La tristeza llega lenta, suave, se mece triste en la mirada, en la sonrisa, y se instala cómodamente en el corazón...
Un sentimiento que nos acompaña siempre, pero fingimos una sonrisa, ocultando nuestro dolor en lo más profundo de nuestro ser.

"Prefiero alejarme de la gente y cuidarme solo, de esta manera no lloraré ni sufriré cuando ellos me abandonen."

Cuando nos sentimos así, lo único que queremos es estar solos... Nos guardamos todo y huimos al mundo donde nuestros pensamientos no puedan llegar.
Estamos tan acostumbrados a ciertas cosas que ya no nos duelen. No lloramos, no gritamos, simplemente bajamos la mirada y callamos nuestras palabras.
Seguramente alguna vez empezaste a llorar por una razón... y terminaste llorando por todas las cosas que estaban yendo mal en tu vida.
Una vez que comienzas a llorar, se hace casi imposible detenerse, porque el dolor acumulado no te lo permite.

"Tal vez parezca una persona fría, pero tuve la obligación de volverme así para no sufrir. Aunque me arrepienta no cambiará nada, por ello seguiré congelando el vacío que existe en mi corazón."

Llega un momento en la vida en que la DECEPCIÓN se vuelve una costumbre, y ya no duele... más bien TE ABURRE.
Recuerda: tu dolor nadie lo siente, tu alegría nadie la nota, tu tristeza nadie la ve, pero pórtate mal y todos te criticarán.
Yo no logro entenderme. Estoy bien, me río y me divierto, pero en el fondo siento un vacío que no desaparece aunque esté riendo...
Emocionalmente ya no puedo más, mentalmente estoy agotado, espiritualmente estoy muerto y físicamente sonrío.

"El monstruo más fuerte, nace de la persona más débil. El demonio más cruel, nace del ángel más bondadoso. La sombra más oscura, nace de la luz más brillante."

Todos intentamos olvidar... Pero el dolor que sentimos es muy fuerte, solo queremos despertar de este sueño vuelto realidad.
Nunca quisimos ser así... Solo queríamos ser felices.