Sectumsempra
El fin del año escolar estaba cada vez más cerca y Harry todavía no lograba obtener el recuerdo de Slughorn que Dumbledore le había encargado, seguía sin encontrar alguna oportunidad de encontrarse a solas con el profesor y poder sonsacarle ese recuerdo; aunque tampoco ayudaba mucho en que siguiera dando lata con que Draco era un mortífago y estaba tramando algo.
El que también llegaba a fastidiar mucho era Ron, puesto que aun no terminaba con Lavender y sus métodos de evasión eran muy fastidiosos.
—¿Cuánto tiempo más crees que tengamos que aguantar a esos dos con sus cosas? —preguntó Alex a Hermione mientras estaban en los baños
—La verdad no lo sé, pero también me está molestando bastante... al igual que otras cosas —contestó Hermione haciendo énfasis en lo último que dijo.
Alex entendido la indirecta y dejó escapar un suspiro de cansancio
—Sigues sin estar de acuerdo con mi relación con Severus
—¡Es que hay muchas cosas por lo que está mal esa relación!
—¿Y cuales son?
—Él es un docente y tú una alumna —contestó Hermione levantando el dedo índice—, es el jefe de la Casa de Slytherin y tú eres una alumna de Gryffindor, dos casas que se odian desde que se fundó la escuela —levantó el dedo medio—, están yendo contra las reglas —levantó el dedo anular—, fue un mortífago —levantó el meñique—, y me preocupa que salgas lastimada porque estos son tiempos oscuros —concluyó levantando el pulgar
—¿Ya terminarse con eso? Porque, por si no te diste cuenta, ya sabía todo eso
—¿Qué? ¿Entonces por qué lo haces?
—La razón es obvia Hermione, me sorprende que no lo entiendas siendo la alumna más brillante de Hogwarts; amor. Yo lo amo y él a mi, los dos sabíamos que esto no sería fácil pero lo aceptamos y haremos todo lo que esté en nuestras manos para poder estar juntos y más ahora en estos tiempos oscuros.
—Alex...
—Será mejor que vayamos con los chicos antes de que empiecen a presionarnos porque nos tardamos en el baño —tomó su mochila y salió del baño dejando sorprendida a Hermione
«Espero que no se equivoque con esto y que de verdad sea feliz»
Los cuatro amigos estaban sentados en un rincón soleado del patio, después de comer. Hermione y Ron leían juntos un folleto del Ministerio de Magia: Errores comunes de Aparición y cómo evitarlos, porque esa misma tarde iban a examinarse, pero en general los folletos no conseguían calmarles los nervios. Ron dio un respingo e intentó ocultarse detrás de Hermione al ver que se acercaba una chica.
—No es Lavender —dijo Hermione, con un tono de voz que demostraba molestia ante las reacciones del pelirrojo cada vez que veían a una chica
—¿Harry Potter? —preguntó la chica—. Me han pedido que te entregue esto.
—Gracias...
Harry se puso nervioso al coger el pequeño rollo de pergamino.
En cuanto la muchacha se hubo alejado, susurró:
—¡Dumbledore me advirtió que no habría más clases particulares hasta que hubiera conseguido el recuerdo!
—A lo mejor sólo quiere saber si has hecho progresos —observó Hermione mientras él desenrollaba el pergamino.
Pero en lugar de encontrar la pulcra y estilizada caligrafía de Dumbledore, vio una letra de trazos grandes y desgarbados, muy difícil de descifrar debido a las manchas de tinta que emborronaban el pergamino. La nota era de Hagrid, avisando a los chicos que su acromántula gigante, Aragog, había fallecido y los invitaba al entierro de la araña al anochecer.
Ni a Harry ni a Ron les hizo gracia la petición que el semigigante les hacía, porque conocieron al animal en su segundo año y casi los devoraban, por lo que los cuatro mejor optaron por no ir. Antes de irse a su examen de Aparición, Hermione volvió a insistirle a Harry que se apresurara a conseguir el recuerdo de Slughorn y que volviera a intentarlo esa misma tarde en la clase de Pociones aprovechando que no habría mucha gente.
—Incluso Alex podría ayudarte con esa tarea. Los dos son sus alumnos favoritos por lo que debería de ser fácil. —comentó Hermione
—No creo que pueda ser de gran ayuda —dijo Alex
—¿Por qué lo dices? —preguntó Harry
—Para empezar, no sabría cómo decírselo sin que se dé cuenta para que se lo pido. No tengo tanta suerte
—¿Suerte? —dijo de pronto Ron—. ¡Ya lo tengo, Harry! ¡Suerte!
—¿Qué quieres decir?
—¡Utiliza tu poción de la suerte!
—¡Vaya, Ron! —se asombró Hermione—. ¡Claro! ¿Cómo no se me ha ocurrido?
—¿El Felix Felicis? —dudó Harry mientras miraba a sus amigos—. No sé... Pensaba guardármelo para...
—¿Para qué? —preguntó Ron.
—¿Qué es más importante que ese recuerdo, Harry? —preguntó Hermione
El azabache no necesito decir nada, Alex enseguida entendió lo que pretendía hacer su amigo; usar la Suerte Líquida para atrapar a Draco y descubrir qué es lo que está tramando.
«Esto ya raya en la obsesión»
Pero vio mejor la expresión de su amigo y se dio cuenta que no era para eso.
«¿Qué tanto estará pensando? Será que está pensando en...»
—¡Harry! ¿En qué piensas? —preguntó Hermione.
—¿Qué? ¡Ah, sí! Bueno. Si no consigo hacer hablar a Slughorn esta tarde, tomaré un poco de Felix y volveré a intentarlo por la noche.
—Muy bien. Entonces no se hable más. —Hermione se puso en pie e hizo una ágil pirueta—. Destino... decisión... desenvoltura...
—Basta, por favor —suplicó Ron—. Estoy harto de... ¡Rápido, tápenme!
—¡No es Lavender! —dijo Hermione con impaciencia. Otras dos niñas habían aparecido en el patio y Ron se había escondido detrás de su amiga.
—¡Qué susto! —dijo él asomando la cabeza por encima del hombro de su amiga
Sonó el timbre anunciando la clase de la tarde. Harry y Alex se despidieron de Ron y Hermione y se encaminaron a las mazmorras. Esa tarde solo había cuatro alumnos: Harry, Alex, Ernie y Draco.
—¿Los cuatro son demasiado jóvenes para aparecerse? —sonrió Slughorn—. ¿Todavía no han cumplido los diecisiete? —Los chicos negaron con la cabeza—. Bueno, como hoy somos muy pocos, haremos algo divertido. ¡Cada uno de ustedes preparará algo gracioso!
—¡Excelente idea, señor! —lo aduló Ernie, frotándose las palmas.
Malfoy, en cambio, ni siquiera esbozó una sonrisa.
—¿Qué quiere decir con «algo gracioso»? —masculló.
—Lo que quieran. ¡A ver si me sorprenden, muchachos y señorita! —contestó Slughorn.
Los cuatro se pusieron a trabajar. Alex revisó su libro y le pareció bueno para la clase que preparará el Brebaje Parlanchín, que hacía que quien lo bebiera hablara más de lo normal. Mientras alistaba las cosas que usaría le dio una ojeada a Harry y vio que su amigo prepararía Elixir para provocar euforia, entonces entendió lo que su amigo pretendía hacer: Prepararía la poción y trataría de persuadir al profesor para que lo probara, lo que haría que se pusiera de tan buen humor que quizá lograra convencerlo de que le entregara el recuerdo.
«Algo rudo, pero una excelente idea»
Pasó la clase, y como siempre, Harry y Alex fueron los favoritos de Slughorn. Ernie tuvo problemas con su poción y Draco solamente obtuvo un pasable.
Al final de la clase el plan de Harry no salió como esperaba, en cuanto el timbre sonó todos —incluyendo al profesor Slughorn— salieron rápido del salón. Por más que Harry odiara admitirlo, para esta misión sí necesitaba la Suerte Líquida.
Ron tampoco tuvo buena suerte, suspendió el examen a causa de que dejó media ceja. No fue sorpresa que Hermione logrará pasarlo sin problemas.
Después de la cena, Harry se tomó un trago de la poción, y por la cara que puso el azabache, Ron y las chicas podían decir que la poción funcionaba a la perfección... o eso pensaron al principio hasta que Harry dijo que iría a la cabaña de Hagrid a verlo. Los tres se le quedaron viendo sin poder entender esa decisión de su amigo, pero no hicieron nada.
Harry se colocó la capa invisible y salió de la Sala Común, Ron y Hermione se le adelantaron a Alex, quien iba detrás de ellos pero a la mitad del camino tuvieron la mala suerte de encontrarse con Lavender, quien comenzó a reclamarle a Ron por estar "a solas" con Hermione.
«¿Yo estoy pintada o qué?»
Como pudo, pasó junto a sus amigos y Lavender y se fue a seguir a Harry hasta la cabaña, pero a la mitad del camino chocó con alguien.
—¡Lo siento!
—¿Qué haces afuera a esta hora?
La chica reconoció la voz y levantó la mirada con una expresión de sorpresa.
—¡Severus! Ah, pues... bueno, yo...
—No estarás pensando en hacer alguna locura ¿o sí?
—¡Como crees, claro que no!
El profesor la miró con una ceja levantada, clara señal de que no le creía en absoluto, pero aun así no dijo nada.
—¿Y tú qué haces aquí? ¿Te tocó la guardia? —preguntó Alex con la intención de cambiar el tema
Severus la miró por un momento entendiendo enseguida las intenciones de la chica, pero prefirió no decir nada.
—No, vengó de ver al director. Y tú ¿a dónde vas? Ya es tarde, además de que está a cerca el toque de queda
—A pues... Bueno, yo...
—Alex
La chica entendió el tono de voz de su hombre y se dio cuenta que no podía mentirle.
—Esta bien. Iba a ver a Hagrid
—¿A Hagrid? ¿Por qué?
—Prometes no molestarte
—Depende de lo que vayas a decir
Con algo de duda, Alex le contó todo respecto a Aragog y lo que les pidió el semigigante. Cuando terminó, no se sorprendió de ver la expresión de asombro de su novio.
—¿No vas a decir nada?
—No me sorprende que Hagrid tenga una mascota así, lo que me molesta es que les pida que salgan del castillo cuando no deben por todo lo que está pasando.
—Pero si entiendes que no lo pide con malas intenciones.
—De todas maneras no justifica eso. Potter, Weasley y Granger de seguro ya fueron a verlo.
—No, ellos no quisieron ir
—¿Por qué? Tengo entendido que todos son amigos
—Sí, pero a ellos nos les agrada la idea de velar una araña gigante
—Creo que a nadie le agrada esa idea
Se hizo un silencio incómodo. Severus sabía que la chica no estaba simplemente "paseando" o "que haría una visita casual", pero no sabía como hacerle confesar que era lo que en realidad planeaba hacer.
Alex no sabía cómo zafarse de Severus e ir a convencer a Harry que fuera a ver a Slughorn en lugar de Hagrid, por lo que no tuvo más opción que decidir regresar a su Sala Común.
—Bueno, será mejor que regrese antes de que se haga más tarde y me encuentre con Filch o con otro docente. Así que... —se dio media vuelta lista para irse.
Pero de repente sintió que alguien tiraba del cuello de su ropa y se frenó de golpe.
«¿Qué dijiste, esta se salva del problema? Sí, como no»
Miró sobre su hombro y pudo comprobar que el profesor tenía una expresión seria en su rostro.
—Estoy en problemas ¿verdad?
—¿Tú qué crees?
Alex dejó escapar un suspiro y ni siquiera se molestó en resistirse al agarre del adulto, simplemente se acomodó la ropa y se encaró a su novio, quien con una mirada le hizo entender que lo siguiera a su despacho.
Llegaron a las mazmorras con mucho cuidado de que nadie los viera y llegaron a los aposentos del mayor.
—Creí que iríamos a tu despacho
—Prefiero que hablemos aquí, de ese modo serán menos las posibilidades de que nos interrumpan
Abrió la puerta con un movimiento de varita (Alex no sabía desde cuando tenía la manía de hechizar su puerta) y se hizo a un lado para dejar pasar primero a la chica.
Los dos se fueron a sentar al sillón como siempre y con otro movimiento de varita Severus encendió la chimenea.
—Estas enojado porque andaba fuera cuando no debía ¿verdad?
—¿Tú crees? Con todo lo que ha pasado, que incluso parece que el castillo ya no es seguro, no quiero que nada malo te pase
—Lo siento —se disculpó la chica, agachando un poco la cabeza con vergüenza
Severus entendía que las intenciones de la chica de salir a deshoras no era mala, pero eso no quitaba que le preocupara que cualquier cosa le podría pasar aún estando en los terrenos de Hogwarts.
Pasó un brazo sobre los hombros de la chica y la atrajo hacia su pecho con cuidado. Alex posó una mano sobre el pecho de su novio y se sorprendió un poco por ese gesto.
—¿Severus?
—¿Sí?
—Eh... No, no es nada
Los dos se quedaron en silencio, sintiendo la calidez el otro y metido cada uno en sus pensamientos, pero tenían la misma preocupación: ¿qué sería de ellos si llegaba a estallar una guerra?
Severus sabía de sobra que podría perder a Alex gracias al Juramento Inquebrantable que le hizo a Narcisa Malfoy y a la vez la promesa que le hizo a Dumbledore. Mientras que Alex se preocupaba de cómo sus amigos se tomarían la noticia de que estaba saliendo con Severus y más ahora en estos tiempos oscuros.
Estuvieron en silencio durante un largo rato hasta que el reloj de pared de Severus sonó, indicando que ya eran las once de la noche.
—Será mejor que regreses a tu Sala Común antes de que alguien de los docentes te encuentre.
Alex simplemente movió la cabeza, pero no tuvo intención de levantarse. Severus se dio cuenta de esto y pensó que más bien el movimiento de cabeza fuera porque la chica ya se había quedado dormida.
—¿Alex?
—Todavía no me quiero ir
—Yo tampoco quiero pequeña, pero tampoco quiero meterte en problemas por estar aquí sin ninguna razón.
—Severus —Alex se incorporó un poco pero sin separarse del todo de su hombre—. ¿Puedo quedarme a dormir contigo esta noche? Por favor
Alex, inconscientemente, le estaba haciendo ojitos de cachorro triste a Severus. El hombre lo dudo un momento, pero al ver la carita que le hacía su pequeña no tuvo más opción que acceder.
—Está bien, tu ganas. Pero tendrás que levantarte muy temprano para regresar a tu dormitorio ¿de acuerdo?
—Sí, gracias Severus
Severus se acercó a su armario y de él sacó una camisa de seda de su pijama y se la dio a Alex, la chica fue a cambiarse al baño mientras que Severus lo hacía en el dormitorio. Cuando Alex salió del baño, Severus ya estaba en la cama leyendo un viejo libro de pociones.
—¿Esta interesante el libro? —preguntó Alex, en cuanto se metió a la cama y se acomodo al lado de su novio
—Un poco, tiene muchos errores y los he estado corrigiendo.
—Hablando de eso, no he podido darte las gracias por hacerle esas correcciones a mi libro de pociones. Sí que me ha ayudado mucho
—Me alegra oír eso. En cuanto empezaron las clases planeaba darte el libro que yo use en sexto curso, te lo habría dado antes pero no lo había recordado hasta ahora. Pero cuando lo fui a buscar al aula de pociones ya no estaba
—¿Qué? —exclamó Alex con clara sorpresa.
A Severus le llamó mucho la atención la reacción de la chica, por lo que ella trato de disimularlo.
—Es que me sorprende que dejaras una de tus cosas en el aula «Espero que ese libro no sea el que creo que es» Y si tiene tu nombre, pues no debería de haber "desaparecido" así como si nada
—Ese es el problema. El libro no tiene mi nombre, más bien lo que tiene escrito es... —Severus sentía pena de decirle a Alex el nombre con el cual dejó apuntado el libro.
—¿Qué le escribirte Severus? ¿O el libro era de tu madre y tiene el nombre de ella escrito?
Severus simplemente negó con la cabeza.
—¿Entonces?
—El nombre que anote fue... Príncipe Mestizo
3...
2...
1...
«¿¡EEEEEHHHHH!? ¡YA LO SUPONÍA, POR ESO LA LETRA SE ME HACIA CONOCIDA ¡NO PUEDE SER!»
Severus vio la expresión de Alex y no supo identificar si era de asombro o ¿preocupación?
«Será que acaso ella... No, es imposible que ella tenga mi libro»
—¿Alex? ¿Qué tienes?
—¿Eh? No, no es nada. Solo que... me llamó la atención el apodo que anotaste en tu libro. ¿Por qué no pusiste tu nombre?
—Supongo que fue, al ser el antiguo libro de mi madre (y eramos muy unidos) supongo que fue la única manera que se ocurrió de hacerle honor al apellido Prince
—Eso sonó muy tierno
—Será mejor que descanses, mañana aun hay clases
—Esta bien. Que descanses Severus
—Descansa pequeña
====================SRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSR====================
A la mañana siguiente, durante la clase de Encantamientos, Harry le contó a Ron y a las chicas como logró finalmente conseguir el recuerdo de Slughorn y a la vez lo que descubrió junto con Dumbledore gracias a ese recuerdo: Horrocruxes. Aunque las buenas noticias no se quedaron ahí para Harry; Ginny y Dean habían terminado —y por lo que pudo notar Alex— el azabache estaba feliz ante esta noticia, pero la pequeña de los Weasley no era la única que tuvo una ruptura, Ron y Lavender también habían cortado en cuanto la chica vio que Ron estaba "a solas" con Hermione en el dormitorio de los chicos.
Aunque la felicidad duró muy poco para Harry y Alex;
Unos días antes del partido, Harry y Alex bajaron a cenar solos desde la sala común, pues Ron había corrido a un lavabo cercano para vomitar una vez más y Hermione había ido a ver a la profesora Vector para comentarle un supuesto error cometido en su última redacción de Aritmancia. Harry dio un rodeo como solía hacer, más por costumbre que por otra cosa, y recorrió el pasillo del séptimo piso mientras consultaba el mapa del merodeador.
—Harry ¿Por qué no dejas ese asunto de Malfoy por la paz? Es imposible que él sea un mortífago y que esté planeando algo malo
A pesar de que ella y Malfoy eran amigos, la chica nunca se atrevía a preguntarle si tenía algo que ver con los sucesos extraños que pasaban en la escuela; además de que seguía creyendo que era imposible que Voldemort le encomendara una misión a un adolescente.
—Ya me lo han repetido mucho y ya les dije, descubriré lo que Malfoy esta tramando y le pondre un alto a todo esto.
«De verdad que hay tercos y Harry, me cae»
Como Harry no veía a Malfoy por ningún sitio, dedujo que estaría en la Sala de los Menesteres, pero de pronto descubrió el puntito «Malfoy» en un lavabo de chicos del piso inferior. Y no estaba con Crabbe o Goyle, sino con Myrtle la Llorona.
Harry no apartó los ojos de aquella extraña pareja hasta que se dio de bruces contra una armadura.
—Harry ¿estas bien?
—Sí, mira —le acercó el mapa y la chica vio a Malfoy
«Ay... no puede ser»
—Harry, no por favor...
La chica no pudo terminar de hablar porque el azabache la tomó de la muñeca y los dos bajaron como un rayo la escalinata de mármol y recorrieron el primer pasillo que Harry encontró en el piso de abajo. Al llegar al lavabo, el chico pegó la oreja a la puerta. No oyó nada, de modo que la abrió con cautela. Alex se puso a lado Harry para ver qué pasaba.
Draco Malfoy estaba de pie, de espaldas a la puerta, agarrado con ambas manos a la pila y con su rubia cabeza agachada.
—No llores... —canturreaba Myrtle la Llorona desde un cubículo—. No llores... Dime qué te pasa... Yo puedo ayudarte...
—Nadie puede ayudarme —se lamentó Malfoy, sacudido por fuertes temblores—. No puedo hacerlo, no puedo... no saldrá bien... Pero si no lo hago pronto... él me matará...
Harry se quedó paralizado al darse cuenta de que Malfoy estaba llorando de verdad: las lágrimas le resbalaban por el pálido rostro y caían en la sucia pila, Alex no digo nada y ni le sorprendio puesto que no era la primera vez que lo veía asi, incluso llego a sentirse mal por el chico. Malfoy emitió un grito ahogado y tragó saliva. Entonces, con un brusco estremecimiento, levantó la cabeza, se miró en el resquebrajado espejo y a sus espaldas vio a Harry y a Alex mirándolo de hito en hito desde la puerta.
Malfoy se dio la vuelta y les apuntó con su varita. Harry sacó la suya rápidamente y empujó a Alex para protegerla. El maleficio de Malfoy le pasó rozando al azabache e hizo pedazos una lámpara que había en la pared. Harry se lanzó hacia un lado, pensó «¡Levicorpus!» y agitó la varita, pero Malfoy bloqueó el embrujo y se preparó de nuevo para...
—¡No! ¡No! ¡Basta! —chilló Myrtle la Llorona, y su voz resonó en las paredes revestidas de azulejos—. ¡Basta! ¡Basta!
Alex se levantó y vio con horror como los dos se batían casi a muerte. Sacó la varita y colocó un encantamiento escudo entre ellos.
—¡Deténganse por favor! ¡Esto no los llevara a nada!
—¡No te metas en esto Alex! —exclamaron a la vez los chicos
Harry y Malfoy se miraron sin poder creer lo que paso, pero en ese pequeño segundo de distracción, el encantamiento escudo de Alex desapareció y Malfoy aprovechó para volver a atacar a Harry.
Hubo un fuerte estallido y el cubo que había detrás de Harry explotó. El muchacho intentó echar la maldición de las piernas unidas, que rebotó en la pared, detrás de la oreja de Malfoy, y destrozó la cisterna adonde se había subido Myrtle, que gritó a voz en cuello. Salía agua por todas partes y Harry resbaló al tiempo que Malfoy, con la cara contorsionada, gritaba:
—¡Crucia...!
—¡Sectumsempra! —bramó Harry desde el suelo agitando la varita como un desaforado.
De la cara y el pecho de Malfoy empezó a salir sangre a chorros, como si lo hubieran cortado con una espada invisible. El chico dio unos pasos hacia atrás, se tambaleó y se desplomó en el encharcado suelo con un fuerte chapoteo. La varita se le cayó de la mano derecha, flácida.
—No —dijo Harry con voz ahogada.
Resbalando y tambaleándose también, se puso en pie y se lanzó hacia Malfoy, que tenía la cara roja y con las manos se palpaba el pecho, empapado de sangre.
—No... Yo no...
—¡Harry ¿Qué hiciste?!
—¡No lo sé! Pero te lo juro, no era mi intención...
Harry se arrodilló al lado del rubio. Malfoy temblaba de forma descontrolada en medio de un charco de sangre. Myrtle soltó un chillido ensordecedor:
—¡Asesinato! ¡Asesinato en el baño! ¡Asesinato!
La puerta se abrió de golpe detrás de Harry, que volvió la cabeza aterrado: Severus, blanco como la cera, irrumpió en el lavabo.
Apartando bruscamente a Harry, se arrodilló y se inclinó sobre Malfoy; sacó su varita y la agitó por encima de las profundas heridas que había causado la maldición de Harry, murmurando un conjuro que casi parecía una canción. La hemorragia se redujo al momento. Severus le limpió la sangre de la cara y repitió el hechizo. Las heridas empezaron a cerrarse.
Harry contemplaba la escena horrorizado por lo que había hecho y apenas consciente de que él también estaba empapado de sangre y agua. Alex también tenía una expresión de horror y miraba fijamente a su novio curando al rubio, pero algo que le llamo la atencion es que parecía que Severus sabía que clase de maleficio era, puesto que conocía el contrahechizo. Myrtle no paraba de sollozar y gemir. Cuando Severus hubo realizado su contramaldición por tercera vez, incorporó a Malfoy hasta sentarlo.
—Tengo que llevarte a la enfermería. Quizá te queden cicatrices, pero si tomas díctamo inmediatamente tal vez te libres hasta de eso. Vamos...
Lo ayudó a llegar hasta la puerta y se dio la vuelta para decir con voz colérica:
—Y tú, Potter... espérame aquí. ¡Macías! Ayúdame a llevar a Malfoy a la enfermería
Alex seguía algo atolondrada por lo que acababa de pasar, pero como pudo se puso de pie y se acercó a las dos serpientes. Tomó a Draco del otro brazo, lo pasó sobre sus hombros y los tres salieron del baño de chicos.
Los dos estuvieron en silencio en todo el camino. Cuando llegaron a la enfermería y Madame Pomfrey vio a Draco, casi le daba un infarto. Severus y Alex colocaron al rubio en una de las camas al centro de la enfermería y la enfermera les pidió que salieran.
En cuanto estuvieron fuera, Severus tomó con brusquedad a Alex del brazo y se la llevó a arrastras de regreso al baño de chicos.
—¿SE PUEDE SABER QUE DEMONIOS PASO EN EL BAÑO?
—Ni siquiera yo se que paso. Draco nos descubrió a Harry y a mí viéndolo llorar y de pronto comenzó a lanzar hechizos a diestra y siniestra, pero la pelea se centró entre ellos nada más. Intente detenerlos pero ninguno me escuchaba
—Dime ¿qué hechizo uso Potter contra Draco?
—Si no mal recuerdo, creo que dijo Sectumsempra
Ante la mención del hechizo, Severus se detuvo bruscamente en medio del pasillo. Alex logró zafarse del agarre del profesor y se frotó un poco el antebrazo.
—¿Severus? ¿Qué tienes? Acaso tu... tu... ¿Conoces ese hechizo?
El adulto no digo nada, se volvió lentamente hacia la chica, quien lo miraba con preocupación por su comportamiento. De pronto la tomó de nuevo bruscamente pero esta vez arriba del codo.
—¿De donde saco Potter ese hechizo?
—Yo...
—Alex, por favor no me mientas, ¿De donde lo saco?
—De... tu libro de pociones —no le sorprendió ver que su novio se sorprendió ante eso, pero siguió contándole la verdad—. Slughorn se lo dio el primer dia de clases. Después de que le llegara el ejemplar que compró en Flourish y Blotts, cambio los encuadernados y le dio el nuevo al profesor y tu libro lo tiene él.
En cuanto la chica terminó, Severus la soltó. Entonces Alex cayó en la cuenta de algo.
—Ese hechizo... ¿Tú de dónde lo sacaste? ¿por que tienes un hechizo así anotado en tu libro?
—Ese hechizo (junto con otros que están anotados en él, aparte de las correcciones que le hice) yo lo inventé
—¿Qué? Y tú... ¿Pensabas usarlo contra los Merodeadores?
—Al principio sí, pero después de descubrir exactamente lo que hacía, me... acobarde y nunca lo hice. Lo bueno es que logre descubrir el contrahechizo por si llegaba a emplearlo por accidente
—Severus
—Ve a mi despacho, esperame ahí —se dio media vuelta de regreso a los baños, antes de alejarse más se volvió hacia la chica—. Hablaremos de esto con más calma —y desapareció en la esquina.
Aunque Alex nunca llegó al despacho de su novio porque a mitad del camino se encontró con Dumbledore y con Xóchitl.
—Buenas noches Alex
—Buenas noches profesor. ¿Xóchitl?
—Que onda
—¿Qué sucede profesor?
—Necesito hablar con ustedes en mi despacho de inmediato, por favor
Tanto Alex como la loba se sorprendieron por la petición, puesto que casi nunca iban a hablar al despacho del director.
Ya de regreso de los baños y de castigar a Harry todos los sábados hasta que se termine (ocasionando que el chico no pueda jugar en el partido final), Severus entró a su despacho y esperaba ver a su pequeña acurrucada en el sillón esperando, pero se sorprendió al ver que no estaba ahí.
—¿Adonde se habrá ido? Le dije que quería hablar con ella
La esperó durante quince minutos y al ver que no aparecía comenzó a preocuparse. Se levantó y salió de sus aposentos, pero al llegar a una esquina vio a Alex recargada de espalda a la pared y con el rostro muy pálido y con una extraña expresion de susto en su rostro.
—¿Alex?
La chica dio un pequeño brinco al escuchar que la llamaban. Levantó la mirada y vio que se trataba de su novio. Se incorporó y se limpia las lágrimas, las cuales Severus no había notado hasta que vio que la chica se los limpiaba.
—Lo siento Severus, pero tuvo un imprevisto
—¿Estas bien? ¿Por qué estabas...?
—No, no es nada. ¿Nos vamos a tu despacho?
El mayor no estaba del todo convencido por el cambio de tema de su pequeña, pero decidió no presionarla. Cuando llegaron y se acomodaron el sillón, siguieron hablando sobre el incidente, Severus le informó que Potter no podría participar en el partido y del castigo que le impuso, pero se sorprendió al ver lo silenciosa que estaba la chica, pues conociéndola, ella le hubiera dicho algo respecto al castigo de su amigo, pero no digo nada.
Empezó a hacerse tarde y Severus le dijo que se fuera a su dormitorio, pero entonces vio que la chica estaba profundamente dormida sobre su hombro; quiso despertarla pero al recordar cómo la encontró hace unos momentos decidió que mejor la dejaría descansar y esperaría a ver si su pequeña quería decirle lo que le pasaba.
La tomó en brazos y la colocó con cuidado en la cama. Con un movimiento de varita cambió su uniforme con una de sus camisas negras de seda y la metió entre las cobijas.
«Pequeña ¿Qué fue lo que te paso?»
====================SRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSR====================
El día del partido llegó y el equipo de Gryffindor no estaban muy seguros de que lograrían ganar el partido debido a la ausencia de su Capitán, pero lo bueno es que Harry había nombrado como capitán de respaldo a Alex.
Pero algo extraño le pasaba a la chica, se veía muy decaída y parecía que ya no le ponía atencion a lo que le rodeaba, pero para el día del partido tuvo que estar al cien por ciento para lograr que su casa gane el partido, y lo lograron, Gryffindor derrotó a Ravenclaw cuatrocientos cincuenta a ciento cuarenta.
Todos en la Sala Común estaban eufóricos con la victoria de los leones. Justo cuando empezaba la fiesta, llegó Harry y todos lo recibieron con gusto.
—¡Hemos ganado! —bramó Ron, que se le acercó dando brincos y enarbolando la Copa de plata—. ¡Hemos ganado! ¡Cuatrocientos cincuenta a ciento cuarenta! ¡Hemos ganado!
Harry miró alrededor; Ginny corría hacia él con expresión radiante y decidida, y al llegar a su lado le rodeó el cuello con los brazos. Y sin pensarlo, sin planearlo, sin preocuparle que hubiera cincuenta personas observándolo, Harry la besó.
Tras unos momentos que se hicieron larguísimos (quizá media hora, o quizá varios días de fulgurante sol), Harry y Ginny se separaron. La sala común se había quedado en silencio. Entonces varios silbaron y muchos soltaron risitas nerviosas. Harry miró por encima de la coronilla de Ginny y vio a Dean Thomas con un vaso roto en la mano y a Romilda Vane con gesto de escupir algo. Hermione estaba radiante de alegría, Alex le hizo una expresion como queriendo decirle «Ya te habías tardado», pero a quien Harry buscaba con la mirada era a Ron. Al fin lo encontró: estaba muy quieto, con la Copa en las manos, como si acabaran de golpearlo en la cabeza con un bate. Los dos amigos se miraron una fracción de segundo, y entonces Ron hizo un rápido movimiento con la cabeza cuyo significado Harry entendió de inmediato: «Si no hay más remedio...»
Harry miró a Ginny, sonriente, y sin decir nada señaló el hueco del retrato. Le pareció que lo más indicado era dar un largo paseo por los jardines, durante el cual, si les quedaba tiempo, podrían hablar del partido.
En cuanto el azabache y la pelirroja se fueron, la fiesta continuó. Alex miró a todos sus compañeros y poco a poco su sonrisa se fue desvaneciendo hasta adquirir la misma expresión deprimida de ya hace unos días. Se fue hasta una esquina, se cruzó de brazos y siguió mirando a todos sus compañeros celebrando.
—Sigues pensando en lo que nos dijo Dumbledore ¿verdad?
Alex bajó la mirada y se encontró con los ojos dorados de la brije.
—Sí. Es que... nunca pensé que...
—Ni siquiera Dumbledore lo sabía, por eso no solamente ha estado investigando sobre los horrocruxes sino también sobre... eso
Alex se pasó una mano por el cabello en un claro gesto de desesperación y bajó la mirada a un punto en el suelo. Xóchitl tomó su forma humana y posó una mano sobre el hombro de Alex.
—Tranquila, estoy segura que eso se podrá evitar. Dumbledore logrará encontrar la manera de remediar eso.
Alex le sonrió con un deje de tristeza y posó su mano sobre la de Xóchitl.
—Lo que me preocupa... es cómo voy a decírselo a Severus
—Lo mejor será que investiguemos un poco más junto con Dumbledore sobre lo que nos dijo ayer y de ahí veremos si le dices o no
Alex no se mostraba muy segura, pero al final accedió a la sugerencia de la loba.
«¿Es que acaso... este es un amor que nunca dará frutos?»
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro