Sorpresa en la Boda
El mes de Julio ya no presentaba ese aire veraniego que todos los años presentaba, es más, se podría decir que ese verano era frío y oscuro. La gente en Londres no se explicaba cómo era posible que en en esa época del año se respiraba un aire de tristeza y miedo en el ambiente cuando era una de las estaciones más esperadas del año; pero era de esperarse que esas personas no supieran lo que estaba pasando, eran muggles y no sabían nada del mundo oculto no solo en su ciudad, sino en todo el planeta.
Los magos y brujas de Londres estaban siempre alerta, desde que uno de los magos más grandes de todos los tiempos murió asesinado, las esperanzas de la gente comenzaron a decaer a pesar de que todavía tenían un "rayo de esperanza", las fuerzas de la oscuridad se hacían cada vez más fuertes y el peligro estaba en cada esquina.
Pero no todos los magos se preocupaban por la oscuridad que comenzaba a caer sobre Gran Bretaña, sino que tenían otras cosas en la cabeza; tal era el caso de Severus Snape, quien estaba en su casa de la calle de la Hiladera mirando al cielo por la ventana de su dormitorio.
Tenía la mitad del rostro vendado y una expresión de tristeza que aun con su máscara de frialdad podría notarse a la distancia. Había pasado dos semanas desde el ataque de los mortífagos al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y de que cometiera su crimen: asesinar al director de Hogwarts y el hechicero más grande de su época, Albus Dumbledore.
Al principio sentía un nudo en la garganta por la culpa de haber asesinado a la única persona que confío en él; pero al recordar la expresión que le lanzó la persona que más quería en el mundo, sentía como si una daga se le clavara en el corazón.
—Alex
Desde ese día no tenía noticias de su pequeña, pero tenía la seguridad de que la chica estaba a salvo gracias a la protección de la Orden del Fénix. Seguía mirando por la ventana y al mirar al cielo (nublado y algo oscuro) no pudo evitar recordar el rostro de la chica, la última vez que la vio sonreírle, pero de repente el rostro de la chica cambió a una expresión más seria y fúrica.
De manera inconsciente, Severus llevó su mano hacia los vendajes. Gracias a ese Juramento Inquebrantable y a la promesa que le hizo a Dumbledore, alejó para siempre a Alex. Sin embargo —y aunque le doliera— pensaba que era mejor así, las cosas serían difíciles de ahora en adelante y lo último que quería era exponerla al peligro.
Bajo su mano, pero de pronto sintió arder su antebrazo izquierdo. El Señor Tenebroso lo llamaba; aunque no quisiera tenía que ir, no tenía otra opción. Cerró las cortinas de su dormitorio, fue por su varita que dejó sobre la cama y desapareció de ahí para aparecerse un estrecho sendero bañado por la luna. De pronto, escucho ruidos proviniendo justamente enfrente de él. Sacó su varita y caminó unos pasos hasta encontrarse de frente con otro mortífago, Yaxley.
Permanecieron inmóviles un instante, apuntándose mutuamente al pecho con sus respectivas varitas, hasta que Yaxley lo reconoció. Entonces las guardaron bajo las capas y echaron a andar a buen paso en la misma dirección.
—¿Buenas noticias? —preguntó Yaxley.
—Excelentes —replicó Severus
Los dos siguieron caminando hasta que llegaron a una enorme mansión, era la Mansión Malfoy. Los dos entraron y se encaminaron hacia un gran salón donde sería la reunión.
El salón se hallaba repleto de gente sentada alrededor de una larga y ornamentada mesa. Todos guardaban silencio. Los muebles de la estancia estaban arrinconados de cualquier manera contra las paredes, y la única fuente de luz era el gran fuego que ardía en la chimenea, bajo una elegante repisa de mármol coronada con un espejo de marco dorado. Snape y Yaxley vacilaron un momento en el umbral. Cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra, alzaron la vista para observar el elemento más extraño de la escena: una figura humana, al parecer inconsciente, colgaba cabeza abajo sobre la mesa y giraba despacio, como si pendiera de una cuerda invisible, reflejándose en el espejo y en la desnuda y pulida superficie de la mesa. Ninguna de las personas sentadas bajo esa singular figura le prestaba atención, excepto un joven pálido, situado casi debajo de ella, que parecía incapaz de dejar de mirarla cada poco.
—Yaxley, Snape —dijo una voz potente y clara desde la cabecera de la mesa—, casi llegan tarde.
Quien les habló, fue Lord Voldemort. Miraba fijamente a los recién llegados y después les indicó dónde debían sentarse. A Severus no le gusto que "su señor" le reservará un lugar justamente a su derecha. Los recién llegados tomaron sus lugares y la reunión comenzó.
El tema central de la reunión era —y no era novedad— sobre Harry Potter. Esta vez era sobre como atacar al chico aun siendo menor de edad y sin posibilidad de defensa. Severus se sentía mal de revelar esa información, pero no tenía opción. Le dijo a Voldemort que ese fin de semana Potter sería trasladado a una casa de la Orden; entonces el mortífago Yaxley intervino y le dijo a Voldemort que tenía otra información, que Potter no se movería sino una noche antes de cumplir la mayoría de edad. Severus intervino diciendo que esa era una pista falsa. El Señor Tenebroso se veía más complacido con la información del profesor que la de Yaxley.
Entonces a mitad de la reunión, Voldemort pidió a sus mortífagos que alguien se "ofreciera" a darle su varita puesto que la suya no podía matar a Harry porque su varita y la del chico tenían el mismo núcleo central gemelo. Ninguno de sus mortífagos se movió, a ninguno le parecía común que su Señor les pidiera su varita y más que sabían que él no les daría su varita a cambio.
Voldemort al ver el silencio de sus vasallos, miró a todos con fijeza hasta que posó su mirada en Lucius Malfoy, a quien sacó de Azkaban; le "pidió" que le entregara su varita. El rubio lo dudo, pero al final se dio cuenta que no tenía alternativa y le entregó a su señor su varita.
Como prueba de que podía usar la varita de Lucius sin problema, Voldemort asesinó a la "invitada" que estuvo colgada de cabeza en el centro de la mesa desde que comenzó la reunión; se trataba de Charity Burbage, quien hasta hace poco enseñaba en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Con esto dio concluida la reunión y le ordenó a todos sus mortífagos que se retiraran.
—Espera un momento Severus, quiero hablar contigo
El profesor se detuvo dándole la espalda a "su señor", en ningún momento se dignó a mirarlo. Con un movimiento de varita, Voldemort hizo desaparecer la mesa y las sillas dejando un gran espacio en el lugar.
—Acércate Severus
El hombre dio media vuelta con lentitud y se acercó a él. El señor tenebroso miraba fijamente los vendajes que cubrían parte del rostro de su mortífago más leal; enseguida supuso que debía de tratarse de esa mocosa que, por desgracia, era su nieta.
—¿Qué se le ofrece, mi señor? —preguntó Severus, haciendo una pequeña reverencia
—Veo que tuviste un pequeño... percance con mi nieta, Severus
El oscuro profesor se puso tenso, pero hizo lo mejor que pudo para disimular.
—Solo un poco, mi señor. Esto pasó después de que asesine a Dumbledore
—Ya veo, según tengo entendido, ella te vio haciéndolo y se le rompió el corazón al verte hacerlo —comentó Voldemort. Cuando el mago tenebroso dijo «rompió el corazón», Severus pudo detectar un tono de burla en él—. No sé que me deshonra más de ella; que sea una Sangre Sucia o que no haya heredado mis habilidades y aprecio a las Artes Oscuras.
—Eso sí que es un desperdicio mi señor
—Lo sé Severus, pero bueno, no puedo preocuparme de eso por ahora. Necesito que cumplas con un encargo Severus
—¿De qué se trata, mi señor?
—Ya no quiero que asesines a esa niña, Severus —el profesor se habría sentido feliz ante esa petición si no fuera porque sabía que algo se traía entre manos Voldemort—. Ahora quiero que la encuentres y la traigas ante mí
—¿Cómo, mi señor? —Severus sentía que su corazón se detenía al escuchar eso
—Oíste bien Severus, quiero que me la traigas porque quiero eliminarla lo más pronto posible. Estoy seguro de que esa mocosa es una pieza clave en las fuerzas de Potter ya que más de una vez ha demostrado ser una gran molestia. Más te vale que cumplas ese encargo Severus, eres uno de mis mortífagos más leales.
—No lo defraudare mi señor
—Eso espero —el mago tenebroso le dio la espalda, concentrando su atención en las llamas que danzaban en la chimenea—. Ya puedes retirarte Severus
—Gracias mi señor —Severus hizo una reverencia y salió de la Mansión Malfoy, apareciendo directamente en su habitación en la Calle de la Hiladera.
Se acercó a su cama y se sentó ocultando su rostro con las manos y recargando sus codos sobre sus rodillas. Las cosas estaban cada vez peor, tenía que proteger a Alex a cualquier costo, pero el problema es que no sabía dónde podía estar la chica; desde hace un año ya no vivía con sus padres por su culpa y según su fuente, la chica no estaba con nadie de la Orden del Fénix.
—Pequeña ¿Dónde estás? —susurró Severus, dejando que una lágrima escapará y recorriera su rostro.
====================
En un pequeño apartamento en el centro de Londres, una chica de cabellos y ojos castaños miraba por la ventana con melancolía mientras la observaba una loba negra con morado recostada en su canasta. Desde que comenzó el verano, las dos se ocultaron en ese lugar puesto que al estar en el mundo muggle a nadie se le ocurriría buscarlas ahí, a excepción de una persona y les sorprendía que todavía no las encontrara.
—Me sorprende que Snape no adivine qué estamos aquí —comentó Xóchitl, estirándose en su canasta
—Honestamente, a mí también me sorprende —concordó Alex, aun mirando por la ventana
Miró el calendario que estaba en la mesita junto al sillón y vio que ese fin de semana sería su cumpleaños.
—Ya voy a ser mayor de edad —murmuró la chica más para sí misma que para la loba—. Y lo normal sería que me pusiera muy feliz con eso
Xóchitl levantó la mirada y vio que Alex seguía muy triste desde que terminó el curso y no era para menos; ver a la persona que más quieres en este mundo asesinar a uno de los magos más poderosos del mundo de la magia y que depositó toda su confianza en él, no era para menos.
La loba ya no sabía cómo animarla, pero tenía que encontrar la forma de hacerlo. Entonces vio el sobre que estaba en la mesita frente al sillón: era una invitación a una boda, pero no cualquiera, era la boda de Remus y Tonks, la cual se llevaría a cabo ese fin de semana.
—Entonces... ¿Ya sabes que vas a ponerte para la boda de Remus y Tonks? —preguntó Xóchitl con la intención de hacerle platica
—Ya te dije, el traje que debe sobre la cama
La loba bajo las orejas algo apenada y se hizo un ovillo en su canasta. Había olvidado que Alex había decidido asistir a la boda vestida como hombre para que nadie la reconociera; además de que ella sabía que Alex usaba ese pretexto para poder "ocultar de alguna forma" el dolor que aún sentía en su corazón.
—Oye, sé que todavía te duele lo que pasó en Hogwarts, pero no dejes que eso te arruine la noche ¿sí?
—Como digas —fue lo más que contestó la latina mientras seguía mirando por la ventana
«Es oficial: me rindo» sentenció la loba, acomodándose más en sus canasta.
Alex vio a la brije acomodarse en su canasta y regreso su mirada a la ventana. Sabía que no tenía sentido que quisiera ir vestida a la boda de una de sus amigas de ese modo, pero con todo lo que había pasado —y con el dolor que sentía— decidió irse así para «no llamar la atención».
Se llevó la mano hacia su garganta donde aún posaba la gargantilla que Severus le dio, aún no entendía porque la conservaba después de lo que pasó, pero tampoco tenía el valor de deshacerse de ella.
«¿Por qué no puedo quitarme este dolor? ¿Por qué sigo teniendo estos sentimientos hacia él?» pensaba Alex sintiendo una lágrima recorrer su mejilla.
Limpio rápido la lágrima antes de que Xóchitl se diera cuenta. Dio un último vistazo a la ventana y se puso de pie.
—No puedo quedarme deprimida por siempre, hay cosas más importantes que hacer
—Como por ejemplo que tengas mucho ánimo para la boda de tu amiga
Alex miró a Xóchitl, quien le daba la espalda aparentando estar dormida. Alex sonrió negando un poco con la cabeza.
—Nunca cambia
Llegó el día de la boda y tanto Alex como Xóchitl se sorprendieron que no hubiera mucha gente en el lugar. La boda se llevaría a cabo en una Mansión de la Familia Black, que perteneció a Alphard Black; no había problema de hacerlo ahí puesto que al ser removido de la Familia Black, la gente lo considero un Traidor a la Sangre.
—Con estos tiempos difíciles es mejor hacer las cosas lo más discretamente posibles —dijo una voz detrás de ellas.
Voltearon y se encontraron con unos ojos color miel y un rostro con cicatrices.
—¡Remus! —exclamaron las dos con sorpresa
—Me alegra verlas a las dos. Xóchitl... Alex
La latina se sorprendió que su ex profesor descubriera que eran ellas, puesto que las dos lucían completamente diferentes: Alex llevaba un traje negro, camisa blanca y corbata morada con zapatos de vestir igualmente negros, se tiño el cabello de negro y se puso lentes de contacto azul cielo. Xóchitl seguía con forma animal pero en lugar de verse como una loba morado-negra, tomó la forma de una Husky Siberiana negra y blanca con ojos azules claros.
—Pero ¿Cómo...?
—Dora me advirtió que ustedes dos vendrían... con diferente apariencia. En lo personal me parece bien, como les decía sobre estos tiempos difíciles, hay que ser muy discretos.
Humana y loba soltaron un suspiro de alivio. Al ser reconocidas por Remus, las dos pensaron que sus "disfraces" no eran muy convincentes, pero ahora que sabían que Tonks las delató se sentían más tranquilas.
—¿Eres el único que sabe quiénes somos en realidad? —preguntó Alex
—De verdad que no quieres que nadie te reconozca ¿cierto? —opinó una voz que salió detrás del licántropo.
—¡Ginny! ¿Qué haces aquí? —preguntaron a la vez las extranjeras
—¿Acaso se les olvido que Hermione, Luna y yo seríamos las Damas de Honor? ¡Qué lindas son las dos!
Alex se frotó la parte de atrás de cuello en clara señal de vergüenza. Desde que terminó el curso no pensaba en otra cosa más que en los acontecimientos ocurridos en la Torre de Astronomía, estaba muy desconectada de su entorno.
Ginny seguía mirándola seriamente, pero su semblante se fue ablandando poco a poco al ver que Alex estaba realmente apenada por haberlo olvidado.
—Oye —Alex miró a la pelirroja y vio que quería decirle algo, pero le daba pena—. ¿Y cómo han estado? Me refiero a que no hemos sabido nada de ustedes desde que salimos de Hogwarts
—Pues hay la llevo, más o menos
—¿Eh?
—Estoy bien, gracias «De verdad debo recordar que nadie entiende mi manera de hablar»
—Por cierto Alex ¿Cómo prefieres que te digamos?
—Ah, pues...
—Podrían llamarla Danny Fenton... —dijo Xóchitl, hasta que Alex le tapó el hocico de golpe, pero Remus y Ginny lograron escucharla y los dos se les quedaron mirando sin comprender el nombre
—¿Nos disculpan un momento, por favor? —preguntó Alex
Y antes de que alguno de los dos pudiera contestar, las latinas se alejaron de ahí hasta que llegaron al borde del bosque cerca de la mansión.
—¿Acaso estás loca? —exclamó indignada Alex en cuanto soltó a la loba—. ¿Cómo se te ocurre ponerme ese nombre? No tiene sentido
—Exacto, al ser un nombre que nadie conoce, pues con más razón nadie te reconocerá
—Pero de verdad, miles de nombres en el mundo ¿y se te ocurre usar el de uno de los personajes de Butch Hartman? Vaya lógica la tuya
—Ha ha, que graciosa. —dijo la loba encarando una ceja. Uno: Al menos di que fue "Fenton" y no "Phantom". Segundo: Pues por cómo te arreglaste incluso se podría decir que estás haciendo cosplay
—Eso no ayuda
—Mejor dejémoslo así, usa ese nombre a ver qué pasa y disfrutemos de la fiesta ¿OK?
Alex lo pensó por un momento antes de soltar un suspiro de resignación.
—OK, tu ganas. Pero ya vas a ver cómo te va después
La brije como única respuesta, sacó la lengua y se fue de regreso a la mansión.
—Cada día está más loca —murmuró Alex para sí negando con la cabeza y siguió a la loba a la mansión.
La boda fue sencilla y se llevó a cabo en una carpa mágica que estaba en el jardín. Alex y Xóchitl se impresionaron al ver a Tonks; su vestido de novia era sencillo, de escote de corazón y adorno plateado debajo del busto. El vestido caía elegantemente sin pegarse mucho a sus piernas. Seguía con su cabello rosa chicle y corto, pero traía puesto una diadema doble blanca y zapatos de tacón alto y plateados. Remus llevaba un traje blanco con una corbata a rayas dorado y blanco y un pañuelo en el bolsillo del saco a juego.
Después de de que el mago que ofició la ceremonia los nombro «Marido y Mujer» y con un movimiento de varita, la carpa se transformó para la fiesta. Los recién casados abrieron el baile y poco a poco se fue llenando de más parejas.
Alex permanecía apartada de los demás invitados, estaba recargada en una columna con las manos detrás de su espalda. Xóchitl estaba sentada junto a ella mirando a todos bailar.
—Sonará extraño pero ¿no quieres sacar a bailar a alguna de las chicas?
—Sabes que yo no bailo Xóchitl
—Ya sé, pero creí que sería buena idea para que te distraigas y te diviertas un poco
—Gracias, pero no gracias
—¿Vas a quedarte ahí sin hacer nada o vas a venir a bailar y a divertirte? —preguntó una voz con tono sarcástico junto a ellas.
Las latinas voltearon y vieron que se trataba de la menor de los Weasley y junto a ella estaban Hermione y Luna. Las tres llevaban vestidos de dama de honor plateado de escote recto, corto, pliegues y un moño en la cintura debajo del busto izquierdo. Y las tres llevaban el cabello ondulado y suelto.
—No necesitan preocuparse por mí chicas, estoy bien —dijo Alex tratando de calmarlas, aunque más bien sonaba como que quería convencerse a sí misma
—¡Hola Alex! Digo, Danny Fenton —saludó Luna
La latina soltó un suspiro de resignación y miró a la loba con una expresión de desapruebo. La brije fingió demencia en cuanto sintió la mirada de su humana sobre ella.
—Oigan chicas, mejor vayan ustedes a bailar, yo estoy...
—¡Olvídalo, ahora mismo vienes con nosotras! —dijo Ginny con tono autoritario
—¡Yo bailaré primero! —exclamó Luna
Antes de alguna pudiera decir algo, la rubia tomó a la latina del brazo y la llevó a la pista de baile.
—Loquita, pero buena persona —opinó Xóchitl
Hermione y Ginny simplemente asintieron, pero después dejaron escapar una risita. La fiesta continuó con tranquilidad, Hermione y Ginny se turnaban con Luna para ver quién sería la siguiente de bailar con «Danny», quien a pesar de estar bailando con sus amigas, no pudo evitar sentir vergüenza ya que llamaban mucho la atención. Incluso Tonks se turnó con ellas para el baile.
—Se supone que luces así para no llamar la atención y resulta ser todo lo contrario —comentó la nueva Sra. Lupin con una sonrisa de burla
—Ya ni me recuerdes —contestó «Danny» respondiendo a la sonrisa
Llegó la hora de que los novios partieran el pastel y se dieran entre ellos un bocado del pastel, el cual era de fresas; sin embargo, y a pesar de que estaba lejos de la mesa, de pronto «Danny» comenzó a sentir un fuerte mareo acompañado de náuseas y unas terribles ganas de vomitar. Se llevó una mano a la boca y salió corriendo de la carpa hasta la mansión y al primer baño que encontró para vomitar; no se dio cuenta que sus amigas —incluida la novia— vieron su comportamiento y salieron a ver qué pasaba. Entraron a la mansión y comenzaron a buscar llamando por todos lados.
—¡Alex!
—¡Alex!
—¡Alejandra!
—¡Danny!
—¡LUNA!
La rubia solo sacó la lengua en un gesto infantil y las cuatro siguieron buscando. Hasta que llegaron al final del pasillo del primer piso y escucharon unas arcadas seguidas del sonido de alguien devolviendo el estomago.
Tonks trató de abrir la puerta pero tenía seguro, así que tocó.
—¡Alex! Ábrenos por favor ¿Qué te pasó?
—Estoy bien chicas, solo me sentí un poco mal del estomago
—Es lo que más nos preocupa Alex —dijo Hermione—, tú no te enfermas fácilmente del estómago, déjanos entrar por favor
—Esperen por favor
Se escuchó el ruido del agua yéndose por el inodoro seguido por el ruido del seguro abriéndose. Quien les abrió fue Xóchitl está en forma humana y por la expresión que tenía también estaba preocupada por la latina, pero hubo algo en los ojos de la brije que preocupó a la metamorfomaga.
Hermione, Ginny y Luna entraron y se acercaron a su amiga, quien estaba sentada en el inodoro con las manos sobre el rostro y los codos recargados sobre sus rodillas. Hermione le tomó las muñecas para descubrir su cara y con temor vio que su amiga estaba pálida.
—Será mejor que vayamos a San Mungo a que te revisen —comentó Hermione con seriedad en su voz
—No es necesario. Estoy bien chicas, de verdad
—Pues tu cara nos dice lo contrario —dijo Ginny
—Alex ¿acaso no será que estás embarazada? —preguntó Luna
Todas miraron a la rubia esperando que después pusiera una expresión infantil que demostrará que lo que dijo fue una broma, pero por desgracias vieron que su expresión era seria.
—Alex ¿cuándo fue tu último periodo? —preguntó Tonks con firmeza
—Fue como hace... —entonces la castaña (ahora morena) recordó que la última fecha fue dos días antes de que asesinaran a Dumbledore y estuvo con...
—Ay por Dios, no puede ser...
—¿Alex? —la llamo Hermione
—Chicas déjenme revisarla —dijo Tonks sacando la varita de los pliegues del vestido y acercándose a la aturdida chica.
—¿Sabes lo que haces Tonks? —preguntó Ginny, alejándose un poco para dejar que la metamorfomaga se acercara
—Sí, he visto a varias compañeras del trabajo hacer esto cuando sentían esas molestias
Tonks se hincó delante de ella y apuntó al vientre de su amiga con su varita. Comenzó a recitar un hechizo que ninguna de las chicas pudo entender; en cuanto la Sra. Lupin término, de la punto de su varita salió como un humo blanco haciendo espirales.
Las chicas permanecieron quietas durante unos segundos, hasta que Tonks guardó su varita y tomó las manos de Alex entre las suyas.
—Espero que el padre de la criatura sea de confianza y tome la responsabilidad de criarlo a tu lado
Con esa simple oración las dudas de todas se disiparon. Tonks la soltó y se puso de pie, Luna tomó su lugar hincándose enfrente de la latina y la abrazó con cariño.
—Amiga, muchas felicidades. Vas a ser mamá.
Hermione y Ginny aún no decían nada y Alex estaba todavía en shock. La rubia se separó de ella y se puso de pie.
—Por cierto ¿Quien es el padre? Tengo la ligera sospecha de quien es, pero mejor espero a que tú lo digas, no vaya ser que yo esté equivocada
—El padre de mi bebé...
—Alex, por favor dinos que no es quién creo que es —dijo Hermione. La latina no dijo nada y ni siquiera se movía. La castaña se hincó enfrente de ella y le tomó las manos con fuerza—. Alejandra, por favor responde.
Alex soltó sus manos de las de su amiga y desvió la mirada. Hermione se llevó las manos a la boca y Ginny no pudo evitar dejar escapar un gemido de asombro. Tonks, Luna y Xóchitl también sospechaba quien era el padre, pero prefirieron no decir nada.
Alex estaba esperando un hijo de Severus Snape, el hombre que la traicionó y asesinó a Albus Dumbledore.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro