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Cita Merodeadora

El día de la vista disciplinaria de Harry llego más rápido de lo que cualquiera de la Orden esperaba. Ese día Harry se paró muy temprano y se fue con el Sr. Weasley sin decirle nada a sus amigos; cuando los chicos comenzaron a bajar a desayunar, lo primero que hicieron fue preguntar por Harry. La Sra. Weasley y Sirius les dijeron que ya se había ido, los hermanos Weasley y Hermione se molestaron porque querían despedirse del azabache y desearle suerte antes de que se fuera.

Lo que pasaba del día —antes de que regresarán Harry y el Sr. Weasley— siguieron con la limpieza. Alex más de una vez se dio cuenta de la inquietud de Sirius respecto a la vista, entonces se le vino un pensamiento loco a la cabeza ¿Y si Sirius quería que Harry perdiera para de ese modo tenerlo siempre junto a él? Movió la cabeza y siguió con la limpieza ¿cómo se le pudo ocurrir algo tan tonto? Obviamente Sirius no querría que Harry perdiera su educación mágica; pero en parte estaba de acuerdo con la Sra. Weasley sobre un punto: Algunas veces parecía como si el animago viera a su mejor amigo otra vez a través de su hijo.

—Alex, querida ¿estas bien?

—Sí, Sra. Weasley

—¿Segura?

Alex sólo asintió y siguió limpiando.

Al medio día, Harry y el Sr. Weasley regresaron y les dieron la buena noticia.

—¡Lo sabía!- chilló Ron, dando un puñetazo al aire.— ¡Siempre te sales con la tuya!

—Estaban obligados a retirar los cargos— dijo Hermione, que había mirado con ansiedad cuando Harry había entrado en la cocina y ahora suspendía una mano temblorosa frente a sus ojos—, no había ningún caso contra ti, absolutamente ninguno.

—Todo el mundo parece bastante aliviado, sin embargo, considerando que todos sabían que saldría de esta —dijo Harry, sonriendo.

La señora Weasley se secaba los ojos en su delantal, y Fred, George y Ginny bailaban una especie de danza de guerra mientras entonaban un canto que decía "se ha librado, se ha librado, se ha librado..."

—¡Es suficiente! ¡Cálmense!— gritó el señor Weasley, aunque estaba sonriendo.— Escucha, Sirius, Lucius Malfoy estaba en el Ministerio...

—¿Qué?— dijo Sirius bruscamente.

—Si, lo vimos hablando con Fudge en el noveno piso, luego subieron juntos a su oficina. Dumbledore debería saberlo.

—Absolutamente— dijo Sirius.— Le diremos, no te preocupes.

—Bueno, será mejor que me vaya. Hay un baño regurguitante esperando por mi en Bethnal Green. Molly, llegaré tarde, voy a cubrir a Tonks, pero Kingsley va a caer por aquí para la cena...

Prepararon todo para la cena, de pronto Alex sintió un dolor en la parte izquierda de su cara y vio que Harry se llevaba las manos a la frente, entonces comprendió que se debía a Voldemort. Ni ella ni Harry se dieron cuenta que cierto merodeador de ojos grises se les quedaba viendo, pero más a Alex.

Todavía se podía percibir la alegría por la salvada de Harry en el ministerio... Bueno, no todos. Desde la vista disciplinaria, Sirius se mostraba muy serió y malhumorado y se la pasaba casi todo el día encerrado en el dormitorio de su madre con el hipogrifo Buckbeak. Harry lo noto y comenzó a sentirse mal por eso.

—¡No te sientas culpable!— dijo Hermione severamente, luego de que Harry les confiara algunos de sus sentimientos a ella, a Alex y a Ron, mientras fregaban un armario enmohecido en el tercer piso unos días después—. Perteneces a Hogwarts y Sirius lo sabe. Personalmente, pienso que está siendo egoísta.

—Eso es un poco duro, Hermione —dijo Ron, frunciendo el ceño mientras trataba de limpiarse un poco de moho que se había pegado en el dedo—. Tu no querrías quedarte encerrada en esta casa sin ninguna compañía.

—¡Estará acompañado! —dijo Hermione—. Este es el cuartel central de la Orden del Fénix, ¿no? Es que aún tiene esperanza de que Harry se quede a vivir aquí algún día.

—No creas eso —dijo Harry, sacudiéndose la ropa—. No me dio una respuesta directa cuando le pedí si podía.

—Es que no quería que crecieran sus propias esperanzas —dijo Hermione juiciosamente—. Y probablemente se sintió un poco culpable, porque pienso que una parte de él realmente deseaba que te expulsaran. Entonces ambos serían marginados.

—¡Retráctate!—dijeron Harry y Ron a la vez, pero Hermione simplemente se encogió de hombros.

—Háganlo ustedes. Pero algunas veces creo que la madre de Ron tiene razón y que Sirius te confunde con tu padre, Harry.

—¿Así que crees que está mal de la cabeza? —dijo Harry acaloradamente.

—No, sólo creo que ha estado solo por mucho tiempo —dijo Hermione meramente.

En este punto, la señora Weasley entro en la habitación.

—¿Aún no han terminado?— dijo

Entonces Alex alcanzo a ver al merodeador pasar por detrás de la Sra. Weasley, paso junto a ella y comenzó a subir las escaleras sin hacerle caso ni a ella ni a sus amigos cuando lo llamaron. Llegó hasta el dormitorio de la madre de Sirius y tocó la puerta.

—¿Sirius?— pero no recogió respuesta y volvió a tocar.— ¿Sirius? Soy yo, Alex —seguía el silencio y la chica comenzó a desesperarse, incluso comenzó a tocar la puerta con más fuerza y a gritar.— ¡SIRIUS ORION BLACK, ÁBREME AHORA MISMO O TIRO LA PUERTA!

La puerta se abrió mostrando al animago con una sonrisa burlona.

—¿En serió serás capaz de tirar mi puerta?

—Sí, aunque fuera a patadas

—Que ruda

—Cállate

—¿Y bien? ¿A qué debo el honor de tu visita?

—Quiero saber porque te has comportado de una manera fría con Harry desde el día de la vista —la chica vio que la expresión de Sirius se ensombrecía—, escucha... Sé que no te hace gracia que Harry regrese a Hogwarts (se observar a la gente ¿sí?) pero por favor entiende, su lugar es allá. Sabes que podrás volver a verlo en Navidad, así que no hay razón para que te pongas así.

—Tu también estarías así si no pudieras salir.

—Oye ¿qué te parece dar una vuelta en mi país un día de estos antes de que regrese a clases?

—¿Qué?

—Sí. Para qué te dé aire fresco y puedas volver a caminar a tu anchas, como humano y/o como perro

Sirius se río ante el último comentario, la verdad le agrado mucho la idea y más que fuera con ella sola. Pero...

—Sólo hay que organizarnos con Harry y con Remus para luego...

—Alex

—¿Dime?

—Lo de la salida es genial pero... Quisiera que ellos no fueran.

—¿Qué? Pero ¿por qué...?— entonces Alex entendió lo que quiso decir y se puso roja—. Sirius...

—Quisiera que solamente fuéramos tu y yo

—¿Eh?

—Lo siento ¿te incomode?

—Eh... ¡No! No, es sólo que... Me...

—Te tomo por sorpresa

La chica solamente asintió. Sirius sonrió de lado y puso una mano delicadamente sobre la cabeza de Alex haciendo que la chica lo mirara a los ojos.

—¿Te parece bien unos días antes de que regreses a Hogwarts?

—Eh... Sí

—Muy bien

—¡Alejandra, ven a ayudarnos por favor!

—¡Voy Sra. Weasley!

—Mejor ve, no vaya a ser que Molly se moleste

—Está bien. Luego nos vemos

El animago sólo le hizo un gesto con la mano y la chica regreso al tercer piso. Siguió con la limpieza como sin nada, pero aún no podía quitarse de la cabeza lo que acababa de pasar: Sirius Black, el padrino prófugo de uno de sus mejores amigos, la había invitado a salir. Pero... ¿Por qué de manera tan repentina? Y lo más importante ¿por qué a ella?

—Alex ¿estas bien?— preguntó Harry, después de ver unos momentos a su amiga y darse cuenta que estaba algo rara

—Sí, estoy bien ¿Por qué preguntas?

—Te noto algo extraña. Además de que estas roja

—¿En... En serió?

—Sí ¿Segura que estas...?

—¡Sí! No... No es nada— dejo escapar una risita nerviosa, le dio la espalda y siguió con lo suyo.

«¡Rayos! Lo que provoca ese merodeador travieso... Un momento ¡merodeador travieso! ¡ME VA A VOLVER LOCA!»

Hasta la noche lograron acabar de limpiar los armarios que faltaban. Alex bajó a tomar agua sin darse cuenta que ya había alguien ahí, sino hasta que sintió unos brazos que la rodeaban de la cintura y una voz grave pero dulce le hablo al oído.

—Hasta que te dejan descansar ¿verdad, linda?

Se volteó bruscamente y se encontró un par de ojos grises.

—¡Sirius! Por favor dejar de llegarme por atrás.

Se dio cuenta que, a pesar de estar de frente al animago, este no la soltaba. Se le subieron los colores a la chica y puso sus manos en el pecho del hombre para apartarse un poco de él.

-Am... ¿Sirius? Mi espacio vital, por favor.

Sirius sonrió de manera coqueta y eso puso más nerviosa a Alex y que el rubor se hiciera más notorio.

—¿Sirius?

—¿Qué? ¿Nunca habías tenido a un hombre tan cerca de ti antes?

—Sólo al que fue mi novio el año pasado. Pero tampoco tan exagerado

—Olvide que tuviste novio ¿por que terminaron?

—Porque él tenía que regresar a su país

—Ah, claro. El año pasado fue el torneo. Pero me sorprende que alguien de Durmstrang tuviera a una novia de padres muggles, ya que como ellos practican artes oscuras pues... deja mucho que pensar

—¡Curio era diferente a los demás!

—Así que se llamaba Curio. Interesante...

—Oye Sirius, creo que ya fue suficiente de tu jueguito ahora suéltame por favor

En vez de eso, Sirius la atajo más hacia él haciendo que la cabeza de la chica se acomodara el su pecho. Le acaricio con delicadeza el cabello y Alex sentía su corazón latir a mil por horas.

—¿Y si no quiero que termine?

—Sirius...

El hombre la tomo del mentón para que levantara la mirada. Los dos estaban mirándose fijamente a los ojos, entonces Alex vio que Sirius comenzaba a acercarse lentamente.

«¡No puede ser! ¿Él me va a...?»

El hombre estaba a sólo unos centímetros de los labios de la chica, cuando...

—¡Black! ¿Qué le estas haciendo?

Los dos voltearon y se encontraron con un molesto Severus Snape junto a la puerta. Tenía las manos hechas puño y fuertemente apretadas, al igual que su mandíbula.

—¡Profesor Snape!

Alex tenía la intención de separarse del animago, pero él la sujeto posesivamente de la cintura.

«Ay Dios... Trágame tierra»

—Black... Suéltala ahora misma

—¿Y qué si no quiero?

—Te voy a tener que obligar

—Ya quiero ver eso

Snape comenzó a acercarse de manera peligra a ellos. Alex pudo ver por el rabillo del ojo como Sirius se metía la mano al bolsillo de su levita y Snape hacia lo mismo. Logró soltarse del agarre del animago y se puso en medio de ellos, ya teniendo la varita fuera y apuntándose.

—¡Los dos, ya basta! No hagan una locura

Los dos hombres seguían mirándose con profundo odio, pero al ver la expresión que la chica les lanzaba al mirarlos se ablandaron y comenzaron a bajar las varitas.

—Bien. Los dos ¿Les cuesta tener un poco de paz?

—Pues si uno tiene que ver a un perro pulposo todos los días...

—Profesor

—No, esta bien Alex. Escuchemos lo que el murciélago tiene que decir

—Sirius por favor, no le sigas el juego. Profesor ¿qué lo trae por aquí?

—Es lo mismo que quisiera saber

—Algunos asuntos que el Profesor Dumbledore quiere que trate con la Srta. Macías

—¿Que? ¿Y de qué se trata, Quejicus?

—Eso no te interesa

Sirius tenía la intención de abalanzarse sobre Snape, pero Alex lo tomó del brazo para impedirlo y con ese pequeño tacto, Sirius se contuvo.

—Bien. Macías, sígame

Los dos salieron de la cocina y se fueron al salón donde estaba el árbol genealógico de los Black. Snape cerró la puerta y le puso un hechizo para que nadie los molestara y para que nadie pudiera espiarlos.

—¿Qué se le ofrece profesor?

—Quisiera revisar esa marca que el Señor Tenebroso le puso en su rostro el año pasado en el cementerio

Alex se estremeció al recordar eso, cerró los ojos y se concentró. Snape vio aparecer esa horrible marca y cuando Alex abrió los ojos vio que el izquierdo ya no era café oscuro sino rojo como los de Voldemort. La chica al sentir la mirada penetrante de su profesor sobre la marca, instintivamente se llevó una mano a la cara para cubrirla.

El profesor Snape, al ver ese gesto, se le acercó y con delicadeza le tomó la muñeca para retirar la mano y de paso, le quitó los lentes. La guió hasta el sillón y la sentó con cuidado.

—Ahora no se mueva, voy a revisarla ¿bien?

Alex sólo asintió y se quedo quieta con la mirada en el piso. Snape sacó su varita y la agarro del mentón para levantarle la mirada.

—Tranquila, no te va a doler.

—No es eso. Es...

—Lo se. Le da vergüenza esa marca. Yo sé lo que se siente

Alex supuso que su profesor se refería a la marca tenebrosa que él tenía graba a fuego en su antebrazo izquierdo. La chica posó su mano sobre la de él para tratar de darle ánimos; el profesor apreció el gesto y comenzó a revisarle la marca a la chica.

Estuvieron una hora ahí metidos y sin hablar. Alex estaba sumergida en sus pensamientos mientras que el oscuro profesor seguía revisando la marca; entonces se percató de la triste mirada de la chica.

—Macías... Alejandra— la chica lo miro a los ojos al escucharlo decir su nombre—. No puedo quitarla, esta grabada de la misma manera que las marcas tenebrosas comunes.

—Ah...

—Pero...— la chica lo miro con más atención—, al parecer la magia de esta marca es diferente

—¿Cómo?

—Esta marca... Es más de sangre que otra cosa

—¿De sangre?

—No solamente sentirá dolor cuando el Señor Tenebroso llame a sus mortífagoa, sino que... Podrá estar en contacto con su mente

—¿Qué? No puede ser. Entonces...

—¿Entonces... Qué?

—Desde tercero... Me ha parecido que... Tengo una conexión con Harry

—¿Qué?

—Debe de ser por la cicatriz que Voldemort le hizo. Esa noche debió de haber pasado algo más porque como para que Harry sepa cuando Voldemort esta cerca, sentir sus emociones y hasta pueda ver lo que él ve...

Severus se sorprendió ante lo que escuchó, debía de informarle sobre eso a Dumbledore en cuanto pudiera verlo. La chica notó que el hombre se puso tenso debido a lo que le acababa de decir.

—¿Profesor? ¿Está bien?

—¿Ah? Sí, estoy bien. Será mejor que vuelva a ocultar su marca

Alex sólo asintió y le hizo caso. A Severus le agrado volver a ver a Alex normal; se acercó a la puerta y quitó todos los hechizos que puso, en seguida escucho como alguien tocaba con mucha insistencia y la voz de una persona.

—¡Snape! ¿Qué rayos están haciendo ahí adentro? ¡Salgan ahora!

El profesor dejó escapar un suspiro de fastidio.

—Parece que Black se volvió paranoico

Abrió la puerta, pero en cuanto lo hizo, Sirius se le abalanzó. Lo tomó del cuello de la levita y lo empujó con fuerza hasta estamparlo contra la pared.

—¿Se puede saber por que ustedes dos estaban encerrados aquí?

—A diferencia de lo que tu harías con una chica estando encerrado. Yo no hice nada malo

—A ver quien te cree eso

Sirius levanto un puño con la intención del golpearlo pero el golpe nunca le llego al profesor porque Alex sujeto a Sirius del codo para impedirlo.

—¡Sirius, por favor. Deja de comportarte de esta manera!

—¿Por qué lo defiendes? ¿Te hizo algo malo?

—¡Nada de eso! ¡Ya déjalo, por favor!

Sirius le lanzó una mirada de odio al profesor y lo soltó con brusquedad.

—Más te vale que no te sobrepases con ella

—¿Cómo intentaste hacerlo tú en la cocina?

—Te voy a...

—¡BASTA! ¿QUÉ NO PUEDEN COMPORTARSE COMO ADULTOS?

Ninguno de los dos dijo nada. Entonces, a Sirius se le ocurrió decirle algo para "liberar la tensión" (y de paso hacer enojar a Snape).

—Alex ¿ya decidiste a donde iremos?

—¿Eh?

—¿Ya se te olvido que tenemos una cita... pendiente?

—Uh... Bueno...— Alex estaba roja, pudo ver atrás de Sirius la expresión de sorpresa del profesor, el cual paso a enfado en pocos segundos—, no... no he pensado en nada

—Pues daté prisa, linda. Para que vayamos antes de que regreses a clases

—Eh... Está bien

—Bien

Sirius iba a salir del salón, pero antes le dio un beso en la mejilla a la chica, le guiñó el ojo y salió de ahí. Se hizo un cómodo silenció en el salón, Alex no sabía que decir o que hacer, sentía la mirada fría de su profesor taladrando su espalda.

Snape estaba realmente molesto ¿Cómo se atrevía hacer eso ese perro callejero? Bien sabía que no podía salir. O tal vez... sólo lo dijo para hacerlo enojar y se pusiera celoso. Pero al escuchar las palabras de la chica y el rubor en sus mejillas, se dio cuenta que era verdad y lo hizo enfurecer más.

—Y se puede saber ¿A dónde pretende ir con Black?

—Pues... Todavía no sé

—Se supone que Black no puede salir

—Pero no va a ser aquí en Londres. Iremos a dar una vuelta en mi país pero todavía no decidimos a donde

—¿Cuándo piensan ir?

—Unos días antes de regresar a Hogwarts

Snape sólo gruño, comenzó a caminar hacia la puerta pasando junto a la chica y sin mirarla. De verdad le molestaba en sólo pensar que es lo que harían esos dos solos. Alex se sintió extraña al sentir la indiferencia de Snape, le dolió pero ¿qué podía hacer? ¿Decirle "no se preocupe profesor, ya no salde con Sirius"? Claro, como no.

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Severus llegó al piso de abajo con la intención de irse, pero se topó con Sirius, quien lo miraba con una sonrisa burlona.

—¿Ya te vas tan pronto, Quejicus?

Severus no le hizo caso y pasó de largo. Ya había llegado a la puerta cuando Sirius le hablo.

—No sé que estas tramando Quejicus, pero ¿en serió crees que ella te haría caso?

Severus se puso tenido un poco cuando escucho eso.

—Tú no sabes nada, Black. Es más, ni siquiera sé de que estas hablando

—No finjas, que a mi no me engañas. Sé que sientes algo por ella.

Severus apretó los puños con fuerza y seguía dándole la espalda.

—Y si así fuera ¿a ti que te importa?

—Me importa... Porque no quiero rivales

Ante eso, Severus ahora si lo miro. Vio que Sirius tenía una mirada de triunfo ante la expresión su enfado.

—Ahora si te gane, murciélago viejo. Tal vez cuando conocimos a Alexandra te quedaste con ella, pero me harás lo mismo con Alejandra.

—¿Quien dice que no puedo volver a hacerlo? —lo desafío Severus con una sonrisa burlona

Iban a seguir peleando cuando se escucho que la puerta principal empezaba a abrirse, entraron Remus, Tonks, Ojoloco y Kingsley. Los cuatro se quedaron viendo a los dos hombres que seguían parado en medio del pasillo.

—Ahora ¿qué están haciendo? —pregunto Remus, con un tono de fastidio

—Nada —contestaron los dos de manera cortante

Severus salió de la casa, quitando de un empujón en el hombro a Remus y cuando estuvo lo suficientemente lejos se desapareció. Cuanto Kingsley cerró la puerta, Remus miro a Sirius con una mirada cansada, se agarró el puente de la nariz antes de hablar.

—Y ahora... ¿Qué hiciste esta vez?

Sirius miro a su amigo por un momento antes de contestar.

—Nada —dio media vuelta y subió hacia su habitación

Severus llegó hasta su habitación en las mazmorras, sacó una botella de whisky de fuego y le dio un gran trago. De todas las cosas que Black hacía para enfurecerlo, esta le ganaba a todas; pero esta se la pagaría... Y ya sabía como hacerlo: los seguiría en su "cita" y haría que fuera "especial".

DÍA DE LA CITA

Alex estaba realmente nerviosa, no sabía que podía hacer con Sirius durante todo el día. Hermione y Ginny sabían a donde iba y es porque las chicas se dieron cuenta de su actitud tan rara desde esa "escenita" que tuvieron los tres en el salón de los Black. Hasta Tonks lo descubrió y fue al mismo tiempo que las chicas lo supieron.

FLASHBACK

Alex y sus amigas estaban en la cocina, ayudando a la Sra. Weasley a preparar la cena. Esa noche irían casi todos los miembros de la Orden porque era una reunión importante, bueno a excepción Dumbledore, McGonagall y Severus. La Sra. Weasley salió por un momento de la cocina dejando solas a las chicas.

—¿Creen que este bien esto? —preguntó Ginny, revisando lo que ella preparaba

—Déjame revisar —contestó Alex. Tomó una cuchara y lo probó—, te quedo delicioso

—Gracias

Las chicas siguieron con la cena en silencio. De pronto, escucharon que alguien se acercaba; las tres se voltearon y vieron que era Sirius, las miró un momento y luego se fue. Alex se puso roja y siguió con lo suyo; entonces Hermione y Ginny se dieron cuenta del cambio de actitud de la latina.

—Alex ¿qué te pasa? —preguntó Ginny

—Nada

—¿Cómo que nada? Entonces ¿por qué estás toda roja? —preguntó Hermione

—En serió chicas, no es nada

—Alex —insistieron sus amigas

La chica se dio por vencida, se dio la vuelta y les contó todo. Cuando término, vio que sus amigas estaban sumamente sorprendidas y no era para menos.

—Bueno... ¿Van a decir algo o se van a quedar como estatuas?

—¿CÓMO QUE...? —Alex las chito para que no gritarán—. ¿Cómo que una cita con Sirius?

—Ya pasaron unos días y ni yo logró digerirlo

—¿Una cita con mi tío? —se escucho una voz detrás de Alex

—Por favor díganme que no esta detrás de mi quién creo que es —la chica se dio la vuelta y se topó con la mirada de sorpresa de Tonks—. Hola

—¿Hola? ¿Hola?

—Oye, antes de que digas algo; no fue mi idea. Ni siquiera yo me lo puedo creer y te juro que no es con malas intenciones, sólo quiero que Sirius logre salir aunque sea por un momento y...

—Al fin

—¿Eh?

—Yo igual creo que Sirius necesita un respiro. Sólo espero que sea un lugar donde no lo reconozcan

—¿Cuenta el extranjero?

—Pues mejor

FIN DEL FLASHBACK

Alex seguía revisando su ropa sin poder decidirse que poner. Algo que nunca se le daba era saber vestirse "acorde a la ocasión" ya que siempre le gustaba usar jeans, playeras algo holgadas, sudaderas y tenis; y era justamente lo que tenía.

—¿Todavía no estas lista? —Alex se dio la vuelta y se encontró con Hermione y Ginny

—¿Y qué esperaban? Esto es lo único que tengo

—Ay amiga, si que nos necesitas

—¿Eh? ¿De qué hablas, Ginny?

—Tú solo síguenos

—OK

Las chicas fueron al baño y Alex se sorprendió de ver a Xóchitl junto con ropa y equipo de maquillaje.

—Ay Dios... Me voy —se dio media vuelta pero sus amigas la sujetaron del brazo—, chicas...

—Menos pucheros y más acción ¿sí? —dijo la loba, quién se transformo en humana

Pasaron como una hora arreglando a Alex, quien estaba fastidiada de tanto tratamiento de belleza.

—Oigan, es una cita no un concurso de belleza

—Se nota que no te gusta estas cosas —comento Ginny

—¿En qué te basas?

—Ya, tranquila —dijo Hermione, tratando de calmarlas

Ya que finalmente acabaron, Alex se miró al espejo y puso cara de asco. El cabello lo tenía recogido en media cola pero las ondas de su cabello bien marcados, tenía sombra en sus ojos de color lila (en un tono pastel) y rímel haciendo que le resaltarán sus ojos, rubor algo leve y sus labios pintados de rojo escarlata pero no muy llamativo. Traía un conjunto de blusa morada y chalequito negro, unos jean entubados grises y una flats simples de color negro.

—Oh por Dios —susurro Alex, viéndose al espejo

—¿Ves? Estas preciosa —dijo Ginny

—Sí, pero... —se dio la vuelta para mirar a sus amigas ya la brije—. Se romperá el encanto con los lentes

—Oye, al menos di que los lentes son lindos y no de Betty la Fea —comentó la brije

—No ayudas, Xóchitl

—Bueno ya —dijo Hermione—, baja ahora que de seguro Sirius te esta esperando

Alex se puso más nerviosa, se puso sus lentes y salió del baño seguida por sus amigas. Llego a la cocina y vio que ahí estaba el merodeador pero no lucía como siempre. Se veía como un chico de dieciséis años, llevaba una camisa azul marino remangadas hasta el codo, unos jeans deslavados igual azul marido y tenis grises, el cabello no lo tenía largo como siempre sino corto de manera sexy.

De no ser por los ojos grises cualquiera pensaría que era un desconocido... Un sexy desconocido.

—Vaya... ¿Sirius? —pregunto Alex, sin poder creérselo

—Claro ¿quien más? —contestó el merodeador con tono coqueto

—Tranquilo —dijo Alex, pero con un sonrisa burlona—. No intentes nada, Casanova

Sirius sólo se río ante el comentario. Xóchitl y las demás estaban igual de sorprendidas ante lo que veían.

—Buenos días, chicas

—Ya deja de coquetearles ¿sí?

—Sólo bromeaba. Bien ¿nos vamos?

—sí

—¿Tan temprano? —preguntó Xóchitl— apenas son las 8:00 a.m.

—Si, pero recuerda que allá son las 2:00 p.m.

—OK. Oye, espera

—¿Qué pasa?

—Olvidas tu bolsa, o mejor dicho mariconera

—¿En serió?

—Toma

Alex la tomó y salió con Sirius de Grimmauld Place. Fueron a un callejón y se desaparecieron; aparecieron en un lugar de clima cálido y se escuchaba las olas del mar.

—¿Eh? ¿Estamos en Puerto Vallarta?

—Si, tú no sabías a donde ir, así que yo lo hice

—Vaya, te luciste

—Gracias... My Lady

Alex se sonrojó y camino hacia la calle. Sirius la siguió y la tomó del brazo con delicadeza.

—Oye, tranquila ¿que te pasa?

—Nada... Sólo me tomaste de sorpresa

—Ah, bien. Me asustaste, creí que había hecho algo mal

—Claro que no. Bien ¿qué quieres hacer?

Sirius la llevó a diferentes lugares que sabía que agradarían porque ella le dijo que nunca había ido a esa playa (y eso que ella vive en ese país). Más que nada, la llevó a dar una vuelta al playa ya que era uno de los lugares favoritos de la chica.

—Me encanta este lugar

—Lo sé —Sirius la abrazo por detrás y Alex se puso roja en seguida—, por eso te quiero consentir

—Sirius

—Vamos a comer algo, recuerda que no desayunamos

—Aunque aquí más bien sería ir a comer

Sirius sólo río y se fueron a un restaurante, pero ninguno de los dos se dio cuenta que un par de ojos negros los miraba desde lejos.

«Disfruta la cita mientras puedas Black, no voy a dejar que me ganes»

Sirius y Alex llegaron a uno de los restaurantes más famosos del lugar y se sentaron junto a la ventana; cuando se sentaron, a Alex le pareció ver a Severus por la ventana.

—Espero que tengas hambre —dijo Sirius, haciendo que la chica desviara su atención de la ventana—, se ve que todo lo de aquí es delicioso, y tengo mucha hambre

«Clásico» pensó Alex con una sonrisa

Volvió a mirar por la ventana y ya no había nadie.

«Seguro es el hambre»

Cerca de ahí, Severus seguía escondido y se dio cuenta que Alex lo había visto y se puso tenso; tal vez no podría hacer esto porque como la chica lo vio sabría enseguida que fue él.

«Aún así, no puedo dejar que Black me la gane»

El desayuno (o más bien comida) estuvo tranquilo y delicioso; a pesar de que a Alex todavía le parecía extraño estar en una cita con el padrino de su mejor amigo, se la estaba pasando muy bien. Salieron del restaurante y fueron a dar una vuelta por las plazas comerciales de Puerto Vallarta, siendo seguidos por el celoso profesor de pociones y al parecer no iba tan sigiloso y oculto como esperaba, porque Sirius tenía la sensación de que alguien los seguía.

El animago de vez en cuando miraba atrás y no encontraba nada sospechoso, Alex se dio cuenta de lo que hacia su acompañante y también volteó sin ver nada extraño.

—¿Qué sucede Sirius?

—Tengo el presentimiento de que alguien nos sigue

—¿Qué? ¿Tu crees que sea...?

—¿Voldemort o algún mortífago? Pues... —se lo pensó un poco antes de contestar—. Voldemort, no lo creo. Mortífago, tal vez

Ante esa respuesta, y de manera inconsciente, Alex lo agarró del brazo. Ahora fue el turnó de Sirius de ponerse rojo.

—¿Alex?

—Mejor regresos Sirius ¿si? Si hay mortífagos por aquí (que espero que no) será mejor regresar, porque te podrían reconocer y atacar.

Sirius sintió una calidez en su interior al escuchar a la chica decir eso. Se soltó del agarre de Alex y la rodeó con su brazo por los hombros.

—Esta bien, regresemos

Sirius la tomó de la mano y los dos se dirigían al mismo punto donde llegaron, pero Sirius se dio cuenta que Alex no dejaba de mirar al mar; así que la llevo hacia allá.

—¿Sirius?

—Podemos ver el mar unos minutos más antes de regresar ¿te parece?

—Si

Se fueron a una parte muy apartada y se pararon a la orilla, Alex se quitó las flats y se levantó un poco el pantalón. Sirius hizo lo mismo y se colocó junto a ella.

El agua llegaba con tranquilidad hasta ellos, mojando sus pies poco a poco hasta que les llegaron a tos tobillos. Cuando pasaba, Alex hundía un poco más sus pies en la arena.

—Esto se siente muy bien

—De verdad te gusta la playa

—Sí. Si por mi fuera, me quedaba a vivir aquí

—¿En esta playa o en la que sea?

—La que sea, mientras siga siendo playa

—Sabes... —Alex miro al merodeador, quien tenía una expresión sería y eso era poco común en él—. La noche en que Harry descubrió la verdad, le pregunté sí quería irse a vivir conmigo al campo. Pero creo que la idea de la playa es mejor.

—Sí. Pero...

—Lo sé. Primero tengo que demostrar mi inocencia para que eso pueda pasar

—Sirius

—Espero que pase pronto, para así poderle dar a Harry el calor de una familia que esos muggles nunca le han dado

—Oye —el merodeador la miro y vio que le estaba sonriendo—, cuando quieres, puedes ser un adulto responsable

—¡Oye! ¡Soy un adulto responsable!

Alex sólo se sacó la lengua de manera infantil, de pronto, Sirius se agachó y la salpicó; Alex lo secundó y los dos comenzaron a jugar. Si ninguno de los dos se percató de la presencia del oscuro Profesor de las mazmorras ahora menos con su juego; cada vez se veía más molesto, entonces se le ocurrió como detener su jueguito. Sacó su varita y apuntó al mar, poco a poco las olas se iban haciendo más frecuentes y peligrosas; Sirius se percató de ese cambio en el agua y se detuvo, Alex hizo lo mismo pero miraba confundida al merodeador.

—Sirius ¿por qué paraste?

—Alex, será mejor irnos

—¿Por qué?

—Las olas están cada vez más fuertes

—Esta bien

La chica no dio ni dos pasos, cuando una gran ola azoto la orilla y la arrastró al mar.

—¡Alex!

Severus detuvo su hechizo, pero ya era tarde. Alex estaba lejos de la playa.

—¡Sirius!

Alex sabía nadar, pero la corriente era muy fuerte y ya estaba en medio del mar. Sirius ya iba a saltar al agua, cuando alguien paso junto a él.

—¿Qué rayos...? ¿Quejicus?

El profesor entró al agua y con todas sus fuerzas comenzó a nadar hasta donde estaba Alex, ante la mirada de odio de Sirius.

Alex comenzaba a hundirse, le faltaba el aire y ya no tenía fuerzas para seguir. Veía que una pequeña hilera de burbujas escapaba de su boca, todo comenzaba a oscurecerse, incluso le pareció ver al profesor Snape acercándose a ella.

«Severus... Me alegra... que lo último que veré... es a ti» Y se hundió en la oscuridad.

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