Una bella pelinegra tras dar varias vueltas en la espiral de viento dentro del talismán, caída al piso, causándose algunas lesiones en su piel.

Auch, expreso la bella mujer, mientras a pesar del dolor que sentía se ponía de pie y miraba a su alrededor. Este lugar no hay nada, dijo con nostalgia la pelinegra al ver que a su alrededor solo había gigantescas rocas.

La pelinegra con dificultad empezó a caminar, tratando de encontrar algún manantial para beber agua, pero parecía que en aquel lugar no había ello.

En tanto:

Cirys bajo la imagen de Milk degustaba junto a Goten un delicioso helado, al tiempo que trataba de sacarle más información al niño sobre la relación de la pelinegra con cada miembro de la familia, para que así no cometa ningún error, hasta que consiga su propósito.

¿Por qué me preguntas eso mami?, decía Goten extrañado.

Es que tal vez me estoy equivocando en sus gustos cariño, por ello, quisiera que me los recuerdes, respondió Cirys, al tiempo que su celular empezó a timbrar.

Mami, tu celular está sonando, expreso el niño de cabello desordenado.

Mi celular, pero ¿Dónde está?, decía la hechicera, buscando el mismo en la bolsa que había llevado la pelinegra, mientras el niño la miraba confundido.

Mami, el celular siempre lo llevas en el bolsillo de tu vestido, pronunció Goten.

Claro, en mi vestido, expreso Cirys, sacando el mismo, y al ver el nombre de la persona que la llamaba pensó: "Príncipe", claro debe ser Gokú bello, quien más.

La peliroja activo el botón de recepción de llamada, al tiempo que una cálida voz decía: Princesa Gohan y yo ya vamos en camino, primero pasaremos por casa de nuestros padres y luego voy a nuestra casita del bosque...

Mami, compre esos chocolates que te gustan, decía un dulce voz.

Goten y yo iremos a casa de nuestros padres, pronunció Cirys con frialdad.

Entonces, ¿Ya terminaron de recolectar lo que le pidieron a Goten en la escuela?, escucho.

Sí, mi príncipe, dijo con cierta molestia Cirys, mientras pensaba: Pudiste ser mi príncipe, pero me despreciaste por ella, por eso, debes pagar.

Bien, allá nos encontramos amor, fue lo último que escucho la hechicera, que sentía su sangre arder al escuchar como trataba Gokú a la mujer que ella detestaba.

Mami, ¿te pasa algo?, expreso Goten.

Termina tu helado y vamos a la casa de tus abuelos, respondió con seriedad la hechicera causando confusión en el niño.

Dentro del talismán:

Tengo que salir de aquí, tengo que salir, solo debo llegar a donde se ve esa luz, yo estoy segura que allá es la salida, decía Milk, mientras intentaba subir por una roca, pero debido al dolor que sentía por la caída, no pudo hacerlo. Tal vez deba descansar un poco, agrego, tomando asiento en el suelo.

De repente una gota de agua cayó sobre sus hombros la pelinegra extrañada levanto la mirada, y al hacerlo pudo ver que aquella abertura por donde antes entro luz, estaba cubierta por una sola nube, la cual estaba eliminando algunas gotas de lluvia.

Al menos con ello me refrescare un poco, pensó Milk.

Fuera del talismán:

La odio, la odio, decía Cirys, con rabia, mientras empuñaba sus manos al tiempo que una lágrima que había salido de sus ojos del coraje que sentía tras haber escuchado la voz de Gokú hablándole con tanto amor a la mujer que creía su esposa, rodo por su mejilla y cayó sobre el talismán.

Mami, expresaba un niño, acercándose a ella.

La hechicera se secó la lágrima que había salido de sus ojos y mirando al niño le dijo: Dime hijo.

Ya termine, expreso el niño.

Entonces, vamos a casa de tus abuelos, contesto Cirys, mientras pensaba: La maldita chiquilla no podrá salir nunca del talismán, este será su tumba, y yo, mientras tanto, me vengare de ti querido Gokú, si me vengaré de ti por tu desprecio, pero antes voy a cumplir mi sueño de amor contigo, así sea en el maldito cuerpo de ella, así en este maldito cuerpo, tú serás mío, y luego, yo.....

¡Vamos! respondió Goten, tomando la mano de la hechicera, sacándola de sus pensamientos.

¿Tú me quieres?, pronunció la hechicera, mirando fijamente al niño.

Claro que te quiero mami, respondió el pequeño, haciendo que la hechicera sienta mayor rencor contra la pelinegra.

Talismán:

La nube desapareció, decía Milk, mientras miraba nuevamente aquella luz resplandecer a muchos metros de distancia.

La bella mujer, se puso nuevamente de pie, y empezó a escalar la montaña, pero cuanto más escalaba, más parecía alejarse la luz del lugar donde estaba.

Parece imposible salir de aquí, pensó la pelinegra, tomando asiento en una pequeña área plana de la montaña. Gokú, mi príncipe, cuídate mucho y cuida de nuestros hijos. Mamá, mamita, espero y estés bien..., expresaba la bella mujer, mientras sollozaba.

Mientras tanto:

Cirys junto a Goten, habían llegado a la casa del señor Ox, en donde también vivían los Son, incluyendo por el momento Túrles.

Milk hija, ¡Qué alegría tenerte aquí! expreso un gigantesco hombre, mientras se acercaba a abrazar a la supuesta pelinegra, mientras esta poso su mirada en un joven moreno de cabello alborotado.

¡Querido Goten! decía Gine, abrazando a su nieto.

Abuelita, ¿aún no está aquí Gohan y papá?, expresaba el pequeño niño.

No, aún no llega hijo, respondió Bardock, que estaba junto a Gine.

Mientras los esperan, voy un pastel, acoto Gine.

Tío Túrles, dijo Goten.

¿Cómo te sientes?, agrego Cirys, fingiendo preocupación.

Muy mal, escribió Túrles en un cuaderno y se lo mostro a la supuesta Milk.

Ojala y Gokú traiga las hierbas que le comente, decía Bardock.

¿Qué hierbas?, expreso la hechicera.

Unas muy buenas para los problemas respiratorios hija,...., contestaba el señor Ox.

Minutos después:

Ninguna hierba podrá destruir mi hechizo, pensó Cirys, mientras se encontraba sentada en un sofá.

Mami, ¿no apoyarás a la abuela con la preparación del pastel?, dijo Goten.

Estoy cansada hijo, por ello hoy no apoyare a la abuelita, contesto la hechicera, mientras miraba a un par de hombre de uniformes. Ellos eran los ineptos que me resguardaban, pensó Cirys.

Talismán:

Agua, decía Milk, mientras cerraba sus ojos, al tiempo que sentía una ola frio recorrer su cuerpo. Agua, volvió a decir la bella mujer sin abrir los ojos, solo extendió su mano. No puedo, no puedo hacerlo, pensó, abriendo sus ojos.

De repente desde el lugar donde estaba pudo observar una cueva la cual emanaba luz.

¿Qué extraño lugar?, ¿y si voy a ver que hay?, pensó la pelinegra, bajando del lugar donde estaba para caminar hacia la cueva que había visto.

Milk camino y camino, por un largo tiempo, hasta que llego a la cueva, la cual efectivamente emanaba luz. La pelinegra ingreso a la cueva y quedo sorprendida al ver que esa cueva era exactamente la misma cueva en la que años atrás encontró el cuerpo aparentemente inerte de su amado, incluso estaba allí el ataúd de cristal, pero vacío.

¿Qué significa esto?, dijo la bella mujer, mirando a su alrededor, cuando de repente escucho un fuerte ruido en medio de la cual una voz pronunciaba unas palabras que a las justas ella lograba oír.

Sal de allí, sal lo más pronto que puedas, es una trampa, decía la voz.

Una trampa, expreso Milk, al tiempo que el ruido se incrementó y las paredes de la cueva empezaron a quebrarse.

La pelinegra hecho a correr hacia el exterior de la cueva, al tiempo que esta se desplomaba.

Estuvo cerca, pronunció agitada la bella mujer, mientras veía la cueva destruida, al tiempo que buscaba a su alrededor, mientras añadía: No parece haber nadie más que yo aquí, de ser así, ¿Quién me hablo?

Aturdida Milk camino nuevamente a la montaña, y en la base de la misma se sentó a descansar.

Casa Ox:

¡Papá! decía Goten, al ver entrar a su padre y hermano mayor.

Hijo, ¿nos extrañaste mucho?, respondió Gokú, mientras Gohan caminaba hacia su supuesta madre.

¡Mamá! te traje tus chocolates preferidos, expreso el niño de rostro dulce, entregándole una cajita a la hechicera.

¡Gracias! respondió Cirys, posando su mirada en el hombre de cabello alborotado

¿Trajiste las hierbas hijo?, expreso Bardock.

Si, papá, traje varias para poder pasarles unas a Vegueta, dijo Gokú, mientras miraba a su supuesta esposa.

Me parece bien hijo, contesto Bardock.

Voy a hervirlas para darle a Túrles, pronunció Gine.

Bien, dijeron los presentes.

Princesa, ¿Me extrañaste?, pronunció Gokú, rodeando con sus brazos a la hechicera, al tiempo que una extraña sensación lo invadió.

Claro que te extrañe, mi príncipe, dijo la hechicera, acercando su rostro al del joven de cabello alborotado, pero este de manera impulsiva deshizo el abrazo y se alejó de su supuesta esposa.

¿Por qué evito el beso?, ¿Acaso reconoció mi aura?, no ello es imposible, mi aura esta oculta, pensaba la hechicera.

No te lo pusiste, dijo Gokú.

¿Qué?, respondió Cirys.

Tu fragancia preferida, no te pusiste hoy, agrego el hombre de cabello alborotado.

Con el apuro se me olvido colocármela, dijo la hechicera.

Claro, contesto Gokú.

¿Por eso evitaste el beso?, se atrevió a preguntar la hechicera.

¿Qué?

Evitaste mi beso, agrego con cierta molestia la hechicera.

¡Disculpa! es solo que recordé que sigues siendo un tanto vergonzosa para demostraciones de afecto como besos delante de otros, dijo Gokú., al tiempo que pensaba: No fue por ello, es solo que, sentí una extraña sensación como de rechazo, aunque no comprendo por qué.

Pero esta vez yo si...., respondía Cirys, mientras pensaba: Por culpa de las tonterías de la estúpida esa, evito mi beso.

Bien, perdóname, contesto el hombre de cabello alborotado, acercándose a abrazar a la supuesta pelinegra, mientras le daba un beso en su mejilla, al tiempo que pensaba: La misma sensación, ¿pero por qué?

Túrles, hijo, aquí está el tecito de hierbas medicinales, decía Gine, mientras le alcanzaba una taza al moreno.

Idiota, nada podrá curarte, ese es mi castigo por traidor, pensó la hechicera.

Mamá, ¿nos preparas un pastel?, la abuela tiene los insumos, decía Gohan.

Si mami, prepáralo, agregaba Goten, mientras la hechicera sonreía nerviosamente.