Se sentía extraña, por alguna razón le dolía todo el cuerpo, pero en especial la espalda. Le constó trabajo abrir los ojos y en cuanto lo hizo vio una luz blanca, pero poco a poco vio una mancha borrosa arriba de ella; alarmada, se incorporo deprisa, pero eso hizo que le doliera más la espalda y soltara un pequeño grito de dolor.

—Ah, al fin despiertas

Rini volvió la vista hacia donde escucho la voz y vio a una mujer parada cerca de la cama donde estaba, pero no lograba distinguirle el rostro porque no tenía los lentes puestos.

—¿Dónde...?

—Estas en la enfermería de la escuela —contestó la enfermera

Se acercó a la niña y le dio sus lentes. Rini se los puso y pudo verla mejor.

—Me pareció demasiado imprudente lo que usted y sus amigos hicieron. ¿Cómo se les ocurre pelear contra un Trol de la Montaña...?

—¡Mis amigos! ¿Dónde están? ¿Les paso algo? ¿Están bien? ¿Qué paso con Hermione?

—Tranquila niña, tranquila. Tus amigos están en su Sala Común y están bien, no les paso nada. La Srta. Granger esta bien, sólo con el susto de lo que paso.

—Que bueno... y... ¿a mí que me pasó?

Madame Pomfrey negó con la cabeza, se levantó de la cama y se dirigió a un estante con pociones, tomó una de color naranja amarillento, regresó junta a la niña y se lo dio.

—Esto te ayudara con tu herida

—¿Qué herida?

—La que te hiciste en la espalda después de tratar de detener a ese trol, también tenías dos costillas rotas por el golpe que te dio con su bastón.

Rini solo recordaba haber sentido que algo se le clavaba en la espalda, pero que se había roto unas costillas... Bebió la poción que la enfermera le dio y contuvo las ganas de escupirlo, ya que tenía un sabor espantoso; Madame Pomfrey le dijo que tenía que quedarse por dos días en la enfermería para poder cerrarle por completo la herida de la espalda.

En la tarde, Hermione fue a visitarla a la enfermería y se sorprendió de ver que venía en compañía de Harry y Ron.

—Hola Hermione

—Hola Rini ¿Cómo estas?

—Un poco adolorida, pero mejor, gracias

Harry y Ron permanecieron un rato callados, no sabían que decir. Rini se dio cuenta, así que decidió hablar primero.

—Gracias por venir a verme, chicos

—De nada —dijo Ron algo apenado

—Vinimos porque nos preocupamos por ti. Solo vimos a Snape llevarte del baño en brazos e inconsciente

—¿El profesor Snape... me trajo? -preguntó Rini sin poder creérselo y con un leve sonrojo que apenas se notaba

—Sí, nos pareció extraño que hiciera eso —comentó Ron

—Pero mas extraño fue verlo caminar —dijo Harry

—¿Por qué? -preguntaron las chicas y Ron

—Estaba cojeando

—¿Cojeando?

—Sí, y por las heridas que tenía, parecía como si algo lo hubiera atacado o algo parecido.

Los cuatro se pusieron a pensar, pero llego Madame Pomfrey y echó a los chicos de la enfermería, los tres se despidieron, pero antes de irse le prometieron a Rini que la visitarían mañana temprano.

Madame Pomfrey ya había corrido las cortinas y apagado la luz, le deseo buenas noches a Rini y se fue a su habitación. La niña se sentía extraña en ese lugar, era muy grande y le daba un poco de miedo. De pronto escucho que la puerta se abría, a Rini le dio más miedo y se cubrió con las sábanas hasta la cabeza, sintió que alguien estaba de pie detrás de ella, se descubrió los ojos y lentamente volteó para toparse con un par de ojos negros.

—¡AH! ¡Profesor Snape!... —la niña se incorporo en la cama en cuanto lo vio— me asusto...

—Lo siento —el profesor tomó una silla, la puso junto a la cama de la niña y se sentó—. ¿Cómo se encuentra?

—Un poco mejor, gracias —Rini se quedo callada unos momentos y algo apenada le dijo—. Gracias

—¿Por qué?

—Por traerme a la enfermería cuando me lastimé

Severus dejó escapar una pequeña sonrisa

—De nada

—Por cierto... ¿Qué le paso en la pierna?

El profesor se puso un poco incómodo con esa pregunta.

—No... no es nada, estoy bien

—¿Seguro?

—Sí —Severus se puso de pie y Rini lo miró algo sorprendida por ese comportamiento—. Será mejor que la deje descansar.

Camino hacia la puerta de la enfermería y antes de salir se volvió había la niña otra vez con una sonrisa discreta

—Buenas Noches

—Buenas Noches

Severus salió y cerró la puerta tras de él. Rini se quedo mirando la puerta por unos momentos más hasta que sintió que el sueño comenzaba a vencerla, así que se recostó y se quedo dormida.

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Rini salió de la enfermería, ya era Noviembre y comenzaba a hacer mucho frio. Cuando salió se sorprendió de ver que Hermione se había hecho amiga de Harry y Ron, y le sorprendió más que también ella se volvió amiga de los chicos.

—¡Rini! -dijo Hermione y abrazo a su amiga con delicadeza—. ¡Que bueno que estés bien!

—Gracias ¿tu estás bien? —preguntó la latina al separarse de la castaña

—Sí, gracias a ti, Harry y Ron

—Muchas gracias por ayudarme a salvar a Hermione, chicos —agradeció Rini

—No hay problema —contestó Harry

—¿Para que son los amigos? —dijo Ron

A Rini le tomó eso por sorpresa, pero les sonrió a los chicos y los abrazo.

Ya se acercaba la temporada de Quidditch y con eso las presiones para Harry entre los deberes y el entrenamiento, lo bueno es que las chicas lo ayudaban a organizarse, pero en lo único que no podían ayudarlo era controlar sus nervios de novato ante la cercanía del primer partido de la temporada.

Los cuatro estaban en el patio haciendo su tarea mientras que Harry leía "Quidditch a través de los tiempos" para poder darse una idea de que técnicas de vuelo podía usar. De pronto los cuatro niños vieron al Profesor Snape atravesando el pateo ¿cojeando? Snape vio a los niños y, arrastrando la pierna, se acerco a ellos.

—¿Qué tienes ahí, Potter?

Harry le enseñó el libro de Quidditch.

—Los libros de la biblioteca no pueden sacarse fuera del colegio —dijo Snape—. Dámelo. Cinco puntos menos para Gryffindor.

—Seguramente se invento esa regla —dijo Harry con furia—. Me pregunto que le paso en la pierna

—No sé, pero espero que le duela —dijo Ron con amargura

Una hora después —los chicos estaban en la Sala Común— Harry decidió salir a buscar a Snape y pedirle que le regresara su libro, sus amigos le dijeron que no lo hiciera, pero no les hizo caso. Media hora después regresó, pero tenía cara de espantado.

—¿Lo conseguiste? -pregunto Ron, cuando se reunió con ellos—. ¿Qué pasó?

Entre susurros, Harry les contó lo que había visto.

—¿Saben lo que quiere decir? —terminó sin alentó—. ¡Que trato de pasar por donde estaba el perro de tres cabezas, en Halloween! Allí se dirigía cuando lo vimos... ¡iba a buscar lo que sea que tengan guardado allí! ¡Y apuesto mi escoba a que fue él quien dejo entrar al trol, para distraer la atención!

Las chicas tenían los ojos muy abiertos, pero más Rini.

—No, no puede ser —dijo Rini en un susurro

—Sabemos que no es muy bueno, pero no iba a tratar de robar algo que Dumbledore esta custodiando —dijo Hermione

—¡Exacto!

—De verdad, chicas, ustedes creen que todos los profesores son santos o algo parecido —dijo Ron—. Yo estoy con Harry. Creo que Snape es capaz de cualquier cosa, pero ¿qué busca? ¿Qué es lo que guarda el perro?

Los cuatro siguieron pensando en algunas explicaciones lógicas para la extraña actitud del profesor en Halloween y sobre lo que tenía en su pierna, hasta que vieron que ya era tarde y Harry necesitaba dormir, al día siguiente sería su primer partido de Quidditch.

Rini apenas podía conciliar el sueño, seguía pensando en lo que pudo haberle pasado en la pierna a Snape y la razón por la que quería pasar ante el enorme perro de tres cabezas, ella creía que Snape no planeaba robar sea lo que sea que estuviera en custodia, sino que lo quería proteger.

Al día siguiente, se veía mucho movimiento en el castillo, era el primer partido de Quidditch de la temporada y empezaba con el clásico Gryffindor vs Slytherin. Se veía una enorme marea de colores escarlata y dorado mientras que apenas se veían los colores verde y plata de Slytherin, pero eso no bajaba el ánimo —ni el ego— de las serpientes.

Los cuatro amigos bajaron a desayunar —aunque Harry apenas si pudo comer algo por los nervios, sentía revuelto el estomago— y cuando terminaron bajaron al campo de Quidditch, Harry fue a los vestidores con el resto de equipo mientras que Ron y las chicas se iban a buscar unos buenos asientos en las gradas.

Diez minutos después comenzaron a salir los jugadores y cuando Madame Hooch dio la señal comenzó el partido. El partido iba muy bien, Gryffindor le ganaba 20-0 a Slytherin, pero en medio del partido algo extraño paso; la escoba de Harry comenzó a moverse como si quisiera tirar a Harry de ella. Entonces Hermione y Ron vieron algo en las gradas que no les gusto.

—¿Qué esta pasando? —preguntó Rini sin perder de vista a Harry

—¿Acaso no es obvio? Alguien hechizo la escoba de Harry —dijo Ron, queriendo haciendo entender que era lo mas obvio del mundo

—Pero ¿Quién?

—,Snape! —exclamó Hermione

—¿Qué?

—Miren —la niña le dio los binoculares a Ron y Rini, y entre los dos vieron las gradas.

En efecto, Snape miraba fijamente la escoba de Harry mientras murmuraba un hechizo. Rini tomó por completo los binoculares y vio otra cosa en las gradas que le llamó mucho la atención.

—¿Qué podemos hacer? —preguntó Ron

—Déjamelo a mi —dijo Hermione

—Espera, ¿dónde esta Rini?

La castaña se detuvo y vio que en efecto la latina no estaba.

Mientras sus amigos decidían que hacer, Rini corrió hacia las gradas donde estaba Snape rápidamente. Chocó contra Quirrell y llegó hasta donde estaba Snape, sacó su varita y se acercó lentamente hacia el profesor.

«Lo siento, profesor» pensó la chica antes de prenderle fuego a su capa.

Se alejó de ahí y vio que a los 30 segundos de que le prendió fuego, el profesor reaccionó y comenzó a pisar su capa para apagar el fuego. Harry recupero el control de su escoba y continúo el partido. Al final el chico logró atrapar la snitch... pero con la boca.

Al final del partido, fueron a la cabaña de Hagrid a tomar una taza de te y le contaron al hombretón lo que habían estado sospechando respecto al temido profesor de pociones respecto a lo que se refería a lo que estuviera en el tercer piso.

—¿Qué saben de Fluffy?

—¿Fluffy? —preguntaron extrañados los tres amigos

—¿Ese perrote tiene nombre?

—Aja, es mío. Se lo compre a un griego que conocí en el bar el año pasado... y se lo preste a Dumbledore para cuidar...

—¿Sí? —dijo Harry con nerviosismo

—Bueno, no me pregunten más. Es un secreto

—Pero Snape quiere robarlo

—Snape es un profesor de Hogwarts

—Entonces ¿por qué trato de matar a Harry? —gritó Hermione—. Reconozco un maleficio cuando lo veo, Hagrid. Leí todo sobre ello. ¡Hay que mantener la vista fija y Snape ni pestañeaba!

—Les digo que se equivocan. No se porque la escoba de Harry reaccionó así... ¡Pero Snape no iba a tratar de matar a un alumno! Ahora, escuchen ustedes cuatro, se están metiendo en cosas que no les incumbe y que es peligroso. Olvídense de ese perro y olviden lo que esta vigilando. En eso solo tiene que ver el profesor Dumbledore y Nicholas Flamel...

—¡Ah! —dijo Harry—. Entonces hay un tal Nicholas Flamel involucrado en esto ¿no?

Hagrid parecía enfurecido consigo mismo.

Se acercaba Diciembre y con él las vacaciones de invierno. Ya se podía apreciar nieve por todo el castillo y sus alrededores; el castillo estaba cada vez más frío y se notaba más en las mazmorras; Malfoy fastidiaba a todos los de Gryffindor como una manera de desquitarse por la derrota de las serpientes en el Quidditch.

Al finalizar la clase, los cuatro amigos salieron de las mazmorras y se fueron a la biblioteca para buscar información acerca de Nicholas Flamel. Rini buscaba entre los libros alguno que le diera alguna pista de quién era ese tal Flamel hasta que chocó con alguien al dar vuelta en una esquina de la biblioteca.

—Lo siento...

—Debería fijarse por dónde camina, Macías

La chica levantó la vista y se topó con un par de ojos negros.

—Profesor Snape, yo... lo siento, no lo vi

—Me di cuenta de eso

El profesor vio un pedazo de pergamino en el suelo y se agachó para recogerlo, entonces Rini se dio cuenta que era suyo, ya que reconoció su letra y se alcanzaba a ver el nombre de Flamel.

—¿Nicholas Flamel? —leyó el profesor algo sorprendido—. ¿Para qué quiere saber sobre él? —el tono de voz del profesor se notaba algo molesto.

—Es que...

—Es que ¿Qué?

—Yo... escuche a unos alumnos mayores hablar de él y me dio curiosidad por saber quién era, eso es todo —mintió la niña tratando de controlar su tono de voz para no delatarse.

El profesor dudo el creerle. Le regresó el pedazo de pergamino y siguió con su camino, pero cuando paso junto a ella, le dijo en su susurro.

—Solo le puedo decir... que Nicholas Flamel fue un alquimista —y siguió con su camino

Rini se dio la vuelta para preguntarle algo más, pero el profesor ya se había ido.

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EDITADO: 17-Julio-2017