❇️«Parte Nueve»❇️
Sus manos acarician suavemente mi pecho mientras nuestros labios se reclaman, dirijo mi mano hacia sus hombros y agarro su bata, trato de bajarlo, pero no puedo. Ella mueve su mano entre mi cintura y desata el lazo que lo mantenía en lugar. Me alejo de ella no antes de morder sus labios, sus manos se dirigen a su bata para bajarlos. Pero antes de que algo se me viene una idea en la mente.
—Espérate cariño, tengo una idea. —Ella mueve la cabeza para ver que estoy haciendo. Salgo del balcón y traigo una silla y ante su atenta mirada me siento abriendo mi bata y dejar toda la parte delantera ante su vista. Sus ojos inmediatamente se dirigen a mi polla que está más dura al saber de lo va ocurrir. —Vamos nena, ahora puedes abrir.
Ella me sonríe y la abre dejando a la vista su hermoso cuerpo que está compuesto con un conjunto de lencería rojo que justo en sus pezones hay un aro que une la tela que no cubre nada de sus pechos. La tela que cubre su coño tiene el mismo modelo, un aro está por encima de su coño.
—Maldición Cora, ¿Tú me quieres matar? Puedo ver que sí. —Alzó mi mano y le indico que una vuelta. Envuelvo mi polla palpitante con un puño, sacándola y golpeándola bruscamente. Tocarlo me hace gemir, mi mandíbula se abre de golpe, tener a Cora ahí con ese atuendo allí parada para verme golpear me está poniendo más caliente.
— ¿Te ayudo? —Se acerca y cae de rodillas delante de mí. Mi gemido atraviesa el aire mientras pulía la punta con su lengua. Mierda, apenas puedo soportar cuando me la chupa, el placer es tan intenso. Mis pelotas ya amenazan con ser liberadas por la depravación de todo esto.
Mi hermosa Cora con esos ojos inocentes amamanta mi gran polla de cabeza púrpura. En este ambiente iluminado por la luna, debería estar con pudor al saber que mi ex está viendo lo que mi mujer está haciendo, pero estoy demasiado caliente para estar avergonzado de lo que hago ahora mismo. Siempre estoy tan caliente por ella, como una fiebre que nunca quiero curar. Sólo que jamás lo muestro a menos que era quiere hacerlo.
Cora gime alrededor de mi polla, sus labios se extienden alrededor de la circunferencia mientras desciende, baja, alcanzando justo más allá del punto medio antes de ahogarse un poco. Dios la amo, sin embargo, lo hace una y otra vez, estrangulándome profundamente hasta que mis caderas comienzan a empujar en movimientos inconscientes haciendo mover la silla, buscando la cálida succión que sus labios están ofreciendo.
— ¡Mierda! Si lo chupas así harás que me venga más rápido. —Recojo
su pelo en mis manos y la guío hacia arriba y hacia atrás, gruñendo
al ver su hermosa cabeza que se balancea. —Te gusta estar de rodilla mientras una mujer te mira. ¿Verdad?... ¡Oh!, cara-carajos. —Gimo alto que seguro ella lo escuchó mientras su boca rodea mi polla. Su cálida y húmeda lengua está rodeando el glande, y yo agarro su suave y sedoso cabello más fuerte mientras la follo. Me siento golpear la parte posterior de su garganta, pero ella no se resiste. Solo traga mi longitud, diciéndome que lo quiere. Grito en voz alta al sentir que me corro, miró hacia abajo y veo a Cora con la cara entre mis piernas y con mi esperma en sus labios. Maldición me estoy excitando nuevamente. Ella se para y retrocede hacia el balcón yo inmediatamente me paro y la encarcelo para besarla ferozmente.
Mi polla palpitaba y palpitaba mientras la beso, presionándola con fuerza. Mi mano se aprieta en su mandíbula y la otra tirando de ella fuertemente contra mí por la cadera desnuda. Me estrello contra ella, dejándola sentir mi maldita longitud presionando contra su cuerpo, amando la forma en que ella gimió y se retorció contra mí.
Rompo el beso, moviéndome hacia su cuello y haciéndola jadear mientras muerdo y chupo su piel, dejando marcas para que las personas sepan que ella está tomada, tomada por mí. Mi mano se movió hacia ella, acariciando sus costados y luego hasta sus caderas. Empecé a jugar con sus bragas, gimiendo mientras la besaba ferozmente nuevamente.
Moví una mano entre nosotros, mi pulso rugiendo en la piel desnuda de sus muslos bajo mis dedos antes de que lo moviera más alto, haciéndola temblar al llegar a su coño. Las bragas que había dejado antes se habían sentido como el pecado. Sentirlas calientes, húmedas y apretadas contra su coño se sentía como el cielo. Ella gritó mientras pasaba un dedo por sus labios.
—Nena ¿Quieres que nos escuche, quieres que vea que eres mía? —La siento jodidamente pegajosa y empapada por las palabras que le digo. Sus suaves pezones rosados se endurecieron como perlas bajo mis ojos, me inclino, incapaz de detenerme mientras envolvía mis labios alrededor de uno, no me canso de chupar esos pechos. —Eres una mujer sexi, pero que pena que ella solo puede ver mi espalda tapada por mi bata.
La oigo gemir mi nombre, mi mano comenzó a moverse hasta el borde de sus bragas, empujándolas hacia un lado y sintiendo que mi dedo comenzaba a deslizarse sobre sus pliegues suaves, resbaladizos y desnudos.
La oigo respirar rápidamente al notar mis dedos en su coño, cuando quiso articular una sola palabra le di la vuelta y la presioné contra el balcón.
—Linda vista ¿Verdad? —Hablo mirando su trasero. Ella asiente viendo hacia abajo. Sonrío ante mi propia pregunta.
Sus manos se dirigieron a la parte superior mientras la inclinaba hacia adelante, mis manos deslizándose por sus costados, amando la forma en que temblaba por el aire. Podía jodidamente oler su dulce aroma, su deseo. Gimió cuando tiré de ella, arqueando la espalda mientras me inclinaba para que mis labios encuentren la parte trasera de sus muslos.
— ¡Oh, Kale! —Gimió. Gemí ante su grito de gloria. Me encanta verla perdida con mi toque y mis besos. Me incliné, inhalando su aroma. Ese aroma que no olvido desde la primera vez que la probé. Moví mi boca hacia adelante y cubrí ese lugar húmedo con mis labios.
Cora se retorció ante mi acción arqueando la espalda mientras mi boca se presionaba contra su dulce y ese pequeño coño. Gemí mientras presionaba mi lengua contra su coño, saboreando más su dulzura, chupando sus jugos y sintiendo mi polla a punto de correrse al sentir su sabor en mi boca. Mi mandíbula se apretó, mis manos reforzaron el agarre en su culo, atrayéndola hacia mí. Lanzó un grito al sentir que mi lengua se deslizaba por su hendidura, presionando con fuerza mientras yo gruñía y trataba de beber cada gota de ella, siempre quiero chupar esa parte para que así me pueda quedar con su sabor en mi boca. Con su pequeño y lindo culo entre mis palmas la atraje hacia mí y la acaricié mientras mi lengua se deslizaba por toda la longitud de su pequeño y su apretado coño, saboreando todo lo que valía la pena. Deslicé la lengua más arriba, queriendo saber cómo reaccionaría, lo que no me esperé es que soltara un grito y trato de alejarse de mi boca cuando empujé mi lengua contra su pequeño ano apretado y arrugado.
—Oh, mi jodido Dios... —Arqueó la espalda amando la sensación de mi boca en su ano, empujando mi lengua mojada contra su culo y burlándome de su clítoris con mi pulgar mientras ella temblaba por mí, como debe ser hasta la eternidad.
Cuando regresé a su coño con mi lengua sobre su clítoris y haciéndola jadear mientras sus caderas empujaban a mi rostro queriendo más y más, sintiendo como sus impecables jugos resbalaban por mi barbilla y empapa toda mi cara. Me levanté de repente a lo que ella se quejó al no poder llegar a su orgasmo, me quité la bata revelando mi cuerpo desnudo ante la oscuridad de la luna y mi entrometida ex. Levanté y agarre con una de mis manos su rodilla derecha mientras que con la otra mano agarré uno de sus pechos. Mi pecho cubriendo su espalda, giré su cabeza y la besé duramente. La hice saborear sus propios jugos. Gimió al sentir el sabor de su coño, una de sus manos agarro mi dura polla y con mis caderas lo empuje en su coño. Estar dentro de Cora es jodidamente fantástico, muevo mis caderas y empujo con fuerza. Cora se separa de mí para jadear en voz alta mientras su cabeza golpea contra mi pecho.
—Vamos nena pon tus manos en mi cuello. —Apenas artículo las palabras al sentir que su coño me aprieta con cada embestida que doy. Ella hace caso, bajo su pierna e inmediatamente agarro sus caderas y empiezo a empujar.
— ¡Ah! Fóllame duro. Quie-ro... ¡Oh!
Se lo que quiere y se lo voy a dar, salgo hasta que la cabeza de mi polla quede adentro para luego empujar nuevamente duro y rápido. Sus pechos se mueven con cada envestida que voy dando. Mi vista se encuentra viendo su trasero por donde mi polla desaparece con cada empujón que voy dando.
— ¡Má-s! ... ¡Más du-ro Kale!
El interior se siente cálido, mis caderas golpean por sí solas tratando de llegar al orgasmo, su coño aprieta con cada empuje que doy. Entierro mi boca en su hombro, sus uñas perforan la piel de mi cuello lo cual significa que también está por venirse. Golpeó una y otra vez dentro de ella.
—Ka-kale yo... Yo...
— ¿Quieres mi semen? ¿Quieres que llene tu apretado coño con mi semen?
Ella asiente con su cabeza mirando hacia abajo, agarro sus caderas fuertemente mientras me muerdo los labios y cierro los ojos de tanto éxtasis. Ella empieza a mover en círculos sus caderas encontrándose con en envistes.
Agarro uno de sus pechos y las aprieto, como imaginármelos en mi boca chupándolo y mordiéndolo.
—Vamos nena un poco más y podré derramarme dentro de ti... Tú eres la única quien va tener mi semen y a quien se lo hoy a llenar.
—Mierr-da... Un poco ma-más
Sin darme cuenta golpeó su trasero y siento que me aprieta más, mierda le gusta, así que le doy cinco palmadas que hace me apriete con tanta fuerza que la circulación de mi polla se siente como si fuera a ser cortada. Cora grita mi nombre, seguido por una sarta de maldiciones mientras se viene. Con fuerza. A lo que yo también le sigo. Me apoyo en ella tratando de recuperar mi aliento.
—Mierda... —dice Cora—. Quisiera que me lo vuelvas hacer. —Habla, pero la oigo cansada.
—Me vas a dejar seco... por cierto ¿Te gustó que te lamiera el... Ano?
—Me sentí media rara al principio, pero luego me gustó.
Deslizo fuera de su coño mi polla y escucho un jadeo por parte de ella, la volteo y tiene los ojos cerrados. La cargo y ella envuelve sus piernas en mi cadera. Cuando la acuno en mis brazos no tardo en notar que su respiración se hace lenta. Camino despacio hacia adentro, hago malabares para abrir la puerta de cristal y entrar. Me dirijo hacia el sofá y la tiendo, pero me quedo ahí ya que ella no me suelta, despacio agarro sus manos y la pongo en su cuerpo, tengo que traer una manta para poder taparnos. Su cuerpo desnudo está tendido mostrando lo que mis manos acariciaron y las marcas en su cuello. Miro hacia afuera y veo mi bata tendida junto a la de ella, camino hacia la habitación y noto que Rosa esta supuestamente dormida mirando hacia la ventana. Lo sé por qué escuche sus pasos cuando entre del balcón, abro uno de los cajones y saco una manta gruesa. Miro hacia la cama y me volteo para salir, cuando llego me echo a su costado y me quedo profundamente dormido.
Escucho el timbre sonar, me remuevo, pero no hago y nuevamente siento que el sueño me llama, pero no pasa ni cinco segundos antes de que se escucha de nuevo, me volteo hacia la derecha y siento que me cuerpo cae y golpea el piso. Maldigo en voz alta a lo que Cora se levanta con el pelo revuelto.
— ¿Qué haces en el piso? —Me mira para luego empezar a reírse, agarra la manta y se tapa su cuerpo. Le miro unos segundos para reírme con ella. El sonido del timbre suena nuevamente. Me paro y salgo al balcón para agarrar mi bata y pasársela a ella junto con su braga. Me mira coqueta y solo le doy un beso para luego ir a ver quién demonios molesta. Miro por la pantalla que está cerca de la puerta y veo el rostro de Owen y no lo veo para nada feliz.
— ¿Qué demonios hacían para tardar en abrir la puerta? —Habla ni bien abro la puerta, me mira de pies a cabeza para negar. —Mejor no me digas ya me lo puedo imaginar.
—Buenos días, ¿Qué te trae a estas horas de la mañana?
—Pues les venía a decir que...
—Kale, Rosa no está en el cuarto ni en las demás habitaciones. —Cora aparece en nuestro campo de visión.
—Eso venía a decirte, hoy en la mañana la vi salir. Me imagino que se dio cuenta que ya no tenía que seguir mintiendo.
Nos quedamos callados por un buen tiempo, solo espero que sea feliz sea cual sea la razón que le dio para mentir no tiene por qué hacerlo de nuevo por que nada bueno va salir de eso.
—Voy a preparar el desayuno. —Dicho esto ella se dirige a la cocina.
—Por dios Cora ¿Por lo menos no podían controlarse hasta que la chica se vaya? Seguro que la asustaron con tantos gemidos que dieron. —Muestro una sonrisa al escucharlo.
—Owen será mejor que te calles, todavía no olvido lo que mis ojos vieron ese...—Se calla rápidamente al escuchar que Owen grita. La escucho reír en voz alta, me gusta verla contenta. Owen se dirige al sofá, pero le gano y me echo antes de él, no quiero que vea nada porque sé que ella dejo su lencería justo donde estoy.
El sonido del celular de Cora hace que me pare y vaya a cogerlo, cuando lo agarro aparece el nombre de un hombre.
—Kale, por favor ¿Puedes contestar? —Presiono contestar y en ambas líneas nos quedamos en silencio.
— ¿Hola? —Soy el primero en hablar ya que no escuchaba nada de la otra línea ya que lo único que escuche fue su respiración.
—Hola, tu deber ser el esposo de Cora, me da gusto que ella se dé una oportunidad en el amor. Por cierto, soy Iker. Solo quería decir que una tal Rosa está aquí para hacer público que Cora le está quitando al padre de su hijo...
Eso es lo único que escucho. Mierda y que pensamos que ya había acabado ese problema con Rosa.
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