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la Isla Del Rey Caido

La Isla Del Rey Caído.

Avalon

Castillo del Rey Titus.

La noche siempre ha sido la hora favorita del príncipe Caleb, es la hora en la que todo en el exterior brilla.

Al príncipe de piel blanca como el Mármol, ojos color cobre y cabello negro y las puntas rojo escarlata y cuando el camina y el viento roza su cabello este da la ilusión de que el fuego lo consume, las flamas aparecen siendo un verdadero espectáculo; con una gran cuerpo esculpido y bien torneado para ser un Hada; le encanta asomarse por su ventana  y admirar las 4 regiones que conforman Avalon, justo como en este momento.

Al norte se encuentran las Hadas de Tierra o Dríades siendo esa región la más verde, la que más bosques y praderas contiene.

Al Este las Hadas de aire o Silfos

Al oeste las Hadas de agua u Ondinas las cuales conviven en paz con las Náyades y Xanas y es esta la Región que colinda con el Lago que conecta con el mundo de los humanos, existen varios portales para adentrarse en el mundo humano pero el lago es la entrada oficial  y del cual al otro lado habitan las hadas oscuras.

Lo que a Caleb le gustaba de la noche era cuando en los costados de los caminos las flores brillaban tenuemente para alumbrar el paso.

En el cielo la luna creciente era enorme y tacaba el agua justo donde el horizonte termina y comienza.

Las estrellas con su brillo azul y morado decoran el cielo, saltando, moviéndose constantemente en el cielo.

Las alas de las Hadas brillan con el color característico de cada Región mientras que las marcas que obtienen en los brazos después de graduarse en la escuela de magia brillan dependiendo de la personalidad de cada quien.

Las marcas de Caleb en la noche y cada vez que realiza un hechizo brillan de un Rojo carmesí, le rodean los brazos comenzando por los codos y terminando en el inicio de la palma de su mano.

Caleb siempre ha estado orgulloso de sus marcas ya que de todo el reino de las Hadas de fuego no existe nadie con unas maracas tan brillantes y poderosas como las de él, ni siquiera las de su padre el Rey supremo, Titus.

Lo que también le gustaba de la noche era que los ataques del grupo rebelde cesaban con el ocaso, por supuesto había unos cuantos grupos que se la pasaban merodeando entre las sombras para ver a que Hada fiel al rey podía fastidiar.

Obviamente era siempre más fácil cuidarse de un grupo pequeño a la muchedumbre de todos los días que intenta asesinar al rey.

Caleb se preocupaba bastante por su padre, había que cuidarlo día y noche para prevenir mas atentados y era necesario tener extremas precauciones debido a la condición del rey. Cada día eran mas numerosos los ataques y mas peligrosos.

Si algún día llegaran acabar con la vida del rey ese seria el final de Avalon tal y como se conoce.

Los grupos rebeldes luchaban por la extinción de los habitantes mestizos, aquellos que nacieron de un Hada y un humano, anhelaban cerrar todos y cada uno de los portales que llevan al mundo de los humanos para siempre y así poder salvar las raza de hadas; volver a poblar Avalon de sangre pura.

Titus por supuesto que no lo permitió y menos después de que Satrinna hija del rey y hermana de Caleb habita en una mestiza.

Todo esto podría ser un locura y se podría pensar que se trata de muertes a diario pero no; la disminución de hadas creo la ley para no matar a ningún hada mas, aquel que se atreviera le caería la maldición la cual te despoja de toda tu magia y habría un precio que pagar, no se sabe cual es el precio puesto que nadie lo ha hecho pero aun así lo desconocido siempre de terror y así se ha mantenido la población intacta.

Nadie desea quedarse sin su magia pero con el rey vivo ninguna región apoyaría la revolución y la matanza de inocentes puesto que los rebeldes saben que ninguna región se atrevería a revelarse contra las hadas de fuego y también saben que si el rey cae la región de las salamandras caerá con el y las demás regiones ya no podrían oponerse a la revolución, no tendrían mas remedio que ceder y por ello al único que quieren muerto y bien muerto es a Titus el rey sin importar las consecuencias que eso traiga después.

Caleb ya no encontraba la manera de detener la rebelión y eso le entristecía. Si tan solo recuperaran a Satrinna, su padre seria el mismo de antes y sabría que hacer.

Caleb se alejó de la ventana, se acercó a su cama haciendo que su cabello flameara delicadamente, del piso tomo sus botas y se las calzo. Se diría al armario para tomar su capa cuando alguien entro a su habitación sin tocar.

Por un momento se enfureció sus ojos llamearon como un intenso incendio literalmente y su cabello también.

Al reconocer la pequeña figura que pertenecía a la mestiza Tiana la serenidad regreso a su cuerpo y una sonrisa se le dibujo en el rostro.

Caleb le pidió que se acercara.

La pequeña niña de 12 años tímidamente se adentro a la alcoba del príncipe.

La niña al mirarlo la timidez se le termino y lo miro enfadada, cruzo los brazos y frunció el ceño.

Esto hizo reír estrepitosamente a Caleb.

-¿Qué? –le pregunto divertido.

-otra vez se va a la isla del rey.

-Claro Tiana, sabes que cada semana voy.

-¿no ve que es peligroso? Además no se para que visita un rey muerto.

Caleb se acercó a la niña y la cargo, esto hizo desaparecer el enojo de Tiana. Caleb le beso la frente poniéndose colorada la pobre niña.

-voy porque siento que ahí mi hermana me escucha.

Tiana lo miro confusa, él le volvió a besar la frente y la bajo.

-de todas formas ¿Qué haces aquí tan tarde? –le pregunto Caleb con una sonrisa.

Los ojos de Tiana se iluminaron al recordar porque estaba ahí.

-mi madre me mando a recoger los platos vacíos de su cena y… -miro la mesita y descubrió que la comida estaba intacta -¡señor no ha comido! –lo regaño.

Caleb miro la comida y apenas recordó que ahí estaba.

-no tenia hambre Tiana pero… -miro a la niña y a diferencia de él ella si que tenia hambre, lo sabia por la manera anhelante con la que miraba la comida –tu si tienes hambre ¿Por qué no la comes tu?

-¿yo? De ninguna manera eso es suyo.

Caleb sabia que tenia hambre y no la iba a dejara así por eso acudió a algo que no le gustaba.

-Tiana –cruzo los brazos -¿Cuál es tu obligación?

-obedecer todo lo que usted mande –contesto automáticamente.

-Entonces Tiana, te ordeno que te comas todo.

La niña contenta y sin resistirse mas se sentó a comer.

Caleb sonrió.

-sirve que me cubres.

Diciendo eso el príncipe salió del castillo, utilizo un hechizo reductor para parecer del tamaño de un Pixie y así voló atravesando el bosque y llego al pequeño lago que conformaba la región de las hadas de fuego.

Llegando a la orilla, se deshizo del hechizo y volvió a su tamaño normal, como si fuera un muchacho. Se subió a la barca y el agua solita lo arrastro hasta la isla del Rey Caído.

Al llegara a la orilla, utilizo un hechizo para asegurar la barca, en caso de que alguna Ondina decida jugarle una broma, sus marcas se iluminaron y la barca quedo bien atada.

Continúo con su camino siguiendo el sendero encontrándose con la luz mágica de las flores y con algunos animales que habitaban la isla.

Llegando finalmente a la entrada; se trataba de un enorme arco con la figura de un temible dragón.

“Arturo Pendragon”

Podía leerse en la roca, escrito en el antiguo idioma de los magos y los alquimistas.

Seguro de si mismo Caleb atravesó el arco activando una trampa que resguardaba al rey.

Se trataba de una ola de fuego en color azul.

Caleb utilizo su poder para detener las llamas y si se preguntan ¿Cómo es que un hada de fuego no puede contra esa trampa? Es porque se trataba de un fuego que congela.

Caleb había creado una burbuja reflectora a su alrededor sin embargo el poder era mas del que podía soportar; comenzaba a arrodillarse, no soportaría por mas tiempo.

-¡Maestro Merlín!  -grito con todas su fuerzas – ¡Merlín!

Cuando el anciano todopoderoso Merlín apareció Caleb ya sudaba y la burbuja estaba por reventarse.

Alzo las manos y el fuego desapareció.

-¡vamos cabeza hueca! Deberías avisarme cuando vendrás para estar al pendiente ¡casi te hago paleta! –le recrimino el sabio.

-¿Cómo quiere que le avise? –le contesto desde el piso. -¿con señales de humo para que los rebeldes sepan donde estoy?

-¡oh! Usa un pájaro, son los mejores mensajeros y no son tan chismosos como aparentan. –Merlín le tendió la mano para ayudarlo a ponerse de pie.

-¡Nah! –le contesto el príncipe –eso es solo de viejas.

-¡válgame ¿pero que vocabulario es ese? ¿Te has estado juntando otra vez con humanos en pleno desarrollo?

-¿pubertos? No, no ¿Cómo cree maestro?

-como creo que no.

Ambos rieron y caminaron y caminaron juntos hasta la tumba del Rey Arturo

Una vez ahí Caleb contemplo una especie d sarcófago tallado en mármol con la figura del rey en sus años de juventud, esta era la ultima morada del Rey de Camelot.

Caleb se arrodillo respetuosamente a un costado, Merlín decidió darle un poco de espacio y se marcho.

-Satrinna –dijo comenzando con la conversación –una vez mas aquí me tienes, soy muy necio lo se pero ¿Qué otra cosa puedo hacer?

Guardo silencio por un momento.

-si tan solo estuvieras aquí ¿no puedes ayudarme? Mándame un señal e iré por ti ¡mándame una señal!

En eso súbitamente los ojos tallados en mármol del rey se abrieron, Caleb abrió los ojos y la boca de la impresión y el susto.

Curioso se acerco

-Maestro Merlín, Arturo abrió los ojos.

Se acercó aun mas, No podía creer lo que veía. Cuando su rostro estuvo a una corta distancia, la boca de Arturo se abrió y dejo salir una trompetilla. Caleb se tiro hacia atrás y  una risa chillona se escucho.

Caleb la reconoció, le habían gastado una broma; se enfureció y su cabello volvió a flamear porque seguían riéndose de él.

La tumba de Arturo se ilumino para después aparecer un Pixie, Caleb quería aplastarlo con sus manos sin embargo se lo pensó mejor, sabia como molestarlo; su cabello volvió a la normalidad.

EL Pixie se agarraba el estomago, le dolía de tanto reír.

-¡si eres tu Cesarin!

Instantáneamente el Pixie dejo de reír y lo fulmino con la mirada.

-¡no soy Cesarin! –dijo obviamente enfadado, Caleb sonrió. –Mi nombre es Cessare, como el ex emperador Romano –dijo llevándose una mano a la cintura y la otra la alzo fingiendo que cargaba una espada.

-ese era Cesar –le contesto Caleb –Bruto.

El Pixie lo miro extrañado.

-¿Bruto? ¿Qué no era Julio Cessare?

-Cesarin –se escucho la voz de Merlín, Caleb no supe en que momento apareció

-¡que soy Cessare! –dijo haciendo pucheros.

Merlín lo ignoro.

-Pídele una disculpa al príncipe.

-Ja, el que me debe una disculpa es el, ¡me despertó! –se cruzo de brazos y comenzó a golpear el mármol que pisaba con su pie derecho –este rostro perfecto –dijo señalándose la cara –tendrá ojeras en la mañana.

Merlín lo tomo de sus diminutas alas.

-Hey ¡cuidado! Las romperás.

Merlín se lo llevo de ahí; el Pixie seguía peleando.

Caleb espero a que las voces dejaran de escucharse. Se volvió a arrodillar.

-lo siento hermana, ya sabes lo molestos que son los Pixies, te decía que me dieras una señal.

El príncipe cerró los ojos.

-Caleb

Se levanto y examino todo a su alrededor en busca de quien pronuncio su nombre, creyó que se trataba de otra broma del Pixie imitando la voz de su hermana.

-Caleb

Volvió a escuchar, pensó que estaba volviéndose loco pues en ese momento sintió la presencia de su hermana, la calidez y la bondad lo rodeaban, ¡un Pixie no puede hacer eso!

Miro a su alrededor y descubrió que él no fue el único en notar la presencia de su hermana.

Los arboles comenzaron a mecerse, el viento susurraba la melodía favorita de la princesa, las flores brillaron intensamente y aquella que era llamada dorada medianoche con sus pétalos azul zafiro comenzó a florecer  y dejo salir las pequeñas partículas de polvo de oro bañando por completo a Caleb y a Arturo.

-¿Dónde estas Satrinna?

Chicago 3:30 am.

Desperté de golpe, mi habitación se encontraba en la perfecta penumbra, gotas de sudor perlaban mi frente y mi corazón acelerado comenzaba a calmarse.

Aun las imágenes me perseguían

Es solo un sueño –me repetía una y otra vez

Cerré los ojos y recordé el enorme arco con el terrible dragón, el muchacho con el cabello negro y puntas rojas.

-Satrinna

Volví a escuchar ese nombre en mi cabeza, me asuste.

-No soy Satrinna ¡déjame en paz!

Arroje una almohada al frente  en un ataque de furia.

La puerta de mi cuarto se abrió inundándola con la luz del pasillo

De pie se encontraba mi hermanita.

-¿estas bien Lissette?

-estoy bien Claire , vuelve a dormir porfavor.

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Este capitulo se lo quiero dedicar a dos personas 

a Lux x creer en esta historia y xq espero en vdd q t guste

y a Kara xq de vdd no hubiera podido escribir este capitulo sin ella!! tqm hermosa!! espero que los disfrutes

quien este leyendo espero que sea de su agrado y espero sus votos y comentarios ;)

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