❇️«Parte Cinco»❇️
Alineo mi pene con la apertura de su coño y levanto la cabeza. Se necesita toda la fuerza de voluntad que tengo para no envainarme otra vez dentro de su perfecto cuerpo. Lentamente, balanceo mis caderas, solo moviéndome un poco. Cada vez que retrocedo, su coño aprieta mi cabeza, rogándome que tome lo que es mío. Sí, desde ahora ella es mía para comer y llenarla de mi semen, más de lo que ayer.
—Sé qué piensas que soy un crio, pero yo quiero esto para mí. —Señaló su coño con mi polla. —Es mío, para comerlo y llenarlo. Soy muy joven para ti, pero ten por seguro que te cuidaré. Ayer cuando nos unimos pensé que era sólo de una vez, pero ahora será para siempre.
Dicho esto, sus ojos me miran y asiente lentamente sin esperar mucho empujo dentro de ella, trata de sacudirse, pero sé que ella puede correrse una vez más así que mantengo sus caderas en la cama. Me enfundó dentro de ella, reparto besos en la cara susurrando palabras en su oído. Su cuerpo se relaja al saber que va tener que correrse esta vez en mi polla, empiezo a menearme en movimientos largos y lentos. Me pongo de rodillas y la observo que su cabello se extiende por la cama, sus bustos rebotan con cada embestida que trabajó dentro y fuera de ella. Sus pezones rosados me piden ser chupado, la observo con la boca abierta mientras jadea. Suelto mi agarre de uno de sus muslos para poner mi pulgar sobre su clítoris y empiezo a rasguear. Me mira con los ojos abiertos al sentir lo que le hago a su cuerpo.
—Nena tú puedes, hazlo por mí. —Siento su coño apretarse pidiéndome por más. —¿Vez? Tú coño quiere más. Es muy codicioso y le daré lo que quiere. Cada vez que ya no puedas te voy hacerte acabar una y otra vez.
— ¡Ahhh¡ Ka-kale.
Tomo velocidad al escuchar mi nombre y empujo más rápido, haciendo presión en su endurecido clítoris. Los ojos de Cora se pasean por mi cuerpo hasta que caen donde estoy empujando dentro y fuera de ella. Nuestros cuerpos se unen. Miro a donde nuestros cuerpos están unidos y veo mi polla desaparecer en su coño. Es una gran vista que necesito todo mi esfuerzo para no correrme e inundar su coño de mi semen. Ajusto el ángulo y hago que mis empujones coincidan con el ritmo de mi pulgar sobre su coño.
— ¿Te gusta eso, nena? ¿Tener mi polla entre tus piernas mientras se encuentra con tu coño que sigue goteando tus jugos?
—Sii...ahhh. Me gus-ta más fuerte Kale —Gime ruidosamente, espero que no hayan escuchado sus gemidos. Su coño se aferra fuertemente a mi polla. Cuando le doy lo que quiere.
— ¿Quieres mi polla cariño? —Asiente efusivamente, sonrío al saber lo que va hacer ella por mi polla. —Ven a buscarme. Mira mi polla entrar y salir de ti mientras te hago mía una vez más. —Mis palabras la envían al borde, sus ojos se cierran con fuerza mientras su cuerpo se siente cautivado por el placer que le estoy dando.
Mirando hacia abajo, veo como su coño se aprieta a mí alrededor mientras bombeo dentro y fuera de ella. Me corro al no poder apartar la mirada de nuestro cuerpo. El semen caliente se dispara profundamente al no poder soportar ver su coño haciendo ruidos junto con mi polla. Mi polla pulsa contra las paredes de su coño. Es casi como el ritmo de mi corazón y hace que mi cuerpo tiemble de placer. Me desplomo encima de su cuerpo mientras trato de recuperar el aliento. La respiración de Cora es estable. Salgo lentamente de ella, cuando lo hago ciento mi semen descubrirse hacia la cama.
—Me gusta está fase tuya. Dominante.
Me paro, salgo de la habitación y busco en la maleta de ella toallitas para bebé, sé que ella lo empacó.
Me acerco a ella y empiezo limpiarla suavemente. Me siento más territorial con ella me gusta estar al mando.
—Me di cuenta que en la habitación me gusta tener el control. ¿Eso es bueno? —Le pregunto ella me sonríe.
—Me gusta. Jamás me sentí cómoda recibiendo orden de la otra persona en la habitación. Pero contigo es excitante.
Arqueo las cejas, no quiero pensar en otra persona haciendo lo mismo que yo le hice a ella. Limpio su cuerpo menos su coño.
— ¿Crees que puedas salir a ver las dunas o por los orgasmos estas cansada?
— ¿Recién lo preguntas? —Se ríe mientras se sienta exponiendo su cuerpo.
—Hace rato no te quejabas.
Nos reímos juntos. Le miro y ve en mis ojos si está bien.
—No te preocupes Kale estoy bien y si puedo ir a ver las dunas. Pero antes voy a bañarme.
—No. Quiero que andes con mi semen entre tus piernas.
—Mandón. —Refunfuña, pero así me hace caso y se dirige a su maleta para sacar un polo blanco con tirantes y un pantalón de yoga. Luego va a otra de las maletas y saca unas botas con nombre medio raro. Saca dos pares iguales sólo de diferentes tamaños.
—Cámbiate hoy nos vamos a divertir.
La veo emocionada, trae su ropa y de paso la mía. Le miro y ella sólo pone ojos de cachorro.
—Quiero que estemos a juego. Como una pareja. Ya que lo pienso tu no me pediste que sea tu novia. —Me mira mientras se pone su ropa.
—Quiero ser más que tu novio nena. Pero ahora a cambiarnos quiero ver la naturaleza desértica.
Nos cambiamos cada uno mirándonos entre nosotros, cuando terminamos ella se pone un canguro en la cintura. Tenemos un conjunto de ropa de los pies a la cabeza. Hasta gorra para que el sol no nos pegue en la cara. Pone nuestros celulares y dinero en efectivo. Se me aprieta el corazón al ver que ella tiene dinero y yo aquí sin un centavo en el bolsillo. Ella nota mi mirada.
—Kale, no quiero que te pongas así. Sabes que hay hombres que tienen dinero y están con chicas que no. Sólo que esta vez es, al contrario. Tengo un montón de dinero y quiero gastarlo en nosotros.
Me abraza de la cintura mientras me da besos en mi pecho. —Sólo por ahora, por qué también quiero ganarme algo.
Se separa de mí y me frunce el ceño.
—No me va gustar esa idea, vamos a estar separados y luego los problemas y eso. —Hace un puchero cuando habla.
Me río al verla así, muevo la cabeza. Me dirijo a la puerta y ella me sigue. La abrazo y nos dirigimos al restaurante del hotel para poder desayunar. Cuando entramos la gente nos mira, mejor dicho, los hombres la miran a ella. La aprieto a mi cuerpo, sé que mi semen está entre sus piernas y eso me tranquiliza un poco. Nos sentamos en mesa de dos, agarro la carta y solamente veo postres, comidas, jugos, bebidas calientes y frías.
—Un surtido de frutas y que sean dos.
— ¿Pides por mí? —Me río cuando ella dice eso. Muevo la cabeza.
—No. Sólo para mí. No sé qué te gusta bebé.
—A mí me gusta el jugo de papaya y eso quiero.
Justo viene una señorita y asiente cuando pedimos lo que queremos. La miro y ella se pone ¿roja?
—Te pusiste roja. ¡¿Por Dios estás avergonzada?! —Me emociona ya que ella es coqueta pero no muestra tanto sus emociones. —Debe ser mi día de suerte para verte así.
—No te burles de mí. Mejor desayunamos y vamos.
—Es cierto que el agua de la laguna tiene forma... mejor dicho tiene vida propia. Pero yo pienso que sólo es mentira. —La señorita viene y nos trajo lo que pedimos. Me sorprendo al verla tomar rápido.
— ¿Ya? Tenemos que irnos. —Me apura y sin rechinar termino mi surtido.
— ¿Contenta? Por qué te aseguro que ya no quiero moverme. —Se ríe y se levanta de la silla para venir a mi lado y jalarme de los brazos. Pone un billete y nos dirigimos a la vía principal.
—No te preocupes por Jay, le di una tarjeta que puede gastarlo o enviarlo a su familia. Cuando estoy contigo es por qué quiero que estemos los dos solos.
Le agarro de las mejillas y le doy un profundo beso. No lo puedo evitar, me encanta besarla. Me separo de sus dulces labios y nos dirigimos a los buggys. Cora se acerca hacia el señor que nos va hacer el recorrido por las dunas.
—...iremos por las dunas para así poder ir a las partes altas y para que puedan ver el oasis en su esplendor. —Escucho al guía hablar, hay varias personas que están en su asiento. Cora y yo nos sentamos y nos abrochamos el cinturón de seguridad. —Tiene a 100 a 200 metros de altitud. Ahora sí vamos a disfrutar.
Se sube y enciende el buggy, arranca mientras sube las dunas. Cora agarra mi mano me volteo y sonrío, el viento está en nuestros rostros. No se por cuánto tiempo estamos recorriendo y se detiene en la cima en una de las dunas. Nos bajamos y miramos alrededor y observamos una delineación de forma precisa entre las dunas, Cora saca su celular y empieza a sacar fotos por todos lados.
—Debí traer mi cámara. —Me habla acercándose, me agachó y saca una foto de nosotros. —Seguro estarías genial en él. Ven posa para mí.
Me carcajeo y hago lo que dice, la gente que está ahí mirándonos, no me gusta tener la atención con solo tener los ojos de ella en mi es suficiente.
—Dame tu celular quiero sacarte también a ti. —Me lo da con un beso en los labios. Ella empieza y trato de parecerme a un fotógrafo. Cuando volteo me doy vuelta veo a las personas subiendo. —Cora cariño ven sube.
La ayudo a subir y empezamos nuevamente en la montaña rusa, pero de dunas ya que el duggy subía y bajaba según el tamaño de las dunas. Nuevamente se para en una duna alta y no es el único hay varios duggys alrededor. Ahí veo que vamos hacer el sandboarding, uno a uno baja de la duna hacia abajo.
—Bajo primero. —Escucho la voz de Cora y acepto me da su canguro y se echa en la tabla de sandboarding. El guía le dice que separe sus piernas para que pueda equilibrarse ante la caída. La veo bajar y sonrío cuando llega y empieza a saltar señalándome.
—Voy yo. —Me coloco el canguro para que no se pueda caer.
Me echo en la tabla y escucho susurros a mi espalda. Me volteo y veo a chicas hablando mientras sonríen a mi dirección. No escucho que me dice el guía y sólo miro adelante y me impulsó para bajar. Esto es hermoso estoy bajando y veo a Cora más cerca cada vez, pero no me gusta lo que veo, borro la sonrisa que estaba en mi rostro, cuando llegó agarró la tabla y me acerco a ella.
—Cora, cariño. —Se da vuelta y sus brazos se envuelven en mi cintura, veo que su sonrisa es forzada.
—Kale te presento a Daniel. —Me acerco a él y le tiendo la mano. —Daniel te presento a Kale, mi novio.
La sonrisa de Daniel no me gusta, pero le agarro su mano.
— ¿Quién es ese insecto? —Le susurró en su oído. Ella se estremece y me aleja de ahí. Alzo la ceja y le miro.
—No te va gustar lo que te voy a decir.
— ¿Se metió entre tus piernas? —Solo pensar en eso me hierve la sangre.
—No. Te lo voy a contar en la habitación.
Asiento y le doy un profundo beso, siento una mirada cuando abro los ojos lo veo mirándome.
— ¿Cora qué tal vamos a comer los tres juntos? —Se separa para sonreírme y voltear hacia ese Daniel.
—Yo no voy a ir contigo hacia la esquina, no eres más que una rata. —No sé qué está pasando, pero me gusta que le diga eso. —Kale será mejor que nos vayamos no quiero ver la cara del cobarde.
—Cora...
Pero nos subimos al duggy, la última parada hace en la duna que esta frente al oasis y se ve un lugar hermoso, bajamos y llegamos justo en la hora de almuerzo. Cora paga por el recorrido, nos dirigimos a la habitación y de ahí pide un almuerzo marino. Cuando llegamos nos bañamos juntos en un juego de frotarnos para estar limpios de tanta arena del desierto. Nos ponemos ropa casual para andar alrededor del hotel y ver sus alrededores. Me siento en la cama y prendo la televisión y pongo Netflix.
Se acerca para luego sentarse conmigo en la cama y se hecha para poner su cabeza en mi pecho ya que estoy echado.
—Lo conocí en la noche que te encontré en ese callejón iba ser mi ligue de ese día, pero...
—Yo lo arruiné. —Sé de qué habla.
—No. Esa noche conocí a alguien maravilloso, no lo digo por él lo digo por ti. Esa noche hice algo que me prometí no hacerlo.
— ¿Se puede saber qué es?
—Sí, es sobre mí y de la...—El sonido de la puerta nos saca de nuestra conversación. —Yo voy.
Busco una película de acción y cuando lo encuentro lo pongo. Cora entra con un carrito, me paro y la ayudo en ponerlos platos en la mesita que nos entregó el chico que trajo la comida. Con sólo ver la comida se me hace agua la boca. Comemos mirando la película y haciendo una y que otra tontería. Nos quedamos mirando dos películas y con el estómago lleno, cuando nos damos cuenta ya es las cinco de la tarde.
—Quieres que vayamos a ver la laguna, sólo la vimos el oasis y no la laguna.
— ¿Quieres ir ahora?
Asiente mirándome entre sus párpados, me abraza y me besa en el pecho. Aun estando echados en la cama.
—Entonces nos vamos, ya se va hacer tarde. —Nos levantamos y así como estamos nos dirigimos a ponernos zapatillas. Cuando salimos vemos el hermoso paisaje. El sol poniéndose es una de las vistas preciosa. Llegamos a la plaza donde está la estatua de una sirena y más allá esta la laguna en su esplendor. Me agarra de la mano y me jala hacia la laguna. Cuando estamos ahí me quedo impresionado hay todavía personas a su alrededor, nos sentamos en la arena y lo que viene a todos las personas nos dejan con la boca abierta. El agua se mueve, literalmente se mueve y hace figuras ya sea en el agua y por encima, me uno al jadeo que sale de las personas. Veo varias cámaras capturando el momento, me volteo para ver a Cora y ella sonríe al verme feliz.
—Has podido verlo, me impresiona que lo hayamos visto.
Me pongo detrás de ella y la abrazo, pongo su cabeza en mi hombro y ahí me llama la atención de su mano moviéndose en la arena haciendo figuras, veo entre la laguna y las manos de ella. ¿Es ella lo que hace eso? Me quedo estático al observar eso. Cora se voltea y me sonríe y yo le respondo, cuando lleguemos le voy a preguntar y espero que me diga la verdad.
— ¿Es emocionante verdad?
—Sí, muy lindo. ¿Cuánto tiempo pasó? Quiero dormir, tengo sueño. —Me quejo y pongo mi cara en su cuello.
— ¿Enserio?... Tienes razón hay que descansar.
Nos levantamos y cuando estamos por llegar al hotel vemos a un señor mayor vendiendo empanadas. Cora se acerca y pide dos empanadas de manzana, y se despide para luego darle un billete grande, viene corriendo a mi lado.
—Toma, esta rico. —Dice mientras le da una mordida al suyo y dejándome ahí mientras ella entra al hotel. Muevo mi cabeza con una sonrisa y le doy una mordida, está rico.
Me dirijo al hotel y de frente me voy al cuarto, al llegar veo la puerta abierta. Cuando entro escucho voces me extraña ya que sólo pasó pocos segundos. Cuando veo a ese Daniel encima de Cora me hierve la sangre, le agarro del cabello y jalo hacia atrás para luego darle un golpe que lo deja inconsistente.
—Kale ya basta. —Se me acerca para calmar mi enojo, me mira con los ojos llorosos que la abrazo mientras veo el cuerpo de Daniel en el suelo.
—Espero que esté muerto.
Ella se aleja de mí y se acerca al cuerpo para que pueda ver si tiene el pulso.
—Está bien pero no recordará nada de lo paso ni nuestros rostros. —Lo que veo es magnífico, sus manos tienen agua y pasan por su cuerpo curando sus heridas.
—Así fue como me curaste. —Susurro.
Él chico abre los ojos y Cora le habla, no escucho lo que dice con la sorpresa. Él se para y sale de la habitación dejándonos solos.
—Sé lo que estás pensando y te lo voy a contar todo. —Se dirige al baño y sale sólo con su ropa íntima, lo que significa sin nada, me pregunto si así duerme de vez en cuando. Se va a la cama a echarse, yo no me quedo atrás me saco toda la ropa sólo quedando con mi Bóxers, me acomodo en la cama y ella se echa a mi lado.
—Hace años, lo digo de verdad fue hace décadas, que yo nací. Te dije que tenía veintiocho años y era mentira, conocí a un hombre, era guerrero, lo amé tanto, pero hace tiempo solía odiarlo, ahora ya no. Era un día martes me iba a casarme, lo esperé, ahí era diferente la boda de hoy en día. —La abrazo y la pego a mi pecho, y yo que pensé que era un soldado. —Cuando llegó sabía que algo iba mal, me dijo que tenía una sorpresa y yo estaba feliz, pero ahora me doy cuenta que él no tenía una sonrisa en el rostro. Me llevó a un lugar fuera de donde vivíamos, ahí vi a tres personas, no sabía lo que pasaba hasta que escuché sus risas. —Llora en mi pecho, no sé por qué, pero sé lo que viene. —En delante de la persona que pensé que iba a pasar el resto de mi vida, la persona a la que yo amaba. Abusaron de mí, le pedí y le rogué que me ayudará, pero él se quedó viendo lo que hacían conmigo. Cuando se fueron lo único que hice fue correr y perderme, quería morir, pero no sé cómo pasó, pero llegué aquí cuando no había un ser humano. Quise ahogarme y grité con todas mis fuerzas, tal vez alguien me vio hacer eso y por eso se cuenta esa historia. —Se limpia las lágrimas y hace como si nada hubiera pasado. Trata de separarse, pero la envuelvo con mis piernas y brazos. —Un niño salió de esas aguas, al verme me agarró e hizo zambullirme en estas aguas. Cuando salí ya no estaba marcada, no tenía moratones por todo el cuerpo, yo creo que fue limpiada. Traté de encontrar al niño, pero no lo encontré, regresé a mi pueblo y ahí lo vi disque llorando mi muerte. Él se asombró con lo que vio en mí, hasta yo misma me asombre. Pero hice como si no lo conociera, todos se asombrarnos al verme hasta mis familiares. Yo solo hice, con todo el rencor que tenía dentro de mí pensé en algo afiliado y en mi mano apareció. —Se sienta y me mira, yo me quedo echado mientras observo su rostro riendo. —Me acerqué y delante de ellos lo maté, cuando me alejé del cuerpo sentí varias miradas, sin hacer caso salí en búsqueda de los demás y terminaron peor que el otro. Sé que debía sentirme mal, pero no, sin darme cuenta viví muchos años y ahora estamos aquí, lo perdoné. En varios años tenía miedo de que me tocarán, estuve con varias personas, pero no podían tocarme. Sabes, eres el único de quien en bastante tiempo me enamoré.
Me quedo en shock no pensé que ella fuera hacerlo, pero hasta yo mismo lo hubiera hecho.
—Ósea tú eres inmortal, viste a personas morir. ¿Eso no te duele?
—Debería sentir tristeza, pero no lo hago.
— ¿Pero qué va a pasará conmigo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro