La Torre alcanzada por el rayo
La relación de Harry con Ginny ya se había expandido por toda la escuela y por una vez en la vida, a Harry le alegraba que la escuela hablará algo que en verdad le importaba. Aunque solamente ellos, Ron y Hermione estaban de buen humor, Alex seguía aún deprimida quien sabe porque.
Al día siguiente del partido, Severus y Alex lograron hablar sobre el libro del Príncipe Mestizo y el pocionista le hizo prometer que no le diría a nadie sobre quién era el dichoso Príncipe. Aunque eso sería imposible, puesto que los chicos continuaban hablando del Príncipe aún a sabiendas de los problemas que generó a Harry. Y hablando del chico...
Harry estaba sentado junto a una ventana en la sala común (se suponía que terminando sus deberes de Herbología, pero en realidad rememorando un rato particularmente feliz que había pasado con Ginny en el lago a la hora de comer), Hermione se sentó entre él y Ron con una expresión de determinación que no auguraba nada bueno. Alex estaba recostada en el sillón, cerca de sus amigos con la mirada pérdida en el techo y las manos detrás de la cabeza, ya había terminado con sus deberes y había logrado evitar que los chicos la convencieran de que los "ayudara" con los suyos.
—Tenemos que hablar, Harry. —dijo Hermione
—¿De qué? —preguntó él con recelo.
—Del presunto Príncipe Mestizo.
—¿Otra vez? —gruñó—. ¿Quieres hacer el favor de olvidarte de ese tema?
Harry no se había atrevido a volver a la Sala de los Menesteres para recuperar el libro, y por ese motivo ya no obtenía tan buenos resultados en Pociones (aunque Slughorn, que sentía simpatía por Ginny, lo atribuía a su enamoramiento). Pero el muchacho estaba convencido de que Snape todavía no había renunciado a echarle el guante al libro del Príncipe, y por eso prefería dejarlo escondido mientras el profesor siguiera alerta.
—No pienso callarme hasta que me hayas escuchado —dijo Hermione sin amilanarse—. Mira, he estado investigando un poco sobre quién podría tener como hobby inventar hechizos oscuros...
—Él no tenía como hobby...
—¡Él, siempre él! ¿Cómo sabes que no era una mujer?
—Eso ya lo hablamos un día. ¡Príncipe, Hermione! ¡Se hacía llamar Príncipe!
—¡Exacto! —exclamó ella con las mejillas encendidas, mientras sacaba de su bolsillo un trozo viejo de periódico y se lo ponía delante dando un porrazo en la mesa—. ¡Mira esto! ¡Mira la fotografía!
Harry cogió el papel, que se estaba desmenuzando, y contempló la amarillenta fotografía animada; Ron se inclinó también para echarle un vistazo. Se veía una muchacha muy delgada de unos quince años. Era más bien feúcha y su expresión denotaba enfado y tristeza; tenía cejas muy pobladas y una cara pálida y alargada. El pie de foto rezaba: «Eileen Prince, capitana del equipo de gobstones de Hogwarts.»
—¿Y qué? —dijo Harry leyendo por encima el breve artículo que explicaba una historia muy aburrida acerca de las competiciones interescolares.
—Se llamaba Eileen Prince. «Prince», Harry.
Se miraron y él comprendió lo que Hermione trataba de decirle. Soltó una carcajada. Alex alcanzó a escuchar el nombre que dijo Hermione y reaccionó de su trance de golpe, sintiendo un vacío en el estómago.
«Ay no...» se incorporó de golpe y miró a sus amigos. «Esto esta muy mal»
—¡No puede ser! —exclamó Harry, aun riendo
—¿Qué?
—¿Crees que ésta era el Príncipe Mestizo? Por favor, Hermione...
—¿Por qué no? ¡En el mundo mágico no hay príncipes auténticos, Harry! O es un apodo, un título inventado que alguien adoptó, o es una forma de disfrazar su verdadero apellido, ¿no? ¡Escúchame! Supongamos que su padre era un mago apellidado Prince y que su madre era muggle. ¡Eso la convertiría en una «Prince mestiza» o, dicho de otro modo, para despistar, en un Príncipe Mestizo!
—Sí, Hermione, es una teoría muy original...
—¡Piénsalo un poco! ¡A lo mejor se enorgullecía de llevar el apellido Prince!
—Mira, Hermione, te digo que no era una chica. No sé por qué, pero lo sé.
—Lo que pasa es que no quieres admitir que una chica sea tan inteligente —replicó Hermione.
—¿Cómo iba a ser amigo tuyo y de Alex durante cinco años y pensar que las chicas no son inteligentes? —argumentó Harry, dolido por el comentario—. Lo digo por su manera de escribir. Sé que el príncipe era un hombre, no me cabe duda. Esa chica no tiene nada que ver. ¿De dónde has sacado el recorte?
—De la biblioteca. Hay una colección completa de viejos números de El Profeta. Bueno, de cualquier manera pienso averiguar todo lo que pueda sobre Eileen Prince.
—Que te diviertas —dijo Harry con fastidio.
—Gracias. ¡Y el primer sitio donde voy a buscar —añadió al llegar al hueco del retrato— es en los archivos de los premios de Pociones! —y salió de la sala común
Harry y Ron siguieron con lo suyo, pero Alex se quedó mirando el hueco del retrato por donde salió su amiga.
«Tengo que impedir que Hermione descubra la verdad»
Se levantó de golpe y salió hecha una bala de la Sala Común en busca de su amiga. Los chicos al ver su reacción se quedaron confundidos. A medio camino de la biblioteca, Alex logró alcanzar a su amiga.
—¡Hermione!
La castaña se volvió y se sorprendió de ver a su amiga llegando corriendo hasta ella.
—¡Alex! ¿Qué sucede? ¿Por qué llegas tan alterada?
—Es que... Quería hacerte compañía. ¿Vamos a dar un paseo por los jardines?
—No puedo Alex, tengo que ir a la biblioteca
—¿Por qué? Si ya terminaste con tus deberes
—Se nota que no pusiste atención en la Sala Común. Estuve investigando un poco sobre quién podría ser el Príncipe Mestizo y encontré sobre esta chica. —con cuidado sacó la primera plana en donde se vea a Eileen Prince.
Alex se puso tensa al ver la foto de la madre de su novio.
—No creerás que esta chica es o fue el Príncipe Mestizo ¿o sí?
—¡Claro que lo estoy!
—Nada más te estás basando en el apellido, Hermione. Esta no es prueba suficiente
—Por eso voy a la biblioteca a investigar un poco más sobre ella. Y tú me vas a ayudar —dijo esto último haciendo énfasis y tomándola de la muñeca
—¿Que yo qué? —y antes de que pudiera decir otra cosa, Hermione se la llevó.
«Ahora si va a estar bien difícil impedir que descubra la verdad»
Estuvieron revisando viejos artículos de El Profeta hasta tarde. Lo bueno es que era Alex quien encontraba noticias sobre Eileen Prince y los escondía de la vista de su amiga, pero eso no fue suficiente para hacer que la castaña se diera por vencida.
Cuando llegaron a la Sala Común, descubrieron que Ron estaba sólo.
—¿Y Harry? —preguntó Alex, sentándose en el suelo enfrente a la chimenea
—Le llegó un mensaje de Dumbledore y se fue corriendo a verlo
—¿Creen que le muestre algo más sobre los Horrocruxes? —preguntó Hermione, sentándose en el sillón junto a Ron
—Es lo más probable —afirmó el pelirrojo, posando sus manos detrás de la cabeza.
Media hora después entró Harry corriendo a la Sala Común, pero se veía algo agitado.
—¿Qué quería Dumbledore? —preguntó Hermione—. ¿Estás bien? — añadió, preocupada.
—Sí, estoy bien —contestó Harry, pero pasó a su lado sin detenerse.
Subió a toda prisa la escalera que conducía a su dormitorio. Unos minutos después volvió a la carrera a la sala común y se detuvo con un patinazo delante de Ron y las chicas, que lo miraron con desconcierto.
—No puedo entretenerme —explicó jadeando—. Dumbledore cree que he venido a buscar mi capa invisible. Escuchen...
Les explicó rápidamente adonde iba y por qué. No hizo caso de los gritos ahogados de Hermione ni de las atolondradas preguntas de Ron; más tarde ya se enterarían de los detalles. Alex no dijo nada, pero estaba igual de sorprendida que sus amigos.
—¿Entienden lo que esto significa? —concluyó atropelladamente—. Dumbledore no estará en el colegio esta noche, de modo que Malfoy va a tener vía libre para llevar a cabo lo que está tramando. ¡No, escúchenme! —susurró con énfasis al ver que sus amigos trataban de interrumpirlo—. Sé que era Malfoy el que gritaba de alegría en la Sala de los Menesteres. Toma.
Le entregó el mapa del merodeador a Hermione.
—Tienen que vigilarlo, y a Snape también. Que los ayude alguien del ED. Hermione, aquellos galeones embrujados todavía servirán, ¿verdad? Dumbledore dice que ha organizado medidas de seguridad excepcionales en el colegio, pero si Snape está implicado, probablemente sepa qué clase de protección es y cómo burlarla. Pero lo que no se imagina es que ustedes estarán montando guardia, ¿me explico?
—Harry... —empezó Hermione, con el miedo reflejado en los ojos.
—No hay tiempo para discutir —dijo Harry con brusquedad—. Tomen también esto. —Le entregó unos calcetines hechos bola a Ron.
—Gracias. Oye, ¿para qué quiero unos calcetines?
—Lo que necesitas es lo que está escondido en uno de ellos, el Felix Felicis. Repartánselo con Ginny. Y diganle adiós de mi parte. Tengo que irme, Dumbledore me está esperando...
—¡No! —dijo Hermione al ver que Ron sacaba la botellita de poción dorada—. No necesitamos la poción. Tómatela tú. No sabes qué peligros te esperan.
—A mí no me pasará nada porque estaré con Dumbledore —le aseguró Harry—. En cambio, necesito saber que ustedes estarán bien. No me mires así, Hermione. ¡Ya, hasta luego!
Y salió disparado por el hueco del retrato.
Los tres se quedaron quietos mirando el cuadro todavía confundidos por lo que acababa de pasar.
—Eso estuvo extraño —dijo Ron—. Entonces ¿qué hacemos?
—Seguiremos el plan de Harry —dijo Hermione
Se puso de pie y se fue hacia los dormitorios sin decir nada.
—¿Y ella a dónde va? —preguntó Ron
—Saber —contestó Alex
—¿Qué?
—No sé
Diez minutos después regresó Hermione con varita en mano.
—¿A dónde fuiste? —preguntó Alex
—A mi dormitorio por esto —contestó la castaña, mostrando un galeón—, intentaré contactar a alguien del ED. Alex, ve a buscar a Ginny por favor. Ron y yo las esperaremos en el vestíbulo.
—Esta bien. Vamos Xóchitl
Humana y brije subieron hasta el dormitorio de la pelirroja.
—Oigan ¿que sucede? Se ven algo alteradas —comentó Ginny en cuanto abrió la puerta y vio a sus amigas
—Te lo contaremos en el camino. ¿Traes tu galeón falso del ED?
—Sí, siempre —respondió la pelirroja mostrando la moneda—. Chicas ya me están preocupando ¿que sucede?
—Ven y ahorita te explicamos —contestó Alex, tomándola de la muñeca y saliendo de la Sala Común.
Estaban a medio camino cuando sintieron algo caliente en sus bolsillos. Metieron la mano y al tomar el objeto sintieron que estaba al rojo vivo.
—Hermione ya envió el mensaje. Me pregunto cuántos del ED vendrán —dijo Alex, mirando fijamente su moneda
—Espero que al menos alguien lo haga —dijo Ginny—. Hace mucho que no las usamos y no sé si alguien la conserve todavía
—En eso tienes razón —concordó la latina
Las chicas y la loba siguieron su camino hasta que llegaron al vestíbulo. Los cuatro solo tuvieron que esperar unos minutos hasta que se presentó primero Luna.
—¡Hola! Recibí el mensaje ¡genial! Estaba esperando que brillará y volver a tener una reunión del ED.
—Que bueno Luna —dijo Ginny, posando una mano sobre el hombro de la rubia
—Dije que ya me empezaba a caer bien, pero... De todos del ED ¿por qué tenía que responder ella? —murmuró Ron a Hermione y Alex
—Uno: Al menos di que alguien del ED vino. Y dos: nos ayudó el año pasado contra los mortífagos, así que mejor cállate —murmuró Alex, haciendo énfasis en la última palabra
Dos minutos después, llegó otro miembro del ED, que tampoco se esperaban.
—Hola chicos ¿sucedió algo? ¿Que vamos hacer?
—Genial, sino se trata de Lunática Lovegood ahora es Neville —se quejó Ron
Ginny alcanzó a escuchar a su hermano y con discreción le dio un pisotón. El pelirrojo ahogó un quejido de dolor. Hermione, Alex y Xóchitl los vieron, pero prefirieron no decir nada y mejor concentrarse en las instrucciones que les dejó Harry.
—¿Creen que venga alguien más? —preguntó Hermione mirando el pasillo
—No estoy segura, pero es lo más probable —respondió Ginny—. ¿O tú qué opinas Alex? ¿Alex?
La latina no escuchaba nada puesto que estaba sumida en sus pensamientos. Harry les había pedido que vigilarán a Draco y eso lo entendía ¿pero espiar a Severus? ¿Ahora que creía su amigo que estaba involucrado su novio como para que necesitará ser vigilado también?
—¡Alex!
—¿Eh?
—Oye, reacciona. ¿Estas bien?
—Eh... sí, estoy bien
Xóchitl la miró unos momentos no muy convencida, pero no dijo nada. Las chicas se acercaron a sus amigos y comenzaron a organizarse; Ron, Ginny y Neville irían al séptimo piso a vigilar la entrada de la Sala de Menesteres por si Draco entraba o salía del lugar.
—Por si acaso, será mejor que se lleven el Mapa, Ron —dijo Hermione, entregándole el mapa al pelirrojo
—Está bien —contestó Ron, guardando el mapa en el bolsillo de su pantalón
—Mientras Luna, Alex, Xóchitl y yo iremos a vigilar cerca del despacho de Snape —dijo Hermione
Alex se puso tensa al escuchar eso. Sabía que su novio no podía estar involucrado en eso, pero tampoco podía opinar abiertamente porque levantaría sospechas.
—Hermione, será mejor que tú y Luna vigilen los pasillos que están cerca del despacho de Sev... de Snape. Yo iré a vigilar su despacho
Todos se quedaron mirando a la latina con sorpresa por su ofrecimiento, a excepción de la loba y la castaña puesto que sabían las verdaderas intenciones de la chica.
—¿Estás segura de quieres ir a vigilar al murciélago tu sola Alex? —preguntó Ron aun sin creerlo
—Sí. No se preocupen, estaré bien
«Yo diría que demasiado bien» pensaron a la vez Hermione y Xóchitl
—No se preocupen —intervino Luna—, Hermione y yo estaremos cerca por si sucede algo ¿verdad Hermione?
—Sí, claro —contestó la castaña con un tono de voz algo seco pero que nadie captó, excepto Alex
Los siete se separaron a sus respectivos destinos. En cuanto Alex, Xóchitl, Hermione y Luna llegaron a las mazmorras, se separaron. Luna iría al otro extremo del pasillo de Snape para vigilar que nadie pasara, mientras que Hermione y Xóchitl se quedarían en el pasillo donde estaban.
—Alex —la aludida volteó y vio que su amiga la miraba con seriedad
—¿Qué pasa Hermione?
—Sé que lo... amas y todo. Pero por favor, ten mucho cuidado. No sabemos qué podrá pasar y no quiero que salgas lastimada
—Hermione, agradezco que te preocupes por mi, pero quedate tranquila. Severus también me ama y no dejaría que nada malo me pasará —comenzó su camino hacia el despacho de su novio, a medio camino miró sobre su hombro hacia sus amigas—. Cuidense mucho por favor —y siguió con su camino
—Tu tambien Alex —murmuró Hermione
Xóchitl quería ir con Alex porque tenía un mal presentimiento, pero sabía que su humana no la dejaría acompañar. Solamente rezaba que nada malo le pasara.
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Severus miraba fijamente el cielo, estaba despejado pero no se apreciaba ninguna estrella en el cielo, ni siquiera se podía ver la luna, estaba todo sumido en una profunda oscuridad, como si el cielo supiera que en cualquier momento la oscuridad se pudiera presentar en el castillo.
De manera inconsciente se frotó el antebrazo donde tenía grabada a fuego la Marca Tenebrosa. Tenía miedo, y era que últimamente sentía mucho miedo; no por lo que pudiera sucederle, sino que tenía miedo de que algo malo le fuera a pasar a Alex y él no pudiera hacer nada para protegerla. Deseaba con todas sus fuerzas que la chica estuviera a su lado en ese momento.
De pronto, se escucho que alguien tocaba a la puerta de su despacho.
«¿Quién rayos puede ser a esta hora?» se preguntó con enfado
Dio media vuelta, ondeando su capa, hacia la puerta. La abrió con brusquedad listo para gritarle a la persona que había osado molestarlo, pero se contuvo a tiempo al ver de quien se trataba.
—Alex
—Hola Severus
—¿Qué haces aquí a esta hora, pequeña?
—Yo... quería verte, eso es todo. Pero si vengo en un mal momento...
La chica se había dado media vuelta para irse de inmediato, pero de repente Severus la tomó de la mano con delicadeza
—¡Espera! No te vayas, por favor
Alex se quedó inmóvil en su lugar sorprendida por la petición de su novio. No le sorprendía las palabras que dijo sino el tono de voz con el que se lo pidió, sonaba como si le estuviera ¿rogando? Miro a Severus y pudo comprobar que su hombre estaba algo extraño, parecía como si estuviera preocupado por algo. ¿Acaso él... estaría involucrado en lo que sea que Draco estuviera planeando? Pero a la vez la chica pudo ver reflejado en los ojos del mayor que tenía miedo y que quería estar con ella con urgencia.
No cuestionó la actitud de su hombre, simplemente asintió y entró a su despacho. Severus la condujo hacia su habitación y los dos en lugar de sentarse en el sillón enfrente a la chimenea como siempre, se sentaron en la cama del mayor.
—Severus ¿Te sientes bien? —El hombre la miró por unos momentos y la chica pudo comprobar que en realidad, él no estaba bien—. Perdón, pregunta estándar
—Tranquila, no pasa nada
Pero la expresión que todavía conservaba en su rostro no ayudó a que la chica se tranquilizara, al contrario, se preocupó más por él. Tomó la mano del mayor entre las suyas atrayendo su mirada.
—Severus ¿Qué te ocurre?
El hombre quería decirle todo lo que pensaba, todo lo que le estaba ocultando, pero sabía que no podía hacerlo y que en cualquier momento tenía que cumplir con el Juramento Inquebrantable, a la vez con el encargo de Dumbledore.
Como única respuesta, se abalanzó sobre los labios de Alex en un desesperado y apasionado beso. Eso tomó por sorpresa a la chica, pero no tardó en corresponderle.
Aunque ninguno de los dos suponía que esa noche de amor y pasión, fue muy diferente a las demás.
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Eran pasada la medianoche, Severus ya estaba completamente vestido y estaba sentado en la orilla de la cama mirando fijamente a Alex dormir plácidamente usando una de las camisas de pijama de Severus. El mayor tomó la sábana y la cubrió con ella.
De pronto escuchó ruido proveniente fuera de su despacho (ya había quitado el hechizo silenciador), tomó su varita y se encaminó hacia su despacho.
Flitwick irrumpió en su despacho totalmente alterado.
—¡Severus, hay mortífagos en el castillo! Necesitamos que vengas rápido a ayudarnos. —pidió el diminuto docente totalmente fuera de sí
Severus sabía exactamente lo que estaba pasando. Flitwick tenía la intención de salir de su despacho e ir a ayudar a pelear contra los intrusos.
«Lo siento mucho, Filius»
—¡Desmaius!
El hechizo le dio de lleno en la espalda al Jefe de Ravenclaw y cayó de bruces en el despacho. Severus miró hacia la puerta de su dormitorio esperando que Alex no se despertara con el escándalo. Fue rápido a comprobar que la chica siguiera dormida y dejó escapar un suspiro de alivio al ver que sí.
Se le acercó lentamente y le dio un tierno beso en la frente. Le acarició el cabello y con un «Lo siento mucho, pequeña. Por favor perdóname» salio de ahi.
Al salir de su despacho se encontró con Granger, Lovegood y Xóchitl, esta última mirándolo con desconfianza.
—El profesor Flitwick se ha desmayado —dijo Severus a las chicas con expresión seria—. Vayan a atenderlo. Yo subiré combatir a los mortífagos —y se fue rápidamente antes de que alguna de las chicas dijera algo.
Hermione y Luna se quedaron de pie en la entrada por unos segundos tratando de analizar lo que acababa de pasar. La primera en entrar fue Xóchitl, se asustó al ver al profesor tumbado en el suelo; entonces recordó que Alex había entrado a ese despacho para "vigilar" a Snape.
«¿Dónde rayos está esa niña?» Se preguntaba la loba mirando por todos lados, pero no la encontró
—¡Xóchitl, ayúdanos a llevar a Flitwick a la enfermería! —pidió Hermione mientras ella y Luna trataban de levantar al inconsciente docente.
La loba lo dudó un momento, pero a juzgar por cómo se pondrían las cosas gracias a la infiltración de los mortífagos no tuvo más opción más que ayudar.
«¿Dónde rayos se metio esa niña?» pensó otra vez la loba de camino a la enfermería
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Severus iba a toda velocidad por todo el castillo esquivando a combatientes y lanzando hechizos a todo el que se ponía en su camino. Tenía que ir a cumplir con su misión costará lo que costará. La imagen de Alex durmiendo en su cama tranquilamente se le vino a su mente; todo esto lo hacía por el bienestar de su pequeña aunque tuviera que obligarla a apartarla de su lado.
A medio camino vio a Bellatrix Lestrange en compañía de otros mortífagos en dirección a la Torre de Astronomía.
«En ese lugar tienen que estar Albus y Draco» y sin pensarlo se encaminó hacia el lugar.
En cuanto llegó a la entrada de la torre, vio que Lupin corría hacia allá con la intención de subir a pelear contra los mortífagos que se fueron hacia ese lugar, pero un escudo invisible puesto en la puerta lo mandó lejos de la entrada.
Severus se acercó y supuso que Bellatrix o alguno de los otros magos tenebrosos invocó ese escudo para que nadie de la Orden o cualquier combatiente de Hogwarts interrumpiera la misión del joven Malfoy.
«Tengo que darme prisa»
Severus llegó hasta la torre y traspasó el escudo sin ningún problema, por lo que sus sospechas se confirmaron. Subió las escaleras lo más rápido que pudo y a mitad del camino escuchó varías voces que le resultaron muy conocidas.
—¡Ahora, Draco, rápido! —lo urgió con brusquedad una voz que reconocio como la de Amycus Carrow.
—Ya me encargo yo —gruñó otro individuo. Era el hombre lobo Fenrir Greyback.
Se escucharon ruidos de pisadas y gruñidos de animal.
—¡He dicho que no! —gritó Amycus.
A continuación se escuchó como un estallido y como alguien se estrellaba contra el parapeto de la Torre.
—Hazlo, Draco, o apártate para que lo haga uno de nosotros... —chilló una mujer, era Bellatrix Lestrange.
Pero en ese preciso instante la puerta de la azotea se abrió una vez más y apareció Severus, varita en mano; recorrió la escena con sus negros ojos paseando la mirada desde Dumbledore, desplomado contra el parapeto, hasta el grupo formado por los cuatro mortífagos, entre ellos el iracundo hombre lobo, y Draco.
—Tenemos un problema, Snape —dijo el contrahecho Amycus, con la mirada y la varita fijas en Dumbledore—. El chico no se atreve a...
Pero alguien más había pronunciado el nombre de Severus con un hilo de voz.
—Severus...
Era Dumbledore, quien hablaba con tono suplicante. Severus no dijo nada, avanzó unos pasos y apartó con brusquedad a Draco de su camino. Los mortífagos se retiraron sin decir palabra. Hasta el hombre lobo parecía intimidado.
Severus, cuyas afiladas facciones denotaban repulsión y odio —pero en realidad cubría sus verdaderos sentimientos que eran temor y culpa en partes iguales— le lanzó una mirada al anciano.
—Por favor... Severus...
Severus levantó la varita y apuntó directamente a Dumbledore. Severus tuvo que hacer un gran esfuerzo para que las lágrimas no salieran y de pronto la imagen de Alex sonriéndole apareció en su mente
—¡Avada Kedavra!
Un rayo de luz verde salió de la punta de la varita y golpeó al director en medio del pecho. Con sumo dolor Severus vio cómo Dumbledore saltaba por los aires. El anciano quedó suspendido una milésima de segundo bajo la reluciente Marca Tenebrosa; luego se precipitó lentamente, como un gran muñeco de trapo, cayó al otro lado de las almenas y se perdió de vista.
—¿Qué rayos es esa cosa? —exclamó Alecto Carrow, la hermana de Amycus.
Todos miraron hacia donde la mortífaga apuntaba y en ese momento Severus sintió que la sangre abandonaba su cuerpo y que su corazón se detenía de golpe al ver a un licántropo negro con morado y accesorios plateados suspendido en el aire y mirándolo con horror.
«No puede ser... Alex...»
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Alex comenzaba a despertarse de su reconfortante sueño. Sin abrir los ojos palmeó la cama del lado donde se suponía estaba descansando Severus, pero frunció el ceño y abrió los ojos al ver que su hombre no estaba ahí.
Se incorporó de la cama y miró la habitación pero él no estaba ahí. Se puso de pie y fue a buscarlo al baño pero tampoco estaba ahí. Con cuidado se encaminó hacia la puerta, la abrió un poco para poder asomarse al despacho de su novio, pero tampoco vio nada.
«¿En dónde estará?»
Estuvo por salir de la habitación cuando escuchó una explosión y el lugar tembló un poco.
—¿Pero qué carambas...?
Se encaminó hacia la ventana y miró con horror que los jardines del castillo estaban siendo iluminados por una luz verde esmeralda.
—Eso es...
Aunque no pudo abrir la ventana; no obstante, alcanzó a ver que sobre el castillo estaba la Marca Tenebrosa. Se alejó de la ventana, se quitó la camisa de Severus, tomó su varita y con un rápido movimiento quedó completamente vestida. Le dio un último vistazo al lugar y salió en busca de su novio y de sus amigos.
En cuanto salió de las mazmorras vio con horror que había una batalla entre la Orden del Fénix y los mortífagos.
—¿Cómo fue que pasó esto?
Esquivó algunos hechizos y corrió por los pasillos en busca de algún rostro conocido.
—¡Chicos! ¿Dónde están?
—¡Alex!
La latina se detuvo de golpe y vio con alivio que se trataba de la loba.
—¡Xóchitl, me da mucho gusto verte! ¿Dónde están los demás?
—Luchando contra los mortífagos. Vaya manera de vigilar a Snape ¿En dónde rayos estabas?
—Bueno... yo... —la chica se puso roja sin saber qué contestar
—Olvídalo, será mejor que ayudemos en la batalla y busquemos a Hermione y los demás
Alex respondió con un asentimiento de cabeza y las dos se encaminaron a la batalla.
Llegaron hasta el patio de la escuela y combatían a los magos tenebrosos con todo su poder. De pronto escucharon el grito de alguien y vieron que se trataba de Remus, quien fue expulsado de espalda hasta chocar con el suelo.
—Algo pasa en la Torre de Astronomía —dijo Alex, analizando la puerta
—¿Pero cómo piensas que podremos entrar? —preguntó Xóchitl logrando sentir la magia que "tapaba" la puerta
Alex estuvo a punto de contestar cuando logró distinguir una figura de negro y una cabellera igualmente negra.
—¡Severus! —exclamó la chica de alegría y se encaminó hacia su hombre.
Pero olvidó que la puerta tenía un escudo invisible y salió despedida de ahí, chocando con Xóchitl.
—Al parecer solamente los mortífagos pueden entrar —comentó la loba ayudando a Alex a levantarse
—Lo cual no tiene sentido si yo, por desgracia, tengo la marca tenebrosa
—Pero debe de ser que no posees o no has usado magia oscura
—También podría ser. Necesitamos llegar hasta arriba y ver qué está pasando
—¿Y cómo piensas lograr hacer eso?
Como respuesta, Alex tocó la cabeza de Xóchitl y las dos se transformaron en su Forma Guerrera.
«Pos así ¿verdad?»
«Xóchitl, cállate y démonos prisa»
La licántropo saltó hacia la pared y con sus garras comenzó a trepar la pared a gran velocidad. Poco a poco el ruido de la pelea se hacía más bajo y alcanzaban a escuchar lo que pasaba arriba. De pronto escuchó el nombre de Severus y la licántropo se sorprendió, puesto que le hablaban al profesor como si ya lo estuvieran esperando.
«¿Qué crees que está pasando allí, Alex?»
«La verdad no sé. Date prisa»
La licántropo se desprendió de la pared, pero con sus poderes elemetales invocó una rafaga de aire a sus pies y con un fuerte impulso logró llegar hasta donde estaban esas personas, pero lo que vio la dejó petrificada en el aire.
—¡Avada Kedavra!
Un rayo de luz verde salió de la punta de la varita de Severus y golpeó al director en medio del pecho. La guerrera soltó un grito de horror que no se oyó; muda y suspendida en el aire, se vio obligada a ver cómo Dumbledore saltaba por los aires. El anciano quedó suspendido una milésima de segundo bajo la reluciente Marca Tenebrosa; luego se precipitó lentamente, como un gran muñeco de trapo, cayó al otro lado de las almenas y se perdió de vista.
—¿Qué rayos es esa cosa? —exclamó una de las mujeres que se encontraba en el lugar.
Todos los mortífagos la miraron, pero su vista solamente se posó en los ojos negros como la noche de la persona que menos creía capaz de hacer lo que acababa de ver.
—Imposible —murmuró la guerra antes de perder el control de sus poderes y caer al vacío como lo había hecho el cuerpo del viejo director.
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Hola a todos/as:
Debido a las nuevas pautas de la plataforma de Wattpad, las escenas de lemmon explícitas se tuvieron que borrar, ya que de no hacerlo la historia corre riesgo de ser eliminada.
Este aviso no solo aparece en el perfil de WattpadFanFictionES, sino es la de AmbassadorsES y otras más.
Muchas gracias por su comprensión y atención.
Ichigo Snape
Editado 08-abril-2024
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