Marcas
Los alaridos de dolor de una mujer, o más bien una joven, no dejaban de escucharse por toda la Mansión Riddle, los cuales eran seguidos por las risas de varios hombres y el de una mujer que parecía que estaba demente. Los gritos de la joven cesaron y ahora se escuchaba su respiración, la cual era acelerada ya que trataba de acompasarla y recuperar aire.
Alex estaba a cuatro patas con varios cortes en su rostro y en su cuerpo. Casi toda su ropa estaba rasgada y algunas de sus heridas estaban sangrando pero no demasiado. Levantó la mirada con dificultad y vio a Voldemort, quien tenía una sonrisa de satisfacción en su boca sin labios.
—Veo que eres más resistente de lo que pensé —su serpiente, Nagini, se trepó hasta sus hombros y él le acariciaba la cabeza. Una sombra de terror apareció en el rostro de la chica y eso llamo la atención del mago—. ¿Qué ocurre? ¿Acaso le temes a las serpientes?
Alex quitó la vista de Nagini y la posó en Voldemort. Frunció el ceño y trató de incorporarse, pero sólo logró ponerse de rodillas y con una mano recargarse para no caerse.
— ¿A una serpiente como tú? Claro que no
— ¿El viejo de Dumbledore no te ha dicho que respetes a tus mayores?
—A los mayores. Pero no dijo que te tuviera respeto
La expresión de Voldemort se volvió fría y se mostraba realmente molesto. Le apuntó una vez más con la varita y grito ¡Crucio!
Esta vez Alex no grito, ya no le daría la satisfacción de verla débil y vulnerable. Pero sentía como si miles de cuchillos se clavaran en su cuerpo, además de sentir como si cientos de metales al rojo vivo tocaran su piel. Voldemort intensificaba el hechizo pero Alex no cedió.
Justamente llegó Severus y se hizo camino entre los mortífagos. Cuando llegó hasta enfrente necesito todo su autocontrol para no derrumbarse; Alex estaba siendo torturada y en todo su cuerpo había cientos de heridas que sangraban, el señor tenebroso apartó su varita liberando a la chica de la maldición, cayó de frente recargándose con las manos para no estrellarse contra el suelo y comenzó a jadear.
Se escucho la risa de una mujer a lado de Severus, no necesito voltear para ver de quien se trataba.
—Lo estas disfrutando ¿cierto... Bellatrix? —al decir eso último, se volteo a mirarla.
La bruja tenía una mirada de triunfo y satisfacción.
— ¿Que te puedo decir, Snape? Siempre me ha encantado ver a los Sangre Sucias sufrir y demostrarles cual es lugar
Severus apretó con fuerza los puños y se contuvo de gritarle algo que pudiera ponerlo en riesgo y a Alex.
— ¡Ah, Severus! Al fin llegas —dijo Voldemort en cuanto vio al profesor
La chica al escucharlo, como pudo se dio la vuelta y ahí lo vio. Sus miradas sé encontraron por un momento, pareció que los dos solo se miraban con desdén pero en realidad se transmitían muchas cosas solo con ese contacto visual.
—Sé que te ha de sorprender que tu alumna este aquí, pero necesitaba... aclarar algunos puntos.
—Mi señor —se escucho una voz que arrastraba las palabras, todos voltearon. Era Lucius Malfoy—. Si no es ofensa, podría por favor explicarnos ¿por qué quiso que trajéramos a la Sangre Sucia, amiga de Potter?
Voldemort miró con desprecio a la chica antes de mirar a sus seguidores, pasó su mirada ante todos los presentes y comenzó a hablar.
—El día de mi regreso, esta mocosa estaba acompañando a Potter y eso suponía un estorbo a mis planes. Tenía la intención de matarla pero algo en ella me llamo la atención. Desprendía... magia oscuras —hubo un murmullo entre los mortífagos y con un movimiento de varita de Voldemort, todos callaron—. Resulta que su magia oscura... es idéntica a la mira —con un movimiento de varita hizo levitar a Alex y puso una mano sobre su rostro, no sin antes quitarle de manera brusca sus lentes y arrogarlos. Severus los recogió y guardo con discreción—. ¡Miren todos! —con otro movimiento de varita, le dio media vuelta a la chica.
Todos los presentes se impresionaron al ver la marca tenebrosa en la chica y como sus ojos cambiaron de color, rojos iguales a los de Voldemort. Alex hizo un esfuerzo para volver su rostro a la normalidad y de liberarse del hechizo, pero sólo logró hacer lo primero. Voldemort lo notó y con un movimiento de varita la arrogo al suelo.
—Para ser alguien que posee magia oscura, eres muy blanda
—Es porque no sabía que tenía esa magia
—Bueno, no te preocupes. Te enseñare a usarla y cuando ya estés listas te unirás a nosotros de manera oficial
— ¿Oficial?
—Después de esta... demostración y de descubrir que eres mi nieta, he decidió que te unas a mí. Se ve que tienes un gran poder, que necesita ser trabajo y cuando estés lista, podrás ayudarnos.
—Si, claro. ¿Ayudarlos? Como no
Sin que Alex se dieron cuenta, por detrás le llego Bellatrix y la tiró al suelo con una patada.
— ¿Cómo te atreves a hablarse de esa manera a mi señor?
—Bella, tranquila. Es obvio que actúe así ya que fue criada por muggles y al estar bajo la sombra de Dumbledore, era de esperarse que tuviera esas absurdas ideas
La mujer no estaba muy convencida pero regreso a su lugar. Severus trataba de encontrar la manera de sacarla de ahí, pero no sabía cómo.
—Creo que necesitas una nueva educación, jovencita
— ¿De qué habla?
—Hablo de que te entregare a un mago Sangre Pura que te enseñe lo que necesitas saber, llevarte por el camino correcto y quitarte todas esas tonterías que has estado aprendiendo con gentuza como esa y con el viejo chiflado
— ¡Nunca!
—No te estoy preguntando y mucho menos pidiendo permiso. Eres mi nieta y harás lo que yo te ordene
Alex simplemente lo miro con odio, demostrando su resistencia. Voldemort seguía furioso pero de pronto se le ocurrió algo y su sonrisa cambio a una malévola.
—Creo que necesitas una lección. Pero primero, escogeré a... tu tutor, para tus nuevas clases. Pero no solamente será tu tutor...
— ¿De qué estás...?
—Te desposaré con alguno de mis mortífagos
Alex y Severus sintieron como si se les parara el corazón. ¿Desposarse y con uno de los mortífagos? Alex trato de alejarse, pero al hacerlo, creía tontamente que se liberaría del problema. Voldemort se le acercó, la tomó del cabello y la levantó bruscamente.
—Veamos... ¿Quién será el mejor candidato? Incluso lo dejare que... juegue un poco con ella —Severus se desesperaba cada vez más, tenía que hacer algo—. Veamos ¿quién podría ser? ¿Dolohov? ¿Mulciber? ¡Ah, creo que ya sé quién es el indicado! Ese es...
— ¡Mi señor, espere!
Todos los presentes se voltearon a quien hablo. Severus había salido de entre los mortífagos con una expresión fría, se puso de rodillas y agachó un poco la cabeza.
— ¿Que quieres, Severus?
—Mi señor, creo que debería de escoger con cuidado y aun si será su tutor se le complicará verla a causa de la seguridad del castillo. Además de que resultará sospechoso que la chica salga constantemente de Hogwarts.
Hubo un silencio sepulcral, Voldemort lo miro por unos momentos y parecía que estuviera reflexionando lo que el profesor le dijo. Los mortífagos se quejaban pensando que era un simple pretexto del profesor.
— ¡Silencio! ¿Sabes Severus? Creo que tienes razón —se volvieron a escuchar reclamos—. ¡Ya es suficiente! ¡Yo soy quien toma las decisiones, ustedes no! Y creo que él tiene razón, hay que ser prudentes. Por lo que he decidido que... Serás tú —arrogó a Alex a los brazos del profesor, quien la sujetó con desprecio, solamente para disimular—, ahora ¡Colagusano!
El aludido salió de entre la multitud temblando de miedo
—¿Sí... mi señor?
—Llévalos a una habitación de arriba, y asegúrate que sea... acogedora
El hombrecito hizo una inclinación y les indicó que lo siguieran. Severus la llevaba del brazo y ella se quejaba un poco.
—Lo siento, sabes que tenemos que disimular —susurró el profesor a la chica sin que la rata alcanzara a escucharlo
—Tranquilo... Estoy bien —respondió Alex, igualmente en susurro
Colagusano los llevó a una habitación que estaba al fondo a la derecha. Solamente hasta que llegaron a la puerta, la rata se fue casi corriendo dejando al profesor y a la chica solos. Severus lo vio irse y metió a Alex a la habitación. Cerró la puerta con un hechizo y puso encantamientos silenciadores. La chica estaba parada en medio del lugar con la mirada baja y de la nada sintió los brazos de Severus sobre ella. El profesor temblaba y Alex simplemente le acaricio la espalda tratando de calmarlo.
—Severus...
—Perdóname
— ¿Por? Tú no has...
—No he sabido protegerte. Tenía la intención de sacarte de aquí sin que resultaras herida... Pero las cosas no salieron como quería
—Severus —se separó un poco de él para poder mirarlo a los ojos. Se veía realmente culpable y se reflejaba el dolor en sus ojos—, hay cosas que están fuera del alcance de uno y esto es uno de esos casos. No tenías idea de que esto pasaría y seria una imprudencia que intentaras algo podría haberte matado
—Preferiría morir que verte sufrir
Alex le acarició la mejilla con delicadeza. Atrajó su rostro hasta el suyo y le dio un beso, el cual empezó tierno y lento pero poco a poco se fue haciendo más intenso; entonces, Severus supo lo que pasaba y la apartó de él con delicadeza.
—No. No quiero obligarte a hacerlo
—Severus...
—Te prometí que esperaría hasta que estuvieras lista y no pienso romperlo
—Severus, lo entiendo. Sé que eres un caballero por no hacerlo en veces anteriores porque no estaba lista... pero ahora lo estoy. Además —se llevo una mano al rostro y después la bajo, dejando ver su marca y sus ojos rojos—, de algún modo él se enterara y te ira muy mal. No te preocupes por mí, no me pasara nada ¡El que me preocupa eres tú! —Severus se impresiono al escucharla y más porque ella tenía razón—. Ya lo había pensado más de una vez, y pienso que a Voldemort deberían encerrarlo en un manicomio por este tipo de cosas.
El profesor no pudo evitar dejar escapar una risa ante la ocurrencia de la chica. Alex aprovecho esa oportunidad para volver a besarlo y esta vez Severus no se negó.
— ¿Estás segura que quieres hacerlo? —preguntó Severus separándose un poco de ella, todavía no muy convencido
—Sí —contestó ella y siguió besándolo.
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Severus y Alex estaban recostados en la cama, tapados con la sabana negra. La castaña estaba recostada en el pecho del azabache y él la abrazaba por la cintura.
—¿Estás bien? —preguntó Severus
—Sí —respondió Alex sin moverse
—¿No te lastime?
—No —levantó el rostro hacia él—. Gracias por regalarme mi primera vez —bajó la mirada avergonzada y sonrojada—. Me alegra que hayas sido tú y no un mortífago.
—Te recuerdo que yo soy uno de ellos
—¡Eso no es cierto! —Alex levantó de nuevo la mirada hacia él—. ¡Tú solamente finges serlo, hace años que no lo eres!
Severus la miró fijamente y casi enseguida una sonrisa apareció en su rostro. Seguía impresionándolo, además de provocarle un agradable calidez en su pecho, el amor y confianza que la chica le profesaba. La atrajo hacía sí dandole un abrazo que demostraba amor y protección.
—Gracias por confirmar en mí, pequeña
—De nada
Severus besó la frente de Alex.
—Tenemos que bajar ahora. Si tardamos más de la cuenta el Señor Tenebroso enviará a alguien a buscarnos.
Como respuesta Alex asintió.
Severus la soltó y le dio la espalda, y antes de que ella le preguntara por su actuar, él le dijo que, a pesar de lo que acababa de hacer, él seguía siendo un caballero y le daría su privacidad. La castaña se sonrojó ante ese gentil gesto.
«No entiendo cómo es que nunca tuvo pareja. Pero, en fin ¡mejor para mí!»
Una vez vestida, Alex se sentó en la cama ahora dándole la espalda a Severus e indicándole que ya podía vestirse también. Él fue más rápido ya que solo le vasto un movimiento de varita.
La chica se levantó y caminó hacia la puerta, pero a medio camino Severus la detuvo y con un movimiento de varita rasgó la ropa de Alex.
—¡Oye! ¿Por qué hiciste eso?
—Porque se supone que "abuse" de ti y si sales intacta sospecharán y las cosas empeorarán, más de lo que ya están.
—Buen punto
Una vez "lista" la ropa, Severus se acercó a ella y con otro pase de varita hizo aparecer en el cuerpo de la chica golpes y rasguños falsos. Alex no preguntó ni replicó esta vez.
Cuando estuvo "presentable", la tomó de nuevo con brusquedad del brazo y salieron del dormitorio.
—Vaya, Severus, ya iba a buscarlos —dijo Lucius Malfoy al encontrárselos a ambos en las escaleras. Al ver la apariencia de Alex apareció una sonrisa lujuriosa en los labios del rubio—. Veo que te divertiste.
—Déjate de tonterías y mejor regresemos con el señor tenebroso
—No te enfades amigo, está bien vamos
Los dos hombres y Alex bajaron. Voldemort y todos sus mortífagos seguían en el salón y el mago tenebroso dibujo una sonrisa maligna en su boca sin labios al verlos entrar.
—Tal parece que te divertiste Severus, aunque creo... que se te fue la mano un poco
—No es mi culpa que no obedezca a lo que se le ordena
—En eso tienes razón. Arrógala a mis pies
El profesor dudo un poco, pero al mirar a la chica de reojo y ver la expresión de su rostro, con pesar, hizo lo que Voldemort le indico.
Alex cayó a los pies de Voldemort y vio que este sonreía de manera satisfactoria.
—Ahora que le perteneces a uno de mis más fieles mortífagos, no tendrás otra opción más que servirme
—Nunca
La sonrisa de Voldemort desapareció y la amenazó con la varita.
—Chiquilla impertinente. Te castigaría pero ya Severus se encargara de eso —La chica se puso de pie y retrocedió unos pasos—. Sin embargo, esto aun no termina
— ¿Qué es lo que...?
A los pies de la chica se formó un circulo de energía oscura y de ella salieron varios rayos que se transformaron en látigos y la ataron por completo, uno de esos látigos la sujetó de la muñeca izquierda haciendo que su brazo se extendiera hacia Voldemort. Este le apuntó al cuello y otro látigo se enredo ahí, cortándole la respiración.
—Creo que es hora... de que te quede claro quién eres en realidad —apuntó su varita hacia el antebrazo de la chica
Severus se acercó para intervenir pero Bellatrix y otros mortífagos le bloquearon el paso. El profesor miraba con horror lo que hacía.
— ¡Morsmordre!
Alex gritó con fuerza al sentir el ardor tanto en su brazo como en el cuello. Severus cerró los ojos y desvió su rostro hacia otro lado, aunque podía seguir escuchando los gritos de Alex.
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Había un silencio sepulcral en Hogwarts y en Hogsmeade. Los alumnos hacía unas horas regresaron al castillo, pero los profesores seguían en el pueblo, estaban esparcidos buscando por todos lados, con varita en mano, pero no encontraban nada.
Cuando termino la hora de paseo en el pueblo los alumnos comenzaron a regresar al castillo y el conserje pasaba lista, McGonagall estaba junto a él revisando a los alumnos y fue cuando se dio cuenta de que faltaba una, admitía que no la había visto salir pero eso no quería decir que había faltado a la visita porque era una de las pocas alumnas que de verdad le gustaba ir.
Revisó otra vez a los alumnos y comprobó que, efectivamente, no estaba. Fue con los de los Jefes de Casa y comprobó que también faltaba uno y eso le dio muy mala espina.
—Profesor Dumbledore ¿dónde está Severus?
—Nadie lo sabe Minerva, solamente sé que algunos alumnos y pueblerinos lo vieron caminando hacia la Casa de los Gritos cuando se escuchó una explosión y se dirigió al origen de eso corriendo como si su vida dependiera de eso ¿por qué?
—Es que... No ha regresado la Señorita Macías
— ¿Cómo dices?
—Ayudaba a Filch a ver que ya todos los alumnos estaban completos pero vi que ella no estaba
— ¿No habrá tenido detención... o algún asunto pendiente?
McGonagall entendió eso pero ahora no podía tratar de adivinar lo que decía Dumbledore.
— ¡Albus esto es serio! ¿Y si esa explosión que vimos tiene algo que ver con que ella no aparezca?
—Con todo respeto Minerva... espero que te equivoques
Todos los Jefes de Casa desenfundaron las varitas y regresaron al pueblo a buscarla.
En Hogsmeade, viniendo de la Casa de los Gritos, Severus llevaba en brazos a Alex. Estaba muy débil y la había envuelto en su capa para que no pasara frío, ya era de noche. Él también estaba algo débil pero le preocupaba más ella, debía de regresar pronto al castillo y revisarla lo más pronto posible, pero lo que más le preocupaba es que alguien viera su cuello.... y su antebrazo izquierdo.
Los profesores seguían dando vueltas por el pueblo hasta qué McGonagall vio llegar a su colega con la chica en brazos y desmayada.
— ¡Por Dios! ¡Severus! —al escucharla, los demás profesores la siguieron. Severus la escucho y se detuvo de golpe—. ¡Por Dios, Severus! ¿Qué le pasó?
El profesor no dijo nada solamente sujetó a Alex con más fuerza. Dumbledore se acercó y miro al profesor. Ambos hombres se miraban con intensidad y con solo ese simple contacto visual el viejo director entendía lo que pasaba.
—Será mejor que la llevemos que la enfermería lo más pronto posible
Severus simplemente asintió y comenzó a correr, seguido por los demás docentes.
Madame Pomfrey se altero al ver a Alex en ese estado, le pidió a Severus que la colocará en una de las camas de la enfermería y después pidió a los docentes que salieran. Todos se fueron quedando afuera McGonagall, Dumbledore y Severus se apartaron un poco para poder hablar.
—Severus, ahora dinos ¿qué sucedió? —exigió la profesora
El oscuro profesor dudo en hablar pero con el simple recuerdo de lo que tuvo que pasar Alex les contó todo. Ante cada palabra los dos ancianos no podían evitar su asombro, McGonagall se tapó la boca con las manos y Dumbledore tenía la cabeza gacha; con el simple hecho de volver a recordar lo que paso, Severus se sentía cada vez peor consigo mismo. Llego a la parte donde él y Alex tuvieron que... De pronto se escuchó el ruido de una bofetada: Severus tenía la cabeza de lado y la mejilla roja, McGonagall lo miraba con reproche mientras que Dumbledore trataba de alejar a la profesora de su colega.
— ¿Cómo pudiste...? ¿Cómo te atreviste a hacerle eso a una niña? ¡Y mas que ella es tu alumna!
—Minerva, tranquila
— ¿Cómo quieres que me calmé Albus? ¡Este... Hombre, abuso de una alumna!
—Severus no tenía otra opción...
— ¡Claro que sí! ¡No hacerlo!
— ¡Minerva, por favor! ¡Cálmate!
Severus seguía en la misma posición, escuchando discutir a los mayores.
«Ella tiene razón... Podría haberlo evitado ¡pero no, tenía que hacerlo! ¡Tenía que arrebatarle su inocencia!»
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando se escucho la puerta de la enfermería abriéndose. Los tres miraron y vieron salir a Madame Pomfrey, quien se veía algo seria.
— ¿Cómo está? —preguntó Severus
Esa reacción le sorprendió a la mujer, pero no era el momento para eso.
—Está muy débil y con varias heridas en su cuerpo, pero se recuperará. No tiene secuelas ni heridas internas
— ¿Algo más, Poppy? —preguntó McGonagall, y los hombres entendieron a que se refería
—No, nada más. Pero...
— Pero... ¿Qué?
—No es herida, pero necesito que ustedes mismo lo vean. Está bien, si es lo que les preocupa.
Eso calmó un poco a la Animaga, pero seguía mirando con reproche a Severus, quien solamente pensaba en Alex. Pomfrey los dejos pasar para verla y ella se fue a su despacho. Cuando la vieron a los tres se les hizo un nudo en la garganta pero Severus era el que se sentía peor. Estaba cubierta de vendajes casi de pies a cabeza, se podían apreciar algunos moretones en su cuerpo y algunos vendajes ya estaban rojos. Severus vio que los vendajes del antebrazo izquierdo y del cuello se veían diferentes a los del resto de su cuerpo y no era de menos por lo que paso: Voldemort había grabado en el antebrazo de la chica la marca tenebrosa, pero era diferente a las demás, y en su cuello grabo, con el mismo hechizo que con la marca tenebrosa, las iniciales de Severus, como si fuera un animal, demostrando que ahora le pertenecía al oscuro profesor de pociones.
Los tres estuvieron velando por la chica toda la noche. Como a las dos de la madrugada Dumbledore y McGonagall se quedaron dormidos pero Severus no pegó ojo en toda la noche, esperaba que Alex despertara pero después de lo que había pasado empezaba a pensar en lo peor.
—Alex, por favor perdóname. No era mi intención que pasaras por esto, te juro que hice todo lo que pude para protegerte... pero te falle. Y no solamente me fue imposible evitar que te lastimaran, también te robe tu inocencia y eso es algo que no me puedo perdonar. Te dije que esperaría a que realmente estuvieras lista, no ha esto.... —le tomó la mano y vio que en ella cayeron algunas gotas. Estaba llorando pero no le importaba, estaba destrozado—. Te prometo que de ahora en adelante te protegeré más que nunca y si es necesario, daré mi vida por ti, solamente por el simple hecho de poder verte feliz. —Le dio un beso en la mano—. Te amo, pequeña. Te amo
Volvió a plantarle un pequeño beso en el dorso de su mano vendada y se la llevó a la frente. Siguió llorando toda la noche sin darse cuenta que sus dos colegas escucharon todo.
Alex comenzó a abrir los ojos poco a poco. Sentía adolorido su cuerpo y muy débil, se incorporó un poco aunque tuvo que sostenerse el antebrazo izquierdo al sentir un dolor agudo. Con brusquedad los recuerdos del día anterior golpearon en su cabeza, empezó a sentirse como la peor escoria del mundo al ver su antebrazo cubierto por el vendaje.
— ¡Gracias al cielo, despertaste!
Levantó la mirada y se encontró con un par de ojos negros que la miraban con felicidad, cansancio y unas ojeras bien marcadas.
—Severus ¿no dormiste nada?
—No, estuve cuidándote
—Severus... es muy lindo de tu parte, pero tienes que descansar
—Tranquila, estoy bien. —se hizo silencio por unos minutos hasta que Severus lo rompió—. ¿Cómo te sientes?
—Como basura
— ¡No digas eso!
— ¿Y qué quieres que diga? ¡Gracias a él, ahora tendré que andar con esto por el resto de mi vida! —arrancó los vendajes de su antebrazo y Severus sintió una punzada de dolor al verlo.
Era la marca tenebrosa, pero esta era diferente a la original: de la calavera no solamente salía una serpiente de su boca sino dos, se entrelazaban por todo el brazo hasta que las cabezas se hacían una en el dorso de la mano. Severus la tomó y le dio un beso, Alex pudo sentir unas lágrimas caer en su mano.
—Severus... no era mi intención... —Severus la hizo callar colocando su dedo sobre los labios de ella
—No es tu culpa, que te quede eso muy en claro —retiro el dedo y paso su mano por el vendaje del cuello—. Lo que me preocupa es este —quitó las vendas del cuello de Alex devjando al descubierto otra marca.
Severus al verla sintió mucha repulsión, porque esa marca hacia que parecía que Alex era un aminal y marcaba de quien era. Dos serpientes con forma de S resaltaban en el lado derecho del cuello de Alex. Severus paso un dedo en esa marca y Alex de manera inconscientes encogió el cuello agarrando sus dedos, Severus sonrió y espero a que Alex se calmara.
—Lo siento
—No te preocupes
Los dos se calmaron y se quedaron en silencio por un momento. Aprovechando, Severus comenzó a buscar algo en el bolsillo de su levita, Alex se dio cuenta y le llamo la atención.
— ¿Qué haces?
El profesor no contesto, simplemente saco de ella dos cajitas una algo pequeña y otra más pequeña. La primera estaba envuelta en papel plateado y la otra no, era una caja de terciopelo negra. Severus le entrego la primera y Alex la tomo.
—Era lo que te quise dar hace unos días
—Gracias Sev... Espera ¿unos días?
—Estabas tan débil que estuviste inconsciente durante todo el fin de semana
— ¿QUÉ?
—Sh... No grites
—Perdón —miro la caja otra vez y después al profesor. Éste entendió su expresión
—Anda, ábrelo
Alex lo hizo, se sorprendió con lo que era: Unos guantes sin dedo completamente rojos.
—Muchas gracias Severus, pero... Solo taparían las manos
—Es que estos son diferentes
— ¿Diferentes?
—Póntelos
Alex lo hizo, los miro sin poder entender lo que tenían de diferentes. Severus tomo una de sus manos y la posó sobre la otra.
—Piensa en otro tipo de guante y pasa tu mano desde los dedos hasta donde quieras que sea el largo
Alex asintió y lo hizo. Al pasar la mano se sorprendió de ver que si cambiaron a ser rayados negro y rojo, llegando a los codos y al final el escudo de Gryffindor. Iba a hacer lo mismo con el otro pero vio que ya había cambiado.
—Será muy útil para cuando quieras usarlo y, como les gusta mucho a la mujeres, podrás combinarlo con lo que te pongas
—La verdad sí. Y también de este modo ya no tendré que buscar varios modelos. Gracias, pero falta... —se tocó el cuello como indirecta de la marca—, supongo que tendré que usar bufandas para siempre o una pañoleta, aunque no me guste mucho
—Eso ya lo arregle
—Por favor dime que no compraste otra cosa —Severus no respondió—. Severus me alegra que me consientas, pero no me gusta que gastes...
Severus volvió a poner un dedo en su labios, Alex se calló pero no muy convencida. Esta vez el profesor le dio la caja de terciopelo y cuando Alex lo abrió casi le daba un infarto: había una gargantilla de terciopelo negra con detalles en plateado y en medio una esmeralda adornada con plateado alrededor de esta.
La chica ya iba a replicar pero Severus le ganó la palabra.
—Este no lo conseguí en tiendas —lo tomó, se puso de pie colocándose a un lado de Alex. Ella entendió y le dio la espalda para que le pusiera la gargantilla—, este era de mi madre
Alex sintió un vuelco al corazón y tocó la gargantilla. Eso debía ser una de las posesiones más valiosas de su novio y le impresionó bastante que se lo diera. Volteo a mirarlo pero vio que se había vuelto a sentar.
— ¿Seguro que puedo quedármelo? Tiene un enorme valor sentimental para ti
—Así es, y me parece bien que la persona que más amo la use
Alex se opuso roja por el cumplido y bajo la mirada por pena. Severus la tomo de la barbilla para levantar su mirada y darle un beso en los labios. Los dos estaban tan centrados en su mundo que no notaron que unas personas los miraban.
—Te dije que era verdad
—Esto... Me cuesta mucho creerlo. Severus y la señorita Macías...
—Son pareja
Albus Dumbledore y Minerva McGonagall habían visto y escuchado todo minutos después de que la chica despertó (salieron de la enfermería antes del amanecer y regreso más tarde para ver como estaba). El director estaba feliz de verlos así y más porque hacia mucho tiempo que quería verlos así, pero en cuanto a la Jefa de los leones... Al principio pensó que Severus simplemente estaba jugando con ella e iba a intervenir de no ser porque Dumbledore lo impidió. Siguieron mirando y se sorprendió de ver que el oscuro profesor era sincero.
—Sigues sorprendida ¿verdad?
—Pues como quieres que no lo esté Albus. Esto es...
—Muy hermoso. Recuerda que no es la primera ni la última vez que se ve a un estudiante enamorarse de un profesor ¿cierto?
McGonagall enrojeció bruscamente al escuchar eso. Después de tanto tiempo, seguía molestándola con eso.
—Será mejor dejarlos solos ¿No crees?
La profesora no dijo nada y siguió al viejo director, pensando que después hablaría con Alex respecto a su relación con Severus, pero admitía que le agradaba verlos juntos.
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Hola a todos/as:
Debido a las nuevas pautas de la plataforma de Wattpad, las escenas de lemmon explícitas se tuvieron que borrar, ya que de no hacerlo la historia corre riesgo de ser eliminada.
Este aviso no solo aparece en el perfil de WattpadFanFictionES, sino es la de AmbassadorsES y otras más.
Muchas gracias por su comprensión y atención.
Ichigo Snape
Editado 07—abril—2024
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