Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Adiós Sirius, poseída por la oscuridad

Todos los presentes seguían mirando el estante lleno de giratiempos destrozados pensando que en un momento a otro Alex y Xóchitl aparecerían, pero no fue así. Lucius Malfoy aprovechó la distracción para atacar a Harry y quitarle la profecía; pero el chico se dio cuenta a tiempo y pudo desviar el ataque. Esto causo que la pelea se reanudará.

A pesar de que Harry y sus amigos usaban todas su fuerzas para detener a los mortífagos no podían ganar. El enemigo les ganaba por experiencia y poder y eso causo que poco a poco sus amigos fueran cayendo, haciendo que solo él, Harry, y Neville fueran los únicos que seguían en pie.

Los chicos habían llegado hasta una habitación grande, rectangular y débilmente iluminada, cuyo centro estaba hundido y formaba un enorme foso de piedra de unos seis metros de profundidad. Los chicos estaban de pie en el banco más alto de lo que parecían unas gradas de piedra que discurrían alrededor de la sala y descendían como en un anfiteatro, similares a las de la sala del tribunal del Wizengamot. En el centro del foso, sin embargo, en lugar de la silla con cadenas había una tarima de piedra sobre la que se alzaba un arco, asimismo de piedra, que parecía tan antiguo, resquebrajado y a punto de desmoronarse que sorprendía que se tuviera en pie. El arco, que no se apoyaba en nada, tenía colgada una andrajosa cortina; era una especie de velo negro que, pese a la quietud del ambiente, ondeaba un poco, como si acabaran de tocarlo.

—¿Qué es este lugar Harry?

—No lo sé Neville

Los chicos escucharon un tumulto detrás de ellos, voltearon y alcanzaron a ver que se trataba de los mortífagos.

—¡Hay que bajar! —exclamó Harry

Los dos comenzaron a correr por los bancos de las gradas. Harry bajó los bancos uno a uno hasta que llegaron al suelo de piedra del foso. Sus pasos resonaban con fuerza mientras caminaban hacia la tarima. El arco, acabado en punta, parecía mucho más alto desde donde estaba en ese momento que cuando lo contemplaba desde arriba. El velo seguía agitándose suavemente, como si alguien acabara de pasar a su lado.

Los chicos estaban a punto de llegar a la tarima cuando un humo negro se interpuso en su camino y por él salieron Lucius Malfoy y Bellatrix Lestrange. Los chicos dieron media vuelta para escapar pero otros mortífagos les impedían el paso; estaban acorralados.

—Se acabó la carrera, Potter —dijo Lucius Malfoy arrastrando las palabras, y se quitó la máscara—. Ahora sé bueno y entrégame la profecía.

—¡Deje... deje marchar a los demás y se la daré! —exclamó Harry, desesperado.

Unos cuantos mortífagos rieron.

—No estás en situación de negociar, Potter —replicó Lucius Malfoy, y el placer que sentía hizo que el rubor coloreara su pálido rostro—. Tus amigos están acabados, estas solo con Longbottom y no hay nadie que los pueda...

¡PUM!

De la nada, le cayó a Malfoy y a Bellatrix una barrera de tierra y encima de esta estaba...

—Creo que deberían de cuidar mejor sus cabezas ¿no creen?

—¿Alex?

—Hola chicos. No nos perdimos gran cosa ¿cierto?

—¿Cómo rayos es que tú...?

¡PUM!

Otra barrera de tierra le cayo encima a los mortífagos restantes y encima del otro estaba...

—¿Xóchitl?

—Hola chicos

Humana y brije se bajaron de las barreras y se acercaron a sus amigos. Harry al verlas vio que estaban algo diferentes de como las vio unos momentos antes. Xóchitl se veía igual (a pesar de estar en su forma humana), y en cuanto a Alex... Para empezar su ropa cambio; llevaba tenis y pantalón de mezquilla como siempre, pero llevaba una blusa negra algo holgada y encima de esta una blusa a cuadros roja con las mangas dobladas. Llevaba sus guantes sin dedos negros como siempre pero llevaba los antebrazos vendados. Y su cabello estaba corto como siempre pero un poco más alborotado que casi parecía peinado de chico.

—Oigan ¿ustedes dos están bien?

—Claro que si Harry ¿por qué preguntas?

—Bueno, porque se ven algo... Cambiadas. Como si...

—¿Como si hubiéramos convivido con los merodeadores, ya que nos vemos un poco más traviesas? Además de vernos con un toque retro... Si, es eso. Pero te explicaremos después, ahora hay que buscar a los demás y salir de aquí. ¿Todavía tienes la profecía? —Harry extendió su mano izquierda y se la mostró—; bien, hora de irnos

Los cuatro estaban por irse, cuando de pronto un mortífago capturó a Neville por detrás y le apuntaba con el cuello con la varita.

—Eso fue muy ingenioso —dijo una voz que arrastraba las palabras a espalda de los chicos.

Los tres voltearon y vieron que Malfoy y Bellatrix salían del escombro de tierra. Tenían una expresión de locura en sus rostros. Alex y Xóchitl hicieron aparecer de sus puños unas dagas de fuego con la intención de atacar.

—Yo no lo haría si fuera ustedes... —les advirtió Bellatrix

Antes de que Harry o las chicas hicieran algo, Bellatrix levantó su varita apuntándole a Neville.

—¡Crucios!

Neville soltó un aullido y encogió las piernas hacia el pecho, de modo que el mortífago que lo sujetaba tuvo que mantenerlo en el aire unos instantes. Luego el hombre soltó a Neville, que cayó al suelo mientras se retorcía y chillaba de dolor.

—¡Eso no ha sido más que un aperitivo! —exclamó Bellatrix al tiempo que levantaba de nuevo la varita. Neville dejó de chillar y se quedó tumbado a sus pies, sollozando. La mortífaga se dio la vuelta y miró a Harry—. Y ahora, Potter, danos la profecía o tendrás que contemplar la lenta muerte de tu amiguito. Y eso va para ustedes dos también.

Esta vez Harry no tuvo que pensar: no le quedaba alternativa, y las chicas pensaban lo mismo. Alex y Xóchitl hicieron desarme de las dagas y bajaron los brazos. Harry estiró el brazo y les tendió la profecía, que se había calentado con el calor de sus manos. Lucius Malfoy se adelantó para cogerla.

Pero entonces, de repente, en la parte más elevada de la sala se abrieron dos puertas y cinco personas entraron corriendo en la sala: Sirius, Remus, Moody, Tonks y Kingsley.

Malfoy se volvió y levantó la varita, pero Tonks ya le había lanzado un hechizo aturdidor. Ni Harry ni las chicas esperaron a ver si había dado en el blanco, sino que se alejaron de la tarima y se apartaron con rapidez. Los mortífagos estaban completamente distraídos con la aparición de los miembros de la Orden, que los acribillaban a hechizos desde arriba mientras descendían por las gradas hacia el foso. Entre cuerpos que corrían y destellos luminosos, Harry vio que Neville se arrastraba por el suelo, así que esquivó otro haz de luz roja y se tiró a tierra para llegar hasta donde estaba su amigo.

Entre tanto, Alex y Xóchitl levantaron un muro de tierra para proteger a sus amigos del ataque.

—¿Los dos están bien? —preguntó Alex, reteniendo el muro

—Estamos bien —respondió Harry, protegiendo a Neville—. Hay que ir por los otros y salir de aquí

—¡Es lo que te he tratado de decir!

Alex y Xóchitl arrojaron el muro hacia los mortífagos y se acercaron a sus amigos para ayudarles a escapar; pero entonces un grueso brazo salió de la nada, agarró a Harry por el cuello y tiró de él hacia arriba. Harry apenas tocaba el suelo con las puntas de los pies.

—¡Dámela! —le gruñó una voz al oído—. ¡Dame la profecía!

El hombre le apretaba el cuello con tanta fuerza que Harry no podía respirar. Con los ojos llorosos, vio que Sirius se batía con un mortífago a unos tres metros de distancia; Kingsley peleaba contra dos a la vez; Tonks, que todavía no había llegado al pie de las gradas, le lanzaba hechizos a Bellatrix. Por lo visto, nadie se había dado cuenta de que Harry se estaba muriendo. Entonces dirigió la varita hacia atrás, hacia el costado de su agresor, pero no le quedaba aliento para pronunciar un conjuro y el hombre buscaba con la mano que tenía libre la mano de Harry que sujetaba la profecía.

—¡AAAAHHHH! —oyó de pronto.

Alex había alejado al mortífago de Harry con un látigo de agua. Logro hacer que se le cayera la máscara y vio que se trataba de Macnair, el que había intentado matar a Buckbeak.

—Maldita mocosa...

Macnair trato de lanzarle un maleficio a la chica, pero ella fue más fácil y con una ráfaga de aire lo mando, literalmente, a volar.

—¡Xóchitl, sácalos de aquí! Yo me quedare a pelear

—Pero...

—¡HAZLO, RÁPIDO!

La brije no tuvo otra opción más que obedecer a su humana. Siguiendo con su forma humana, siguió defendiendo a Harry y a Neville. Alex se acercó a la tarima donde estaba peleando Sirius contra un mortífago enmascarado y con un ataque de fuego, originado de una patada, se lo quito de encima.

—Alex ¿qué haces? ¡Vete de aquí con Harry y los demás!

—¡No me iré de aquí! —arrogo una roca rozándole el rostro a Sirius haciendo que le diera de lleno en el rostro a un mortífago—. Necesitas mi ayuda.

Sirius le sonrió de manera traviesa y Alex entendió el mensaje.

—No has cambiado en nada, Neichā*

Alex le respondió la sonrisa y los dos siguieron peleando; Sirius con magia y Alex con sus poderes. La pelea estuvo muy reñida, nadie se fijaba en los demás ya que estaban concentrados en su respectiva pelea; Alex y Sirius se protegían mutuamente. Sirius no dejaba de mirar de reojo a la chica. Por como iba vestida la chica le hacía pensar que era la misma Alex Jones que conoció en su quinto año en Hogwarts y que a los pocos meses de llegar le había robado el corazón; pero por desgracia, ella prefirió estar con Snape. No le cabía duda de que Alex era la misma chica de la que se enamoró y estaba seguro más que nunca porque recordaba que así lucía Jones la ultima vez que la vio.

Alex sentía la mirada del merodeador sobre ella y supuso que el hombre adivino quien era. No pudo seguir pensando en eso porque un maleficio imperdonable le pasó rozando el rostro.

—¡DUMBLEDORE!

Alex se volvió y dirigió la vista hacia donde todos miraban. Justo encima de ellos, enmarcado por el umbral de la puerta, estaba Albus Dumbledore, con la varita en alto, pálido y encolerizado. Alex sintió una especie de descarga eléctrica que recorrió cada partícula de su cuerpo. ¡Estaban salvados! Dumbledore bajó a toda prisa los escalones pasando junto a Neville, Harry y Xóchitl, quienes estaban a medio camino de las gradas, y que al parecer ya no pensaban en salir de allí. Dumbledore había llegado al pie de las gradas cuando los mortífagos que estaban más cerca se percataron de su presencia y avisaron a gritos a los demás. Uno de ellos intentó huir trepando como un mono por los escalones del lado opuesto a donde se encontraban. Sin embargo, el hechizo de Dumbledore lo hizo retroceder con una facilidad asombrosa, como si lo hubiera pescado con una caña invisible. Sólo había una pareja que seguía luchando; al parecer no se habían dado cuenta de que había llegado Dumbledore. Alex vio que Sirius esquivaba el haz de luz roja de Bellatrix y se reía de ella.

—¡Vamos, tú sabes hacerlo mejor! —le gritó Sirius, a manera de reto

Bellatrix respondió a la provocación lanzándole otro haz de luz y casi le daba a Sirius de no ser por el muro de tierra que levantó Alex entre ellos. Bellatrix la miro con odio y comenzó a atacarla. La chica esquivaba sus hechizos pero estos eran muy potentes, el último hechizo le dio tan fuerte que la arrojó a medio metro del arco.

—¡Bellatrix, ya basta! —exclamó Sirius—. Ya todo se termino. Será mejor que te rindas

Bellatrix sonrió de manera fría y por la expresión de su rostro, tenía un último truco.

—Como quieras... Primito. ¡Avada Kedavra!

De pronto, parecía que todo se movía en cámara lenta. Sirius vio que el maleficio de Bellatrix iba directo a Alex, quien en cuanto logro ponerse en pie vio el haz de luz de verde ir directo hacia ella. Estaba apunto de desviar el hechizo cuando sintió que alguien la empujaba para quitarla de en medio; en cuanto cayo al piso, vio quien la salvo y sintió que su corazón y todo a su alrededor se detenía: Sirius la había salvado de la maldición asesina, pero como consecuencia del acto, el maleficio le dio de lleno en el pecho y atravesó el raído velo que colgaba del arco.

—Sirius... ¡NOOO!

Alex esperaba que el merodeador saliera ileso del otro lado del arco y que en realidad el hechizo no le hubiera impactado, pero no fue así. Sirius ya no salió del velo y el hechizo logro su cometido de asesinar a alguien... Sirius Black estaba muerto.

Alex permaneció de rodillas mirando el arco y el velo aun sin poderse creer lo que acababa de pasar.

—No... no es verdad... no es verdad... ¡Sirius!

Se puso de pie y corrió hacia el arco con la intención de sacar a Sirius de ahí. De pronto unos brazos la rodearon de la cintura y le impedían el paso.

—¡Alex! ¡No puedes hacer nada, ya es tarde! —era la voz de Tonks

—¡No es cierto! ¡NO ES CIERTO! ¡HAY QUE SACARLO DE AHÍ, RÁPIDO!

Se escucho un alboroto junto a ellas y se escudaban las voces de Harry y Remus, el chico estaba forcejeando con el licántropo ya que el chico tenía la misma intención que su amiga y el merodeador le estaba tratando de convencer de la dura realidad.

Se escucho una risa fría y demente al final de la habitación, tanto Harry como Alex voltearon y vieron que se trataba de Bellatrix, quien comenzaba a huir y canturreaba de manera burlona:

—¡Yo mate a Sirius Black! ¡Yo mate a Sirius Black!

Los chicos se soltaron bruscamente de Remus y Tonks y corrieron detrás de la bruja. Esto no se lo perdonarían nunca y ahora vengarían a Sirius.

Lograron alcanzarla hasta el Atrio del Ministerio de Magia en dirección hacia la cabina de teléfonos. Bellatrix los escucho acercarse y les lanzo un hechizo; los chicos lograron esconderse detrás de la fuente de los hermanos mágicos que adornaba el centro del Atrio.

—¡Salgan pequeños, salgan! —gritó Bellatrix imitando una voz infantil que rebotó contra el brillante suelo de madera—. ¿Para qué me buscaban? ¡Creía que habían venido para vengar a mi querido primo!

—¡Así es! —chilló Harry, y su respuesta se repitió por la sala como un eco fantasmagórico: «¡Así es! ¡Así es! ¡Así es!»

—¡Aaaah! ¿Lo querían mucho, verdad?

Los chicos notaron que los invadía un odio que jamás habían sentido; de un salto Harry salió de detrás de la fuente y bramó:

—¡Crucio!

Bellatrix gritó: el hechizo la había derribado, pero no se retorcía ni chillaba de dolor como había hecho Neville. Volvió a levantarse, jadeante; había parado de reír. Harry se cobijó otra vez detrás de la fuente dorada. El contrahechizo de la mortífaga dio en la cabeza del apuesto mago, que se desprendió de la estatua y fue a parar unos seis metros más allá, arañando el suelo de madera.

—Nunca habías empleado una maldición imperdonable, ¿verdad, chico? — gritó Bellatrix, que había abandonado aquella entonación infantil—. ¡Tienes que sentirlas, Potter! Tienes que desear de verdad causar dolor, disfrutar con ello. La rabia sin más no me hará mucho daño. Voy a enseñarte cómo se hace, ¿de acuerdo? Voy a darte una lección...

Harry caminaba sigilosamente hacia el otro lado de la fuente cuando Bellatrix gritó: «¡Crucio!», y tuvo que agacharse otra vez, mientras uno de los brazos del centauro, el que sostenía el arco, saltaba por los aires y aterrizaba con un fuerte estrépito en el suelo, a poca distancia de la dorada cabeza del mago.

—¡No vas a poder conmigo, Potter! —bramó la mortífaga. Harry oyó que ella se movía hacia la derecha para apuntarle bien; mientras tanto, él rodeó la estatua en la dirección opuesta y se agachó detrás de las patas del centauro manteniendo la cabeza a la altura de la del elfo doméstico—. Era y sigo siendo la servidora más leal del Señor Tenebroso. Él me enseñó las artes oscuras, y conozco hechizos muy poderosos con los que tú, patético mocoso, no puedes ni soñar en competir...

Bellatrix no pudo continuar porque una llamara de fuego le paso rozando la cabeza. Alex había salido de su escondite, cansada de la habladuría de su enemiga; pero también quería causarle todo el daño posible por haberse atrevido a asesinar a Sirius, uno de sus más grandes amigos.

La mortífaga lo noto y comenzó a reírse.

—Al parecer Potter no era el único que quería a mi primo. Y ahora que lo pienso... te pareces a esa Sangre Sucia de la cual mi primo se enamoro estando en Hogwarts. Esa que se llamaba...

—¿Alexandra Jones? —al ver la expresión de asombro de Bellatrix, Alex sonrió de manera burlona—, te has de preguntar como es que lo se ¿verdad? Pues es muy fácil... yo soy esa chica. A causa de que en la batalla por la profecía me cayo una montaña de profecías fui enviada veinte años al pasado; a la época de estudio de Snape y los Merodeadores ¡Ahí los conocí y me hice su amiga! Año y medio después de haber llegado con ellos al fin pude regresar a mi tiempo. No cambie en absoluto porque mi tiempo se congelo al llegar allá. ¿Qué? ¿Sorprendida?

Bellatrix no respondió, Alex aprovecho su aturdimiento para atacarla con varias rocas, con las cuales la derribo. No solo se conformo con rocas y fuego, la ataco con todas sus fuerzas hasta dejarla sin varita en el suelo. La había dejado indefensa.

Estaba apunto de arrojarle otro ataque cuando una fuerza oscura la arrojo de espaldas por los aires. Cayo al suelo y se lastimo levemente la espalda, Harry la ayudo a levantarse y los dos sintieron que les paraba el corazón al ver lo que estaba enfrente de ellos.

Alto, delgado, tocado con una capucha negra, el aterrador rostro con rasgos de serpiente era blanco y demacrado, y unos ojos rojos con sendas rendijas por pupilas miraban atentamente a Harry y a Alex... Lord Voldemort había aparecido en medio del vestíbulo y apuntaba con su varita a los muchachos, que se habían quedado petrificados.

—Vaya, vaya. Que tenemos aquí... Harry Potter, y en compañía de mi nieta. —Voldemort movió su varita pero no paso nada, el mago hizo una mueca de su boca sin labios—, al parecer, ninguno de los dos tiene mi profecía

—¿Qué... qué dijo, mi señor? —preguntó Belltatrix, arrastrándose en el suelo para acercarse a su amo—. ¿Cómo que no la tienen? —la bruja se incorporo y parecía que en cualquier momento perdería la cordura—. ¡Yo vi que la tenían...!

—¡Silencio! —Bellatrix retrocedió con temor y Voldemort se volvió hacia los chicos—. Al parecer, durante la pelea... se rompió la profecía. Y ese objeto era importante para mi. Bueno, tanto uno como otro me ha fastidiado bastante... ya es hora de que desaparezcan ¡Avada Kedavra!

Loa chicos ni siquiera habían abierto la boca para defenderse; tenían la mente en blanco, Harry apuntaba al suelo con la varita que sujetaba con la mano que le colgaba inerte a un lado y Alex tenía colgados los brazos.

Pero la estatua dorada del mago sin cabeza de la fuente había cobrado vida, y saltó al suelo desde su pedestal y se colocó entre los chicos y Voldemort. El hechizo rebotó en su pecho cuando la estatua extendió los brazos para protegerlos.

—¿Qué...? —gritó Voldemort mirando a su alrededor. Y entonces susurró— : ¡Dumbledore!

Los chicos miraron hacia atrás con el corazón desbocado. Dumbledore estaba de pie frente a las rejas doradas de los elevadores.

Voldemort levantó la varita y otro haz de luz verde golpeó a Dumbledore, que se dio la vuelta y desapareció en medio del revuelo de su capa. Al cabo de un segundo, apareció de nuevo detrás de Voldemort y agitó la varita apuntando a lo que quedaba de la fuente. Las otras estatuas también cobraron vida. La estatua de la bruja corrió hacia Bellatrix, que se puso a gritar y a lanzarle hechizos que rebotaban en el pecho de la estatua; ésta se abalanzó sobre la mortífaga y finalmente la inmovilizó contra el suelo. Entre tanto, el duende y el elfo doméstico se escabulleron hasta las chimeneas empotradas a lo largo de la pared, y el centauro, que ya sólo tenía un brazo, salió al galope hacia Voldemort, que desapareció y volvió a aparecer junto a la fuente. La estatua del mago empujó a los chicos hacia atrás y los apartó de la refriega, mientras Dumbledore avanzaba hacia Voldemort y el centauro galopaba en torno a ellos.

—Has cometido una estupidez viniendo aquí esta noche, Tom —dijo Dumbledore con serenidad—. Los Aurores están en camino...

—¡Pero cuando lleguen, yo me habré ido y tú estarás muerto! —le espetó Voldemort. Luego lanzó otra maldición asesina a Dumbledore, pero no dio en el blanco, sino que golpeó la mesa del mago de seguridad, que se prendió fuego.

Dumbledore también usó su varita, y fue tal la potencia del hechizo que emanó de ella que, pese a estar protegidos por su dorado guardián, a los chicos se les pusieron los pelos de punta cuando el rayo pasó a su lado.

La pelea entre Dumbledore y Voldemort estaba muy fuerte y muy reñida. Alex no podía aguantar más tiempo quedándose ahí entre la estatua decapitada y la pared; como pudo, se soltó de su agarre y corrió hacia los hombres.

—¡Alex! ¡NO!

Dumbledore vio a la chica acercarse, se libero del ataque de Voldemort y con un movimiento de varita la alejo del campo de batalla. Alex cayo de espaldas varios metros, pero se puso de pie rápidamente y reanudo su carrera.

Voldemort la vio acercarse y sonrió de medio lado.

«Tengo una idea»

Con un movimiento de su capa, Voldemort se desvaneció en un humo negro. Dumbledore corrió hacia donde estaba el mago oscuro pero él ya había desaparecido.

«Esto no me gusta» pensó Dumbledore buscando a Voldemort

Harry y Alex lo estaban buscando también. ¿Qué estaba planeando esta vez?

Entonces de pronto Alex sintió que le ardía el rostro y el antebrazo izquierdo. Era tanto el ardor del brazo que se quito el vendaje y el guante, Harry alcanzo a ver su antebrazo y sintió que el mundo se le venia encima al ver la marca tenebrosa en el brazo de una de sus mejores amigas. También apareció la marca de su rostro, esta y la del brazo brillaban con demasiada intensidad. La chica soltó un grito de dolor tan fuerte que podría lastimarse la garganta; cayo de rodillas, se sujetaba el brazo y cerró los ojos con fuerza a causa del dolor.

—¡ALEX!

Harry luchaba contra la estatua para poder liberarse y ayudar a su amiga, pero su protector no se movía ni un centímetro. Dumbledore se acercó a la chica con delicadeza, tenía el presentimiento de que Voldemort estaba cerca y podría atacar en cualquier momento ya que estaba usando a la chica como carnada. Entonces, la chica de pronto se quedo callada e inmóvil, eso preocupo más al viejo director.

—¿Alex?

La chica estaba con la cabeza gacha sin moverse, su fleco le cubría los ojos y el director no podía ver bien su rostro. De pronto Alex sonrió de manera fría y malvada. De su cuerpo comenzó a salir energía oscura y eso alerto a Dumbledore.

—Alex...

La chica se puso de pie rápidamente y de su cuerpo salir energía oscura con la cual arrojo por los aires a Dumbledore. Harry seguía sin poder creer lo que estaba viendo. Dumbledore se incorporo con dificultad y miro a Alex; la latina seguía desprendiendo energía oscura, tenía la cabeza gacha y los brazos colgados. Se llevo una mano al rostro, tomo sus lentes y los arrojo lejos.

Comenzó a enderezarse poco a poco y abrió los ojos de golpe; ya no eran castaños sino rojos completamente. Dejo escapar una risa fría y aguda.

—Ahora ni Potter y mucho menos Dumbledore podrán derrotarme —dijo Alex, pero no era ella. Voldemort estaba dentro de ella.

—¡Tom! —Alex/Voldemort volteo a encarar al viejo director—. ¡No debes meterla en esto! Esta es una pelea entre tu y yo

—Ahí es en donde te equivocas anciano. Ella es mi nieta, por lo tanto yo decido que es lo que debe de hacer y que no. Y he decidido, que ella se deshará de ti y de Potter —y lo ataco con una llamarada.

Dumbledore logro esquivar el ataque con un movimiento de varita y no hizo nada más, no quería herir a Alex. Pero el ataque no se quedo ahí, Dumbledore llego hasta el borde de la fuente por lo que Alex/Voldemort aprovecho para encerrarlo en una esfera de agua. Harry se desesperaba cada vez más, ya que se sentía inútil estando atrapado por una estatua.

Dumbledore logro salir de su prisión acuática pero el ataque continuo, Alex/Voldemort con un pisotón comenzó a separar el suelo en dirección a Dumbledore, quien se dio cuenta a tiempo y lo esquivo pero solo fue una distracción, le lanzaba varias rocas grandes y el director apenas si podía esquivarlas todas.

—¡ALEX!

La chica volteo y vio que de los elevadores venía Xóchitl junto con Luna y Ginny; al parecer fueron a las únicas que pudo ayudar. Las tres chicas estaban sorprendidas con lo que veían; una de sus amigas estaba atacando al director.

—Alex, ¿Qué estas haciendo? —preguntó Ginny, aun sin dar crédito a lo que veía

Xóchitl cerró los ojos con la intención de conectarse con Alex, el collar comenzó a brillar y la marca del brazo de Alex también. Voldemort se dio cuenta de esto y con su magia oscura bloqueo esa conexión. Xóchitl abrió los ojos de golpe y perdió un poco el equilibrio.

—No puede ser... —susurró la loba

—¿Qué pasa Xóchitl? —preguntó Ginny

—Esa... ya no es Alex

—¿Qué?

—Voldemort la tiene bajo su poder... no puedo sentirla

Ginny miro a su amiga esperando que todo lo que pasaba no fuera real, que en cualquier momento volvería a ser la misma chica amable y dulce que todos conocían.

—Alex, no...

Voldemort vio que las chicas estaban con la guardia baja para atacarlas. Pensó en ser "blando" con ellas, por lo que las ataco con una ráfaga de aire. Luna se dio cuenta primero y empujo a sus amigas a tiempo para esquivar el ataque.

—¿Qué ocurre chicas? ¿Acaso no se alegran de verme? —preguntó Voldemort, con un tono de burla en su voz

Xóchitl y Ginny lo miraron con odio. De todas las bajeras de Voldemort, el usar a su amiga como arma era lo por que se le pudo ocurrir. Antes de que las dos pusieran hacer o decir algo, el agua de la fuente comenzó a elevarse sola y ataco por detrás a Voldemort, quien mal dio la vuelta una esfera de agua lo atrapo.

—Xóchitl ¿Acaso tu...?

—Esa no fui yo

—Entonces...

Las dos voltearon y miraron con asombro a Luna, ella era la que estaba controlando el agua. La Ravenclaw sintió la mirada de sus amigas, por lo que les dio una sonrisa.

—¿Cómo rayos...?

—No creerás que Alex es la unica bruja elemental ¿o si, lobita?

—Pero ¿Cómo...?

—Herencia familiar, por parte de mi madre. Pero por alguna razón solamente podemos controlar el agua

—No inventes...

—Disculpen —interrumpió la pelirroja—. ¿Creen que podríamos... no sé... dejar esta conversación para después y AYUDAR A HARRY Y A DUMBLEDORE?

—Como solía decir el Chavo del 8: Bueno, pero te enojes

—Xóchitl

—Ustedes vayan —dijo Luna—, yo me encargo de ayudar a Alex

—¿Segura que podrás?

—Segura

Las tres concordaron y se pusieron manos a la obra. En cuento Xóchitl y Ginny se alejaron, Voldemort logro salir de la esfera. Su rostro estaba crispado por la furia.

—Uh... ¿No te gusto el baño que te di?

—Rubia graciosa... A ver que te parece ¡esto!

Voldemort saco agua de la fuente pero la hizo hielo y en varias lanzas y se las arrojo a Luna. La rubia fue rápida y logro desviarlos. Mientras tanto, Ginny trataba de sacar a Harry de su "protección" y Xóchitl auxiliaba al director.

—¿Dónde están tus amigos? —preguntó Dumbledore

—La Orden los esta auxiliando. Lo sacaremos de aquí y nos encargaremos de Voldemort —respondió Xóchitl

—No sera facil separarlo de Alejandra

—Lo sé

Se escucho un grito y ambos voltearon. Luna estaba en el suelo y temblaba de dolor, Voldemort se le acercaba con lentitud y con una estaca de hielo en la mano.

—Si que eres fuerte niña... pero no lo suficiente

Voldemort levanto la estaca listo para clavárselo a la rubia.

—¡Espera! —gritó Luna con una mano extendida hacia la castaña

—¿Ahora que? —preguntó Alex/Voldemort con fastidio

—Alex, por favor despierta. Tu no eres así, él te esta obligando a hacerlo.

—Es inútil, mocosa. Ella ya no...

—¿Ya no existe? ¡Pues te equivocas! Mientras exista el más pequeño rastro de amor en el corazón de Alex, ella seguirá aquí

Voldemort soltó una risa fría y agua.

—Si, como no. Pero adelante, inténtalo —deshizo la estaca y se cruzo de brazos

Con dificultad, Luna se puso de pie y la encaro.

—Alejandra, sé que estas ahí y que aun puedes escucharme. No dejes que él te controle, recuerda quien eres en realidad; sé que más de una vez has dudado sobre quien eres y cual es tu destino porque fui a la única a la que confiaste ese temor después de descubrir tu secreto. No importa que es lo que eligas, mientras lo hagas de corazón.

—Aburrido...

—¡Cállate! —le lanzó un pequeño látigo de agua a la boca y la hizo hielo a modo de amordaza—. Alex, por favor recuerda... somos tus amigos y te querremos siempre, no importa de donde vengas o quien sea tu familia. También recuérdalo a él; a la persona que más quieres en este mundo. A él le dolería mucho verte así, ademas él ya sabe sobre ti ¿y se alejo de ti? Claro que no. Él te ama por sobre todas las cosas y no dejes que Lord Voldemort te impida volver a estar con él... con nosotros.

Se hizo silencio, parecía que las palabras de Luna no habían llegado hasta su corazón, pero se equivocaron. De pronto Voldemort comenzó a moverse de forma extraña, como si estuvieran lidiando con una lucha interna, y así era. Alex reacciono ante las palabras de su amiga.

—Es imposible

«Si sabes lo que te conviene... deja mi cuerpo ahora»

—¡Tu no me vas a dar ordenes!

«Te lo advertí»

Alex comenzó a recordar todos los buenos momentos que había vivido con su familia y amigos ya que sabía que Voldemort no toleraba nada de esas cosas. No recordó ninguno de sus momentos con Severus porque no quería ponerlo en evidencia. Voldemort se resistía lo más que podía, pero su magia oscura y su frío corazón no pusieron soportarlo más y salieron del cuerpo de Alex.

La chica cayo al suelo completamente débil, la vista la tenia nublada porque no tenía sus lentes, pero empezó a sentir los párpados pesados y como estos comenzaban a cerrarse; lo ultimo que vio fue a Voldemort soltando un alarido de odio y todo se oscureció.

====================SRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSRSR====================

*Neichā — Naturaleza en japonés. Haciendo alusión a su magia elemental

Gracias a @soluna853 y @misukit por sus comentarios. Publiqué esta historia hace mucho y en otra plataforma que no me había dado cuenta que no puse el significado.


EDITADO: 01-Octubre-2019

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro