atrajo nuestra atención, al notar que a él le hacía más caso, pensé que se trataba del príncipe de esta nación.

Le hizo una seña para llevarla a hablar a otro lado, tan pronto se marcharon, Víctor me paso un papel donde me preguntaba si estaba bien, sonreí lo más radiante posible para indicarle que no tenía ningún problema con ello.

—Lamento que los incomodara de lady Catarina, por lo general es más serena.

El chico que la había detenido cuando recién llegamos lucía apenado, tanto como si él hubiera sido el que me daba postres en la boca y jugado con mis cachetes durante horas. Pero no pude evitar notar algo recién, eran los mismos tratos que yo le daba a mi hermanito.

Tras un rato, ambos volvieron, ella seguía siendo energética y alegre, aunque ya no me trataba como una niña tan pequeña.

— ¿Y qué laso tienen cada uno?

—Mi compañero el de la muerte, la señorita es el de la vida, y yo tengo el de nuestro dios guardián.

Dereck contesto solemnemente

—Que interesante, la damita tiene el mismo laso que yo— interrumpió el chico que con anterioridad se había llevado a Catarina.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro