Capítulo 7
Julia POV
Ha pasado una semana desde que salí de la empresa de Gabriel, no entiendo porque me duele tanto su traición, ¿será que esto que siento es amor?, sólo llevamos unos pocos meses juntos, bueno para mí porque con mi hermana lleva más de dos años. No he ido a la Universidad porque sé que en el mismo momento que ponga un pie dentro él estará ahí. No quiero una disculpa ni explicación. Vi los ojos de la zorra, eran de satisfacción, como si me hubiese estado esperando. Gabriel por su lado, en sus ojos vi terror y preocupación a partes iguales, no obstante, tengo que ir a la universidad he invertido mucho dinero en mis estudios y estoy mi maestría en Estudios del Arte, tengo que obtener notas excelentes para poder optar por el Doctorado, mi sueño es ir a Italia o a Francia a trabajar de curadora en algunos de los museos más famosos de esos países.
Hoy es lunes y nuevamente debo ir a clase, me obligo a levantarme, me ducho, tomo mis cuadernos y de camino a la universidad paso por mi cafetería favorita comprándome un sándwich de jamón y queso y un cappuccino con crema batida extra.
Al entrar al recinto universitario, me encuentro con la penetrante mirada de Paul, lo ignoro, manteniéndome alejada de él porque sé que en algún momento me hará preguntas que no me interesa responder, como aún es temprano me dirijo a la dirección de carrera para localizar a los profesores y justificar mis ausencias de la semana anterior.
-Buen día Profesora Picton- Saludo cortésmente.
-Buen día, señorita Mitchell. ¿En qué puedo ayudarla? –
-Bueno, la semana pasada estuve enferma y no pude asistir a clases, me gustaría conseguir la materia vista esos días, por favor-
-Hablaré con los profesores a ver qué puedo hacer. ¿Irás a clases hoy? – Pregunta curiosa.
-Bueno, ya me siento un poco mejor, profesora. ¿Por qué lo pregunta? -
-Niña estás muy pálida y ojerosa. No has dormido bien, imagino. Si es que me quiero aplicar el doble para elevar mis notas y poder obtener la beca para el doctorado-
-Bueno, niña. Si no balanceas tus actividades diarias y tu estudio, no podrás obtener esa beca no nada estando enferma- Me regaña, la profesora Picton es la única persona en mi vida que sabe las cosas que he vivido, en especial el desprecio de los Mitchell y lo manipuladora que es Rose.
-Bueno, me iré a clases o llegaré tarde-
Llego a la clase y me siento en mi mesa adelante como siempre. La clase de hoy es de arte egipcio. La mañana pasa rápido y voy al foodcourt de la universidad y me compro una hamburguesa y un jugo de frutas. Me almuerzo mientras leo un libro de Jane Austen, cuando he terminado veo como Paul viene en mi dirección, así que decido irme en otra dirección, de reojo miro como se detiene, para mi suerte en la siguiente lección no lo tengo de compañero, así que recibo la clase tranquila.
Voy caminando mientras leo mi libro, pero choco con un muro de músculos y caigo de culo al suelo.
- ¡Mierda! -
- ¡Tenemos que hablar! - Sentencia, levanto mi rostro y sólo alcanzó a mirar esos ojos azules que me hechizan. Gabriel, recoge mi libro y mi bolso se lo entrega a Jackson y el me ayuda a ponerme de pie, yo trato de zafarme de su agarre, pero él lo hace más intenso. Las personas a nuestro alrededor nos miran con curiosidad, dejo que me arrastre hasta el auto. Estoy que exploto, pero no puedo armar una escena aquí llamaría mucho la atención, aquí todos saben que soy Julia y para Gabriel soy Rose. Subimos al auto en completo silencio, el auto arranca y me permito ser yo.
- ¡QUIERES SOLTARME! –
- ¡NO! - Responde en el mismo tono.
- ¡IMBECIL! ¡IDIOTA! –
-Grita dolo lo que quieras, tienes que escucharme y dejar que te explique- Me tiene sentada en su regazo y ha sujetado mis manos con las suyas.
Dejo caer mi cabeza hacia delante, dejo de pelear por que es inútil, trato de retener mis lágrimas, pero la imagen de Gabriel besando a esa mujer me rompe y comienzo a lloras, soy una idiota este hombre no es mío es de mi hermana, pero tengo que reconocerlo me he enamorado de este hombre por más que traté de evitarlo.
Llegamos a la casa, el auto se detiene, sin embargo, Gabriel no me suelta, es más me baja para luego llevarme en su hombro. De camino a las escaleras me da un azote en el trasero, eso en vez de enfurecerme me excita y mucho. Llegamos a la habitación y cierra la puerta con llave.
- ¡Déjame ir, Gabriel! -
-No, tienes que escucharme primero-
- ¿Para qué? Para mentirme. ¿Cuántas veces me has engañado Gabriel? – Me lanzo a su pecho y empiezo a golpearlo, mis lágrimas escurren nuevamente, porque soy una tonta, ¿Por qué siento tantos celos? Me canso de golpearlo es inútil, él es tal vez treinta centímetros más alto que yo, es un hombre fornido y yo una diminuta mujer. Caigo de rodillas y me tapo la cara con mis manos, lloro poque estoy enojada conmigo misma por sentir amor por este hombre. El cae al suelo a mi lado, me sube otra vez a su regazo, su mano derecha sube y bajo por mi espalda consolándome.
-Ella me beso. Yo la aparte en el mismo instante que tu entrabas. Krista siempre ha tenido una fijación hacia mí, siempre le he dejado claro que te amo-
- ¡La odio! – Lo digo en voz alta.
-Ya la despedí. ¿Puedes perdonarme? –
- ¿Y tú a mí por irme una semana? –
-Pero antes quiero saber ¿Dónde estuviste? Creí que había sucedido algo –
-En un lugar seguro, Gabriel- No quiero decirle que tengo un apartamento, porque pensará que lo engaño.
- ¿Dónde está ese lugar seguro? ¿Quién vive ahí? ¿Por qué lo tienes? – Me interroga enojado.
-Uno, no te diré donde esta ese lugar, dos, nadie vive ahí sólo yo cuando quiero estar sola y tres, lo uso cunado quiero huir porque mi esposo me engaña con su maldita secretaria- Me doy la vuelta para darle la espalda, no lo quiero ver, sé que si me mira lo voy a perdonar y la verdad no quiero.
-Rose, entiendo que creas que te engaño. No es así. La he despedido, no sé porque me he tardado en hacerlo. Tú crees que arruinaría el excelente fin de semana que tuvimos. Cuando habíamos arreglado nuestro distanciamiento-
-Quiero creerte, Gabriel. Que me asegura que no la verás en otro lugar o te cites con ella en su casa o un hotel- M han engañado tanto que no puedo creerle. Segundos después me rodea la cintura con sus fuertes brazos, trato de alejarme de él, pero me sujeta a su cuerpo firmemente, me quedo quieta no digo nada.
Me besa el cuello, pero me muerdo los labios para no gemir, sé que busca excitarme y convencerme con sexo para que lo perdone, pero no señor Emerson esto le costará más días de abstinencia.
Masajea mis senos sobre mi ropa, aun así me calienta, sin embargo, uso el auto control para no ceder ante su estrategia, como no cedo baja su mano izquierda y la mente dentro de pantalón y luego dentro de mis bragas, encuentra mi clítoris, entonces empieza a jugar con él, siento que las piernas se me aflojan pero no digo nada, como no digo nada introduce un dedo dentro de mi continuando su juego segundo después introduce un segundo dedo, los gira siento que voy ceder pero recuero que se besó con esa mujer manteniéndome firme, un tercer dedo se introduce en mi interior los gira con agresividad y mi orgasmo llega de una manera arrolladora, pero eso no evita que ceda a sus intenciones. Pue ser que no me haya engañado y que realmente la zorra se le lanzo encima y sea yo la que esta siendo injusta y lo este castigando por algo que realmente no estaba bajo su control, más, sin embargo, si ella se le había insinuado en repetidas ocasiones, ¿Por qué no la cambio de puesto? o en resumidas cuentas ¿Por qué no la despidió?
Me gira para verme a la cara, subo mi mano y la poso en su mejilla le doy un pico y decidida me marcho a la habitación de invitados.
-Eso fue alucinante. Gracias. Tenga usted un buen resto del día, señor Emerson-
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