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❇️«Parte Dos»❇️

Mis ojos lentamente se abren mis ojos, lo primero que veo es una imagen de una sirena en el techo. ¿Quién pondría una sirena ahí? ¿En dónde estoy?

Trato de recordar, pero nada se me viene a la mente después de que ellos me empezaron a golpear por haberles robado. No recuerdo después de haber recibido una patada en mi cara. Me toco la cara para sentir que tan lastimado estoy, pero en mis manos no hay rastro de dolor. Recuerdo que me pisaron la mano, pero... ¿Por qué ahora lo siento normal? Me levanto y veo que estoy sin ropa.

— ¿Qué mierda pasó?

Me levanto y veo que mi ropa está en un tacho, cuando quiero ponerme veo que esta todo mojado y con sangre. Veo una manta ahí pequeña y lo enredó a mi cintura. Observo que la habitación donde desperté hay cosas que en mi vida imaginé que podría existir. Casi la habitación está decorada con cosa antiguas, hay una imagen en de una Oasis en blanco y negro, hay plantas decorativas cerca de la ventana... Escucho un sonido tras la puerta. Me dirijo y abro lentamente y veo que no hay nadie. Camino lentamente si querer hacer ruido, y me asombro al ver cuánta movilidad tengo. Cuando llego veo que esta habitación es más grande que me imagino es una sala de estar. Ahí veo un bulto, me acerco y veo que es una mujer durmiendo, veo que la manta con el que está tapándose se ha caído al suelo. Pero lo más me llama la atención es con lo que duerme se subió más arriba de sus rodillas y ya está llegando a su cintura. Agarro la manta y la tapo. Veo que ella es de piel morena, tiene unos pómulos bien definidos que me resultan muy atractivos, sus labios son abultados. Me siento cerca de ella para seguirla observando. Me pregunto si ella me salvó, y si lo hizo ¿Cómo me salvó y me curó para que ahora no pueda tener secuelas?

La veo renovarse y se hace notar más la cara, la tiene natural. Me imagino que cuando se pone maquillaje se verá como una diosa que camina entre nosotros. Seguro que tiene la piel más suave que la seda.

No sé cuánto tiempo me quedé prendado de la belleza, cada vez que se movía la volvía a tapar para no ver más de la belleza de su cuerpo y querer hacer algo inapropiado. Escucho el sonido y sé que se está despertando, cuando trató de desaparecer escucho la melodiosa voz, estoy seguro que les pasaría a los más hermosos cantos.

—Buenos días... ¿Desde qué hora me empezaste a espiar para no despertarme?

—Yo...lo siento sólo quería... —es lo primero que digo al ver que se sienta y veo sus pezones que se hacen notorio por la tela de su camisón. ... —Lo siento.

—Hey. Hey, no quiero que te disculpes, cualquiera lo haría a en tu condición. ¿Estás bien?

—Ah... —no escucho lo que dice al ver sus piernas y parte de su trasero. Por Dios ella es una mujer que todo hombre desea y está aquí frente a mí.

—Veo que estas mirando otras cosas. —Se ríe en voz alta, su risa me estremece y de la buena forma, ya que lo digo por qué mi polla está cobrando vida. —Te pregunté si ¿Estás bien?

—Ah...eso. Sí, estoy bien. ¿Quería saber com...?

— ¿Quieres desayunar? Puedo prepararte un buen plato, seguro te encantará y no querrás otro.

Me guiña el ojo, y se va meneando las caderas. No quiso que acabara la pregunta, ¿Qué esconde? Quisiera saber que es...

—Por cierto, tienes un buen cuerpo.

Me dice antes de desaparecer por lo que me imagino la cocina mordiéndose el labio inferior.

—Tengo un pantalón en el tercer cajón, de la segunda puerta del closet.

Me dirijo nuevamente a la habitación donde desperté. Busco y veo que hay varias puertas. ¿Es la segunda puerta de la derecha o de la izquierda? Empiezo por la izquierda si no es eso significaría que es por la derecha.
Cuando abro la puerta y el tercer cajón casi se me salen los ojos al ver varias bragas y juguetes sexuales. Lo cierro rápidamente y voy por el pantalón. Me saco la manta de la cintura y me pongo el pantalón con prisa. Mi mente está en las cosas que vi. ¿Ella se satisface de esa forma por qué no tiene un hombre en su vida?

No sé por qué, pero al pensar en eso me agrada, me agrada al saber que ella no tiene a nadie quien le satisfaga como yo lo aria. ¿Qué mierda estoy pensando? Recién la conozco y ya tengo pensamientos sexuales a ella.
Salgo de la habitación aún con el pecho descubierto, desde que la vi quiero me vea y observe detalle a detalle. Quiero que pase sus labios por mis... Puto pensamiento que me sigue recordando a ella.

Escucho un ruido y me dirijo hacia allá. Cuando entro la veo de espalda con el cabello recogido, veo sus piernas esbeltas, el camisón se adapta a sus curvas. Ese hermoso cuello donde quisiera dejar una marca para que todos sepan que ella es mía. Sacudo esos pensamientos.

— ¿Ya terminaste de ver mi cuerpo?

Se voltea con la cuchara en la boca y una sonrisa de lado. Me sonrojo al ver que ella se dio cuenta, ella repasa mi cuerpo con sus ojos. Cuando llega a mis ojos me guiña un ojo y sigue con lo que estaba haciendo.

—Si quieres saber el por qué estás aquí, primero ayúdame a poner la mesa.

—Muy bien.

Hago lo que dice, me llama la atención desde que desperté es en donde estoy. Me acerco a la puerta de vidrio grande y veo que es corrediza lo abro y veo que estoy a una gran altura. Me acerco a la baranda del balcón y miro hacia abajo, observo a los autos pasar de un lado a otro, personas caminando otros corriendo para llegar temprano a sus trabajos. Parecen hormigas desde esta vista. La vista es impresionante al despertar o antes de dormir debe ser hermoso ver este tipo de escenario.

—Aquí está el desayuno. Entra ya que mis huesos están con frío.

Miro por última vez y entró cerrando la puerta. Me siento y veo ensalada de frutas con un capuchino.

— ¿Esto es lo que comes todos los días?

— ¿No ves el omelette de huevo ahí?, eso también me gusta.

Dirijo la vista hacia donde indicó y me doy cuenta que hay dos platos con omelette, están decoradas con una ensalada de lechuga y tomate.

Ella empieza a comer, empezando con la ensalada de frutas. Me quedo mirando como come que no me doy cuenta que no toqué mi plato. Ella me apunta con el tenedor mientras mastica.

— ¿Y tú no vas a comer?

Habla después de terminar de comer lo que tenía en su boca. Miro mi plato y veo que está intacto. Mis cachetes se calientan cundo empiezo a comer, pensé que comer ensalada de fruta no iba a llenarme, pero cuan equivocado estaba. Sonrió mientras la veo tomar su capuchino y comiendo su omelette. Cuando terminamos de comer me levanto cuando me estoy dirigiendo a la cocina a lavar escucho su voz un poco más sería.

—Te vi esa noche siendo golpeado, te salvé no me preguntes el por qué no te llevé al hospital. Te traje aquí y te curé, menos mal que no tenías golpes tan graves.

Volteó mi cabeza a su dirección y veo que ella no me está mirando sigue sentada. Coloco los servicios en el fregadero y vuelvo.

— ¿Por qué lo hiciste? Digo... ¿Por qué me ayudaste si ni siquiera te conozco?

—Yo también me pregunto eso. Tal vez no debí traerte aquí y llamar a la policía para que te llevarán al hospital, pero no sé por qué no hice.

— ¿Te arrepientes?

Me acerco y me siento al frente de ella y veo que su cara está sería, pero estando así se ve más bonita.

—No. No lo hago, después de todo soy tu salvadora.

— ¿Cómo te llamas?

—Hay por Dios...desde que desperté no nos habíamos presentado. En que estaré pensando.

Se golpea la frente mientras me sonríe. Me tiende la mano y yo hago lo mismo.

—Mi nombre es Cora mucho gusto en conocerte. ¿Cómo se llama el hombre precioso que está aquí presente?

—Ah...ummm...Soy Kale. —Hablo con la cara roja por el adjetivo que me dijo. Suelta su mano y hago lo mismo, aunque no quisiera hacerlo ya que pude sentir la suave piel que tiene. Seguro que el mío es áspero.

— ¿Siempre te sonroja cuando alguien te dice algo bonito o es sólo por mí?

—Mmm...Como lo digo, creo que no...Sí.

— ¿Qué? No te escuché. —dice poniendo la mano en el oído y acercándose más a lo que le permite la mesa. Me río al ver lo que hace y ella abre su boca de forma dramática. —Tienes una sonrisa bonita. ¿Eres modelo?

—Sólo quería decirte que tú eres la única quien me ha hecho sonrojarme más en un sólo día. Y a la respuesta de la segunda pregunta es no. No soy modelo.

— ¿Enserio? Por qué serías la sensación y el sueño húmedo de toda mujer quien te vea así.

Habla mientras se para para luego señalar mi pecho desnudo.

—Yo sería tu mayor fanática.

— ¿Y eso por qué? —La sigo a lo que ella se dirige a su closet, me siento en la cama. Ella saca un polo sin mangas y un pantalón junto con unas zapatillas. Ni olvidar de sus bragas y su sujetador.

—Porque antes de dormir me imaginaria tu cuerpo desnudo con esos pectorales duros mientras me hagas tuya con esa poll...

Antes de acabar desaparece por las puertas del baño con la ropa escogida. Me quedo con la boca abierta al escucharla hablar así, me imagino antes las palabras de Cora y mi polla se levanta al pensarla con las piernas abiertas dispuesta para mí y lo que podría hacerle.

—Te estas imaginando ¿Verdad?

La voz de Cora me saca de la hermosa imaginación conmigo echado y ella cabalgando mi polla.

— ¡¿Qué?! No. Claro... que no.

—Mmm...Si tú lo dices.

Dice ella y me gusta lo que veo, su hermoso cuerpo está a la vista de mis ojos. Lo que significa que también a los demás hombres que hay. Aprieto las manos al pensar en eso. Ella me mira con la ceja alzada, le sonrío y aminoro mi furia. Ella tiene la cara con poco maquillaje, pero la mirada que manda es autoritaria y su cabello está en una coleta alta.

—Por cierto ¿Dónde está mi mochila?

—Mochila... ¿Qué mochila? —Habla con el ceño fruncido. —Yo no vi ninguna mochila cuando te ayudé.

—Por Dios...ahí había dinero, ropa... ¿Qué voy hacer ahora? No tengo nada.

Me agarro la cabeza, camino de un lado a otro. Ahora que voy hacer de hoy en adelante no tengo...nada.

—Hey. Hey, cálmate. Puedes trabajar para mí. Problema solucionado.

Me paro al escucharla y me acerco justo al frente de ella. Es alta pero así no llega a mi altura y tiene que mirar hacia arriba. Me pregunto cómo me habrá ayudado con el peso que tengo.

— ¿Enserio puedo trabajar para ti pero cómo?

—Como mi asistente o quien sabe, hay muchas cosas que puedas hacer. Sería un pago por haberte salvado.

—Pero eso no ser...

—No más palabras, voy a ir por mi cartera y voy a llamar a un Concierge. Quiero que traiga una muda de ropa.

Pero antes de que dé un paso, escucho que suena su celular. Ella lo mira y recopila antes de contestar.

—Te dije que... ¿Cómo? ¿No quiere firmar sin que vea al presidente?... Escúchame, dile que se vaya al diablo. —Se voltea y al mirarme me sonríe de lado antes de responder a lo que sea que le dicen por el celular. —Mejor dile que voy para allá y voy a traer al nieto del presidente.

Dicho esto, corta, me mira y se dirige al teléfono de servicio. Trago sin sabes que está tratando de hacer conmigo.

—Ahora creo que sí me vas a tener que ayudar.

—Mmm... ¿Qué?

—Ya lo verás. Ya lo verás.

Me siento en la cama, como es posible que ayer estaba en la calle y ahora despierto en una cama de lujo. Escucho el sonido del timbre de la suite, ¿Por qué eso es lo es verdad? Cora, sale de la habitación, la miro salir ¿Por qué me ayudó? Eso es lo quiero saber. Ella entra con un polo, pantalones y un par de zapatillas.

—Ya puedes cambiarte a menos ¿Qué quieras que yo misma te viste?

—No...Yo lo hago.

Mierda, cada vez que dice algo referente a mí, mis mejillas se encienden vivamente. Me sonríe antes de salir y dejar la puerta abierta. Me visto inmediatamente, quiero ver en que trabaja, pero por la forma en que vive debe tener una empresa grande. Cuando salgo escucho un silbido y vea a Cora con los lentes bajados y me mira por encima de ellos.

—Me gusta, primero vamos a ir a comprar ropa. Quiero que estés presentable.

— ¿Quieres que te siga debiendo verdad? No sé por qué, pero pienso que se parece a que estoy en una forma que tú me compras cosas y yo tengo que pagarte de otra forma.

— ¿Te refieres a un pago sexual? ¿En esa forma quieres pagarme?

— ¡¿Qué?!...No, sólo se parece a esa...forma.

—Por mí normal, pero igual te necesito ahora mismo, quien sabe en la noche hablamos de eso.

Dicho esto, sale inmediatamente yo le sigo, agarra su cartera y cierra la puerta con la tarjeta ni bien salgo.

— ¿Me vas a decir en que trabajas o no?

—Tengo varias empresas a nivel Nacional con internacional. Pero me quedo aquí por qué me gusta.

—En tu cuarto hay una imagen de una sirena, ¿Te gustan las leyendas? Por qué me recordó a una leyenda de Ica.

Entramos al ascensor, me quedo a su costado esperando su respuesta. Ella tiene un secreto, lo presiento además siento que la conozco, pero no se dé qué.

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