Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

T.I.M.O.'s

El tiempo en Hogwarts pasaba muy rápido, ya hasta habían pasado las vacaciones de Pascua y los alumnos de quinto cada día los presionaban más ya que se acercaban los TIMO's. Los Jefes de Casa empezaron a darles asesorías a los alumnos para saber cuál sería la mejor carrera para ellos.

Tanto Alex como Harry aún no sabían que querían hacer saliendo de Hogwarts, ya que con todo lo que había pasado ni eso se les había pasado por la cabeza.

En la semana apareció en el tablón de anuncios sobre la Orientación Académica. Todos los alumnos de quinto curso tendrían, durante la primera semana del trimestre de verano, una breve entrevista con el jefe de su casa para hablar de las futuras carreras. Las fechas y las horas de las entrevistas individuales se indican a continuación.

Los cuatro se quedaban en las noches a revisar los folletos de las diferentes carreras que existían en el mundo mágico, pero ninguno lograba atraer la atención de Alex. Más de una vez, hablaba del asunto con Severus y él tampoco sabía que podría ser.

—De acuerdo... me rindo —dijo finalmente una noche Alex. Estaba con Severus revisando varias carreras por veinteava vez y nada—. ¿Cómo rayos es que no logro decidirme por una?

—Créeme que no eres la única que le llega a pasar —dijo Severus, mientras le acariciaba el cabello.

—Y es que además no es lo único que me preocupa

— ¿De qué hablas?

Alex sacó del bolsillo de su uniforme una carta, Severus vio que era muggle. El profesor la tomó y comenzó a leerla.

Alejandra:

Primero que nada queríamos saludarte y decirte que aquí todos en casa estamos bien y te extrañamos mucho, pero la verdadera razón por la que te escribo es para hablar sobre tu futuro. Sabemos que estas muy feliz en esa escuela de magia y todo pero ¿Qué sigue después? ¿Les ofrecen trabajo en cuanto terminan los estudios? ¿Tienen Universidades? ¿Qué les ofrecen allá?

Tu padre está preocupado por tu futuro así que quiere que o nos avises que carrera vas a estudiar en ese mundo o el próximo año te saca para que ingreses a la preparatoria y de ahí a una buena carrera. Dice que tienes hasta las vacaciones de verano, cuando regreses a casa, para responder.

Que te vaya bien, hija.

Con amor, mamá

Después de leer la carta, Severus miro a la chica y vio que estaba muy seria y callada.

— ¿Potter y los demás lo saben?

—No

—Por eso estás estresada, quieres escoger una rápido para poder quedarte

—Sí

Alex se acurrucó más hacia el hombre y dejó escapar un suspiro. Severus pensaba que esa carta era una exageración, pero como eran muggles y no conocían el mundo mágico era natural que se preocuparan por su futuro.

Las cosas en Hogwarts se complicaban más y más, lo que le preocupaba a Alex era como actuaría Severus con Harry después de lo ocurrido en su despacho. La chica pudo comprobar el lunes que le fue muy mal a su amigo; Severus había decidido actuar como si Harry fuera invisible y eso fue algo positivo para el azabache, puesto que comparado con los insultos y las burlas de Severus que normalmente debía aguantar, se llevó una grata sorpresa al comprobar que si lo dejaban tranquilo era capaz de preparar un filtro vigorizante sin grandes problemas. Al finalizar la clase, metió un poco de su poción en una botella, la tapó con un tapón de corcho y la llevó a la mesa de Severus para que le pusiera nota. Había calculado que como mínimo conseguiría una «S».

Alex tenía el presentimiento de que Severus haría algo para molestar a su amigo, por lo que aprovecho que sus tres amigos estaban distraídos para meter en otra botella con el nombre de Harry un poco más de la poción. Cuando terminó, vio acercarse a Hermione, escondió la botella detrás de su espalda y vio que su amiga limpiaba el caldero de los cuatro, entonces oyeron el ruido de algo que se rompía.

Malfoy soltó una fuerte carcajada, Harry giró sobre los talones y Alex levantó la mirada de golpe y vieron que la botella estaba hecha añicos en el suelo, y que Severus lo miraba a él regodeándose.

— ¡Vaya! —dijo el profesor en voz baja—. Otro cero, Potter.

Harry estaba tan indignado que no podía hablar. Volvió junto a su caldero dando grandes zancadas con la intención de llenar otra botella con poción y obligar a Snape a ponerle nota, pero vio con horror que el resto del contenido había desaparecido.

— ¡Lo siento! —exclamó Hermione, tapándose la boca con las manos—. Lo siento muchísimo, Harry. ¡Creía que habías terminado y lo he limpiado!

Harry ni siquiera pudo contestar. Cuando sonó la campana, salió corriendo de la mazmorra, sin mirar atrás, siendo seguido por Ron y Hermione. Alex fingía que seguía guardando sus cosas y cuando se quedo a solas con Severus, se colgó su mochila y se le acercó.

—Sé que estás molestos por lo que paso, pero no deberías desquitarte con sus notas. Ya tiene bastantes problemas como para que le agregues otro. —le recriminó Alex con los brazos cruzados

—No sé porque defiendes tanto a Potter —replicó Severus, igual de brazos cruzados. La chica pudo notar un tono extraño en su voz.

«¿Acaso estará... celoso?»

—Porque es mi amigo, además de que si sigues con esa actitud de seguro le dirá a la profesora McGonagall y te meterás en problemas

Severus no respondió. Alex soltó un suspiro y le entregó las dos muestras de pociones. El profesor miró el que decía el nombre de Harry con desconfianza.

—Vas a poder notar enseguida de quien es quien ¿no crees?

Severus tomó el de Alex y lo dejo junto al de los demás. Aunque le gustaría romper esa botella en pedazos, también dejó la de Harry con los demás.

Pasó la semana y el miércoles a la hora de DCAO Alex tenía la entrevista de Orientación Académica con McGonagall y seguía sin saber que quería hacer saliendo de Hogwarts. Llegó al despacho, tocó con delicadeza dos veces, escucho que la profesora le daba permiso de entrar y abrió la puerta.

Se sentó enfrente del escritorio como la última vez y vio que la profesora tenía varios papeles en su escritorio.

—Bien, como sabrá Señorita Macías, esta reunión es para hablar sobre las posibles carreras que hayas pensado que te gustaría estudiar, y para ayudarte a decidir qué asignaturas deberías cursar en sexto y en séptimo —le explicó la profesora McGonagall—. ¿Has pensado ya qué te apetecería hacer cuando salgas de Hogwarts?

La chica iba a contestar cuando se escucho un ruido extraño, volteo y noto con fastidio que se trataba de La profesora Umbridge quien estaba sentada con un sujetapapeles sobre las rodillas, y una sonrisita petulante en los labios; volteó tratando de ignorarla y aunque pensó que no tendría mucho éxito.

— ¿Y bien?

—Pues... Aún no lo sé

— ¿Cómo que aun no lo sabe? ¿Leyó los folletos antes de venir? ¿Hablo con alguien respecto al tema?

—Sí, y todos me han dado buenas sugerencias. Pero ninguno logra llamar mi atención, y la verdad, ya me estoy desesperando

—Y no es para menos

McGonagall comenzó a revisar los papeles de su escritorio y saco un sujetapapeles de cuadros escoceses, se acomodó los lentes y se puso a leer.

—Eres buena estudiante, Macías. Un poco más baja que Granger pero buena, así que no veo el problema con que puedas hacer cualquier carrera.

—Eso lo sé, pero quiero algo que realmente me guste hacer

—Ejem

Las dos sabían de quien era esa ridícula tos pero decidieron ignorarla porque esto era muy importante.

—Tal vez podrías ser auror o medimaga, pero creo que...

— ¿Qué cosa, profesora?

—Creo qué podrías una buena docente aquí en Hogwarts

— ¿Eh? ¿En serio?

—Sí, aunque muchos lo tomarán como "plan de respaldo" por si uno no sabe qué hacer. A mi parecer, tú estarías bien aquí, porque más de una vez te he visto ayudar a tus compañeros en la biblioteca

Alex hizo memoria y se dio cuenta que McGonagall tenía razón; no sabía porque pero en este año (fuera de Harry y Ron) muchos de sus amigos le habían pedido ayuda con las tareas y que les explicara algunos temas.

Se volvió a escuchar la tos de Umbridge y McGonagall se mostró molesta pero lo disimulo.

— ¿Quiere una pastilla para la tos, Dolores? —preguntó con aspereza sin mirar a su colega.

—No, muchas gracias —contestó ésta con aquella sonrisa tonta que tanto odiaba Alex—. Sólo me preguntaba si le importaría que hiciera una brevísima interrupción, Minerva.

—No, no me importaría. Adelante —indicó la profesora McGonagall apretando los dientes.

—Me estaba preguntando si la señorita Macías tiene temperamento de docente de Hogwarts—comentó la profesora Umbridge con dulzura.

— ¿Ah, sí? —dijo la profesora McGonagall con altivez—. Bueno, Macías— continuó, como si la interrupción no se hubiera producido—, si de verdad quieres ser docente, te recomiendo que te concentres en mantener un nivel muy alto en tus materias y piensa en que te gustaría impartir clases, para después darte clases de tutoría para... ¿Seguro que no quiere una pastilla para la tos, Dolores?

— ¡Oh, no, Minerva! Gracias, pero no la necesito —dijo con la misma sonrisa tonta la profesora Umbridge, que había vuelto a toser aún más fuerte—. Es sólo que no creo que la señorita Macías tenga un buen perfil de docente

— ¿Y por qué no?

—Porque un docente no debe de tener ningún problema. A lo que me refiero es que sea un excelente modelo a seguir, no muestre favoritismo y no tenga un... pasado muy peculiar. Ya se ha demostrado que cometieron ese error con el profesor Snape...

—Creo que ya en el ministerio le dijeron que Severus es un excelente docente

—No ante todos, pero si lo tienen en una buena mira

—Además, creo que el asunto es con la señorita Macías no con mis colegas

—Solo quería dar un ejemplo del perfil docente que no debería de haber en el castillo

«Cancelo, cancelo, cancelo. Cálmate, no vaya a ser que la riegues después»

Siguieron con la entrevista hasta que McGonagall le indicó que se fuera de regreso a sus clases, el día siguió normal hasta que se escucho un estruendo. Toda la escuela se dirigió hacia el vestíbulo y vieron que eran Fred y George, que estaban sentados en el suelo en medio del vestíbulo. Era evidente que acababan de atraparlos y entonces recordó que Harry quería hablar con Sirius y la única manera era usar la chimenea de Umbridge y se ofrecieron los gemelos a distraerla, y al parecer no les importaba y así era.

Con un Accio, invocaron sus escobas y en ellas salieron del castillo, no sin antes hacer propaganda de sus productos y pedirle a Peeves que le hiciera la vida imposible al sapo.

====================SRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSR====================

El partido que cerraría la temporada de Quidditch, Gryffindor contra Ravenclaw, iba a celebrarse el último fin de semana de mayo. Y pese a que Hufflepuff había ganado por poco a Slytherin en el último encuentro, Gryffindor no tenía muchas esperanzas de ganar, debido principalmente (aunque nadie se lo decía, por supuesto) a la pésima trayectoria de Ron como guardián.

El sábado llego y se podía sentir una gran tensión entre los jugadores de Gryffindor, Alex vio que Ron estaba al borde del desmayo y trato de darle animo junto con Ginny pero fue inútil. La hora llego, todos salieron al campo y vieron que Ravenclaw ya estaba en el campo; los capitanes se dieron la mano y Madame Hooch dio inicio al juego, Alex dio una vuelta por el campo tratando de ver que podía hacer para darles ventaja a los leones y quitarle un poco de carga a Ron.

De manera inconsciente buscó con la mirada a Severus hasta que lo encontró en el lugar de los profesores; los dos se miraron por un momento hasta que alguien le gritó y reaccionó a tiempo para desviar una bludger que casi le daba en la cabeza.

El partido estuvo muy reñido y a Ron se le fueron más de una, pero Angelina y las demás también lograron anotar. Alex y Sloper hacían su mejor esfuerzo lanzando las bludger y Ginny estaba a la par de Cho para conseguir la Snitch.

El partido ya casi llevaba una hora y al parecer Ginny ya estaba a punto de atrapar la Snitch y todos ponían su atención en las chicas, pero de pronto algo extraño paso; la bludger comenzó a volar de manera extraña.

— ¡Alex, cuidado!

Pero fue demasiado tarde, la bludger le dio de lleno en la espalda a la chica haciendo que se cayera de la escoba, pero como estaba cerca de las gradas se golpeó la cabeza y entonces todo se oscureció. En cuanto volvió a abrir los ojos vio que ya era de noche, sentía un terrible dolor tanto en la espalda como en la cabeza y no se podía mover.

—Creo que Madame Pomfrey debería de reservarte una cama ¿no crees?

La chica no podía levantarse, pero movió un poco la cabeza y sonrió al ver de quien se trataba.

—Al parecer alguien no puede dejar el sarcasmo ¿cierto, Severus?

—Sabes que así soy

La chica dejo escapar una sonrisa. Severus le acarició la mejilla y después tomó su mano.

—De seguro estarás feliz de que Gryffindor no gano la copa

—Lástima que no es así

— ¿Eh?

—Weasley logró ser más rápida que Chang y su hermano terminó siendo menos inútil

—Cuando apoyo les das a mis amigos

Severus solamente le sonrió de manera burlona. Le besó la mano y los dos se pusieron a platicar hasta tarde y el profesor tenía que irse.

—Descansa, pequeña

—Igualmente. Te amo, Sev

Severus le sonrió con ternura, le acarició su cabello un poco ya que la chica tenía vendajes. Le dio un beso en la frente, ya estaba en la puerta cuando dio media vuelta para decirle algo a Alex.

—Por cierto, Umbridge debería de pensar dos veces lo que hace

— ¿Qué?

—Ella hechizo la bludger y cuando Minerva y los demás la descubrieron pues... Ya te imaginarás que fue lo que pasó.

Alex sonrió de manera burlona (digna de Severus) el cual el profesor le correspondió de manera cómplice y finalmente salió de la enfermería.

El tiempo de pareja comenzó a escasear con la aproximación de los TIMO's (y EXTASIS para Severus) ya que los profesores comenzaron a darle a los alumnos todo lo que necesitarían para sus exámenes.

Los cuatro amigos estaban muy presionados pero más Hermione (y no era la primera vez que se ponía así), eran interrogados por sus amigos respecto a cuales eran sus métodos de estudio y les ofrecían más de una vez varios productos que les ayudarían a estudiar; pero solamente hacia que aumentará la presión y el nerviosismo.

Unos días antes del examen, McGonagall les advirtió que habría muchos hechizos antitrampa en los exámenes, serían evaluados por algunas personas del ministerio y que recibirían sus resultados hasta Julio.

Mientras McGonagall explicaba todo sobre los exámenes, Alex estaba mirando por la ventada pensando en otras cosas; en el verano no podría ver a Severus porque sus padres querrían que estuvieran juntos todo el tiempo, además de que aún no les decía nada acerca de su relación con él y no era porque le diera pena, sino porque ya sabía cómo reaccionarían ellos y en especial su padre al enterarse. Si de por si le atemorizaba que su padre se enterara que ya tenía novio ¡ahora que su novio fuera veinte años mayor que ella y es su profesor!

«Ya pueden ir empezando a cavar mi tumba» pensó eso ultimo dejando escapar un suspiro.

Terminaron las clases y recogió sus cosas con mucho desánimo. Lo bueno es que ni Hermione ni los chicos se dieron cuenta de su actitud porque sino le estarían haciendo preguntas y no se atrevía a contestarles. No supo en que momento perdió de vista a sus amigos y se dio cuenta que ya era la hora del almuerzo, no tenía hambre así que se fue a respirar un poco de aire fresco en los jardines. Se sentó bajo la sombra de un árbol cerca del Lago Negro y se acomodo para ver las nubes.

— ¿Qué haces aquí sola?

— ¿Eh? ¡Ah, hola Severus!

El profesor se le acercaba a paso lento y la chica vio que llevaba algo en sus manos. Cuando estuvo junto a ella, le extendió las cosas y vio que se trataba de una botella con jugo de manzana y algo de comer envuelto en varias servilletas.

—No te vi en el Gran Comer por lo que creí que volvías a privarte de la comida, por lo que te traje esto

La chica los tomó, dejo la botella a un lado y desenvolvió la comida, eran sándwiches cortados  en triángulos.

—Gracias Severus —tomó uno y comenzó a comer pero sin mucho animo

Severus lo notó y le pareció extraño, se acomodo junto a ella y se quitó la capa ya que hacia mucho sol y le dio calor.

— ¿Qué tienes?

— ¿Eh? No... Nada

—Alex —le puso una mano en la frente—. ¿Te sientes mal?

La chica retiro su mano con delicadeza y dejó escapar un suspiro.

«¿Cómo le digo?»

Estuvo cavilando por unos momentos hasta que finalmente se decidió por confesarle su preocupación. Cuando termino, vio que Severus estaba con la mirada en el suelo y se veía algo serio.

—Es comprensible lo que tienes y no te culpo por pensar en eso. Tiene sentido, a ningún padre le alegraría que su hija este con alguien que le dobla la edad y es su profesor.

— ¡Pero ellos no pueden escoger por mi con quien puedo estar!

Severus la miro y vio que estaba seria y decidida.

«Pequeña testaruda» paso un brazo por la cintura de la chica y la atrajo había él.

—Tal parece que no me dejaras ir tan fácilmente... Y eso es bueno —acercó sus labios hasta la oreja de Alex haciendo que se sonrojara—, porque yo tampoco te dejaré ir tan fácilmente

—Ya basta —se separó de él riendo y frotando su oreja al hombro—, me haces...

Los labios de Severus aprisionaron los suyos. Alex cerró los ojos y se dejo llevar por el momento; Severus la tomó de la cintura con más fuerza y la recostó en el césped, recargó su peso con el codo para no dejarse caer sobre ella. Alex comenzó a levantarle la levita cuando escucharon ruidos de pisadas. Los dos se incorporaron y se separaron completamente rojos.

— ¡Hola Alex!

— ¿EH? ¿LUNA? ¿Pero qué...?

—Siempre vengo a ver a los thestrals al Bosque Prohibido. Ah, hola profesor Snape

—Se... señorita Lovegood

—Oye Luna... tú, ¿de casualidad no habrás...?

— ¿Ah?

—No... nada

—Tranquila, no diré a nadie que tienes una relación con el profesor Snape

Los dos sintieron que el alma abandonaba sus cuerpos cuando escucharon a Luna decir eso. Los dos la miraron y estaban pálidos; la rubia los miró y le extraño la reacción de los dos.

— ¿Qué les pasa? ¿Por qué me ven así?

Los dos la miraban incrédulos ¿Hablaba en serio?

—Luna...

—Sé que está prohibido que un profesor y una alumna sean novios, pero es que se ven tan lindos juntos...

—Vaya, gracias...

—Y es que los dos son compatibles

— ¿Compatibles?

—Sí; tú alegre, bondadosa y cálida. Y él gruñón, malvado y frío... ¡Son perfectos el uno para el otro!

Alex y Severus tuvieron que morderse la lengua para no decirle nada a Luna.

—Y salió al aire su sinceridad extrema —comentó Alex con tono sarcástico y levantando una mano como haciendo un gesto teatral.

====================SRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSR====================

La semana de exámenes llego más pronto de lo que los alumnos de quinto pudieron esperar, el lunes harían su primer examen que sería Encantamientos, el cual ese y los demás serían divididos en dos: Teórico y Práctico; el teórico en la mañana y el práctico en la tarde. El examen escrito sería aplicado en el Gran Comedor al igual que el práctico; al menos los exámenes no salieron tan mal como esperaban, aunque eso no aminoraba los nervios.

Después del examen de Encantamientos tuvieron el de Transformaciones, el miércoles el de Herbología y el jueves el de DCAO. En ese examen tanto Alex como Harry lo disfrutaron mucho puesto que Umbridge los veía con odio ya que los dos estaban haciendo un examen perfecto, y se puso peor al ver que los chicos hacían aparecer sus Patronus.

El viernes los chicos no tuvieron examen pero Alex y Hermione tuvieron el de Runas Antiguas, de camino al examen, las dos repasaban un poco más pero la que al parecer estaba a punto de tener un colapso nervioso era Hermione.

—Hermione, por favor ¡Ya cálmate!

—No puedo, siento que voy a reprobar esta

—Has estado repitiendo lo mismo toda la semana, ya verás que no pasara

Al ver el examen, Alex admitió para sí misma que si estaba algo difícil el examen, pero estaba confiada en que podría responderlo sin problema.

Lo peor fue el fin de semana porque todos los alumnos de quinto no salieron de sus Salas Comunes por ponerse a estudiar Pociones, era el lunes y era el más difícil de todos. Harry y Ron no despegaban los ojos de sus apuntes y mordían sin parar las plumas; Hermione también estaba algo ansiosa, pero menos que sus amigos, y en cuanto a Alex...

—Entonces, esto sería para la poción revitalizante

—Exacto

Estaba estudiando en las mazmorras con la ayuda de Severus.

—Sí que has avanzado mucho

—Pues como no, si tengo un excelente maestro

Severus le dio un beso en la frente y siguieron repasando. En la noche cuando regreso a la Sala Común vio a sus amigos hechos un manojo de nervios por lo que se apiado de ellos y les fue a ayudar.

— ¡Gracias Alex! —dijo Harry abrazándola por su lado derecho

— ¡Nos has salvados...! —dijo Ron abrazándola del otro lado

— ¡... estamos agradecidos! —dijeron los chicos al unisonoro

«Esto sería más divertido si Xóchitl estuviera aquí. Sonaron como a los enanitos verdes de Toy Story»

— ¡Bueno, YA! Mucho amor

El examen escrito de Pociones fue pan comido para Alex y ya ni se diga del práctico. No pudo evitar mirar a sus amigos y vio que no dejaban de temblar de los nervios; al menos para el examen de Cuidado de Criaturas Mágicas del martes no les fue tan mal y más porque querían que Hagrid se viera bien como docente.

El miércoles hicieron en la mañana el examen teórico de Astronomía y en la tarde Adivinación. Harry y Ron estaban seguros de que lo iban a reprobar por lo que no le pusieron mucho empeño y menos en el práctico, pero a Alex le volvió a pasar lo mismo que las veces anteriores a finales de año: tuvo una visión.

Estaba haciendo el examen con la bola de cristal cuando paso:

Vio la misma puerta de siempre del ministerio, la cual se abrió sin problemas y entro a la misma cámara llena de esfera, pero al final del pasillo vio a dos hombres uno en el suelo y el otro apuntando con su varita al otro. El hombre del suelo gritaba y se retorcía de dolor mientras que el que estaba de pie reía de una manera fría, aguda y aterradora.

De pronto, se escucho ruido, al parecer de una pelea. Vio varios hechizos ser lanzados por todos lados. Una mujer estaba parada enfrente de lo que parecía un gran arco antiguo, de pronto otra mujer lanzo un maleficio asesino directo a la mujer del arco lanzando una risa maniaca, pero el hechizo no le dio a la mujer sino que un hombre la empujo y le dio de lleno en el pecho

— ¡NO!

Entonces reacciono de manera violenta ¿Qué clase de visión era esa? ¿Qué rayos había pasado exactamente en ese lugar?

— ¿Estás bien?

Alex levantó la mirada; todos en el Gran Comedor la miraban algo confundidos. Entonces la chica cayó en la cuenta de que estaba sudando y jadeando mucho.

—Sí... estoy bien

El examinador no parecía muy convencido pero dejó pasar el asunto. Alex salió del examen y corrió directamente a los baños, se lavó la cara y miro su reflejo en el espejo.

«¿Por qué tuve esa visión? ¿Acaso pasara algo al final del año como los demás?»

Siguió dándole vueltas al asunto hasta que recordó el examen de Astronomía y fue a prepararse. A las once, cuando llegaron a la torre de Astronomía, comprobaron que hacía una noche tranquila y despejada, perfecta para la observación de los astros. La plateada luz de la luna bañaba los jardines y soplaba una fresca brisa. Cada alumno montó su telescopio, y cuando la profesora Marchbanks dio la orden, empezaron a rellenar el mapa celeste en blanco que les habían repartido.

El examen transcurrió tranquilo y sin problemas, cuando de pronto las puertas del castillo se abrieron, justo debajo del parapeto donde se encontraba él, y la luz se esparció por los escalones de piedra hasta  alcanzar el césped. Alex miró hacia abajo, fingiendo que ajustaba un poco la  posición de su telescopio, y vio unas cinco o seis alargadas siluetas que  avanzaban por la hierba iluminada; entonces se cerraron las puertas y el césped se convirtió de nuevo en un mar de oscuridad.

Pudo distinguir que entre ese grupo iba Umbridge y al parecer se dirigían hacia la cabaña de Hagrid

—Esto no me gusta nada

De pronto se oyó un rugido procedente de la lejana cabaña que resonó en la  oscuridad y llegó hasta lo alto de la torre de Astronomía. Varios alumnos que Alex tenía cerca se separaron de sus telescopios y miraron hacia la cabaña de  Hagrid.

El profesor Tofty volvió a toser.

—Chicos, chicas, intenten concentrarse —dijo en voz baja. Casi todos los alumnos siguieron escudriñando el cielo con sus telescopios. La chica miro a sus amigos y vio que ellos también tenían la vista fija en la cabaña de Hagrid—. Ejem..., veinte minutos... —anunció el profesor Tofty.

Hermione pegó un brinco y volvió a concentrarse de inmediato en su mapa  celeste; Alex dirigió la mirada hacia el suyo y vio que había escrito «Marte»  donde debía haber escrito «Venus», así que se apresuró a corregir el error.

Entonces se oyó un fuerte ¡PUM! que procedía de los jardines y varios  estudiantes exclamaron «¡Ay!» al golpearse la cara con el extremo de la mira de sus telescopios cuando se apresuraron a observar lo que estaba pasando abajo.

La puerta de la cabaña de Hagrid se había abierto, y la luz que salía de dentro les permitió verlo con bastante claridad: una figura de gran tamaño rugía y enarbolaba los puños, rodeada de seis personas, las cuales intentaban  aturdirlo a juzgar por los finos rayos de luz roja que proyectaban hacia él.

— ¡No! —gritó Hermione.

— ¡Señorita! —exclamó escandalizado el profesor Tofty—. ¡Esto es un  examen!

Pero ya nadie prestaba atención a los mapas celestes. Todavía se veían  haces de luz roja junto a la cabaña de Hagrid, aunque parecían rebotar en él; el  guardabosques aún estaba en pie y a Alex le pareció que no había dejado de  defenderse. Por los jardines resonaban gritos y un hombre bramó: «¡Sé  razonable, Hagrid!»

— ¿Razonable? —rugió él—. ¡Maldita sea, Dawlish, no me llevarán así!

Alex vio la silueta de Fang, que intentaba defender a su amo y saltaba repetidamente sobre los magos que rodeaban a Hagrid, hasta que el rayo de un hechizo aturdidor alcanzó al animal, que cayó al suelo. Hagrid soltó un furioso aullido y cogió al culpable y lo lanzó por el aire; el hombre recorrió unos tres metros volando y no volvió a levantarse. Hermione soltó un grito de horror, tapándose la boca con ambas manos; Harry miró a Ron y vio que su amigo también estaba muy asustado. Ninguno de los cuatro había visto jamás a Hagrid enfadado de verdad.

— ¡Miren! —gritó Parvati, que se había apoyado en el parapeto y señalaba las puertas del castillo, que habían vuelto a abrirse; la luz iluminaba de nuevo el oscuro jardín, y una silueta cruzaba la extensión de césped.

— ¡Por favor, chicos! —exclamó el profesor Tofty, muy alterado—. ¡Sólo les quedan dieciséis minutos!

Pero nadie le hizo caso: todos observaban a la persona que en ese momento corría hacia la cabaña de Hagrid, donde se estaba librando la batalla.

— ¿¡Cómo se atreven!? —gritaba la solitaria figura mientras corría—. ¿¡Cómo se atreven!?

— ¡Es la profesora McGonagall! —susurró Hermione

— ¡Déjenlo en paz! ¡He dicho que lo dejen en paz! —repetía la profesora McGonagall en la oscuridad—. ¿Con qué derecho lo atacan? Él no ha hecho nada, nada que justifique este...

Hermione, Parvati y Lavender gritaron a la vez, pues las figuras que había junto a la cabaña de Hagrid lanzaron al menos cuatro rayos aturdidores contra la profesora McGonagall. A medio camino entre la cabaña y el castillo, los rayos chocaron contra ella; en un primer momento, la profesora se iluminó y desprendió un brillo de un extraño color rojo; luego se despegó del suelo, cayó con fuerza sobre la espalda y no volvió a moverse.

— ¡Gárgolas galopantes! —gritó el profesor Tofty, que también parecía haber olvidado por completo el examen—. ¡Eso no es una advertencia! ¡Es un comportamiento vergonzoso!

— ¡COBARDES! —bramó Hagrid; su voz llegó con claridad hasta lo alto de la torre, y varias luces volvieron a encenderse dentro del castillo—. ¡MALDITOS COBARDES! ¡TOMA ESTO! ¡Y ESTO!

— ¡Ay, madre! —gimió Hermione.

Hagrid intentó dar un par de fuertes golpes a los agresores que tenía más cerca, a quienes, a juzgar por cómo se derrumbaron, dejó inconscientes. Pero luego vieron que Hagrid se doblaba por la cintura, como si finalmente el hechizo lo hubiera vencido. Sin embargo, se equivocaban: al cabo de un instante, Hagrid volvía a estar de pie y llevaba algo que parecía un saco a la espalda. Entonces se dieron cuenta de que se había colocado sobre los hombros el cuerpo inerte de Fang.

— ¡Deténganlo! ¡Sujétenlo! —gritaba la profesora Umbridge, pero el único ayudante que le quedaba se mostraba muy reacio a ponerse al alcance de los puños de Hagrid; empezó a retroceder, tan deprisa que tropezó con uno de sus inconscientes colegas, y también cayó al suelo.

Hagrid, mientras tanto, se había dado la vuelta y había echado a correr con Fang sobre los hombros. La profesora Umbridge le echó un último hechizo aturdidor, pero no dio en el blanco; y Hagrid, corriendo a toda velocidad hacia  las lejanas verjas, desapareció en la oscuridad.

Hubo un largo minuto de silencio; los alumnos, temblorosos y boquiabiertos, contemplaban los jardines. Entonces la débil voz del profesor Tofty anunció:

—Humm..., cinco minutos, chicos.

Cuando por fin se agotó el tiempo, los cuatro amigos guardaron de cualquier manera los telescopios en sus fundas y bajaron todo lo deprisa que pudieron por la escalera de caracol. Ningún alumno había ido a acostarse; todos estaban hablando con gran excitación y en voz alta al pie de la escalera sobre lo que acababan de presenciar.

En la Sala Común muchos alumnos despertaron por el alboroto y los testigos comenzaron a contar lo que paso. Al día siguiente se aplico el último examen, pero nadie tenía mucha cabeza para eso después de lo sucedido la noche anterior y para rematar con Alex, ella seguía dándole vueltas a la visión del examen de Adivinación. De pronto se escucho que alguien se caía y al voltear, se espanto al ver a Harry en el suelo.

— ¡Harry! —corrió hacia él y vio que estaba sudando ¿acaso se abrió la conexión con Voldemort?

Esa pregunta se respondió sola al sentir arder la marca de su rostro y lo que vio la asusto:

Volvía a encontrarse en la habitación del tamaño de una catedral llena de estanterías y esferas de cristal... El corazón le latía muy deprisa... Esta vez iba a entrar... Cuando llegaba al pasillo número noventa y siete torcía a la izquierda y corría por él entre dos hileras de estanterías...

Pero al final del pasillo había una figura en el suelo, una figura negra que se retorcía como un animal herido... A Alex se le contraía el estómago de miedo, de emoción...

Una voz salía por su boca, una voz fría y aguda, vacía de humanidad...

—Cógela... Vamos, bájala... Yo no puedo tocarla, pero tú sí...

La figura negra que había en el suelo se movía un poco. Alex veía cómo una mano blanca de largos dedos cerrados alrededor de una varita se alzaba al final de su propio brazo..., y entonces oía que aquella fría y aguda voz decía:

«¡Crucio!»

El hombre que estaba en el suelo gritaba de dolor, intentaba levantarse pero caía hacia atrás y se retorcía. Alex reía. Levantaba la varita, la maldición dejaba de actuar y la figura se quedaba inmóvil gimiendo.

—Lord Voldemort espera...

Muy despacio, el hombre que estaba en el suelo levantaba un poco los hombros, aunque los brazos le temblaban, y miraba hacia arriba. Tenía la cara demacrada y manchada de sangre, contraída de dolor y, sin embargo, desafiante...

—Tendrás que matarme —susurraba Sirius.

—Al final lo haré, indudablemente —decía la fría voz—. Pero antes la cogerás para mí, Black... ¿Crees que lo que has sentido es dolor? Piénsalo bien..., nos quedan muchas horas por delante y nadie te oirá gritar...

De pronto reacciono de golpe y vio que Harry había despertado. Los dos se miraron y tuvieron el mismo pensamiento.

Sirius...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro