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El juego del amor es más complicado de lo que parece. Sueño extraño

Al lunes siguiente, las cosas pasaron de mal en peor —si es que era posible— porque en el desayuno del lunes; a Hermione y a Alex les llegaron varias cartas anónimas hablando mal de ellas respecto al artículo de Rita Skeeter en el Corazón de Bruja, incluso a Hermione le enviaron Pus de bubotubérculo sin diluir.

Después de ver como su amiga salía corriendo del Gran Comedor hacia la enfermería, Alex tuvo más cuidado en abrir los sobres. Cuando estaba apunto de abrir un sobre completamente negro, le llegó un olor extraño, parecía como si estuvieran quemando hierba.

-¡Alex, deshazte de ese sobre! -exclamó Xóchitl

Alex vio el sobre ¡Estaba humeando! Lo arrogó al suelo, a tiempo de ver que este lanzaba un rayo rojo y se prendía fuego. Alex, Xóchitl y los chicos miraban entre asombro y horror como la carta se consumía hasta quedar reducida a cenizas.

-Que lindo de su parte a la persona que lo mando -comentó Ron, de manera sarcástica

-Esto es una exageración -opinó Harry, tomando una de las cartas de Hermione y otra de las cartas de Alex-. No puedo creer que toda esta gente se crea las mentiras de Skeeter

-Dímelo a mí -dijo Alex

Se escucho como si algo grande cerrara las fauces

-¡AAAHHH!

-¡Xóchitl!... ¿Qué rayos...?

-¡QUÍTAMELO! ¡QUÍTAMELO! ¡QUÍTAMELO!

Al parecer otra de las cartas de Alex tenían un encantamiento, y este era morderle la mano que la recibiera. Entre Alex y los chicos, lograron quitarle la carta, que había mordido la pata de la loba.

-Gracias... sentí que esa cosa me dejaba sin patita -dijo Xóchitl, y se llevo su pata al hocico con una clara expresión de dolor en su cara

-Y yo que creí que las de Hermione estaban mal, creo que todos están más enojados "con mi historia" que con la de ella.

-Mejor no digas nada -dijo Harry-, no termine siendo que las cosas empeoren

-Tienes razón

Y el azabache tenía razón. En la mesa de los profesores, Severus pasaba más o menos por algo parecido, pero a diferencia de las chicas, las suyas si que eran peores porque tenían encantamientos —aunque si había una que otra recriminándole lo del artículo de Skeeter— más de una vez, recibió un fuerte encantamiento o en la cara o en las manos.

Entre Dumbledore y él revisaban los sobres, los cuales cada vez estaban peores en su contenido.

-Si llego a ponerle las manos encima a esa reportera de quinta la voy a.... ¡AAAHHH! -otro sobre tenía en un interior un encantamiento, que le rozo la cara, dejándole un leve corte en la mejilla.

-Esto ya es suficiente -dijo Dumbledore, claramente molesto

Con un movimiento de varita, hizo desaparecer todas esas cartas letales y con otra sacudida de su varita, curo las heridas del oscuro profesor.

-Gracias, Albus

-Creo que no eres el único que tiene "mal correo"

Severus miró a la mesa de Gryffindor y vio que Alex junto con sus amigos se deshacían de las cartas.

-De verdad que quiero lanzarle un maleficio a ese insecto

-Lo que quisiera saber, muchacho, es cómo logra entrar al castillo sin que la noten. Esto es algo muy extraño

-Extraño es que no sepas algo

-Touché, muchacho

Severus se levantó para irse a su primera clase y vio que Alex y sus amigos también salían del Gran Comedor. Entonces recordó lo que la chica le dijo en su última clase de Pociones; él no quería que la latina se alejara por culpa de Skeeter pero también entendía a la perfección porque lo hacía. Hasta él mismo una vez había llegado a la conclusión de hacer lo mismo pero una parte en su interior le decía que no valía la pena hacerlo, porque no importaba que circunstancias fueran, los rumores seguirían rondando por ahí.

Le dio un último vistazo a la chica y se fue a sus clases. Al entrar a su despacho encontró un sobre en su escritorio; rodó los ojos con clara expresión de fastidio, ya tuvo suficiente con las cartas que le llegaron al Gran Comedor como para soportar otra.

Tomó el sobre con la intención de arrogarlo a la chimenea, pero sintió que el alma se le iba a los pies cuando vio que en el sobre decía "Quejicus" las únicas personas que le decían así eran...

Abrió el sobre y sacó la hoja de pergamino, vio que estaba algo sucia y maltratada provocando que una sonrisa sarcástica apareciera en sus labios, comenzó a leer la carta, la cual no venía con buenas intenciones, por obvias razones:

Quejicus:

       Espero que no creas que te escribo esto porque me encantaría tener noticias sobre ti, ni en tus más locos sueños pienses eso. Solo quiero dejar en claro algunas cosas contigo.

Ya me enteré de ese artículo "sorprendente" de ti y Alex en el Corazón de Bruja. La chica ya me confirmó que fue cierto lo que pasó, pero te advierto una cosa... no vas a volver a hacerme lo mismo que cuando estuvimos en la escuela.

¿Acaso no lo recuerdas? ¿No recuerdas que me robaste a la mujer que amaba? Esta vez no te vas a salir con la tuya, Quejicus. Te aseguro que esta vez me encargare de que no me la arrebates; haré lo que sea, que este a mi alcance para mantener a Alejandra lejos de tus grasientas manos de murciélago.

Si quieres que aclaremos esto cara a cara como hombres, te espero en la Casa de los Gritos a la media noche ¿O estas asustado como para enfrentarme?

Te espero, y más te vale no faltar, porque eso me demostraría que eres un vil cobarde.

SB

Severus sentía que la sangre le hervía en todo su cuerpo. ¿Cobarde? ¿Él? Severus Snape no era ningún cobarde. Si Black quería verlo, lo haría; así le demostraría a ese pulgoso que él no era ningún cobarde.

Volvió a leer la carta y una sonrisa de triunfante se asomó en su rostro. Recordó eso que Black le dijo «¿No recuerdas que me robaste a la mujer que amaba?» ¿cómo olvidarlo? ¿Y cómo olvidarla a ella? Alexandra Jones fue la chica misteriosa que de la nada llegó a finales de su cuarto año en Hogwarts y desapareció a inicios de su séptimo año; aunque por alguna razón tenía algunas lagunas mentales, gracias a unas fotos de ella que tenía bajo su poder la recordaba día a día, tal vez más que a cierta pelirroja de ojos verdes esmeraldas, pero si la recordaba con más frecuencia y gracias a cierta latina.

El día se le hizo eterno, pero siguió como si nada. Más de una vez, se topó con Alex en los pasillos; trataba de saludarla, pero ella se daba medía vuelta y se escabullía en algún pasillo. Severus se sentía mal por eso, él quería hablar con ella y decirle que no se tomara en serio lo que venía en esa estúpida revista, pero al parecer ella habló en serio cuando le dijo que ni en clase se le acercaría porque más de una vez le pedía a Granger que le pasara sus tareas y trabajos de la clase.

Estuvo todo el día intentándolo, pero sin existo. Al fin, llego la noche y con ella su "tan emocionante cita" con Sirius Black nada más ni nada menos que en la Casa de los Gritos. Tomó su capa y salió de sus aposentos.

Iba sigilosamente por los pasillos, para su sorpresa pero también con satisfacción no se encontró con ningún estudiante en los pasillos. Llegó a la entrada principal, estuvo de pie por unos momentos sintiendo el aire nocturno acariciar su rostro por un momento; miró al cielo, la luna creciente estaba semioculta por unas cuantas nubes.

Dejo escapar un largo suspiro y siguió con su camino. Cuando logró divisar el Sauce Boxeador, recordó la "divertida broma" que le hizo Black cuando solo tenían dieciséis años; y el año pasado, cuando siguió al cuarteto Gryffindor y a Lupin para ir a ese lugar, y lo peor fue cuando salieron y Lupin —ya transformado en Hombre Lobo— los atacó y él se puso entre los cuatro Gryffindor y el licántropo.

Aún no podía creer que aceptará el estúpido jueguito del pulgoso, pero algo le decía que era mejor aceptar. Llegó al Sauce Boxeador, con su magia apretó el nudo del árbol y entró por el túnel subterráneo que estaba en la base del letal árbol.

Tuvo que encorvarse un poco para poder pasar sin problemas, alumbrado por su varita comenzó a andar; seguía pensando que era una mala idea pero ya era demasiado tarde para retractarse.

Al llegar al final del túnel, vio con desconfianza que la tabla que tapaba el orificio estaba movida, haciendo que la luz de la casa alumbrara el final del túnel. Apagó su varita y la tuvo en alto con la intención de protegerse; se asomó con cautela y vio que no había nadie, salió completamente de la trampilla y alumbro más el lugar. Vio que la chimenea estaba encendida y algunas patas de perro en el suelo, las cuales lo guiaban hacia un sillón de orejas enfrente de una ventana.

-Honestamente, me sorprende que aceptaras mi invitación, Quejicus

-En realidad no quería venir. Pero sentía curiosidad por saber para que querías verme, Black

Sirius se puso de pie y se encaró a Severus. El profesor no pudo evitar una sonrisa burlona al ver el deteriorable estado de Black. El animago vio la expresión de su enemigo y tuvo el impulso de golpearlo muy fuerte en la cara, pero se contuvo porque quería aclarar con ese Slytherin algunas cosas de una vez por todas.

-Si ya terminaste de burlarte de mí, quisiera aclarar contigo algunas cosas

-¿Cómo qué?

-En primer lugar, y que creo que lo mencione en la carta, tiene que ver con Alejandra

Toda expresión de burla desapareció del rostro de Severus ensombreciéndolo completamente. Eso no le sonaba bien.

-¿Qué quieres decir, perro?

-Lo que te quiero decir, murciélago, es que no le causes problemas y que lo mejor que podrás hacer por una vez en la vida, es dejarla en paz

-¿¡Y tú quién te crees para hablar por ella!?

-¡Alguien que de verdad se preocupa por ella!

-¿Qué quieres decir con eso?

-Leí ese artículo sobre ustedes del Corazón de Bruja

-¿Así que vas a creer en esos disparates?

-No es necesario. Alejandra me conto todo -ante la expresión de duda de Severus continuo-, en la última visita al pueblo, me reuní con Harry y los chicos, y cuando me quede a solas con ella, aprovechó para aclararme todo y de paso, decirme que se alejara de ti, lo cual honestamente me...

Sirius no pudo continuar porque Severus se le abalanzó, sujetándolo del cuello de la túnica y estampándolo contra la pared. El merodeador vio la expresión del profesor y vio que claramente estaba molesto.

-No sé qué es lo que tramas, pero te puedo garantizar que me encargaré de que Alejandra no se te vuelva a acercar nunca más. Además de que no sé cómo es que pudo verte en Hogsmeade si todo el mundo mágico te esta buscando

-Tengo mis métodos para escabullirme.

-Te voy a...

-Oigan ¿Qué están haciendo ustedes dos?

Los dos voltearon hacia la trampilla y se sorprendieron al ver salir de ahí a Xóchitl.

Severus soltó bruscamente a Sirius para encararse con la loba.

-¿Qué estas haciendo aquí? No me digas que la Srta. Macías también esta aquí

-Claro, ahora vuelves a las formalidades con Alex ¿cierto?

-Cállate, que esto no es contigo, Black

-Princesitas, ya cálmense. Snape, tienes suerte de que Alejandra no venga conmigo, porque no creo que le agrade enterarse de que los dos se están peleando.

-¿Por qué la llamas por su nombre completo? Por lo general, siempre la llamas por el diminutivo -observó Sirius

-Es porque estoy preocupada por ella. Y cuando estoy seria, la llamo por su nombre completo

-Si es sobre lo que sale en los medios, quéjate con Quejicus... vaya, hice rima

-Yo te voy a hacer rimar, pulgoso

-¡Oigan!

Xóchitl tomó forma humana y se interpuso entre los dos adultos inmaduros, pero para mantenerlos a raya, les lanzó ráfagas de aire a los pies para alejarlos un poco.

-¿Desde cuando puedes tomar forma humana? -preguntó Sirius, claramente sorprendido

-¿Y como hiciste esas ráfagas de viento? -preguntó Severus, igual sorprendido

-Primero, desde a inicios del curso, gracias al Capitán Gruñón -contestó Xóchitl, señalando a Severus

-Y Segundo, como los brijes tenemos poderes, aparte de la magia, podemos hacer grandes cosas. Por lo general, los brijes pueden controlar solo un elemento. Pero hay casos raros (como yo), que puede controlar más de un elemento.

-Sería genial que Alex pudiera hacer eso

-Ahora si regresar al tuteo ¿verdad, Quejicus?

-Black...

Esta vez, Xóchitl alejó a los adultos usando fuego. Pero como el piso era de madera, esta vez lo hizo aparecer a la altura del pecho de los hombres, haciendo que con más razón, retrocedieran más.

-¿Ahora si se van a estar quietos?

Los dos rencorosos se lanzaron miradas de odio y cruzaron los brazos a modo de resignación.

-Alejandra podría hacerlo. Pero con todas las cosas que han ocurrido desde el año pasado, no he tenido oportunidad de decirle; lo podría hacer desde que logramos la Sincronía Brije, pero como ya les dije, con todo lo que ha pasado no le he podido decir. -soltó un suspiro y los dos inmaduros la miraron-. Y con más razón debería de hacerlo.

-¿De que estas hablando? -preguntó Severus

-Desde el verano ha tenido varios sueños extraños, en los cuales involucran a Voldemort, Colagusano y un vasallo nuevo que no conocemos

-¿Le han contado a Dumbledore de esto? ¿Harry ha tenido los mismos sueños? -preguntó Sirius

-No, no se lo hemos dicho al director. Y Harry no nos ha dicho nada al respecto

-Será mejor vigilar a esos dos más de cerca y ver que es lo que sucede -dijo Severus seriamente

-¿Por qué quieres ayudar? Pensé que estabas del otro lado -reclamó Sirius

Severus se tensó ante lo que el merodeador le dijo. Xóchitl miraba a cada uno algo confundida por como se puso de tenso el ambiente.

-¿Del otro lado? ¿De que estas hablando, Sirius? ¡Snape! ¿Qué quiso decir Sirius con eso?

Severus solo se hizo para atrás hasta que chocó con la pared. En la cara de Xóchitl se reflejaba curiosidad y enfado; mientras que en el de Sirius, burla.

-Te lo voy a volver a repetir ¿De que están hablando?

Xóchitl acorraló a Severus contra la pared amenazándolo con el fuego que estaba en su puño. El profesor estaba acorralado; sabía que si le decía la verdad a la loba, esta iría a decirle a Alex y era lo último que quería que pasara.

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Ya estaba cerca la Tercera y última prueba del Torneo de los Tres Magos; aunque a los chicos solo les interesaba terminar pronto la pila de deberes que tenían que terminar (incluyendo las tareas que dejaron para el último momento), Hermione investigaba algunos métodos mágicos para escuchar conversaciones ajenas y Alex seguía aguantando las negativas de varias personas anónimas respecto al tonto artículo de la revista.

En el último paseo a Hogsmeade, Alex se fue sola con Xóchitl a dar una vuelta, seguía sintiéndose desdichada por la culpa de la oxigenada de Skeeter y su estúpido reportaje. Xóchitl no sabía que hacer para levantarle el animo y pensó que era mejor no decirle nada que alterara más su estado de animo, por lo que decidió no decirle nada aún.

-Oye, no me agrada verte así -dijo Xóchitl-. ¡Ya se que te hará sentir mejor! -tomó forma humana, se cubrió la orejas y la cola y corrió en sentido contrario

-¿A dónde vas?

-¡Iré por una calaveritas de chocolate, eso siempre te anima! ¡Nos vemos en la Casa de los Gritos! -y salió corriendo a Honeydukes

La chica soltó un suspiro de resignación y siguió con su camino, sin fijarse en realidad por donde iba. Llego hasta el límite del pueblo y sin darse cuenta chocó de frente con alguien.

-Disculpe, yo... no lo vi...

-Ya me esta preocupando que tan despistada puedes llegar a ser

-¡Curio!

-Hola, hermosa

Alex se sonrojo bastante. Nunca nadie le había dicho de esa manera.

-¿Qué... qué estas haciendo?

-Solo vine a dar una vuelta ¿Y tú?

-Buscándote

-¿Es... respecto a lo que me pediste en Navidad? «¿Cómo es que sigue insistiendo después de todo este tiempo?»

-Exacto

«Ay Dios»

-Entonces...

-Yo... yo...

De la nada, se interpuso entre ellos un perro grande y negro de ojos grises y un listón azul atado al cuello.

-¿De donde salió este animal?

-¡Hocicos!

El perro se colocó enfrente de la chica y le gruñía al búlgaro, quien estaba perplejo con la repentina aparición del perro. Alex agarró al perro del cuello y con cuidado de no lastimarlo, lo alejó un poco de Curio.

-Lo siento mucho. No se de donde salió

-No te preocupes. ¿Es tuyo? No creí que en Hogwarts les dejara tener perros

-Eh... pues... el perro no es mío. Lo encontré el año pasado y desde entonces somos buenos amigos

-Vaya. Al parecer te gustan mucho los perros y los lobos

-¿Qué te hace pensar eso?

-Entre que cuidas a este perro y tu amiga peluda

-Ah, claro.

-¿Qué dices, Alex?

-Yo... yo... creo que no sería lo más apropiado

-¿Por qué lo dices?

-Con todo lo que ha salido respecto a lo que paso en el Baile de Navidad... si salgo con alguien, pensaran que solo lo estoy usando para tapar esas mentiras. Y yo no quiero hacerte eso

Curio la escuchó atentamente. Le acarició la mejilla y le levantó la mirada para que sus ojos se encontraran.

-Nunca me sentiría así, Alejandra.

-Curio...

-Y más porque. Como te lo pedí antes de ese artículo, se que tu respuesta era sincera

Alex estaba roja a más no poder. Curio comenzó a acercarse a la chica poco a poco, los dos podían sentir la respiración del otro.

El perro se volvió a poner en medio de ellos, pero Curio fue más rápido y con un encantamiento Incarcerus, ató al perro a un árbol. Hocicos intento zafarse pero no lo logró y vio como el chico besaba a Alejandra de manera dulce pero a la vez posesiva.

Era el primer beso de Alex y se sentía extraña. Ella le agradaba el búlgaro, pero no era la persona a la que ella quería y no sabía como corresponderle, pero al parecer a Curio no le molesto porque él suponía que la chica nunca había besado a nadie y por eso no sabía que hacer.

Curio rompió el beso y vio el rubor que le daba color a las mejillas de Alex. Desde que la vio, supo que era la chica indicada para él, pero un estúpido chisme había estropeado las cosas.

Alex bajó la mirada con vergüenza, pensado que Curio se enfadaría por no besar bien; pero se llevo una sorpresa al sentir que el chico le acariciaba el cabello con ternura. Un ladrido histérico hizo que volvieran a la realidad.

-¡Hocicos!

Alex se apresuro a desatar al perro pero también lo sujetó con fuerza porque parecía que quería abalanzarse sobre el búlgaro.

-Hocicos, tranquilo

-Vaya, nunca había visto un perro tan celoso

-Lo siento mucho

-Tranquila. Bueno, nos vemos después... novia

-¿Eh? Pues...

Alex ya no pudo decirle nada porque el chico ya se había ido. Cuando Curio se perdió de vista, Canuto (ahora que no había nadie ya le podía decir así) tomó a Alex de la parte de abajo de su sudadera y la llevó a jalones hasta la Casa de los Gritos. Cuando entraron, regreso a su forma original y se puso a caminar como león enjaulado.

-¿Me podrías explicar Que Fue Eso? -exigió Sirius, claramente molesto

-Lo siento, ni yo se que paso. Esto estuvo fuera de mi control

-Si, ya me di cuenta

Sirius trataba de disimularlo, pero la rabia le ganaba; y es que estaba claramente celoso. Ya tenía suficiente con saber que Snape trataba de ser algo más que profesor-alumna con Alex o al menos más que amigos, pero ver a ese muchacho de pacotilla besándola con singular alegría, eso altero su cordura.

-Además no se en que te molesta a ti -Sirius la miro sorprendido-. Ni siquiera lo conoces como para saber si me conviene o no. Además... lo convertiría en mi primer novio

-¿Qué? ¿Nunca... has tenido novio?

-No, solo salíamos como amigo. Y cuando se me declaró no supe que hacer «Y es que para variar, es lo mejor por ahora. No quiero usar a Curio para desmentir las babosadas de Skeeter... ¡Pero no tengo opción Y DETESTO ESTO!»

-Alex... ¿esto tiene que ver con Quejicus?

-¿Eh? ¿Cómo...?

-Se que lo mejor será que te alejes de él por un largo tiempo... y se que no eres capaz de usar a nadie para desmentir lo que una reportera chismosa hizo

-No es solo eso... hay alguien que quiero... pero se que esa persona no me corresponde y si tengo la oportunidad de olvidarlo... pues... la aprovechare...

-Alejandra...

-¡A-LE-JAN-DRI-TA! -Los dos voltearon y se encontraron con Xóchitl, con una pequeña bolsa de Honeydukes-. ¿Qué tanto están haciendo ustedes dos aquí solitos?

-Nada -dijo Alex-. Solo platicábamos

-Como sea -se acercó a Alex mientras rebuscaba en la bolsa-. Aquí esta, tú favorito: Calaverita de Chocolate rellena de Crema Pastelera

-Gracias

-Sirius ¿quieres probar?

El animago se sorprendió un poco. Él creyó que la loba abriría la boca respecto a lo que ellos y Snape hablaron hace unas noches.

-Espero que te guste esta -comentó Xóchitl dándole en la mano el dulce al Merodeador Perruno-. Calaverita de Chocolate rellena de Dulce de Leche

-Gracias

-Y aquí esta la mía. Mi favorito: Calaverita de Chocolate rellena de Leche Condensada. ¡Buen Provecho!

Los tres comieron en silencio y siguieron charlando algo más animados, aunque Sirius se mostraba algo serio. Cuando vieron que se hacia tarde y que tal vez ya todos regresaron al castillo, Alex y Xóchitl regresaron por el túnel que conectaba de la casa al Sauce Boxeador.

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Harry y los demás campeones tenían que prepararse para la última prueba que se llevaría a cabo en el Campo de Quidditch pero que ahora era un laberinto. Lo que más le sorprendió fue la repentina aparición del Sr. Crouch todo trastornado queriendo hablar con Dumbledore pero cuando regresó a donde lo dejo solo encontró a Krum (con quien estuvo hablando antes de la aparición del funcionario del Ministerio) y sin rastros del hombre.

Incluso mientras Ron y las chicas ayudaban a Harry a practicar para la tercera y última prueba, no podían dejar de sacar conclusiones respecto a la extraña aparición y desaparición del Sr. Crouch en los jardines de la escuela.

Después de estar practicando por un rato, se fueron a sus respectivas clases; Hermione a Aritmancia y Alex y los chicos a Adivinación. Harry y Ron querían faltar a Adivinación para seguir con la práctica pero Hermione no los dejo y con suma resignación, se fueron a la clase, completamente seguros de que haría un calor infernal en el aula y tuvieron razón.

Entre los vapores perfumados del aula y el calor de la chimenea, hacían que tanto Alex como Harry les empezaran a dar sueño.

-Alex, intenta no dormirte -le susurró Xóchitl, moviéndola un poco

-Perdón -dejo escapar un bostezo y se frotó los ojos-. Pero es que como esta muy encerrado el calor... no puedo evitarlo

-Intenta

Pero fue en vano, porque Alex no logró escuchar lo último que le dijo la loba, porque ya había caído dormida. Pero empezó a tener un sueño bastante extraño, tal vez igual o peor que los que tuvo en el verano.

Estaba en una especie de mansión abandonada y estaba parada en medio de un corredor lúgubre, camino directamente hasta una estancia que había al final de este. Atravesó la puerta y entró en una habitación oscura que tenía las ventanas cegadas con tablas...

Observó que en la habitación había en el un sillón con el respaldo vuelto hacia ella. En el suelo, al lado del sillón, había dos formas oscuras que se movían.

Una de ellas era una enorme serpiente, y la otra un hombre: un hombre bajo y calvo, de ojos llorosos y nariz puntiaguda. Sollozaba y resollaba sobre la estera, al lado de la chimenea...

—Has tenido suerte, Colagusano —dijo una voz fría y aguda desde el interior de la butaca—. Realmente has tenido mucha suerte. Tu error no lo ha echado todo a perder: está muerto.

—Mi señor —balbuceó el hombre que estaba en el suelo—. Mi señor, estoy... estoy tan agradecido... y lamento hasta tal punto...

—Nagini —dijo la voz fría—, lo siento por ti. No vas a poder comerte a Colagusano, pero no importa: todavía te queda Harry Potter...

La serpiente emitió un silbido. Alex vio cómo movía su amenazadora lengua y le dio mucho miedo porque no le gustaba para nada las serpientes y menos desde el ataque del basilisco en su segundo año.

—Y ahora, Colagusano —añadió la voz fría—, un pequeño recordatorio de que no toleraré un nuevo error por tu parte.

—Mi señor, no, se lo ruego...

La punta de una varita surgió del sillón, apuntando a Colagusano.

— ¡Crucio! —exclamó la voz fría.

Colagusano empezó a chillar como si cada miembro de su cuerpo estuviera ardiendo. Los gritos le rompían a Alex los tímpanos al tiempo que sintió de pronto un dolor punzante en el lado izquierdo de su rostro: también ella gritó. Voldemort lo iba a oír, advertiría su presencia...

-¡Harry!

-¡Alex!

Abrió los ojos. Estaba recostada en la mesa con el rostro recargado en sus brazos, sentía que estaba sudando frío y respiraba con dificultad. Se incorporó un poco y vio a Harry tumbado en el suelo y tapándose la cara con las manos y a Ron arrodillado al lado de él. La profesora Trelawney miraba intercaladamente a ella y a Harry.

La profesora comenzó a interrogarlos tratando de saber que era lo que vieron, que clase de "premonición o aparición" acababan de ver, pero ninguno de los dos respondió a eso; lo único que hicieron fue cada quien tomar su mochila y salir del aula, disculpándose con la profesora, de camino hacia la enfermería porque les dolía la cabeza.

-Creo que nos afectó mucho el ambiente de la profesora -comentó Alex, tratando de romper el incomodo silencio

-Eso parece

Alex lo dudo un poco, pero al final, le tomó la mano a Harry para retenerlo y él la miro algo molesto.

-Dime la verdad ¿Qué fue lo que viste?

-A Voldemort torturando a Colagusano

La chica se puso tensa, era lo mismo que ella vio, pero... ¿Por qué tuvo la misma visión?

-¿Y a ti que te paso?

-Ah... pues... -no sabía si decirle la verdad o inventarse algo, pero sabía que su amigo tal vez no le creyera lo que vio-. Con el calor que hacía me dio sueño y tuve una pesadilla

-¿En serio? Entonces ¿Por qué saliste del aula?

-No se porque comenzó a dolerme la cabeza. Iré a la enfermería por algo ¿si?

-Bien, yo iré a ver a Dumbledore y le contaré lo que vi

-Esta bien, nos vemos después

-Adiós

Y los dos se fueron por caminos diferentes pero pensando en lo mismo. La extraña visión que acababan de tener.

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