El secreto de Severus, XV años
Alex siguió caminando sin rumbo por los pasillos; si había tenido intención de ir a la enfermería por algo para el dolor de cabeza, pero algo le hizo cambiar de opinión y ponerse a deambular por los desiertos pasillos del castillo todavía dándole de vueltas a lo que acababa de ver en Adivinación, haciendo que varias dudas rondaran por su cabeza. ¿Por qué, últimamente tenía esas extrañas visiones? ¿Por qué podía ver cosas que solamente Harry podía ver? ¿Qué era lo que le estaba pasando?
Siguió encerrada en sus pensamientos hasta que chocó con alguien y estuvo a punto de caerse de no ser porque la sujetaron de la muñeca.
-Perdón, no vi por donde iba
-Eso ya no me sorprende
-¡Curio!
El búlgaro le sonreía con cariño y, sin que la chica lo esperara, le dio un fugaz beso en los labios.
-¿Qué estas haciendo aquí? Creí que tenías clases
-Me salí porque me dolía la cabeza ¿Tu no deberías estar en clases, también?
-Tengo un tiempo libre. ¿Quieres ir a dar una vuelta un rato?
-Si... estaría bien
Curio le quitó la mochila y se la colgó, como todo un caballero, sorprendiendo a Alex con ese gesto. Aun no se acostumbrara a que un chico fuera tan atento con ella. El chico le ofreció su mano y los dos salieron a los terrenos de Hogwarts sin darse cuenta que una mirada oscura los veía con recelo y otra dorada, quien rodó los ojos al ver la actitud de su acompañante.
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-Creo que no es necesario que te lo diga pero... te lo dije
-Y sabes que no es necesario que me lo restriegues en la cara, gracias
Severus estaba en el Gran Comedor junto con Dumbledore cuando vio a Alex entrar de la mano del "mocoso búlgaro" como Severus lo llamaba desde que lo veía más unido que nunca a la latina.
-A mi me parece que esos dos ya son...
-Ni se te ocurra decirlo
Desde hace unos días el profesor de pociones la había visto más seguido con ese mocoso y no podía evitar ponerse celoso. Había escuchado que Alex ya era novia de ese "bruto aprovechado" pero él se negaba a creer que eso fuera posible, por lo que decidió comenzar a seguirlos (más de la cuenta) para confirmarlo.
Estaba caminando por los pasillos, no tenía clases a esa hora y sabía que la chica estaría en clase de Adivinación con la farsante de Trelawney, se dirigió hacia donde se localizaba el aula cuando escuchó que alguien se acercaba.
Se escondió detrás de un pilar, y sintió que la sangre le hervía al ver a la chica tomada de la mano de ese patán búlgaro, quien llevaba colgada la mochila de la castaña. Pero hubo algo que no le cuadraba; se supone que ella estaría en clase de Trelawney, entonces... ¿Qué rayos hacía fuera del aula con semejante compañía?
Vio que iban hacia los terrenos del castillo por lo que opto en seguirlos.
-Una cosa es que te guste alguien y otra, muy diferente, es acosarla
Severus se volteó algo sorprendido y vio que solo se trataba de Xóchitl.
-Solo me faltaba una escoba andante detrás de mí
-Ay... que simpático -contestó Xóchitl de manera sarcástica
-¿Ahora que quieres?
-Ver que tan idiota te ves babeando por Alex
-Que graciosa. Mejor cállate
-Como quieras
Los dos siguieron a la pareja hasta el Lago Negro, quienes se sentaron en un árbol caído. Severus y Xóchitl estaban escondidos entre los arboles.
-¿Por qué no mejor te das por vencido?
-¿Por qué no mejor te callas?
-Que delicado
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-Entonces ¿Qué hacías fuera de clases?
-Es que... me empezó a doler la cabeza y quise ir a la enfermería por algo para que se me quitara el dolor
-¿Segura que es solo eso?
-Sí ¿Por qué?
-Porque me pareció que más bien... tuviste una visión extraña
-Bueno... -Alex dudaba en decirle a Curio lo que vio en la clase de Adivinación o guardárselo, así que optó por lo segundo-. Como la profesora siempre tiene muy aromatizado el salón, la chimenea encendida —incluso cuando hace calor— y encerrado, pues hizo que me quedara dormida, pero me termine sofocando y sintiéndome mal
-Pero ¿ya estas mejor?
-Si, creo que solo necesitaba aire fresco
-Me alegro -tomó a Alex de la barbilla para que lo mirara y le dio un suave beso en los labios
Alex seguía sintiéndose mal por lo que estaba haciendo. No le gustaba jugar con los sentimientos del chico, ella no lo quería como él a ella, pero ella creía que si estaba con él podría olvidar a cierto hombre oscuro, quien nunca le correspondería.
Se separaron bruscamente al escuchar ruidos extraños viniendo detrás de ellos, justamente en los límites del Bosque Prohibido.
-¿Qué fue eso? -preguntó Curio
-Ni idea -contestó Alex-. Tal vez algún ave o algo por el estilo. La verdad no sé que otras criaturas mágicas viven en el Bosque Prohibido.
-Solo espero que no sea nada peligroso
-Tranquilo, mis amigos y yo hemos venido siempre por aquí y no nos ha pasado nada.
-Yo lo digo por lo que paso hace unos días con Viktor
-Ah... eso.
Se hizo un incomodo silencio entre los dos. Alex sabía que desde ese incidente de Krum en el Bosque Prohibido, muchos alumnos de Durmstrang no se querían acercar mucho a ese lugar y menos con algún alumno de Hogwarts, pensando que los atacarían al igual que su campeón.
Curio se dio cuenta que la chica se puso algo tensa, por lo que la rodeo con sus brazos haciendo que su cabeza se recostara en su pecho. Alex estaba roja y no sabía que hacer.
Detrás de los arboles, Xóchitl hacía un gran esfuerzo por retener y callar a Severus para que, entre que no lo escucharan decir maldiciones a diestra y siniestra por los celos, para que no le lanzara ningún maleficio a Curio (y menos un Maleficio Imperdonable).
Alex se sentía bien y cómoda estando así con Curio, hasta sentía que se estaba quedando dormida; pero de la nada recordó el baile de Navidad con Snape y se levantó de golpe.
-¿Qué tienes? ¿Te incomodé?
-No... no es eso -la chica se puso de pie, no muy convencida-. Es solo que... será mejor que regrese al castillo, ya casi se acaba la hora y tengo que irme a mi próxima clase.
-Te acompaño -dijo el búlgaro, poniéndose de pie
-No te molestes, gracias. No quiero causarte muchas molestias
-No son molestias, al contrario -la tomo de la mano y con la otra le acaricio al mejilla-, me gusta mucho estar contigo
-Curio...
El chico le volvió a dar un beso; Alex seguía tratando de corresponderle, pero se le hacía imposible; se separaron por la falta de oxigeno y cada quien se fue por diferente camino. La latina seguía sintiéndose mal consigo misma respecto a Curio, pero creía que era la única manera de sacarse, de una vez por todas, a Severus Snape de su cabeza y su corazón porque eso lo tenía muy en claro: él era su profesor, mayor que ella y sobre todo Jefe de la Casa Slytherin, mientras que ella era su alumna, menor que él y sobre todo (y que más le dolía por esa estúpida rivalidad entre casa) ella era una Gryffindor.
Regresó al castillo algo cabizbaja, siguió con sus clases pero se notaba todavía algo desanimada. En cuanto terminaron las clases, siguió paseando por los pasillos, hasta que se encontró con Xóchitl.
-Xóchitl, no te vi en todo el día ¿Dónde estabas?
-Ya sabes... paseando por ahí. ¿Y a ti que te pasa?
-¿Por qué?
-Bueno, es que te vez algo meditabunda, Flaca, Ojerosa, Cansada y sin ilusiones
-Cálmate, Oscar Athie
-Uy... no me andes cortando la inspiración
-Ha... Ha... como no. Ya enserio ¿Qué estuviste haciendo?
-Ya te dije, dando una vuelta por ahí. ¿Y tú? ¿Cómo te va en tus clases?
-Pues... ahí las llevo
Alex se aseguró que no hubiera nadie por ahí y le contó lo que le pasó a ella y a Harry en Adivinación. Cuando termino, vio la sorpresa y la preocupación en la cara de la loba.
-Sopes... ¿crees que Voldemort regrese?
-La verdad no tengo idea. Pero tal parece que sí
-¿Crees que Harry vio lo mismo?
-A lo mejor sí. Pero lo extraño es que últimamente he visto lo mismo que él y eso me parece extraño
-¿Ya se lo comentaste a Dumbledore?
-No
-¿Entonces?
-Mejor déjalo por la paz hasta aquí. Será mejor regresar a la Torre de Gryffindor antes de que nos pesquen y piensen que estamos haciendo algo malo.
A Xóchitl no le hizo gracia que Alex zanjara la conversación pero no tuvo de otra. Llegaron a la Sala Común y vieron a los tres amigos charlando enfrente a la chimenea.
-Hola chicos
-Hola Alex ¿Dónde estabas? -dijo Hermione
-Solo fui a dar una vuelta ¿por?
-Es que fui a hablar con Dumbledore y descubrí algunas cosas extrañas
-¿Cómo qué?
Harry le contó todo lo que vio y escucho en el pensadero del director y la corta entrevista que tuvieron después de que le chico saliera del pensadero. Alex se ponía cada vez más sorprendida a cada palabra que escuchaba.
-No inventes. Pues por eso Moody no se mostraba muy feliz que digamos con Karkarov y hasta parecía que sospechaba de él.
-Pero no parece como si Karkarov fuera él quien puso mi nombre en el cáliz, se nota más por como ha estado ayudando a su campeón
-Yo todavía sigo con la duda -dijo de repente Ron
-¿Qué cosa? -preguntó Alex
-Ron, Alex no llegó a esa parte -dijo Harry
-Perdón, pero es que sigo sin podérmelo creer
-¿Qué cosa? -preguntó Alex, con más insistencia
-Resulta que... Snape fue un mortífago
Alex sintió como si le hubieran dado una fuerte bofetada ante esas palabras. «No... esto no puede ser... eso es solo una mentira... una cruel y horrible mentira» Alex se negaba a creerlo... ella creía que Snape sería incapaz de ser semejante cosa. Severus Snape no podía ser un mortífago.
-Pero... Harry ¿Qué te hace pensar que Snape fue un partidario de Voldemort?
-Lo vi en el pensadero, en el juicio de Karkarov. Y Dumbledore me lo confirmó cuando le pregunté que le había hecho creer que Snape de verdad se cambio de bando. Pero solo me dijo «Eso es un asunto entre el profesor Snape y yo»
Xóchitl miraba con preocupación a la chica. Ella ya lo sabía y había estado buscando la manera de decirle lo que el oscuro profesor era en realidad o lo que es o como sea, pero no esperaba que se enterara de esa manera.
-Alex... -dijo Xóchitl, moviendo un poco la mano de la chica con su hocico
Harry y los demás dieron cuenta de cambio brusco de su amiga.
-¿Alex? ¿Estas...?
No pudo terminar la frase porque la chica salió corriendo de la Sala Común y Xóchitl iba detrás de ella. No quería creerlo... simplemente no quería ni podía creérselo...
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Severus daba de vueltas por su despacho, claramente molesto por lo que vio cerca del Lago Negro. No podía creer ni soportar el hecho de ver a la latina tan cerca de ese búlgaro ni mucho menos ver como la trataba.
«Eso te pasa por ser tan cabeza dura»
«No empieces a sermonearme. Ya bastante tengo con que Dumbledore lo haga»
«Pues tú te lo buscaste al no hacer nada para estar con ella»
«Ya déjame en paz ¿Quieres?»
Odiaba siempre que esa pequeña voz en su cabeza le dijera que era lo que tenía que hacer y que no, pero más de una vez esa voz había tenido la razón.
Se paro enfrente de su escritorio, dándole la espalda a la puerta y miró su antebrazo izquierdo cubierto por las mangas de su camisa y levita. Desde hace trece años lamentaba tener esa marca, esa endemoniada marca que pertenecía a Lord Voldemort, con la que marcaba a sus seguidores o como eran conocidos por todo el mundo: mortífagos.
Antes de que el Señor Tenebroso cayera, se había pasado al bando de Dumbledore, pero muchas personas creían que el anciano estaba loco y que no debería de confiar en alguien que es un mortífago; porque, a pesar de ya no estar con el Señor Tenebroso, seguía portando esa marca tenebrosa, la cual indicaba quien era un mortífago y que no existía ningún maleficio o contra hechizo para borrarla, a menos de que Voldemort supiera y ni loco le preguntaría como quitarla.
Llevó su mano derecha hacia el antebrazo izquierdo y comenzó a quitar los botones de la levita y su camisa, se levantó la manga hasta el codo y ahí vio la marca que diario le recordaba el oscuro pasado que tenía y que él mismo había creado.
De pronto la puerta de su despacho se abrió de golpe y escucho la voz de la persona que menos se esperaba encontrar ahí y en el estado en el hombre estaba. Se dio bruscamente la vuelta y vio plantada ahí en la puerta con una mano todavía recargada en la puerta y con la respiración agitada, dando a entender que venía corriendo desde muy lejos, de seguro desde su Sala Común.
Vio que los ojos de la chica descendían poco a poco hasta que se detuvo y vio que su expresión reflejaba horror. Siguió la mirada de la chica y sintió que el alma se le salía del cuerpo en cuanto lo entendió; había visto su marca tenebrosa, la cual ni tiempo le dio de ocultarla al escuchar que abrían bruscamente la puerta.
Se la tapó pero ya era tarde. Miró a la chica, quien para su disgusto, lo miraba con terror, como si se tratara del mismísimo Voldemort quien la miraba y la estaba amenazando con la varita.
-Macías yo...
El profesor solo dio un paso al enfrente y la chica se hizo para atrás. Dio otro paso y la chica volvió a retroceder.
-Eres... eres...
-Yo... puedo explicarlo
-No puedes ser...
-Alejandra
-¡Eres un mortífago!
Severus no dijo nada solo se le acerco más a la chica, quien ya había chocado contra la pared.
-Si me dejaras explicarte, por favor
-¿Explicarme qué? ¿Qué te uniste a un desalmado como Voldemort solo para poder desquitarte de quienes te molestaban? ¿Para hacerte notar y ser reconocido por todos? ¿Para eliminar a todo el que se cruzara en tu camino? ¿QUÉ ES LO QUE QUIERES EXPLICAR? ¿QUÉ ERES UN ASESINO?
A cada palabra que Alex le decía, Severus sentía como si una daga se la clavaran en el corazón, pero tenía que decirle la verdad, aunque a ella ahora le doliera saber que en su pasado él fue un mortífago, tenía que contarle todo.
Sin que Alex se percatara, Snape ya la tenía completamente acorralada contra la pared. Severus posaba sus manos en la pared a la altura del rostro de la latina. Los dos se miraban a los ojos sin decirse ni una palabra, el silencio era tan intenso que se podía escuchar la respiración y el latir del corazón de los dos.
De pronto Alex reaccionó y apartó a Snape de un empujón. El profesor tardó un poco en reaccionar, pero alcanzo a ver que la chica salía huyendo de su despacho; ya no tenía caso salir detrás de ella, porque no lograría alcanzarla.
Cerró de un portazo la puerta y le dio un puñetazo; ¿ahora como le explicaría todo? ¿Cómo le explicaría porque tenía esa marca en el antebrazo? Esas serían algunas preguntas que tal vez nunca lograría explicarle a la chica... o tal vez si, pero a su debido momento.
-Alejandra... de verdad lo lamento, pequeña -bajó la cabeza avergonzado, cubriéndose el rostro con su cabello-. Te amo, Alex
Alex seguía corriendo sin fijarse si chocaba con alguien o no, ella solo quería alejarse de él. Aun no quería creerlo, que Snape fuera un mortífago pero al ver claramente la marca tenebrosa grabada en su antebrazo fuer prueba suficiente de la oscura verdad del profesor.
Salió hasta los jardines y siguió corriendo hasta llegar al Sauce Boxeador. Hizo levitar con su varita una rama para apretar el nudo del árbol y poder pasar por el túnel que estaba justamente abajo del mismo.
Recordó que en una de las cartas que le mandó a Sirius (últimamente se habían carteado mucho desde la última vez que se vieron en el pueblo) le dijo que iría a la Casa de los Gritos de vez en cuando por si ella quería hablar con él cara a cara sobre algún asunto importante o no.
Llegó al final del túnel y entró en la construcción casi en ruinas. Al mirar por todos lados supuso que: o Sirius no estaba o estaría en la planta alta, así que optó por lo segundo y subió al recinto.
Se alegro de ver que salía luz de unas de las habitaciones del piso superior, por lo que se acercó con cautela.
-¿Sirius?
Se escuchó ruido del otro lado de la puerta entreabierta de la habitación de ahí salió Sirius. Alex se alegró de ver que el Merodeador ya tenía mejor aspecto que cuando lo volvieron a ver en el pueblo.
-Hola pequeña ¿Qué haces por aquí tan solita y a estas horas de la noche? ¿No sabes que es peligroso hacer eso... y más si se trata de un asesino fría y sanguinario suelto?
-Ha... ha... que chistoso. A mi también me da gusto verte
-Solo bromeaba
Los dos se dieron un abrazo y Alex pudo sentir otra vez que Sirius le daba un abrazo más allá del cariño fraternal, sino queriéndole decir otra cosa, pero prefirió no decir nada.
-Y... ¿Qué te trae por aquí? ¿Problemas con el novio?
-No... no se trata de Curio
Sirius noto el tono de voz de la chica, triste y decepcionada y eso hizo que se preocupara.
-¿Qué paso?
-Bueno... pues... yo...
-Alejandra, por favor no titubees y dime ¿Qué tienes?
Alex dudo un momento en decirle, pero no tenía a nadie más a quien decirle, ni siquiera a Hermione y los chicos.
-Yo... acabo de descubrir que el Profesor Snape... es un mortífago
Esa noticia tomo de sorpresa a Alex, cuando dijo el nombre de Snape pensó que se trataba de otra cosa, pero no esperaba eso.
-¿Cómo lo supiste? ¿Alguien te lo digo? -Y con alguien, Sirius pensaba que Xóchitl, porque después de esa "pequeña charla" que tuvieron los tres esa noche en esa misma casa, la loba descubrió el oscuro pasado del Jefe de las Serpientes-. ¿O escuchaste a alguien más hablando de eso?
-Me lo digo... bueno, nos lo digo Harry
Sirius se noto algo calmado, pero decidió disimular.
-No me sorprende que te lo dijera después de darle un "pequeño vistazo" a los recuerdos de Dumbledore
-Si, ya sé
-Entonces ¿Por qué te preocupa? -honestamente, Sirius no quería saber esa respuesta, pero algo en su interior hizo que se le salieran las palabras de la boca
-Porque... porque...
-Alejandra
-Porqueloamo -soltó la chica de golpe
Sirius creyó haber captado un poco lo que digo, pero necesitaba confirmarlo.
-¿Qué dijiste?
-Porque... ¡Porque lo amo!
El animago sintió que le clavaban una daga en el corazón. No era posible que eso le pasara; cuando eran estudiantes, si, tal vez porque él, Sirius, fue un mujeriego sin remedio; pero ahora que era un hombre maduro, le dolía saber que otra vez había perdido ante Snape, pero no iba a dejar las cosas así, por lo que fingió sorpresa.
-¿QUÉ TU QUÉ?
-Por favor, Sirius. No vayas hacer un escándalo con esto
-Pero es que... tú también entiéndeme
-Te entiendo Sirius. Se que es difícil de pensar que alguien como yo pueda llegar a querer a alguien como Severus...
-¡Ahora lo llamas por su nombre!
-¡Sirius por favor ESCUCHAME! ¡ACABO DE ENTERARME QUE LA PERSONA QUE MÁS QUIERO EN EL MUNDO RESULTO SER UN MORTÍFAGO Y LO QUE QUERÍA ERA APOYO DE UN AMIGO NO QUE ME LO RESTRIEGUE EN LA CARA DE QUE ESTA MAL LO QUE SIENTO POR ÉL!
Alex no se percató en que momento comenzó a llorar, pero cuando se calmó y paso sus manos con brusquedad por su cara se dio cuenta de las lágrimas que le comenzaron a escapar por su rostro.
Sirius se sintió mal por eso, obviamente no sentía pena por Snape, pero se sintió mal de haber hecho llorar (y enojar) a la persona más importante para él (después o igual que su ahijado, Harry). Se puso de pie y volvió a abrazar a la chica; espero que la latina lo rechazara, pero para su gusto, ella le correspondía el abrazo.
-Tranquila, no era mi intención hacerte sentir mal. Anda, desahógate, es mejor que lo saque a que lo guardes.
Alex no era de esas chicas que llorara con facilidad, es más, casi nunca lloraba, pero gracias al apoyo del Merodeador se sintió en confianza para hacerlo. Se aferro más al adulto y comenzó a llorar.
-Gracias por comprenderme Sirius. Eres un gran amigo
-Para estoy, para apoyarte y ayudarte «Me encargare de que olvides a Quejicus, te prometo que yo nunca te haré llorar ni nada que te moleste o entristezca. Te amo, pequeña»
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La tercera prueba ya estaba cada vez más cerca y tanto Harry como los otros tres campeones aun no se sentían seguros de sí mismos. No les asustaba el hecho de tener que hacer la prueba en un laberinto (creado en el campo de Quidditch y tanto a Harry como a Cedric casi les daba un infarto al ver como dejaron el lugar para la prueba), sino por qué tipo de peligros se tendrían que enfrentar en ese lugar.
Alex no había vuelto a hablar con Snape, ni siquiera se le acercaba en clase. Cada vez que tenía que entregar algún trabajo, le pedía a Hermione el favor de pasárselo al profesor y era la primera en irse de las mazmorras para no darle oportunidad de hablarle.
Severus ya no sabía que hacer para acercarse a la chica y explicarle todo. Pero no podía quedarse de brazos cruzados, aunque ella no quisiera acercarse a él, le diría la verdad así tuviera que encontrar alguna patética excusa para "castigarla" y estar a solas con ella, lo haría.
Dos semanas antes de la Tercera Prueba, a Alex le llegó un paquete a la hora del desayuno. Su lechuza, Quetzal, se veía claramente cansada, porque la caja estaba grande y no es fácil un viaje de un continente a otro.
La lechuza se dejo caer en la mesa, enfrente al desayuno de la chica, completamente exhausta.
-Quetzal ¿Estas bien? ¿Qué es esto?
La lechuza solo se levantó y comenzó a tomar el jugo de la chica. Alex seguía sin entender, vio el paquete y se dio cuenta de que venía de su casa.
-Alex ¿Qué es eso? —preguntó Harry
-Ni idea, no esperaba nada de casa
Lo abrió com cuidado y se encontró primero con una carta que claramente era de su mamá.
Alejandra:
Espero que te este llenado bien en la escuela. A pesar de que casi no estas en casa sino hasta el verano, tu papá y yo te organizamos tus XV años, van a ser el 8 de Julio. aquí te mando algunas invitaciones para que se las des a tus amigos (y si ellos gustan) pueden traer a sus papás.
También queríamos saber si podrías invitar también al director y a la subdirectora para que los podamos conocer y si gusta a algún otro profesor con el que te lleves bien, será bienvenido. Tu papá y yo pensábamos que tal vez podrías invitar al profesor que nos dijo que eras una brujita cuanto tenías 11.
Espero que sigas disfrutando de la escuela, nos vemos pronto hijita.
Te ama
Mamá
En cuanto Alex término de leer la carta se quedo perpleja con eso.
«Tiene que ser una broma»
Abrió la casa y, para su desagrado, vio las invitaciones. Eran de color beige, en la parte de enfrente había un pequeño marco plateado y dentro de el con letras moradas decía:
XV AÑOS
MARÍA ALEJANDRA MACÍAS DEL CASTILLO
«No puede ser... »
-Alex ¿Esta bien?
La latina levantó la mirada y se topó con las miradas de preocupación de sus amigos. Suspiro de manera resignada, pero les sonrió.
-Si... Estoy bien
-¿Qué te enviaron como para que pusieras esa cara? —preguntó Ron
-Las invitaciones de mis XV años
-¿De tus qué? —pregunto el Trío de Oro a la vez
-Claro, se me olvida que ustedes no conocen mis tradiciones y culturas —Saco una invitación y se la mostró a sus amigos-. La Fiesta de quince años, también llamada en ocasiones Fiesta de quinceañera, Fiesta de quince o simplemente Quince, es, en algunas zonas de Latinoamérica, la celebración del decimoquinto cumpleaños de una adolescente, el cual es celebrado de forma totalmente distinta a los otros cumpleaños. La palabra quinceañera hace referencia a la propia chica que cumple los 15 años.
»En México, para esta ocasión, la quinceañera es maquillada y peinada especialmente para el evento, saliendo del maquillaje y peinado convencionales, y portando un vestido con los colores que la quinceañera eligió.
»En la tradición mexicana, si la quinceañera es católica, la festividad empieza con una Misa de Acción de Gracias, en la que también se venera a la virgen, por el motivo de que a esa edad le fue anunciado que tendría a Jesús. La quinceañera acude a la misa con un vestido formal (generalmente llamativo y creativo, haciendo alusión a una especie de princesa) del color que ella eligió previamente (por lo general tonos pasteles o intenso) «que sólo espero que en mi caso, sea un color decente y sobre todo sencillo», donde una medalla se le otorga por algún padrino o madrina suya, siendo bendecida previamente, acompañada de sus padres, padrinos (en algunas ocasiones los de bautizo) y chambelanes. Después de la misa los familiares y amigos de la quinceañera le entregan los regalos de la fiesta, y la quinceañera deja su ramo en un altar a la Virgen María (Algunas de estas cosas no siempre se hacen en algunos Quince). A la misa le sigue una fiesta en casa de la quinceañera o en el banquete de un comedor, casino, tocada o salón de fiestas, reservados para la ocasión. En la fiesta la quinceañera baila generalmente algunos valses con sus chambelanes.
»También se realizan otros rituales, como el del último juguete, basándose en la tradición maya sobre que esta posesión sería el último objeto de uso infantil que usaría, ya que para ese entonces su casamiento sería próximo; y también el de la zapatilla, en el que el padre de la quinceañera cambia su zapato de piso por uno de tacón alto, que también simboliza el paso a la madurez (esta es otra cosa que estoy segura no va a pasar).
»Después se inicia la cena (o antes de todos los bailes) y la fiesta llega al momento en que los grupos musicales o conjuntos contratados empiezan su rutina, dándole vida y espíritu a la fiesta.
Encima cuanto Alex término con la explicación detallada de la Fiesta, vio que sus amigos estaban sorprendidos.
«¿Por qué esto no me sorprende?» -¿Chicos? ¿Hola?
La primera en reaccionar fue Hermione.
-Vaya, nunca pensé que existiera este tipo de fiesta en tu país. Sueña como a esa de "Mis Dulces 16" de EUA.
-Si se parece un poquito —Alex metió la mano en la caja y saco dos boletos personales, los metió a la invitación y se la dio a Harry-. Va a ser hasta el 8 de Julio y espero que puedas ir.
-Gracias. No tengo que llevar a los Dursley ¿cierto?
-Metí otro boleto por sí quieres llevar a Hocicos
-Agradezco la atención, pero... ¿Estas loca? Lo están buscando y ya bastante malo es que haya venido hasta aquí para cuidarme durante el Torneo que no quiero exponerlo más.
-Harry, aunque no he visto la noticias de mi país por obvias razones, no creo que "La Noticia del Asesino en masa" llegara a México. Tal vez algún problema político o de celebridades, pero eso no creo. En resumen, es seguro para Hocicos y con una manita de gato nadie lo vera como un criminal.
-Eso si que es un buen punto
-¡Ay, se me olvidaba! —le quitó la invitación a Harry por un momento y metió otro boleto-. Es para Remus, le vendría bien salir a divertirse de vez en cuando.
-Eso no te lo pongo en duda. Le enviaré la invitación después a los dos para que la vean, y así Remus ayude a Hocicos a encontrar algo decente para ese día.
-Claro —sacó otra invitación y tres boletos y se la dio a Hermione-. Para ti será un poco más fácil ya que tus padre son muggles, amiga.
-Gracias Alex —respondió Hermione! mirando la invitación
Alex repitió el proceso pero esta vez sacando nueve boletos y dándoselo a Ron.
-Sólo por favor, mantén calmado a tu padre ¿de acuerdo, Ron?
-Esta bien —contesto el pelirrojo, aceptando la invitación-. Pero... ¿Tenemos que llevar también a Percy?
-Sólo puse los nueve por sí van todos, tal vez alguno de tus hermanos no quiera o no pueda ir.
-Iré a comentarles de una vez a los gemelos y a Ginny —comento Ron, mientras se ponía de pie y se alejaba de sus amigos.
-¿A quién más vas a invitar? —pregunto Harry
-De amigos... Hasta ahora ustedes. Pero tengo un dilema
-¿Cuál es? —pregunto Hermione
-Hagrid. Me gustaría invitarlo, pero ya ven que es "extremadamente grande" y llama mucho la atención; además de que no se sí pueda quedarse callado si es que se pone a beber en la fiesta.
Harry y las chicas miraron a la mesa de los profesores, el semi-gigante los vio y saludo, Pero de algún modo, a la hora de bajar la mano golpeó la mesa haciendo que se cayeran las copas y los vasos.
-Sin ofender... Mejor que no vaya —declararon los tres a la vez.
Alex siguió arreglando las invitaciones hasta que tuvo que irse a clases y le encargó a Xóchitl que siguiera con eso pero tenía un problema. Amigos en Hogwarts sólo eran Harry, Hermione y los Weasley, no se le ocurría a quien más invitar ya que no tenía "más amigos íntimos". Y la otra cosa era de invitar a Dumbledore, McGonagall y... Snape.
La chica seguía sin dignarse a mirarlo siquiera porque seguía muy enojada con él respecto a su "secretito oscuro del pasado", pero después se quedo pensando un poco, recordó que el profesor trato de explicarle porque se unió a los mortífagos pero ella, por un arranque de enojo, no lo dejo explicarse. Se sintió mal por eso y decidió darle mejor el beneficio de la duda.
Siguió con sus clases como sí nada, después de la clase de Transformaciones le dio a McGonagall su invitación a los XV. Al principio a la profesora le pareció extraño, pero acepto la invitación con gusto.
De camino hacia su próxima clase se topó con Dumbledore y también le dio su invitación, reacciono igual que McGonagall pero igual acepto con gusto.
-Oye ¿por qué les diste invitaciones también a Dumbledore y McGonagall? —preguntó Harry
-Mis padres quieren conocer al director y a la subdirectora, nada más
-Sólo espero que no nos estén vigilando demasiado y...
Harry se calló de golpe, llamando la atención de sus amigos, quienes se preocuparon mucho al verlo reaccionar así.
-Harry ¿estas bien? —pregunto Alex
-Amigo ¿que te pasa?
-Alex... Dijiste que invitaste a la familia de Ron, Hermione y a McGonagall ¿cierto?
-Si ¿por?
-También invitaste a Hocicos
-Harry, por favor se más específico
-¡Estas arriesgando a Hocicos! ¡Tal vez en tu país no lo conozcan pero nosotros si!
-Harry, ya te lo dije. Remus puede arreglar a Hocicos para que nadie lo reconozca ¿de acuerdo? También le estoy haciendo un favor para que salga y se divierta un poco y tú me estas regañando, que amable.
-Lo siento, pero no puedo evitar preocuparme por él
-Tranquilo, ya verás que nada malo le pasará ¿si?
-De acuerdo
-Oigan, entiendo que estos sea un asunto delicado, pero ya tenemos que irnos. Tenemos clase y precisamente con Snape —interrumpió Hermione, adelantándose un poco a sus amigos.
Alex al escuchar eso sintió un nudo en la garganta, y como si los pies le pesarán, caminó con dificultad hacia las mazmorras. Se le iba a ser difícil poder invitarlo, ella fue la que puso un muro entre ellos y no podía solamente llegar e invitarlo porque entré que sería extraño y porque tal vez él le replicaría. Se asustaba de tan sólo pensar en su reacción.
Por suerte, la clase estuvo tranquila, lástima que a Alex no se le ocurría de que manera poder abordar a Snape sin que se viera tan sospechoso. No sabía sí llamarlo golpe de buena o mala suerte, pero cuando se paró por unos ingredientes en los armarios, no supo si se le atoró la ropa en la puerta o que, pero tiro por accidente algunos frascos.
-Díez puntos menos para Gryffindor, Macías —sentencio Snape en cuanto vio el desastre que causo la castaña-. Y se quedará después de clases para limpiar eso.
-Esta bien, profesor —se limitó a responder Alex
Término la clase y todos se fueron, sólo quedaban los cuatro amigos. Hermione y los chicos tenían la intención de quedarse para ayudar a Alex a limpiar, pero Snape los corrió del aula, haciendo que los dos se quedarán solos.
El profesor le paso un trapo, escoba y recogedor y la chica se puso a limpiar. Estuvieron una hora en silencio, porque lo que sea que Alex tiro era muy difícil de limpiar; Severus solo la miraba y trataba de acomodar sus ideas para poder empezar a explicarle todo, y el profesor no era el único que estaba ordenando sus ideas.
Pasaron otra hora en silencio hasta que Alex finalmente logró limpiar el desastre. Recogió todo y tomó su mochila para poder sacar la invitación, dio un pequeño brinco cuando escucho a Severus llamándola, pues el profesor creyó que la chica ya se iba a retirar del aula. Aunque el profesor la asusto un poco, se sorprendió que le llamará ¿Qué querría decirle? Porque no podría ser otra cosa más que para decirle algo.
-¿Que se le ofrece, profesor?
-Es... —Severus estaba nervioso, pero tenía que explicarle todo de una buena vez-, necesito aclararle algunas cosas.
-¿Cómo cuales?
-Mi pasado como... Como... Como mortífago
Alex sintió un vuelco al corazón y miro a su profesor, ya que todo el tiempo le estaba dando la espalda.
-Se que no es un tema de su agrado...
-Pero necesito decirle... Necesito decirte la verdad
Alex sintió algo extraño en su pecho cuando Snape la tuteo y sabía que ese podría ser un tema que no fuera del agrado del oscuro hombre y no quería que reviviera un oscuro pasado.
-Profesor, no es necesario que me lo diga
-¿Qué?
-Se nota que no es algo que le agradé tratar con nadie y menos con una alumna. Se que tuvo motivos para hacerlo y honestamente me gustaría saber que fue lo que lo orillo a hacerlo. Pero también, no es algo de mi incumbencia.
-Macías
La castaña metió la mano en su mochila y sacó la invitación. Se la tendió al profesor ante su mirada de asombro.
-Se que este tipo de cosas no es de su agrado pero... Me gustaría que fuera
Severus tomó la invitación todavía sorprendido. Miró la invitación por un momento y después a la chica. Alex pensó que no le hizo gracia a su profesor; soltó un suspiro de resignación, tomó su mochila y dio media vuelta para dirigirse a la salida. Tenía una mano en la perilla de la puerta cuando escucho a su profesor.
-Gracia por invitarme, y le aseguró que iré
Alex se dio la vuelta y se sorprendió de ver al oscuro profesor sonreírle pero le devolvió el gesto.
-Nos vemos luego, profesor
-Hasta luego
Alex abrió la puerta y salió del salón. Los dos tenían una sonrisa sincera, la cual parecía que les duraría por un largo rato.
«Creo que las cosas mejoraran un poco» pensaron los dos.
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