Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 31

Advertencia: temas sensibles a tratar, abuso sexual, no consentimiento, pensamientos intrusivos.

✦✦✦

Cabeceo por décima vez en lo que va de la noche. Los juegos comenzaron hace tres días. Tres días donde no me separo de la pantalla y no salgo de estás cuatro paredes.

Finnick va y viene. Le informa los avances a Mags y a veces tiene que desaparecer por varias horas ya que es solicitado. Ese es el único momento en donde mi cabeza no está en los juegos.

Está teniendo demasiados clientes y tengo miedo de lo qué pueda hacer. En cuanto a mí, todo está tranquilo. Demasiado tranquilo.

—¿Cómo sigue? —pregunta ebrio Haymitch.

Desde el minuto uno que Finnick hizo esa presentación incómoda, el rubio no se separa de mí. Aprecio la compañía, pero más de la mitad del tiempo va borracho.

—Igual —bufo—. Están separados, al menos los profesionales no están cerca de ninguno de ellos.

El vencedor se sienta a mi lado y juega con el vaso en su mano hasta que lo termina de un trago.

—¿Cuántos vas? —inquiero. Nunca vi a alguien tomar tanto.

—No los suficientes para soportar tu constante preocupación por esos chicos.

Recuesta su cabeza en el respaldo del sillón y cierra los ojos.

—¿No quieres saber por los tuyos?

—Morirán los ayude o no —responde—. No tienen oportunidad.

Estos días al lado de Haymitch pude notar varias cosas. Su problema con la bebida, su pesimismo y su manía de molestarnos a Finnick y a mí.

—¿Dónde está el chico dorado? —interroga—. No lo veo por aquí.

—Tienes los ojos cerrados —menciono obvia.

—¡Agh! —se acomoda en el sillón—. Necesitas dormir, no creo que pueda soportar tu sarcasmo junto a tu preocupación.

—No tengo sueño —digo irritada—. Y nadie te retiene aquí.

—Te veías muy sola —contesta simple—. Mejor yo que Gloss o Enobaria. Te estoy haciendo un favor, Sirenita.

—Pues muchas gracias, Haymitch —menciono con sarcasmo—. Aunque nadie pidió tu ayuda.

—Es gratis, aprovecha mi sabiduría y compañía —coloca el vaso encima de la mesa enfrente del sillón.

Pongo los ojos en blanco. No sé cómo lo estoy soportando, pero es el único que se me acerca cuándo Finnick no está sin que tenga dobles intenciones.

Escucho como abren la puerta y me volteo rápidamente para ver si es Finnick. Mi esperanza desaparece al ver a un avox, pero se me forma un nudo en la garganta cuando no aparta sus ojos de mí.

—Ahora vuelvo —murmuro.

Haymitch está intentando abrir una nueva botella de whisky así que no nota cuando casi tropiezo con la mesa al pasar por su lado.

Llego hasta el avox que se encuentra en un lugar más apartado de la sala. Me entrega un sobre y se retira a paso acelerado luego de eso.

Giro un poco mi cabeza para fijarme si alguien está viendo pero los mentores presentes están concentrados en la pantalla.

Suelto el aire que tengo retenido y abro el sobre. Siento como si la presión me baja de golpe. El presidente Snow se complace de anunciar que tengo un nuevo cliente, tengo que estar lista para las diez de la noche.

Busco el reloj de la sala. Son las nueve, una hora para prepararme.

—¿Haymitch? —llego hasta su lado—. ¿Puedes estar atento por si pasa algo?

Él me mira confundido.

—Tengo que hacer unas cosas... —juego con mis dedos incómoda.

—Claro... Aunque te aviso que no podré recordarlo —arrastra las palabras.

—No importa —afirmo—. Luego nos vemos.

Salgo rápido de ese lugar en dirección al ascensor. Ni Mags ni Darya se encuentran cerca cuando entro en el departamento del cuatro. Me encamino hasta mi habitación y un escalofrío me recorre cuando veo una caja sobre mi cama.

En este caso se trata de un camison transparente negro que no cubre demasiado y una tanga haciendo el conjunto.

Mis ojos pican pero no voy a llorar.

Me ducho y luego me cambio. Se siente como si fuera desnuda, el único lugar dónde hay un poco más de tela es en mis pechos pero el resto es completamente translúcido. Tomo unos tacones negros y rebusco en el armario si hay algo que pueda usar para cubrirme.

Desisto al no encontrar nada y salgo cuidadosa al balcón en dirección a la habitación de Finnick. Tal vez encuentre el saco que me prestó la primera vez.

Las luces se encuentran apagadas, entro por el ventanal que actúa como puerta y trato de tantear con mis manos el interruptor de la luz. Choco con la cama en el proceso y un gruñido de dolor sale de mi boca.

—Mierda.

—¿Venus? —las luces se prenden—. ¿Qué haces? —pregunta con voz adormilada.

Restriega sus ojos y parpadea varias veces hasta enfocar su vista en mí. El color sube a mis mejillas por la vergüenza. Técnicamente voy desnuda, cruzo los brazos a la altura de mi pecho para tapar algo, pero es inútil.

—¿Qué pasó? —se levanta de la cama—. ¿Qué haces así... —no llega a terminar la frase cuando se da cuenta de lo que sucede.

—¿Puedes prestarme un abrigo? —pregunto incomoda.

Frunce las cejas y pasa las manos por sus rizos. Voltea hacia el armario y rebusca el saco largo que usé la vez anterior.

Pequeñas arruguitas se forman al lado de sus ojos cuando se acerca y me coloca el abrigo y lo cierra. Se queda mirando el moño que hizo con el lazo.

—¿Cuándo llegaste? —susurro.

—Hace una hora más o menos —juega con sus manos—. Iba a bajar pero estaba cansado y...

—Está bien, Finnick —entrelazo nuestras manos—. Además, todo sigue igual.

Aparta su vista de nuestras manos y me mira fijamente.

—Tenía la esperanza de qué no volviera a suceder —aprieta la mandíbula.

—La suerte no está de nuestro lado —bromeo.

—Venus...

—Estaré bien —separo nuestras manos—. Solo... espérame, ¿sí?

—Siempre —sonríe tenso.

Se escuchan mis tacones cuando me alejo. Trato de hacer el menor ruido posible al salir del departamento y tomar el ascensor.

Fuera del edificio ya hay un auto esperándome, es diferente que al anterior y cuando un señor me abre la puerta puedo confirmar que no es el mismo.

Trago saliva.

Tal vez sea otro cliente...

El viaje transcurre en silencio y por la cantidad de minutos que llevo contando en mi cabeza puedo decir que el lugar está más lejos está vez.

Al llegar, el chofer abre la puerta. Una casa es lo primero que veo, una mansión en realidad porque es enorme.

—Siga el pasillo.

Me estremezco al escuchar la voz del hombre.

—Al fondo a la derecha.

Vuelve a entrar al auto y cierra con un portazo. Me obligo a caminar y mantener la calma. Juego con mis manos una y otra vez. Paso una reja y camino por un pasillo de piedra blanca, al final de este doblo hacia la derecha. Una puerta roja me recibe.

—Tu puedes, Venus —susurro para mí misma.

Doy dos golpes a la puerta y enseguida se abre, como si estuviera esperando que llegara.

Mi respiración se corta, un escalofrío me recorre el cuerpo logrando que mis pelos se pongan de punta.

Es mayor.

Mucho mayor que el anterior.

Probablemente sea de la edad de Dennis o mayor. Solo que Dennis no parece de su edad. El hombre no está en forma, se puede notar por los botones de su camisa que quieren abrirse. Lleva el cabello castaño peinado hacia atrás y lentes que no logran ocultar el deseo que desprenden sus ojos.

Tengo ganas de vomitar.

—Sirena... —su voz destila lujuria—. Creí que nunca llegarías —extiende su mano para que ingrese.

Apenas doy un paso dentro de la habitación se abalanza sobre mí. Desata mi saco y me lo saca apresurado, cae en el piso. Comienza a pasar sus manos por mi cuello, mis pechos, abdomen.

Caigo en la cama cuando me hace caminar hacia atrás. Su boca recorre mi mandíbula y cuello. Chupa y lame ávidamente.

Trato de no pensar. O pensar en otra cosa. O...

Su cuerpo me aplasta, su panza presiona contra mis caderas y me siento acorralada. Su bigote pincha cuando besa mis pechos. Sus dedos acarician mi pierna derecha y cada vez sube más hasta levantar el camisón y tantear mi entrepierna. Corre hacia un lado mi tanga.

Cierro los ojos con fuerza. Estoy en el mar, en el agua. Con el sol calentando mi piel y el viento moviendo mi pelo. Gia está conmigo, Wade está conmigo. Finnick me sonríe...

—¡Ah! —suelto cuando un dolor atraviesa mi intimidad.

Todavía no estoy acostumbrada y siento como con cada embestida algo se rompe dentro de mí.

—Eres un encanto, Sirena —comenta agitado—. Un verdadero... encanto —se desploma sobre mí.

No fueron ni cinco minutos. Me remuevo incómoda debajo de él para que se aparte. Rueda hasta quedar boca arriba en la cama. Su respiración es agitada y tengo miedo de que algo le suceda y yo sea la única culpable que puedan señalar.

Cuando me levanto de la cama algo chorrea entre mis piernas.

Inhalo profundamente.

Me apresuro a recoger mis zapatos y el saco. El hombre está medio dormido, con el pantalón abierto y los botones de la camisa desabrochados, hasta hay algunos rotos.

Voy a abrir la puerta hasta que lo recuerdo. Esto no es gratis. Estaba demasiado traumada la primera vez pero puedo pedir cosas...

—Me alegro que haya disfrutado de mi compañía —digo ocultando la expresión de asco—. Pero me temo que todo tiene un precio...

El hombre se acomoda mejor en la cama, apoyando la cabeza en el respaldo. Sus ojos lujuriosos me recorren y una sonrisa perturbadora aparece en su rostro.

—Por supuesto. Soy un hombre de palabra —carraspea—. ¿Qué quieres? ¿Dinero, joyas, ropa, maquillaje?

—Nada de eso —me acerco lentamente hasta quedar parada frente a la cama—. Los juegos comenzaron y soy mentora este año —una sonrisa coqueta aparece en mi rostro—. Mi tributo tuvo un inconveniente —recuerdo que Annie estaba teniendo problemas para encontrar comida—. Usted me podría ayudar —recorro con mis dedos el contorno de mi cuerpo lentamente.

—La escucho.

✦✦✦

Al entrar a mi habitación todo el cansancio me golpea de repente. Dejo los tacones a un lado y me saco el abrigo lentamente. El frío cala en mis huesos, mis muslos están pegajosos y las ganas de vomitar todavía no se fueron.

Corro hasta el baño y vomito en el váter. Un ardor recorre mi garganta y los ojos me lagrimean.

Unas manos recogen mi pelo y dejan pequeñas caricias en mi espalda. Continúo varios minutos más hasta que siento que voy a vomitar mi estomago completo. Tiro de la cadena y me recuesto en la pared, los fríos azulejos chocan con mi piel.

El rubio coloca varios mechones de pelo detrás de mi oreja y luego deja pequeñas caricias en mi mano.

—Ya estoy bien —menciono con voz entrecortada.

Abro los ojos. Finnick me mira con expresión preocupada, tiene tensa la mandíbula y sus ojos verdes se ven furiosos. Pero no conmigo.

Intento levantarme pero cuando mis piernas me fallan, Finnick me ayuda.

—La ducha —aclaro.

Él me acompaña hasta que puedo entrar a la ducha sin caerme y luego se voltea.

—¿Pudiste dormir algo? —intento calmar el ambiente.

—Dormiré ahora.

Paso el jabón repetidamente por mis piernas para sacar todo lo pegajoso. Me entran ganas de vomitar otra vez pero me contengo.

—Venus... —dice con tono de advertencia cuando paso de más las uñas por mi piel.

No entiendo cómo lo hace. Ni siquiera está mirando.

—Ya terminé —salgo de la ducha.

Finnick nuevamente me deja un conjunto de ropa y me cambio para luego salir a la habitación. Me recuesto a su lado, se gira para mirarme a los ojos.

—Fue algo... inesperado —explico—. Eso es todo.

Se mantiene serio.

—No es tu culpa, Finnick —digo lo que lo atormenta—. Nunca podría ser tu culpa.

—Quisiera estar en el cuatro —sus ojos se vuelven brillosos—. Solos en la playa. Sin este miedo constante.

—Falta poco —afirmo.

Nos mantenemos en silencio durante minutos.

—Conseguí un patrocinador para Annie y Adrian.

Me mira desconcertado.

—¿Cuándo conseguiste un patrocinador? —Abre mucho los ojos—. Oh.

—Tenía que beneficiarme de alguna manera, ¿no? —bromeo.

—Algún día harás que me maten —suspira. 



✦✦✦

Holaa, ¿cómo están? 

Hasta acá llega el capítulo de hoy, como vemos Haymitch anda revoloteando alrededor de Venus jjajaja. Finnick está frustrado por la situación y el hecho de que no pueda proteger a Venus o no pueda evitar que ella pase por lo mismo que él lo hace sentirse peor :(

¿Qué piensan del capítulo? ¿Les está gustando la historia? 

Puede ser que sea obvio o no, pero ¿tienen personaje favorito de los libros/películas? 

Nos leemos la próxima. 

~Luly 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro