Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24

Este viaje está siendo una tortura, ver a la familia de los tributos caídos, recordar sus nombres, ver sus caras en sus familias. Es demasiado. Estos días fueron prepararme con Jazeera y Milos, practicar los discursos con Mags y Finnick y evitar todo lo posible a Darya.

Por ahora está funcionando, salvo por la parte de que la ropa es extremadamente ajustada, corta y reveladora, por la parte de que cuando leo los discursos se forma un nudo en mi garganta y las lágrimas se acumulan en mis ojos y estoy recibiendo más comentarios de Darya en estos días que en el tiempo que pasamos en el Capitolio.

Un sueño.

No quiero levantarme de la cama, estoy segura que este día será el peor de toda la gira y eso que todavía tengo que enfrentarme a los padres de Einar y Blake y ver al presidente en el Capitolio.

Hoy llegamos al distrito siete, hoy voy a ver cara a cara a los padres de Vega, a sus hermanas.

Los discursos en los demás distritos fueron más... fáciles. Por horrible que suene. No conocía a los tributos y es algo de lo que me arrepiento, porque ellos no tenían la culpa de esto.

En el distrito doce, una niña que llevaba dos trenzas a los costados y se notaba el hambre que pasaba me dijo que era admirable si todo lo que hice fue para volver con mi hermana.

Mi cuerpo se tenso automáticamente, pero le sonreí a la niña de ojos grises agradeciendo y me aguanté hasta volver al tren para llorar.

Pero hoy, hoy será peor. Si bien nos conocimos en las circunstancias menos favorables, consideré a Vega una gran amiga, la mejor si puedo decirlo. No me juzgó y tampoco se dejó llevar por los comentarios, al contrario, me ayudó y alentó a ser más fuerte.

Y eso es algo que siempre le voy a agradecer aunque últimamente no me sienta de esa manera.

Doy varias vueltas entre las sábanas hasta que consigo levantarme, Milos me mataría si la marca de la almohada se me queda en el rostro.

Salgo de la habitación que me asignaron en el tren y me dirijo al comedor con la suerte de que Darya no esté allí. Mags y Finnick ya se encuentran desayunando.

—Hola... —menciona con una sonrisa forzada el rubio.

Mags en su lugar hace un gesto que identifico como un saludo y yo hago lo mismo. Ella solo sonríe complacida.

—¿Pudiste dormir algo?

Niego con la cabeza mientras tomo asiento y me sirvo el desayuno.

—¿Quieres practicar el discurso antes de llegar al siete? —mantiene una expresión cautelosa.

—En realidad —trago saliva—. Me gustaría decir otra cosa, algo más... personal —levanto la vista del plato y la enfoco en el rubio.

Él asiente con la cabeza y pasa una mano por sus rizos despeinados.

—Eso sería lindo, Venus.

Darya no aparece, cosa que agradezco pero al poco tiempo Jazeera y Milos hacen acto de presencia para comenzar a prepararme. La misma rutina donde lavan mi cabello, pasan una cantidad obscena de cremas por mi piel y luego se dedican a maquillarme y peinarme.

Creo que tengo que agradecer la elección de hoy, solo colocan delineador negro y brillo para labios, mientras que el cabello lo dejan con ondas. Los anteriores días llegaron a colocar piedras y brillos en mis ojos y demasiados accesorios en mi cabello.

Cuando me muestran el atuendo, es la primera vez que desprendo un grado de emoción al verlo. Es verde y el hecho de que Vega continuara diciendo que era un árbol me saca una sonrisa. Es una falda larga que calza a la altura de mis caderas y del mismo color y tela es la parte superior, dejando mi abdomen descubierto.

No es lo más revelador que usé y estoy feliz por eso.

—Perfecta... —afirma Jazeera una vez terminamos.

—Gracias a ustedes —comento con una mueca al no poder decir lo que en verdad pienso.

Salimos nuevamente al comedor, Mags y Finnick ya se encuentran listos y Darya aparece apurada sujetando con fuerza unas tarjetas en su mano.

—No voy a leer el discurso —aviso cuando ella me entrega una de esas tarjetas—. Y no me importa lo que tengas que decir al respecto.

Ella abre la boca para responder pero la mirada que le regala el rubio hace que se guarde lo que tenía para decir.

—¿Lista? —menciona con una expresión de preocupación, una que no abandonó desde que subimos al maldito tren.

—Eso creo...

Bajamos del tren y unos Agentes de la Paz nos escoltan hasta el edificio en donde se hará el homenaje. Empiezan a sudarme las manos y la respiración se agita. Escucho los murmullos de las personas. Paso varias veces mis manos por la tela de la falda para secarlas cuando escucho mi nombre y luego me escoltan hasta la especie de escenario donde se encuentra un micrófono.

Suspiro.

Las familias de los caídos siempre se encuentran en una tarima, con la foto de sus hijos detrás suyo. A la derecha se encuentra la familia del tributo masculino, Bruce, se nota por su imagen que era uno de los tributos de menor edad. Solo su madre y padre se encuentran en la tarima y un nudo se forma en mi garganta al pensar que perdieron a su único hijo.

Del lado izquierdo está la familia de Vega. Sus hermanas y padres, todos muy parecidos a ella.

Inhalo profundamente y luego exhalo. Me acerco al micrófono y la cantidad de gente me abruma un poco pero trato de encontrar mi voz y decir lo que tengo que decir.

—Gracias por recibirme en su distrito —carraspeo—. Me encantaría decir que es un placer estar aquí hoy y que es un honor estar aquí de pie. Pero para que esto sucediera otros tributos tuvieron que morir y Bruce y Vega fueron uno de ellos —trato de controlar las lágrimas que amenazan con salir—. No pude conocer a Bruce y eso es algo de lo que me arrepiento cada día, no haber cruzado palabra con los tributos de estos juegos.

Juego con mis manos, los padres de Bruce están llorando. Lentamente me concentro en la familia de Vega.

—Vega fue mi mejor amiga —clavo las uñas en mis palmas—. No solo fue una aliada sino alguien en quien pude confiar hasta el final y me demostró lo que era una verdadera amistad. Nunca la voy a olvidar.

Doy un par de pasos hacia atrás tratando de enfocar mi vista.

—Gracias.

✦✦✦

Decir que lloré después de eso es poco, Finnick no podía consolarme y yo no lo dejaba que se acercara por miedo a lo que pueda producir el contacto de su cuerpo contra el mío.

Odio todo esto.

Odio los juegos, a Snow, a esta gira, odio la vida que me tocó.

Los siguientes días apenas salí de mi habitación, comía aquí dentro y luego Jazeera y Milos venían a prepararme. Para el distrito cuatro me hicieron usar un vestido que simulaba una red de pesca. Era corto hasta mis muslos y completamente transparente. No faltaron los comentarios y pude ubicar dentro del público al chico que me crucé dos veces donde la última oportunidad recibió un cabezazo en la nariz, de lo cual me siento muy orgullosa.

Fue una tortura.

Finnick cada vez se encuentra más tenso y preocupado, está en su mundo y no estamos hablando tanto. Y no sé a qué se deba, o tal vez sí, pero prefiero no decirlo en voz alta.

Hoy fue el turno del distrito tres y pensar que estamos a un día del distrito de Einar hace que se me congele la sangre. Definitivamente no sé cómo voy a hacer para mirar a su familia y dar un discurso en donde me siento honrada de estar parada en ese momento.

Miro el paisaje a través de la ventana del tren para apartar esos pensamientos de mi cabeza. Está anocheciendo, parece irreal, pero en estos momentos no parece Panem la imagen que se muestra. Tan tranquilo y... pacífico.

—Aquí estás —Finnick entra al vagón del tren y se sienta a un lado—. Te estuve buscando por todos lados.

—Pues... aquí estoy —digo sin ánimo.

—Solo quedan unos días más, puedes hacerlo —afirma.

—Y luego el Capitolio —bufo resignada.

Él se remueve incómodo en el asiento y aparece un gesto de inquietud en su rostro.

—Finnick, ¿te encuentras bien? —interrogo—. Estás un poco... distraído desde que subimos al tren.

—Estoy bien —menciona demasiado rápido y poniendo una sonrisa coqueta típica del Capitolio—. Solo no me hace mucha ilusión volver al Capitolio, eso es todo.

—Te voy a decir lo mismo que tú me dijiste a mí —veo fijamente sus ojos—. Puedes contarme lo que sea, soy buena escuchando —digo sincera.

Él suelta una carcajada seca.

—Gracias, Venus —sonríe está vez más relajado—. Aunque no siempre se puede decir en voz alta lo que se piensa.

—Puedes intentarlo.

—Lo tendré en cuenta.

Luego de eso nos mantenemos en silencio. Él no me presionó para que hable de lo que me atormenta así que yo tampoco voy a hacerlo.

Más tarde cenamos y cada uno se retiró a su habitación. Al día siguiente Jazeera tiene que hacer un trabajo enorme para cubrir mis ojeras, no pude dormir en toda la noche, los recuerdos de Einar tocando mi cuerpo me perseguían cada vez que cerraba los ojos.

Para el atuendo del distrito dos la elección fue un conjunto de pantalón y camisa de una tela bastante vaporosa con un una especie de corpiño con joyería debajo. Demasiado revelador, otra vez.

Al bajar del tren, los Agentes de la Paz, como en todos los distritos anteriores, nos escoltan hasta el edificio de Justicia, donde se dará el homenaje a los caídos.

Al subir al escenario, sujeto con fuerza las tarjetas donde se encuentran escrito los discursos y lo primero que mis ojos enfocan son la familia de Madison y de Einar al fondo del público.

La imagen de Einar en la pantalla hace que mi cuerpo tiemble y que tense los músculos.

—Gracias... —levanto las tarjetas y comienzo a leer—. Es un honor para mí estar aquí hoy, sé que esto no hubiera sido posible sin los otros tributos, Madison y...

Trago saliva. Las manos me tiemblan y tengo que hacer lo posible para mantener sujetas las tarjetas.

—Comparto con ustedes y las respectivas familias la tristeza de sus pérdidas —sigo leyendo las tarjetas pero a medida que digo una palabra un nudo en mi garganta se forma—. Los tributos eran guerreros valientes que cayeron con dignidad...

No puedo hacer esto.

Levanto la vista y me concentro en la familia de Einar. Solo se encuentra su padre con una expresión seria que es imposible de leer.

—Lo siento... no puedo hacer esto —menciono en voz baja—. No conocí a Madison y a Einar, pero ellos parecían conocerme muy bien. No los culpo, estábamos en los juegos, pero no comparto las decisiones que tomaron y cómo actuaron.

La madre y hermanas de Madison están llorando, el público se encuentra en silencio.

—Einar intentó violarme —se me quiebra la voz—. Creo que incluso en los juegos hay límites que no se deben cruzar —lágrimas se acumulan en mis ojos—. Lamento sus pérdidas.

Salgo lo más rápido que puedo del escenario, escucho pasos detrás mío pero solo estoy concentrada en llegar al tren y una vez que lo logro me encierro en mi habitación.

Golpes se escuchan en la puerta minutos después y creo oír la voz de Finnick llamando mi nombre pero no me muevo de mi lugar.

Es la primera vez que lo digo en voz alta y de alguna manera se sintió liberador exponerlo de esa manera.

En algún momento de la madrugada me quedé dormida y fue la primera noche que no soñé nada, al menos que lo recuerde.

Al día siguiente mantuve mi distancia, necesitaba procesar lo que había pasado y creo que el rubio lo entendió, porqué no muy convencido dejó de intentar sacar conversación.

Quedan algunos minutos para llegar al Capitolio y toda la tranquilidad que había tenido la noche anterior se esfumó al recordar cuál era nuestra última parada. Y al parecer no soy la única así.

Finnick entra al comedor desbordando nerviosismo por el cuerpo aunque trata ocultarlo con una sonrisa risueña en su rostro.

—Ey...

—Ey...

—Antes de que puedas decir algo —pasa una mana por sus ojos y luego la lleva a sus rizos—. Fue muy valiente lo que hiciste en el dos, estoy orgulloso de ti.

—Gracias —bajo la cabeza—. ¿Me tendría que preocupar por tu nerviosismo?

Antes de que Finnick tenga la oportunidad para responder, Darya entra en el comedor.

—¿Qué hacen todavía aquí? —las cejas verdes de Darya se fruncen—. ¡Vamos, caminen! Ya llegamos al Capitolio, hay una fiesta que nos espera en tu honor —me mira—. Desafortunadamente —menciona con desagrado.

Se va emocionada por donde vino. Inhalo profundamente, siento como si todo mi cuerpo temblara.

—No hace falta que contestes —suspiro—. Creo que sí es hora de preocuparnos. 




✦✦✦

Holaa, ¿cómo están? 

Hasta acá el capítulo de hoy, nos adentramos un poco en cómo fue la gira de la victoria y Venus no la pasó muy bien que digamos, ¿Qué piensan del discurso sobre Vega y Einar? Son muy diferentes, solo esperemos que a Venus no le pase nada por decir eso...

El próximo capítulo es la fiesta en el Capitolio!!! Qué nervios!!

Gracias por todo el apoyo, espero que les este gustando la historia. Como siempre, les agradezco si dejan un comentario o un voto :) 

Nos leemos la próxima. 

~Luly 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro