La Sirenita
Había una vez en el fondo del océano una cabaña en donde vivía una familia de sirenas.
La única sirena hembra poseía hermosos cabellos castaños, bellos ojos marrones y una magnifica cola de pez rosada. Está sirena era Mabel Pines, era la hermana mayor de su gemelo Dipper y dueña de una voz extraordinaria, llena de energía y amor.
-Cómo quiero ir a la superficie!- El menor Dipper, un tritón de cola azul, exclamaba soñador. Mabel secundo su idea. Estaban tan cansados de hacer los deberes que su tío Stan les encargaba.
-Todavía son muy pequeños.- Su tío Ford río un poco al ver el puchero de los gemelos.- Podrán hacerlo cuando cumplan 15 años.
Wendy, una sirena de cola y cabellera roja, les comento acerca de su nado a la superficie. Explicandoles acerca del reino, del bosque, de los animales y de los humanos. Dipper y Mabel oían emocionados.
-Quiero uno de esos cerditos!- A Mabel le resultaba tierno aquellos animales rosados.
-Estoy algo preocupado en los humanos.- Dipper lucía pensativo y desconfiado.- He oido cosas terribles de ellos.
-Tú crees que haya chicos lindos?- Mabel preguntó con brillo en sus ojos.
-Mabel... Ellos tienen piernas, se espantarían al ver tu cola.
-Eso no me importa, Dipper!- Mabel exclamaba divertida mientras su hermano rodó los ojos.
El día del cumpleaños número 15 de los gemelos llegó.
Dipper y Mabel, al salir a la superficie, vieron maravillados un enorme barco. La música se oía y las personas bailaban a su ritmo.
El tritón se entretuvo observando la estructura del barco. Mabel, en cambio, noto a varias personas saludando a una chica rubia de ojos azules.
-Princesa, feliz cumpleaños!- Los humanos felicitaban a la hermosa princesa pero en ella había una sonrisa forzada y sus ojos no demostraban emoción alguna, salvo cansancio y tristeza.
Mabel sintió compasión por ella.
De la nada, una horrible tormenta se desató, provocando que el barco naufragara.
La princesa cayó al agua y se hundió hasta el fondo del mar. Mabel convenció a Dipper de que la ayudara a salvar a la princesa, a regañadientes de este, rescatándola de una muerte segura.
Cuando el océano permanecio calmo, Mabel depositó el cuerpo de la princesa en el bosque y se quedó a su lado. Acariciando su cabello y cantandole una dulce canción con Dipper contemplando preocupado la escena.
En el poco tiempo que estuvo con la princesa, la sirenita sintio una calidez en su corazón al verla tan fragil en sus manos, sus piernas largas y sus diminutos pies le impresionaban al igual que su belleza.
-Hay alguien ahí?- La voz de una joven alertó al tritón, que indicó a su hermana que se ocultara con él, detras de un peñasco.
La joven se acercó a la princesa. Acariciando su rostro, logró que la chica volviera en sí.
-Tú me salvaste?- Antes de que la joven negara, la princesa la abrazo, provocando dolor el pecho de la sirenita.- Muchas gracias!
Los gemelos regresaron. Contando, con lujo de detalles, su historia y su encuentro con la princesa.
-Ven.- Wendy reía divertida al ver a Mabel tan emocionada por aquella chica.- Te mostrare su castillo.
Todos los días, Mabel junto a Dipper y Wendy, nadaban cerca de un rio ubicado en el castillo de la princesa.
Aunque a Dipper no le agradara por su forma de ser, engreída y caprichosa, Mabel disfrutaba ver a la rubia. Verla cantar o jugar con un palo y una pelotita pequeña.
Lo único que odiaba era ver como un hombre y una mujer cercanos a la princesa tocaban una campana, logrando que ella bajara la mirada avergonzada y asustada.
Con cansancio y dolor en sus ojos.
-Los humanos viven para siempre?- Pregunto Mabel a su tío Ford. Él conocia mucho de aquellas criaturas.
-No.- Respondió sin sospechar las intenciones ocultas de su sobrina.- Ellos mueren. Solo su alma es eterna, incluso despues de abandonar su cuerpo.
-Cómo puedo obtener un alma?
-Siendo amada por un humano.- Ford contestó algo divertido por, a su parecer, tonta y romántica respuesta.- Pero eso jamás sucedera. Los humanos se espantan con nuestras colas.
Mabel, desolada por la respuesta, nado sin rumbo. En verdad ya estaba perdidamente enamorada de la princesa.
Fue en ese momento que recordó una antigua advertencia de su tío Stan acerca del demonio del mar, Bill Cipher.
La sirenita nado hasta una cueva oscura en donde vivía dicho demonio, un tristón de cola, cabellos y un único ojo de color amarillo.
-Así que quieres cambiar tu cola de pez por dos extremidades pateticas?- Bill preguntó con una sonrisa infame.- Tu cuerpo no soportara eso, sentirás un terrible dolor con cada paso... El dolor es hilarante.- Concluyo "inocentemente"
-No me importa!
-Es un trato, Estrella Fugaz.- El tritón le ofreció su mano envuelta de extrañas llamas azules que no eran eliminadas por el agua.- A cambio solo deseo tu voz.
-Trato.- Mabel aceptó. Antes de caer desmayada, la demoniaca risa de Bill retumbó en sus oídos, seguido de su voz.
-Si la princesa a la que amas se casa con otra, al salir el sol, tu cuerpo desaparecerá como el agua espumosa de una ola.
Al despertar en el bosque cerca del castillo, Mabel advirtió que tenía dos piernas largas y blancas y unos diminutos pies. Con algo de esfuerzo y dolor se levantó.
El dolor no era divertido.
-Quién eres?- La voz de la princesa la tomó por sorpresa. Mabel se dispuso a hablar, contenta por su encuentro, pero era imposible. Ya no poseía voz.- Eres muda, al parecer.- La princesa la miraba con su tipíco ceño fruncido pero el sonrojo en sus mejillas era nuevo.
Oh, estaba desnuda.
-No temas.- La princesa le otorgó una prenda suya.- Si no tienes a nadie, ven conmigo.
La sirenita comenzó una nueva vida con la princesa. Todos los días aprendia cosas nuevas de ese mundo. Llevaba hermosos vestidos e incluso aprendió a tejer sweaters.
Amaba oir a la princesa cantar.
Amaba ver los espectaculos con la princesa.
Amaba jugar golf con la princesa.
Pero sobre todo, amaba bailar con ella, aún con el horrible dolor en sus piernas.
La princesa también se divertía mucho. Cómo hace tanto que no lo hacía. Siempre otorgandole cariño y afecto a la sirenita, contandole cosas que nadie, ni siquiera, sus padres sabián.
-Deseo volver a ver a la joven que me salvo de ese naufragio.- La princesa se oía soñadora.- Su voz era hermosa.
Mabel se lamentaba el no poder hablar.
Todas las noches, se dirigía a llorar junto al mar. Una de esas noches, su hermano menor, Dipper la reconocío.
Ambos lloraron de alegría al verse. Aunque el tritón no estaba de acuerdo con la decisión de su hermana, este no se interpuso por la confianza que poseía en ella.
Un día, los padres de la princesa le notificaron que estaba comprometida con la sobrina adoptiva de una importante mujer del reino.
La princesa trató de negarse pero la campana sonó antes de que pudiera decir palabra. Asistió cabizbaja y resignada.
Solo se permitió llorar en los brazos de Mabel.
A la mañana siguiente, la princesa conoció a su futura esposa, llevandose una gran sorpresa al descubrir que era la joven que había visto despues del naufragio.
-Fuiste tú quien me salvo la vida.- Le habló emocionada.
Lorna, la joven, no habló en ningun momento. Su tía le ordeno con el replicar de la campana jamas negar a su esposa. Simplemente sonrió.
Mabel sintió un gran dolor en su corazón. No solo porque la boda de la princesa significaría su muerte, sino tambien por la hermosa sonrisa amable que la princesa, ahora, solo le dirigía a la joven.
El festejo de la boda se realizaría en el barco. La sirenita también subió con ellos. Aquella noche, su hermano la llamó, debajo de la cubierta del barco.
-Mabel! Mabel! He hecho un trato con Bill Cipher. Me ha dado un puñal de oro. Mata a la princesa antes del amanecer! Entonces volveras a ser una sirena.
"Dipper!"- Mabel estaba conternada al sostener el puñal en sus manos. Se horrorizó al descubrir las horribles marcas en los brazos del tritón.- "Dipper..."
-Yo daría todo por mi torpe hermana.- Dipper sonrió y se marcho.
Mabel, dudosa, se dirigió a la habitación de la princesa y su esposa. Al ver tan feliz a su princesa junto a su bella esposa no pudo matarla.
La amaba demasiado, más que a su propia vida.
Salio del lecho de las recién casadas y se dirigió a la cubierta, arrojando el puñal al mar.
Mabel recordó las palabras del demonio y a su princesa al arrojarse al mar y desaparecer en las olas.
"Adiós Pacifica..."- Fue el ultimo pensamiento de Mabel antes de sentir el brillo del sol.
La princesa abrió los ojos, sin despertar a su esposa, decidió ver a Mabel.
Pero está no se encontraba en ningún lado.
Desesperada, creyendo que Mabel se había ahogado, comenzó a llamarla a los gritos alertando a los navegantes. Rapidamente se comenzó una búsqueda por el océano.
Pacifica, ignorandó la campana de sus padres, tambien se lanzó a la búsqueda. Al anochecer, todos se dieron por vencidos al no encontrar el cuerpo de Mabel.
La princesa trataba de contener sus lagrimas al no encontrar rastro de la sirenita. Sus lagrimas se detuvieron al oír la hermosa voz de un chico dirigida al cielo.
Pacifica se adentró al mar. De sus ojos surgieron lagrimas al sentir las caricias del agua espumosa de las olas en sus pies. Intentó tocarlo pero está retrocedio provocando más lagrimas en ella.
-Ella no esta ahí.- La voz de un tritón sobre un peñasco la sobresalto.- Mabel está ahí.- Sus lastimados dedos señalaron el cielo. -Lo sé porque la he visto convertirse en un hada del aire.
Pacifica miró el cielo y logró ver una hermosa estrella fugaz surcar el cielo nocturno. Dejó de llorar al verlo.
Dipper lo vio también y sonrió.
Mabel se había convertido en un hada del aire por haber salvado la vida de la princesa. Con el tiempo y por su amor incondicional, ella llegaría a tener un alma inmortal y volvería a encontrarse con Pacifica para estar siempre a su lado.
Fin.
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La sirenita es uno de mis cuentos favoritos. Amo todo de ella (excepto la versión de Disney) incluyendo su bad happy ending.
Y si, shippeo Lorna x Pacifica, es la OTP crack.
Estoy contenta de haber hecho algo de ellas con uno de mis AUs favoritos. Talvez haga otro en el futuro.
Hasta entonces... Cuidense, gracias por todo!
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