Preocupaciones
Severus tenía que reconocerlo; estaba asustado. Nunca había imaginado que tendría que pasar por algo como esto, pero ahora no podía estar pensando en eso, Alex estaba en peligro al igual que el bebé y tenían que actuar rápido para no perderlos. Lo que más le aterraba es que no sabía qué hacer, por suerte pudo ver que Xóchitl si sabía lo que hacía.
La brije hizo aparecer con su magia algunos artefactos que el profesor nunca había visto en su vida y supuso que eran herramientas que los magos mexicanos usaban para dar a luz. Sin embargo, esto no aminoró su temor, no tenía ni la más remota idea de qué hacer.
—Snape —el profesor quitó su mirada de Alex y la fijó en Xóchitl—. Necesito que coloques detrás de Alex, haciendo que recargue su espalda contra tu pecho y la sostengas de las manos
Severus no dudó en lo que Xóchitl; asintió, y con cuidado de no mover mucho a la chica, se colocó donde le dieron. Alex respiraba pesadamente y gritaba a causa del dolor.
—Tranquila pequeña, aquí estoy. Todo estará bien —decía Severus para tratar de animar a Alex y tranquilizarla
—Sev... tengo mucho miedo. ¿Y si algo malo...?
—No pasará nada malo. Los dos estarán bien —afirmó Severus
Él también temía que algo malo fuera a pasar, pero tenía que ser fuerte ante Alex para que ella no se asustara y el parto fuera exitoso. De pronto un olor a hierbas, canela y chocolate le llegó a Severus; con cuidado de no mover mucho a Alex, trató de levantarse un poco para alcanzar a ver a Xóchitl, quien estaba sentada en el suelo a los pies de la cama preparando algo. En cuanto la brije terminó, se puso de pie y se acercó a Alex, se sentó en la cama junto a ella y le dio de beber lo que sea que preparó en lo que parecía una taza de barro.
Alex dudó un poco en beberlo a causa del dolor, pero Xóchitl se lo acercó y la latina comenzó a beberlo lentamente. Severus sabía que tenía que confiar en lo que sea que la brije estuviera haciendo, pero el brebaje que le estaba dando a Alex no le daba buena espina.
—Tranquilo —dijo de pronto Xóchitl, haciendo que Severus saliera de sus cavilaciones—. Es solamente Cihuapatli
—¿Cihuapatli?
—Significa "medicina de la mujer". Se usa desde el México Prehispánico para resolver problemas durante el parto —Severus se puso tenso al escuchar eso último—. Calmante, se usa para inducir, acelerar o facilitar el parto.
Severus soltó el aire que, sin darse cuenta, retuvo en una clara expresión de alivio. En cuanto Alex terminó de beber hasta la última gota, Xóchitl le quitó la taza y se posicionó en la orilla de la cama, justo enfrente de las piernas de Alex. Antes de comenzar, Xóchitl miró a Severus y el profesor entendió que ya había llegado la hora; tomó con firmeza las manos de Alex en una clara señal de apoyo a su pequeña. Alex sintió el contacto de su hombre y se tranquilizó un poco.
—¿Lista Alex? —preguntó Xóchitl
La latina solamente pudo asentir antes de volver a gritar. Xóchitl comenzó a frotar el vientre de Alex, como si estuviera buscando algún punto en específico; en cuanto lo encontró, comprimió un poco para favorecer los dolores al mismo tiempo para ayudar a la expulsión del bebé. Alex soltó un gran grito de dolor a la vez que apretaba con gran fuerza las manos de su novio. Severus no pudo evitar hacer una mueca de dolor en cuanto sintió la fuerza de su pequeña, pero entendía que era a causa del dolor por lo que apretó el agarre.
—Respira profundo —indicó Xóchitl—. ¡Empuja!
Alex gritó en cuanto comenzó. Xóchitl y Severus la animaban y Alex empujaba con todas sus fuerzas hasta que finalmente Xóchitl vio la cabeza del bebé y lo sujetó con delicadeza a la vez que ejercía una presión suave para ayudar a que saliera sin problema. Cuando la cabeza del bebé salió por completo, la brije se alegró de ver que el cordón umbilical no estaba enrollado en el cuello del bebé. A partir de ahí, la criatura pudo salir rápidamente sin ninguna dificultad.
Se escuchó un fuerte llanto en la habitación y Severus pensó que estaba alucinando, pero no era así. El llanto era real, ya había nacido su bebé
—¡Aquí está! —exclamó Xóchitl. La brije alcanzó una toalla y limpió con delicadeza a la criatura. Después de dejar al bebé limpió, cortó el cordón umbilical, tomó una manta y lo cubrió con delicadeza—. Es una niña —levantó un poco a la bebé para que los padres vieran a su pequeña hija.
Severus sintió un brinco al corazón al ver a su hija sana y salva. Su piel estaba algo rosada pero también un poco morena, tenía el cabello negro azabache como él, a diferencia de que el flequillo era castaño. El profesor sintió que las lágrimas comenzaban a salir y a recorrer sus mejillas.
—Pequeña, lo lograste. Tenemos una hermosa niña —pero la latina no respondió—. ¿Alex? —Severus la movió un poco, pero tampoco reaccionó—. ¡Alex!
Severus se incorporó con cuidado recostando a Alex en la cama por completo. La tomó del rostro y se sobresaltó al ver que la chica estaba muy pálida y con los ojos cerrados. Severus revisó su pulso y sintió que el alma se le iba a los pies al ver que era muy débil.
—Alex... no, no... ¡Alex! Pequeña, despierta por favor —Severus se incorporó y tomó con cuidado a la bebé de los brazos de la brije.
Xóchitl sentía débil a Alex y por ende ella también, volvió a su forma lobuna y se recostó a los pies de la cama. En cuanto Severus tuvo a su hija en sus brazos, se dio cuenta que había dejado de llorar y respiraba suavemente, se había quedado dormida. Iba acercar un dedo a la mejilla de la bebé, pero entonces recordó que su pequeña no reaccionaba. Acomodó mejor a su hija en sus brazos y se acercó de nuevo a Alex.
—Alex, pequeña... mira, es nuestra hija —susurró Severus, descubrió un poco a su bebé para que Alex pudiera verla mejor, pero seguía sin reaccionar. Severus se sentía cada vez más desesperado. Tomó la mano de Alex y la acercó a la mejilla de la bebé—. Pequeña, aquí está nuestra hija. Es su mejilla, ¿la sientes? —pero no obtuvo respuesta. Soltó la mano de Alex y esta cayó a un costado la chica.
Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas. Severus vio a los pies de la cama y vio la gran cantidad de sangre que había en las sábanas.
«No... no»
Apartó la mirada de las sábanas y la regresó a su pequeña. Era consciente que la tortura a la que Bellatrix sometió a su pequeña fue mucha, pero había tenido la esperanza de que ella y su bebé se salvarían, pero se equivocó.
Tomó otra vez la mano de Alex y la acercó a su frente mientras que con el otro brazo sujetaba con firmeza a su bebé contra su pecho.
—Alex —sollozó Severus
Creía que perdió a su pequeña, pero de pronto sintió que la mano de Alex se movía un poco. Bajó un poco la mano de Alex y vio que la chica comenzaba a moverse hasta que finalmente abrió los ojos y lo miró.
—Sev... Severus
—Alex, pequeña
De pronto se escuchó un llanto y la pareja miró a los brazos de Severus. El profesor sonrió con ternura al igual que Alex, quien se veía algo débil.
—Es...
—Sí pequeña. Es nuestra hija
—Una niña... —Alex hizo el ademán de levantarse, pero Severus le puso una mano en el hombro indicándole que no se moviera.
—Estás muy débil, será mejor que descanses
Alex volvió a recostarse y fijó su mirada en el pequeño bulto que Severus sostenía entre sus brazos.
—Nuestra hija...
Con solamente ver la expresión de Alex, Severus entendió enseguida lo que la chica quería. Acomodó a la bebé junto a ella y él se hincó junto a la cama sin soltar la mano de Alex. La latina pudo apreciar mejor a su hija y sintió que las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas.
—Es hermosa, Severus. Se parece a ti —dijo Alex, acariciando a la bebé con su mano libre
—Yo creo que se parece más a ti. Al menos no heredó mis facciones menos prometedoras —comentó Severus en un tono de broma
—Severus —dijo Alex sin poder ocultar una sonrisa
La bebé comenzó a moverse un poco a la vez que bostezaba. Abrió los ojos y los padres se sonrieron; los ojos de la bebé eran castaños como los de su madre.
—Me alegra ver que heredó los encantos de la madre y no del padre —Severus levantó la vista y vio a Xóchitl, otra vez en forma humana parada en la puerta con una bandeja llena de comida
—¿Pero en qué momento...? —preguntó Severus
—Mejor cállate y come algo —respondió Xóchitl dejando la bandeja a un lado de Alex y volviendo a su forma lobuna—. Por cierto ¿Cómo se va a llamar la nena?
Ambos padres se miraron cayendo en cuenta en eso. Por todo lo que había pasado y el susto del parto no tenían ningún nombre en mente... hasta que a Alex se le ocurrió uno.
—Severus
—¿Dime?
—¿Qué te parece si la llamamos... Eileen?
—¿Eh?
—Me parece buena idea —opinó Xóchitl—. Además de que creo que no se les ocurre otro nombre ¿verdad? —comentó la brije con sarcasmo
—Ay Xóchitl... —dijo Alex con resignación
—Tenías que estropear el momento —reclamó Severus
—Ups... —atino a decir la loba y se bajó de la cama alejándose de la mirada de los padres
—Sev
—¿Mh?
—Si quieres... podemos escoger otro nombre para nuestra hija, si no quieres...
Alex no pudo terminar, Severus le puso un dedo en los labios silenciándola con cariño.
—Me alegra que hayas pensado en ese nombre, además de que me sorprende un poco. ¿Por qué se te ocurrió?
—Bueno pues... se me ocurrió que sería una buena idea llamarla así en honor a tu mamá
—Gracias Alex —acarició el cabello de Alex y bajo su mirada hacia su hija—. Entonces, será María Eileen Snape
—¿María?
Severus sonrió y volvió a mirar a SU mujer.
«Ante mis ojos, incluso antes de que nuestra pequeña naciera, ya la considero MI mujer»
—Quiero que nuestra pequeña lleve el nombre de las dos mujeres más importante de mi vida
—Severus. Gracias
Con cuidado de no lastimar a su hija, se acercó a Alex y la besó en los labios con dulzura. Sin embargo, su felicidad no duraría mucho. Ninguno de los tres se dio cuenta que escondido entre las cortinas de la habitación había una rata calva con una pata plateada. Miró a la familia una vez más antes de salir por un agujero en la pared y perderse en el bosque que estaba cerca de la casa de Severus y transformarse nuevamente en un ser humano.
—Ahora entiendo porque Bellatrix me envió a éste lugar —dijo Colagusano para sí—. Será mejor que me apresure a decirle ¡y lo mejor de todo es que no me hará rata asada, como me advirtió que haría, ya que le llevó una buena información! —se adentró un poco más en el bosque y desapareció reapareciendo cerca de la Mansión Malfoy
Entró a la inmensa y lúgubre mansión hasta el salón principal. Como Voldemort no estaba, los mortífagos no tenían nada que hacer ahí. Al entrar al lugar se encontró con Lucius Malfoy, su esposa Narcisa y su cuñada Bellatrix. El patriarca Malfoy escuchó que alguien había entrado y apartando la mirada del fuego busco la causa del ruido hasta que se topó con la menuda y temblaste figura de Colagusano.
—Vaya, solamente eres tú —dijo Lucius con desprecio regresando a su pose original
Las hermanas Black quitaron su atención de lo que hacían y se fijaron en el recién llegado. Narcisa regresó a su lectura mientras que a Bellatrix se le formó una sonrisa malvada en su rostro. Se acercó a la rata desenfundando su varita. El ex merodeador al ver eso soltó un chillido y se encogió un poco en su lugar. Bellatrix lo apuntó con su varita justo en el cuello.
—Vaya ¿qué tenemos aquí? A nuestra rata escurridiza
—T... Traje la información que querías, Bella... —la bruja hundió un poco más su varita casi tocando la manzana de Adán de Colagusano
—Entonces... La chica sí fue rescata por Snape ¿verdad?
Al escuchar eso, Lucius puso atención en lo que hacía su cuñada y la rata mientras que Narcisa abrió un poco los ojos a causa de la sorpresa. Fingió seguir concentrada en su lectura cuando en realidad prestaba atención a cada palabra de la conversación. Bellatrix ni se percató de que su cuñado la miraba con interés.
—¿Qué más averiguaste? ¿La Sangre Sucia logró perder a su bastardo?
—¿Qué dijiste, Bella? —exclamó Lucius, pero Bellatrix no lo escucho
—No. Snape la llevó a su casa y junto con la mascota de la chiquilla lograron salvarlos tanto a ella como a la niña
—¡Oh, qué tierna! —exclamó Bellatrix con sarcasmo retirando su varita de la rata e irguiéndose por completo con una mano en la cintura y con la que tenía la varita un ademán de estar apuntando algo sin importancia—. La mocosa Sangre Sucia tuvo una hija. Y dime, Peter... ¿Descubriste quién es el padre?
Ante esa mención, Colagusano empezó a temblar y a estrujarse las manos con nerviosismo. Eso no pasó desapercibido para Lucius y Bellatrix, al parecer era algo muy prometedor.
—¿Y bueno? —exigió la mortífaga—. ¿Quién es?
—Pues... No me lo van a creer
—¿Acaso esa mocosa es hija de Potter? —preguntó Lucius, metiéndose en la conversación—. ¿O del menor Weasley?
—¡No! No es de ninguno de ellos —negó enseguida Peter, moviendo las manos de un lado a otro como haciendo énfasis a la negación
—Entonces ¿¡De quien!? —exclamó Bellatrix, perdiendo la paciencia
—¡Snape! ¡La bebé que acaba de tener la Sangre Sucia es de Severus Snape!
Los tres miraron con asombro al ex Gryffindor, incluso Narcisa se puso de pie tan rápido que su libro terminó en el suelo. Nadie decía nada, un profundo silencio invadió la sala. Colagusano miraba uno a uno a los presentes sin saber qué hacer o decir con el temor de que con un movimiento en falso lo fueran a matar. La primera en reaccionar fue Bellatrix, quien comenzó a sonreír poco a poco hasta que se formó una mueca desagradable en su rostro y comenzó a reír maliciosamente, cualquiera fuera de la sala pensaría que quien se reía era Voldemort.
El matrimonio Malfoy se miró con sorpresa y después miró de nuevo a Bellatrix, quien seguía riendo histéricamente. Era tal su risa que hasta le costaba trabajo hablar.
—Esto... Esto es... Realmente no me lo esperaba... —respiró un poco tratando de calmarse para seguir hablando—. Esto es algo que de verdad nadie se lo esperaba: Severus Snape, el favorito del Señor Tenebroso y director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, se metió con una de sus alumnas y tuvieron una hija. Por el tiempo en que se tardó en nacer la mocosa, me atrevería a decir que la concibieron antes de que la chica terminara su ciclo escolar del año pasado —volvió a reír y se sentó en una de las butacas libres junto a su hermana—. Al Señor Tenebroso no le agradará saber que ya tiene una bisnieta y mucho menos de que es de uno de sus sirvientes más "leal"
Lucius carraspeó con la intención de recuperar la compostura y le habló a su cuñada.
—Bueno, supongo que el Señor Tenebroso lo descubrirá pronto. Ya que no solamente tiene una conexión con Potter, sino también con la chica —observó Lucius
—En eso tienes razón, Lucius —concordó Bellatrix —. Sin embargo, puede que haya la posibilidad de que Snape le enseñará Oclumancia para evitarlo
Los presentes se quedaron callados analizando la situación. Narcisa estaba realmente preocupada respecto a Severus, el pocionista la había ayudado a proteger a su hijo el año pasado tanto para intentar cumplir su misión así como de la furia del Señor Tenebroso en cuanto vio que no cumplió con su misión, por lo que sentía que estaba en deuda con él y la mejor manera de devolverle el favor era ayudarlo a proteger a su familia, como él lo hizo.
Escuchaba con atención lo que su hermana, su esposo y la rata conversaban con respecto a Severus y su familia. En cuanto los tres terminaron de conversar, Bellatrix amenazó a Colagusano para que se fuera y no conversará con nadie lo que acababan de hablar. El ex Gryffindor obedeció y se retiró casi corriendo de ahí.
Bellatrix volví a levantarse y caminó hacia la ventana. Jugaba un poco con su varita, pero de pronto comenzó a reírse por lo bajo pero su hermana y cuñado lograron alcanzar a escuchar.
—¿Bella? —la llamó su hermana—. ¿Qué te sucede?
—Nada malo, hermana —contestó la mortífaga sin mirar a su hermana—. Es solamente que estoy feliz
—¿Por qué?
—Porque al fin podré desenmascarar a Snape y demostrarle al Señor Tenebroso el error que comete al "confiar" en el mestizo de Snape
Narcisa se retiró con discreción del lugar en señal de inconformidad, debía advertirle a Severus y rápido.
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Severus y Xóchitl (en su forma humana) estaban en la cocina preparando la cena mientras que Alex descansaba en la habitación y cuidaba a Eileen. Severus no sonreía de oreja a oreja porque él no era así, pero en sus ojos se veía un brillo especial; todavía no podía creer que ya era padre y que finalmente podía estar con su familia. Sin embargo, un poco de ese brillo se desvaneció al recordar que estaban en tiempos oscuros y que cualquier cosa podría pasar.
«Tengo que encontrar la manera de mantenerlas a salvo a cualquier costo» pensó Severus seriamente «Ya no pueden regresar al apartamento y también es muy peligroso que se queden aquí, los mortifagos saben que vivo aquí. Y si alguien llega y las ve...» Severus sacudido un poco la cabeza alejando esos pensamientos «No puedo ser pesimista ahora»
—¡SNAPE!
—¿Eh?
—Hasta que reaccionas —reclamó Xóchitl con los brazos en jarra—. Creo que ya se te pego lo despistado de Alex —dijo la brije con un tono de burla
—Graciosa —respondió Severus con una sonrisa —. ¿Qué se te ofrece?
—Nada en especial. Es que te vi en la luna y me pareció muy extraño en ti ¿seguro que estás bien? ¿Todavía no logras asimilar del todo la buena noticia?
—En parte es eso —admitió el pocionista
—¿Y la otra parte?
—Trataba de averiguar cuál sería la mejor manera de mantenerlas a salvo
Xóchitl se sorprendió un poco ante la confesión del pocionista, pero a la vez lo entendía: las cosas se complicarían más de ahora en adelante y tanto Alex como Severus debían concentrarse en la situación actual, desde que se separaron de Harry, Ron y Hermione no tenían noticias de ellos, solamente lo que Severus les dijo —que estaban en el bosque Dean y les dio indirectamente la espada de Gryffindor porque la necesitarían para su misión (la cual Severus le preguntó más de una vez a Alex y la latina se negó a decirle, Severus por lo menos no se molesto)— pero eso no aminoraba la preocupación.
Xóchitl se le acercó y lo sujetó del hombro haciendo que el hombre la mirará un poco sorprendido por el gesto.
—Pase lo que pase, yo estaré aquí para protegerlas. Sabes que esa es mi misión
—Lo sé, y de verdad te lo agradezco
—Cambiando de tema —dijo Xóchitl soltándolo y adoptando una postura más relajada—. Ve pensando qué personalidad tendrá Eileen y que vayas aprendiendo a no molestarme o hacerme enojar —dijo de pronto la brije
Severus la miró levantando una ceja sin entender en lo más mínimo de que hablaba. Xóchitl vio su cara y le sonrió con burla.
«No me gusta cómo suena eso» pensó Severus, algo preocupado
—¿De qué rayos estás hablando?
—Pues... Que pronto no seré la única brije en la familia
—¿¡Qué rayos!? ¿Por qué dices eso?
—Porque... cuando Eileen tenga, máximo cinco años, tendrá que ir a que le den su brije. Y después a los trece la Ceremonia de la Alianza y aprenderá a tomar la Forma Guerrera y todo eso
—¿Pero cómo...? Ella...
—Ya sé que no nació en México sino aquí en Londres. Pero tiene sangre Mexicana, por lo tanto tiene derecho a conocer y practicar la magia de sus raíces.
—Solo espero que le toque uno menos fastidioso que cierto brije que conozco
—Pero bien que me quieres
—Sí, como no
—De verdad ¿habrá un día en que ustedes dos dejen de pelear?
Los dos volvieron su mirada la puerta de la cocina. Alex estaba parada en el umbral de la puerta con una bata negra de Severus puesta y envuelta en una pequeña frazada azul marino a la pequeña Eileen.
—¿Qué haces levantada? —preguntó Severus acercándose a su pareja y a su bebé—. Deberías estar descansando. Las dos
—Llegó un punto en el que necesito estirar las piernas y caminar un poco ¿no crees? Además —bajo la mirada hacia su hija—, quería enseñarle la casa
—Nos hubieras llamado y te ayudamos —dijo Severus—. Hace solo unas horas diste a luz y has de estar algo débil todavía
—No te preocupes, Sev. Estoy bien, las dos estamos bien
Severus le sonrió a su mujer, no podía enojarse con ella no importa por qué razón fuera, y mucho menos en esos tiempos oscuros. Ayudó a Alex acercarse a la mesa y a sentarse con cuidado ya que seguía cargando a Eileen. Xóchitl le acercó un plato bien proporcionado de comida y acercó otros dos para ella y Severus. En cuanto los tres estuvieron sentados a la mesa comenzaron a comer; de vez en cuando Eileen se ponía algo inquieta y entre los tres la tranquilizaban. A Severus le sorprendió ver que Alex cuidaba a Eileen con mucha naturalidad, como si ya hubiera cuidado a un bebé antes. La latina vio la expresión de su hombre y adivinó lo que pensaba.
—Cuando iba en cuarto de primaria, ayude a una anciana a atender su negocio junto con unas amigas. Su hijo y su familia también trabajaban en la tienda por lo que también nos pidieron de favor que los ayudáramos a cuidar a su hija.
—Ya veo. Me sorprende que siendo tan pequeña aprendieras a cuidar un bebé.
—Lo sé, pero también fue una experiencia agradable —admitió la latina, meciendo un poco a Eileen
Los tres terminaron de cenar y recogieron la cocina. De pronto se escuchó que alguien tocaba a la puerta, los tres vieron el reloj que estaba colgado en la sala y vieron que no era una hora apropiada para visitas, además de que no esperaban a nadie. Severus sacó su varita y se posicionó enfrente de Alex y Eileen para protegerlas. Xóchitl volvió a su forma original y se puso en guardia.
El pocionista le indicó con señas a Alex que no hiciera ruido; la latina asintió y con cuidado de no soltar a su hija sacó su varita también. Volvieron a tocar un poco más insistente, Severus llegó a la puerta y trató de ver por el agujero de la puerta pero la calle estaba muy oscura y no se podía ver nada.
—Severus —el hombre se sorprendió ante la mención de su nombre, esa voz le era familiar—, soy yo, Narcisa —los tres se sorprendieron al escuchar el nombre—. Vengo sola, necesito hablar urgentemente contigo. Por favor, déjame pasar, te prometo no hacerle nada a Macías ni a la bebé
Los tres abrieron mucho los ojos ante eso último y sintieron un horrible hueco en el estómago ¿Cómo es que Narcisa...?
—¿Ella es de confianza? —preguntó de pronto Alex
Severus miró a la latina y vio que no estaba asustada. El pocionista bajó la varita, pero no la guardó, Alex lo interpretó como un "más o menos". Severus caminó hacia la puerta y acercó su mano al picaporte, sabía que la rubia si era de confianza pero también sabía que cuando ella salía, su hermana Bellatrix siempre la seguía, el verano antepasado lo comprobó. Respiró profundamente para tranquilizarse y finalmente abrió la puerta. Vio a Narcisa ahí parada ante la puerta y pudo comprobar que la mujer le dijo la verdad de que venía sola.
—Narcisa, adelante —dijo Severus haciéndose a un lado para dejarla pasar
—Gracias Severus —agradeció la mujer y entró
Solamente dio un par de pasos cuando vio de frente a Alex con su hija en brazos y a su loba junto a ella a la defensiva. La rubia sabía que para ellas era una persona desconfiada, por lo que sacó su varita y se la entregó a Severus. El hombre entendió que ella solamente lo hacía para que su pequeña y Xóchitl estuvieran tranquilas, así que tomó la varita y la guardó en su levita junto a la suya.
—Buenas noches, Sra. Malfoy —saludó Alex con una pequeña inclinación de cabeza
—Buenas noches... Sra. Snape —saludó Narcisa igual que la latina
Severus y Alex se pusieron rojos mientras que Xóchitl simplemente hizo un ruido extraño de su garganta que podía confundirse con una simple tos. Severus carraspeó y trató de calmarse un poco para que el color desapareciera.
—Por favor toma asiento Narcisa —invitó Severus, señalando el sofá individual
—Gracias Severus —dijo la rubia. Se sentó y entonces se dio cuenta del pequeño bulto que la latina estaba cargando—. Por cierto, felicidades por su bebé
—Gracias —agradeció la pareja
Alex se sentó en el sofá para dos el cual estaba cerca de la chimenea. Eileen se movió un poco a la vez que soltaba un pequeño bostezo, la pequeña se acomodó mejor en los brazos de su madre y se quedó dormida. Alex la arropó mejor en la manta y después dirigió su mirada a la invitada mientras que Severus servía unos tragos.
—No quiero sonar maleducada, Sra. Malfoy, pero...
—¿Qué estoy haciendo aquí? —completó la mujer, tomando el vaso que Severus le ofrecía
—Exacto —respondió la latina a la vez que su hombre se sentaba junto a ella
Severus también tenía un vaso en sus manos pero no le acercó ninguno a Alex puesto que hace unas horas nació su hija y era mejor que estuviera lo más sana posible para que se recuperara. Dio un pequeño sorbo al mismo tiempo que su invitada. Narcisa se tomó su bebida de un sorbo y dejó el vaso vacío en la mesa,
—Solamente vine a advertirles
La pareja miró algo perplejos a la mujer. Ambos sabían que la mujer era esposa de un mortífago, el cual había cometido varios errores y uno más podría sellar su muerte. Alex no entendía porque Narcisa Malfoy quería advertirles, pero Severus suponía que era una manera de "devolverle el favor" por proteger a Draco.
—¿Advertirnos sobre qué? —preguntó Severus
—Mi esposo, mi hermana y Colagusano ya saben que tu hija ya nació... y también saben que tú eres el padre, Severus
—¿QUÉ? —exclamó la pareja
Ante el escándalo, Eileen se despertó de golpe y comenzó a llorar.
—Nena, perdónanos —susurraba Alex mientras la mecía tratando de calmarla—. Sh, Sh, tranquila. No pasa nada
Severus miró con preocupación a sus pequeñas. ¿Cómo rayos...? Por la expresión de su rostro, Narcisa supuso lo que pensaba y respondió a su pregunta.
—Después de que la rescataste del ataque de mi hermana, mi cuñado y el hombre lobo, Bellatrix regresó furiosa a la mansión y le ordenó a Colagusano que regresará al callejón y tratará de averiguar lo que pasó. Al parecer debió de aferrarse a sus ropas sin que se dieran cuenta, vio todo y ya cuando tuvo... suficiente información regresó a la Mansión Malfoy y nos informó a los tres
La pareja y Xóchitl estaban atónitos. Lo único que se escuchaba en la estancia eran los balbuceos de la bebé. Severus se puso de pie de golpe y comenzó a caminar por el lugar como león enjaulado ante la mirada de las mujeres.
El hombre tenía el impulso de irse a la Mansión y asesinar ahí mismo a las personas que se atrevieran a atacar a su familia. Justamente cuando pensó que las cosas no podrían ser peor, el mundo le hacía ver lo contrario ¡Maldita suerte la tuya!
Alex estaba preocupada por la reacción de su hombre; sabía que no era para menos pero sabía también que Severus ya tenía demasiadas preocupaciones como para agregar otra; ella y Xóchitl podrían pelear juntas y defender a Eileen, pero sabían que no podrían subestimar a los mortífagos.
—¿Disculpe? —dijo con timidez Alex. Severus y Narcisa la miraron fijamente—. ¿Sabe que es lo que están tratando?
—Me temo que no. Escuché toda la conversación pero cuando terminaron no llegaron a ninguna conclusión de lo que podrían hacer —dijo Narcisa
Se hizo un incómodo silencio en la sala, el cual fue roto nuevamente por la madre primeriza poniéndose de pie. Eileen seguía despierta, pero tranquila.
—Muchas gracias por advertirnos, Sra. Malfoy
—Al contrario, es un justo para mí ayudarlos. Además, se lo debo a Severus
«Ya lo suponía» pensó Severus
—De verdad te lo agradecemos mucho Narcisa —agradeció el hombre
—De nada —la mujer se puso de pie y se encamino a la puerta—. Cualquier cosa no duden en decirme, los dos —se despidió con un gesto de cabeza y salió de la casa.
Alex se sorprendió ante el gesto de la mujer, pero después de escuchar que era por una vieja deuda se relajo un poco.
«Es obvio, ya que ella viene de una familia de Sangre Limpia y no es normal en ellos ayudar a una Sangre Sucia como yo» pensó Alex con pesar
«Vuelves a tener esos pensamientos y te juro que te golpearé por eso» escuchó la voz de la loba en su cabeza y no pudo evitar sonreír
«Disculpa»
Sus pensamientos se interrumpieron cuando sintió que le rodeaban sus hombros con un brazo. Levantó la mirada y se encontró con los ojos negros de su hombre.
—Tranquila, Narcisa es de confianza
—Gracias Sev
Se escuchó un bostezo y la pareja bajo la mirada hacia la bebé. Eileen volvió a moverse un poco en los brazos de Alex buscando un mejor acomodo y volvió a dormir. Severus y Alex sonrieron al ver a su hija.
—Será mejor que nosotros también nos vayamos a dormir. En especial tu, jovencita —dijo Severus con un tono algo autoritario
—Como usted diga, profesor —contestó Alex con un tono algo seductor, el cual le agrado al pocionista
—¡Oye! Acabas de tener un bebé ¿y ya tan pronto le quieren dar un hermanito?
La pareja bajó la mirada hacia la brije. Alex la miraba con resignación ante los comentarios de la loba, mientras que Severus la miraba con el ceño fruncido y sintiendo la sien palpitar.
—Ay Xóchitl... —dijo Alex suspirando
—Nunca faltan tus comentarios —dijo Severus molesto
—Pues ustedes que dan a entender otras cosas —se defendió la loba
—Será mejor que nos vayamos a dormir —sugirió Alex antes que su hombre y la loba comenzarán a discutir
Los dos se fulminaron con la mirada antes de secundar la sugerencia.
Severus estaba recostado de lado en la cama mirando a su hija durmiendo plácidamente con sus pequeños puños flojitos, con cuidado de no despertarla, acercó un dedo al puñito de su hija, la cual en sueños sujetó con fuerza. Severus sonrió ante ese pequeño gesto,
—Me alegra ver que nuestra hija está bien para ser prematura
Severus movió un poco la cabeza alcanzando a ver a Alex de pie junto a la cama usando una de sus camisas blanca como pijama.
—A mi también —afirmó el pocionista
Alex se metió a la cama y se acurrucó cerca de su hija colocando una mano sobre su pancita y acariciándola un poco. Alex comenzó a tararear una canción que por su entonación Severus suponía que era una canción de cuna.
—Puedes cantarla, no me molesta —dijo Severus
—Lo sé, pero lo prefiero así —contestó Alex con ternura y siguió tarareando
—¡Oigan! ¡Lo que dije fue un chiste! ¡Por fas, déjenme entrar! —se escuchaban las súplicas de la brije detrás de la puerta que daba al pasillo
—No —respondió la pareja
Se escuchó el llanto como de un cachorro y como algo le pegaba un poco a la puerta. La pareja rió un poco ante la reacción de la loba. Se miraron unos momentos antes de besarse (teniendo cuidado tanto de no lastimar como de despertar a Eileen) y se quedaron profundamente dormidos.
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