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Capítulo 5

Gabriel

He decidido tomar cartas en estes asunto. No puedo seguir durmiendo sólo, tengo que resolver que es lo que está molestando a Rose, para que este molesta conmigo todo el tiempo; mi familia ha hecho lo posible para aceptarla y llevarse bien con ella. Pese a todo Rose sigue distante, tengo que averiguar que le disgusta. Decidido tomo cartas en el asunto.

- ¡Hola, mamá! -

- ¡Hola, Gabriel! ¿Todo bien hijo? –

-Madre, quiero resolver este distanciamiento entre mi esposa y quiero que por favor te llevas a Maia por el fin de semana. ¿Pueden recogerla hoy a la salida del instituto? -

Claro, hijo. Ten paciencia Gabriel Rose es un poco más joven que tú y puede que vea la vida diferente a ti, ten paciencia y veras como lo resuelven. Y si puedo ir por Maia-

Lo único que lamento es que Simón este de vacaciones, de lo contrario me llevaría a mi esposa de viaje; sólo tengo que esperar a que él regrese y seremos nosotros quienes nos vayamos de vacaciones.

Miro mi reloj y es cerca de las cuatro de la tarde, mi esposa hoy sale a las cinco de la universidad por lo que la iré a recoger, iremos a caminar y luego a cenar. Al ir de camino al área de salones, me la encuentro de camino con un tipo tras de ella como si de un depredador tras de su presa, me entran lo celos y delante de todos la beso, ella se queda sorprendida con mi arrebato, así como todos los demás, incluso el estúpido que nos sigue, incluso cuando subimos al auto este nos sigue con la mirada, por ahora él no me importa, lo que importa es resolver nuestras diferencias.

Por la mañana me despierto y mi rebelde esposa no está, sin embargo, algo me distrae, mi miembro está cubierto de sangre y una pequeña mancha yace donde estuvo dormida Rose, ni la primera vez que tuve sexo con ella hubo sangre, para mí eso no es problema, porque los dos tenemos historia, pero ¿Hoy? Tendré que hablarlo con Dereck el médico Rose, puede que nos hayamos excedido en la rudeza. Me dirijo al baño, ella no está, hay una toalla húmeda, eso significa que ya se duchó. Tomo u baño rápido para dirigirme a la cocina y Rose no está.

Escucho el portón abrirse y un auto entrando, ¿Qué hacía Rose fuera de la propiedad? Eso me molesta, no sé porque, pero lo hace.

- ¿Dónde fuiste? - La increpo, pero al ver salir del auto a Jackson mi enojo baja. –

-Yo... yo fui a la farmacia. La resaca me está matando, No encontré nada que me ayudé, es por ello por lo que fui a la farmacia- Me dice nerviosa.

-Lo siento, Rose. Ven vamos a desayunar. Tengo planes para nosotros- Le informo y ella se sonroja, esta es una nueva faceta de ella y me agrada. Porque ella nunca se había sonrojado.

La veo tomarse la píldora y es algo extraño porque he tomado algunas pastillas para la resaca y esa no se parece a ninguna de las que he tomado antes, sin embargo, un recuerdo de esta mañana llega a mi mente.

- ¿Cómo te sientes? - Ella arruga el entre cejo.

-Creo que bien. ¿Por qué la pregunta? -

-Creo que te hice daño- Ella no capta el mensaje.

-No entiendo, Gabriel-

-Bueno es que encontré rastros de sangre en...mi amigo y en la sabana- Le digo mirando mi entre pierna y ella se pone más roja que una manzana y mira a nuestro alrededor.

-Nena estamos solos, el personal de servicio está de día libre por el fin de semana-

-Bien- Es la única respuesta que sale de su dulce boca, para bajar la mirada y ocultar que se ha sonrojado de nuevo.

Me agrada esta nueva faceta suya y la voy a aprovechar mientras dure, Rose ha demostrado ser una mujer multifacética. Puede que al retomar sus estudios le hayas sentado bien y ahora este más relajada.

- ¿Deseas tomar el sol? –

-A que te refieres con tomar el sol? – Pregunta curiosa.

-Bueno, como estamos solos podemos nadar sin interrupciones. Buenos so todo está bien por haya – Señalo su entrepierna y ella se vuelve a sonrojar.

- ¿Por qué no iba a estar bien? -

-Lo pregunto por qué me encontré con una mancha de sangre y me preocupaba haberte lastimado –

-Un poco incomoda, pero bien- Lo dice mordiéndose ese labio que tanto me gusta morder.

Terminamos de desayunar, por lo que la lleve de una sola vez a la piscina y nos lanzamos con todo y ropa, dentro de la piscina la desnude y ella me ayudo a desnudarme, tenía que sostenerla su metro sesenta no le ayudaba en el lado de la piscina más profundo, para mí no era problema, pero para lo que tenía planeado debíamos dirigirnos a la parte me nos profunda.

-Rodéame la cintura con tus piernas y apoya los brazos en mi cuello. Esto será inolvidable-

-Cuando venga aquí de nuevo me recordaré de este día- Ríe y es lo más hermoso que he escuchado de ella, su risa.

Pasamos toda la mañana en el área de la piscina, la hice mía en todas las áreas y en todas las posiciones, me preocupaba hacerle daño, la mancha de sangre en la cama, aparecía de cuando en cuando en mi cabeza lo que me hacía bajar el ritmo de mis embestidas, pero echarla pidiendo más y más duro me provocaba perder el control de mí.

A la hora del almuerzo pedí comida a bace de mariscos de un restaurante en esa especialidad, dicen que los mariscos son afrodisiacos, pero para mí el mejor afrodisiaco es ver a mi esposa desnuda y dispuesta a entregarse a la pasión.

El domingo por la mañana no salimos de la casa, tome a mi esposa en cada rincón de la casa, incluso la cocina fue testigo de cómo la tome por detrás pegada al refrigerador, sus gritos de placer se oían como ecos rebotar en las paredes. De ahí, hasta que mi madre llamo para informar que vendrían a dejar a Maia.

Lo único que lamento de todo este fin de semana idílico es que mi esposa no me podrá dar hijos. Cuanto anhelo tener un hijo con ella. Tendré que esperar unos días, sé que este tema es un muy delicado para ella, pero quiero que busquemos la opinión de otro médico, tal vez su anterior diagnostico fue errado o eso quiero creer, le diré que viste a Dereck y que él la valore.

Con esa idea, recibo a mi niña que regresa contenta de haber pasado el fin de semana con su tía Sharon y su abuela.

Julia POV

El fin de semana con Gabriel fue fantástico, pero no se puede repetir, no puedo estar tomando la pastilla del día después, necesito algo más permanente, tendré que ir a un médico para que me recete anticonceptivos, sé que mi hermana se operó para no tener hijos por lo que yo no debo tener, niños, sería difícil para mí cuando esto acabe irme con un hijo de Gabriel. Tomo mi teléfono y llamo a la persona por la que estoy en esta situación.

- ¡Aló!

-Rose, ¿Dónde estás? –

- Estoy en el hospital- Se oye cansada y comienza a toser.

- ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof!

-Tranquila Rose, no hables. Sólo quería saber ¿Cómo estabas? –

-E... estoy mal, se me han bajado las defensas y me ha entrado una gripe muy difícil de tratar. Creo que me llevará más tiempo de lo esperado regresar-

-Siento escuchar eso Rose. Ya verás que todo saldrá bien. Te dejo para que descanses- Y cuelgo.

Me siento tan mal que lágrimas salen de mis ojos, la pobre Rose está pasando esta situación sola, para que el hombre que ama no sufra y yo disfrutando del sexo con él, soy la peor de las hermanas. El asunto es que no puedo enamorarme de Gabriel por más que lo desee. Pero tengo que seguir este teatro él no debe enterarse de nada.

Por la mañana busco en la red un buen ginecólogo para que me recomiende la mejor opción en anticonceptivos.

-Buen día Cariño- La voz de Gabriel entrando a la biblioteca, detiene mi búsqueda.

- Buen día amor -

- ¿Desayunaste? - Pregunta curioso.

-Un café. Estaba esperándote-

-Bueno vamos a desayunar. Necesito que visites a Dereck. Creo que fui un poco rudo contigo el sábado y quiero que él te revise- Trago en seco, no sé quién es Dereck y no sé a qué se refiere Gabriel.

- ¿Cuándo será eso? - Logro preguntarle.

-Bueno, trataré de que nos reciba hoy, antes de tus clases-

A la una de la tarde estábamos entrando al consultorio del doctor Dereck Morgan.

-Buenas tardes, Gabriel, Rose. Es bueno verlos por aquí – Saluda muy cordial y con confianza el doctor.

- ¿Qué los trae por aquí hoy? – Yo miro a Gabriel él sabe más que yo la razón de esta visita.

-El fin de semana Rose y yo tuvimos un fin de semana de pareja y creo que fui un poco brusco y la hice sangrar, creo que no se dio cuenta, pero yo me siento un poco mal. Quiero que la revises para estar tranquilo de que todo vaya bien- Mierda no lo recordaba fue mi primera vez. Estaba más preocupada por la pastilla del día después que ese dato lo pase de largo.

-Yo no me di cuenta. La resaca me estaba matando, me duché tan rápido que no me di cuenta-

-Bueno, Rose ve a ponerte una bata y ya pronto te reviso- Dice el doctor señalándome una puerta.

-Me quedo aquí para darte privacidad- Me besa los labios y toma asiento en la silla frente al escritorio del doctor.

-Bueno, Rose. Voy a revisarte, acuéstate, pon cada pie en cada estribo y pon tu trasero al filo de la camilla- Obedezco sus órdenes.

No obstante, nada me preparo para lo que vendría. El introdujo algo de metal frio en mi sexo y es incómodo.

- ¿Hay algo malo conmigo doctor? – pregunto curiosa porque no dice nada.

-Bueno es que hay algo extraño, tu conducto es un poco estrecho y bueno, supongo que Gabriel fue un poco rudo y he de suponer que fue un fin de semana muy intenso. El área está un poco irritada. Por lo que nada de sexo por al menos tres días- Creí que era algo más serio.

-Doctor, he tenido los últimos meses un periodo muy irregular y con mucho dolor. He escuchado que hay algunos anticonceptivos que me podrían ayudar a regular esta condición. ¿Puede recetarme alguno? – Miento, él es amigo de Gabriel y no quiero que él sepa de los anticonceptivos.

Por la tarde salgo temprano de clases, paso por la biblioteca por unos libros; me doy cuenta de que Paul me ha estado siguiendo y eso me incomoda. Sólo espero que no se pase de listo. Paso por la farmacia comprados las pastillas que el doctor Decker me recetó.

Miro mi reloj y son las cuatro treinta, Gabriel debe estar en la empresa, miro un taxi, le hago señas para que pare, me subo a él.

-A empresas Emerson, por favor-

-Como ordene, señora-

Llegamos a la empresa le pago al chofer, al entrar a la empresa todo el mundo me mira, ¡Qué incomodo! Me dirijo al elevador y subo, marco el número del último piso que donde está la oficina de Gabriel, pero antes cierre un hombre alto, guapo de ojos verdes y cabello café rojizo sube.

Él me mira de pies a cabeza, me guiña un ojo y cuando se abre la puerta en mi destino me doy cuenta de que el hombre también venía para este piso.

-Mucho gusto, Simón Talbot, mucho gusto en conocerte... Julia- El hombre entra en una oficina para luego cerrar la puerta.

¡DIOS! Él sabe quién soy. ¿Cómo lo supo? Ese hombre debe de conocer a Rose.

Sigo caminando, pero en el mostrador no hay nadie, me dirijo a la puerta donde indica.

SR. EMERSON

Abro la puerta sin tocar y lo que me encuentro no es nada agradable. Gabriel besándose con la que debo suponer es su secretaria. Me giro para devolverme he de suponer que él me ha visto.

- ¡ESTAS DESPEDIDA! -

- ¡ROSE! ¡ROSE! ¡ROSE! ¡ROSE! -

Entro al elevador y en el momento que este se cierra, Gabriel llega, pero tarde, cuando llego a la planta baja, no sé si mi suerte es buena o mala pero un taxi se está desocupando.

-Por favor lléveme al paseo marítimo- Así lo hace, mientras nos dirigimos al lugar mi rostro se baña en lágrimas. No sé porque lloro si Gabriel no es mi esposo, pero los sentimientos que he desarrollado por él me atenazan el corazón.

El móvil no deja de timbrar en mi bolso, no soy adivina, pero de antemano sé quién es, lo tomo y lo apago sin responder.

- ¡Jódete, Gabriel Emerson! - 

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