Reencuentro
Todo su cuerpo le dolía demasiado, pero más que nada su entrepierna gracias a Lucius Malfoy. Empezó a recuperar la sensibilidad y se dio cuenta que estaba sobre algo blando y suave, movió un poco las manos y se dio cuenta que estaba en una cama y lo que sentía eran sábanas sobre ella. Abrió los ojos lentamente y se encontró un techo alto de color verde esmeralda, la luz del sol se filtraba por una pequeña abertura entre las cortinas de seda, igualmente verde esmeralda.
Alex trató de ponerse de pie, pero se dejó caer a causa del dolor y con solo moverse un poco, la sensación empeoraba.
—Será mejor que descanses hasta que estés totalmente recuperada
Alex se incorporó con dificultad recargándose en la cabecera y vio a Narcisa Malfoy de pie en el umbral y detrás de ella Draco. La latina iba a decir algo, pero el dolor se lo impedía. El rubio se le acercó y la ayudó a recostarse otra vez.
—Haz caso a lo que te dijo mi madre y descansa —dijo Draco mientras la cubría con las sábanas
—¿Cómo llegue aquí? —preguntó Alex sin quitarle la mirada de encima a Draco—. Se supone que me iría con Harry y los demás.
Draco se puso nervioso, miró a su madre y Narcisa con un movimiento de cabeza lo animo a que le dijera la verdad.
—Yo... fui quien evito que te fueras con Potter y los demás
—¿¡Qué!? ¿¡Por qué Draco!?
—¡Porque tu lugar es estar junto a Snape y tu hija! No importa si Potter tiene una misión o no sé que este haciendo, pero ahora tienes una familia y ninguno de los dos tiene el lujo de perderte.
Alex miró a Draco con asombro. Ella estaba consciente de que la misión de búsqueda y destrucción de los Horrocruxes era muy peligrosa, y el rubio tenía razón de que la misión lo era, a pesar de no saber nada, y que a ella podría pasarle algo tan grave que incluso podría... Sacudió su cabeza alejando esos pensamientos, este no era el momento de pensar en esas cosas. Entonces se le vino algo a la cabeza.
—Severus... Eileen. ¡Draco ¿donde están?!
—Estamos aquí
Draco miró hacia la puerta con una sonrisa y ayudó a Alex a sentarse en la cama otra vez. La latina abrió mucho los ojos y sintió las lagrimas comenzar a acumilarse en sus ojos y a punto de salir; Severus estaba parado junto a Narcisa y traía en sus brazos a Eileen, quien estaba profundamente dormida.
—Sev... Leen... —Alex no se dio cuenta en qué momento las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, pero en ese momento no le importaba, su familia estaba frente a ella, sana y salva.
—Que bueno que te preocupas por mi también ¿eh?
—Sabes que sí, Xóchitl
La loba apareció detrás del pocionista y saltó hacia la cama; se acercó a Alex y le lamió la cara con cariño. Alex la apartó un poco, se limpió la cara con la manga de la blusa que traía y le acarició la cabeza con cariño.
Draco se hizo a un lado para dejar que su ex Jefe de Casa se acercara a su pareja. Severus se sentó en la cama junto a Alex y con el brazo libre la abrazó con fuerza y a la vez ternura. Alex recargó su cabeza en el pecho del mayor y después de percatarse que no era un sueño, se aferró a él y comenzó a llorar. Con la mirada, Severus le pidió a Draco que cargara un momento a Eileen; el rubio dudo un momento, pero al final se le acercó y con cuidado tomó a la bebé en sus brazos. En cuanto Severus tuvo sus brazos libres, abrazó a Alex por la cintura con un brazo y con el otro le acariciaba el cabello tratando de tranquilizarla.
La habitación estaba en silencio, solamente se escuchaba el llanto de Alex. Draco miró a su madre y ella con un gesto de la cabeza le indicó que era mejor dejar a la pareja sola. Xóchitl se bajó de la cama, tomó su forma humana y se acercó al rubio pidiéndole en silencio a Eileen. Draco se la dió y la brije se encaminó hacia la salida cargando a la bebé. Draco las siguió y en cuanto ellos estuvieron fuera, Narcisa salió y cerró la puerta tras ella.
Severus agradeció en silencio que todos se fueran dejándolo a solas con su pequeña. Después de que Alex fuera secuestrada, permaneció en su casa en la Calle de la Hiladera cuidando a su hija y estando al pendiente de la información que tanto Narcisa como Draco le proporcionaban de lo que pasaba en la Mansión Malfoy. Cada minuto que pasaba, Severus se desesperaba de no poder hacer algo para rescatar a Alex y de solo pensar lo que le estuvieron haciendo en el sótano de ese lugar hacía que la sangre le hirviera y tuviera el impulso de irrumpir en la mansión y sacarla de ahí; sin embargo, cada vez que escuchaba el llanto de Eileen o sus pequeños balbuceos, sabía que no podía dejarla sola, aun contando con la protección de Xóchitl, porque corría el riesgo de que algo malo les fuera a pasar tanto él como a Alex y dejarán sola a Eileen.
Hasta que finalmente, dos días atrás, Narcisa le envió una carta diciéndole el paradero de su pequeña, pero a la vez contándole lo que había pasado en la Mansión; honestamente se preocupó cuando leyó que Potter y sus amigos fueron capturados y llevados a la Mansión Malfoy como prisioneros y casi fuera entregado al Señor Tenebroso; pero lo que lo encolerizo más fue leer lo que el miserable de Lucius se había atrevido a hacerle a su pequeña. Por los rastros de lágrimas que quedaron en el pergamino, Severus supuso que para Narcisa también fue doloroso el simple hecho de pensar que su esposo fue capaz de hacerle algo así a una chica inocente de diecisiete años y que además era la mujer de su "mejor amigo".
Lo único que logró calmar la cólera de Severus fue que Narcisa le dijo que Alex estaba a salvo bajo su cuidado y el de Draco; le escribió la dirección de la casa, y tomando con firmeza a su hija y a la loba, desapareció de su casa hasta la casa que Narcisa tenía por parte de la familia Black y que hacía años que nadie la ocupaba; a parte de la rubia, Andrómeda era la única que también conocía la existencia de la casa.
En cuanto llegó, Draco los recibió y los condujo por la casa hasta la habitación donde Alex descansaba; la chica estaba inconsciente desde que llegaron, Narcisa logró atender sus heridas a tiempo; lamentablemente el daño interno que Lucius le hizo fue tan grave que provocó que Alex ya no pueda tener más hijos. Severus y Xóchitl se preocuparon al escuchar eso, pero les preocupaba más la reacción de Alex ante la noticia.
Siguió abrazando a la latina hasta que se percató que la chica se quedo dormida en sus brazos, la recostó en la cama, le dio un beso en la frente y salió en silencio de la habitación mirando por última vez a Alex dormida. Bajó a la sala de estar donde estaban los demás y pasando de largo le dijo a Xóchitl que cuidará a Eileen. Tanto la loba como madre e hijo se sorprendieron ante la actitud del pocionista.
—¿Snape? ¿Adónde vas? —preguntó Xóchitl
Pero Severus no respondió. La brije y los dos Malfoy suponían a dónde se dirigía el pocionista pero nadie dijo o hizo nada para detenerlo, pero se quedaron preocupados ante lo que Severus sería capaz de hacer.
«Espero que tenga cuidado» pensó Xóchitl
Severus uso la chimenea de la casa para llegar directamente a la Mansión Malfoy. Se apareció en el salón y vio que ahí solamente estaba Lucius, parado ante la ventana con un vaso de whisky en la mano. El rubio se tensó al principio pensando que sería el Señor Tenebroso otra vez, pero suspiro de alivio al ver que solamente se trataba de Severus; no se percató de la mirada asesina que el azabache le estaba lanzando.
—Severus, viejo amigo, me asustaste —dijo Lucius y le dio un sorbo a su bebida—. Por cierto ¿dónde has estado? Nos han dicho los Carrow que no te ven mucho en Hogwarts, aunque has podido llevar muy bien el colegio... —no pudo terminar porque unas fuertes y frías manos lo tomaron de la solapa de su traje haciendo que soltará su vaso y este se rompiera al estrellarse contra el suelo.
Miró a Severus y se asustó al verlo a los ojos y darse cuenta de que el pocionista estaba encolerizado. Al principio no supo porque, pero le tomó como diez segundos entender el comportamiento del pocionista. Su expresión se relajó y tuvo el descaro de dejar escapar una pequeña risa lo cual hizo que Severus se molestara más y apretó su agarre.
—¿¡De que te ríes, Lucius!?
—No puedo creer que armes este escándalo solamente por una simple Sangre Sucia...
—¿¡Qué dijiste!? —estrelló a Lucius contra la ventana haciendo que esta se rompiera y el suelo alrededor de ellos quedará cubierto de vidrios—. ¡NO TE ATREVAS A LLAMARLA ASÍ NUNCA MÁS! ADEMÁS ¿QUIEN TE CREES QUE ERES PARA ATREVERTE SIQUIERA A PONERLE UN DEDO ENCIMA A MI MUJER! —a cada palabra que exclamaba, estrellaba a Lucius contra la ventana rota a tal punto que hizo que el rubio se lastimará las manos y le sangraran.
Lucius levantó las manos y sujetó a Severus de una de sus muñecas, estaba por tomar la otra cuando sintió la punta de una varita justamente apuntándole en el cuello. Bajó la mano libre y miró a Severus realmente asustado; nunca había visto al pocionista de esa manera tan... amenazante.
—Vaya, creo que alguien está molesto por lo que le pasó a... su pequeña esposa Sangre Sucia
Ambos hombres miraron hacia la puerta y Severus sintió la sangre hervirle más al ver quien era.
—¿Que quieres Bellatrix? —preguntó Severus fríamente, bajando su varita pero sin soltar al rubio
—No, nada. Es divertido ver al "favorito" del Señor Tenebroso tan molesto, aunque no me agrada que sea por proteger a esa Sangre...
—¡NO TE ATREVAS A DECIRLO!
Bellatrix sonrió maliciosamente y se acercó a los hombres. Severus soltó a Lucius de golpe y se acercó a la mujer. Bellatrix ni se inmuto al ver la actitud del pocionista, puesto que ella sabía de antemano cómo se pondría Snape al descubrir lo que su querido cuñado le hizo a la mocosa. Sujetó con firmeza y discreción su varita lista para atacar a Snape.
Severus no necesito usar Legeremancia para saber que Bellatrix quería atarlo puesto que la conocía muy bien. Él también sujetó firme su varita listo para defenderse. Los dos estuvieron a punto de de atacarse cuando de pronto sintieron la marca tenebrosa arder con fuerza, Voldemort los estaba llamando. Bellatrix le sonrió con malicia a Severus y se irguió por completo de manera altanera.
—El señor tenebroso viene hacia acá —dijo Bellatrix con un tono de voz algo apagado, sorprendiendo a Severus por eso
Al pocionista solo le tomó unos segundos entender lo que pasaba. Guardó su varita y miró a Bellatrix con una sonrisa burlona ganándose una mirada envenenada de la mujer.
—Vaya, tal parece que nuestro señor no le agrada el saber que ustedes dos dejaron escapar a Potter y sus amigos
—¡Cállate Snape! —le gritó Bellatrix—. ¡Hubiéramos podido tener a Potter y asesinar a sus amigos de no ser por ese maldito elfo que se interpuso en nuestro camino!
—¿Un elfo? —repitió con burla Severus, aunque en realidad están sorprendido de eso ¿era posible que el elfo de la casa de Black decidiera al fin ayudar a su nuevo dueño?
—Sí —respondió Lucius detrás de Severus—. Fue uno de mis sirvientes. Hasta que el mocoso de Potter lo liberó en su segundo año
«Dobby» pensó Severus. El elfo estuvo trabajando en el castillo desde hace tiempo y por eso lo conocía, además de que cada vez que bajaba a las cocinas el pequeño elfo —vestido con varias prendas tejidas— se mostraba muy feliz de su "libertad" y todo gracias a Harry Potter. «Es bueno saber que incluso entre los elfos Potter tiene aliados»
De pronto los tres sintieron una presencia de magia oscura muy fuerte y enseguida se acercaron un poco a la puerta e hicieron una reverencia. Se abrieron las puertas de par en par y de ellas apareció Voldemort con su serpiente, Nagini, sobre los hombros como siempre.
—Mi señor —saludaron los tres con respeto
Voldemort pasó de largo hasta la chimenea del salón acariciando la cabeza de Nagini con dos dedos. El silencio en el lugar era muy tenso y nadie se atrevía a hablar hasta que fue Voldemort quien habló primero.
—Severus
El mencionado dio un par de pasos al frente y volvió hacer una reverencia.
—¿Sí, mi señor?
Voldemort no respondió enseguida. Antes de que Severus o alguno de los presentes se diera cuenta, Voldemort dio media vuelta rapidamentes con varita en mano y le lanzó a Severus el maleficio Cruciatus. Al no verlo venir. Severus cayó de rodillas e hizo un gran esfuerzo por no gritar y no mostrar ningún signo de dolor y mucho menos de debilidad.
El maleficio estuvo sobre él unos minutos y sentía que en cualquier momento perdería el conocimientos, pero Voldemort se "compadeció" y retiró el hechizo. Severus cayó de rodillas, con las manos en el suelo para no caer y trataba de regular su respiración. Escuchó los pasos de Voldemort acercarse a él, pero no levantó la mirada.
—¿Mi... Mi señor?
—Espero que te sirva de lección —dijo Voldemort con desprecio. Severus no entendía de qué hablaba, pero el mago tenebroso enseguida respondió su duda—. Eso fue por no decirme que tú eres el padre de la bastarda que tuvo Macías —Severus sintió su corazón detenerse unos segundos y lentamente levantó su mirada hacia Voldemort disimulando su sorpresa y temor. ¿Cómo...?—. En cuanto capturaron a la mocosa, Bellatrix descubrió quien era el padre y me avisó de inmediato —Voldemort volvió a darle la espalda.
Con dificultad, Severus se puso de pie y con discreción fulminó con la mirada a la mortífaga, quien le sonrió con malicia y un toque de demencia. Retiró la mirada y se concentró de nuevo en Voldemort, ahora le preocupaba que quisiera que le dijera la ubicación de su familia, pero sería algo que nunca le diría a nadie y mucho menos a "su señor".
Voldemort tenía la intención de sonsacarle la ubicación de la chica, pero por desgracia no sería posible porque uno de los elfos se la llevó y no tenía idea de a dónde. Pudo haber torturado y hasta asesinado a los elfos con el fin de que le confesaran esa información, pero no valía la pena derramar la sangre de seres inferiores, así que solamente tendría que esperar hasta que la chica decidiera dar la cara, y si tenía suerte, junto con Potter.
Voldemort les dio la orden de retirarse y a Severus le dejó una advertencia de que no volviera a hacer cosas a su espalda y que le informará de todo lo que supiera respecto a Alex y a la bebé. El pocionista solamente hizo una reverencia como respuesta, y tal como llegó, Voldemort desapareció.
Severus fulminó con la mirada a Lucius y a Bellatrix y salió de la mansión. Pudo usar de nuevo la chimenea pero no quería arriesgarse a que lo siguieran como ratas...
Entonces una idea se le cruzó en la mente, pero enseguida la desecho. Narcisa le había dicho que Colagusano había muerto ahorcado por su propia mano de plata cuando Potter y sus amigos escaparon.
—Espero que esa rata se esté quemando en el infierno —murmuró Severus para sí mismo y se fue de ahí
====================SRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSR====================
Pasó más de un mes desde el escape de la Mansión Malfoy y Alex seguía recuperándose en la casa de la familia Black. Usando a uno de los elfos domésticos que había en la casa, Alex pudo averiguar dónde estaban sus amigos y que había pasado con ellos desde que se separaron, otra vez: Por instrucciones de Ron, Dobby los llevó a la casa de Bill y Fleur, pero en el viaje de escape, la daga de Bellatrix logró clavarse en el pecho del elfo haciendo que muriera en los brazos de Harry en cuanto llegaron a su destino y el azabache lo enterró en el jardín, con el permiso de Bill y Fleur, claro. Desde entonces han permanecido ahí.
Alex no encontraba la forma de llegar "casualmente" a la casa sin levantar sospechas de que recibió ayuda para averiguar dónde estaba sin que se considerará espionaje, pero no tuvo que preocuparse más por eso; a finales de abril recibieron una visita inesperada pero agradable. Todos estaban en la sala cuando de pronto se escuchó que tocaban la puerta, en la casa solamente estaban las mujeres (Severus y Draco estaban en Hogwarts pero en las noches iban a verlas), se pusieron de pie a la vez que Alex y Narcisa sacaron sus varitas.
La latina hizo el ademán de acercarse a la puerta, pero tanto Narcisa como Xóchitl se le adelantaron. Narcisa llegó a la puerta y tomó el pomo pero no lo abrió, apuntando a esta con su varita.
—¿Quién es? —preguntó la rubia
—Soy tu hermana, Andrómeda Tonks, de soltera Black. —respondió una voz de mujer al otro lado de la puerta—. Fui borrada del árbol genealógico de los Back al casarme con un hijo de muggles, su nombre era Ted Tonks y tengo una hija llamada Nymphadora Tonks, quien está casada con el hombre lobo Remus Lupin
Las tres estuvieron a punto de bajar la guardia, pero entonces pensaron que tal vez podría ser Bellatrix pretendiendo ser su hermana o alguien más peligroso. Alex se acercó con cuidado apuntado con su varita a la puerta. Xóchitl y ella estaban listas para atacar cuando la mujer levantó una mano indicándoles que se alejaran.
—¿Qué hace? —preguntó Alex
—Creo saber cómo demostrar que es Andy y no Bella —dijo Narcisa—. Pero necesito que se aparten un poco, por favor
Las latinas no se mostraron de acuerdo con el plan, pero confiaron en Narcissa y se alejaron de ahí. La mujer se pegó un poco más a la puerta y dijo algo que ninguna de los dos alcanzó a escuchar. La voz detrás de la puerta respondió pero no entendieron lo que dijo, pero sea lo que sea, fue suficiente para convencer a Narcisa.
Abrió la puerta dejando pasar a una mujer más o menos de la edad de las dos hermanas Black y que por sus facciones demostraba que si era su hermana: pues tenía el cabello castaño claro y los ojos, más grandes, reflejaban mayor bondad.
Alex y Xóchitl se asombraron un poco al verla, era la única de las Black que nunca habían visto y Tonks nunca hablaba de sus padres salvo una que otra vez. Las hermanas se saludaron y después la recién llegada se acercó a la latina.
—Hola, tú debes de ser una de las amigas de Dora ¿cierto? —dijo la mujer quedándose de pie ante la chica—. Alejandra Snape ¿o me equivoco?
Alex se sonrojó ante el nombre que dijo la señora Tonks. Aún no estaba casada con Severus, pero al tener a Eileen todos sus amigos y conocidos la veían de ese modo.
—Eh... Sí, mucho gusto Señora Tonks —saludó la latina
—Llámame Andrómeda —dijo la mujer con una sonrisa, al la cual Alex respondió con timidez
Narcisa se acercó a su hermana, pero su semblante se entristeció en cuanto puso una mano sobre el hombro de Andrómeda.
—¿Cómo has estado, Andy? —preguntó Narcisa con preocupación, cosa que las chicas notaron
Andrómeda bajo un poco la mirada, pero después miró a su hermana con una triste sonrisa.
—Tanto para Dora como para mí no ha sido fácil —respondió Andrómeda—. Pero gracias a la felicidad que Remus le ha dado a mi niña, yo también me he podido contagiar de esa misma felicidad y seguir adelante
Alex y Xóchitl no entendían ni una sola palabra de lo que decían y eso debió reflejarse en sus rostros ya que Andrómeda les dijo:
—Hace más de un mes que perdí a mi esposo por culpa de los mortífagos y los carroñeros
Las latinas abrieron mucho los ojos por el asombro, pero su semblante se entristeció poco a poco. Se sentían mal puesto que desde hace meses que estaban desconectadas del exterior y no tenían ni la más remota idea de lo que estaba pasando, pero gracias a Severus y los demás ya estaba casi al tanto de las cosas.
—Lo sentimos mucho —dijo Alex—. Nosotras no sabíamos...
—No te preocupes, pequeña. Lo importante ahora es que tú bebé esté a salvo y tenga a sus padres en estos tiempos oscuros.
—Gracias, Señora... digo, Andrómeda
La mujer le sonrió y se volvió hacia su hermana. Las hermanas Black estuvieron hablando por un largo rato más hasta que Andrómeda tuvo que irse, pero antes de eso, se volvió hacia Alex.
—Se me olvidaba, Harry y sus amigos están refugiados en casa de Bill y Fleur Weasley desde hace más de un mes
—Lo sabemos, gracias. Pero ¿usted cómo lo sabe? —preguntó Alex
—Porque después de que escaparon de la Mansión Malfoy y llegaron allá, Bill enseguida se comunicó con la Orden del Fénix y les contó lo que pasó —respondió Andrómeda
Alex y Xóchitl aún seguían pensando cómo llegar a casa de Bill y Fleur en busca de sus amigos y finalmente poder volver a ayudarlos con su misión... Pero el repentino sonido de un balbuceo sacó de sus pensamientos a la latina y miró con tristeza a su pequeña hija; no podía dejarla a su suerte, Severus estaba muy ocupado en Hogwarts y no podría hacerse cargo de la bebé y tampoco Draco, y también era muy peligroso dejarla sola con Narcisa, porque estaba totalmente seguirá que Xóchitl la acompañaría.
Su angustia debió reflejarse en su rostro, porque enseguida sintió una mano posarse gentilmente sobre su hombro. Levantó la mirada y se encontró con los ojos se Andrómeda.
—Sé que tarde o temprano tendrás que regresar a la lucha y te preocupa dejar sola a tu bebé. No te preocupes, Dora, Remus y yo la cuidaremos muy bien y tendrá la compañía de mi lindo nieto. ¿Te parece bien?
—¿Está segura? No quisiéramos causarle molestias... Espere ¿nieto? ¿Ya nació el bebé de Tonks, digo, Dora?
—¿No lo sabías? —la latina solo negó con la cabeza—. Sí, ayer nació mi nieto
—¡Qué bueno! —pero su felicidad fue reemplazada por seriedad—. Entonces ¿no es molestia que, por favor, cuiden a Eileen?
—No es ninguna molestia, al contrario, será un placer
Alex lo medito unos segundos hasta que le sonrió a la mujer, y por impulso de agradecimiento, abrazó a la mujer haciendo que se sorprendiera al principio, pero poco a poco le correspondió el abrazo.
—Solo necesito hablar con Severus y ver si él está de acuerdo —dijo Alex, separándose de la mujer
—Sé que ya no tiene mucho sentido que lo diga, pero de esos molestos Merodeadores prefiero mil veces a Lupin
Todas las presentes voltearon bruscamente ante la sorpresa, pero se tranquilizaron enseguida al ver al recién llegado; las hermanas Black suspiraron aliviadas al igual que la loba, pero Alex solamente corrió hacia el hombre y se colgó de su cuello.
—¡Severus!
El pocionista tuvo tiempo de reaccionar rápidamente ante la actitud de la chica. La tomó de la cintura correspondiendole el abrazo y la levantó un poco en el aire. Había sido unas semanas difíciles, y más con una "visita reciente" de Voldemort en Hogwarts; a pesar de que el Señor Tenebroso le ordenó regresar al castillo, alcanzó a ver que el mago tenebroso se dirigió a la tumba de Dumbledore y le robó su varita: la Varita de Saúco. El viejo director le había contado la verdad sobre su varita y los planes que tenía para ella para evitar que Voldemort la poseyera en su totalidad; sin embargo, el plan no salió como lo esperaban, pero el viejo director confiaba en que la Varita aun pudiera ser usada para el bien y no para el mal.
En cuanto pudo "escaparse" de sus deberes como director, se dirigió a casa a ver a su familia. En cuanto llegó escuchó toda la conversación de las mujeres y de la recién llegada, no le agradaba la idea de que Alex se se arriesgara en la dichosa misión que el viejo Dumbledore les asignó a Potter y sus amigos (y de la cual nunca logró averiguar de qué se trataba); pero conocía muy bien a su pequeña y sabía que no lograría convencerla, así que dio su aprobación para que los Lupin cuidaran a Eileen.
Le tomó unos segundos darse cuenta de lo que estaba pasando (o cómo dirigían en su país: le cayera el veinte) de que al parecer Severus escuchó todo y su hombre estaba de acuerdo de su decisión. Se separó un poco para ver a Severus, el hombre le sonreía pero pudo ver en sus ojos la preocupación.
—Severus...
El pocionista colocó un dedo sobre sus labios y la chica se cayó.
—Sea lo que sea la locura en la que están metidos... solo ten mucho cuidado ¿de acuerdo?
La latina le sonrió y volvió a abrazarlos. Unas horas después, Alex y Severus se despedían una última vez de Eileen y se la entregaron a Andrómeda.
—No se preocupen, Leen estará bien, lo prometo —aseguró la mujer
—De verdad muchas gracias Andrómeda —dijo Alex. Abrazó una vez más a Eileen y la colocó con cuidado en los brazos de la madre de Tonks.
—Será muy triste estar lejos de Eileen —comentó Xóchitl en voz alta
—Es por eso que tú irás con ella —dijo Severus
—¿Eh? ¿Estas bromeando, Snape?
—No, no bromeo
—¡Pero Alex va a necesitar de mi...!
—Sé que así es —interrumpió Alex—. Pero me sentiré más tranquila al saber que tú ayudarás a los Lupin y a la Sra. Tonks a proteger a los niños
—Alex...
La castaña se puso de cuclillas a la altura de la loba y la abrazó con cariño. Sin separarse, Xóchitl tomó forma humana y correspondió el abrazo sin poder evitar dejar escapar algunas lágrimas. Las chicas se separaron y la brije volvió a su forma lobuna.
—¿No que muy ruda? —preguntó Alex con un deje de burla
—Ya te pego Snape su sentido del humor
—¿Y que esperabas? —intervino Severus, hablando también con un deje de burla
—Mejor callate y abrazame, tonto murciélago
Severus le sonrió con burla y lo hizo. Su abrazo con Severus duró menos que con Alex pero algo era algo. Con una última mirada hacia atrás, Xóchitl junto con Eileen y Andrómeda desaparecieron del lugar.
—¿Sigues segura de lo que estás haciendo? —preguntó Severus a Alex
—La mera verdad... más o menos —respondió Alex con un claro tono de inseguridad
La pareja se despidió de Narcisa, se tomaron de las manos y desaparecieron para aparecer cerca de El Refugio. Ninguno de los dos podía ver la casa por lo que confirmaron que estaba bajo el encantamiento Fidelio y varios hechizos protectores.
—OK... aquí voy —murmuró Alex y se encaminó hacia la casa
Pero una mano la sujetó con cuidado de la muñeca deteniendo su caminar. Alex volteó y abrazó con fuerza a Severus; no quería dejarlo, pero era necesario, tenían que encontrar y destruir los Horrocruxes que faltaban para derrotar a Voldemort. Lo sujetó con fuerza del cuello con un brazo y con el otro acariciaba su cabello mientras que Severus la abrazaba con un brazo por los hombros y el otro por la cintura.
Estuvieron así por unos minutos hasta que Alex escuchó pasos cerca de donde estaban.
—Alguien salió, necesito que me vean
—Solo un poco más
—Severus...
—Por favor
Alex afirmó su agarre. Le dolía mucho separarse de su familia, pero gracias a los tiempos oscuros no tenían otra opción. No pudo evitar dejar escapar algunas lágrimas pero al mismo tiempo sintió unas gotas caer sobre su cabeza, no necesito levantar la mirada para darse cuenta que Severus estaba igual.
El pocionista la separó un poco y atrapó sus labios en un último beso.
—Ten mucho cuidado —pidió Severus en cuanto la soltó
—Tu también por favor
Con pesar, se soltaron y Alex se acercó a los límites de los hechizos protectores; de pronto sintio un hechizo golpearla de lleno en la espalda y después todo se volvió oscuro.
Severus se maldecía por lo que hizo; los dos acordaron que para no levantar sospechas de cómo llegó a ese lugar el pocionista debía herirla —no de gravedad— para que las personas de la casita de playa pensaran que la atacó un mortífago (a lo cual Severus comentó que eso no sería una mentira por lo que se ganó un puñetazo de Alex en el brazo, el cual debía admitir que le dolió). Escuchó pasos acercarse rápidamente, de las barreras protectoras salieron Bill Weasley y Potter; el niño que vivió revisó a su amiga y suspiro de alivio al comprobar que seguía con vida.
—Será mejor llevarla adentro y revisarla —dijo Bill
—Yo la llevo —dijo Harry enseguida
Tomó a Alex con cuidado en brazos y los dos se internaron en las protecciones haciendo que Severus los perdiera enseguida de vista, pero sabía que su pequeña estaba asalvo.
—Ten mucho cuidado Alex
Y desapareció del lugar con un movimiento de varita.
====================
La oscuridad iba desapareciendo poco a poco, no sentía dolor alguno en su cuerpo por lo que supuso que, en parte porque Severus le lanzó con cuidado el hechizo, la atendieron en cuanto la encontraron. Su mirada se topó con un techo color arena y enseguida el olor de agua salada inundó sus fosas nasales haciendo que la chica se sintiera tranquila.
—Este lugar...
—¡Alex! Gracias al cielo, finalmente despertaste
La latina miró hacia su izquierda de donde venía la voz y sonrió al ver a su acompañante.
—A mi también me da mucho gusto verte Harry
El azabache le respondió la sonrisa, pero antes de que algunos de los dos pudiera decir algo, la puerta se abrió de golpe y por ella entraron los demás habitantes de la casa.
—¡Alex!
—¡Ron! ¡Hermione! ¡Luna! Que gusto verlos... —pero se interrumpió al ver al chico moreno que venía detrás de su amiga rubia—. ¿Eh? ¿Dean?
—Hola, Alex. Que gusto verte
—Lo mismo digo... aunque admito que también es una sorpresa verte en este lugar
—¿Huh? ¿Acaso no me viste en el sótano de los Malfoy junto a Harry y Ron?
—No. Entre que el lugar estaba muy oscuro, me llevaron a la fuerza fuera de ahí y no pude ver a nadie más
—Ya veo. Entonces tampoco viste a Griphook
—¿Quien?
—Es un duende —los chicos vieron a la puerta y se encontraron con Bill Weasley y su esposa Fleur—. Llegó con ellos junto con un elfo doméstico, quien los trajo a mi casa. Estoy seguro que fue Ron quien les dijo cómo llegar hasta acá
—De hecho, hermano —reconoció el pelirrojo menor
—¿Elfo doméstico...? ¡Dobby! Que gusto que los ayudó a escapar ¿Y dónde está?
Ante la pregunta de la chica, todos los presentes bajaron la mirada con tristeza y en el rostro de Harry se asomó una sombra de culpa. Eso fue más que suficiente para Alex, ella ya lo sabia, pero tenía que aparentar.
—No puede ser...
—Dobby... se sacrificó para salvarnos —dijo Harry—. Pedí permiso a Bill y lo enterré en el jardín
—De verdad lo siento Harry, yo... —a la latina no se le ocurría de qué manera podía levantarle el ánimo a su amigo
—Esta bien, no tienes que decir nada —se acercó a Alex y la abrazo por los hombros—. De verdad me alegra que estés con nosotros sana y salva
Alex le correspondió el abrazo y le pareció sentir unas gotas mojar su hombro; Harry estaba llorando. Estuvieron así hasta que Bill los interrumpió
—Por cierto —los chicos se separaron y centraron su atención en el mayor de los hermanos Weasley, quien para extrañeza de todos, tenía expresión seria—. ¿Cómo fue que nos encontraste? Nadie sabe de esta ubicación más que...
—Los miembros de la Orden del Fénix. Sí, lo sé —concluyó Alex
—Espera ¿encontraste a alguien de la Orden? ¿Esa persona te trajo aquí? ¿Por qué no te trajo hasta la casa? —Harry bombardeó a Alex con tantas preguntas que logró hacer que la chica se mareara un poco
—Harry... ¡Harry ya callate! —exclamó la latina tapándole la boca con una mano—. No te entiendo y me estás aturdiendo. Te voy a soltar y poco a poco me preguntas lo que quieres ¿de acuerdo?
El ojiverde solo asintió y Alex lo soltó. Alex respiró profundo tratando de ordenar sus ideas; supo que eso sería lo primero que le preguntarían al llegar por lo que antes de llegar planeó junto con Severus decirles una "verdad a medias".
—Después de lo que pasó en la Mansión Malfoy, que me separé de ustedes, alguien de confianza me llevó a un lugar seguro a curarme de las heridas que me provocó Lucius Malfoy y me permitió quedarme ahí por un tiempo. Estuve recuperándome y tratando de encontrarlos hasta que una persona cercana a la Orden me encontró y me dijo dónde encontrarlos.
—¿Una persona cercana a la Orden? —repitió Harry
—No sé si la conozcas, es la madre de Dora
—¿Dora? —repitió Ron confundido
—¡Tonks, pues! pero como ya está casada ni modo que le siga diciendo por el apellido de soltera ¿o sí?
—Esta bien, no te enojes —dijo el pelirrojo levantando las manos a modo de paz
—Entonces ¿la Sra. Tonks fue quien te trajo aquí? —preguntó Hermione
—No, ella quiso traerme pero le pedí que por favor cuidara a Xóchitl y Eileen... —Alex se interrumpió de golpe al pronunciar el nombre de su hija.
Harry, Ron y Hermione enseguida supieron de qué hablaba y Luna solamente le sonrió a la latina, mientras que el matrimonio joven Weasley y Dean no entendieron la reacción. Hermione vio el aprieto en el que se estaba metiendo su amiga, por lo que rápidamente intervino.
—La buena noticia es que lograste dar con nosotros, pero ¿cómo fue que llegaste herida?
Alex miró a su amiga y le agradeció con la mirada por la intervención.
—Supongo que fue mala idea aparecerme lejos del lugar, puesto que un... —le constaba decir esa palabra para referirse a su hombre, pero no tenía opción—... mortífago me atacó. Logré quitármelo de encima antes de llegar pero me dio por la espalda y eso hizo que llegara en esas condiciones
Bill, Fleur, Luna y Dean se tranquilizaron al escuchar la historia de la latina, pero los tres amigos sabían que su amiga solamente había dicho la verdad a medias por lo que decidieron posponer la conversación para cuando estuvieran solos.
Después de ponerse al día entre todos, los hombres salieron de la habitación dejando solas a las mujeres para que Fleur, con ayuda de Hermione y Luna, pudiera revisar a Alex y asegurarse que no tuviera alguna otra herida.
—Gacias al cielo, solamente tienes algunos mogetones. Por lo demás estás muy bien —dijo Fleur, recogiendo todo lo del botiquín—. Ahoga solamente necesitas descansag. Hegmione y Luna pueden hacegte compañía mientras pepago la cena
—Si. Muchas gracias, Fleur
La veela simplemente le sonrió y salió de la habitación. Hermione y Luna se sentaron a ambos lados de la cama mientras Alex terminaba de abotonarse la blusa. Al ver la cara de su mejor amiga, Alex supuso que ella quería sonsacarle la verdad respecto a cómo llegó hasta El Refugio.
—Hermione —dejó escapar un suspiro—. Si quieres decirme algo, por favor ya dilo —dijo a la vez que se sentaban en la cama
—La que debería de hablar es otra —dijo la castaña cruzándose de brazos—. ¿Por qué te separaste de nosotros cuando escapamos de la Mansión Malfoy? ¿Dónde has estado? ¿Dónde está tu bebé? ¿Fue Snape quien te trajo aquí?
Alex sujetó con fuerzas las sábanas sin saber cómo podría decirle la verdad a su amiga. Luna vio la preocupación reflejada en el rostro de la latina y salió en su auxilio.
—Hermione, deberías de hablar todo esto con calma
—Luna...
—Alex está agotada, además de que creo que son muchas preguntas de golpe ¿no crees?
Hermione miró a Luna por un segundo y después a Alex dejando escapar un suspiro.
—Creo que tienes razón, Luna. Pero es que además...
—Estás preocupada, y eso Alex lo entiende ¿no? —dijo Luna mirando a la latina
—Eh... sí
—¿Ves? —Luna se movió un poco en la cama para sentarse al lado de Alex—. Entonces ¿quieres contarnos todo desde el principio y con calma?
Alex miró a la rubia y luego a Hermione. Al ver que su mejor amiga ya estaba más calmada, respiró profundo para poder calmarse y les contó todo lo que pasó después de la huida de la Mansión Malfoy. Tanto Hermione como Luna se sorprendieron por lo que escucharon pero se tranquilizaron al escuchar acerca de Eileen y que estaba a salvo en casa de los Lupin junto con Xóchitl, como había dicho antes.
—Ahora entiendo porque ella no llegó contigo —dijo Hermione tomándole la mano a Alex en señal de apoyo—, se quedó para proteger a tu hija
—Exacto —Alex apretó un poco el agarre y entonces una idea se le cruzó en la cabeza—. Por cierto ¿y ustedes que han estado haciendo todo este tiempo? Creí que seguirían con... —miró discretamente a Luna y después a Hermione—. la misión que nos encomendó Dumbledore
Hermione miró con discreción a Luna buscando las palabras correctas para poner al tanto a la latina respecto a la misión de búsqueda y destrucción de los Horrocruxes. Sin embargo, Luna entendió que ese era un tema privado por lo que se puso de pie ante la mirada confusa de sus amigas.
—Las dejaré a solas para que puedan hablar con más libertad. Entendiendo que es un tema en el que no puedo entrometerme
—Luna...
—No te preocupes, Alex. No me siento excluida, de verdad entiendo que el profesor Dumbledore les encomendó una misión y es de suma importancia que los cuatro puedan llevarla a cabo sin problema —Luna salió de la habitación, pero antes de cerrar la puerta se volvió hacia sus amigas—. Espero que puedan cumplirlo pronto —y se retiró.
Las chicas seguían sorprendidas por la conducta de la rubia pero se sintieron agradecidas con ella por su comprensión. Hermione le contó todo lo que vivieron desde el escape de la Mansión Malfoy; el entierro de Dobby, el interrogatorio al duende Griphook y al fabricante de varitas Ollivander y el plan que armaron junto con el duende para irrumpir en Gringotts en busca de un posible horrocrux en la bóveda de Bellatrix Lestrange. Eso último dejó impactada a Alex.
—¿Están seguros de que el horrocrux se encuentra ahí? —preguntó Alex en cuanto Hermione terminó de hablar
—Harry es el que está seguro —dijo Hermione. La chica soltó un suspiro antes de continuar—. A estas alturas, cualquier lugar podría ser un excelente escondite para los horrocruxes
—En eso tienes razón —concordó Alex—. ¿Y ya está todo listo?
—Sí, lo más pronto posible. Tal vez mañana
—Pues tendremos que desvelarnos un poco para que me expliquen bien el plan
—¿Eh? Alex ¿No estarás pensando...?
—¿En ir con ustedes? ¡Pues claro que sí! —afirmó la latina levantando un puño a modo de determinación—. Ya los deje suficiente tiempo en la búsqueda y destrucción de los horrocruxes ¡yo también merezco un poco de acción!
—¡Pero eso fue porque estabas embarazada!
—Leen está a salvo con Xóchitl y honestamente me he sentido mal todo este tiempo al haberlos abandonado en esta misión que también es mía. Llegó el momento de poner de mi parte.
—Alex...
—Estoy bien, Hermione. Será mejor avisarles a Harry y los demás para que podamos ver que es lo que puedo hacer
Hermione miró a su amiga un momento tratando de encontrar algún argumento para poder hacer que la chica desistiera, pero al ver un brillo de determinación en su rostro y conociendo lo terca que era, Hermione terminó sonriéndole con complicidad y negando suavemente con la cabeza.
—No has cambiado en nada. Esta bien, vamos a decirle a los chicos
Alex correspondió la sonrisa.
«Haré todo lo que esté a mi alcance para ayudar a detener esta guerra y darle a mi hija un mundo mejor» pensó la latina con entusiasmo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro