Capítulo 8
No despego mis ojos de los Vigilantes. Me muevo lentamente, balanceando de más las caderas, hasta llegar a la mesa donde se encuentran los cuchillos.
Muy bien, Vega. Espero que tu idea funcione.
Agarro un cuchillo bastante similar con el que practiqué el otro día en el entrenamiento. Lo tomo delicadamente por el mango y comienzo a pasarlo suavemente por todo el largo de mi cuello. Tiro la cabeza un poco hacia atrás y entrecierro los ojos para dejar mejor visión de lo que estoy haciendo.
Cuando bajo un poco más el cuchillo, retomo mi posición inicial y veo como los espectadores se tensan, pero también hay un dejo de sorpresa y confusión en lo que estoy haciendo.
Paso el cuchillo por entre medio de mis pechos sobre la camiseta de ejercicio, la llevo hasta la cintura, por mis caderas y luego lo subo por mi brazo izquierdo hasta mi hombro.
Sin dejar el cuchillo comienzo a subir lentamente mi camiseta negra, dejando descubierto mi abdomen, engancho una parte de la tela al sujetador deportivo que tengo debajo para que no se caiga y que permanezca desnuda esa zona de mi piel.
Llevo el cuchillo allí y entrecierro los ojos haciendo una pequeña sonrisa de satisfacción por la sensación fría del metal contra mi piel caliente.
Todo lo que se puede escuchar en la sala es un completo silencio. Estoy en el centro, justo enfrente de los Vigilantes, y cuando vuelvo a abrir los ojos hay destellos de deseo en sus ojos.
Trago saliva. No es momento para acobardarse.
Detengo el movimiento del cuchillo por mi cintura y con cuidado lo llevo hacia mi palma izquierda. Hago un corte no muy profundo, lo suficiente para que salga sangre. No hago ninguna mueca, en vez de eso paso el cuchillo con un poco de sangre por mis labios sin apartar la vista de los Vigilantes.
Uno de ellos se remueve incómodo en el asiento, mientras que otro se aleja más de la silla hasta el punto de casi se cae.
Bien. Justo lo que quiero.
Llevo mi palma hacia mi cuello y comienzo a hacer caricias sobre este y bajarla hasta mi clavícula , siento como la sangre caliente se impregna en mi piel y como unas gotitas chorrean. El cuchillo lo guio nuevamente a mi abdomen y dibujo sobre este unas líneas rojas alrededor de mi cintura. Por último paso mis dedos por mis labios ahora con gusto a sangre y sonrio.
Comienzo a moverme de nuevo hacia la mesa de los cuchillos y agarro un par más sin soltar el que tenía en mi mano derecha. Luego me posiciono en el área de tiro.
Respiro.
Flexiono mi brazo y lanzo el primer cuchillo. Cae en el centro. Luego hago lo mismo en la diana siguiente, también queda en el centro. Por último, tomo el cuchillo que tenía mi sangre, estiro mi brazo y lo lanzo.
Sonrio satisfecha cuando cayó en el centro. Me volteo para mirar a los Vigilantes.
Siguen cada uno de mis movimientos sin perderse ni un detalle. Hay una sonrisa engreída en uno de ellos que me hace temblar, pero no lo demuestro. Me vuelvo a posicionar en el centro de la sala, acomodo mi camiseta y juego con un mechón de pelo mientras sonrio inocente.
—Gracias, caballeros —comento y me encamino hacia la puerta sin oír un solo comentario de ellos.
Espero que haya funcionado.
Cuando salgo, camino rápidamente para que ningún tributo pueda ver como voy. Siento la sangre seca en mi cuello y solo me dan ganas de vomitar. Logro captar algunas miradas, pero la mayoría se encuentra nervioso por la prueba y los profesionales ya se fueron, así que me relajo un poco.
Vuelvo hacia el departamento del piso cuatro, es un alivio cuando llego y no veo a nadie cerca. Lo primero que hago es darme un baño, limpio bien mi piel para eliminar todo rastro de sangre. Froto la esponja hasta quedar roja. Una vez que termino de enjuagar el jabón y lavar mi pelo, me quedo un rato más bajo el agua caliente que cae.
No puedo creer lo que hice. Seguí el consejo de Vega, los hice tocar mi cuerpo con los ojos, pero sin estar desnuda, me hice valer y les demostré que no solo soy un cuerpo bonito sino que también sé manejar armas.
Finnick me dio la idea, no fue estar completamente desnuda como él hizo, sino que fue provocar el mismo sentimiento. Espero no arrepentirme luego y espero que cuando se lo cuente al rubio no lo tome a mal.
Salgo del baño y me cambio a ropa más cómoda. Cepillo mi pelo y lo dejo suelto para que se seque.
Probablemente den los resultados de las pruebas luego de la cena. Estoy nerviosa.
Escucho unos golpes en la puerta. Calzo mis zapatos y me apresuro a abrir. Mags me recibe con una sonrisa sincera, cuando me ve hace un gesto con su dedo indicando su muñeca y luego su panza.
—¿Es hora de la cena? —interrogo.
Ella asiente con la cabeza. Cierro la puerta de mi habitación y nos encaminamos hacia el comedor.
—Gracias por avisarme —sonrio.
Mags me cae bien. A pesar de que no sé mucho de ella, su sola presencia es... tranquilizadora.
Se detiene de pronto y gira a verme. Acomoda un mechón de pelo detrás de mi oreja y me sonrie. Luego continúa su camino hasta tomar asiento en el comedor.
Siento como mi garganta se cierra y como las lágrimas se comienzan a formar en mis ojos.
Ese gesto inocente me recordó a mamá. Cómo la extraño...
Aparto las lágrimas y me siento junto a ella. A los pocos minutos llegan Blake y Darya. A mitad de la cena se nos une Finnick, cuando nuestros ojos se encuentran me sonríe pero enseguida apartó la vista a su plato de comida.
—¿Cómo les fue en su sesión privada? —pregunta—. ¿Creen que lo hicieron bien?
—Voy a obtener una puntuación alta —responde arrogante el castaño—. Les enseñé mi habilidad con las armas, seguro quedaron impresionados —sonríe de lado.
Finnick se limita a asentir. Puedo notar cierta tensión entre ellos, pero no sé si se deba a que casi tienen la misma edad y el rubio es nuestro mentor, si Blake no considera buenos los consejos del rubio o porque simplemente no se caen bien.
—¿Venus? —se dirige hacia mi—. ¿Cómo piensas que te fue?
—Sinceramente... no lo sé —bajo la vista a mi plato.
Escucho la risa de Blake, Darya a su lado está intentando callarlo, pero ella misma tiene una sonrisa disimulada en su cara.
—Blake —lo llama con tono frío.
—¿Qué? —contesta altanero—. ¿Se supone que tengo que ser amable con ella o alguna mierda de esas?
Mi vista pasa de Finnick a Blake, veo como el primero se pone cada vez más tenso y como sus manos se van cerrando hasta formar puños.
—No me hagas reir, Venus —inquiere levantando una ceja en mi dirección—. ¿No estás al tanto de lo que se escucha por el distrito? —comenta sin apartar sus ojos de los míos, pero claramente hablándole a Finnick.
—No —responde cortante el rubio—. Y no me interesa. Mi única preocupación es ayudarlos a sobrevivir y si no estás de acuerdo con mis métodos puedes ser libre de retirarte.
—¿No es como si pudiera ir a ninguna parte que no fueran los juegos, no? —comenta burlón.
—Me exprese mal —apoya los puños sobre la mesa y se inclina un poco—. Sigues yendo a los juegos, pero sin mi ayuda. Tratarse como lo estás haciendo en estos momentos es una cosa en la Arena, aunque tampoco la acepte, pero ahora sigues siendo un tributo que tuvo la mala suerte de salir cosechado, al igual que tu compañera. Así que ten algo de respeto.
La mesa se queda en silencio. Tanto el rubio como mi compañero no apartan la mirada del otro y no es hasta que el castaño desvía la mirada que relajo un poco mi cuerpo. Terminamos de comer sin mediar palabra.
Blake sabe lo que se decía en el distrito de mí, me conocía antes de subirme a ese tren. Digo, había varios rumores pero era justamente eso, algo que se decía a voces, ¿cómo se enteró?
Mejor dicho, ¿por quién se enteró?
—Ya van a anunciar las puntuaciones —rompe el silencio Darya emocionada.
Nos encaminamos hasta el sillón del living, frente a una enorme pantalla, donde un Caeser Flickerman vestido de un color azul extravagante se encuentra relatando lo entusiasmado que está por los juegos de este año.
Me siento en un sofá alejada de mi compañero y Darya, quienes se encuentran en el centro de la sala. Mags se posiciona cerca mío, mientras que el rubio tomó asiento frente a mi.
Una imagen del tributo del distrito uno da por inicio las puntuaciones de la sesión privada. Para sorpresa de nadie, el tributo del uno llamado Morgan recibe un diez. Su compañera, Agatha, un nueve. Luego sigue el distrito dos, tanto Einar, como su compañera, Madison sacan un diez. Los profesionales son siempre los que sacan las puntuaciones más altas y este año no fue la excepción.
Luego de que Caesar diga las puntuaciones del distrito tres, llega nuestro turno.
—Aquí vamos —menciona confiado mi compañero.
—Del distrito cuatro —anuncia Caesar—. Blake Ambler, con una puntuación de...nueve.
El castaño se levanta de un salto del sillón y grita eufórico por la puntuación que recibió. Darya hace lo mismo y lo felicita.
Aparto la mirada de ellos y la vuelvo a dirigir a la pantalla, encajo las uñas en mis palmas para controlar los temblores.
—Ahora, la tributo femenina del distrito cuatro —sonríe—. Venus Harkin, con una puntuación de... —Caesar se queda por un segundo callado confundido—. Doce —finaliza.
Siento como si un chorro de agua fría me recorriera por el cuerpo. Debe ser un error.
—¡Una puntuación de doce! —repite—. Una de las mejores puntuaciones en años, ¿quién eres Venus Harkin? —concluye con una sonrisa coqueta antes de pasar al tributo del distrito cinco.
No puedo moverme. Un doce.
Una mano se posiciona sobre mi hombro. Mags me sonríe de forma cálida y asiente con la cabeza en señal de aprobación.
El rubio se levanta del sillón y se encuentra a medio camino cuando la voz de Blake lo frena.
—¿Con quién te acostaste? —suelta bruscamente.
Y siento como todo mi cuerpo se tensa. Me levanto del sofá sin saber qué hacer o decir.
—¿Con quién te acostaste para obtener esa puntuación? —repite cada vez más cerca de mí—. Lo hacías en el cuatro, ¿no? —inquiere en forma de burla—. Me imagino que también lo harás acá, así que ¿quién fue? —sonríe de lado.
Finnick se interpone entre Blake y yo cuando el castaño se acerca lo suficiente a mi cuerpo.
—Ambler, ya es suficiente —dice en voz baja el rubio sonando amenazador—. Mejor trata de calmarte un poco y tal vez podamos seguir esta conversación de manera civilizada en la mañana. Estoy seguro que querrás celebrar tu magnífica puntuación —aclara con sarcasmo—. Mejor hazlo en tu habitación.
Bufa y se retira enojado con Darya pisándole los talones. Mags me da un apretón en mi brazo antes de irse.
—Vamos —hace un gesto con su cabeza en dirección al pasillo—. Te acompaño a tu habitación.
Durante el recorrido se mantiene callado, sigue tenso, lo puedo notar por como trata de respirar profundamente y en la manera en que aún no suelta sus puños. Abre la puerta y en vez de retirarse cuando entro, se encamina hasta el balcón, apoya sus manos ahora en la barandilla y fija su vista en la ciudad.
Exhala.
Me acerco a paso lento y me posiciono al lado de él, dejando varios centímetros de distancia entre nuestros cuerpos.
¿Con quién te acostaste? Esas palabras siguen retumbando en mi cabeza.
—No es cierto lo que dijo Blake —me apresuro a aclarar—. No me acosté con nadie, solo di mi prueba, es la verdad.
—Venus —suspira—. Te creo, tranquila.
—Lo que dijo sobre el distrito cuatro...no es verdad —trato de excusarme.
—No tienes por qué explicarme nada —aparta sus ojos de la ciudad para mirarme—. No me interesa lo que diga Ambler y ten por seguro que no le creo a él, te creo a ti —se calla, pero abre varias veces la boca tratando de decir algo—. Y si quieres hablar estoy aquí o si no quieres hablar también estoy aquí —se encoge de hombros.
Sonrio.
—Tal vez podamos dejar la charla cuando sepa que voy a volver —bromeo.
—Vas a volver —responde serio.
Luego de eso nos quedamos viendo las luces de la ciudad. Lo que acaba de pasar con Blake va a ser un problema en la Arena. Si con el comentario anterior sospechaba lo que él sabía, ahora con esto me lo deja claro. Obviamente estaba enterado de los rumores.
Miro de reojo a Finnick. No quiso que le explicara sabiendo los comentarios que hizo mi compañero sobre mí, lo que dió a entender de una manera para nada sutil.
Solo espero que Gia este bien con mi padre. Tengo que volver, necesito volver.
—¿Me vas a contar que hiciste en la prueba? —cuestiona curioso.
—Bueno... —sonrio divertida—. Digamos que les mostré de lo que era capaz —hago una pausa —. Con un cuchillo y mi cuerpo.
—Ahora estoy más interesado —me mira levantando las cejas en tono sugerente.
Nos reímos después de eso.
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Holaa, ¿cómo están?
Hasta acá el nuevo capítulo, ¿les está gustando?
Cada vez falta menos para los Juegos!!
Me ayudan mucho dejando un comentario y votando :)
Nos leemos el viernes
~Luly
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