Entregando los regalos. Las cosas se empiezan a complicar
Diciembre llegó con mucha nieve, pero para los de quinto era una tortura total por una montaña interminable de deberes que tenían. Alex tuvo que suspender la elaboración de su osito pero ya iba muy adelantada: ya tenía todas las partes del osito hechas, sólo le faltaba unirlas. Cuando abrió la caja con el material, no sabía si fue por casualidad o quién sabe, la tela del osito era verde oscuro. Ese día, sólo sonrió y comenzó a hacerlo.
De vez en cuando, seguía hablando con Xóchitl por su conexión, pero había varias veces que escuchaba que el tono de voz de la loba parecía como si estuviera planeando algo extraño y más de una vez se quedaba con la duda.
Una semana antes de que comenzarán las vacaciones, Alex y las chicas finalmente terminaron sus ositos: el de Alex era verde con la boca y los pies de color blancos con un listón verde. El de Ginny era totalmente rojo y con un listón dorado. El de Hermione era blanco con un listón café y el de Tonks era beige con un listón rojo.
— ¡Al fin, terminamos! —dijo Ginny. Las cinco estaban en la Casa de los Gritos
No pudieron verse de nuevo en el pueblo porque Tonks sólo consiguió permiso para una vez, pero como era viernes, no había problema.
—Sólo una semana más de clases y a descansar —dijo Ginny, estirándose un poco
—Para ti es fácil decirlo —dijo Alex, algo molesta—. Tú no tienes una montaña de tarea que hacer
—Perdón, olvide que tienen los TIMO's
—Bueno, dejemos esa conversación para después —intervino Luna, tenía en la mano cuatro palitos de papel—. Es hora de ver quien entregará primero el osito a quien. Será del más corto al más largo
Las cuatro se pusieron nerviosas, trataron de convencer a Luna de hacerlo de otro modo pero no lo lograron. Las cuatro los sacaron a la vez y así quedo el orden: Ginny, Hermione, Tonks y Alex.
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Las chicas estaban "casualmente" platicando en la Sala Común, Ginny de vez en cuando movía su pie con claro nerviosismo hacia donde estaba Harry jugando ajedrez mágico con Ron.
—Tranquila, cuando se vaya lo sigues y nosotras evitamos que Ron o alguien más vaya y los interrumpa —dijo Alex tratando de darle ánimos a Ginny
—Gracias
Entonces vieron que el azabache se ponía en pie y se dirigía al dormitorio de los chicos. Neville, Seamus y Dean seguían ahí, pero Ron también se puso de pie y entonces las chicas fueron a frenarlo.
— ¡Hola Ron! ¿A dónde vas?
—Hola Alex, pues... A mi dormitorio con Harry
—Oye ¿no quieres jugar con nosotras ajedrez mágico?
—Pero sabes que yo no... —comenzó a decir Hermione, pero Alex le dio un codazo para callarla—. Eh... ¡S! ¿Qué te parece?
—Está bien
EN EL DORMITORIO DE LOS CHICOS...
Ginny estaba detrás de la puerta, tratando de controlarse.
—Ánimo, sé que puedo —levantó la mano hacia la perilla, pero se detuvo—. ¡Ay! ¡No puedo!
— ¿Quien está ahí? —Harry abrió la puerta y se sorprendió un poco—. ¡Ginny! ¿Qué haces aquí? Ron se quedo abajo y aquí no duermen los gemelos
—Lo sé, es que... al qué buscaba era... a ti
— ¿A mí?
—Sí, bueno... —acomodó en sus manos la bolsa azul marino que tenía en las manos con un listón blanco y se la tendió a Harry—, quiera darte esto
— ¿Enserio? Vaya, gracias —el chico tomó el regalo—. ¿Quieres que lo abra ahora o después?
—Como gustes
El chico lo abrió y extrajo el regalo. Le sorprendimos mucho lo que vio.
—Un osito rojo. Gracias
—Sí, bueno... yo
Harry se sorprendió de verla otra vez ponerse así enfrente de él, hacia mucho que no lo hacía y por alguna extraña razón, le pareció tierno.
—Gracias Ginny. Lo cuidare muy bien
La chica lo miró a los ojos y sonrió
—Qué bueno que te gusto. Bueno nos vemos mañana —y se retiró de ahí
Harry volvió a mirar el osito y sonrió un poco.
—Mejor lo escondo de la vista de Ron y los demás. Si los Weasley se enteran, no dejarán de molestarla por un largo rato —y entro al dormitorio de los chicos
Ginny bajo muy feliz y se sorprendió de ver a sus amigas jugando ajedrez mágico contra su hermano.
—Ya te volví a ganar Hermione ¿ya me puedo ir? Estoy cansado
Las chicas se tensaron, pero vieron a la pelirroja con una sonrisa y entonces entendieron que le fue muy bien.
—Está bien. Ya te puedes ir. Pero no te enojes —dijo Alex
—Bueno, nos vemos —el pelirrojo comenzó a caminar hacia la entrada de la Torre
— ¿A dónde vas?
—Tanto jugar me quitó el sueño. Voy a dar una vuelta —y salió por el retrato
—Bueno —Ginny le llego a sus amigas por atrás—. Te va, Hermione
La castaña sólo se sonrojó, tomo la bolsa con el osito y salió detrás el pelirrojo.
—No vi como te fue con Harry, pero esto no me lo pierdo
—Yo tampoco. No es por ser mala con ella, pero siento que Ron hará una tontería
—Lo mismo dijo —y las dos salieron también
EN EL PASILLO, A UNOS METROS DE LA DAMA GORDA
— ¡Ron! ¡Espera!
El pelirrojo volteó y se sorprendió de ver a Hermione
— ¿Qué pasa? Sólo voy a dar una vuelta, no voy a...
—Ya se... es sólo que... quería darte algo
— ¿Darme algo? ¿Qué cosa?
Como única respuesta, Hermione le tendió una bolsa roja con listón dorado. Ron la tomó dudando por un momento.
— ¿Para mí? Gracias
Cerca de ellos, estaban mirando Alex y Ginny.
—Que tonto. Claro que es para él
—Si ya conoces a tu hermano, Ginny. ¿Qué esperabas?
El pelirrojo lo abrió y se sorprendió con lo que sacó de él.
— ¿Un oso blanco? —Lo comenzó a examinar y después comento a girarlo agarrándolo por uno de sus brazos—. Te agradezco el detalle, Hermione. Aunque esto es de niña, si querías darme algo, podía haberme dado... —pero no término, porque Hermione lo tomó del cuello de la camisa y comenzó a zarandearlo
— ¡Eres un tonto insensible! ¡No sabes cuánto trabajo me costó hacerlo! ¡No tienes que tratarlo así!
Desde su escondite, Alex y Ginny estaban indignados.
— ¿Por qué esto no me sorprende? —pregunto sarcásticamente Alex, con una mano en la frente
— ¡Eres un tonto! —dijo Ginny con la sien palpitándole mucho y un puño arriba de manera amenazante
Pasaron como quince minutos para que Hermione lo soltara y regresara a la Sala Común hecha una fiera y a Ron en el suelo, mareado por tanto movimiento.
—Mejor la dejamos sola —comentó Alex
—Te secundo —concordó Ginny—. ¿Cómo le irá a Tonks?
—Pues creo que mejor que a Hermione. Y ahora que lo pienso, creo que no fue necesario que Tonks hiciera eso del orden para entregar el oso, porque ella ni esta aquí y no vamos a poder verlo
—Ahora que lo dices... estoy de acuerdo con eso
EN GRIMMAULD PLACE...
Acababa de terminar otra sesión de la Orden, Tonks miraba a Remus y sentía que en cualquier momento se le iba a salir el corazón.
— ¿Ya te vas, Lunático? —preguntó Sirius desde su lugar
—Sólo iré un momento al estudio de tu padre a buscar un libro y después me retirare —respondió Remus en el marco de la puerta
—Puedes quedarte a cenar, si gustas
—Está bien, enseguida regreso
Toda la Orden ya se había ido. Sirius se fue un momento a ver como estaba Buckbeak, mientras que los Weasley terminaba de recoger todo. Entonces, Tonks aprovecho su oportunidad. Tomó su bolsa y corrió detrás del merodeador más tranquilo.
Subió las escaleras rápido y en silencio, paso con cautela por el cuadro de la madre de Sirius y siguió con su camino, llegó al final de la escalera y vio entrar al merodeador por una puerta a la derecha.
— ¡Remus! —no había subido bien el escalón, por lo que se cayó
Remus salió y la vio en el suelo.
— ¡Tonks! —se acercó a la auror y la ayudo a levantarse —. ¿Estás bien? ¿No te lastimaste?
Por los nervios, Tonks se soltó de su agarre y se puso de pie.
— ¡Sí! Sí, estoy bien
—Me alegra. Oye, me pareció que me estabas llamando
—Eh... si... bueno... yo...
—Vamos al estudio a hablar con más calma ¿te parece?
La auror solamente asintió. Entraron a la estancia —con aspecto macabro— y Remus se sentó en un sillón para dos, indicándole a Tonks para que se sentará junto a él. La chica lo hizo y comenzó a ponerse roja, tanto que su cabello obtuvo el mismo color.
—Dora —la aludida levantó la mirada sorprendida—. ¿Segura que te encuentras bien? —Remus posó una mano sobre la de ella y se puso más roja
—Bueno, lo que pasa, es que... es que... —se volteó para mirarlo y le tendió la bolsa amarilla con un listón negro, pero casi pegándole en la cara—. ¡Perdón! Es que... Te traje esto
— ¿De verdad? Vaya, muchas gracias —dijo el merodeador, tomando la bolsa con delicadeza—. ¿Puedo abrirlo?
Tonks solamente asintió. Remus lo abrió y sacó el contenido.
—Vaya, es un osito. Dora, no sabía que te gustara este tipo de cosa.
—Bueno, lo hice por...
—No te estoy cuestionando. Si es la primera vez que haces algo así, pues déjame decirte que no parece, te quedo muy bien
— ¿En serió? ¡Gracias!
—Gracias a ti, Dora. Lo cuidare con mucho cariño. Eso sí, y espero no te ofendas, lo tendré muy bien guardado, casi que parezca que lo estoy escondiendo
—Creo que ya entendí porqué
Los dos rieron. Tonks logró calmarse y su pelo regreso a ser rosa chicle.
EN HOGWARTS (LAS MAZMORRAS)...
Alex estaba muy nerviosa y temblaba a más no poder. Logró salir de la Torre de Gryffindor y dirigirse a las mazmorras, ya era tarde y sabía que a esas horas ya no debía de estar rondando por ahí, pero es que no quería que las chicas se enteraran.
—Sólo voy, se lo doy y ya. Me voy a meter en problemas por eso pero lo vale
Llegó hasta el despacho de su profesor. Levantó una mano para tocar, pero no se atrevía
— ¡Vamos, sólo hazlo!
Al fin logró tocar con suavidad y bajo rápido la mano, esperando escuchar sus gritos pero estos nunca llegaron. Volvió a tocar pero nada, entonces se le ocurrió una locura: entraría al despacho y le daría el osito.
Abrió con cuidado la puerta y se asomó un poco a la puerta. Estaba oscuro y no lograba ver nada.
— ¿Severus? —Silencio, entonces entro al despacho y cerró la puerta con cuidado—. ¿Severus? Disculpa por molestar a estas horas, pero...
De pronto, se escucho el ruido de unas llamaradas saliendo de la chimenea. Se acercó un poco y se sorprendió por lo que vio: Severus Snape salía de la chimenea muy malherido.
— ¡Severus!
Dejo caer el osito y corrió a auxiliarlo. Al verlo más de cerca sintió que se le paraba el corazón, se veía exactamente igual que su boggart del tercer año. Severus estuvo a punto de caerse de no ser porque la chica logró atraparlo.
—Severus...
El profesor con dificultad logró incorporarse y ver a la chica a los ojos.
—A...
—Sh... Tranquilo, todo estará bien
Con dificultad logró llevarlo hasta su habitación y con cuidado lo recostó. Con un Accio conjuro un díctamo, se puso roja por lo que tenía que hacer pero no tenía de otra. Con cuidado, acercó sus manos hacia los botones de la levita, pero una mano la detuvo con delicadeza.
—Severus
—E... estoy bien
—No, no lo estas. Espera, en seguida te curo
Bajo la atenta mirada de Severus, comenzó a quitarle la levita y la camisa, pero cuando lo hizo, se llevó las manos a la boca: su cuerpo estaba lleno de sangre y había varias heridas, algunas profundas.
Abrió la poción y comenzó a extenderlo por todo su cuerpo. El profesor soltaba gritos y quejidos de dolor y Alex trataba de tranquilizarlo. Cuando término de curarlo, le limpio las heridas. Fue al armario de su profesor y le sacó su pijama.
Lo incorporó con cuidado en la cama y comenzó a vestirlo. Se incómodo bastante cuando le quitó los pantalones de vestir y le puso el del pijama.
—Ya está. ¿Cómo se siente?
—Un poco adolorido, pero bien
— ¿Seguro?
—Sí
Estuvieron en silencio por un momento hasta que Alex recordó algo.
—Ah, Severus. Te traje algo pero lo deje caer cuando entre. Voy por ella.
Salió de regreso al despacho y encontró la bolsa en el suelo, no se maltrató mucho y el contenido estaba bien.
Regresó con su profesor, tomó una silla y la acercó junto a la cama. Severus veía con curiosidad la bolsa, era negro con un listón verde y plateado.
— ¿Qué es eso?
Alex se puso roja antes de contestar.
—Es... sólo un pequeño detalle
Le tendió la bolsa y el profesor la tomó.
—Gracias
La abrió y se sorprendió bastante con lo que había adentro.
—Un... ¿Oso de felpa?
—Sí, sé que no es algo muy común para ti pero...
Ya no continuó, porque Severus la calló poniendo su dedo sobre sus labios.
—Gracias y tienes razón no son cosas de mi gusto, pero es muy lindo el detalle. Tú lo hiciste ¿cierto?
—Sí
—Te quedo muy bien. Muchas gracias, lo cuidare mucho
Alex se puso más roja pero tenía una sonrisa en su rostro.
—Bueno, eh... tengo que regresar a mi Sala Común. Si necesitas algo sólo avísame ¿de acuerdo?
—Está bien. Buenas noches y gracias por el regalo
—De nada
La chica se retiró. Todavía estaba preocupada por Severus, pero no podía quedarse con él porque si no resultaría muy sospechoso. Logró regresar sin ningún problema y se fue a la cama, aún recordando como llego.
—Severus, quisiera que no tuvieras que arriesgar tu vida
Y con ese último pensamiento, se durmió.
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En esa misma semana, fueron de nuevo las pruebas de Quidditch para reemplazar a Harry y a los gemelos. Alex y Hermione fueron al campo para ver cómo le iba a Ron y a apoyar a Ginny porque también quería entrar al equipo.
—Espero que quede como Buscadora —dijo de Ginny, de camino al campo de Quidditch—, no tengo complexión de Golpeadora
—Estoy segura que lo lograrás —la ánimo Alex—, sólo espero que la competencia no esté ruda
—Lo mismo espero
Ginny se acercó al campo corriendo, mientras que Alex y Hermione se iban a mirar a las gradas. Había muchos aspirantes, pero no parecía que alguno fuera apto para alguno de los puestos. Las pruebas empezaron y, como sospecharon, no había buen material para el equipo, solamente quedo Ginny como Buscadora, como ella quería. Lo que costaba trabajo era encontrar golpeadores.
—Están algo enclenques ¿no crees? —comentó Alex
—No sé mucho de esto, pero a simple vista, parece que sí —contestó Hermione
Después de diez minutos, finalmente Angelina encontró a un Golpeador, su nombre era Jack Sloper.
—Sólo falta uno —dijo Alex
—Lo sé —respondió Hermione, ahogando un bostezo—. Esto ya me aburrió, mejor regresemos a la Sala Común o adelantémonos para ir a arreglar todo para el ED.
Alex asintió y se puso de pie. Mal la latina dio media vuelta, cuando alguien grito.
— ¡Cuidado!
La chica se volteó y vio que se acercaba a una bludger.
— ¡Hermione, agáchate! —exclamó Alex
Hizo un encantamiento convocador a uno de los bares y cuando su amiga se agacho, le dio un fuerte golpe a la bola que la mandó al otro lado del campo, pasó justamente en medio del aro de gol y se estrelló contra las gradas que estaba atrás de estas.
Hubo un largo silencio en la que todos miraban el lugar donde la bludger se impactó y luego miraron a la latina, quien seguía en su misma posición, todavía sin creer lo que había hecho.
—Eh... creo que se me fue la mano —dijo Alex, como no queriendo la cosa
—Eso... fue... ¡Increíble! —exclamó Angelina
— ¿Eh?
Todo el equipo dio media vuelta a su escoba y se acercaron a las gradas donde seguían paradas las chicas.
— ¡Ese fue un golpe excelente! —comentó Angelina—. Nunca había visto a alguien golpear de esa manera, ¡y mucho menos a una chica! Sin ofender, claro
—No... No es ofensa
— ¡Entra al equipo, por favor!
— ¿Qué?
— ¡Por favor! Sólo nos falta un jugador y tú eres la única que da el alto de hacerlo
—Bueno... yo...
Todo el equipo (a excepción de los hermanos Weasley) la miraban con intensidad. Alex solamente soltó un suspiro.
—Está bien, lo haré
— ¡Gracias! —exclamó todo el equipo
—Te prestare después mi catálogo de escobas para que vayas revisando algún modelo que creas conveniente para ti —dijo Angelina
—Está bien, gracias
Todo el equipo regresó satisfecho a los vestidores. Alex no estaba muy convencida, pero después pensó que no era mala idea intentarlo, sólo necesitaría volver a practicar en una escoba. Y hablando de eso... ella no sabía nada de escobas y no sabía que tan caras podían ser.
«¿Qué voy a hacer?»
Siguió con esa duda hasta que llegó a la Sala de Menesteres para la última reunión antes de las vacaciones. Al llegar, le sorprendió ver que Angelina, Alicia y Katie habían llegado antes que ella a la Sala.
—Bueno —dijo Angelina con mucho ánimo, quitándose la capa y dejándola en un rincón—, por fin los hemos reemplazado.
— ¿Reemplazado? —inquirió Harry sin comprender.
—A ti, a Fred y a George —aclaró Angelina, impaciente—. ¡Tenemos otro buscador!
— ¿Quién es?
—Ginny Weasley —dijo Katie.
Harry la miró boquiabierto.
—Sí, ya sé... —comentó Angelina, que luego sacó su varita y flexionó el brazo—, pero es muy buena, la verdad. No es que tenga nada contra ti, desde luego —añadió lanzándole una mirada asesina—, pero como tú no puedes jugar...
Harry se calló la respuesta que estaba deseando darle: ¿acaso se imaginaba que él no lamentaba su expulsión del equipo cien veces más que ella?
— ¿Y los golpeadores? —preguntó intentando controlar su voz.
—Uno es Jack Sloper —dijo Alicia sin entusiasmo—. No es que sea muy buenos, pero comparado con el resto de los inútiles que se han presentado...
— ¿Y el otro?
—No te lo vas a creer, pero es...
—Soy yo
— ¿Alex?
La chica había llegado por detrás de la capitana, quién se dio la vuelta para verla. Harry todavía no salía de su asombró.
—Sorpresa
—Pero... ¿Cómo...? Creí que no era de tu agrado
—Tal vez sea más divertido jugarlo que sólo verlo. Además, fue un accidente
—Un oportuno accidente —dijo Katie
Las tres le explicaron lo que pasó y el azabache se sorprendió.
—Bueno, extraño pero conveniente. No pensé que tuvieras tanta fuerza
—Ni yo
Los dos sonrieron y dieron comienzo a la reunión.
—Bueno —dijo Harry, y llamó a sus compañeros al orden—. He pensado que esta noche podríamos repasar lo que hemos hecho hasta ahora, porque ésta es la última reunión antes de las vacaciones, y no tiene sentido empezar nada nuevo antes de un descanso de tres semanas...
— ¿No vamos a hacer nada nuevo? —preguntó Zacharias Smith en un contrariado susurro, aunque lo bastante alto para que lo oyeran todos—. Si hubiera sabido, no habría venido.
—Es una lástima que Harry no te lo haya dicho antes —replicó Fred.
Varios estudiantes rieron por lo bajo. Harry observó que Cho también reía y volvió a notar aquella sensación de vacío en el estómago, como si se hubiera saltado un escalón al bajar por una escalera. Alex se dio cuenta de la reacción de su amigo y enseguida entendió lo que le pasaba, pero decidió guardar discreción.
—Practicaremos de a dos —siguió—. Empezaremos con el embrujo obstaculizador durante diez minutos; luego nos sentaremos en los almohadones y volveremos a practicar los encantamientos aturdidores.
Los alumnos, obedientes, se agruparon de dos en dos; Harry volvió a formar pareja con Neville. La sala se llenó enseguida de gritos intermitentes de ¡Impedimenta! Uno de los integrantes de cada pareja se quedaba paralizado un minuto, y durante ese tiempo el compañero miraba alrededor para ver lo que hacían las otras parejas; luego recuperaban el movimiento y les tocaba a ellos practicar el embrujo.
Neville había mejorado hasta límites insospechables. Al cabo de un rato, Harry, después de recuperar la movilidad tres veces seguidas, le pidió a Neville que practicara con Ron y Hermione para que él pudiera pasearse por la sala y observar cómo lo hacían los demás. Al pasar junto a Cho, ella le sonrió; Harry resistió la tentación de pasar por su lado más veces.
Tras diez minutos de practicar el embrujo obstaculizador, esparcieron los almohadones por el suelo y se dedicaron al encantamiento aturdidor. Como no había suficiente espacio para que todos practicaran a la vez, la mitad del grupo estuvo observando a la otra un rato, y luego cambiaron. Harry se sentía muy orgulloso mientras los contemplaba. Ciertamente, Neville aturdió a Padma Patil en lugar de a Dean, al que estaba apuntando, pero tratándose de Neville podía considerarse un error menor, y todos los demás habían mejorado muchísimo. Al cabo de una hora, Harry les dijo que pararan.
—Lo están haciendo muy bien —comentó, sonriente—. Cuando volvamos de las vacaciones, empezaremos a hacer cosas más serias; quizás el encantamiento Patronus.
Hubo un murmullo de emoción y luego la sala empezó a quedarse vacía; los estudiantes se marchaban en grupos de dos y de tres, como de costumbre, y al salir por la puerta deseaban a Harry feliz Navidad. Éste, muy animado, ayudó a Ron y a Hermione a recoger los almohadones, que amontonaron en un rincón. Ron y Hermione se fueron antes que Harry, que se rezagó un poco porque Cho todavía no se había ido, y él suponía que también le desearía unas felices fiestas.
—No, ve tú primero —oyó que le decía a su amiga Marietta, y el corazón le dio tal vuelco que pareció que se lo enviaba a la altura de la nuez.
Sólo quedaban ellos y Alex. La chica se acercó a su amigo, quien seguía "acomodando" los almohadones.
—Bueno, nos vemos después en la Sala Común, Harry
El chico dio un brinco pero respondió a su amiga con un gesto en la mano y la chica salió de la Sala.
Siguió su camino pero estaba algo distraída y chocó con algo y casi caía de no sé porque alguien la sujeto de la mano.
—Perdón, yo...
—O necesitas estar más al pendiente de tu entorno... O te consigues lentes nuevos
— ¡Severus!
—Ya me está preocupando de que siempre estés distraída. ¿Estás bien?
—Eh... ¡Sí! Sí, estoy bien. Gracias
Los dos se miraron a los ojos por un largo rato, hasta que escucharon que alguien se acercaba.
—... deben de estar por aquí en algún lugar. Estoy segura de que no han de estar en sus dormitorios
— ¡Rayos!
—Umbridge —Severus tomó como más firmeza a Alex de la mano—. ¡Por aquí!
Los dos corrieron por varios atajos hasta poder llegar un pasillo antes del cuadro de la Dama Gorda.
—Eso estuvo cerca. Gracias Severus
—De nada, pero debes de ser más cuidadosa. Imagina lo que te había pasado si te atrapaba
—Lo sé —Alex bajo la mirada algo apenada—. Gracias otra vez, buenas noches
Sólo dio dos pasos cuando sintió que chocó con algo plano y duro.
— ¿Qué carambas...?
Severus se acercó también, pero con más cautela y con una mano al frente. Comprobó que efectivamente había algo ahí. Pasó su mano y vio que estaban en una especia de campo de energía cilíndrica.
— ¿Qué es esto? ¿Algún truco de la sapo? Porque si es así la voy a... —entonces Alex se percató de que Severus miraba arriba de sus cabezas y que estaba algo rojo—. ¿Qué tienes? —pero no recibió respuesta
Alzo la mirada también y, entre que sintió que se le subían todos los colores, sintió un vuelco al corazón: los dos estaban justamente debajo de un muérdago.
—Ay... rayos
—Albus y sus ideas
— ¿Eh?
—Este es un muérdago mágico. Cuando dos personas están debajo de él, aparece este campo de energía o lo que sea y la única forma de salir es... bueno...
—Con... Un beso
—Exacto
Alex solamente se puso más roja
—Aunque es extraño
— ¿Por qué?
—Porque esto sólo funciona cuando las dos personas... —entonces entendió lo que pasaba
«Este tipo de muérdago sólo se pone así cuando las dos personas que están abajo de él se aman. Eso significa que...» pensó Severus, cada vez poniéndose más rojo.
Los dos se miraron a los ojos y estaban rojos a más no poder. Los dos sabían que la única manera de salir era darse un beso. Alex se puso de puntitas y le dio un rápido beso en la mejilla y trató de salir, pero no paso nada.
«Ay... si es de la otra manera» pensó Alex
Los dos volvieron a mirarse. Alex no se atrevía a dar el primero movimiento, así que solamente cerró los ojos y levantó un poco el rostro hacia donde estaba Severus. Él entendió la indirecta y no tuvo más opción que hacerlo.
Tomó a Alex con delicadeza del rostro y poco a poco comenzó a acercarse a ella. La chica estaba nerviosa y temblaba un poco, pero al parecer Severus no lo noto.
Severus rozó un poco los labios de la chica y se dio cuenta de que ella se estremeció un poco.
«Nunca me había latido el corazón tan rápido... ¡Y sólo ha rozado mis labios!»
«Nunca creí que volvía a experimentar este sentimiento... ¡Y con un pequeño tacto de sus labios!»
Severus se llenó de valor y finalmente posó sus labios sobre los de Alex.
Sintieron que el mundo se detenía, que sólo existían ellos y solamente existía ese momento. Alex respondía al beso de manera tímida y torpe, pero a Severus no le importaba, solamente le interesaba sentir los labios de la chica contra los suyos. Tenía razón... los labios de Alex eran suaves y cálidos, y ella se sorprendió de que, a pesar de que eran firmes y delgados, le transmitían cariño y calidez.
La chica posó sus manos sobre el pecho de Severus mientras que él bajaba sus manos a la cintura de la chica. De pronto sintieron que algo frío y en pequeñas partes caían sobre ellos. Rompieron el beso y se sorprendieron de ver que del muérdago mágico comenzaba a salir nieve suave y blanca.
Los dos volvieron a mirarse y poco a poco se separaron, desviando la mirada y totalmente rojos.
Alex pasó una mano por el aire y se dio cuenta de que los dos ya eran libres. Estuvo a punto de irse, pero dio media vuelta, se paró de puntitas y le dio un beso fugaz a Severus en los labios.
—Que tengas unas lindas vacaciones, Severus —y se fue de ahí
El profesor se llevó los dedos a sus labios y los acarició por un momento.
—Espero que tu también, pequeña
Severus se dio media vuelta para regresar a las mazmorras, pero con una sonrisa discreta en el rostro y un leve sonrojo.
Mientras tanto, Alex corría hacia la Torre de Gryffindor y cuando entro, se recargó en el cuadro deslizándose hasta caer al suelo.
—Él me beso otra vez...
— ¿Quién te beso?
Alex levantó la mirada y sintió que el alma se le iba a los pies al ver a sus amigos parados ahí. Lo bueno es que los cuatro eran los únicos que quedaban en la Sala Común.
—Eh... ¡Nada! —se puso rápido en pie y se pasaba la mano detrás de la cabeza con nerviosismo—, no... no es nada
Los tres la miraron con desconfianza. La latina trato de evadirlos y regresar a su dormitorio, pero al pasar junto a Harry, este la sujeto del brazo arriba del codo sin llegar a lastimarla. Alex se puso tensa con el tacto.
— ¿Pasa algo, Harry?
El chico la miraba con seriedad.
— ¿Harry?
— ¿Por qué?
— ¿Por qué... qué?
— ¿Por qué tienes impregnado el olor de las mazmorras?
Alex se tensó más.
«¡En la torre!»
—No... No sé a qué te refieres. Si vengó de la Sala de Menesteres, igual que todos. No es posible que haya ido y regresado rápidamente, ni que me moviera a...
—Pero te encontraste con Snape ¿cierto? —La chica solamente se quedo callada—. ¿¡No es cierto!?
Alex se soltó de un tirón y se alejó de él, apenada.
—Sí... es cierto
— ¿Qué? ¡No estarás hablando en serió! —preguntó Ron
— ¿Te regañó o que te hizo? —preguntó Hermione. Alex solamente negó levemente con un movimiento de cabeza—. Entonces ¿qué pasó?
—Bueno... yo...
—Alex —la chica levanto la mirada y se encontró con la mirada sería de Harry—. Cuando llegaste murmuraste "Él me beso otra vez" —«¡Chanfle!»—, lo que quiero saber ¿es que si la persona a la que te refieres es... Snape?
Ahora sí, Alex sintió que ya no tenía alma.
— ¡Responde!
Alex no dijo nada, sólo dio media vuelta con rumbo a su dormitorio.
—Entonces ¿es cierto lo que te dije?
— ¡Eso fue porque quedamos atrapados en un muérdago mágico! ¡No es por otra cosa que tu tal vez estés pensando! «No puedo decirles la verdad»
—Estas mintiendo —la latina volteó para encarar a su amigo—, cuando llegaste, se notó en tu voz felicidad. Dime ¿tú sientes algo por él?
Este día —o más bien noche— se estaba poniendo cada vez peor. Se dio la media vuelta para encararse a su amigo.
—Por favor no malinterpretes las cosas. Harry, estoy algo agotada; por favor no hagas esto un drama, mejor vamos a dormir ¿sí?
—Está bien, pero tendremos esta conversación en otro momento ¿de acuerdo?
Alex sólo soltó un suspiro.
—De acuerdo —dio media vuelta y se fue a dormir
Al principio no había soñado nada, pero de pronto empezó a tener un sueño extraño:
Alex notaba su cuerpo liso, fuerte y flexible. Se deslizaba entre unos relucientes barrotes de metal, sobre una fría y oscura superficie de piedra... Iba pegada al suelo y se arrastraba sobre el vientre... Estaba oscuro, y, sin embargo, ella veía a su alrededor brillantes objetos de extraños y vivos colores. Giraba la cabeza... A primera vista el pasillo estaba vacío, pero no... Había un hombre sentado en el suelo, enfrente de ella, con la barbilla caída sobre el pecho, y su silueta destacaba contra la oscuridad...
Alex sacaba la lengua... Percibía el olor que desprendía aquel hombre, que estaba vivo pero adormilado, sentado frente a una puerta, al final del pasillo... Alex se moría de ganas de morder a aquel hombre... Pero debía contener el impulso..., tenía cosas más importantes que hacer...
No obstante, el hombre se movía... Una capa plateada resbalaba de sus piernas cuando se ponía de pie de un salto, y Alex veía cómo su oscilante y borrosa silueta se elevaba ante ella; veía cómo salía una varita de su cinturón... No tenía alternativa... Se elevaba del suelo y atacaba una, dos, tres veces, hundiéndole los colmillos al hombre, y notaba cómo sus costillas se astillaban entre sus mandíbulas y sentía el tibio chorro de sangre...
El hombre gritaba de dolor... y luego se quedaba callado... Se tambaleaba, se apoyaba en la pared... La sangre manchaba el suelo...
Alex sentía que la mitad de su cara le iba a estallar de dolor y gritaba con mucha intensidad.
—Alex... ¡Alex!
La chica despertó sobresaltada.
—Alex, ¿estás bien?
La chica volteó para ver quién era.
—Severus...
— ¿Estás bien?
—No... Hay problemas, el Sr. Weasley...
—Lo sé. Potter tuvo la misma visión y ya le avisó a Dumbledore. Se fue con los demás Weasley al cuartel de la Orden
— ¿Y cómo esta?
—Todavía no sabemos. Dumbledore quiere hablar contigo
—Está bien. Pero, tengo una duda
— ¿Sí?
— ¿Cómo entraste aquí?
—Deberías fijarte mejor en tu dormitorio
— ¿Por?
Severus solamente señalo al frente y la chica miro, entonces se sintió como una completa idiota.
—Hay una chimenea ahí
—Por eso digo, que ya sabía
La chica se levantó, se puso sus tenis y una bata para ir a ver al director. Se fue por medio de la Red Flu junto a Severus. Cuando llegaron, vieron que solamente estaba Dumbledore y McGonagall.
Dumbledore hablo con ella sobré la misma visión de Harry, y entonces Dumbledore confirmó sus sospechas, pero no dijo nada. El director indicó que la chica igual se fuera. Sin embargo, no iría a Grimmauld Place con los otros.
—Entonces ¿a dónde irá? —preguntó McGonagall
—Con Severus
3...
2...
1...
— ¿QUÉ?
—Albus
—Por ahora, estará segura ahí. Pero tranquila, estarás con los demás en las fiestas
Los tres lo miraron como queriendo decir «¿Y eso a que viene?» y Alex se imaginó que a los tres les salía una gótica de sudor tipo anime por el comentario.
El director usó otra de sus cosas para hacerla Traslador y en ella se fueran la chica y el pocionista. Llegaron a una casa que se veía algo tétrica.
—Se que no tiene un buen aspecto pero... Es mi casa
Alex se puso roja
—Lo siento
—Tranquila, lo entiendo. Será mejor que vayas a dormir por un momento. Te llevare a una habitación para que descanses
—Gracias
Severus la guió por unas escaleras hacia el segundo piso, la segunda puerta a la derecha entró a una habitación algo oscura y húmeda.
—Esta era mi habitación
—Gracias Severus, pero... —Alex se puso algo roja antes de hablar—, quisiera... Dormir contigo. Es que tengo mucho miedo.
Severus igual se puso rojo, pero no pudo negarse
—Está bien. Vamos a dormir
Los dos se metieron a la cama, Severus tuvo la intención de darle la espalda para darle su espacio, pero la chica logró acomodarse en su pecho y lo abrazó por la cintura.
—Buenas noches, Severus
—Buenas noches, Alex
El profesor logró pasar su brazo por la cintura de la chica y los dos se quedaron dormidos.
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