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Cambio de look, Mundial de Quidditch

Alex todavía no podía quitarse de la cabeza la descabellada idea de que tanto Sirius como el profesor Snape trataban de conquistarla pero ¿Por qué? Y sobre todo ¿Quién se figaría en alguien como ella? Una chiquilla de catorce años que no le importa su apariencia y que más de una vez le han dicho...

-¡Oye! ¡Rinoceronte, Marimacha!

La chica apretó los ojos con fastidio al reconocer la voz de esa persona. Estaba de visita en la secundaría de su antigua escuela y era donde estaría estudiando la secundaria de no haber ido a Hogwarts y la verdad, agradecía que la dejaran ir allá.

-¡Rino-tonta! -escucho que era la misma chica la que había gritado, pero esta vez le había lanzado algo pegajoso y desagradable a la cabeza.

Se volteó totalmente furiosa y ahí las vio, a las chicas populares de la escuela; o como ella solía llamarlas, niñas consentidas, presumidas sin cerebro.

-¡Pfeiffer! ¿Qué quieres?

-Más bien ¿Tú que quieres?

-¿De que estas hablando?

-Tú ya no estudias aquí, por lo tanto, no se que sentido tiene que vengas aquí. Sí aquí nadie te quiere...

-Eso no es cierto

Detrás del grupo de presumidas aparecieron otras dos chicas de aspecto más dulce y sincero, eran las mejores amigas de Alex, antes de que fuera a Hogwarts. Las dos chicas se acercaron, empujando a las "populares" y se acercaron a su amiga.

-Nosotras si te extrañamos

-No dejes que comentarios como ese te desanimen

-Gracias Gaby, Gracias Diana

-Ow ¡que conmovedor! -Se burlo Pfeiffer-. Pero con el simple hecho de que te quieran esas Losers, no hará que consigas novio. Es más... no me sorprende que no tengas. Eres tan patética y sobre todo fea y poco femenina ¡que si lograras tener novio, sería porque ese chico te tiene lastima!

Alex sentía que le hervía la sangre, desde que estaba en esa escuela, Pfeiffer siempre la trataba como basura solo porque era una "niña consentida de papi" y solo por eso se sentía superior a los demás. También odiaba a esas chicas que la seguían y se lucían junto con esa boba.

Alex dio unos pasos al frente con la intención de lastimarla, pero Diana y Gaby la sujetaron de los brazos para impedir que se abalanzara sobre ella.

-Tranquila, Rini -dijo Gaby

-No te rebajes a su nivel -dijo Diana

-Alex

-¿Eh?

-¿Qué dijiste?

-Alex. A partir de ahora ya no usare el apodo de "Rini", sino que ahora prefiero que me las dos digan "Alex", por favor

-Vaya, vaya. De por si lucías marimacha y ahora con un sobrenombre "de niño" hace que tu género se ponga en duda.

-¡Cállate!

-Oblígame

-Y con mucho gusto

Logró zafarse del agarre de sus amigas y se abalanzó sobre ella; pero no se dio cuenta que Pfeiffer le tendió una trampa. Mal dio unos pasos al frente, se tropezó con algo y se cayo; estaba por pararse cuando sintió la misma cosa pegajosa y viscosa caerle en la cabeza.

Se escucharon las risas de las populares, se levantó y vio que esas presumidas se estaban partiendo de la risa ante su apariencia, aunque las veía borrosas porque se le cayeron los lentes. Trato de limpiarse la porquería de la cara pero lo único que logro fue embarrárselo más.

-Vaya, si que te hacía falta hacerte un facial... aunque eso no es lodo -dijo Pfeiffer, con una sonrisa burlona en su cara.

Alex alcanzó a ver que Pfeiffer tenía en una mano sus lentes.

-¡Dame mis lentes!

-¿Qué? ¿Estos? Pareces Betty la Fea... claro, que aun luces así sin ellos

Ella y su sequito se rieron cruelmente. Entonces noto que Pfeiffer tomaba sus lentes con las dos manos y los partía a la mitad. Luego, los arrogaba al piso y los pisoteaba varias veces hasta destrozarlos.

-Ups -recogió lo que quedaba de los lentes y los arrojó a los pies de Alex.

La chica, se podía decir que literalmente, hervía de rabia; trato de abalanzarse sobre ella otra vez pero sus amigas Diana y Gaby se la llevaron de ahí, como ya era hora de la salida la llevaron a su casa a lavarse. Alex tuvo suerte de que sus padres no estuvieran ahí porque sino, ya le montarían una escenita por su apariencia.

-¿PERO QUE CARAMBAS TE PASO?

Alex se encogió un poco al escuchar ese grito; se le había olvidado que Xóchitl se quedaba sola en la casa, ya que si alguien la veía (niños, soñadores o gente de buen corazón, aunque fueran muggles), armaría un escándalo.

Las tres chicas se voltearon y vieron a una brije enojada. Alex dejo escapar un suspiro de resignación y se acerco a la loba.

-Hola...

-¿Hola? ¿HOLA? ¿QUÉ RAYOS TE PASO? ¿POR QUÉ ESTAS ASÍ?

-Pues... -le contó todo y al ver la cara de Xóchitl, se dio cuenta que estaba enojada

-¡CUANDO LE PONGA LAS MANOS ENCIMA A ESAS...!

-Tranquila, no es para tanto... lo hacen porque no tienen nada mejor que hacer, las idiotas.

-Por cierto... ¿Por qué no traes tus lentes puestos?

Diana y Gaby se quedaron calladas mirando a Alex. La chica se resigno y sacó del bolsillo de su pantalón lo que habían sido sus lentes. Xóchitl miró los pedazos por un momento hasta que de la nada, explotó.

-¡AHORA SI LAS MATOS! ¿POR QUÉ CARAMBA HICIERON ESO?

-Por mam...

-¡Mejor vete a bañar! -sugirió Gaby

-¡Si, no vaya a ser que tus papás lleguen y te encuentren así! -concordó Diana

-Está bien -con pesadez, subió las escaleras y se fue a bañar.

Sus amigas soltaron un suspiro de alivio. Sabían que era peligroso hacer enojar a Alex, pero nunca la habían visto en ese nivel de enfado; Xóchitl les dio las gracias a las chicas de que sacaran a Alex de ahí y evitar que hiciera una locura o peor, que por estar tan enojada perdiera el control e hiciera magia accidentalmente.

Las chicas se despidieron de la loba y cada quien se fue para su casa. Xóchitl subió a ver como le iba a Alex con su aseo personal, pero de pronto, escuchó que la chica gritaba y fue corriendo rápido al baño.

-¡Alex! ¿Estás bien?

-¡Ahora si mato a esas hijas de...!

Xóchitl entro al baño y vio que Alex estaba de pie enfrente del espejo, con una bata de baño puesta, con un cepillo en la mano; tenía problemas con su cabello porque al parecer... se le había maltratado muy feo.

-¿Qué le paso a tu cabello?

-¡LAS PRESUMIDAS DE QUINTA, ESO PASO!

Se pasó el cepillo varias veces por su cabello pero seguía igual de maltratado, cada pasada de su cepillo empeoraba el estado de su cabello.

-¡AHORA SI LES LANZO UN MALEFICIO!

-Tranquila, no lo digas ni de broma. Sabes que no...

-... puedo hacer magia fuera de la escuela, ya se pero... -soltó un gruñido y se miró un poco más en el espejo.

Como Alex seguía peleándose con su cabello, no se dio cuenta que Xóchitl dio media vuelta y salió del baño hacia la recamara, tomó el teléfono y comenzó a marcar, fue el sonido del teléfono lo que hizo que se diera cuenta.

-¿A quien le marcas?

-A Ana y a Nali

-¿Para?

-Para que nos ayuden

-¿Eh? -se asomó a su cuarto y vio que Xóchitl había puesto la bocina en altavoz

-No creo que quieras decirle a tus papás, así que al menos deja que tu prima y su brije nos ayuden

-Ya qué

Media hora después llegaron las aludidas, pero con música y acompañamiento.

-¿Tía Lucía? ¿Qué haces aquí?

-Ana me contó lo que pasó, así que vine a ayudarte

-Ana...

-Más bien me descubrió... ¡sabes que no soy buena guardando secretos!

-¡Por favor tía, no se lo vayas a decir a mis papás!

-¿Por qué no? Si estas sufriendo bullying, ellos deben saberlo

-Ya sé, pero si algo he aprendido con esas... tontas; es que no importa cuantas veces le digas a un adulto, ellas no hacen caso ¿Por qué no? ¡Por arpías!

-Si que nunca has logrado tratar bien este tema ¿verdad? -comentó Ana

-No me ayudes

Ana, y Lucía (Nali podría ir con su aspecto humano pero como Xóchitl todavía no lo lograba, no quiso dejarla sola) la llevaron a la plaza a comprarle lentes nuevos y a que le arreglaran el cabello. Primero fueron a comprarle los lentes, porque apenas si podía ver por donde iba y veía borrosa a la gente. Lo único bueno que esas tontas le habían hecho a Alex, es que al fin podría escoger sus lentes porque cada vez que sus papás se los escogían, elegían los más feos. Escogió unos rectangulares delgados y de color plata.

-¡Luces divina con esos lentes, la verdad te sientan muy bien!

-Gracias, Ana

Lo bueno fue que le pudieron dar sus nuevos lentes en media hora. Fueron a una estética a que le arreglaran el cabello; como su cabello quedo muy maltrato paso de tenerlo a la mitad de la espalda a la altura de los hombros.

-¡El cambio de look te sentó muy bien, te vez divina!

-¿No crees que exageras, Ana?

-¡Claro que no, te ves muy bien!

-Gracias...

Aprovechando que ya estaban ahí y que todavía era temprano, las tres decidieron dar una vuelta por la plaza comercial. Alex vio la librería y en seguida se encamino ahí pero no se fijo bien en su camino y chocó con una persona, casi se cae de no ser porque alguien la sujeto de la muñeca.

-Perdón, no me fije por donde iba...

-¿Alejandra?

La chica sintió un vuelco al corazón y levantó la vista. La persona con la que había chocado era...

-Ar... armando

Ana se dio cuenta de con quien estaba su prima y se puso tensa, Lucía noto el extraño comportamiento de su hija y se preocupó.

-Ana, ¿estás bien?

-Si...

-Pues no lo parece -fijo su vista en la misma dirección de su hija y se dio cuenta de con quien estaba-. Que lindo chico ¿será su novio?

-No lo es

-¿Entonces?

-Es el amor platónico de Alex desde antes de que se fuera a Hogwarts

-¿Y?

-Y... que el idiota nunca le hizo caso y no quiero que la lastime

Alex y el chico se quedaron mirando por unos momentos hasta que Alex reacciono.

-Lo siento, Armando. No te vi

El chico se sorprendió ante la actitud de una chica; desde que la conocía, ella se ponía nerviosa al verlo, incluso apenas si le hablaba. Ahora que la volvía a tener enfrente, ya no se ponía así; ella nunca le gusto pero le gustaba ver como se ponía cuando lo miraba.

-Oye, se me hace extraño no verte en la escuela

-Es porque ahora estudio en el extranjero

-¿En serio? ¿Dónde? -la verdad es que el chico si estaba sorprendido

-En Londres, en un internado. Bueno, me tengo que ir. Nos vemos -se despidió con la mano y entró a la librería

Armando todavía no salía del asombro pero se fue de ahí. Ana soltó un suspiro de alivio al ver que las cosas no se pusieron feas.

Regresaron a casa de Alex, y si, los papás de Alex se sorprendieron de verla así, pero tampoco la regañaron porque resulto que ellos querían comprarle unos armazones nuevos pero si que no se esperaban el corte de cabello.

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Todavía sentía que la Marca Tenebrosa le estaba quemando la piel, pero también le parecía extraño. Se suponía que el Señor Tenebroso había desaparecido hace casi trece años y de la nada, la marca comenzó a dolerle.

Como su fuera alguna clase de imán, no podía quitarle la mirada de encima a esa horrible Marca, esa marca era una prueba de los errores que cometió en su vida; esos errores hicieron que se alejara de la mujer que amaba y que esta muriera.

Un minuto ¿amaba? ¡Que necedad! Él todavía la seguía amando. Sus sentimientos no pusieron haber cambiado y en especial hacia una niña que no conocía la delicadeza ni la feminidad y que tenía de compañera una alfombra con patas que le faltaba al respeto a cada rato.

Se asomó por la ventana y miraba a los niños que salían a pasearse en sus bicicletas, riéndose y divirtiéndose; entonces no pudo evitar acordarse de un cabello pelirrojo intenso y de unos ojos verdes esmeraldas. Los que en algún tiempo fueron sus felicidad pero ahora, solo eran un vago recuerdo. De pronto, el pelirrojo pasó a ser castaño oscuro y el verde esmeralda a café chocolate; sacudió su cabeza con brusquedad y volvió a posar su vista en los niños que seguían paseándose en sus bicicletas.

¿Por qué? ¿Por qué había pensado en ella? Él solo tenía en su corazón a esa mujer pelirroja que, hace mucho tiempo, fue su mejor y única amiga. Recordó el encargo de Dumbledore y dejo escapar un gruñido ¿Qué ese viejo no tenía nada mejor que hacer que hacerlo enojar?

Dejo escapar un suspiro de fastidio y salió de su casa. Como allá en Londres era medio día, ahí en México eran las seis de la tarde. Estaba parado enfrente de la casa de Alex, esperando no tener que encontrar alguna excusa para entrar y ver como estaba.

-¡Mija, saca la basura por favor!

-¡Voy mamá!

Severus se escondió detrás de unos árboles y entonces la vio salir. Se sorprendió mucho al verla, ya no traía en cabello largo a media espalda, sino hasta la altura de los hombros ni tampoco esos lentes de armazón café y gruesos, sino grises y delgados. Alcanzó a escuchar que la chica tarareaba algo, pero no supo que canción era porque no le parecía conocida.

Alex dejo las bolsas en la esquina y volvió sobre sus pasos. Pasó enfrente de los árboles y entonces tuvo el presentimiento de que alguien la observaba; miró por varios lados pero no vio a nadie; se giro hacia los árboles y los miró por un momento. Severus la miraba fijamente, esperando que no lo descubriera. Alex comenzó a caminar hacia allá, cuando escucho que alguien le gritaba.

-¡Alex, teléfono! -exclamo su papá, desde la puerta

-¡Voy!

Severus casi se caía de no ser porque se agarro de una rama a tiempo. ¿¡Alex!? ¿¡Alex!? De todos los sobrenombres que pudo haber escogido esa mocosa ¿¡Por qué rayos tuvo es escoger Alex!? Eso hizo que volviera a recordar a la chica que estuvo con él en la escuela y que hizo que olvidara a su primer amor.

Dejo escapar un grito de frustración y sacudió su cabeza con brusquedad ¿Qué rayos le estaba pasando? ¿Por qué últimamente tenía esos pensamientos? No podía seguir vigilando a esa chica en ese estado, así que regresó a su casa para poder despejar su mente de cualquier pensamiento "erróneo", pero no contaba con que alguien lo viera desaparecer desde una ventana.

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Alex se acerco a su papá y vio que este tenía en entrecejo un poco fruncido y sujetaba el teléfono lo más lejos posible de él.

-¿Qué pasó?

-Te habla un amigo de Londres ¿Qué no le enseñaron a usar el teléfono?

-¿Digo que se llama Ron Weasley?

-Si

-Entonces no. Los magos no suelen usar aparatos electrónicos. Por eso Ron te grito, nunca lo ha usado

-Pues deberían de enseñarle

Le dio el teléfono y se fue de ahí, antes de que le volvieran a gritar.

-¿Bueno?

-¿HOLA? ¿ME ESCUCHA? ¿RINI? ¿ERES TÚ?

-¡Si, soy yo! ¡No hace falta que grites, si te escucho con claridad!

-¡Ah! Perdón. Es que es la...

-... primera vez que lo usas. Si, ya me lo imaginaba. En fin ¿Qué paso?

-¿Recuerdas que les mencione sobre los Mundiales de Quidditch cuando regresamos de la escuela?

-Sí

-¡Mi padre consiguió entradas!

-¿En serio? ¡Genial!

-Sí, entonces ¿tú y Xóchitl quieren venir? Las recogeríamos el domingo a mediodía, hora de tu país

-Mmm... espera un momento, por favor.

Alex les comento rápidamente a sus padres sobre los Mundiales de Quidditch; aunque ninguno entendió que era, le dieron permiso de ir. La chica le confirmó la autorización al pelirrojo y colgaron. Alex pasó cerca de la habitación de sus padres —porque estaba cerca de la suya— y alcanzo a escuchar su conversación porque tenían la puerta entre abierta.

-... todavía no puedo creer que la dejáramos ir a ese tipo de escuela

-Ella siempre quiso conocer otras partes del mundo

-Si, ¡pero no una que practicara brujería!

-Recuerda que ese hombre nos dijo que ella nació con esas habilidades, ella no tiene la culpa...

-Naciera con ellas o no ¡no voy a seguir permitiendo que mi hija practique esas tonterías!

-¿Qué piensas hacer?

-Sencillo... sacarla de esa escuela

Alex sintió que su alma se le salía del cuerpo y como si un ladrillo le cayera en el estomago. El año pasado le estaban ofreciendo estudiar en su país ¡y ahora su padre le decía que la sacaría solo porque no le gusta que practique magia! Eso si que no lo iba a permitir.

Abrió la puerta de golpe haciendo que sus padres brincaran del susto.

-Babosa, que susto nos pegaste...

-¡No es justo!

-¿Qué?

-¡No es justo que me quieran sacar de Hogwarts solo porque a ti no te gusta la magia! Si era así, ¿Por qué no lo impediste desde el principio?

-Porque pensé que todo eso de la magia era broma. Aunque la verdad me asusto cuando ese sujeto llego y nos dijo lo que eras.

-¡Pues ya vez que es real! ¡NO PUEDES MANTENERME ENCERRADA AQUÍ, SABES QUE ALGÚN DÍA TENDRE QUE IRME Y QUE NO PUEDES ESTARME CUIDANDO TODA TU VIDA!

-¡Ya te estas pasando de lista!

-¡Voy a seguir asistiendo a Hogwarts TE GUSTE O NO!

Salió hecha una fiera de ahí y se encerró en su cuarto.

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-¡Nos vamos al Mundial! ¡Nos vamos al Mundial!

-Tranquila, Xóchitl. No deberías de hacer tanto escándalo

-¡Es que es genial poder ir a un Mundial! No precisamente el de futbol, pero será genial ver el de Quidditch

-Si, como digas

La loba se sorprendió del carácter de la chica, luego le cayó el veinte y soltó un suspiro.

-Se que sigues enojada por lo que escuchaste decir a tu papá ¡Pero, por favor, ya olvídalo!

-No solo estoy molesta con todos los comentarios negativos que le ha dado por decirme últimamente sobre la magia -cerró su baúl de golpe y miro a la loba-. Me llevaron a hacerme un exorcismo ¡sin que yo me diera cuenta!

-Con eso ahora si se voló la barda

-¿Tú crees?

Al mediodía, llegaron los Weasley a recoger a Alex y a Xóchitl; la chica se despidió de su mamá, de Ana, Nali y su tía Lucía, pero cuando llego con su papá hubo un momento de tensión.

-Nos vemos hasta el próximo verano -se despidió Alex

Su padre se quedo ahí inmóvil sin hacer nada, la chica se esperaba esa reacción, estaba por irse cuando sintió que su papá la abrazaba.

-Ya no te vayas hija... por favor

Entonces fue que a Alex le cayo el veinte... no era solamente que a su papá no le gustara la magia, sino porque a él le dolía separarse de ella todos los años. Alex lo abrazó con fuerza y se separó un poco de él.

-Tranquilo, antes de que lo imagines estaré de regreso, ya sabe que el tiempo pasa volando

-Más rápido de lo que yo quisiera... -se volvieron a abrazar y después el padre de Alex rompió el abrazo-. Que Dios te bendiga y que te vaya bien en este nuevo año.

-Gracias papi, igualmente. Cuídense mucho

Se despidió con la mano de sus papás y se fue con los Weasley. Al llegar se sorprendió de ver como era la casa; vio por vez primera la casa de Ron. Parecía como si en otro tiempo hubiera sido una gran pocilga de piedra, pero aquí y allá habían ido añadiendo tantas habitaciones que ahora la casa tenía varios pisos de altura y estaba tan torcida que parecía sostenerse en pie por arte de magia, y Alex sospechó que así era probablemente. Cuatro o cinco chimeneas coronaban el tejado. Cerca de la entrada, clavado en el suelo, había un letrero torcido que decía «La Madriguera». En torno a la puerta principal había un revoltijo de botas de goma y un caldero muy oxidado. Varías gallinas gordas de color marrón picoteaban a sus anchas por el corral.

-Bienvenida a nuestro hogar, Rini -dijo Ron

-Mejor dime Alex

-¿Eh?

-Es que ya estoy grande para ese tipo de apodo

-Pero... se escucha bien Rini

-Lo sé, pero como mi papá me digo que ya era grandecita para eso, por eso me pidió que ya no lo use

-De acuerdo...

Entraron a la casa, y si de por si a la chica le sorprendió ver como era el exterior, el interior lo superó. La cocina era pequeña y todo en ella estaba bastante apretujado. En el medio había una mesa de madera que se veía muy restregada, con sillas alrededor. Alex y Xóchitl se sentaron tímidamente, mirando a todas partes. Era la primera vez que estaban en la casa de un mago.

El reloj de la pared de enfrente sólo tenía una manecilla y carecía de números. En el borde de la esfera había escritas cosas tales como «Hora del té», «Hora de dar de comer a las gallinas» y «Te estás retrasando». Sobre la repisa de la chimenea había unos libros en montones de tres, libros que tenían títulos como La elaboración de queso mediante la magia, El encantamiento en la repostería o Por arte de magia: cómo preparar un banquete en un minuto. Y, a menos que las chicas hubieran escuchado mal, la vieja radio que había al lado del fregadero acababa de anunciar que a continuación emitirían el programa «La hora de las brujas, con la popular cantante hechicera Celestina Warbeck».

La Sra. Weasley estaba tan entrada sus quehaceres que no se percato que su esposo, Ron y los gemelos regresaron con Alex y Xóchitl.

-Espero que no se tardes y que no haya sido agotador el viaje...

-No tiene de que preocuparse Sra. Weasley, ya llegamos

-¡Alejandra, querida! -Corrió a abrazar a la chica, quien recibió gustosa el abrazo-. Que bueno que llegaron a salvo

-Gracias, Sra. Weasley

-Bueno, la dejamos en tus manos. Ron, los gemelos y yo tenemos que ir a recoger a Harry a casa de sus tíos

-Tengan mucho cuidado, Arthur

Los Weasley se acercaron a la chimenea y desaparecieron en unas flamas verdes. Alex y Xóchitl se quedo boquiabierta al ve eso, la Sra. Weasley las miro con una sonrisa.

-Eso es la Red Flu -las chicas miraron a la mujer-. Te permite viajar de una chimenea a otra, siempre y cuando las chimeneas estén conectadas unas a otras; normalmente las chimeneas de los muggles no están conectadas a la Red Flu, pero como teníamos que recoger a Harry, Arthur pidió autorización para hacerlo.

-Genial

-Y es bastante útil

-Bueno, tardaran un rato en regresar ¿Por qué no van a hablar un rato con Ginny y Hermione?

-¿Hermione? ¿Cuándo llego?

-Hace unos días. Pero adelante, pasen

-Gracias

Las chicas salieron despacio de la cocina y emprendieron el camino por el estrecho pasillo y subieron por la desvencijada escalera que zigzagueaba hacia los pisos superiores. Estuvieron subiendo las escaleras, algo desorientadas, ya que no conocían la casa y no sabían cual era la habitación de Ginny.

Al llegar al segundo piso se abrió una puerta por la cual se asomó la cabeza de Percy, quien se veía malhumorado, como si lo hubieran interrumpido en algo sumamente importante.

-¡Ah! Son ustedes. Hola Alejandra, hola Xo... Xo...

-Xóchitl

-Ah, sí. Como sea, la habitación de Ginny esta en el piso siguiente. Ahora, les agradecería que no hicieran tanto escándalo para subir, gracias -y cerró la puerta de golpe

-¿Escándalo? ¡Que escándalo ni que ocho cuartos! Exagerado

-Ya déjalo Xóchitl. Mejor vayamos con Hermione y Ginny

Siguieron subiendo las escaleras hasta que llegaron a una puerta donde rezaba el letrero "Habitación de Ginny". Tocaron a la puerta y en seguida vieron aparecer una mata de cabello pelirrojo y lacio.

-¡Rini! ¡Xóchitl!

-Hola, Ginny

-¿Qué cuentas, rojita?

La pequeña Weasley se hizo a un lado y las dejó pasar. Mal entró Alex cuando de repente su vista se vio obstruida por una mata de cabello castaño y ondulado.

-¡Alex!

-¡Hermione, que gusto verte!

-¿Alex?

-Si, deje el apodo de Rini, ahora solo quiero que me digan Alex

-Esté bien. Se escucha un poco más maduro

-Gracias

Las chicas estuvieron hablando un largo rato hasta que escucharon unos gritos que parecían venir de la cocina.

-Creo que ya regresaron. Y al parecer Fred y George hicieron alguna broma

-¿Qué hablan hecho esta vez?

-No sé Hermione, pero mejor vayamos a ver. Creo que tiene que ver con "Sortilegios Weasley"

-¿"Sortilegios Weasley"?

-Te lo explicamos después

Las cuatro bajaron y, en efecto, los gemelos habían hecho alguna de sus bromas. Al parecer le dieron "por accidente" al primo de Harry un caramelo que había que le creciera la lengua de manera descontrolada; el Sr. Weasley tuvo problemas para solucionar el alboroto que ocasionaron esos dos y más porque los Dursley no le permitían deja ayudarlo.

No tardaron mucho en que la Sra. Weasley se enterara y comenzara a reñir a los gemelos. Para evitar escuchar el regaño; Harry, Ron, Hermione, Alex, Xóchitl y Ginny se fueron al dormitorio de Ron a conversar con tranquilidad y explicarle a Harry, Alex y Xóchitl que era "Sortilegios Weasley". Los tres se sorprendieron al enterarse que los gemelos planean abrir una tienda de artículos de bromas, aun con la desaprobación de su madre.

También les contaron sobre el empleo de Percy en el Ministerio de Magia, Ron y los gemelos lo molestaban por un informe sobre el grosor de los calderos, el cual les parecía muy aburrido y sin sentido. Ron trató de preguntarle a Harry sobre Sirius, pero Ginny estaba ahí, no le pareció lo correcto.

Nadie se percato que Alex se había puesto colorada al escuchar el nombre de Sirius, porque todavía seguía cruzándole por la cabeza la idea de que él y el profesor Snape trataban de cortejarla. Xóchitl lo noto pero decidió fingir demencia para no ponerla en evidencia.

Los seis bajaron a ayudar a poner la mesa y preparar todo para la cena. Como no cabían en la cocina, la Sra. Weasley decidió que mejor cenaran en el jardín; Bill y Charlie, hermanos mayores de Ron, colocaban las mesas y las sillas mientras que los demás colocaban platos, vasos y cubiertos.

A las siete de la tarde comenzaron a cenar. Todos conversaban animadamente de todo un poco. Harry, Alex y Xóchitl estaban emocionados de ir al Mundial de Quidditch ya que nunca habían visto algo así (ni siquiera habían ido al Mundial de Futbol muggle) pero lograron escuchar sobre que una funcionaria del ministerio Bertha Jorkins desapareció durante sus vacaciones en Albania, eso les pareció extraño pero más extraño les pareció que ya habían escuchado ese nombre antes en sus sueños.

También alcanzaron a escuchar que este año en Hogwarts va a ver un evento sumamente importante, los chicos trataron de sonsacarles la información pero los grandes no cedieron y los menores tuvieron que resignarse. Incluso Harry logro contarse a sus tres amigos y a la loba sobre Sirius y los cuatro se alegraron de que le animago estuviera a salvo.

Después de una deliciosa cena, la Sra. Weasley los mandó a dormir para que pudieran levantarse temprano para poder llegar a tiempo al Mundial de Quidditch. Alex y Xóchitl se quedarían con Ginny y Hermione en la habitación de la primera; como no había mucho espacio y solo había dos camas, Alex durmió en una bolsa de dormir y Xóchitl a su lado.

-De verdad lamento que no te hayamos colocado una cama -seguía disculpándose Ginny, después de que la Sra. Weasley las dejara para dormir

-No te preocupes, no me molesta. Es más, es la primera vez que duermo en una de estas

-¿En serio?

-Sí

-Bueno, las dos pueden seguir la conversación mañana, hay que descansar

-Como digas, Hermione -Ginny apagó la luz y de acostó-. Buenas noches, chicas

-Buenas noches, Ginny

-Descansen, chicas

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Cuando la Sra. Weasley las fue a despertar, a Alex le pareció que apenas se acababa de acostar. Llegaron a la cocina y vieron que los chicos ya estaban ahí junto con los Sres. Weasley; la Sra. Weasley se despidió de su esposo, Harry, Ron, Hermione, Alex, Xóchitl, Ginny y los gemelos; aunque de ese par fue un poco más frío porque su madre había descubierto unos dulces que les habían costado hacer por seis meses y los tiró a la basura.

Estuvieron caminando por mucho tiempo hasta que por fin llegaron a la cresta de la colina. Al llegar se encontraron con un compañero del ministerio del Sr. Weasley; Amos Diggory del Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas y su hijo de séptimo año y de la casa Hufflepuff, Cedric Diggory.

Se presentaron (Amos Diggory no pudo ocultar su sorpresa al ver a Harry) y se prepararon para irse al Mundial, el Sr. Diggory les dijo que se juntaran para poder tocar el traslador (una bota vieja), Harry, Alex y Hermione no entendieron pero prefirieron hacer caso. En cuanto lo tocaron, tuvieron la sensación mas extraña que hayan podido experimentar.

Sintieron como si un gancho, justo debajo del ombligo, tirara de ellos hacia delante con una fuerza irresistible. Sus pies se habían despegado de la tierra; Harry y Alex pudieron notar a Ron, a Hermione y a Xóchitl, Ron al lado de Harry y Hermione al lado de Alex, porque sus hombros golpeaban contra los suyos ya Xóchitl atrás porque estaba en la espalda de Alex, justo encima de su mochila. Iban todos a enorme velocidad en medio de un remolino de colores y de una ráfaga de viento que aullaba en sus oídos. Tenía el índice pegado a la bota, como por atracción magnética. Y entonces...

Tocaron tierra con los pies. Ron se tambaleó contra Harry y lo hizo caer. El traslador golpeó con un ruido sordo en el suelo, cerca de su cabeza. Harry levantó la vista. Cedric y los señores Weasley y Diggory permanecían de pie aunque el viento los zarandeaba. Todos los demás se habían caído al suelo. Alex casi se cae de no ser porque Cedric la sujeto a tiempo de la mano. El chico le sonrió y Alex le respondió el gesto.

-¿Estas bien? ¿No te mareaste mucho?

-No, estoy bien. Gracias

-Que bueno

-Desde la colina de Stoatshead a las cinco y siete -anunció una voz.

Llegaron sin problema al lugar, el Sr. Weasley registro su llegada y todos caminaron hacia una casita de piedra junto a una verja y los chicos lograron distinguir miles de tiendas de campaña en la ladera de una colina, en medio de un vasto campo que se extendía hasta el horizonte.

Pagaron por quedarse al hombre que estaba ahí (que era muggle) y entraron. Todos se sorprendieron de la cantidad de magos que había y como habían arreglado sus tiendas; llegaron hasta el borde del bosque, en el límite del prado y vieron un letrero clavado en la tierra donde indicaba que ahí se quedarían.

Comenzaron a armar la tienda —al estilo muggle— y cuando la terminaron, ni Harry ni Alex ni Xóchitl pudieron ocultar su asombro, la tienda lucia pequeña en el exterior pero en el interior... parecía un anticuado apartamento de tres habitaciones.

-Me encanta la magia -dijeron Harry y Alex a la vez. Los dos se miraron y se sonrieron.

Después de instalar sus cosas, el Sr. Weasley mandó a los cuatro amigos a buscar agua mientras que él, los gemelos y Ginny prendían una fogata. En el camino, tanto Harry como Alex se dieron cuenta que no se habían puesto a pensar sobre la existencia de otros magos en el resto del mundo; en algunas tiendas veían que estaban decoradas representando a sus países o como se acostumbraría que serían sus casas.

Alex y Xóchitl se pusieron felices al ver que había una parte tricolor del campamento; al principio pensaron que era de Italia, pero al ver el escudo de un Águila parada en un nopal y devorando una Serpiente en la bandera, pudieron ver que era de su país. Los chicos al ver que esas dos se quedaron quietas, buscaron la razón de eso y se percataron de la bandera.

-Vaya, debe de haber gente de Ravenclaw aquí, como para que en una bandera pusieran eso... aunque no se porque con esos colores...

A cada palabra del pelirrojo, Alex sentía que le palpitaba la sien, hasta que de repente le quitó la cazuela a Hermione y Xóchitl tomaba la tetera que tenia Harry con las que llenarían y golpearon a Ron en la cabeza.

-¡UBICATE, IDIOTA O MEJOR CULTURIZATE!

-¿Ahora que hice?

-Esa bandera, pedazo de bruto ¡Es la bandera de México!

-Eh... ¿ups?

-¡IDIOTA! -y le volvieron a pegar en la cabeza

Siguieron caminando pasando por las tiendas de los mexicanos y entonces a las chicas les llego un rico aroma muy familiar y no pudieron evitar que les rugiera el estomago; todos los de las tiendas estaban haciendo sus desayunos al aire libre, y obviamente, con la ayuda de la magia.

-¡Tortas!

-¡Chalupas!

-¡Pambazos!

-¡Gorditas!

-¡Barbacoa y Panza!

-¡Tamales!

-¡Champurrado!

-¡Atole!

-¡QUE RICO! -las dos estaban en la luna, se les estaba antojando todo lo que veían

-Se ve deliciosa toda esa comida -dijo Hermione

-Aunque se ve que es mucho para solo una persona -dijo Harry

-¿Y que importa? ¡Huele delicioso! -dijo Ron

-Pero debemos de ir por agua -les recordó Hermione

Casi tuvieron que llevarse a arrastras de ahí a Alex y Xóchitl porque ya estaban cerca de pedirles a los de las tiendas que les convidaran un poco de su desayuno. Llegaron al pozo —había algo de gente— recogieron el agua y regresaron, pero ahora en el camino de regreso se encontraron con conocidos de la escuela; cuando llegaron a la tienda, se dieron cuenta que Bill, Charlie y Percy al fin habían llegado.

Estuvieron ahí en la tienda conversando animadamente hasta que llego la hora de ir al estadio. En el camino, en le camino se encontraban con varios vendedores con varios adornos de Irlanda y Bulgaria; llegaron al estadio y se colocaron en sus lugares, pero por desgracia, tuvieron "la suerte" de toparse con los Malfoy, quienes obviamente, no se alegraron al verlos. También se encontraron con una elfina domestica, quien le estaba guardando su lugar a su amo, el Sr. Crouch, quien estaba aterrorizada porque no le gustaba las alturas.

Antes de que comenzara el partido, presentaron a las mascotas de los respectivos equipos. De Bulgaria eran Veelas y de Irlanda eran Leprechauns. En cuanto las mascotas se fueron a sus respectivos espacios del campo, entraron los equipos y se dio inicio al partido. Fue la experiencia más emocionante que Alex nunca había visto nunca; una cosa era ver el Quidditch en la escuela, ¿pero ver un Mundial de Quidditch? No tenía precio.

El partido estuvo muy emocionante, al finalizar el partido el marcador final era Bulgaria: 160 - Irlanda: 170, Irlanda gano, aunque el buscador de Bulgaria, Viktor Krum, cogiera la Snitch Dorada. Después de la entrega del trofeo del Mundial a Irlanda y la gente se tranquilizara, emprendieron el viaje de regreso a las tiendas para un merecido descanso.

-Eso estuvo genial -comento Xóchitl-. De verdad que el Quidditch le gana al Futbol

-¿Qué comparaciones son esas? -pregunto Alex, haciéndose la ofendida-. Nada se le puede comparar al Quidditch, y menos el futbol

-¡Uy, perdón!

Llegaron a las tiendas y todos se fueron a la que les tocaba; sin imaginarse que esa noche sería la más agitada de sus vidas y que en esa misma noche, tendrían que comenzar a estar a la defensiva, ya que la oscuridad comenzaba a acercarse y amenazar con terminar con su paz.

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