Capítulo 6
Rose POV
El teléfono de Rose sonó incesantemente en la mesita de noche, ella lo miró mientras recuperaba el alentó después de disfrutar el intenso orgasmo que le había ocasionado el ruso que se encontraba de bajo de ella y de espalda a la cama, ambos jadeaban.
- ¡Aló! - Respondió Rose con la respiración entre cortada.
-Rose, soy yo Julia- Dijo la voz sollozante de Julia al otro lado de la línea y del mundo.
- ¿Qu...qué ... qué sucede Rose? - Rose siguió hablando como si le costara, como si le fuera muy difícil.
-Sé que estás enferma, pero tienes que arreglar esto- Dijo Julia suplicante, sin darse cuenta de que su hermana la había llamado con su nombre.
- ¿Qué está pasando? ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof! – Simuló toser Rose, el hombre debajo de ella se preocupó, pero el gesto que hizo Rose con la mano lo detuvo.
-Es Gabriel. ¡Gabriel te esta engañando con su secretaria! – Exclamo Julia con desesperación, como si fuese Gabriel su esposo. Rose cerró los ojos con desinterés. Se molesto por la interrupción de una noche mágica para ella, Rose sabía que Gabriel jamás la engañaría con Crista, es más a Gabriel le desagradaba la mujer por ser tan resbalosa, pero esa información no es de conocimiento de Julia. Ella se levanto y se fue derecho al cuarto de baño y cero la puerta.
-Mi... mira Julia. ¿Qué fue exactamente lo... lo que viste? – Preguntó Rose simulando falta de aire.
-Lo... lo...lo encontré besándose con esa mujer, su secretaria- Sollozó Julia.
-Mi... mi... mira ya Gabriel te explicará, como puedes escuchar se me dificulta respirar e... es... estoy conectada a un respirador, hoy tuve una sesión de quimioterapia, mintió magistralmente.
- ¿Cómo puede Gabriel justificar esa acción si yo los mire besarse? - Lloró más fuerte Julia. Y fue ahí donde Rose se dio cuenta que su hermana estaba enamorada de su esposo, ya que no lloraba porque Gabriel la engañara a ella, sino a sí misma.
-Mira Julia, no es como que me afecte, sé que Gabriel no tiene ojos para esa zorra, pero recuerda que si no me equivoco tu has estado teniendo sexo con él así que no te preocupes por mi que yo lo resolveré a mi regreso y con eso Rose cortó la llamada.
No tenía tiempo para lidiar con Julia, ya que en la cama la esperaba un hombre sexi y cumplidor a la hora de brindar orgasmos. Así que volvió a la cama a seguir disfrutando de aquel hombre tan sexi.
-Ya estoy de vuelta – Dijo Rose.
- Julia, ¿quién te llamó? – Preguntó Alexi.
-Nadie importante, Alexi. Ahora donde nos quedamos- Dijo Rose con una sonrisa lujuriosa dibujada en el rostro.
Alexi, por su parte no se creyó lo de que <<Nadie importante>> una persona así no llama a altas horas de la madrugada por nada.
El ruso logro convencer a base de sexo y dinero a Rose de pasar un tiempo con él. El hombre tenía un poder de convencimiento que Rose acepto aquello con agrado al menos hasta que se aburriera; porque para Rose tener una relación estable era algo muy soso; ella quería disfrutar de la vida y de los hombres tanto como ellos se lo permitieran.
Si embargo Alexi Sabía que detrás de aquella mujer había una historia y él es muy curioso así que contrató a alguien para que buscara cualquier información sobre Julia Mitchell.
El tiempo paso, un día como cualquier otro Julia llego sin avisar al pent-house del ruso sin avisar, le extraño no ver a sus guardaespaldas, por lo que tuvo acceso libre hasta llegar al despacho de Alexi, la puerta no estaba cerrada del todo, por lo que se podía oír la conversación con claridad, aunque fuese en un solo sentido.
-No... no y no. Su nombre es Julia, no Rose- Aseguro Alexi.
- ¡Ella es hija única! - Grito enojado.
-Que gana con mentir-
-Si hablaré con ella. El dinero estará depositado en tu cuenta por la noche- Y se oyó el golpe seco donde cayo el móvil de Alexi.
Rose se puso pálida del susto, alguien la había descubierto y eso no lo iba a permitir. Salió de aquel pent-house, con la determinación tatuada en su rostro. Ella no estaba preparada para regresar al lado de su esposo, quería seguir disfrutando de la vida.
Llego a su hotel recogió sus cosas, bajo a la recepción mientras la recepcionista trabajaba en su cuenta, pidió que le llamaran un taxi que la llevaría a su próximo destino. La falta de discernimiento de Rose la estaba llevando por un camino oscuro y peligro, los hombres con los que ella se metía eran super calientes, sexis, con mucho dinero, pero peligrosos.
Gabriel POV
Deje a Rose en la universidad, no pude ocultar mi malestar al ver aquel tipo que ha estado observando a mi esposa, podría ser peligroso, voy a tener que pedirle Jackson que contrate a alguien para que la vigile de forma pasiva.
-Jackson, necesito un efectivo cuidando a Rose de forma pasiva. Al menos el tiempo que este en la universidad. Ese tipo que la ha seguido no me agrada, podría ser violento- El me mira por el retrovisor y asiente en silencio.
Los recuerdos del fin de semana llegan a mi mente, fue como revivir el inicio de nuestra relación, ahora que Dereck ha confirmado que Rose está bien no tenemos de porque preocuparnos. Deseo que esto funcione, que seamos la familia que he deseado por mucho tiempo. Maia esta muy feliz de llevarse bien con Rose y eso me alegra. Esperaré que pasen dos semanas y trataré con ella la posibilidad de adoptar un niño o de alquilar un vientre.
Me sumerjo en mis pensamientos y me doy cuenta de que hemos llegado a la empresa, entramos al parqueo subterráneo y bajamos del auto para subir por el elevador privado, cuando llegamos al piso de presidencia, Jackson se retira a su oficina, pero antes se voltea.
-Señor, me estaré en cargando de buscar lo que me pidió. ¿Masculino o femenino? -
- Aunque me cueste aceptarlo, que sea masculino- Y con eso me dirijo a mi oficina.
Al llegar me encuentro con Crista, es una mujer muy competente, pero me desagrada su coqueteo, se ha aprovechado de mi distanciamiento con Rose para insinuárseme. Ella no es mi tipo, sé que tener una relación, aunque fuese clandestina conmigo le dará un plus a ella en la empresa.
-Buen día Gabriel-
-Señor Emerson para usted señorita Peterson. Tráigame la agenda de hoy y la de la semana, por favor-
La dejo con la palabra en la boca e ingreso a mi oficina, enciendo mi computadora para revisar mis correos. La señorita Peterson entra con su Tablet en mano y empieza a recitarme las actividades del día, cuando termina se queda callada y pareciera que estuviese pegada al suelo porque no se mueve, subo la vista para ver que esta sucediendo y la encuentro mordiéndose el labio inferior como si eso me fuera a provocar, viniendo de ella no me mueve ni una célula de mi cuerpo, pero si fuera Rose ya la tendría estampada en la pared.
- ¿Qué espera señorita Peterson?, alguien tiene que contestar las llamadas y vaya a traerme un café- A ver si me la quito de encima por un rato.
Diez minutos después aparece con mi café y un croissant, no pedí repostería, pero la dejo ahí.
-Señor, sé que no le gusta que se metan en su vida privada, yo le aprecio mucho y me preocupo por usted, sé que no es feliz con su esposa, tal vez si se diera una oportunidad podría encontrar una mujer que realmente lo ame, le de su lugar y sobre todo que le dé hijos- Pero que sé cree esta mujer.
- ¡Señorita Peterson! Si no quiere que la despida no se meta donde no la llaman. Limítese a hacer su trabajo. Lárguese de mi oficina en este instante y no se asome a menos que yo la llame- Sale con cara de oído y me vale una mierda.
La mayor parte de la mañana la paso revisando y contestando correos, Crista me pasa unos contratos para que los firme, luego de firmarlos se los devuelvo, Simón, aparece justo para la hora del almuerzo, dirigiéndonos a nuestro restaurante favorito.
-Qué tal la cosas con Rose? – Pregunta curioso, él sabe como mi mejor amigo que las cosas con Rose no han estado bien del todo, pero como las cosas van bien le cuento.
-De maravilla- Le contesto con alegría.
- ¿Estas de broma? - Dice riendo.
-No, no estoy bromeando. Rose y yo hemos arreglado nuestras diferencias y tuvimos un fin de semana maravilloso-
-Amigo, me alegro de que estén resolviendo sus diferencias- Sus palabras no coinciden con su expresión. Sé que en algún momento él había puesto lo ojos en Rose, sin embargo, ella decidió darme la oportunidad a mí.
