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Inicio Sexto año en Hogwarts

Al día siguiente los Weasley, Harry y las chicas fueron al Callejón Diagon para hacer las usuales compras de los útiles escolares y poder visitar la nueva tienda de bromas de los gemelos llamada "Sortilegios Weasley".

Al llegar al Caldero Chorreante (llevados por un auto del ministerio) en la entrada se encontraron con Hagrid, quien los acompañaría como "Medio de Seguridad" para cuidarlos a todos pero en especial a Harry, quien últimamente ha sido conocido como "El Elegido" desde que se supo la verdad de Voldemort.

Entraron al local y se sorprendieron de ver que estaba vacío, pero la mayor sorpresa fue ver que el Callejón Diagon no lucía como antes con tanta vida, ahora estaba casi vacío, no muchos locales estaban abiertos y los pocos compradores que estaban ahí iban en grupos y no se detenían a conversar con nadie.

Para ahorrar tiempo, los Señores Weasley y Ginny fueron a Flourish y Blotts mientras que los cuatro amigos y Hagrid fueron a la tienda de túnicas para toda ocasión de Madam Malkin, pero al entrar tuvieron la desagradable sorpresa de encontrarse ahí con Draco Malfoy y su madre. Casi se desataba un desastre de no ser porque Alex y Hermione intervinieron; como si fueran gente de la realeza, Draco y su madre salieron de la tienda dejando a los cuatro amigos ahí aun serios por lo que paso.

Ya casi habían terminado las compras y se dirigían a la tienda de los gemelos, el local de Fred y George parecía un espectáculo de fuegos artificiales. Al pasar por delante, los peatones se volvían para admirarlos y algunos incluso se detenían para contemplarlos con perplejidad. El escaparate era deslumbrante, lleno de artículos que giraban, reventaban, destellaban, brincaban y chillaban.

Al entrar en la tienda, tan abarrotada de clientes que los chicos no podían acercarse a los estantes. Sin embargo, miraron fascinados alrededor y contemplaron las cajas amontonadas hasta el techo: allí estaban los Surtidos Saltaclases que los gemelos habían perfeccionado durante su último curso en Hogwarts, que aún no habían acabado; el turrón sangranarices era el más solicitado, pues sólo quedaba una abollada caja en el estante. También había cajones llenos de varitas trucadas (las más baratas se convertían en pollos de goma o en calzoncillos cuando las agitaban; las más caras golpeaban al desprevenido usuario en la cabeza y la nuca) y cajas de plumas de tres variedades: autorrecargables, con corrector ortográfico incorporado y sabelotodo. Se abrieron paso entre la multitud hasta el mostrador, donde un grupo de maravillados niños de unos diez años observaban una figurita de madera que subía lentamente los escalones que conducían a una horca; en la caja sobre la que se exponía el artilugio, una etiqueta indicaba: «Ahorcado reutilizable. ¡Si no aciertas, lo ahorcan!»

Los gemelos aparecieron de repente, visítenos trajes de color magenta a ofrecerles algunos de sus productos. Ron había escogido una gran variedad de ellos pero no contaba con que Fred le cobrará, el pelirrojo —muy indignado— dejo caer las cajas y estuvo a punto de gritarles cuando de pronto le llego por detrás su madre.

Harry y Alex miraban en los escaparates más cercanos a la puerta y de pronto vieron a Draco correr por la calle sin la compañía de su madre. Llamaron a Ron y Hermione y los cuatro salieron de la tienda debajo de la capa invisible.

—¿Al callejón Knockturn? —dijo Alex, algo confundida

—Entonces eso significa que no puede hacer nada bueno —dijo Harry con el ceño fruncido

Los cuatro lo siguieron hasta "Borgin y Burkes", donde vendían una amplia variedad de objetos siniestros. Allí, rodeado de cajas llenas de cráneos y botellas viejas, se encontraba Draco Malfoy, de espaldas a la calle y semioculto por un armario negro. A juzgar por los movimientos que hacía con las manos, Draco estaba enfrascado en una animada disertación, mientras el propietario de la tienda, el señor Borgin (un individuo jorobado de cabello grasiento), permanecía de pie frente al chico, escuchándolo con una curiosa expresión de resentimiento y temor.

—¡Ojalá pudiéramos oír lo que están diciendo! —se lamentó Hermione.

—¡Podemos oírlo! —saltó Ron—. Esperen... ¡Rayos...!

Dejó caer un par de cajas de las que todavía llevaba en las manos y se puso a hurgar en la más grande.

—¡Miren! ¡Orejas extensibles!

—¡Genial! —dijo Hermione mientras Ron desenredaba las largas cuerdas de color carne y empezaba a pasarlas por debajo de la puerta—. Espero que no le hayan hecho un encantamiento de impasibilidad a la puerta...

—¡Pues no! —se alegró Ron—. ¡Escuchen!

Juntaron las cabezas y escucharon con atención, acercando los oídos al extremo de las cuerdas: la voz de Malfoy les llegó con toda claridad, como si hubieran encendido una radio.

—¿... sabría arreglarlo?

—Es posible —contestó Borgin con tono evasivo—. Pero necesito verlo. ¿Por qué no lo traes a la tienda?

—No puedo —repuso Malfoy—. Tiene que quedarse donde está. Lo que necesito es que me indique cómo hacerlo.

—Es que así, sin haberlo visto, va a ser un trabajo muy difícil, quizá imposible. No puedo garantizarte nada.

—¿Ah, no? —dijo Malfoy, y los chicos comprendieron, por su tono, que Draco miraba con desdén a su interlocutor—. Tal vez esto lo haga decidirse.

Malfoy avanzó hacia Borgin y el armario lo ocultó. Los cuatro se desplazaron hacia un lado para no perderlo de vista, pero sólo alcanzaron a ver a Borgin, que parecía asustado.

—Si se lo cuenta a alguien —amenazó Malfoy—, habrá represalias. ¿Conoce a Fenrir Greyback? Es amigo de mi familia; pasará por aquí de vez en cuando para comprobar que usted le dedica toda su atención a este problema.

—No será necesario que...

—Eso lo decidiré yo —le espetó Malfoy—. Bueno, me marcho. Y no olvide guardar bien ése, ya sabe que lo necesitaré.

—¿No quiere llevárselo ahora?

—No, claro que no, estúpido. ¿Cómo voy a ir por la calle con eso? Pero no lo venda.

—Naturalmente que no... Señor.

Borgin hizo una reverencia muy pronunciada

—Ni una palabra a nadie, Borgin, y eso incluye a mi madre, ¿entendido?

—Por supuesto, por supuesto —murmuró Borgin, y volvió a hacer una reverencia.

La campanilla colgada encima de la puerta tintineó con brío y Malfoy salió de la tienda muy ufano. Pasó tan cerca de los chicos que los cuatro notaron cómo la capa invisible ondeaba de nuevo alrededor de sus tobillos. Borgin, que se había quedado inmóvil dentro de la tienda, parecía preocupado y su empalagosa sonrisa se había borrado.

—¿De qué hablaban? —susurró Ron mientras guardaba las orejas extensibles.

—No lo sé —dijo Harry, e intentó buscarle algún sentido a aquella extraña conversación—. Malfoy quiere que le reparen algo... y que le guarden algo que hay en la tienda. ¿Han visto qué señalaba cuando dijo «no olvide guardar bien ése»?

—No, el armario lo tapaba —dijo Alex, cruzando los brazos indignada

—Quédense aquí —susurró Hermione.

—¿Qué...?

Pero ella ya había salido de debajo de la capa. Se arregló el pelo contemplándose en el cristal del escaparate y entró con decisión en el local, haciendo sonar de nuevo la campanilla. Ron se apresuró a pasar otra vez las orejas extensibles por debajo de la puerta y les dio un extremo a Harry y a Alex.

«Esto no va terminar bien» pensó Alex al ver a su amiga "actuar" como lo haría un mago tenebroso, lo cual le salió realmente mal provocando que Borgin la echara de su tienda. En cuanto la castaña salió, Alex se acercó a la puerta y la estancó con su pie.

—¡Oye, quítate!

—Vaya, creía que tendría más respeto con sus clientes

Borgin iba a gritarle pero al ver la mirada fría de la chica se calló de golpe, se hizo a un lado y la dejo entrar. Bajo la capa invisible sus amigos estaban sorprendidos por eso.

Alex seguía con el ceño fruncido y miraba por todos lados. Borgin no le quitaba la mirada de encima pero aun no decía nada ya que seguía algo impactado por la actitud de la chica. Después de unos minutos finalmente Alex hablo.

—Se ve que aquí hay artículos oscuros de primera

—Ah, gracias señorita ¿buscaba algo en especial?

—Me pareció ver salir de aquí a Draco Malfoy y conociéndolo de seguro vino a comprar algo aquí ¿cierto?

—No, el joven Malfoy no compro nada, simplemente vino a... consúltame algo

—Interesante —Alex pasó al lado del armario que cubrió a Draco y pudo percibir que detrás de ella Borgin se ponía tenso—. ¿Es frágil este armario o por qué la reacción?

—Sí, es algo frágil. Le pido de favor que tenga cuidado

«O tal vez sea esto lo que Malfoy quiere»

La chica se alejó de ahí y siguió dando vueltas por la tienda. Le impresionó ver la cantidad de objetos oscuros que había en tan solo esa tienda, entonces vio un libro de encuadernado en cuero negro y rezaba «Registro de Magos Tenebrosos» se acercó al libro y lo tomo con delicadeza.

—Ese es un ejemplar realmente único y sorpréndete. A pesar de ser un libro antiguo, por medio de magia oscura se va mejorando

—¿Mejorando?

—Por si mismo anota la información de cada mago o bruja tenebrosa que a existido en todo este tiempo hasta la actualidad y eso incluye sus más oscuros secretos.

Alex se quedo mirando el libro con fijeza. Si era verdad lo que el anciano le decía entonces ese libro sería muy útil para la Orden. Lo abrió y comenzó a pasar las páginas, se detuvo en un nombre al azar y vio el nombre de Morgana, siguió hojeando y vio varios nombres más de algunos magos y brujas que había escuchado en clases.

—¿Qué costo tiene?

—Ah pues... no esta en venta

Alex puso la mejor cara de Severus y vio al vendedor. Debió de haber aprendido bien de él porque la reacción del anciano fue de miedo.

—Si no esta en venta, entonces ¿qué hace en exhibición?

—Sabe que... ahora si esta en venta, es más... puede llevárselo si gusta

—¿Seguro? No quiero que después me cobre por él

—¡No! ¡No, claro que no!

—Está bien. Con permiso

Borgin simplemente le hizo una reverencia y se hizo a un lado para dejarla pasar. En cuanto Alex salió, Borgin cerró con un fuerte portazo, puso el letrero de cerrado y con un movimiento de varita cerró las cortinas.

Alex se acercó a sus amigos, quienes al quitarse la capa dejaron ver sus expresiones de asombro a lo cual la chica se llevó la mano libre a la boca para contener la risa.

—Deberían ver sus caras

—¿Cómo hiciste eso? —preguntó Rom impresionado

—Digamos que... aprendí del mejor "mago tenebroso" de la escuela

—¿Snape? —preguntó Harry

—Sip. Bueno, será mejor regresar

—Tienes razón, pero ¿averiguaste algo? —dijo Harry, ya de regreso y cubiertos por la capa

—No sé si sea una buena pista, pero creo que Draco estaba interesado en ese armario —respondió Alex, guardando el libro en su bolso

Los cuatro llegaron sin problema a la tienda de los gemelos, aunque tuvieron que convencer a los Weasley de que estuvieron ahí todo el tiempo.

A partir de ese día los cuatro trataban de indagar sobre que hacia Draco en esa tienda pero poco a poco Ron y las chicas perdieron el interés porque no llegaban a nada, sin embargo Harry seguía con la necedad. Por las noches Alex leía a escondidas el libro que trajo de "Borgin y Burkes" y le impresionaba ver la cantidad de información que había en él, lo que más le impresionó fue encontrar una sección que hablaba específicamente de Voldemort y sus seguidores.

Leyó la información de Voldemort y se sorprendió de ver el pasado que tenía, recordaba que Voldemort le había dicho algo a ella y a Harry la noche que regreso y puso comprobar que parte de esta era verdad. Siguió hojeando el libro hasta que llego a una página que le llamó la atención, estaba algo borrosa al principio pero después se hizo clara y vio que se trataba de Severus.

«Es información de los mortífagos y como Severus solamente esta fingiendo ser uno es normal que la información se vea así»

Posó su mano en la hoja y vio que esta se quedaba quieta mostrando con claridad la información. Había cosas de él que aun lo le decía y quería saber más sobre su persona y justamente en sus manos tenía la información pero no la leería; quitó la mano y cerró el libro con cuidado volviéndolo a guardar en su bolsa.

«No invadiré la privacidad de Severus, esperare a que él me lo diga»

Apago la luz y se fue a dormir.

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Severus estaba recostado en su cama de la Calle de la Hiladera mirando una fotografía que se había tomado con Alex. La chica lo tomaba del brazo con una gran sonrisa mientras que él tenía las dos manos en los bolsillos del pantalón pero también sonreía aunque de manera discreta, los dos estaban en un parque de Londres.

Desde que la había llevado a casa de los Weasley solamente se habían carteado tres veces y era porque Dumbledore le había pedido de favor que se comunicaba con ella lo menos posible porque ahora podían interceptar a las lechuzas y lo último que quería era poner en peligro a la chica.

—En dos días la volveré a ver —murmuró para sí mismo, dejando la foto junto a su mesa de noche y acomodándose para dormir, aunque desde que se había separado de ella no lograba conciliar el sueño porque ya se había acostumbrado a su compañía.

El tiempo pasó rápido y ya Severus estaba en sus aposentos en el castillo esperando a la llegada de los alumnos aunque solamente le interesaba una en particular. Llego la hora y salió al Gran Comedor con el único pensamiento de que vería a Alex otra vez, sin embargo en el camino comenzó a pensar en esa noticia que el director le dio en vacaciones y no le había dicho nada; más de una vez había imaginado la expresión de la chica pero siempre pensaba en otra muy diferente a la anterior. Miró la hora en el reloj de pared y se dio cuenta que se atraso en llegar al banquete de bienvenida.

—Seguramente se estará preguntando por mí —y salió de su despacho

Estaba por llegar al comedor —la selección había concluido y ya estaban a la mitad de la cena— cuando una luz plateada llego en medio del pasillo y tomó una forma extraña. Era un animal cuadrúpedo y grande y Severus no le encontraba forma, de este salió la voz de Tonks anunciando que Harry y Alex estaban con ella y necesitaba que Hagrid los recogiera. El Patronus desapareció y el profesor dejó escapar un suspiro de cansancio.

—¿Ahora qué hicieron?

Tomó un farol junto a la puerta y salió a buscar a los chicos. Lo primero que logro distinguir desde lejos fue solo la figura de Tonks pero al irse acercando de la nada aparecieron Alex y Potter.

«Deben de haber usado la capa invisible de Potter»

En cuanto llego vio la expresión de asombro de la auror, la mirada de odio de Harry y la expresión de vergüenza de Alex.

—Vaya, vaya —dijo Severus con desdén; sacó su varita y dio un toque al candado, con lo que las cadenas serpentearon hacia atrás y la verja se abrió con un chirrido—. Ha sido un detalle por tu parte que hayas decidido presentarte, Potter, aunque es evidente que en tu opinión llevar la túnica del colegio desmerecería tu aspecto.

—No he podido cambiarme porque no tenía mí... —se disculpó el chico, pero Severus lo interrumpió:

—No es necesario que esperes, Nymphadora. Potter y Macías ya están... a salvo bajo mi custodia.

—El mensaje se lo he enviado a Hagrid —objetó Tonks arrugando la frente.

—Hagrid ha llegado tarde al banquete de bienvenida, igual que ellos; por eso los he recibido yo. Por cierto —añadió, retirándose un paso para que los chicosentrarán—, tenía mucho interés en ver tu nuevo patronus. —Y sin más cerró la verja en las narices de Tonks y volvió a tocar con su varita las cadenas, que, tintineando, serpentearon de nuevo hasta recuperar su posición original—. Creo que te iba mejor el viejo —concluyó con un deje de maldad—. El nuevo parece un poco enclenque.

Al darse la vuelta, Severus hizo oscilar el farol y los chicos vieron fugazmente la mirada de sorpresa y rabia de Tonks. Luego la bruja quedó otra vez envuelta en sombras.

—Buenas noches —le dijo Harry al echar a andar hacia el colegio con Severus—. Gracias por todo.

—Nos vemos Tonks —se despidió Alex

—Hasta otra, chicos.

Severus guardó silencio aproximadamente un minuto, mientras Harry generaba ondas de un odio tan intenso que parecía increíble que el profesor no notara que le quemaban. La que si lo noto fue Alex y simplemente se colocó en medio de ellos para impedir una pelea, aunque eso no fue suficiente puesto que Severus hizo a un lado a Alex para poder molestar a Harry.

—Cincuenta puntos menos para Gryffindor por el retraso a cada uno—resolvió Snape—. Y... veamos... otros veinte por tu atuendo de muggle, Potter. Creo que ninguna casa había estado en números negativos a estas alturas del curso. ¡Ni siquiera hemos llegado a los postres del banquete de bienvenida! Es posible que hayas establecido un récord, Potter. —La rabia y el odio que bullían dentro de Harry parecían a punto de desbordarse, Alex no sabía que hacer para calmarlos—. Supongo que querías hacer una entrada triunfal, ¿verdad? Y como no había ningún coche volador a mano, decidiste irrumpir en el Gran Comedor en mitad del banquete para llamar la atención.

Sintió un leve tirón de su levita, miro la causa y vio que Alex trataba de decirle con la mirada que parara, que ya era suficiente. Severus tomó la mano de la chica y la soltó del agarre con cuidado y sin soltar su mano, lo bueno es que Harry estaba tan molesto que no les prestaba atención a ninguno de los dos y era porque al chico le molestaba —y le parecía realmente extraño— que el profesor no dijera nada en contra de su amiga si ella también iba con ropa muggle y solamente se estaba metiendo con él.

«A lo mejor la fastidio demasiado en las vacaciones que ya no sabe con que molestarla» pensó Harry aun con su furia a flor de piel

Por fin llegaron a los escalones de piedra del castillo, y en cuanto se abrieron las grandes puertas de roble por donde se accedía al amplio vestíbulo enlosado, oyeron voces, risas y tintineo de platos y copas provenientes del Gran Comedor, cuyas puertas estaban abiertas. Harry se planteó ponerse la capa invisible para llegar hasta su asiento en la larga mesa de Gryffindor (que estaba muy mal situada, pues era la más alejada del vestíbulo) sin que nadie lo viera. Sin embargo, Severus, como si le leyera el pensamiento, dijo:

—Ni se te ocurra ponerte la capa. Ahora entras y que te vea todo el mundo, que es lo que querías.

Harry sentía que en cualquier momento explotaría por el enojo, tomó a Alex de la mano pero ni un paso dio cuando Severus le volvió a hablar.

—Entre primero usted, tengo que hablar con ella

Alex pudo sentir a su amigo temblar de rabia y que le apretaba un poco la mano. Miro a su novio por el rabillo del ojo y vio que parecía complacido con lo que hacia.

«De verdad que cuando se trata de estos dos me dan ganas de ponerles el collar de Inuyasha y gritarles "¡Abajo!" A ver si de esa manera ya se calman»

Se imagino eso por un momento y tuvo que disimular una tos para que ninguno de los dos se diera cuenta de lo que hizo. Harry comenzó a caminar hacia la mesa de Gryffindor y Alex estaba por seguirlo cuando sintió un tirón de la capucha de su sudadero.

—Lo único que tengo que decirle es que la veo en mi despacho después de la cena —la soltó y se fue a su lugar

Alex se fue hasta la mesa de Gryffindor y vio que Hermione le estaba limpiando la sangre del rostro a Harry y lo estaba interrogando sobre lo que les paso. Mal se sentó Alex la cena desapareció dejando espacio a los postres, Harry se sirvió tarta de melaza y Alex una rebanada de pastel de chocolate. Los dos tuvieron que conformarse con cenar postre aunque a ninguno de los dos le pareció malo.

Los restos de la comida desaparecieron y fue cuando Dumbledore se puso de pie y comenzó su habitual discurso de inicio de curso, aunque llamo mucho la atención la condición de su mano, les dijo a todos que no era nada de que preocuparse pero no sirvió para calmarlos.

—Este año nos complace dar la bienvenida a un nuevo miembro del profesorado: Horace Slughorn. —Este se puso en pie; la calva le brillaba a la luz de las velas y su prominente barriga, cubierta por el chaleco, hizo sombra sobre la mesa—. Es un viejo colega mío que ha accedido a volver a ocupar su antiguo cargo de profesor de Pociones.

—¿De Pociones?

—¿De Pociones?

Las preguntas resonaron por el comedor; todos querían saber si habían oído bien.

—¿Pero cómo...? —Alex están igualmente sorprendida y más porque Severus no le había dicho nada en todo el verano

—¿De Pociones? —se extrañaron también Ron y Hermione, y miraron a Harry—. Pero tú dijiste...

—El profesor Snape, por su parte —prosiguió Dumbledore, elevando la voz para acallar los murmullos—, ocupará el cargo de maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras.

—¡No! —exclamó Harry, haciendo que muchas cabezas se volvieran hacia él. Pero no le importó: él miraba fijamente la mesa de los profesores, indignado.

—Pero, Harry, tú dijiste que esa asignatura iba a impartirla Slughorn —le recordó Hermione.

—¡Eso creía! —repuso Harry, furioso.

Severus, que estaba sentado a la derecha de Dumbledore, no se levantó al oír su nombre; se limitó a alzar una mano para agradecer vagamente los aplausos de la mesa de Slytherin. No obstante, Harry detectó una mirada de triunfo en aquellos rasgos que tanto odiaba. Severus miro a Alex y se sorprendió ver que en su rostro no había felicidad sino asombro y ¿miedo? Lo que pasaba es que la chica recordaba a la perfección lo que había pasado con los docentes de defensa anteriores y tenía miedo de que algo malo le pasara.

—Bueno, al menos hay algo positivo —se consoló Harry—: Snape se marchará antes de que termine el curso.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Ron.

—Ese puesto está maldito. Nadie ha durado más de un año en él. Incluso Quirrell murió mientras lo desempeñaba. Así que voy a cruzar los dedos para ver si hay otra muerte...

—¡Harry! —se escandalizó Alex. Ese simple comentario hizo que se preocupara más.

—Quizá Snape vuelva a enseñar Pociones a final de curso —especuló Ron—. A lo mejor ese tipo, Slughorn, no quiera quedarse en Hogwarts para siempre. Moody no se quedó.

Dumbledore carraspeó. Los cuatro amigos no eran los únicos que se habían puesto a cuchichear: el comedor en pleno era un hervidero de murmullos tras saberse que Snape había conseguido por fin su gran sueño. Como si no se hubiera percatado del impacto de la noticia que acababa de comunicar, Dumbledore no hizo más comentarios sobre los nuevos nombramientos y se limitó a esperar a que reinara de nuevo un silencio absoluto para seguir con su discurso, el cual fue sobre los tiempos oscuros y que debían de mantenerse únicos y en alerta.

Después de que Dumbledore les deseo buenas noches a todos los alumnos comenzaron a retirarse a sus Salas Comunes. Hermione fue a la cabeza del grupo de primero para guiarlos a la Torre mientras que Harry y Ron se quedaron atrás charlando. Alex logró escabullirse entre la gente para llegar a las mazmorras y de ahí al despacho de Severus.

Tocó la puerta tres veces pero no se escucho nada, volvió a tocar y nada. Trato de girar la perilla de la puerta pero estaba cerrada con magia.

—No me queda de otra —se puso en posición para abrir la puerta con su magia elemental y estuvo apunto de usarlo hasta que una voz por detrás la interrumpió

—¿Se puede saber que intentas hacer?

—¡Severus! Pues tú me pediste que viniera

—Pero eso no significa que tires mi puerta con tus poderes

—Perdón

—Ya olvídalo y entra —con un toque de varita retiro los hechizos y abrió la puerta.

Se hizo a un lado para dejarla pasar primero y él entro después cerrando la puerta otra vez con magia. Había un silencio incómodo entre ellos, Alex estaba preocupada por él y por su nuevo puesto, y Severus quería saber porque no había llegado con los demás y se había quedado con Potter.

—Necesito hablar contigo —dijeron los dos a la vez—. Mejor tu primero. ¡Tú primero! —Severus levantó una mano en señal de silencio y le indicó a Alex que hablará primero.

—¿Por qué no me dijiste que Dumbledore te había ofrecido ese puesto?

—Tenía la intención de hacerlo, pero con todo lo que paso pues... no pude decirte. Creí que te alegrarías por mí

—Y me alegra pero...

—Pero ¿qué?

—Estoy preocupada

—¿Preocupada? ¿Por qué?

—¿Cómo que por qué? ¿Acaso no recuerdas que les paso a lo anteriores docentes que hasta uno resultó muerto? ¡Tonto! —le dio la espalda cruzada de brazos

Severus tardo un rato en procesar lo que la chica le dijo y entonces entendió. Recordó que todo lo que les había pasado a sus antecesores de la materia: Muerto, Desmemorizado, Despedido por licantropía, Impostor y Atacada por centauros. Miró a Alex y le pareció escuchar un pequeño sollozo.

—Alex —se acercó a ella y la abrazó con delicadeza por detrás. Por la posición de su pequeña, se había cubierto el rostro con las manos—. Lo siento, supongo que era tan grande mi ambición que no me di cuenta de lo demás. Pero tranquila, a mi no me pasara nada.

—Severus

Alex se soltó de su agarre para poder darse la vuelta y abrazarlo con fuerza por el cuello. El hombre simplemente la abrazo de la cintura con una mano mientras que con la otra le acariciaba el cabello. A pesar de que ya volvía a verse como una chica seguía usándolo corto.

Los dos se separaron un poco. Con el pulgar Severus le limpio las lágrimas y le sonrió con toda sinceridad.

—Bueno, ahora ¿podrías decirme por qué llegaron tarde Potter y tú?

—¿Eh? Bueno...

Después de la reunión del Club de la Eminencia de Slughorn, Harry había decidido seguir a Zabini bajo la capa invisible. Alex se quedo parada en medio del pasillo viendo a su amigo ponerse la capa y desaparecer.

—Se va a meter en problemas

—¿Qué hacemos entonces? —preguntó Xóchitl, quien había ido también

—Pues seguirlo

—Pero aun estando afuera nos verán, de seguro tendrán las persianas abiertas

—Chanclas. No lo pensé

—Creo que yo tengo otra idea

—¿Huh?... ¡Estas loca!

Alex y Xóchitl estaban en forma guerrera ¡en el techo del vagón, justamente sobre el compartimento de Malfoy y compañía!

«Tú querías escuchar ¿no?»

«¡Pero no así!»

«De verdad contamos con la suerte de que no pueden escucharnos. Ahora, saca la oreja extensible y ya cállate»

La forma guerrera saco la cuerda color carne y se la puso en una de sus puntiagudas orejas y pasó la otra por un espacio muy pequeñito entre el marco de la ventana y la pared.

Al principio les pareció aburrida la conversación porque era sobre Slughorn y sus invitados, pero después se inquietaron a escuchar a Malfoy hablando sobre una misión que Voldemort le había encomendado y que tal vez no terminaría lo estudios (aunque más bien eso no le interesaba). Después de eso estancaron el tema ya que se aproximaban al castillo, la licántropo recogió la oreja extensible y comenzó a caminar hasta la orilla del vagón para regresar a su compartimento; regreso a la normalidad y trataron de abrir la puerta pero por alguna razón no se pudo abrir.

—¿Qué rayos...?

Entre las dos trataron de abrirlo pero nada.

—Alex ¿Qué está pasando?

—No sé. Sígueme ayudando

Las dos estuvieron por más de diez minutos intentando abrir la puerta pero aun no lograban abrirla.

—¿Por qué no se puede abrir? —exclamó Xóchitl ya desesperada

—Debieron de haberle hecho algún encantamiento para que no se abriera —contestó Alex, igual algo agotada

—Pero hace poco pudimos salir

—Tal vez solamente se pueda abrir por adentro

—Esto es genial

—Ya, tranquila. En cuanto se detenga el tren entraremos por las puertas normales iré a cambiarme rápido y ya nos vamos con los demás al castillo

—Está bien. Ya que no nos queda de otra

El tren se detuvo por completo unos minutos después y las chicas estaban con intención de bajar y entrar por las puertas de siempre pero la puerta junto a ellas se abrió de golpe y de ella salieron unas cuerdas que las ataron y las metieron al vagón hasta el compartimiento donde estaba Malfoy y compañía.

—Sabía que tenían que estar involucradas en esto

—¡Malfoy! —exclamaron las chicas

—A pesar de que ustedes dos estuvieran en el techo eso no impidió que supiera que estaban escuchando al igual que Potter

—¿Eh?

Las dos bajaron la mirada y vieron a Harry petrificado en uno de los asientos y la nariz sangrándole.

—¡Harry! ¿Qué le hiciste? —exigió saber Alex

—Solo lo deje petrificado. Haría lo mismo con ustedes pero no tengo otra capa invisible para ustedes, así que simplemente las dejare aquí atadas y amordazadas junto a Potter y que regresen a Londres, trió de idiotas

—Eres un...

Alex no pudo terminar de insultarlo porque con otro movimiento de varita la amordazo e hizo lo mismo con Xóchitl, tomo la capa invisible de Harry y lo cubrió con eso. Salió del compartimiento y con otro movimiento de varita cerro las persianas dejándolos indefensos a los tres.

—Y bueno el resto es historia. Tonks nos encontró y nos trajo aquí

Alex al ver el semblante de Severus se dio cuenta de que estaban en serios problemas

—Ay... ¿Severus?

—¿De verdad era necesario QUE SE ARRIESGARAN DE ESA MANERA?

—¿De qué otra manera iba a poder vigilar a Harry y de paso saber que estaba planeando ese rubio?

Severus trato de controlarse lo más que pudo, lo último que quería era discutir con Alex y ahora que en cualquier momento la perdería no quería que lo último que se quedara de él fuera una tonta discusión.

—Será mejor que tus amigos y tu olviden eso

—¿Por qué?

—Si Draco de verdad esta tramando algo lo estaré vigilando muy de cerca. Además de que es imposible que pueda hacer algo malo ya que las medidas de seguridad se endurecieron durante el verano

—Créeme que cuando llegamos fue lo primero que notamos

—Ya mejor olvídalo ¿quieres? Mañana hay clases y tienes que levantarte temprano, porque además tienes que ver que materias seguirás cursando

—De acuerdo. Aunque seguiré cursando todas

—¿Segura? ¿No quieres abandonar alguna? Por ejemplo Adivinación o CCM

—No, las seguiré cursando todas

—Muy bien, como quieras. Solo espero que no abandones mi clase

—Eso no pasara, pero te extrañare en Pociones

Severus le sonrió y la atrajo a su cuerpo con cuidado. Alex rodeo su cintura y recargo su cabeza en su pecho aspirando —lo que era en su parecer— un aroma exquisito

«Pergamino, colonia y menta»

Severus levantó el rostro de Alex por la barbilla y con delicadeza la beso en los labios. Alex subió sus manos hasta su cuello atrayéndolo más hacia ella; Severus la rodeó de la cintura y en un impulso la cargó un poco haciendo que los pies de la chica colgaran un poco. Siguieron besándose hasta que la falta de aire los obligó a separarse, Severus la bajo despacio pero no la soltó sino que pego su frente con la de ella.

—¿Puedo quedarme contigo esta noche? —pidió Alex

—Eso quisiera, pero es la primera noche y resultara extraño que no duermas en tu dormitorio

Alex hizo un pequeño puchero, eso hizo que Severus sonriera; no le importaba que tan infantil logrará ponerse esa chica, la seguiría amando con locura hasta el final. Antes de separarse se dieron un último beso y Alex se dirigió a la puerta.

—Buenas noches, que descanses

—Igualmente pequeña

La chica iba a cerrar la puerta cuando asomo por última vez la cabeza.

—Te-a-mo —y se fue a su Sala Común

Severus se quedo estático. Sabía que la chica se lo decía de corazón, pero después de que se enterará de lo que tenía que hacer a base de un encargo de Dumbledore y la misión de Malfoy, dudaba si la chica seguiría con él hasta el final.

—Yo también te amo Alex. Aprovechare cada minuto del tiempo que nos quede junto, y pase lo que pase, te protegeré.

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