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Misión de rescate

Los examinadores se acercaron a ellos para asegurarse que estuvieran bien, los chicos insistían que sí, pero no era cierto. Cuando el examinador les permitió irse los dos subieron corriendo hacia la enfermería para avisarle a McGonagall lo que habían visto, pero cuando llegaron Madame Pomfrey les dijo que fue trasladad al hospital San Mungo a causa de los hechizos aturdidores. Los dos se fueron de ahí desesperados.

— ¿Ahora que hacemos? —preguntó Harry, aunque sonó más para sí que para Alex—. Ya no queda nadie de la Orden

Alex estaba a punto de pensar en lo mismo hasta que recordó algo.

«No todos...»

La chica tenía la intención de correr hacia las mazmorras para buscarlo, pero Harry la tomó de la mano y comenzó a correr llevándosela a arrastras.

—Harry ¿qué...?

—Hay que buscar a Ron y Hermione y contarles todo. Debemos darnos prisa para rescatar a Sirius

Alex no tuvo de otra más que seguirlo. Cuando encontraron a sus amigos los llevaron a un aula vacía y les contaron sobre su sueño; Ron en seguida se mostró preocupado pero Hermione dudaba en lo que vieron. Comenzó a decir que era imposible que los dos magos más buscados del mundo pudieran entrar en el ministerio sin que nadie los viera; Harry comenzaba a desesperarse por la "necedad" de la chica y la imparcialidad del pelirrojo por no querer creerles.

Alex ya no les prestaba atención, sintió las marcas tenebrosas comenzar a arder y hacia hasta lo imposible por no gritar de dolor ni mostrar algún signo de dolor.

«¿Qué rayos esta tramando? ¿Por qué, de entre todos los de la Orden, querría capturar a Sirius? Quizá sea porque es la persona más importante para Harry» Sintió otro ardor en su rostro y en su brazo y ahogo un grito lo más que pudo.

De pronto se escucho abrir la puerta, Alex volteó y vio que eran Ginny y Luna. Harry les volvió a insistir a sus dos amigos sobre Sirius, antes de que las cosas empeorarán Alex sugirió que Harry podría usar la chimenea de Umbridge para comunicarse a Grimmauld Place y asegurarse que su padrino ya no estuviera.

Entonces trazaron un plan: Harry y Hermione entrarían al despacho ocultos bajo la capa invisible y la navaja de Sirius, Ron le daría un aviso falso diciendo que Peeves estaba haciendo alboroto en el departamento de Transformaciones; Ginny y Luna desviarían a los alumnos para que no pasaran por el pasillo del despacho de Umbridge y Alex se aseguraría de alejar a Filch y a la Brigada Inquisitorial.

Ya trazado el plan pusieron manos a la obra. Cuando llegaron al pasillo Ron, Ginny y Luna se fueron a sus respectivos puestos; antes de que Alex se alejara Harry le grito.

— ¡Alex!

La chica volteo y a tiempo atrapó al aire algo que su amigo le arrojó. Lo desdobló y así simple vista parecía un pergamino en blanco.

—Pero Harry...

—Nosotros tenemos la capa invisible y estaremos más protegidos. Por favor vigila a Ron y  los demás y ten cuidado.

—Sí — y echaron a correr

Al llegar al final del pasillo empezó a desdoblar el pergamino y sacó su varita.

—Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas —y ante ella apareció el Mapa del Merodeador—. Veamos... Filch y la Señora Norris... —vio que el conserje y su gata iban a la torre de Astronomía—. Está bien. Ahora, la Brigada Inquisitorial... —vio que algunos de ellos estaban en la Sala Común de Slytherin y otros (entre ellos Malfoy) se dirigían al pasillo del despacho de Umbridge—. ¿Qué? No puede ser ¡Travesura realizada! —guardo el pergamino y salió corriendo de ahí.

Al llegar vio que Malfoy, Crabbe y Goyle se acercaban a Ginny. Se oculto detrás de una armadura y se puso en guardia.

— ¿Qué haces, Weasley? —preguntó Malfoy con tono autoritario

—No te interesa —respondió Ginny secamente

— ¿Por qué estás bloqueando el paso?

—Porque alguien ha soltado gas agarrotador en este pasillo, por eso

Malfoy se inclinó un poco a la derecha para mirar sobre el hombro de la pelirroja.

—Yo no veo nada

—Es porque es incoloro, ignorante

— ¡No te atrevas a llamarme así, traidora de la sangre!

— ¡Oblígame!

Malfoy chasqueó los dedos y sus dormidos amigos comenzaron a acercarse a Ginny.

«Ni lo piensen»

Desde su escondite, Alex levantó un muro de tierra entre Ginny y las serpientes. Tanto la pelirroja como ellos se sorprendieron.

— ¿Qué rayos...? ¿Que hiciste Weasley?

— ¡Yo no hice nada!

«Ya se asusto, perfecto»

Alex salió un poco de sus escondite pero aun sin dejarse ver, y les arrojó el muro de tierra a Malfoy y compañía haciendo que se estrellaran contra la pared. Ginny estaba boquiabierta del asombro y Alex se tapaba la boca para contener la risa.

Quito el muro de tierra y vio que las tres serpientes estaban algo aturdidas por el golpe. Malfoy se repuso y miro con odio a Ginny.

—Maldita... Ahora veras

«Yo no lo creo»

Siguió protegiendo a Ginny y fastidiando a Malfoy y sus amigos, pero de pronto sintió extraño su cuerpo. Al principio sintió su cuerpo tieso, no podía moverlo y de pronto comenzó a moverse solo haciendo que saliera de su escondite y Malfoy y compañía la vieran.

—Vaya, vaya. La Sangre Sucia al rescate de la Traidora de la Sangre.

Alex quiso responderle, pero estaba más concentrada en tratar de liberarse de lo que sea que le pasara a su cuerpo.

—Al parecer tus trucos ya no funcionan ¿cierto?

—Tenía que ser

Alex no podía voltear pero sabía de quien se trataba. Parkinson llegó por atrás de la chica y la apuntaba con la varita.

—Vaya Pansy, buen trabajo

—Gracias Draco

— ¿Qué encantamiento es ese?

—Uno de los favoritos de mi familia. Lo llaman "el titiritero", es igual al Imperius que controlas a las personas, pero este es más doloroso y la víctima es consciente de las cosas que es forzado a hacer

—Esa es magia oscura muy avanzada ¿no crees?

—Algo, pero lo mejor es que este hechizo es indetectable

Malfoy sonrió de manera malvada. Por detrás llegó Umbridge acompañada de Millicent Bulstrode y otros alumnos de Slytherin, uno de ellos llevaba a Ron y estaba amordazado. Del otro lado del pasillo se escucharon pasos y vieron que se trataban de Luna y —para sorpresa de Alex— Neville, llevados a la fuerza por otros alumnos de Slytherin y estaban amordazados también.

—Teniendo a todos estos tontos aquí, quiere decir que Potter y Granger deben de estar en mi despacho —dijo Umbridge con su molesta sonrisa mirando a Alex y sus amigos—. Ahora —miró a los Slytherin—, siete de ustedes quédense conmigo, los demás sigan patrullando.

Los Slytherin respondieron complacidos a su labor. Amordazaron a Ginny y a Alex y junto a los demás comenzaron a llevárselos por la fuerza hasta el despacho de Umbridge. Una alumna de sexto se llevo a Luna, quien al parecer no notaba la gravedad de la situación. Un chico llamado Warrington llevaba a Ron, Crabbe llevaba a Neville muy agarrado del cuello, casi aplicándole una llave, una chica robusta de Slytherin llevaba a Ginny, quien empezó a forcejear y tratar de darle patadas a su captora. En cuanto a Alex, Parkinson le indicó a Malfoy como seguir haciendo el hechizo, así que de esa manera se la llevaron hacia el despacho.

Cuando llegaron vieron que Umbridge había atrapado a Harry y Hermione; Umbridge sujetaba a Harry del cabello y a Millicent Bulstrode inmovilizaba contra la pared a Hermione. Todos los Slytherin junto a sus prisioneros se colocaron junto a la pared, Malfoy ató a Alex de las muñecas y la dejo bajo la custodia de Bulstrode.

Umbridge dibujó su ancha y displicente sonrisa y se sentó en una butaca de chintz; miraba a sus prisioneros pestañeando, como un sapo sobre un parterre de flores.

—Muy bien, Potter —comenzó—. Has colocado vigilantes alrededor de mi despacho y has enviado a ese payaso —señaló con la cabeza a Ron— para que me dijera que el poltergeist estaba provocando un caos en el departamento de Transformaciones cuando yo sabía perfectamente que estaba manchando de tinta las miras de todos los telescopios del colegio, porque el señor Filch acababa de informarme de ello. Es evidente que te interesaba mucho hablar con alguien. ¿Con quién? ¿Con Albus Dumbledore? ¿O con ese híbrido, Hagrid? No creo que se tratara de la profesora McGonagall porque tengo entendido que todavía está demasiado enferma para hablar con nadie.

—No es asunto suyo. Yo puedo hablar con quien me dé la gana —gruñó.

El blandengue rostro de la profesora Umbridge se tensó un poco.

—Muy bien —continuó con su dulce voz, más falsa y más peligrosa que nunca—. Muy bien, señor Potter... Le he ofrecido la posibilidad de contármelo voluntariamente y la ha rechazado. No tengo otra alternativa que obligarlo. Draco, ve a buscar al profesor Snape.

Alex sintió un vuelco al corazón al escuchar eso y se sintió un poco mas tranquila. Vio a Harry y por la expresión de su rostro, pudo adivinar que su amigo cayó en la cuenta de que sí quedaban alguien de la Orden en la escuela. Alex trató de zafar las ataduras pero estaban bien sujetas, Bulstrode se dio cuenta de lo que hacia y la estrelló contra la pared para controlarla.

En aquel momento, en el despacho sólo se oían los inquietos movimientos y los forcejeos de Ron y sus compañeros, a los que los alumnos de Slytherin intentaban dominar. A Ron le sangraba el labio y estaba manchando la alfombra de la profesora Umbridge mientras intentaba librarse de la llave que le hacía Warrington en el cuello; Ginny, por su parte, trataba de pisarle los pies a la alumna de sexto que la agarraba con fuerza por ambos brazos; Neville cada vez estaba más morado e intentaba soltarse del cuello los brazos de Crabbe; y Hermione procuraba en vano apartar a Millicent Bulstrode. Luna, en cambio, estaba de pie junto a su captora, sin oponer resistencia, y miraba distraídamente por la ventana como si todo aquello la aburriera muchísimo.

Harry volvió a mirar a la profesora Umbridge, que lo observaba atentamente. Sin embargo, él mantuvo una expresión insondable cuando se oyeron pasos que se acercaban por el pasillo y Draco entró de nuevo en el despacho y le aguantó la puerta a Severus.

— ¿Quería verme, directora? —preguntó éste, y miró a las parejas de forcejeantes alumnos con un gesto de absoluta indiferencia.

— ¡Ah, profesor Snape! —exclamó la profesora Umbridge sonriendo de oreja a oreja y poniéndose de nuevo en pie—. Sí, necesito otra botella de Veritaserum. Cuanto antes, por favor.

—Le di la última botella que tenía para que interrogara a Potter —contestó Snape observándola con frialdad—. No la gastaría toda, ¿verdad? Ya le indiqué que bastaba con tres gotas.

La profesora Umbridge se ruborizó.

—Supongo que podrá preparar más, ¿no? —dijo, y su voz se volvió aún más infantil y dulce, como ocurría siempre que se ponía furiosa.

—Desde luego —contestó Snape haciendo una mueca con los labios—. Tarda todo un ciclo lunar en madurar, así que la tendrá dentro de un mes.

— ¿Un mes? —chilló la profesora Umbridge inflándose como un sapo—. ¿Un mes, ha dicho? ¡La necesito esta noche, Snape! ¡Acabo de encontrar a Potter utilizando mi chimenea para comunicarse con alguien!

— ¿Ah, sí? —dijo Snape, y por primera vez mostró interés y giró la cabeza para mirar a Harry—. Bueno, no me sorprende. Potter nunca se ha mostrado inclinado a obedecer las normas del colegio.

Los fríos y oscuros ojos de Snape taladraron los de Harry, que le sostuvo la mirada sin pestañear concentrándose en lo que había visto en su sueño, con la esperanza de que Snape pudiera leerle la mente y comprendiera...

— ¡Quiero interrogarlo! —gritó la profesora Umbridge fuera de sí, y Snape dirigió la vista al enfurecido y tembloroso rostro de la directora—. ¡Quiero que me proporcione una poción que lo obligue a decirme la verdad!

—Ya se lo he dicho —repuso Snape con toda tranquilidad—. No me queda ni una gota de Veritaserum. A menos que quiera envenenar a Potter, y le aseguro que si lo hiciera yo lo comprendería, no puedo ayudarla. El único problema es que la mayoría de los venenos actúan tan deprisa que la víctima no tiene mucho tiempo para confesar.

— ¡Ya deja de moverte, tonta Sangre Sucia!

Todos los presentes voltearon hacia dónde provenía el escándalo y Severus sintió un vacío en el estómago al ver a Alex atada y amordazada contra la pared. También vio que estaba sangrando de la ceja izquierda y Bulstrode la sujetaba del cuello de la blusa del uniforme.

—Señorita Bulstrode, contrólela bien. En cuanto a usted —Severus se volvió hacia Umbridge y vio que la mujer estaba realmente molesta—. ¡Está en periodo de prueba! —bramó la profesora Umbridge, y Severus volvió a mirarla con las cejas ligeramente arqueadas—. ¡Se niega a colaborar! ¡Me ha decepcionado, profesor Snape; Lucius Malfoy siempre habla muy bien de usted! ¡Salga inmediatamente de mi despacho!

Severus hizo una irónica reverencia y se dio la vuelta para marcharse. Entonces Alex logró liberar su boca y le bramó a la profesora.

— ¡Vaya que es un buen ejemplo de directora! Teniendo a algunos alumnos como prisioneros y a otros como si fueran sus empleados del ministerio, así no es como se trata a los alumnos. Y sí que sorprende como pone a los profesores en periodo de prueba, simplemente porque no le dio la poción que quiere, pues no tiene la culpa de que sea tonta como para no saber...

No supo en que momento se le acercó Umbridge y le dio una fuerte bofetada que hizo que volteara el rostro y le quedara la mejilla roja. Harry seguía inmóvil en su lugar sin saber que hacer, se pronto escucho como si algo tronara y unos gruñidos, volteó y se solo remedio ver que era Snape, quien estaba cerrando los puños con fuerza y apretaba la mandíbula haciendo todo lo posible por contenerse y no hacer una locura.

— ¡Será mejor que midas tus palabras, pequeña mocosa bastarda! Si pensaste que ni tú ni tus amigos saldrían bien librados de esta, ahora ante tal insolencia haré que arrepientas de esto.

La profesora dio la vuelta y vio que Severus seguía de pie en su lugar.

— ¿Aún sigue aquí? ¡Le dije que se fuera!

Severus siguió sin moverse. Miró a Alex sobre el hombro de Umbridge y por la expresión de la chica pudo entender que trataba de decirle algo con su mente, uso Legeremancia y escucho sus pensamientos.

«Tranquilo, no te preocupes. Estaremos bien... Estaré bien, debes mantenerte tranquilo o sino nos delataremos y estaremos en más problemas. No te preocupes»

Severus cerró la conexión y con pesar se dio media vuelta para irse.

— ¡Tiene a Canuto! —gritó—. ¡Tiene a Canuto en el sitio donde la guardan!

Severus se paró con una mano sobre el picaporte de la puerta.

— ¿Canuto? —chilló la profesora Umbridge mirando ávidamente a Harry y luego a Snape—. ¿Quién es Canuto? ¿Dónde guardan qué? ¿Qué ha querido decir, Snape?

Severus se volvió y miró a Harry con expresión inescrutable. Harry no supo si le había entendido o no, pero no se atrevió a ser más explícito delante de la profesora Umbridge. El profesor miró a Alex y al ver la chica que asentía, entendió que lo que decía Harry era verdad, pero tenía que guardar las apariencias.

—No tengo ni idea —respondió Severus sin inmutarse—. Potter, cuando quiera que me grites disparates como ése, te daré un brebaje bocazas. Y Crabbe, haz el favor de no apretar tanto. Si Longbottom se ahoga tendré que rellenar un montón de aburridos formularios, y me temo que también tendré que mencionarlo en tu informe si algún día solicitas un empleo.

Cerró la puerta tras él haciendo un ruidito seco, y Harry se quedó más confuso que antes, pues Severus era su última esperanza. Luego miró a la profesora Umbridge, que parecía sentirse igual que él; la mujer respiraba agitadamente, llena de rabia y de frustración.

Era tal la desesperación de Umbridge que estuvo a punto de aplicarle la maldición Cruciatus a Harry de no ser porque Hermione lo impidió "confesando" que el profesor Dumbledore tenía escondido en el Bosque Prohibido un arma secreta que solamente ella, Harry y los demás conocían porque el profesor "les pidió terminarlo". Entonces Umbridge ordenó a Hermione que la llevara hasta el lugar del arma y por las dudas se llevaron a Harry, dejando a la Brigada Inquisitorial a la vigilancia de Alex y los demás prisioneros.

Ron, Ginny y Neville seguían tratando de liberarse de las serpientes pero les resultaba inútil, eran el doble de grandes que ellos. Luna seguía mirando por la ventana como si nada, y en cuanto a Alex... a pesar de seguir arrinconada contra la pared y enfrente de ella estaba Bulstrode podía ver perfectamente todo el despacho.

Como pudo, logro zafar una mano de las ataduras pero no la movió de su lugar, simplemente movió la muñeca haciendo una pequeña ráfaga de aire que dirigió hacia las faldas de las chicas de Slytherin que estaban y las elevo un poco. Las serpientes lo notaron y soltaron a sus prisioneras para bajar sus faldas.

—Se puede saber ¿qué les pasa?

— ¿Qué no ves, Malfoy? Hizo aire y se nos levantaron las faldas

—Qué tontería, Bulstrode. No hace aire

Alex se detuvo y con todas sus fuerzas contuvo la risa.

«Ahora los hombres»

Esta vez, uso la tierra para molestar a los chicos, haciendo que la tierra se levantara un poco a los pies de ellos como si quisiera forzarlos a bailar.

— ¿Qué rayos...? ¿Qué esta pasando? —preguntó Malfoy, alejándose un poco de la ventana

—No sé —contestó Goyle

Las serpientes que faltaban de soltar a los chicos lo hicieron y se situaron en medio del despacho. Bulstrode y las demás de acercaron para ayudarlos, pero en ese momento Alex logró soltarse y con un Accio hizo volar las pastillas vomitivas del bolsillo de Ron. El suelo se detuvo y Malfoy se fijo en Alex.

— ¿Cómo rayos te soltaste? ¿Y que tienes en las manos?

—Primero; Eso no te interesa. Segundo; me dio hambre y quería comer mis dulces ¿Algún problema?

Malfoy no respondió, simplemente le arrebató la bolsa de las manos y la empujó. Los Slytherin comenzaron burlarse y a comer los dulces, mal sus lenguas tocaron el primer dulce, comenzaron a vomitar y no podían parar.

—Esas eran pastillas vomitivas. No puedo creer que cayeran tan rápido.

Se alejó de ellos y fue a liberar a sus amigos.

— ¿Cómo lograste hacer todo eso? —preguntó Ginny, sorprendida

—Les explico después. Ahora hay que buscar a Harry y Hermione y ver como esta Sirius

Sus amigos asintieron y los cinco salieron del despacho de Umbridge dejando a Malfoy y compañía todavía vomitando. Fueron corriendo hasta el Bosque Prohibido, llegaron hasta el límite del bosque y escucharon unas voces.

—De todos modos, Harry, ¿cómo pensabas llegar hasta Londres?

—Sí, eso mismo nos preguntábamos nosotros —dijo Ron detrás de Hermione.

Ella y Harry se juntaron instintivamente y escudriñaron la espesura. Entonces vieron aparecer a Ron y Alex, y corriendo detrás de ellos, a Ginny, Neville y Luna. Harry les dijo que el tiempo se agotaba el tiempo y tenían que salvar a Sirius, además de tratar de convencer a Ginny, Neville y Luna de que regresarán al castillo pero al final se rindió y empezó a pensar como ir a Londres, entonces vio que comenzaron a llegar los thestrals y con eso se respondió su pregunta.

Los chicos se subieron a un thestrals cada uno y emprendieron el vuelo, pasaron sobre el castillo y no se dieron cuenta que un hombre de negro los vio alegarse.

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Severus daba vueltas por todo el castillo aun pensando en lo que el sapo se atrevió a hacerle a su pequeña, pasó por las ventanas que daban al Bosque Prohibido cuando vio varias figuras oscuras surcar el cielo. Se acercó a la ventana para ver mejor y vio que se trataban de los thestrals del castillo, forzó un poco la vista y vio que había personas montadas en ellos, entonces se le vino un pensamiento a la cabeza.

—Alex

Se alejó de la ventana y corrió rápidamente hasta el despacho de Umbridge; al llegar vio a Malfoy y los demás inconscientes y rodeados de charcos de vomito. Se adentró un poco al lugar y vio con temor que Alex y sus amigos ya no estaban.

Salió del despacho pensando en donde podría estar y de pronto recordó lo que Potter le había dicho respecto a Black.

—Tenía que ser

Se fue corriendo de ahí hasta los límites del castillo y se desapareció y apareció en el parque enfrente al cuartel de la Orden. Corrió y entró al edificio con brusquedad, llegó a la cocina y vio que casi toda la Orden estaba ahí.

—Quejicus, se puede saber ¿qué rayos haces aquí? —preguntó Sirius molesto y poniéndose de pie

—Se trata de tu querido ahijado y sus amigos

— ¿Qué? —toda la Orden le prestó atención a Severus mientras les explicaba lo que paso, cuando termino vio las reacciones de todos, las cuales no eran para menos—. ¡Tenemos que ir ha ayudarlos! —exclamó Sirius

—Black, tu no puedes ir

— ¿Vas a empezar con eso, Snape? Yo no pedí tú opinión

—Lo estoy diciendo porque esa es la razón por la que se fueron al Ministerio, estúpido ¡Piensan que el señor tenebroso te tiene de rehén!

— ¡No me interesa lo que...!

Se escuchó como la puerta principal se abría y cerraba, todos pensaban que se trataba de Dumbledore pero no se escucho que alguien se acercara. Severus, Sirius y Remus salieron a ver y vieron que estaba desierto; entonces tanto a Severus como a Sirius se les ocurrió algo.

—Xóchitl

Remus se les había adelantado, subió a buscar a la loba y al regresar confirmó que ya no estaba.

Mientras en la Orden terminaban de organizarse, Xóchitl corría con todas sus fuerzas hasta la entrada del ministerio.

«Así que lo que escuche por medio de Alex era cierto, y lo que pude ver a través de su conexión... Tengo que darme prisa y llegar antes que ellos para advertirles»

La loba aceleró el paso y pasaba a través de la gente sin importarle que llamara la atención de los niños y uno que otro adulto. Llegó hasta donde se encontraba la calle con el contenedor rebosante y la cabina telefónica destrozada, ambos descoloridos, bajo el resplandor anaranjado de las farolas; sin embargo, vio que ahí había siete thestrals hurgando en la basura.

— ¡Rayos!

Entró a la cabina, tomó forma humana y marcó el número.

—Bienvenidos al Ministerio de la Magia. Por favor, diga su nombre y el motivo de su visita.

—Xóchitl, búsqueda y rescate

Una etiqueta se deslizó por la rampa metálica en la que normalmente caía el cambio. De pronto el suelo de la cabina telefónica se estremeció y la acera empezó a ascender detrás de las ventanas de cristal; la cabina quedó completamente a oscuras y, con un chirrido sordo, empezó a hundirse en las profundidades del Ministerio de Magia. Una franja de débil luz dorada le iluminó los pies y, tras ensancharse, fue subiendo por su cuerpo. Xóchitl flexionó las rodillas y miró a través del cristal para ver si había alguien en el Atrio, pero parecía que estaba completamente vacío.

Xóchitl salió de la cabina y corrió en busca de Alex y los demás. Empezó a brillar la marca de su cuello con la intención de contactarse con Alex pero no lo lograba.

—Alex... ¿Dónde estás?

Mientras tanto, ella y sus amigos se encontraban en una gran sala circular. Todo era de color negro, incluidos el suelo y el techo; alrededor de la negra y curva pared había una serie de puertas negras idénticas, sin picaporte y sin distintivo alguno, situadas a intervalos regulares, e, intercalados entre ellas, unos candelabros con velas de llama azul. La fría y brillante luz de las velas se reflejaba en el reluciente suelo de mármol causando la impresión de que tenían agua negra bajo los pies. Se oyó un fuerte estruendo y las velas empezaron a desplazarse hacia un lado. La pared circular estaba rotando. Durante unos segundos, mientras la pared giraba, las llamas azules que los rodeaban se desdibujaron y trazaron una única línea luminosa que parecía de neón; entonces, tan repentinamente como había empezado, el estruendo cesó y todo volvió a quedarse quieto.

— ¡Tiene que ser esta! —exclamó Harry desesperado

Ya llevaban un largo rato tratando de encontrar la puerta correcta, pero era inútil. Algunas de las puertas tenían mercado una gran equis roja, que indicaba que esa puerta ya la habían revisado. El chico abrió de golpe la puerta que tenía enfrente.

— ¡Es ésta!

— ¡Al fin! —exclamó Alex

Harry lo supo al instante por la hermosa, danzarina y centelleante luz que había dentro. Cuando sus ojos se adaptaron al resplandor, vio unos relojes que brillaban sobre todas las superficies; eran grandes y pequeños, de pie y de sobremesa, y estaban colgados en los espacios que había entre las librerías o reposaban sobre las mesas; era por eso por lo que un intenso e incesante tintineo llenaba aquella habitación, como si por ella desfilaran miles de minúsculos pies. La fuente de la luz era una altísima campana de cristal que había al fondo de la sala.

— ¡Por aquí!

A Harry le latía muy deprisa el corazón porque sabía que iban por buen camino; guió a sus compañeros por el reducido espacio que había entre las filas de mesas y se dirigió, como había hecho en su sueño, hacia la fuente de la luz: la campana de cristal, tan alta como él, que estaba sobre una mesa y en cuyo interior se arremolinaba una fulgurante corriente de aire.

Siguieron su camino hasta la única puerta que había detrás de la campana de cristal. Harry empujó la puerta y enseguida él y Alex reconocieron el lugar: una sala de techo muy elevado, como el de una iglesia, donde no había más que hileras de altísimas estanterías llenas de pequeñas y polvorientas esferas de cristal. Estas brillaban débilmente, bañadas por la luz de unos candelabros dispuestos a intervalos a lo largo de las estanterías. Las llamas de las velas, como las de la habitación circular que habían dejado atrás, eran azules. En aquella sala hacía mucho frío.

Harry avanzó con sigilo y escudriñó uno de los oscuros pasillos que había entre dos hileras de estanterías. No oyó nada ni vio señal alguna de movimiento.

Buscaron en las hileras hasta llegar a la noventa y siete pero Sirius no estaba. De pronto, Ron encontró una bola de cristal con el nombre de Harry; Hermione y Neville le decían que no lo tocara pero el chico no hizo caso. Al hacerlo, vieron que en realidad no pasó nada  pero entonces, a sus espaldas, una voz que arrastraba las palabras dijo:

—Muy bien, Potter. Ahora date la vuelta, muy despacio, y dame eso.

Los siete voltearon y vieron que se trataba de Lucius Malfoy. Por desgracia, descubrieron que no estaba solo, venía en compañía de Bellatrix Lestrange y otros cinco mortífagos; estaban rodeados.

Malfoy y Lestrange le exigían a Harry que les entregará la profecía pero él se negaba. Harry y Neville apuntaban con sus varitas a Malfoy y a Lestrange mientras que Ron y las chicas lo hacían con los demás Mortífagos. De pronto, Alex sintió algo a sus pies, volteo y vio un hoyo del cual salió...

— ¿Xóchitl? ¿Cómo...?

—Te explico después —contestó su brije, aun en forma humana

La ayudo a salir y Xóchitl vio la gravedad del asunto.

—Esto no pinta nada bien

— ¿A poco?

Las dos traban de idear un plan de escape, cuando a Alex se le ocurrió algo. Se acercó con disimuló a Harry y le susurro al oído.

—Xóchitl y yo los derribáremos. Cuando les dije "¡ya!", se agachan ¿entendido?

— ¿Qué? ¿Xóchitl? ¿Pero cómo...?

—Después te explicó

A Harry se le acabo la conversación con los mortífagos, quienes ya estaban apunto de atacar cuando Alex les grito.

— ¡Oigan, inútiles!

Los mortífagos la miraron y soltaron una carcajada

—Miren a quien tenemos aquí, a la nieta del señor tenebroso

— ¿QUÉ? —exclamaron Neville y Luna

—Les explicaremos después —dijo Ginny, tratando de calmarlos

— ¿Qué haces aquí? ¿Acaso el señor tenebroso te envió a seguir a Potter? —preguntó Malfoy, con un claro tono de burla

Harry y sus amigos la miraron algo sorprendidos por el comentario pero Alex no contesto, solo miraba con odio a los mortífagos.

—Nada de eso. Vine porque también me preocupo por Sirius

— ¿Cómo? ¿Por el traidor a la sangre de mi primo?

—Exacto

—Bueno, como quieras niña —dijo Bellatrix dando un paso al frente—. Quítale la profecía a Potter y entréganosla

—Antes de eso, una pregunta rápida

— ¿Ahora qué?

— ¿Agua, tierra, fuego o aire?

Tanto los mortífagos como Ginny, Neville y Luna la miraron sin entender la pregunta. Pero Hermione, Harry y Ron entendieron enseguida.

— ¿Qué clase de pregunta es esa? —preguntó Bellatrix, claramente molesta

—Solo responde

—Síguele el juego, Bella

—Está bien

—Muy bien... Fuego, entonces

—Conste que lo pidieron... ¡Ya!

Tanto Alex como Xóchitl lanzaron una patada al aire haciendo que saliera fuego. Harry tomó a sus amigos del brazo y los demás lo siguieran, los mortífagos retrocedieron y algunos chocaron contra los estantes haciendo que las bolas de cristal cayeran y les dieran en la cabeza.

— ¡A correr! —gritaron Alex y Xóchitl

Las chicas levantaron un muro de tierra entre Malfoy y Bellatrix para apartarlos del camino y huir. Llegaron hasta la puerta por donde habían llegado. Entraron a la sala de la campana de cristal y estaban por llegar a la puerta que daba al vestíbulo, pero se escucharon los pasos de los mortífagos. Harry y los chicos se escondieron debajo de varias mesas, pero Alex y Xóchitl se colocaron detrás de unos estantes con la intención de atacar.

En cuanto los vieron llegar, salieron y los volvieron a atacar con fuego. Algunos mortífagos lograron apartarse a tiempo pero otros no tuvieron tanta suerte y cayeron gritando de dolor.

Los mortífagos ilesos con un movimiento de varita, apartaron las llamas y lanzaron varios hechizos. Las chicas levantaron un muro de tierra para protegerse y se los arrojaron, esta vez si lograron darles pero lograron reponerse y las volvieron a atacar.

Las chicas se escondieron detrás de un estante para recuperar el aliento.

—No sabemos como hicieron eso, pero no saldrán tan fácilmente de esta

Las chicas escuchaban que estaban cada vez mas cerca, entonces se alejaron del estante y con una ráfaga de aire se los arrojaron. Se escuchó el estruendo de las cosas que había y los gritos de los mortífagos, pero no se quedaron tranquilas, los vieron aparecer de la nada y los atacaron con aire. Xóchitl sacó de entre sus ropas un termo con agua, lo abrió y comenzó a atacarlos con agua, Alex tomó un poco para ayudarla.

Lograron dejarlos congelados contra la pared, pero las atacaron por el costado haciendo que chocarán contra un estante. Por la intensidad del impacto, Xóchitl volvió a su forma lobuna y Alex se lastimó el brazo izquierdo.

—Están acabadas

Alex iba a contestar pero se empezó a escuchar ruidos arriba de ella. Levantó la vista y vio que había chocado contra un estante lleno de giratiempos y estos comenzaban a caer; de pronto un montón de esos giratiempos cayeron en montón sobre Alex y Xóchitl, las dos se abrazaron con la intención de protegerse un poco del impacto.

Los mortífagos retrocedieron para no salir heridos. Cuando el ruido acabo vieron una nube de arena, con un movimiento de varita apartaron el humo pero Alex y Xóchitl ya no estaban. Habían desaparecido.

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¡Hola a todos! Espero que estén disfrutando de la historia. A partir de este punto escribiré una historia en la cual explique lo que pasó después de la caída de los giratiempos (y que creó, muchos ya han descubierto de que se trata con las pistas que he dejado a lo largo de la historia 😋).

El nombre de la historia es "Viaje en el tiempo... ¿al pasado?". La pueden encontrar en mi perfil muy pronto.

Saludos 👋🏼😄

Ichigo Snape 🌸

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