Nos sirven la comida y continuamos en un cómodo silencio, al terminar de almorzar nos dirigimos cada uno, a su piso, por suerte no me encuentro a mi asistente, quien debe estar en su hora de almuerzo. Pienso en mi esposa y en lo que estará haciendo, tengo que dedicarle más tiempo, hacer cosas los tres, irnos de vacaciones, no obstante, decido que lo hablaré con ella, ahora que ha retomado sus estudios tengo que ajustarme a su tiempo.
Por la tarde me fijo en el reloj, en dos horas Rose saldrá de la universidad iré a casa a cambiarme y la iré a recoger y la llevaré a cenar junto a Maia, mi niña adorará ir con nosotros. Pero al girarme para tomar mi maletín ejecutivo y salir de la oficina, choco con el cuerpo de Crista quien me ira con ojos depredadores los cuales no causan ningún efecto en mí.
-Señorita Pete...- La estúpida se lanza contra mi cuerpo aprisionándome contra mi escritorio y su cuerpo, me atrapa la boca tratando de besarme.
Mis ojos se conectan con los de la mujer que amo, sus ojos muestran dolor, ira y decepción, reacciono de la peor manera, me quito a Crista de encima y ella cae al suelo, pero poco me importa.
- ¡ESTAS DESPEDIDA! – Le grito a esta mujer y me dirijo detrás de mi esposa.
- ¡ROSE! ¡ROSE! ¡ROSE! ¡ROSE! - Ella no se detiene e ingresa al elevador, cuando logro llegar las puertas se están cerrando y lo único que escucho es.
- ¡Jódete, Gabriel Emerson! -
- ¡Jódete, Gabriel Emerson! -
- ¡Jódete, Gabriel Emerson! -
Esas tres palabras se reproducen una y otra vez en mi cabeza mientras bajo en el elevador privado hasta el primer piso, bajando tos los santos para que el otro elevador haya parado en algunos pisos de bajada, pero mi suerte no es buena cuando al llegar y ver el elevador vacío mi alma cae al suelo corro hacia la calle y ella no está.
Marco su número una, dos, tres, cuatro veces, pero no me contesta, a la quinta vez cae a buzón. Lo ha apagado. Regreso a mi oficina encontrándome con Crista. Entro a mi oficina sin decirle nada.
-Jackson, ven a mi oficina y trae a una de las oficiales de seguridad, por favor- Le ordeno a mi jefe de seguridad.
-Ya conseguí al efectivo que me pidió señor. Empezará mañana- Me informa entrando a la oficina acompañado de la oficial que solicité.
-Bien, pero antes que todo, oficial quiero que acompañe a la señorita Peterson a recursos humanos que retire su carta de despido y que recoja todas sus cosas de su escritorio lo más pronto posible- Ambos se quedan mirando, Jackson le hace un gesto para que obedezca y la mujer sale con gesto de satisfacción en su rostro.
Escucho sus gritos y las palabras de la oficial pidiéndole que no haga un escándalo o será peor para ella.
Llego a la casa y todo esta ordenado muy ordenado, me dirijo a la habitación de invitados y nada no hay nada ahí. La amade llaves aparece y pregunta si cenaremos en casa.
- ¿La señora Emerson ha venido? - Es lo único que alcanzó a decir
-No señor, desde que salió con usted por la mañana no ha regresado- Responde la mujer. Mi alma cae al suelo cuando mi hija pregunta por Rose y no se que responderle, la niñera le dice que es hora de la cena y con eso se distrae.
Por la mañana decido no ir a la oficina por si ella regresa, me preocupa, no tengo idea donde se quedo a dormir y si habrá comido, necesito explicarle que no la he engañado, por el contrario, la amo.
El efectivo de seguridad nuevo llega a las siete de la mañana para iniciar labores, le doy una breve explicación de lo sucedido con Rose sin darle explicaciones y se dispone a ir a la universidad a esperar por mi esposa.
Sin embargo, una semana después mi desesperación aumenta ya que de Rose no se sabe nada, no ha ido a clases, nadie se sus compañeros la han visto y no ha usado sus tarjetas.
-Rose, Rose ¿Dónde estás, mi amor? -
Desgraciada Crista Peterson, me encargaré de que nadie te contrate.
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