Juramento Inquebrantable
No pudo dormir en toda la noche, por lo que se levantó y comenzó a alistarse para ir a su casa de la Hiladera; mientras se duchaba no podía dejar de pensar en Alex, gracias a los sucesos oscuros que pasarán a partir de ahora sus posibilidades de vivir feliz con ella se estaban volviendo casi nulas.
Salió de la ducha y comenzó a vestirse; ya que estuvo listo salió del baño con sigilo. Vio que Alex seguía profundamente dormida, vistiendo como pijama una de las camisas de seda de Severus y la sabana le cubría hasta la cintura, se acercó a ella y se sentó en la cama a un lado de ella sin despertarla. Estiró su mano hacía ella y le acarició el cabello con delicadeza.
No quería que nada malo le pasará a Alex, pero desde que se descubrió la marca de su rostro sabía que su destino estaba marcado, estaría condenada a ser perseguida por la oscuridad al igual que su amigo Potter. Quería que ella tuviera una vida normal, pero desde ese día su vida ya no sería normal.
Le dio un beso en la frente y se encaminó en la puerta. En el camino se encontró con una fotografía en el tocador, se regresó a mirarla y la levantó para examinarla mejor. Al mirarla no pudo evitar sonreír, a pesar de que ese día sucedió una semana después de que Alex saliera del hospital, se la pasaron muy bien, y a pesar de haber sido idea de Xóchitl (en opinión de Severus).
FLASHBACK
La loba había visto que Alex estaba muy deprimida por lo que había pasado en tan solo dos días, intento de todo para animarla pero todo era inútil, Severus tampoco logro animarla. Pero entonces (mientras iba de regreso al departamento después de dar una paseo en su forma humana) paso junto a una agencia de viajes y ahí fue cuando se le ocurrió una idea.
—¿Islas Marietas? —preguntó Severus algo confundido
—¡Exacto! —exclamó Xóchitl, mostrándole unos folletos del lugar—. Me pareció buena idea, ya que a Alex le encanta el mar
—No sé si sea buena idea
—¡No seas aguado! Mira, te explico: Las islas Marietas o islas Tres Marietas son un grupo de pequeñas islas deshabitadas en el estado de a unas pocas millas de Nayarit a unas pocas millas de Punta de Mita y Nuevo Vallarta en Nayarit, México. Son destinos turísticos muy populares porque abunda la vida marina debido a que las islas están protegidas de la pesca y caza por el gobierno mexicano. El punto más conocido y visitado de las islas es Playa Escondida, también conocida como Playa Oculta o Hidden Beach. ¿Y bien? ¿Qué te parece?
Severus revisaba las propagandas que la loba le trajo; no estaba muy convencido, porque a él no le gusta la playa, pero al ver que era subterránea eso significaba que habría algo de paz e intimidad por lo que era una buena idea.
Durante la cena, antes de que Alex apareciera (desde que salió se la pasaba en su dormitorio encerrada) los dos organizaron todo para irse la próxima semana.
—Este parece un buen lugar para alojarse "Playa Escondida" en Sayulita, ya que esta cerca de las islas. Y al par de tórtolos les vendría bien, esta es una de las habitaciones.
Severus vio la sugerencia y se sonrojó pero a la vez miraba con odio a Xóchitl.
—¿Luna Amor?
—De nada
Severus estaba por decirle algo y fue cuando cayó en la cuenta de algo.
—Espera, esto es solo para parejas
—Exacto
—¿QUÉ?
—A quién más necesita en estos momentos es a ti ¡así que no metas la pata!
—Que confianza me tienes
—Yo solo digo la verdad
Severus se sonrojo un poco y siguió revisando todo para tener todo listo para la próxima semana. A la hora de la cena, tanto Xóchitl como Severus le explicaron los planes a Alex, quien al principio se opuso pero después de que la loba le hizo miles de caritas de perrito logro convencerla.
El plan era quedarse toda una semana, Xóchitl se quedaría en el departamento para hacerse cargo de cualquier cosa que fuera a surgir durante su ausencia. La loba ayudó a la castaña a preparar sus maletas y mientras Alex estaba distraída, en el fondo de la maleta metía cosas que haría que ella se enfadara pero tenía la intención de que su tiempo a solas fuera... provechoso.
Llegaron al hotel a primera hora del día lunes por medio de aparición. Como estaba haciendo calor los dos se fueron con ropa delgada y de acuerdo a la temporada. A Severus no le hacia ni pizca de gracia tener que ir con camisas de manga corta o de tirantes, uno: porque no le gustaban y dos: porque estaría al descubierto su marca; Alex tampoco quería usar ropa así pero en la isla hacia mucho calor —y más siendo verano— por lo que no tuvieron opción, aunque Xóchitl les dio una idea.
Severus llevaba una playera blanca de manga corta con el cuello y las orillas de las mangas de azul marino, del lado izquierdo del pecho un escudo como de marinero, un pantalón corto hasta arriba de las rodillas de cuadros blancos y rayas azules y rojas, y unas alpargatas blanco y azul marino. Para ocultar su marca se vendo todo el antebrazo izquierdo.
Alex llevaba una blusa delgada sin mangas a botones azul cielo con cuello blanco, unos shorts de mezclilla y unas sandalias azules de correa. También se vendó todo el antebrazo izquierdo pero también la mano y traía el collar de la madre de Severus.
Fueron a la recepción y confirmaron la reservación de una semana. Un botones los llevó a la habitación y Alex se emocionó con esta: parecía una pequeña cabaña de playa con techos de hojas de palmera, había una terraza con un sillón para dos y una mesa con dos sillas. Al entrar se encontraron con una cama con doseles blancos, junto a la ventana había un escritorio; en la puerta que había enfrente daba a un baño pequeño de mármol.
Después de instalarlos, el empleado se fue deseándoles una buena estancia. Alex salió a la terraza y se sentó en la primera silla que encontró, Severus se acercó y vio que simplemente estaba sentada con los ojos cerrados disfrutando del sonido de las olas y la brisa marina.
Severus se paró detrás de ella y la tomó por los hombros con delicadeza. Alex al sentirlo abrió los ojos y levantó la mirada.
—¿Quieres que vayamos a la isla?
—Sí
—Bueno, alístate y nos iremos.
—OK, pero... ¿tú no vas a nadar?
—Bueno, yo...
—Ándale, por favor
—Está bien. Yo me cambiare en la habitación, tú ve al baño
Alex solo le sonrió y entró al dormitorio. Tomó su maleta y entró al baño, buscó su traje de baño de dos piezas (la camiseta blanca y el short azul marino) pero no lo encontró.
—Que extraño... Me acuerdo que si lo guarde —Siguió buscando hasta el fondo de la maleta y lo que vio hizo que se sonrojara violentamente—. Xóchitl, date por muerta
Su traje de baño lo había reemplazado por un bikini rosa, el cual la parte de arriba tenía volantes. Lo dejo a un lado y busco hasta en lo más recóndito de la maleta y vio en vano que no había nada mas; con pesar se puso ese bikini y se miro en el espejo por unos momentos.
—Bueno, al menos parece que tengo pechos. ¡Pero no me gustan los bikinis!
Encontró junto al traje un pareo morado que se sujetaba del cuello y unas sandalias de playa igual morada, tomó una toalla y salió del baño. Abrió la puerta con cuidado y cuando salió no pudo evitar abrir la boca por lo que veía; Severus estaba parado en medio de la habitación acomodándose las vendas del antebrazo y ya tenía su traje de baño verde militar que parecía pantalones cortos, sus sandalias negras estaban junto a él ya que estaba descalzo. El hombre terminó su labor y entonces sintió la mirada de Alex, en cuanto los dos cruzaron miradas ella se sonrojo y rompió el contacto visual.
—Ya... estoy lista
—Está bien —Severus se puso una playera negra de manga corta y tomó su toalla.
Los dos se fueron hacia uno de los barcos que los llevaría a la isla, los dos se alegraron de ver que eran los únicos en el barco, por lo que la playa estaría solo para ellos, y así fue. La playa estaba totalmente desierta, todo estaba muy tranquilo y acogedor; el sonido de las olas era muy gratificante y el paisaje era hermoso.
Alex se acercó a la orilla; se quito las sandalias, las tomó para no perderlas y metió los pies al agua.
—Se siente bien —se percató de que Severus no estaba a su lado, lo buscó con la mirada y vio que se había sentado sobre su toalla y la miraba—. Severus, ven
—No gracias, estoy bien así
—¡Claro que no! Anda, ven
El hombre simplemente se encogió de hombros con una sonrisa y se acerco a ella. La imitó y se dio cuenta que lo que dijo Alex era verdad. Miro de reojo a Alex y vio que estaba feliz y relajada, por lo que le pareció buena idea que entrara al agua.
—¿Qué te parece si entramos a nadar?
Al escuchar eso, Alex se puso tensa. Lo último que quería era que Severus la viera con ese bikini.
—Eh... quizá después
—¿Qué tienes? ¿Acaso no sabes nadar?
—¡No! ¡Claro que sé nadar! Es solo que... ahora quiero disfrutar del paisaje, eso es todo
Severus se dio cuenta con su tono de voz de que de verdad le estaba mintiendo, por lo que decidió "torturarla" un poco para que confesara.
—Muy bien, ahí está mi toalla por si quieres sentarte a relajarte —se alejo de ella y dejo junto a su toalla sus sandalias—, yo si iré a nadar —y notándose que lo estaba haciendo a propósito, comenzó a quitarse lentamente la playera
Alex se puso roja a más no poder y se llevo un puño a la boca para no decir o gritar algo. A pesar de llevar un largo tiempo viviendo juntos, aun no podía acostumbrarse a verlo así todos los días sin que le se sonrojara o pareciera que le fuera a dar algo.
«¡A lenguas se ve que lo está haciendo adrede. Cancelo, cancelo, cancelo... tranquila, no entres en la tentación»
Severus alcanzo a ver su reacción a pesar de estarle dando la espalda. Camino hacia la orilla y con profesionalismo se hecho al agua. La chica se alejo de ahí hacia las cosas de su novio y se dejo caer en la toalla negra aventando sus cosas a un lado.
«¡Quiero ir a nadar con él pero me da mucha vergüenza usar eso!»
Escucho el salpicar del agua, con lentitud dio media vuelta y quedo boquiabierta; Severus nadaba como todo un profesional, sus brazos se veían fuertes ya que braceaba con mucha fuerza, el agua que le recorría por su rostro hacia que se viera muy atractivo y eso hizo que Alex se alterara más.
«¡Dios! ¿Por qué me haces esto?»
Ya sin poder aguantarse más, con lentitud e inseguridad se llevo las manos hacia el nudo del pareo en su cuello. Severus ya no sentía la mirada de la chica por lo que se detuvo a ver qué pasaba; vio que se quitaba el pareo y se quedo boquiabierto al verla en traje de baño, pero más porque ella más de una vez le había dicho que nunca en su vida se pondría un traje de baño como ese, pero entonces se le vino alguien a la cabeza.
«Xóchitl»
Por única vez, le agradecía a la loba que metiera mano (o pata) en las cosas de la castaña. Se acercó a la orilla, ya que la chica seguía parada con la mirada en el suelo, roja a más no poder a causa de la pena y con los brazos cruzados sobre su pecho.
—Alex —la chica levantó la mirada y vio enfrente de ella unos ojos negros como la noche—. ¿Vas a entrar al agua o qué?
—Bueno, yo... —entonces reparo en su atuendo y con un gritito de pena le dio la espalda
Severus sonrió y negó un poco, a pesar de vivir ya por mucho tiempo juntos y de haber intimidado, aunque fuera una vez, ella seguía siendo muy inocente e infantil... y era lo que más le agradaba de ella. Se le acercó y con delicadeza la abrazó por detrás sujetándola por la cintura y posando con delicadeza sus manos sobre el abdomen de la chica
—Severus...
—No tienes porque apenarte, te ves hermosa con eso —le susurro al oído, provocando que los vellos de la nuca de Alex se erizaran y sintiera un estremecimiento por todo su cuerpo
Severus al notarlo sonrió con suficiencia, la chica era muy sensible de cuerpo y eso le agradaba mucho. Comenzó a acariciarle el estomago y con cada movimiento Alex se estremecía más.
—Severus...
—Sh... —le puso una mano en los labios para callarla. El dedo poco a poco bajo desde sus labios hasta su barbilla y de ahí bajo por todo su cuello hasta el inicio del escote. Alex se estremeció más con el tacto, tanto que hasta soltó un suspiro. A pesar de estar solos en la playa, la gente podría llegar en cualquier momento y la chica sabía lo que Severus trataba de hacer, por lo que se alejo de él y corrió hacia el agua; se metió hasta que el agua le llego a los hombros y se abrazo así misma bajo el agua.
Severus al ver su reacción, supo que la había incomodado y —tal vez— la habría molestado, por lo que se acerco a ella, pero esta vez dejando una distancia prudente entre ellos.
—Alex, perdóname. No era mi intención incomodarte
—No es eso
—¿Eh?
—Es solo que... este es un lugar público y... cualquiera puede vernos —escucho el ruido del agua por lo que supuso que el hombre se le acercaba—. Sé que no hay nadie, pero la gente puede llegar en cualquier... —Severus la tomo por los hombros, la hizo voltear rápidamente y sin que ella lo notara atrapo sus labios
Ella pensó que tal vez el beso sería salvaje y apasionado, pero se sorprendió al comprobar que era lento y cariñoso. Alex correspondió al beso y rodeo el cuello del profesor mientras que él la rodeaba de la cintura. Se separaron por falta de aire, pero juntaron sus frentes y se miraron a los ojos por un rato.
Después de eso se la pasaron nadando y jugando en la playa, hasta que fue la hora de comer pero primero regresaron a su habitación a cambiarse. Estuvieron paseando por todos lados hasta que llegaron a una plaza comercial y comieron en un restaurante italiano llamado "Mamma Mia", lo que más le gusto a Alex de ese lugar —y le dio risa— fue que justamente estaban pasando las canciones del grupo ABBA como música de fondo del lugar, pero no cantada por los cantantes originales, sino de la película que se había estrenado el año pasado.
Después de comer, siguieron paseando por la ciudad, Severus estaba encantado con el lugar pero le sorprendió que Alex también lo estuviera.
—Pensé que ya lo conocías —pregunto Severus, cuando pasaban una tienda de souvenir del lugar
—El hecho de que viva... vivía en México —corrigió esto último con pesar—, no quiere decir que conozca todo. ¡Mira, esto se ve interesante! —exclamó la chica con la intención de cambiar el tema
El profesor se sintió mal por lo que dijo, entonces se propuso a seguir continuando con el viaje sin hacer mención alguna o cualquier otra cosa que la pudiera entristecer. Durante toda la semana se la pasaron muy bien, no solamente nadaron en la playa escondida; también aprovecharon la que había en el hotel y en las diferentes actividades que les ofrecían: Tirolesa, Tour por la reserva de aves en la Isla, montar a caballo en la playa hasta surf.
Lo más incomodo fue en las noches; Severus simplemente se dormía con el pantalón de su pijama negra de seda, pero ese no era el problema. Alex volvió a buscar en su maleta la pijama que usaba desde el verano del mundial de Quidditch y no estaba, hasta el fondo de su maleta encontró algo que hizo que ahora si pensara en matar a la loba.
—¡XÓCHITL! —gritó mientras sujetaba la prenda que metió la loba ¡Un babydoll de encage negro! Y lo peor es que dejaba mucho a la imaginación. Aventó la prenda de regreso a su maleta y asomo la cabeza por la puerta del baño—. ¿Severus?
—¿Si?
—¿Podrías prestarme la camisa de tu pijama, por favor?
—Lo siento, no lo traje ¿olvidaste tu pijama?
—No es eso
—¿Entonces?
—Xóchitl metió mano en mis cosas y... ¡No quiero usar lo que puso!
—Pues al parecer no tienes opción. Porque no creo que quieras dormirte en ropa interior ¿o sí? —esto lo dijo con un todo de burla que hizo que la castaña se sonrojara
—Está bien, lo usare. Pero no digas nada ¿entendido?
—Lo prometo
Metió su cabeza al baño y con pesar se puso el babydoll. Tardo media hora en salir porque se estaba muriendo de la pena, ahora sí no sabia como zafarse de esta ya que se tuvo que resignar con en traje de baño (el cual no fue tan malo después de todo), pero esto ya era demasiado.
Severus comenzaba a preocuparse de que la chica no saliera del baño, por lo que se puso de pie para ver qué pasaba, pero a mitad del camino la puerta se abrió y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no demostrar su asombro al verla salir del baño: llevaba puesto un babydoll negro, era de encaje el sostén y la pantaleta, en medio del sostén tenía un listón negro y de la parte de abajo del sostén había tela pero era transparente y dejaba al descubierto parte del abdomen de la castaña.
El profesor simplemente se le quedaba viendo y al sentir la mirada intensa de él, Alex se puso más roja que nunca.
—Ya me voy a dormir —fue lo único que atino a decir Alex antes de correr hacia la cama y cubrirse con las sabanas hasta el cuello
Severus reaccionó y se dio cuenta que estuvo mal lo que hizo ya que la incomodo mucho. Se acerco a la cama y con cuidado se medio en las sabanas; Alex sintió su presencia y se aparto un poco más de él.
—No te alejes mucho porque si no te caerás de la cama y te vas a lastimar. —advirtió Severus
—Lo siento —dijo Alex
—Yo soy el que debería de disculparme, no debí de verte así, te incomode y te falte al respeto
—No hubiera pasado si Xóchitl no hubiera metido mano en mis cosas
—Entonces ¿estamos bien?
Alex se movió en la cama, aun cubriendo su cuerpo, y miro a Severus a los ojos con una sonrisa.
—Sí, estamos bien
Severus le sonrió también y antes de dormirse le dio un tierno beso. A pesar de que esa noche fue algo incomoda y en la segunda ya estaban más tranquilo; a la tercera el atuendo de Alex tuvo el efecto que la loba esperaba, pero no hicieron nada porque ese día habían ido a explorar a la isla y estaban realmente agotados.
Sin duda, esas fueron las mejores vacaciones que los dos pudieron tener.
FIN DEL FLASHBACK
Severus seguía mirando la foto que se habían tomado el último día de las vacaciones. En la playa con el mar detrás de ellos; también recordó con una sonrisa la bronca que se armo cuando regresaron y Alex correteaba a la loba mientras le recriminaba por haber hecho eso a sus espaldas.
Dejo la foto en su lugar y miro de nuevo a la chica que dormía plácidamente, a pesar de que la encantaba verla con esa pijama de tirantes y shorts muy cortos y el babydoll, le parecía más atractiva verla usar una de sus camisas.
Con dificultad aparto su mirada de ella y salió de la habitación. Al pasar por el estante que estaba saliendo del pasillo del departamento estaba Xóchitl acostada en su cesta y hablando en sueños cualquier tontería. Se alejó de ella y se acercó a la barra de la cocina; con un movimiento de varita hizo aparecer una nota donde explicaba donde estaría y como a que hora regresaría puso varios hechizos protectores al departamento y salió de ahí hasta un callejón para aparecerse a unas calles de su casa en la Hiladera. En cualquier momento llegaría Narcisa Malfoy y esperaba que llegara sola.
Alex estaba despertándose y se dio la vuelta en la cama extendiendo el brazo para abrazar a Severus, pero al palpar la cama se dio cuenta de él ya no estaba. Se incorporó y miro por toda la habitación.
—¿Severus? —se levantó de la cama, se acomodo la camisa y lo fue a buscar al baño, pero tampoco estaba—. ¡Severus! —salió del baño y del cuarto para seguir buscándolo—¡Severus!
—¿Por qué tanto grito desde temprano? —se quejó Xóchitl, mientras se estiraba para despabilarse
—No encuentro a Severus ¿tú lo viste?
—Nel...
—Gracias
—¿Y ahora que hice?
Alex camino hacia la cocina con la intención de ir al refrigerador por un poco de jugo pero al pasar junto a la barra encontró una hoja de pergamino doblada, lo tomó y al desdoblarlo vio que era una nota de Severus.
Alex:
Tuve que salir por asuntos de la Orden, no te preocupes estaré bien.
Con amor, Severus
Alex releyó la nota en busca de algo más, por desgracia, no encontró algo más escrito.
«¿Ahora a donde se tuvo que ir?»
Entonces recordó que anoche le había llegado una carta, por lo que regresó a la habitación y busco en la mesa de noche de lado de Severus y ahí encontró la carta:
Querido Severus: «vaya forma de empezar»
Sé que no debería de molestarte ya que tienes muchas cosas que hacer, pero necesito hablar contigo respecto a lo que le ordenó el señor tenebroso hacer a Draco.¿Podríamos vernos en tu casa mañana temprano? Te pido por favor que nos veamos para poder discutir este asunto.
Atentamente
Narcisa Malfoy
—Entonces por eso se fue, ay Dios...
Corrió al armario y tomó lo primero que encontró y se fue a bañar rápido. Xóchitl escuchaba el escándalo que estaba haciendo la castaña y eso la asusto.
—Y ahora... ¿Qué está haciendo?
Saltó de su canasta y entró a la habitación. Vio que se estaba vistiendo con rapidez unos jeans negros, una camisa de manga larga azul marino, unos converse igual azules y sus guantes sin dedos completamente negros.
—¿Qué pasa? —preguntó Xóchitl algo asustada
—Tenemos que ir a la Calle de la Hiladera.
—¿Por qué?
—Severus esta en su casa con Narcisa Malfoy
—¿Qué?
—Al parecer van a hablar sobre el último plan de Voldemort y en ese involucran a Draco Malfoy
—Chanfle... Pero tardaremos mucho en llegar allá
—Yo creo que no
—¿Estás pensando en lo que creo que estas pensando?
—Oh sí... Ya que en ese no hay problema porque no sabrán que fuimos nosotras
—Bendita la magia de la Forma Guerrera
Alex y Xóchitl se tocaron y enseguida tomaron su forma guerrera
«¿Y en donde quieres que aparezcamos?»
«En la vieja habitación de Severus»
«¡Ay Virgencita! Que no tengamos problemas»
«Que lobita tan desconfiada»
La licántropo junto sus patas y los ojos comenzaron a brillarle. Desapareció del departamento y enseguida apareció en una vieja habitación.
«La habitación de Severus»
La licántropo brillo y Alex y Xóchitl estaban paradas a la mitad de la habitación.
—Iré a verlo —dijo Alex caminando hacia la puerta—. Tú te quedas aquí —le indicó a Xóchitl antes de cerrar la puerta
—Espero que no le pase nada malo
Severus estaba sentado en un sillón de la sala leyendo un antiguo libro de Artes Oscuras; de pronto escucho que alguien tocaba la puerta y supuso de quien se trataba. Abrió la puerta un poco para ver de quien se trataba, había una mujer de piel blanca y rubia ahí parada y detrás de ella otra mujer pero con la capucha de su capa puesta.
—¡Narcisa! —dijo el hombre, abriendo la puerta un poco más, de modo que la luz cayó sobre ella y sobre su hermana también.— ¡Qué sorpresa tan agradable!
—¡Hola, Severus! —repuso ella con un forzado susurro—. ¿Podemos hablar? Es urgente.
—Por supuesto.
El hombre retrocedió para dejarla entrar en la casa. Bellatrix, que todavía llevaba puesta la capucha, siguió a su hermana sin que la invitasen a hacerlo.
—¡Hola, Snape! —saludó con tono cortante al pasar por su lado.
—¡Hola, Bellatrix! —repuso él, y sus delgados labios esbozaron una sonrisa medio burlona mientras cerraba la puerta con un golpe seco.
Se encontraban en un pequeño y oscuro salón cuyo aspecto recordaba el de una celda de aislamiento. Las paredes estaban enteramente recubiertas de libros, la mayoría encuadernados en gastada piel negra o marrón; un sofá raído, una butaca vieja y una mesa desvencijada se apiñaban en un charco de débil luz proyectada por la lámpara de velas que colgaba del techo. Reinaba un ambiente de abandono, como si aquella habitación no se utilizara con asiduidad.
Severus hizo un ademán invitando a Narcisa a tomar asiento en el sofá. Ella se quitó la capa, la dejó a un lado y se sentó; a continuación, juntó las blancas y temblorosas manos sobre el regazo y se puso a contemplarlas. Bella se quitó la capucha con parsimonia. Era morena, a diferencia de su hermana, y tenía párpados gruesos y mandíbula cuadrada. Se colocó de pie detrás de Narcissa sin apartar la vista de Severus.
—Bien, ¿en qué puedo ayudarte? —preguntó Severus, y se sentó en una butaca delante de las dos hermanas.
—Estamos... solos, ¿no? —inquirió Narcissa en voz baja.
—Sí, por supuesto. Bueno, Colagusano está aquí, pero las alimañas no cuentan, ¿verdad?
Apuntó con su varita a la pared de libros que tenía detrás: una puerta secreta se abrió con estrépito y reveló una estrecha escalera y a un hombre de pie en ella, inmóvil.
—Como ves, Colagusano, tenemos invitadas —dijo Snape con indolencia.
El individuo bajó los últimos escalones y entró en la habitación, encorvado. Tenía ojos pequeños y vidriosos y nariz puntiaguda; sonreía como un tonto y con la mano izquierda se acariciaba la derecha, que parecía revestida con un reluciente guante de plata.
—¡Narcisa! —exclamó con voz chillona—. ¡Y Bellatrix! ¡Qué agradable...!
—Colagusano nos traerá algo de beber, si les apetece —intervino Severus—. Y luego volverá a su dormitorio.
El otro hizo una mueca de dolor, como si Severus le hubiera lanzado algo.
—¡No soy tu criado! —exclamó, evitando mirarlo a los ojos.
—¿Ah, no? Creía que el Señor Tenebroso te había instalado aquí para que me ayudaras.
—¡Para ayudarte sí, pero no para servirte bebidas ni para... ni para limpiar tu casa!
—Caramba, Colagusano, no sabía que aspiraras a realizar tareas más peligrosas —replicó Severus con sutileza—. Eso tiene fácil arreglo: hablaré con el Señor Tenebroso y...
—¡Yo puedo hablar con él cuando quiera!
—Claro que sí —concedió Snape con sorna—. Pero, mientras tanto, tráenos algo de beber. Un poco de vino de elfo, por ejemplo.
Colagusano vaciló un momento, como si se planteara replicar, pero luego dio media vuelta y se metió por una segunda puerta secreta. Se oyeron golpetazos y tintineos de copas. Pasados unos segundos, regresó con una polvorienta botella y tres copas en una bandeja que dejó en la desvencijada mesa. Luego se escabulló de la sala y cerró de golpe la puerta forrada de libros.
Severus llenó las tres copas de un vino color rojo sangre y le tendió una a cada hermana. Narcisa le dio las gracias con un murmullo, mientras que Bellatrix no dijo nada y siguió fulminándolo con la mirada. Eso no pareció incomodarlo; más bien todo lo contrario: parecía divertirle mucho.
—¡Por el Señor Tenebroso! —dijo Severus alzando su copa, y se la bebió de un sorbo.
Las hermanas lo imitaron. Severus volvió a llenar las copas. Cuando se hubo bebido la segunda, Narcisa dijo con precipitación:
—Perdona que me presente aquí de esta forma, Severus, pero necesitaba verte. Creo que eres el único que puede ayudarme...
El levantó una mano para interrumpirla y volvió a apuntar con su varita a la puerta de la escalera secreta. Severus esperaba escuchar los pasos de Colagusano correr escaleras arriba, pero al mirar hacia la puerta sintió que se le venía el mundo encima; la rata estaba sujetando a Alex con la mano de plata y con la normal le apuntaba con la varita hacia el cuello.
—Vaya, vaya Snape. Al parecer Colagusano no es la única alimaña que tienes en casa —dijo Bellatrix con una mirada que denotaba burla.
Severus la ignoro y se acercó a las escaleras.
—Ahora si dejaras de tratarme como tu criado ¿verdad? Además de que no se para que me quieres aquí, si tu nunca...
Con un movimiento de varita hizo qué Colagusano soltara a Alex y saliera volando escaleras arriba. Alex se frotó el cuello y al mirar a Severus a los ojos se dio cuenta de que estaba en serios problemas.
—Snape ¿no nos vas a presentar a ese chico? —preguntó Bellatrix
Su hermana se dio cuenta de que había usado un todo algo... seductor. Severus también se dio cuenta y eso le dio mala espina.
—Es mi sobrino, Dorian Gray
—Que lindo nombre. Mucho gusto, yo soy Bellatrix y ella es mi hermana Narcisa —se presentó sola la bruja
Alex se dio cuenta de que por como lucía, ninguna de las hermanas Black la reconocían por lo que decidió seguirles el juego.
—Es un placer
—Severus, no... sabía que tuvieras un sobrino —comentó Narcisa
—O familia —murmuró Bellatrix, pero todos la escucharon
—Sabes que no me gusta hablar de mi vida personal. Dorian se quedará conmigo solamente este verano y regresa a clases en el Colegio Ilvermorny de Magia y Hechicería*
—¿Estudias en el extranjero? —preguntó Narcisa
—Si, Señora
—Bueno, ya que terminamos con la presentaciones. Dorian —miro con seriedad a la chica—, se quedara en habitación
—Severus, deja que se quede. Así aprenderá de las artes oscuras y sobre el Señor Tenebroso
—Bellatrix, recuerda que vamos a discutir unos asuntos... privados.
—En eso estoy de acuerdo con Severus —concordó Narcisa—. ¿No tienes problema, chico?
—No, Señora
Severus y Alex se miraron y él con la mirada le indicó que subiera. Alex se despidió de las hermanas con una cabeceada y subió las escaleras, pero entonces escuchó que Severus subía detrás de ella. En el pasillo se encontraron con Colagusano y sin que la rata se diera cuenta, el profesor le lanzo un hechizo aturdidor y a continuación uno desmemorizante. Entraron a la habitación y vieron al Xóchitl acostada en la cama; se incorporó y al ver la cara de ambos se dio cuenta de que había problemas.
—Me pueden explicar... ¿En qué rayos estaban pensando las dos al venir aquí?
—Estaba preocupada por ti ¿ok? No me dijiste a donde irías solo lo que harías por lo que...
—Y entonces vinieron aquí primero a ver si me encontraban ¿no es así?
Las dos se miraron y luego al profesor.
—Exacto
Severus dejó escapar un suspiro mientras se sujetaba el puente de la nariz, para tratar de calmarse. Se acercó a la vieja mesa de noche que estaba junto a la cama y tomó el primer objeto que encontró (una fotografía de él y su madre cuando tenía dieseis años) y con un movimiento de varita la convirtió en un traslador.
—Esto las llevará al departamento y el hechizo se romperá cuando lleguen para que no hagan otra locura ¿entendieron?
—Entendido
Las dos tomaron la foto y desaparecieron del lugar. Severus trató de calmarse un poco y después bajo a ver a sus "visitas". Al principio iban a hablar sobre el plan del Lord pero Bellatrix los interrumpió dejando ver la total desconfianza que le tenía al profesor; como era de esperar, él no se inmutó y comenzó a explicarle todo lo que tuvo que hacer durante la "ausencia" del Lord, lo que provocó que callara las acusaciones y siguieran con el tema principal.
Al tocarlo, Narcisa comenzaba a desesperarse.
—Severus —susurró ella mientras las lágrimas resbalaban por las pálidas mejillas—, mi hijo... mi único hijo...
—Draco debería estar orgulloso —terció Bellatrix con indiferencia—. El Señor Tenebroso está concediéndole un gran honor. Y hay que reconocer que tu hijo no rehúye cumplir con su deber, sino que parece alegrarse de tener una ocasión para demostrar su valía, y está entusiasmado con la idea de...
Narcisa rompió a llorar con desconsuelo, sin dejar de mirar con gesto suplicante a Severus.
—¡Porque tiene dieciséis años y no sabe lo que le espera! ¿Por qué, Severus? ¿Por qué mi hijo? ¡Es demasiado peligroso! ¡Esto es una venganza por el error de Lucius, estoy segura! —Severus no respondió. Apartó la vista de la llorosa Narcisa como si sus lágrimas fueran indecorosas, pero no podía fingir que no la oía—. Por eso ha escogido a Draco, ¿verdad? —insistió ella—. Para castigar a Lucius.
—Si Draco logra su objetivo —dijo Severus, aún sin mirarla—, alcanzará más gloria que nadie.
—¡Pero no lo logrará! —sollozó Narcisa—. ¿Cómo va a lograrlo si ni siquiera el Señor Tenebroso...?
Bellatrix soltó un grito ahogado y Narcisa perdió el valor para continuar.
—Sólo quería decir que nadie ha conseguido todavía... Por favor, Severus. Tú eres... tú siempre has sido el profesor predilecto de Draco y eres un viejo amigo de Lucius... Te lo suplico. Eres el favorito del Señor Tenebroso, su consejero de mayor confianza. ¿Hablarás con él? ¿Intentarás convencerlo?
—El Señor Tenebroso no se dejará convencer, y yo no soy tan estúpido para intentarlo —respondió Severus con rotundidad—. No voy a negar que él esté disgustado con Lucius, a quien le habían asignado una misión pero se dejó capturar, junto con muchos otros. Y por si fuera poco fracasó en su intento de recuperar la profecía. Sí, el Señor Tenebroso está disgustado, Narcisa, muy disgustado.
Narcisa seguía llorando y suplicándole a Severus que impidiera todo esto. Bellatrix le reclamaba a su hermana que dejará esto en paz y que debería de sentirse honrada por lo que decidió el Señor Tenebroso. Severus al ver que la mujer seguía despertaba, finalmente aceptó.
—Quizá yo pueda... ayudar a Draco.
Narcisa se incorporó, pálida como la cera y con los ojos desorbitados.
—¡Oh, Severus, Severus! ¿Estás dispuesto a ayudarlo? ¿Lo vigilarás, te encargarás de que no le ocurra nada malo?
—Puedo intentarlo.
—Si tú lo proteges, Severus... ¿Lo juras? ¿Pronunciarás el Juramento Inquebrantable?
—¿El Juramento Inquebrantable? —repitió Severus con gesto impasible; sin embargo, Bellatrix soltó una carcajada de triunfo.
—¿No lo has oído, Narcisa? ¡Lo intentará! ¡Seguro! Las clásicas palabras vacías, la clásica ambigüedad... ¡Pero porque lo ordena el Señor Tenebroso, desde luego!
Severus no miró a Bellatrix. Sus negros ojos estaban clavados en los de Narcisa, azules y anegados en lágrimas.
—Claro, Narcisa, pronunciaré el Juramento Inquebrantable —aseguró él con calma—. Quizá tu hermana se avenga a ser nuestro Testigo.
Bellatrix se quedó boquiabierta. Severus se agachó hasta arrodillarse frente a Narcisa y, ante la mirada de asombro de Bellatrix, unió su mano derecha con la de Narcisa.
—Vas a necesitar tu varita, Bellatrix —dijo Severus con frialdad. Ella la sacó con estupefacción—. Y tendrás que acercarte un poco más —añadió.
La mujer se colocó de pie delante de ambos y puso la punta de la varita sobre las entrelazadas manos.
—¿Juras vigilar a mi hijo Draco mientras intenta cumplir los deseos del Señor Tenebroso, Severus? —preguntó Narcisa.
—Sí, juro —respondió él.
Una delgada y brillante lengua de fuego salió de la varita y se enroscó alrededor de las dos manos como un alambre al rojo.
—¿Y juras protegerlo lo mejor que puedas de cualquier daño?
—Sí, juro.
Una segunda lengua de fuego salió de la varita, se entrelazó con la primera y formó una fina y reluciente cadena.
—Y si es necesario... si crees que Draco va a fracasar... —susurró Narcisa (la mano de Severus temblaba en la de ella, pero no la retiró)—, ¿juras realizar tú la tarea que el Señor Tenebroso ha encomendado a mi hijo?
Hubo un momento de silencio. Bellatrix los observaba con los ojos muy abiertos y la varita suspendida sobre las unidas manos.
—Sí, juro.
Un resplandor rojizo iluminó el atónito rostro de Bellatrix al prender una tercera lengua de fuego que salió disparada de la varita, se enredó con las otras dos y se cerró alrededor de las bien sujetas manos, como una cuerda o una serpiente ígneas.
Al finalizar el Juramento Inquebrantable, los dos se pusieron de pie. Las hermanas se retiraron dejando a Severus solo parado en medio de la habitación mirándose fijamente la mano con la que había hecho el juramento. Sin poderlo evitar, el rostro sonriente de Alex apareció en su mente y cerró su mano en un puño muy fuerte.
—Alex... perdóname —dijo antes de tomar la botellas casi vacía de vino de elfo y arrojarla hacia la puerta.
Si Merlín, Dios, los dioses del Olimpo o quien fuera lo odiaba, lo estaba demostrando muy bien ya que le estaba haciendo la mala jugada de no dejarlo vivir en paz con la persona que más amaba en el mundo y que con ese juramento había pactado su destino de perderla para siempre.
====================SRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSR====================
Hola, el asterisco (*) que puse junto al nombre del Colegio Ilvermorny de Magia y Hechicería fue porque, originalmente, puse como nombre de la escuela "a la que va Dorian" «Escuela de magia Salem», porque lo escribí antes de conocer el nombre de las otras escuelas de magia que J.K. Rowling publicó.
Disfruten la lectura 😄📖
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro