Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

͟͟͞͞➳03

Sunwoo

Débil.

El Dios de la guerra había caído en la locura. "Soy débil" Se decía. Se había visto en el espejo, las ojeras que oscurecian sus ojos y lo hacían ver sombríos, rogaban por descansar un poco.

Tras la partida del Dios de los sueños, la brecha que dejó en sus ciudadanos era muy grande. El insomnio y las pesadillas son un vaivén.

El rumor de una diosa muerta ya se podía escuchar en los rincones del Reino. No era Alma, se trataba de Lizzy, y estaba seguro que ella lo atormentaría por mucho tiempo más.

Tomó un poco de agua, y luego un poco más, y no conforme con aquello, se sirvió un poco de vino para saciar su sed.

Y en menos de un hora estaba de pie junto al gran arco del castillo de YoungHoon. Lo recordaba más pequeño y simple, con el jardín un poco más limitado y con peldaños de roca. Ahora era todo un castillo digno de admirar, con estructura detallada en cada esquina, gárgolas, peldaños esculpidos y un amplio jardín con árboles frondosos. No cabía duda de que YoungHoon era extravagante en términos de apariencia.

   Sunwoo miró el jardín por última vez y luego entró al lugar, atravesó algunos pasillos para finalmente encontrarse con la figura de YoungHoon, que para su sorpresa, no parecía el mismo. Algo era distinto en él, no sabía con exactitud, pero no le daba las mismas vibras de chico bonito que toma la situación con mucha calma.

— Has cambiado — Comentó el Dios de la guerra llamando la atención de YoungHoon.

—Sunwoo — Dijo YoungHoon apenas vió al contrario. Se puso de pie lentamente, como si su cuerpo le doliera. Pero en realidad estaba sorprendido, sus labios se encontraban entre abiertos y sus ojos fijos en Sunwoo.

— Sorpresa.

— Sí, me tomaste por sorpresa — El mayor baja los peldaños hasta estar frente a frente con su antiguo compañero. — Tú también has cambiado, y mucho. Dime ¿qué ha pasado contigo? — Younghoon pregunta con curiosidad.

Sunwoo relaja su semblante levemente. Parecía que los ojos le pesaban. Mordió su carnoso labio inferior y desvió la mirada, más bien, bajó la cabeza. Sentía vergüenza con solo pensar en que algo lo atormentaba día y noche sin parar, tenía pena de demostrar que no podía con sus problemas, o más bien de exponerlos a todo el mundo.
    Su mirada se enfocó en la mano de Younghoon; delgada, larga y pálida. Pero lo que lo había desconcertado eran las raíces verdes que sobresalían.
   Younghoon oculta su mano detrás de su cuerpo.

Algo estaba mal.

— ¿A qué viniste? — Indaga El Dios de la belleza.

— ¿Aún no la superas? — Replicó Sunwoo — Younghoon, vengo en busca de ayuda, pero al parecer tú necesitas más ayuda que yo. ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo? ¿Ahora te dedicas a la magia negra? No eres Juyeon...

— ¿Y tú qué vas a saber? — Interrumpe Younghoon con mirada expresiva y voz irasiada. — Tú no tienes la menor idea por lo que yo he pasado. Todo este tiempo en el que tú estuviste como ermitaño encerrado en tu torre de princesa, yo me la pasé investigando, buscando pistas del paradero de Juyeon. Eso es lo que estuve haciendo todo este tiempo. Y si viniste para decirme que hacer, pierdes tu tiempo.

Sunwoo guardó silencio, después de unos segundos resopló en una corta carcajada incrédulo de lo que había escuchado. Puso sus manos en sus caderas y miró al contrario.

— Usa los cristales ¿No que controlan todo? — Sugirió con obviedad.

— ¿Eres estúpido? Esos objetos no tienen tal poder, ya deberías saberlo. Además, no los podemos mover de dónde están.

Nuevamente se hizo el silencio.

— Vine al lugar equivocado. — Reflexiona Sunwoo para sí mismo, pero es escuchado por Younghoon.

— ¿A qué viniste? Mencionaste que necesitabas ayuda, me impresiona que tú orgullo se halla tomado un descanso.

— No importa, buscaré a SangYeon, él sabrá que hacer — El Dios de la guerra baja su mirada hacia las manos de Younghoon para luego volver a mirarlo a él — Tú también deberías venir, no puedes ocultar eso para siempre.

Juyeon

Abrió sus ojos de par en par. Poco a poco su vista se acostumbraba a la luz. Miró a su alrededor en busca de ropa, pero no encontró, sólo habían paredes, una vela y la cama en dónde él había dormido.

Se sentó en la cama tratando de recordar cómo había llegado a aquel lugar.

《—¿Dónde mierda estoy?—pensó 》

— En mi refugio — Se escuchó decir.
    Pero la voz no provenía de ningún lugar en específico.

— ¿Acaso ya me olvidaste?

— ¿Sombra?

Aquella voz resonaba en cada rincón de su cabeza. Juyeon frunce sus labios en una mueca de asco. Estaba a punto de quejarse pero se detiene al escuchar la puerta abrirse, no sé inmutó por cubrir su cuerpo desnudo.
    La figura de una mujer delgada se hace presente, la luz del pasillo no lo dejaba identificar a la persona, pero divisó sus extremidades.

Sólo alguien podría tener unos brazos delgados.... y cabello largo.

— Alma — murmuró para sí mismo con esperanzas.

  — No me compares con esa simplona — Dijo lanzando hacia él algunas prendas. La fémina cerró la puerta, y Juyeon pudo contemplarla con más detalle.

En aquel momento Juyeon recordó que su Diosa alguna vez tuvo el cabello largo, pero cuando la vio por última vez su cabello apenas y tocaba los hombros. Le gustaba más con cabello largo, pero el tiempo no lo dejó replicar aquello.

— Cierto, ella sí está dotada de belleza. Y trata de cuidar más tus palabras, soy tu Dios, maldita muerta — Escupió com voz áspera. Tomó la ropa y empezó a vestirse frente a ella; se puso unos pantalones rectos y negro y una camisa manga larga del mismo color. Había preferido su antigua ropa, prendas de cuero que  se moldeaban a su cuerpo sin limitarlo a los movimientos. Pero no tenía más remedio que conformarse con lo que aquella mujer le había llevado. Iría al inframundo en busca de su lugar, allí solucionaría el problema de su apariencia.

— Yo le sirvo a SOMBRA, no a basuras como tú, maldigo a todo los Dioses en nombre de mi señor — La femenina habló con carácter autoritario, con una amplia sonrisa, enfatizando el nombre de aquel ser maligno.

Juyeon la analizó detenidamente ; ella le recordaba a Alma, su apariencia era delgada, los huesos marcaban mucho y una capa oscura rodeaban sus ojos. Pero la gran diferencia también era abismal; Alma a pesar de todo era una mujer fiel y extrañamente culta, sus ojos eran tristes pero contenía pasión en su actitud, le daba un toque seductor a su tono de voz que lo enloquecía.

— Reservate aquello, ya yo estoy maldito — Informa el pelinegro avanzando hasta ella.

Siente como la voz en su cabeza se ríe. Había recordado todo; después de que Alma desapareciera, Juyeon había sido controlado por Sombra, quien lo estuvo atormentando durante mucho tiempo. Sombra evitaba que Juyeon se recuperara del todo, pero lo mantenía vivo, todo para controlar su cuerpo. Por otro lado, el Dios del inframundo solo vivía atrapado en su mente, hasta que quiso irse, viajar hasta muy lejos, dónde sólo el Dios de Dioses vivía. Estaba apunto de rendirse, pero entonces pasó aquello...

"— ¡Chico! ¡Espera! ¡Chico! Hagamos otro trato — Ofreció sombra con desespero. — Vamos, lo que tú quieras.

— Ya me cansé de tus estúpidos tratos. Lárgate de una buena vez.

me voy... tú no volverás a ver a tu Diosa nunca más.

Aquello había llamado la atención del pelinegro, una chispa de esperanza había aparecido en él, dónde no lo había. Y como si del destino se tratase, el frío lo invadió, pero en su corazón sintió calor. Sus ojos expresivos miraban su mano derecho, la cual tocaba su pecho, justo donde estaba el corazón. Y a pesar de que él sabía que su actual cuerpo solo era su conciencia, aún sentía el tacto de sí mismo.

— Jajajaja Perdidamente enamorado, el amor fue lo que te llevó a la perdición, mi pequeño Juyeon —  Afirmó la voz de Sombra. Pero a Juyeon no le importaba lo que él pensara. Su plan de terminar con los humanos  y gobernarlos no había funcionado, él ahora sólo quería estar con Alma y disculparse por todo lo que le había hecho a ella. A Juyeon no le importaba la humanidad, ni una pizca de ella, disfrutaba consumiendo su energía vital y maldiciendo a aquellos que lo desafiaran, pero una cosa era cumplir con su castigo, y otra cosa era cumplir con lo que dictara su corazón; y su corazón imploraba abrazar a su querida semi diosa.—

- Ok, ok ¿Cuál es el trato?

- Pues, ya sabes que me gusta crear semi diosas y controlarlas a mi antojo. De hecho yo hice que Alma sintiera dolor en sus últimos días, es una pena - Aquella confesión había hecho sentir escalofríos al pelinegro. Sombra hablaba con voz gélida y grotesca, con un tono bastante seco para él. Se notaba que disfrutaba la situación.

Los demonios siempre se salen con la suya.

- Ve al grano.

- Traeré de vuelta a Alma si dejas que yo viva en tu cuerpo. Tranquilo, sólo será temporal, porque tú me ayudarás a conseguir un cuerpo que soporte mi energía.

《-¿Qué estás tramando?-pensó .》

Por un momento hubo un silencio. La idea de que alguien viviera junto a él le parecía tormentosa, pero que alguien viva dentro de ti ya era mucho. No podía imaginar compartir su cuerpo con alguien más, y menos con un demonio maestro del engaño.

- Escucha, pedazo de escoria - Juyeon llama su atención- Aceptaré, pero sólo tomarás mi cuerpo cuando te lo permita, de lo contrario, seguirás vagando  por ahí. Te ayudaré a buscar un cuerpo, y después nos dejarás tranquilo.

Sombra suelta una escandalosa carcajada.

- Eso fue lo que yo dije - Respondió  - ¡¡BIEN!!"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro