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Primer día de clases y primeros problemas

Después de la cena, todos se fueron a sus Salas Comunes; a Harry y a Alex les fue muy mal al llegar, porque todos los creían unos mentirosos por el asunto de "Las mentiras sobre El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado", pero al parecer a la que le iba peor era a Alex.

Después de recibir miradas de odio de todos los Gryffindor, Alex y Xóchitl subieron al dormitorio de las chicas, pero al tocar el picaporte, este le dio una descarga a Alex y lo soltó bruscamente.

—Oye ¿Qué te pasa?

—La puerta me dio un toque

— ¿Cómo que toque?

— ¿Cómo que cómo?

—Lo digo, porque se supone que Hogwarts no hay electricidad

—Pues al parecer alguien la hechizo

Alex tocó la puerta pero nadie le respondió, otra vez tocó y tampoco respondieron.

— ¡Chicas! ¡Oigan, abranos!

La puerta se abrió y detrás de ella apareció Lavender pero con una expresión seria, al parecer estaba molesta.

—Oigan, ¿Por qué hechizaron la puerta?

—Porque no queremos que entres.

— ¿Qué? ¿Por qué?

—Porque no queremos a una mentirosa en el dormitorio

—Mira Lavender... si no me crees, allá tú. ¡Pero no me puedes dejar afuera! También es mi dormitorio

—Lastima, ya no lo es

—Ay, Lavender por favor

—Adiós —y les cerró la puerta en la cara

—Esto es increíble —dijo Alex, realmente indignada

—Y al parecer no nos queda de otra más que quedarnos en la Sala Común —dijo Xóchitl, resignada

Alex se dio cuenta que sus cosas estaban junto a la puerta. Levantó los brazos con expresión de fastidio, tomó sus cosas y junto a la loba se fueron a la Sala Común; gracias al cielo solo quedaban sus amigos.

—Alex ¿Por qué traes tus cosas? —preguntó Harry, confundido

—Pues que Lavender me corrió del dormitorio

— ¿Qué? —dijeron sus amigos a la vez

—Como lo oyen. No me deja entrar porque ninguna de las chicas quiere "dormir con una mentirosa"

—Deberías ir a decirle a McGonagall -dijo Harry

—Claro que no, no les voy a dar el gusto

—Pero tampoco te puedes quedar aquí a dormir —dijo Ron

—Pues entonces ¿Dónde nos quedamos?

Harry y Ron se miraban con expresión cómplice, entonces las chicas entendieron lo que pensaban.

— ¡Ah no, eso sí que no! Chicos, se les agradece, pero ¡están locos!

—Al parecer no tienes de otra

—Pero que van a decir Neville, Dean y Seamus

—Ellos te conocen y si les explicamos, tal vez entiendan —dijo Harry

—Además de que no querrían meterse contigo teniendo como "perro guardián" una loba mágica -dijo Ron

—Creo que eso no se los podemos discutir —opinó la loba

—Xóchitl

—Solo decía

Los chicos se llevaron a Alex y Xóchitl con ellos al dormitorio y comprobaron que ya estaban sus compañeros y se sorprendieron al verlas.

— ¿Qué pasa Harry? —pregunto Neville

—Resumiendo... a Alex y a Xóchitl las echaron del dormitorio —respondió el azabache

— ¿Por qué? —pregunto Dean, con curiosidad

—Será porque dice las mismas mentiras sobre Quien-Tú-Sabes cómo cierto compañero —contesto Seamus, dándole la espalda a sus amigos

— ¿Aquí también? ¿En serio? —pregunto Alex, sin poder creérselo

—Al parecer, este será un año muy largo —dijo Harry—. Entonces chicos ¿se pueden quedar hasta que se aclare las cosas con sus compañeras?

Dos de tres de los chicos estuvieron de acuerdo. Los chicos lograron aparecer una cama plegable para Alex junto la cama de Harry y el chico le hizo un espacio en su armario.

—Espero que tus cosas quepan aquí, ya sabes... por todas las cosas que tienen las chicas

—Por si no te habrás dado cuenta... no soy una chica normal

Alex comenzó a acomodar sus cosas y Harry se sorprendió que solo metió su ropa y sus cosas para el cabello que hasta se podría decir que eran igual de él (a excepción de uno que otro accesorio).

—Eh... Alex —la chica miro a Neville—. Será algo incómodo, pero los cinco necesitamos...

—Ya entendí chicos —Alex tomó su pijama y se acercó al baño—, avísenme cuando terminen de cambiarse, por favor —y se metió la baño

Los chicos se sorprendieron por su actitud, ya que creían que se portaría un poco más... delicada. Alex ya tenía su pijama y ya estaba lista para dormir, solo esperaba a que los chicos le indicaran si ya podía regresar al dormitorio.

—Alex, ya puedes salir

—Gracias Harry

Al salir, se sorprendió de ver como la miraban los chicos.

— ¿Qué?

— ¿Esa es tu pijama? —pregunto Ron

Alex solo rodo los ojos, esa fue la misma pregunta que le hicieron las chicas, ya que siempre le ponían un "pero" a sus cosas.

Era un pantalón blanco con rayas verdes y morados horizontales y verticales, una playera verde y abajo una playera blanca de manga larga, la cosa era que toda su pijama le quedaba algo holgada. Ignorando el comentario de Ron, se fue su cama junto a Xóchitl.

—Oye, solo era un comentario, no te enfades

—Harry, agáchate por favor

El chico no protestó, solo le hizo caso. Alex tomó su almohada y se la arrojó a Ron directamente a la cara.

—Vaya puntería —dijo Neville conteniendo la risa

— ¿Podemos ir a dormir, ya? —dijo Alex, algo fastidiada

Harry le pasó su almohada y la chica se acomodó en la cama plegable con Xóchitl a los pies de esta.

—Buenas noches, chicos

No recibió contestación, pero no se molestó. El primero en acostarse fue Seamus, ya que no quería tener un trato con "los mentirosos", y los siguieron los demás chicos.

A la mañana siguiente, antes de que Alex terminara de desperezarse vio que Seamus se había ido del dormitorio.

— ¿Ahora qué le pasa? ¿Le incomoda tener una chica aquí? Lo hubiera dicho ayer

—No es por eso —dijo Dean, quien salía del baño, ya arreglado para las clases—, todavía no les creen a ninguno de los dos. Además, de que más que incómodo, es extraño tener una chica aquí

—Me hubieran dicho y me iba a dormir a otro lado

— ¿A dónde? ¿A la Sala Común? No seas ridícula —dijo Neville, tomando sus cosas para ir al baño a alistarse—, admito que es extraño, pero tú no tienes la culpa de que tus compañeras estén locas. Bueno, todas menos Hermione

—Gracias Neville

—Oye ¿no quieres entrar primero? Las chicas se tardan más en arreglar y nosotros solo nos ponemos el uniforme

— ¿Seguros?

—Solo entra y ya —insistió Harry

—Está bien, ya voy

Tomó sus cosas y entro al baño, vio que Xóchitl seguía dormida. Como ella no era de arreglarse demasiado, solo se puso el uniforme y se acomodó el cabello colocándose un listón rojo a modo de diadema.

—Chicos ¿ya puedo salir?

—Si —respondió Harry

Alex salió y vio que solamente quedaban en el dormitorio él y Ron. Miró a la cama y vio que Xóchitl seguía dormida.

— ¿Siempre se queda dormida hasta tarde? —pregunto Harry

—Sí. Y siempre se queda echada en la cama sin hacer nada productivo —contestó Alex

—Por cierto —dijo Ron—, no te tardaste mucho, más o menos te tardaste igual que Harry y yo

—Como pueden ver yo no me arreglo tanto como las demás

—Eso si lo nota todo el mundo, y eso explica porque no tienes novio —murmuró Ron con la intención de que Alex no lo escuchara, pero se equivoco

— ¿Qué quisiste decir con eso? —preguntó Alex molesta, tomándolo del cuello de la camisa y zarandeándolo

—Na... nada

—Oigan, mejor vayamos con Hermione y bajemos a desayunar —propulsó Harry, con la intención de separarlos.

Bajaron a la Sala Común y enseguida Hermione se acercó a ellos.

— ¡Alex! ¿Dónde estuviste anoche? Apenas empezamos clases y no dormiste en el dormitorio

—Que... ¿no te enterarse?

— ¿De qué?

Alex le explicó todo y Hermione se molestó demasiado.

— ¡Debiste decirle a McGonagall!

— ¿Para darles el gusto de que me moleste? No, gracias. Además... no pasó nada malo, solo dormimos y ya

—Es cierto —dijo Harry—, fue la primera en irse a la cama

—Alex, lo siento

— ¿Por qué?

—Paso mientras estaba en el baño, por eso no pude intervenir

—No te preocupes. De haberme ayudado, de seguro te hubieran corrido del dormitorio también

Cuando los cuatro iban hacia la salida, vieron que había mucha gente mirando el tablón de anuncio. Hermione se escandalizo cuando vio que era un anuncio de los gemelos pidiendo "conejillos de indias" (como expreso Hermione) para sus experimentos con los Surtidos Salta-clases.

Llegaron al comedor y Angelina abordó a Harry diciéndole que ella era la nueva capitana del equipo de Quidditch de Gryffindor y quería que fuera todo el equipo para escoger un nuevo guardián, Harry le prometió que iría y se fueron a desayunar.

Alex y los chicos se sorprendieron que Hermione siguiera recibiendo El Profeta a sabiendas de las mentiras que decía, pero Hermione alegó que necesitaban saber "lo que decía el enemigo". McGonagall comenzó a pasar por la mesa de Gryffindor para darles los horarios y a Ron casi le da un infarto al verlo.

— ¡Miren lo que tenemos hoy! —Gruñó Ron—. Historia de la Magia, clase doble de Pociones, Adivinación y otra sesión doble de DCAO... ¡Binns, Snape, Trelawney y Umbridge en un solo día!

«Ya suponía que este no sería un excelente año» pensó Alex con pesar. Pero lo único que de verdad le alegraba el día, era que empezaba clases con Severus.

—Será mejor que nos demos prisa y llegar pronto a Historia de la Magia —dijo Hermione

Alex y los chicos asintieron. Pero tres de cuatro desayunaron bien; Alex solo se comió un plátano y jugo de naranja y sin que sus amigos se dieran cuenta, pero no se percató que un par de ojos negros la vigilaban desde que entró al Gran Comedor y salió corriendo detrás de sus amigos para ir a clases.

Llegaron al aula de Historia y como siempre, a los diez minutos, Harry y Ron comenzaron a perder el tiempo ante la mirada de reproche de Hermione.

—No puedo creer que los chicos sigan sin ponerte atención a Binns... —comenzó a decir Hermione, pero se dio cuenta que su amiga también estaba dormida—, lo que pasa por quedarse una noche con los chicos, ya se puso como ellos

Saliendo del aula, la castaña comenzó a regañar a sus amigos pero más a los chicos diciendo que la habían mal influenciado

— ¡Si solo estuvo con nosotros una noche! —dijo Ron, ofendido

— ¡Cállate o quieres que todo Hogwarts se entere! Nos meteremos en problemas —dijo Alex, tapándole la boca al pelirrojo

—Perdón

De camino a las mazmorras, se encontraron con Cho y platico muy alegre con Harry hasta que Ron metió la pata con una insignia del equipo favorito de Quidditch de la Ravenclaw. Él y Hermione comenzaron a discutir, mientras que Alex suspiraba a manera de resignación y Harry estaba en las nubes por poder hablar con la azabache.

Al llegar a las mazmorras, Alex se puso nerviosa. Cada día se daba cuenta que lo que sentía por Severus era cada vez más fuerte. Sentía que su corazón latía con tanta intensidad a cada paso para el aula creía que en cualquier momento se le saldría el corazón.

Escuchó la puerta del aula rechinar y sintió un vuelco al corazón al ver al oscuro profesor detrás de esta. Todos los alumnos entraron en silencio y Alex pasó junto a él con la miraba baja ya que se había sonrojado, detalle que no pasó desapercibido para el Jefe de las serpientes y que le sorprendió.

—Silencio —ordenó Snape con voz cortante al cerrar la puerta tras él.

En realidad no había ninguna necesidad de que impusiera orden, pues en cuanto los alumnos oyeron que la puerta se cerraba, se quedaron quietos y callados. Por lo general, la sola presencia de Snape bastaba para imponer silencio en el aula, a todos menos a una castaña latina.

—Antes de empezar la clase de hoy —dijo el profesor desde su mesa, abarcando con la vista a todos los estudiantes y mirándolos fijamente. Se detuvo un momento en Alex y siguió pasando su mirada por el aula—, creo conveniente recordarles que el próximo mes de junio realizan un importante examen en el que demostraran cuánto han aprendido sobre la composición y el uso de las pociones. Pese a que algunos alumnos de esta clase son indudablemente imbéciles, espero que consigan un «Aceptable» en el TIMO si no quieren... contrariarme. —Esa vez su mirada se detuvo en Neville, que tragó saliva—. Después de este curso, muchos de ustedes dejaran de estudiar conmigo, por supuesto —prosiguió Snape—. Yo sólo preparo a los mejores alumnos para el ÉXTASIS de Pociones, lo cual significa que tendré que despedirme de algunos de los presentes.

Entonces miró a Harry y torció el gesto. El muchacho le sostuvo la mirada y sintió un sombrío placer ante la perspectiva de librarse de Pociones al acabar quinto. Alex al ver las miradas de odio que se lanzaban, dejo escapar un suspiro de fastidio por la actitud tan infantil de los dos.

—Pero antes de que llegue el feliz momento de la despedida tenemos todo un año por delante —anunció Snape melodiosamente—. Por ese motivo, tanto si piensan presentarse al ÉXTASIS como si no, les recomiendo que concentren sus esfuerzos en mantener el alto nivel que espero de mis alumnos de TIMO.

»Hoy vamos a preparar una poción que suele salir en el examen de Título Indispensable de Magia Ordinaria: el Filtro de Paz, una poción para calmar la ansiedad y aliviar el nerviosismo. Pero les advierto: si no miden bien los ingredientes, pueden provocar un profundo y a veces irreversible sueño a la persona que la beba, de modo que tendrán que prestar mucha atención a lo que están haciendo. —Hermione, que estaba sentada a la izquierda de Harry, se enderezó un poco; la expresión de su rostro denotaba una concentración absoluta—. Los ingredientes y el método —continuó Snape, y agitó su varita— están en la pizarra. —En ese momento aparecieron escritos—. Encontraran todo lo que necesitan —volvió a agitar la varita— en el armario del material. —A continuación, la puerta del mueble se abrió sola—. Tienen una hora y media. Ya pueden empezar.

Los cuatro ya se temían que Snape escogería una poción demasiado complicada para iniciar el año, pero eso no desanimo a Alex; a pesar de que sabía que Snape nunca la vería más que una alumna más, se esforzaría mucho más para ser la primera de la clase. Y si era necesario desbancar a su mejor amiga, lo había (claro, sin la intención de humillarla).

—Ahora un débil vapor plateado debería empezar a salir de su poción —advirtió Snape cuando faltaban diez minutos para que concluyera el plazo.

Ya la poción de Alex estaba realmente avanzada seguida de la Hermione y como siempre, Harry y Ron con una poción más o menos pasable. El caldero de Harry emitía grandes cantidades de vapor gris oscuro; el de Ron, por su parte, escupía chispas verdes. La superficie de la poción de las chicas, en cambio, era una reluciente neblina de vapor plateado, y al pasar a su lado, Snape acercó su ganchuda nariz al interior sin hacer ningún comentario, lo cual significaba que no había encontrado nada que criticar. Primero miró el de Hermione y luego el de Alex; al levantar la mirada del caldero de la latina, ambos se miraron por unos segundos, lo suficiente para que la chica detectara algo extraño en ellos. ¿Acaso la miró con... preocupación?

Al llegar junto al caldero de Harry, sin embargo, Snape se detuvo y miró su contenido con una espantosa sonrisa burlona en los labios.

«Aquí vamos otra vez» pensó Alex, ya realmente cansada de esos estúpidos rencores

— ¿Qué se supone que es esto, Potter?

—El Filtro de Paz —contestó el chico, muy tenso.

—Dime, Potter —repuso Snape con calma—, ¿sabes leer?

—Sí, sé leer —respondió Harry sujetando con fuerza su varita.

—Léeme la tercera línea de las instrucciones, Potter.

El muchacho miró la pizarra con los ojos entornados, pues no resultaba fácil descifrar las instrucciones a través de la niebla de vapor multicolor que en ese instante llenaba la mazmorra.

—«Añadir polvo de ópalo, remover tres veces en sentido contrario a las agujas del reloj, dejar hervir a fuego lento durante siete minutos y luego añadir dos gotas de jarabe de eléboro.»

Entonces se le cayó el alma a los pies. No había añadido el jarabe de eléboro y había pasado a la cuarta línea de las instrucciones tras dejar hervir la poción a fuego lento durante siete minutos.

— ¿Has hecho todo lo que se especifica en la tercera línea, Potter?

—No —contestó él en voz baja.

— ¿Perdón?

—No —repitió Harry elevando la voz—. Me he olvidado del eléboro.

—Ya lo sé, Potter, y eso significa que este brebaje no sirve para nada. ¡Evanesco! —La poción de Harry desapareció y él se quedó plantado como un idiota junto a un caldero vacío—. Los que hayan conseguido leer las instrucciones, llenen una botella con una muestra de su poción, etiquétenla claramente con su nombre y déjenla en mi mesa para que yo la examine —indicó luego Snape—. Deberes: treinta centímetros de pergamino sobre las propiedades del ópalo y sus usos en la fabricación de pociones, para entregar el jueves.

Todos hicieron lo que Snape les indico, Alex pasó junto a Harry y pudo ver que, de ser posible, habría fuego en lugar de sus ojos por la rabia que sentía en esos momentos el chico. La chica trato de calmarlo, pero resulto imposible; era la única que faltaba y dejó la muestra de su poción en el escritorio. Pero al levantar la mirada, otra vez sus ojos se encontraron con los de Snape y estuvieron mirándose por un largo rato.

— ¡Alex!

— ¡Ya voy!

Tomó sus cosas y salió de ahí con la mirada del profesor clavada en su espalda.

Sus amigos seguían quejándose de lo injusto que se había portado Snape en la clase de hoy. Los chicos pensaron que se comportaría mejor ahora que formaba parte de la Orden, pero vieron que se equivocaron.

Hermione y los chicos entraron al Gran Comedor pero Alex no.

—Alex ¿no vas a comer? —preguntó Hermione

—No, voy a ver si Xóchitl ya se levanto

—Es cierto —dijo Ron— cuando nos íbamos, ella seguía dormida

—Está bien —dijo Hermione—. Pero ¿segura que no quieres comer?

—No. No tengo hambre, gracias —y salió casi corriendo de ahí antes de que sus amigos siguieran interrogándola

—Eso estuvo extraño —opinó Harry, a lo cual solo sus amigos asintieron a también de acuerdo.

En realidad, Alex ya se había ido a la torre de Adivinación. Sabía que no podría seguir con su "táctica de dieta" por mucho tiempo, ya que sus amigos casi nunca se separaban de ella y más ahora que ya no podía dormir en el dormitorio de las chicas por un berrinche de sus compañeras.

Ya estaba a mitad de camino, cuando se topó con su loba.

—Hola Xóchitl

—Otra vez te inventaste algo para no comer ¿verdad?

— ¿Qué te hace pensar eso?

—Alex

—Está bien, me atrapaste

—Alex, te lo digo en serio. Te vas a enfermar de gravedad si no comes bien

—No me pasara nada

—Eso quisiera creer

Diez minutos antes de que de la hora de clases, llegaron los chicos y saludaron a la loba.

—Bueno, sigo paseando. Que les vaya bien en el resto de sus clases

—Está bien. Y cuidado con Umbridge, no vaya a ser que no le agrade verte

—Pues que se aguante

—Xóchitl

—Solo bromeaba —y se alejó de la torre de Adivinación

Los alumnos comenzaron a entrar por la trampilla y se fueron a sus respectivos lugares. En las mesas, ya había unos libros que al parecer la profesora repartió antes de que llegaran.

La profesora Trelawney les comenzó a explicar; ese año estudiarían la interpretación de los sueños y eso a Alex le llamo la atención. A pesar de haberlo tenido una vez, aun le parecía extraño ese sueño con los personajes de Drácula y el Fantasma de la Ópera.

«Supongo que descubriré lo que significa, ya que la profesora dijo que algunos sueños llegan a ser predicciones. Pero ¿Qué clase de predicción sería?»

Alex estuvo pensando en eso hasta que la profesora les pidió que comenzaran a leer la introducción del libro. Cuando terminaron, comenzaron a interpretar sus sueños. Harry y Ron lo hacían con pereza mientras que Alex se lo tomaba muy en serio.

Cuando sonó la campaña, la profesora les pidió escribir un diario de sueños durante un mes. De camino a la clase de DCAO, Ron —como siempre— comenzó a quejarse de la cantidad de deberes que tenían siendo apenas el primer día.

Llegaron a la clase y ya Umbridge estaba adentro esperándolos. En cuanto empezaron, Alex pensó que Umbridge sería igual o más inútil para la materia que Lockhart, su maestro de Defensa en segundo año. Comenzó a decir un montón de idioteces sobre "temas aprobados por el ministerio" "hechizos seguros" y un sinfín de cosas que en verdad probaban la intervención del gobierno en la escuela.

Hasta cuando los alumnos no contestaban como la Cara de Sapo quería, les indicaba como tenían que responderle.

«¿Qué cree que somos? ¿Niños de primaria? Esta loca esta vieja»

Comenzaron a leer el capítulo uno que les indico la rosada y Alex comenzó a aburrirse, entonces se percató de que Hermione tenía la mano alzada y eso significaba problemas, porque además, ni siquiera había abierto el libro.

Con la intervención de Hermione se comenzó un alboroto en el aula, ya que al parecer no harían magia durante las clases para practicar hechizos de defensa, hasta comenzó a criticar a los docentes pasados, a los cuatro amigos les molesto que la Sapo Rosada llamara a Remus "hibrido peligroso".

«¡Peligrosos mis...! ¡Esta mujer es una...!» pensaba Alex, cada vez más enojada

Umbridge se defendió, que no los necesitaban porque no había nadie que quisiera lastimarlos, entonces fue cuando Harry soltó que ese "nada" era Lord Voldemort.

Un silencio sepulcral invadió el aula hasta que Umbridge lo rompió descontando diez puntos a los leones y trato de "desmentir" la historia de Harry, hasta Alex interino y también le bajo puntos, lo cual sorprendió a todos ya que a Alex nunca le bajaban puntos. Pero el colmo fue que los dos gritaron a la vez y Umbridge los castigo mañana a las cinco de la tarde en su despacho.

Los dos siguieron discutiendo con ella, hasta que la profesora los mando llamar a su escritorio. El Sapo le dio a Harry un pergamino rosa con una nota para McGonagall y los envió a que se lo entregaran. Los dos se fueron molestos y sin hacerle caso a nadie.

Llegaron al despacho de la animaga, quien se sorprendió de verlos. Los dejo pasar y reviso la nota de Umbridge, les pidió que se sentaran y en lugar de regañarlos, hablo con ellos pidiéndoles que se calmaran y que estuvieran con un bajo perfil ya que la Rosada era enviada del Ministerio para callar "las mentiras sobre Voldemort". Después de la charla, los chicos se retiraron.

Tampoco a la hora de la cena les fue muy bien, solo escuchaban murmuros de la gente que los consideraba mentirosos y fenómenos por lo que seguían insistiendo de Voldemort. En la noche, mientras "intentaban" hacer la tarea, a Harry comenzó a dolerle la cicatriz y a Alex el rostro, Harry pensó que era por el estrés del día y que tal vez mañana estaría igual o peor, pero Alex sabía que no era así. Después de rendirse de no poder hacer nada, los cuatro se fueron a dormir; Alex tuvo que seguir a los chicos de manera discreta para no levantar sospechas de que se iba al dormitorio de los hombres.

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Para haber sido el primer día de clases, Severus estaba preocupado por Alex. Lo único que lo animo fue ver el entusiasmo que puso la chica durante su primera clase del año y esperaba que la chica siguiera así, pero después recordó que en las comidas apenas si probaba bocado y en la comida antes de su clase de Adivinación no fue al Gran Comedor.

Severus sabía que la cosa se estaba agravando más y ahora con el estrés de que ella y Potter estaban castigados con Umbridge no le ayudaba para nada a su estado de ánimo, lo único que podía hacer era esperar a que saliera de su castigo y ver que les hizo, porque estaba seguro que esa mujer haría lo imposible por mantenerlos callados.

«Solo espero que no se vayan a sobrepasar con ella mañana. Si hacen algo que la moleste, ella de seguro sería capaz de expulsarlo e incluso —ya exagerando un poco la situación— enviarlos a Azkaban»

—Alex... por favor contrólate y no hagas nada peligroso —susurro Severus viendo en la oscuridad el rostro sonriente de la latina

Se fue a dormir tratando de controlar sus pensamientos, ya que mañana de seguro sería otro día demasiado largo.

A la mañana siguiente, Severus se despertó con pesar porque otra vez no había podido dormir bien. Y era porque últimamente la marca tenebrosa le ardía mucho, pero no eran llamados de Voldemort, sentía las emociones que este llegaba a sentir respecto a lo que pasaba con sus planes y con las cosas a su alrededor. Entonces pensó que tal vez Alex y Potter tal vez también podrían sentir los sentimientos del señor tenebroso.

Se arregló como siempre con sus ropas negras y su capa negra y se fue al Gran Comedor a desayunar y escuchar "la interesante conversación" que le podría estar preparando el viejo chiflado del director.

Al llegar a la mesa de los profesores vio que todos tenían un semblante de enfado, a excepción de Dumbledore que se veía sonriente como siempre, y vio que Umbridge también.

—Buenos días muchacho

—Director

—Contigo es normal esa actitud, pero de Minerva y los demás no

— ¿Es necesario decirte el por qué? —pregunto Severus de forma sarcástica, antes de darle un sorbo a su taza de café

—Sé que no les agrada Dolores, pero nadie quiso aceptar el puesto de profesor de Defensa y el ministerio no me dejo otra opción

—Yo conozco a alguien que podía haber aceptado el trabajo sin problema

—Muchacho... Remus no puede regresar a Hogwarts porque sabes que Dolores no tolera a "los semi-humanos"

«No lo decía por eso»

Siguieron desayunando en silencio hasta que Severus posó su mirada en la mesa de los leones y se preocupó al no ver a Alex junto a Potter y sus amigos.

«No puede ser... ¿desde temprano?»

El oscuro profesor se levantó y se retiró de la mesa con la intención de buscar a Alex.

—Severus —el aludido se detuvo al escuchar la voz de la Sapo Rosada—. ¿A dónde vas? Creo que todavía no tienes clases

—Voy a dar una vuelta por los jardines «Entrometida»

—Mmm... creo que podrías usar ese tiempo para "revisar los pasillos"

Severus entendió el doble sentido que la "lame botas" del ministerio quería que hiciera. McGonagall y los demás se mostraban indignados, pero no dijeron nada.

—Está bien... profesora

—Gracias Severus, pero recuerda... nada de "actos oscuros"

Severus no lo soporto más y salió del lugar. Sabía que su pasado de mortífago le pesaría toda su vida, pero no esperaba que se lo echaran en cara todos los días, ya bastante tenía en las reuniones de la Orden con los "divertidos comentarios" del pulgoso de Black.

Siguió caminando hasta que llego a los baños de Myrtle la Llorona y escucho que alguien salía.

—... si te pasa algo no me culpes ¿de acuerdo?

—Deja de ser tan dramática, Xóchitl

—No soy dramática ¡soy realista Alex!

—Ya como sea, debo ir a clases. Me toca Encantamientos

—Está bien. Yo regreso al dormitorio de los chicos. Sigo sin poderme creer que Lavender y las demás no nos dejen entrar al dormitorio

—Ya sé, pero halla ellas

—Y Hermione no pudo hacer nada para ayudarnos, porque si no la corrían también del cuarto

—Lo sé. Bueno, me voy a clases

—OK. Adiós

—Adiós

Alex y Xóchitl se separaron, Severus se ocultó lo más que pudo para que la castaña no lo viera. La chica al pasar junto a él —sin que ella se diera cuenta, obviamente— el profesor vio que ya estaba peligrosamente delgada, podía verle la piel muy pegada al cuello haciendo que se le vieran los huesos.

—Alex...

La chica volteo pero no vio a nadie. Le había parecido que alguien la llamaba

—Seguramente fue mi imaginación —y se fue a sus clases

Severus tenía una gran expresión de preocupación y miedo por la chica. Si Voldemort no la mataba, ella se terminaría matando a sí misma sin darse cuenta.

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