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La Primera Prueba, Lo que provocan los Celos de Severus

La primera prueba estaba cada vez más cerca; Harry y los otros campeones tendrían que enfrentarse a algo desconocido porque a ninguno les dijeron de qué se trataría, por lo que los campeones estaban nerviosos y sobre todo asustados y preocupados, pero la primera prueba no era solamente el único problema que tenía Harry. Al parecer, Rita Skeeter había alterado las cosas que Harry le dijo durante "su entrevista", ocasionando que tanto él como Hermione tuvieran problemas. Y hablando de problemas...

Toda la escuela se enteró de lo que sucedió en las mazmorras aunque nadie creía que Alex lo hizo, por lo que todos los alumnos alteraban la versión oficial de las cosas (cosa extraña en Hogwarts). Pero Malfoy y sus compañeros sabían que Alex lo había hecho porque ellos estuvieron ahí, así que en cualquier oportunidad que tuviera algún Slytherin, siempre le hacían alguna broma, pero cada vez que lo intentaban algún profesor aparecía en los pasillos o la chica estaba rodeada por sus compañeros de Gryffindor; incluso contaba con la ayuda de los de Ravenclaw y Hufflepuff. A las tres casas les parecía genial lo que la chica hizo: poner en su lugar al profesor más temido y odiado en Hogwarts no era algo que se escuchara todos los días.

Hermione había escuchado todo gracias a que Nick Casi Decapitado le contó todo mientras ella seguía en la enfermería, por lo que al salir buscó a Alex por todos lados pero no la encontró y tampoco la vio en la cena. Al principio le preocupó no saber nada de ella hasta que Xóchitl —ya estando en su forma original— le dijo que estaba algo extraña por lo que pasó y que cuando se calmara, tendría que ir a cumplir castigo con Snape. Sólo hasta el día siguiente logró hablar con ella; al principio la regañó pero después de enterarse que fue por defenderla se disculpó por ser algo dura y le agradeció por lo que hizo.

Harry y las chicas seguían tratando de adivinar que era a lo que el azabache tendría que enfrentarse, pero con las constantes burlas de las serpientes le costaba concentrarse y se estresaba más porque no tenía a Ron a su lado. Teniendo al pelirrojo junto a él podría superar cualquier cosa porque era su mejor amigo, pero el chico seguía siendo frío y distante con él, por lo que Harry dejó de insistirle a Ron, aunque no quisiera admitir enfrente de las chicas que de verdad extrañaba a su mejor amigo.

El tiempo pasó volando y ya faltaba solo unos días para la primera prueba. El sábado antes de la primera prueba dieron permiso a todos los alumnos de tercero en adelante para que visitaran el pueblo de Hogsmeade. Hermione le dijo a Harry que le iría bien salir del castillo por un rato, y Harry no necesitó mucha persuasión.

Harry y las chicas ya iban a salir por la puerta principal cuando escucharon una voz a lo lejos gritándole a Alex.

-¡Alexandra! ¡Alexandra!

-¡Curio!

El búlgaro corría hacia ellos y tenía una sonrisa en su rostro.

-Hola ¿van a Hogsmeade?

-Si, vamos a dar una vuelta ¿quieres acompañarnos?

Harry le lanzó una mirada de reproché porque el chico quería ir con la capa invisible puesta para no toparse con Ron.

-De hecho yo quería... se que es de último momento pero... ¿Querrías venir conmigo al pueblo? Ya sabes... como una cita.

-¡Ah! Bueno... yo...

Miró a sus amigos y a Xóchitl y se dio cuenta que los tres la incitaban a que aceptara la invitación.

-Si, suena bien

-Que gusto ¿vamos? -le ofreció su brazo, caballerosamente

Alex se sorprendió y se sonrojó, pero lo sujetó de brazo y ambos partieron rumbo al pueblo. En el camino, muchos miraban a la Gryffindor sumamente sorprendidos pero más las chicas de Slytherin; Alex se sentía extraña estando así. De verdad nunca creyó que podría tener una cita de verdad con un chico, ya había salido con Harry y con algún otro amigo, pero solo de esa manea; amigos.

Pero no contaba con que un par de ojos negros como la noche la siguieran celosamente.

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Severus se esforzaba por que los castigos de Alex no fueran tan duros pero que también que se notaran que eran castigos. En un par de ocasiones había incluso logrado entablar una conversación agradable y cálida con ella durante los castigos, últimamente no podía esperar a que la hora del castigo llegara para poder estar con ella a solas por unas pocas horas; pero en cuanto la chica se retiraba, una lucha interna se libraba dentro de él diciéndole que estaba mal lo que había y que debía de alejarse de ella; pero la otra parte lo incitaba a seguir así y tratar de ser más unido a ella, aunque no fuera lo correcto.

Ese sábado en la mañana, que era visita a Hogsmeade, decidió salir para tomar algo y —aunque fuera de lejos— ver como Alex se divertía con la alfombra parlante de la brije, San Potter y la Sabelotodo Granger. Pero no contaba con lo que vio cuando estaba a punto de salir. ¿Ese mocoso extranjero se atrevió a invitar a salir a la latina? Oh, eso si que no se lo iba a permitir.

Sintiendo palpitar bruscamente su sien y con los puños y dientes fuertemente apretados, comenzó a seguir a la parejita. Vio que los dos andaban en los lugares más populares del pueblo y que no pasaban a mayores, pero eso no lograba que se quedara tranquilo, es más, se ponía más paranoico que de costumbre. Sentía que le hervía la sangre cada vez que ese sujeto la tomaba delicadamente de la mano y así caminaban; cuando se portaba tan caballerosamente con ella. ¡Entre que quería golpear a ese tonto y quererle lanzarle algún maleficio imperdonable!

Continuó siguiéndolos hasta que vio que entraron a Las Tres Escobas, estuvo a punto de entrar cuando una mano lo sujeto del hombro.

-Sigues siendo un cabeza dura respecto a las emociones ¿verdad, muchacho?

-¡Albus! ¡De verdad ¿de donde rayos sales?!

-Esas son cosas que no te incumben

Severus lo miró de mala gana y desvió su mirada hacia la taberna, esperando a que la parejita saliera.

-Ah... el amor adolescente es algo hermoso. Y estos pequeños encuentros y esta linda cita parecen de novela romántica. Y sin mencionar que Macías se ve tan sonriente.

A cada palabra del viejo loco, Severus se enfurecía más y sentía palpitar cada vez más fuerte su sien. Quince minutos después los chicos salieron y siguieron con su camino. Severus tenía la intención de seguirlos pero Dumbledore lo agarró de la capa, reteniéndolo; Severus trató de zafarse pero el viejo director lo tenía bien agarrado ¿Cómo era posible que un anciano como él tuviera tanta fuerza? Siguió poniendo resistencia hasta que finalmente se rindió, no vio la sonrisa burlona que tenía el viejo director, el cual disfrutaba de lo lindo de la actitud del oscuro profesor.

Alex y Curio seguían caminando tomados de la mano muy felices; Alex se sentía incomoda pero a la vez feliz por tener su primera cita. Curio siempre la miraba de reojo, pero casi siempre la miraba atentamente, había algo en Alex que hacía que quisiera estar con ella. Se detuvo de golpe llamando la atención de la latina.

-Curio ¿sucede algo?

-No... nada en especial

Alex lo miraba algo confundida

-Oye Alex

-Dime

Tomó el rostro de Alex con delicadeza con una sola mano, haciendo que a la chica le subieran todos los colores.

-Tienen un poco de cerveza de mantequilla en los labios

-¿Si? ¿Do... donde?

Curio comenzó a acercar su rostro al de Alex. La chica casi podía sentir el aliento del chico contra sus labios....

¡PUM!

-¡Alex!

La castaña estaba medio inconsciente en el suelo porque de la nada algo le había golpeado a un lado de la cabeza.

Severus miraba entre culpable y sorprendido a la chica mientras que Dumbledore se llevaba una mano a la cabeza y negaba lentamente.

-Me cuesta creer que para los hechizos tengas una excelente puntería... pero para lanzar cosas con la mano seas tan tonto.

-Eso no ayuda, Albus

Severus y Dumbledore habían visto el intento del búlgaro de besar a Alex; Severus se molestó tanto que ni se fijo que tomó a la primera y lo lanzó, pero para variar apunto mal y en lugar de darle a Curio... le dio a Alex.

-¡Alex! -El búlgaro se hincó y con delicadeza incorporó a la aturdida chica-. ¿Estás bien?

-¿Quién me aventó el escudo del Capitán América?

-¿De quién? No sé de quién hablas. Y esto no es un escudo, es la tapa de un barril

Alex comenzó a incorporarse y cuando se sentó se llevó una mano a la cabeza

-¿Cómo te sientes?

-Creo que me va a dar una jaqueca de por vida  -entonces vio el circulo de madera que estaba junto a ellos-. ¿A quién rayos se le ocurriría aventar eso?

-No tengo idea -Curio se levantó y ayudó a Alex a ponerse en pie-. Será mejor que regresemos para que te revisen la cabeza

-Está bien. Gracias, Curio

El chico solo le sonrió; y tomados de la mano regresaron al castillo.

Cualquiera que viera a Severus pensaría que estaba a punto de soltar humo por diferentes ángulos de su cabeza de lo rojo que estaba por la rabia; Dumbledore solo se acogió de hombros y cruzo los brazos.

«Este muchacho es más terco de lo que pensé»

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Alex y Curio estaban en la enfermería esperando a que Madame Pomfrey llegara para revisar a la chica. Los dos estaban en silencio y mirando a diferentes direcciones. Curio quería hacerle platica, pero no sabía que decirle y Alex se sentía incomoda con el silencio y más porque tenía el presentimiento de que Curio quiso besarla.

-Alex...

-Perdón

-¿Cómo?

-Perdón por... haber arruinado nuestra primera cita

Curio solo le sonrió y le acaricio el cabello. Él no estaba enojado con ella, ni siquiera sospechaba quien querría echarles a perder la cita, pero las cosas nunca pasan bien a la primera, quizá en otra ocasión saldría mejor las cosas.

-No estoy molesto. Me la pase muy bien contigo, hasta que pasó ese incidente

-¿Seguro?

-Sí

-Gracias, Curio

Los dos siguieron platicando hasta que llegó Madame Pomfrey y comenzó a revisar a Alex. Solo era un golpe pero no contaba con que le saliera un poco de sangre, pero no era nada de gravedad. Alex salió de la enfermería sin problema y, tomada de la mano de Curio, salieron de ahí.

Severus iba de camino a la enfermería para ver como estaba la chica, pero se topó de frente con ella y con el chico. Otra vez sintió que le hervía la sangre y quería golpearlo; pero se contuvo y se escondió detrás de un pilar.

-Espero que podamos volver a salir alguna vez

-Yo también, Curio. Y de verdad, perdón por lo de hoy

-Ya te dije que no es nada. Si que eres muy inocente

-¿Y eso es malo?

-No, es tierno

Alex se sonrojó y le sonrió. De pronto escucharon como si algo temblara.

-¿Qué fue eso? -preguntó Curio, mirando a todos lados

-Tal vez sea Peeves haciendo travesuras

-Esos espíritus son muy fastidiosos ¿cierto?

-Como no tienes idea

Los dos rieron y se alejaron de ahí. Lo que ninguno de los dos sospechaba es que Severus había visto todo y se había sujetado al pilar; como sentía mucha rabia no se dio cuenta de que comenzó a temblar a tal grado que —sin que él se lo esperara— logró hacer temblar el pilar.

Desde ese día, "cosas extrañas" pasaban cada vez que Alex y Curio estaban juntos. Cada vez que el búlgaro intentaba besar a la chica (aunque fuera en la mejilla) algo raro pasaba; alguien le lanzaba algo a Alex para evitar ese beso.

Cuando estaban en la biblioteca, Curio le alcanzó un libro de Runas Antiguas a Alex y cuando quiso darle un beso en la frente, de la nada una montaña de libros le cayó encima a la chica dejándola casi sepultada. En cuanto Alex logró sacar la cabeza de esa pila de libros le pareció ver una capa negra desaparecer detrás de unos estantes.

En los pasillos cuando se encontraban y Alex tenía que irse a clases; cuando Curio quiso darle un beso en la mejilla, una armadura cayó sobre Alex y eso también provocó que el hacha que tenía la armadura casi le arrancara la cabeza a la chica. Después de que Alex se puso de pie, esta vez logró ver una cabellera negra que se perdía de vista por el pasillo.

Incluso estando en los jardines algo raro pasaba. Alex acompañó, una noche, a Curio de regreso y él —otra vez— intento darle un beso en la mejilla y de la nada varias piñas de pino le dieron en la cabeza, y ya después la chica pudo ver unos ojos negros como la noche. Entonces fue cuando le cayó el veinte.

«Espero que no sea quien creo que es»

Y justamente, de la persona que sospechaba, era la misma persona que "los saboteaba" para demostrarse afecto.

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En la noche, Harry fue a ver a Hagrid como había quedado y descubrió que la primera prueba era enfrentarse a unos dragones y quitarles un huevo de oro; se escuchaba como misión suicida, pero no tenía otra opción. Al menos, el chico logró regresar a tiempo a la Sala Común para poder hablar con Sirius y contarle todo lo que sucedió desde que llego a Hogwarts, su sueño sobre Voldemort y sus compinches y alguno que otro consejo para pode vencer la dragón. Sirius logró decirle varias cosas importantes sobre lo que estaban tratando pero no tuvo tiempo de decirle como enfrentarse al dragón porque escucharon que alguien se acercaba, pero solo se trataba de Ron.

El día de la primera prueba al fin llego; las chicas ayudaron a Harry en todo lo que pudieron pero no encontraron algún hechizo que le ayudara a vencerlo, no encontraban nada útil. Y es que las cosas estaban peor porque no podían investigar con tranquilidad porque siempre llegaba Viktor Krum y muy cerca de él sus locas admiradoras.

Harry también tuvo la consideración de contarle a Cedric sobre los dragones porque era el unió de los Campeones que no sabía sobre la primera prueba, así que le dijo antes de entrar a clase pero después se encontró con Moody y pensó que lo regañaría por advertirle al joven Hufflepuff pero la sorpresa que se llevó al ver que el profesor quería ayudarle. Le dijo que podía vencer al dragón volando, aunque no estuviera permitido pero si convocaba su escoba, no sería una falta a la regla.

Las chicas ayudaron a Harry a aprender el encantamiento convocador, Accio; al chico le costó mucho trabajo pero finalmente lo logró y estaba listo para la primera prueba. Al día siguiente Harry y los otros tres campeones estaban sumamente nerviosos; el azabache no sabía como fue que el día se le pasó tan rápido que ya al mediodía las clases fueron interrumpidas para dar lugar a la primera prueba.

Harry se había adelantado junto con los otros campeones porque tenían que recibir unas indicaciones. Las chicas salieron del Gran Comedor junto con todos los alumnos de Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang.

-Espero que Harry este bien -dijo Hermione, claramente preocupada

-Tranquila, ya veras que todo le ira bien -dijo Alex

-Eso espero

Las chicas salieron a los jardines y fueron hacia los limistes del Bosque Prohibido; Alex y Xóchitl trataban de tranquilizar a Hermione pero ella aún se mostraba muy preocupada por el ojiverde ante semejante peligro. Ninguna se dio cuenta de que las estaban siguiendo hasta que escucharon una voz atrás de ellas.

-¡Alex! ¡Alex!

-Curio

El chico se acercaba corriendo hacia ellas. El chico le sonría a las chicas con sinceridad pero más a Alex, quien se sonrojó al darse cuenta de que el búlgaro solo la miraba a ella. Xóchitl y Hermione se sentían fuera de lugar, como que les estaban haciendo un mal cuarteto.

-Bueno... creo que nosotras salimos sobrando... -dijo Xóchitl, comenzando a alejarse poco a poco

-¿Eh?

-Te vemos luego, Alex -dijo Hermione

-¿Qué?

-Adiós -dijeron ambas, y se alejaron de ahí

-¿Chicas?

-Nunca habías estado a solas con un chico ¿verdad? A menos de que fuera un amigo

-Bueno... yo...

-Tranquila, siempre hay una primera vez para todo ¿no crees?

-Eso parece

A unos metros de ellos, los miraban dos hombres; uno era viejo, con barba y cabello blanco y largo, y el otro vestía totalmente de negro y se veía claramente molesto.

Dumbledore y Severus habían ido rezagados porque estaban hablando de varios asuntos; fue entonces cuando Severus se dio cuenta de que Alex estaba sola hablando con ese patán otra vez. Dumbledore miró a Severus y no pudo evitar reprimir una sonrisa burlona; parecía que el hombre estaba apunto de lanzar chistas por todos lados.

-Vaya, que bien se siente el ambiente. -Severus se mostraba claramente muy molesto, pero Dumbledore siguió hablando-. Se ve que esos dos se llevan muy bien desde que el Sr. Mursh llegó al colegio. Seguramente cuando se terminen de conocer uno al otro, el joven Mursh llevará a la Srta. Macías a conocer a su familiar -Severus miro de reojo al director ante ese comentario-. Y cuando alguien es presentado ante la familia de un chico significa que... -Severus salió corriendo hacia los dos jóvenes, y Dumbledore sonrió de manera traviesa-. Se esta poniendo tan romántico.

-¡Macías! -Alex se sorprendió un poco al ver al profesor acercándose, pero al menos no se asusto al verlo porque no le llegó de sorpresa-. ¡La prueba va a dar comienzo y todos los alumnos tienen que estar en el campo!

-Está bien, gracias profesor

-En seguida iremos

-El asunto no es con usted, joven

-Se llama Curio Mursh

-Como sea, vaya cada quien a su respectivo colegio ¡Ahora! -tomó a la chica del brazo y comenzó a alejarse de ahí a grandes zancadas.

-Profesor... espere, por favor -Severus no la escuchaba, estaba realmente molesto por lo de hace rato-. ¡Profesor, me esta lastimando!

En cuanto Severus escuchó eso, se detuvó y la soltó. Aún no terminaba de comprender porque se enojaba cuando la veía con ese patán.

-Profesor... ¿se encuentra bien?

-Si... no es nada, vaya con sus amigos -y se alejó de ahí, dejando a la chica sola.

-¿Qué rayos le pasa? Ha estado actuando extraño últimamente -se encogió de hombros y se fue a reunir con sus amigas.

La primera prueba dio comienzo. Todos estaban sorprendidos al comprobar que la prueba era sobre dragones (a excepción de algunos cuantos) y hubo varias emociones durante la prueba; miedo, tensión, suspenso y sobre todo, alivio cuando los campeones lograban atrapar un huevo de oro, que era el objetivo de la prueba.

El orden de la participación de los campeones fue así; Cedric, Fleur, Krum y Harry. Cada uno logro con éxito tomar el huevo, pero eso no hizo que se libraran de un buen golpe que les proporcionaba el dragón con el que se enfrentaron. Después de la prueba, los cuatro campeones fueron a una tienda por atención médica; lo bueno de esta prueba fue que al final Harry y Ron se reconciliaron y volvieron a ser mejores amigos.

-No entiendo porque los hombres son tan cabeza duras -comentó Xóchitl

-Ese es uno de los más grandes misterios de la vida... que creo que nunca se resolverá -dijo Alex

Todos regresaron al castillo totalmente excitados; por todas partes continuaban hablando sobre la primera prueba y como los campeones se las apañaron para poder capturar el huevo de oro. Harry les explicó a Ron y a las chicas, mientras caminaban de regreso al castillo, que le huevo se escondía una pista sobre la segunda prueba; pero que después lo resolvería porque ahora estaba sumamente agotado.

De regreso al castillo, a Alex le pareció ver una capa negra perdiéndose entre la multitud. La chica tenía curiosidad acerca de los extraños cambios de humor del profesor y ese era el momento adecuado para hacerlo.

-Chicos, luego los veo en la Sala Común, tengo que hacer algo -y se fue corriendo antes de que Xóchitl o alguno de sus amigos logrará decir algo.

Corrió lo más rápido que pudo hacia las mazmorras. No estaba segura de que sus sospechas fueran correctas, pero tenía que investigar. Llegó hasta el despacho del oscuro profesor, respiro hondo y armándose de valor tocó la puerta; escuchó un frío «pase» y se adentró al despacho.

Abrió la puerta lentamente y asomó la cabeza un poco. El hombre estaba sentado en su escritorio revisando algunos pergaminos; Alex entró en el despacho, pero no digo nada. Severus no se percataba todavía quien entró hasta que levantó la mirada y se sorprendió al ver a la chica.

-¿Se le ofrece algo, Macías?

-Yo... yo solo... quería...

-Dígalo de una buena vez en lugar de balbucear tanto

-Yo... quería saber porque se comporta así

-¿Disculpe?

-¿Por qué se comporta de esa manera cada vez que estoy con Curio? ¿Por qué se molesta tanto? ¿A caso es porque... porque...?

-¿Por qué... qué?

-¿... porque yo le importo?

Esa pregunta tomo muy desprevenido al profesor. Severus se levantó y se acercó a la chica

-¿Por qué piensa eso?

-Porque más de una vez me ha parecido ver que era usted quien siempre nos interrumpía, desde que Curio me invito a salir con él a Hogsmeade

-Patrañas

-¡No son patrañas! ¡Dígame la verdad! ¿A caso yo le importo?

-¿Se esta escuchando? ¡Lo que dice no tiene sentido!

-¡Lo que no tiene sentido es su comportamiento! ¡No sea testarudo y confiese!

-¿Cómo quiere que confiese algo que no es cierto?

-¡Yo se que es cierto! ¿Por qué no lo dice?

-¡Ya es suficiente de sus necedades! ¡NO ESTOY INTERESANDO EN UNA MOCOSA SANGRE SUCIA COMO USTED!

Ambos se sorprendieron y sintieron como si les hubieran dado a los dos una fuerte bofetada a cada uno. Alex no podía creer lo que escucho. Severus... le digo Sangre Sucia, y ese era uno de los insultos más fuertes que una persona podía decirle a un hijo de muggle.

Severus no podía creer lo que digo. A Alex... la llamo Sangre Sucia, y se había jurado que nunca más pronunciaría esa palabra, pero bajo la presión de sus emociones confundidas lo digo sin pensar.

Alex comenzó a caminar hacia atrás, alejándose del profesor de pociones. Severus vio el gesto de la chica y comenzó a acercársele.

-Macías... yo...

Alex continuó caminado hacia atrás hasta que su espalda chocó contra la puerta. Severus levantó una mano hacia ella con la intención de tocarla, pero Alex apartó la mano del hombre con un fuerte golpe y bajo la cabeza.

-No me toque

-Macías, yo... de verdad lo...

-¿Lo lamenta? ¿Lamenta haberme llamado Sangre Sucia? No debería, porque solo digo la verdad... La verdad de lo que soy en realidad -Alex miró al profesor y este se sorprendió de verla llorar-. Una mocosa Sangre Sucia que pierde su tiempo con un insensible profesor de pociones. Aunque también, no se esperaba menos del Jefe de la Casa de Slytherin.

-Macías...

-Ya me voy. Ya no le quito más su tiempo con mi inmunda presencia

-Macías si tan solo...

-¡No me toque!

Alejó a Severus de un empujón, y abriendo la puerta bruscamente, salió corriendo del despacho y de las mazmorras.

-¡Macías, espera!

Pero ya era tarde, la chica ya se había ido. Severus volvió a entrar a su despacho y cerró bruscamente la puerta. Sin importarle que se lastimara, comenzó a golpearse en la frente contra la puerta y a maldecirse a los cuatro vientos; volvió a hacerlo, volvió a lastimar a la persona que más quería de la misma manera: llamándola Sangre Sucia. ¿Por qué rayos tuvo que decirlo? ¿Por qué esa palabra era la única que le salía de la boca cuando estaba realmente molesto?

Recargó la frente en la puerta y noto algo tibio que resbalaba de su frente y goteaba. Se apartó un poco de la puerta y vio algo rojo en ella; se llevó una mano a la frente y sintió ese mismo liquido tibio en su frente, al quitar la mano y mirarla comprobó que era sangre, se golpeó tantas veces y tan fuerte que terminó abriéndose la frente.

Siguió en esa posición, rondándole en la cabeza lo que había pasado hace solo unos momentos. Alex tratando de saber lo que él sentía por ella, lo que le grito a la chica y la reacción de esta ante esas palabras. Le dolió mucho verla llorar de rabia ante ese acto suyo. Se limpió bruscamente la sangre de la frente con el antebrazo y salió del despacho en busca de la chica para disculparse; metió la pata en el pasado al no disculparse e insistir en hacerlo para que esa persona a la que amó la perdonara. Ahora entendía porque le daba tanta rabia verla con ese patán búlgaro; quería a Alex, o mejor dicho, la amaba. La amaba y no la iba a perder por una estupidez suya.

Como por la primera prueba suspendieron las clases, ya en la tarde no las siguieron para que los campeones descansaran y no se perdieran ninguna. Buscó a la chica en los lugares que ella frecuentaba. Pero le entristecía y le preocupa al ver que no estaba, incluso fue a buscarla a la Torre de Gryffindor, pero se preocupó más cuando la Sra. Gorda le dijo que Alex no había pasado por la Torre en ningún momento.

De pronto comenzó a llover, era una tormenta muy fuerte, y la angustia de Severus se hizo más grande ¿Dónde pudo haberse metido esa chiquilla? Llegó hasta el vestíbulo y vio que ahí estaban Dumbledore y los otros tres Jefes de Casas. Junto con el trío de amigos de Alex, el peluche mal hablado de la brije y el chico búlgaro y todos se veían preocupados.

-¿Qué pasa aquí?

-Ah, Severus, que bueno que llegas -dijo Dumbledore preocupado-. Hay una emergencia

-¿Qué cosa?

-Alex no esta -dijo Xóchitl-. La última vez que la vimos, salió corriendo hacia el castillo porque dijo que tenía que hacer algo pero no nos dijo que ¿Usted tiene idea de que podría ser?

Severus sintió como si le clavaran una daga en el corazón. ¿Alex no estaba? Eso era imposible, a menos que... no, ella no haría alguna cosa peligrosa; pero tampoco sabía que podría ser capaz de hacer la chica cuando la lastimaran.

-Xóchitl ¿Por qué le contaste? -preguntó Harry molesto-. Es obvio que no le interesa, a menos que se trate de alguien de Slytherin

Severus le lanzó una profunda mirada de odio al chico, quien se la regreso de igual modo.

-No es momento para esto, Potter -dijo McGonagall-. Aunque admito que tienes razón. Y no me lo vas a negar Severus -la profesora y los demás miraban fijamente al pocionista-. Siempre que algún alumno de Slytherin hace algo malo, tú nunca dices nada. Pero si alguien de Ravenclaw, Hufflepuff o, en especial, Gryffindor, eres el primero en sugerir varios castigos e incluso la sugerencia de la expulsión. Lo que quiero decir, es que no te quitaremos el tiempo; puedes regresar a tus aposentos mientras que nosotros nos encargamos de esto.

Nadie volvió a mirar a Severus. El profesor seguía quieto en su lugar tratando de procesar lo que Potter y  McGonagall le acababan de decir.

«Es obvio que no le interesa, a menos que se trate de alguien de Slytherin»

«Siempre que algún alumno de Slytherin hace algo malo, tú nunca dices nada. Pero si alguien de Ravenclaw, Hufflepuff o, en especial, Gryffindor, eres el primero en sugerir varios castigos e incluso la sugerencia de la expulsión.»

De pronto se sintió la peor persona del mundo; era cierto todo lo que le dijeron pero ahora tenía que hacer a un lado el favoritismo de casas y buscar a Alex. Pasó junto a ellos, y sin que los demás se dieran cuenta, salió a los jardines del castillo; la lluvia era cada vez más fuerte, pero era el único lugar donde no la había buscado todavía y necesitaba encontrar a Alex a cualquier costo.

Se cubrió lo más que pudo con su capa y colocándose la capucha de la capa, camino por los enlodados terrenos rápidamente y muy desesperado. No la veía por ningún lado y se aterraba a cada paso que daba, pero no iba a rendirse.

-¡Macías! ¡Macías! ¿DÓNDE ESTAS? ¡¡¡ALEX!!!

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Alex salió huyendo de las mazmorras; las lágrimas traicioneras resbalaban por sus mejillas y le nublaban la vista pero no le importaba, quería estar sola, quería que ese dolor que sentía en su pecho —más que nada en su corazón— se desvaneciera. No lo podía creer... no quería creerlo; esa palabra que las podía esperar de Malfoy o de cualquier otro arrogante Sangre Limpia, pero no de Severus.

Salió bruscamente de las mazmorras y sintió que chocaba con varias personas pero no le interesaba, solo quería huir del dolor; siguió chocando con varias personas hasta que sintió que alguien la sujetaba del brazo, al principio pensó que se trataba de Severus, pero al escuchar su voz se dio cuenta que no era él.

-Alex ¿Qué te pasa?

-Curio...

El búlgaro la tomó de los hombros para obligarla a mirarlo y el chico se sintió peor al ver que la chica lloraba desconsoladamente; en todo el tiempo que la conocía nunca la vio llorar y para que estuviera así era porque le tuvo que pasar algo grave.

-Alex, dime por favor que te pasa ¿Por qué estas así?

-Yo... por favor déjame sola

-Alex...

-¡Déjame sola! -se soltó del agarre de Curio y salió corriendo hacia los jardines

-¡ALEXANDRA!

La castaña continuó con su carrera sin fin hasta que llego al borde del Bosque Prohibido y ya no pudo seguir adelante. Respiraba agitadamente y se recargó de lado en un árbol; siguió llorando e incluso gritaba de dolor.

-¿Por qué? ¿Por qué tuvo que pasar? ¿Por qué tuve que enamórame de él? ¿POR QUÉ TUVE QUE ENAMORARME DE TI, SEVERUS SNAPE?

Soltó otro alarido de dolor y continuó caminando lentamente pero tambaleándose un poco. Sintió unas gotas que caían en su cabeza y de pronto se escuchó que comenzaba a llover, a cada paso que la chica daba, la lluvia se hacía más fuerte.

Alex avanzaba sin impórtale que se empapara, es más, se quitó la capa y la túnica de la escuela quedando solamente con la falda, la blusa, el chaleco y la corbata de la escuela, hasta se deshizo su coleta de caballo, y por la lluvia, se le comenzó a pegar el cabello a la cara y a los lentes.

Lloraba desconsoladamente, se lamentaba y caminaba sin rumbo, pero también comenzó a sentirse mal, todo comenzaba a darle vueltas pero no se detuvo; ni siquiera se dio cuenta de que estaba a medio camino de llegar a la verja principal de Hogwarts. Camino y camino hasta que se tropezó con una raíz y se cayó, pero no se puso en pie; lloró y soltó otro fuerte alarido de dolor.

-¿Por qué tuve que nacer entre muggles? ¿Por qué tuve que ir a Gryffindor? ¿Por qué... tuve que... amarte... Severus? -y cayó inconsciente.

Severus caminaba por los jardines del castillo mirando por todas partes buscándola, pero no la veía por ningún lado; bajo la mirada y vio que tirado en el suelo estaba una capa con el escudo de Gryffindor, la recogió pero vio a lo lejos una túnica con el mismo escudo y una liga para el cabello de color rojo. Entonces reconoció esas cosas, Alex no estaba lejos, corrió lo más rápido que pudo y sintió que el mundo se le venía encima. La chica estaba tirada inconsciente en el suelo boca abajo; corrió hacia ella y se hincó a su lado, la volteó con delicadeza y la sostuvo entre sus brazos, entonces se dio cuenta de que estaba muy roja. Le tomó la temperatura y con temor vio que estaba muy caliente.

La levantó con cuidado y llevándola en sus brazos corrió, con cuidado de que no se le cayera, hacia el castillo; al parecer por estar expuesta a la lluvia por mucho tiempo hizo que le diera fiebre. Abrió bruscamente la puerta y, ante la mirada de asombro de los profesores y los amigos de Alex, pasó junto a ellos y corrió directamente hacia la enfermería.

En cuanto llego, abrió de una patada la puerta, llamando la atención de la enfermera.

-¡Por todos los cielos! ¿Qué es todo este...? ¡Por Merlín! ¿Qué le pasó? Colócala rápido en la camilla, Severus

El profesor lo hizo y Madame Pomfrey lo echo de la enfermería, con la intención de poder revisar a la chica. Llevaba media hora esperando cuando Dumbledore y los demás llegaron a la enfermería.

-Por amor a Dios, Severus ¿Qué fue lo que paso? ¿Por qué llegaste así con la Srta. Macías? -preguntó McGonagall, claramente preocupada

Severus no les prestó atención, solo esperaba que la enfermera saliera y dijera como estaba la chica. Después de unos minutos, al fin salió Madame Pomfrey, pero por la expresión de su cara, no podía ser nada bueno.

-¿Cómo se encuentra la Srta. Macías, Poppy?

-No muy bien. Parece como si hubiera caído en una depresión muy fuerte y al estar expuesta mucho tiempo en la lluvia hizo que su condición empeorara

-¿Depresión? -preguntó extrañada Xóchitl-. Pero ¿Por qué?

-No sabría decirles

Severus de por si se sentía muy mal por gritarle Sangre Sucia y ahora enterarse que estaba grave por su culpa, se sintió peor. Xóchitl, Curio y los demás pasaron a ver a Alex y se preocuparon al verla ahí en tendida en la cama respirando con dificultad, sumamente roja y sudando.

Xóchitl se le acercó más y gimiendo de tristeza acarició la mejilla de la chica con su hocico. Curio se sentó en la cama junto a Alex y le tomó la mano. Harry, Ron y Hermione estaban detrás de Xóchitl y miraban fijamente y muy preocupados a su amiga. Estuvieron ahí hasta la hora de cenar, porque Madame Pomfrey los echo.

Alex ya llevaba una semana en la enfermería y no mostraba ninguna mejora, sino que más bien parecía que la fiebre le subía cada vez mas. Severus fue a la enfermería; como ya era tarde, no tuvo problema para poder colarse. El profesor se acercó lentamente a la cama de Alex; le dolía mucho verla en ese estado, hacía ya mucho que estaba así y no reaccionaba. Tomó una silla y se sentó junto a Alex y le tomó la mano, cual estaba muy caliente.

-Alex, pequeña, por favor despierta. De verdad, perdóname por llamarte... por llamarte de ese modo; te juró que no fue mi intención al igual que tampoco era mi intención que algo malo te pasara. Alex, por favor, vuelve a ser la misma de siempre; la misma chica dulce y amable de siempre. Yo... yo te quiero. No, yo te amo y no quiero perderte. No puedo creer que tuviera que pasar esto para darme cuenta de lo que siento por ti; la razón por la que me enojaba verte con otro es que no quería verte feliz a lado de otro que no sea yo. Pequeña, se que esto no es correcto, porque yo soy ti profesor, alguien mayor que tu por veinte años y el Jefe de la Casa Slytherin y tu eres mi alumna, más joven y perteneces a Gryffindor, pero esto es algo que no puedo evitar sentir por ti. Por favor, despierta... te necesito... -dejo escapar un sollozo y se llevo la mano de Alex a su frente.

Severus no se dio cuenta que una loba negra —con casi su mandíbula tocando el suelo— escuchó la confesión de la persona que menos se lo esperaba.

«Ahora si creo que lo he visto todo» pensó Xóchitl rascándose la cabeza con la pata «Y al menos el cabeza dura de Snape le facilito las cosas a Alex... pero hay que esperar a que despierte»

Se alejó de la enfermería dejando a su humana al cuidado del murciélago de las mazmorras de Snape, confiada en que no le haría ni le pasaría nada malo a su amiga.

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