Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5: Nuevos poderosos

Los días van pasando. Kendra todavía me mira con odio, hace como si lo que me contó no fuera más que cosa de niños ó no valiera nada para ella. Como si no hubiera pasado.

La diferencia es que ahora yo me siento culpable por la forma en la que actué, queriendo saber sus secretos más dolorosos sin fijarme en sus sentimientos, metiéndome en cosas que no me importaban y sacando de nuevo a la luz momentos que ella seguro quería enterrar. Me porté como un verdadero idiota, espero que ella algún día me de la oportunidad de disculparme, aunque no la culparía si no lo hace, yo tampoco lo haría.

Yo solo creí que ella estaba exagerando ó que odiaba a las personas en general, la juzgué antes de tiempo y me equivoqué en grande. No solo le robé la atención de su padre adoptivo sin querer, también me atreví a desconfiar de ella sin tener razón. Lo primero no es mi culpa, pero lo segundo es suficiente para ganarme su odio eterno, por que lo hice consiente, no soy ningún inocente.

Creo que mis poderes no son lo único que debo aprender a controlar, también mis impulsos. Debo pensar bien antes de hablar y actuar, es mi mayor defecto y en guerra no me lo puedo permitir, tengo que ser tan frío y calculador como los demás poderosos, y para ello me estoy sometiendo a un exhaustivo entrenamiento, justo ahora.

Adela me ayuda con mis poderes.

—¿Tu cabello es así ó lo pintas?—. Pregunto. Ella me lanza una patada, pero la esquivo.

También con habilidades de pelea. Ayala dice que ella es la mejor en eso, puede predecir los movimientos de sus atacantes sin siquiera esforzarse. Por eso no he podido tocarle un pelo, ella a mí sí y bastante, al menos se la pongo un poco difícil.

—Claro—. Habla sarcástica. Ahora la patada si me da en el estómago. Caigo al suelo, dolorido—. En las tiendas venden el tinte verde que se ilumina cuando leo mentes, deberías probarlo.

Claro, tiene un buen punto.

—Entonces es natural—. Tomo una bocanada de aire. Ella me da unos minutos para recuperarme, pero advierte que en una pelea no van a esperar a que tome aire y me recupere. Solo me deja descansar por que no es bueno que esté agotado y herido, eso podría volverme aún más débil a los ataques.

—No lo haces tan mal—. Me da la mano para ayudarme a levantarme. La acepto como buen retador—. Cuando manejes bien tus poderes serás invencible.

—Me pateaste el trasero sin piedad.

—Sí—. Ríe—. Pero no todos pueden ver lo que vas a hacer antes de que pase y no tienes entrenamiento previo, date un poco de crédito.

—Voy a tomar eso como un halago, gracias—. Le guiño el ojo.

—Aléjate viejo—. Simón aparece frente a nosotros. Detrás de él deja una nuve de polvo y basura flotando en el aire, hasta que cae. Odio no verlo llegar—. Es mía.

—No soy un objeto, no puedes poseerme, tonto.

—Diablos.

—¡Alerta roja!—. Samira aparece, los detellos rojos flotan unos segundos, sus ojos negros se vuelven rojos un instante, hasta que todo vuelve a la normalidad—. ¡Tenemos nuevos poderosos!

Adela y Simón dejan de pelear y se echan a correr a la casa de Ayala sin decir palabra. Estábamos practicando en la cancha de fútbol del parque, pero nadie nos molestaba gracias a Ayala. Al ser pelea cuerpo a cuerpo necesitábamos más espacio y yo no quería que los demás súper expertos de la casa me vieran fallando, sería demasiado vergonzoso si tomamos en cuenta que me tienen en un pedestal, ahí me quiero quedar.

Simón nos deja atrás en un parpadeo, y Samira ya no está cuando volteo hacia atrás, solo los destellos rojos que siempre deja flotando en el aire.

Me echo a correr igual que Adela. Pronto la alcanzo.

—¿Qué significa?—. Jadeo, es difícil hablar mientras corres.

—Tener nuevos poderosos significa dos cosas—. Pone las manos en sus rodillas. Nos detenemos frente a la casa de los Ayala. Recuperamos el aliento antes de entrar—. Ó nuevos poderosos han venido a nosotros para ayudarnos...

—Ó debemos rescatarlos—. Termina Kendra—. Felicidades fósforo, tendrás tu primera misión. No nos mates a todos porfavor.

No sé si lo de fósforo fue por el poder del fuego ó por mi cabello rojo. Pero me hago el que no me fijé para no ofenderme.

—¿Qué está pasando?—. Le pregunto a Ayala. Veo a los demás correr por todos lados, apurados por algo grave ó talvez simplemente no saben que hacer.

—Dos poderosos han caído en manos de los oscuros—. Explica—. Tenemos que ir por ellos antes de que los convenzan de unirse a ellos ó los maten.

—Venían hacia acá—. Dice Axel—. Pero los atraparon antes de llegar. No están lejos.

—Tú vendrás con nosotros—. Me dice Simón.

—No—. Niego—. No estoy listo, no sé manejar mis poderes.

—Bienvenido a la sociedad de los poderosos—. Dice Kendra—. Aquí así aprendemos a sobrevivir.

No me gusta nada su tono. Pero la ignoro de nuevo.

Dos pueden jugar a ese juego. Será mi culpa que esté molesta pero no estoy de acuerdo con que me hable así frente a los demás, esto es entre los dos y no necesitamos público.

Kendra rueda los ojos al darse cuenta que la estoy ignorando. Sube las escaleras y unos minutos después ella, Adela y Adisson, bajan completamente vestidas de negro. Simón fue el primero en estar listo, Samira siempre viste de negro, así que se quedó sentada en un sofá para esperar a los demás.

—La habitación está libre, nos toca—. Axel me conduce escaleras arriba.

—Yo no tengo ropa negra—. Bajo la mirada a mis pantalones azules de mezclilla, y mi camiseta roja.

Por si eso fuera poco, traigo los converse rojos que mi abuela me regaló en navidad. Vamos, tenía que usarlos algún día.

—Déjame eso a mí—. Me sonríe y presiona algo en la pared. Un símbolo de unas llamas se enciende en un rojo brillante, y algo se ilumina detrás de la puerta. La abre y se revela una especie de armario lleno de ropa negra, entre la que están las capuchas que traían cuando estaban en la corte de los poderosos, y zapatos negros deportivos para correr—. Entra primero, debemos darnos prisa.

Asiento y camino hacia el interior. Cuando estoy adentro, la puerta se cierra de golpe y una tableta sale de la pared como en las películas de espías.

—Diga su código poderoso—. Pide, con voz robótica.

—Eh...—. Saca un pequeño laser y me apunta—. Siete, cero, ocho, dos—. Le contesto. No quiero averiguar lo que hace ese laser.

—Bienvenido, Luke Clide—. Suspiro, aliviado—. ¿Cuál es la situación?—. Guarda el laser.

—Ah, ¿nuevos poderosos?

—Alerta roja, alerta roja—. Una sirena suena y la habitación se enciende de rojo—. Nuevos poderosos.

Empiezo a gritar y a tratar de escapar cuando unas manos robóticas salen de las paredes y me levantan en el aire.

—¡Axel!—. Pido ayuda, pero todo lo que recibo como respuesta, son sus risas.

Las manos me quitan la ropa colorida y me la cambian por la negra en un parpadeo. Ponen los zapatos en mis pies y un gorro en mi cabeza. Me colocan un cinturón con un montón de cosas que no sé para que sirven, y luego me sacan a empujones del cuartito.

Pero yo todavía estoy gritando.

—¡Tranquilo!—. Axel no deja de reír.

—Yo... me siento...

—¿Súper manoseado?—. Asiento—. Así me sentí la primera vez. Espérame aquí.

No volveré a usar ese maldito cuarto. Empezaré a usar ropa negra igual que Samira.

Un minuto después Axel sale. Los dos bajamos y ya están todos listos, incluida Morgan, que lleva un vestido y zapatos negros en conjunto.

—¡Lista!—. Avisa.

—No irás—. Le dice Ayala. Ella patea un sofá y sube las escaleras hecha una furia—. ¿Quién gritaba como chica?—. Se burla.

—¡Nuevos poderosos!—. Grito.

Todos se ponen en alerta de nuevo. Salimos de la casa y Ayala la asegura para que nadie pueda entrar y hacerle daño a Morgan.

—Vamos por ellos.

—¿Cuál es el plan?—. Pregunto.

—Que no te maten—. Me dice Adisson, por primera vez la escucho hablar. Creo que se sentía mal por lo que pasó en mi casa con Simón—. A correr.

Simón se echa a correr, liderando todo. Los zapatos que me pusieron se mueven y me hacen correr casi como Simón, y lucho por tener equilibrio por que ellos tienen control sobre mí y siento que en cualquier momento me caeré de cara. Esto es difícil, pero Simón va adelante por mucho. De hecho para mí no parece más que una mancha negra borrosa, pero supongo que para otros ojos nos vemos igual.

—¡Alto!—. Ordena Adela. Todos nos detenemos. A Simón le toca que regresar unos cuantos metros, pero no le toma ni un segundo volver.

—¿Qué sucede?—. Ayala se para junto a ella.

Adela le pone la mano en la frente a Ayala. Él cierra los ojos y ninguno de nosotros dice nada, mientras el cabello de Adela se ilumina.

Pasan así unos minutos, Adela luce cansada, pero no se detiene.

¿No era urgente? ¿Porqué estamos perdiendo tiempo? ¡ya podrían haberlos convencido! ¡ó podrían haberlos matado!

Otro defecto, no tengo paciencia y menos en momentos así.

Adela retira la mano. Simón corre a atraparla antes de que caiga al suelo. Está desmayada.

Samira sujeta a Ayala del brazo.

—Estoy bien—. Dice—. Estos poderosos no son cualquiera.

—¿De qué hablas?—. Kendra se acerca—. ¿Más como yo?

Como nosotros querida.

—No—. Ayala niega—. Pero si muy fuertes. Adela detectó energía de fuego cerca.

—Podría haber sido yo—. Digo.

—El fósforo tiene razón—. Apoya Kendra. Yo finjo que no me importa pero, Dios, estoy emocionado—. Adela pudo haberlo sentido a él o a mí.

Ella también tiene fuego, me amenazó con el en la escuela cuando estaba metiéndome en lo que no me importa, lo tengo bien presente.

Copiona.

—No, es alguien más—. Dice Ayala—. Son dos, un chico y una chica—. Continúa—. Ella tiene la energía del fuego corriendo por su ser.

—Pensé que solo los que son como nosotros podían manejar el fuego—. Dice Kendra.

—Parece que no, la energía en ella es fuerte y clara.

—No ha habido otro poderoso de fuego hasta Kendra y Luke—. Dice Samira—. Tanto poder despierto no es buena señal.

Eso no suena bien.

—Debemos asegurarnos de que esté de nuestro lado—. Dice Adisson.

—Eso no es todo—. Ayala se recompone, Samira se aleja un poco—. El chico es indestructible.

—¿Qué?—. Axel está serio. En estas semanas que llevo de conocerlo, jamás lo había visto así—. Ese poder no existe.

—Solo ha habido uno con ese poder en todo nuestro tiempo de existencia—. Cuenta Ayala—. No poseía otros poderes, pero en batalla nadie le ganaba, era letal, invencible. La única forma en la que desapareció fue muriendo de viejo, es imposible de matar con cualquier arma ó poder.

Se me erizan los cabellos de los brazos. Ahora siento que está en duda que Kendra y yo seamos los más poderosos.

Pero también sé que debemos tenerlos de nuestro lado, no nos conviene enfrentarnos con un tipo indestructible. Nos mataría a todos sin darnos oportunidad, no es necesario que me lo digan.

—¿Debemos ir por ellos?—. Samira luce asustada. Yo no puedo ocultar mi sorpresa.

—Es mejor que estén de nuestro lado—. Opina Adisson.

—Adela está débil—. Dice Simón—. Vayan ustedes, yo la llevaré a casa. Llevarla con nosotros en este estado sería peor que empujarla de un precipicio.

—De acuerdo—. Ayala asiente. Simón no espera otra palabra, toma a Adela en brazos y corre lejos. En cinco segundos está fuera de mi campo de visión.

—¿Ahora qué?—. Kendra rueda los ojos ante mi pregunta, como si fuera lo más estúpido que ha escuchado. Pero tampoco le hago caso—. Debemos ir por ellos, si los oscuros los convencen estamos perdidos.

—Exacto—. Ayala asiente—. Y por eso es que tú y Kendra los rescatarán.

¿Qué?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro