Rose POV

Cuando conocí a Gabriel Emerson, me sentí la mujer más afortunada, cuando me propuso seguir viéndonos mi dicha creció a un más y cuando me propuso matrimonio fue como ganarse todos los premios de lotería juntos, solamente tendría que pretender ser amable con su hija y todo iría bien; al principio fue fácil, sin embargo dos años después se me ha vuelto insostenible, a pesar de que Gabriel es muy hábil en el sexo ya le he perdido el gusto deseo más sexo, conocer a otros hombres, no obstante no quiero perder la estabilidad económica que me brinda ser la señora Emerson, su hija y su familia pueden irse al mismo infierno, sin embargo debo mantener mi fachada aunque a Grace no la logro convencer después de todo este tiempo.

Mis escapadas fugaces con Simón han sido tentar a mi suerte, ser él el mejor amigo de Gabriel es juego que al principio me éxito pero ya se ha vuelto desabrido, por lo que he tomado una decisión y es aquí donde entra en juego Julia, ella cree que los Mitchel la adoptaron pero no fue así, sólo la llevaron a casa porque yo se los pedí, desde pequeña se me ha dado muy bien el hecho de manipular a las personas y los Mitchel no son la excepción desarrollado, sé que ella tiene un corazón de algodón, lo más idóneo es hacerle creer tengo una enfermedad mortal y para ello tengo al secuaz perfecto, toco su la puerta de su consultorio y pongo ojos de gatita triste. Entro y corroboro que esta sólo para mi suerte, le pongo seguro a la puerta para que nadie nos interrumpa.

-Eres el hombre más sexi y el que me hace llegar más veces que ningún otro- Le digo batiendo mis pestañas.

-¿Ni el gran Gabriel Emerson?- Pregunta con una ceja alzada.

-Ni, él- Le doy un beso en los labios para terminar de convencerlo, sin embargo lo que me provoca es asco.

Corto el momento sin despedirme, salgo del consultorio con expresión triunfadora y con el dictamen que corrobora mi teatro con mi hermana. El siguiente lugar al que tengo que ir es la universidad de Julia. Necesito ponerme al tanto de sus clases como parte de armar mi teatro y para darle a Gabriel información real de horarios y cursos que tomaré, bueno Julia no yo.

Camino por los pasillos de la universidad hasta llegar al área de registro, las personas me miran con extrañeza, se seguro les extraña ver a la pobretona de Julia vestida de esta manera, tendré que hablar con ella también de esto, para mantener el teatro tendrá que aprender a vestir como yo o Gabriel lo descubrirá todo en un abrir y cerrar de ojos.

-Buena tarde- Saludo al hombre que esta en el escritorio.

-Señorita Mitchel, es un gusto tenerla por aquí. ¿En que le puedo ayudar?- Pregunta el hombre, es bueno que me conozca, él debe saber que está estudiando mi hermana, así no hará muchas preguntas

-Vine por mi horario. Podría entregármelo, por favor- Le brindo la más grande de las sonrisas.

-Claro, señorita Mitchel, primero debe hacer el proceso de matrícula- ¡Mierda! No contaba con eso. Esto es bueno y malo en ambos sentidos, si pago con mi tarjeta se enteran que no soy Julia y si lo hago me servirá para la farsa con Gabriel. Aquí tengo que jugar a la distracción.

Una hora después estoy saliendo con la matrícula de Julia y rumbo a su departamento. Entro y coqueteo con el portero para que me abra la puerta del apartamento de mi hermana, ya lo he hecho otras veces así que no se me hace difícil. Le cuento la historia con pruebas y todo a Julia, lloro, le entrego el dictamen, le hago pensar que me preocupa Gabriel y Maia, mi hermana vuelve a caer en mis planes, la dejo con el falso dictamen y los documentos de la matrícula. La próxima semana estaré visitándola para ver los detalles de su papel, tiene que entenderlo y aprender los detalles más básicos de la vida de los Emerson para que esto funcione o mis planes de escape caerán muy rápido, quiero que esto dure al menos hasta que me canse.

El fin de semana la paso haciendo el papel de esposa y madre abnegada. Gabriel ha expresado mucho interés en mi repentino deseo de estudiar, tuve crearme la historia de que amo la Historia del arte y que siempre ha sido mi sueño estudiar esa rama de la historia y que ya era hora de que lo retomará.

El lunes por la tarde me presenté en el departamento de Julia, empecé a contarle con detalles como Gabriel y yo nos conocimos, no le oculto nada inclusive nuestros encuentros en la intimidad.

-Julia, te voy a pedir un favor, sé que será un poco difícil, como esposa de Gabriel y tu hermana, trata de retrasar hasta donde puedas tener intimidad con mi esposo- Soy egoísta innata, no quiero que eventualmente quede embarazada y como le explicará a Gabriel ese hecho si yo me esterilicé antes de casarme y le hice creer a él que soy estéril.

-Estas loca, como se te ocurre pensar en eso- Julia se sonroja escandalosamente.

-Sucederá eventualmente, no es fácil decirle no a Gabriel Emerson, todo en él destila sensualidad- Vuelve a sonrojarse más.

Así nos la pasamos toda la semana, la pongo al tanto de todas las personas con las que tendrá relación, le cuanto también que Gabriel sabe que estudiaré y que eventualmente tendría que viajar por estudio. Se sorprendió a tal hecho, ella creyó que pensaría que no lo haría, pues se equivoco yo siempre me salgo con la mía.

El domingo por la tarde llego a al apartamento de Julia, nos cambiamos de ropa, le dije a Gabriel que iría a correr, por lo que ella tendrá que correr algo de distancia para hacer creíble la historia, le comenté del cuarto de invitados el cual uso cuando discuto con Gabriel, para que duerma ahí al menos por un tiempo, mientras se hace a la idea de su nueva vida.

Nos despedimos y cada una se va por el camino que le corresponde.

Julia POV

Llego a la mansión donde viviré no sé por cuanto tiempo, bajo la atenta mirada de la seguridad privada del lugar, no los saludo ya que Rose dijo que ella nunca lo hacía, aunque me parece de muy mala educación.

-Señora, Emerson- Me saluda uno de los hombres, yo respondo con un asentimiento de cabeza, ellos me abren el portón. Al pasar por la puerta, risas y voces desconocidas llegan a mis oídos, Rose no me dijo nada de visitas.

-Al fin regresas, Rose. La familia vino de visita- Me informa el que a partir de hoy será mi esposo. Lo había visto en revistas y periódicos pero ellos no le hacen justicia, es guapísimo.

-Así, tengo que ir a ducharme- Pero antes de salir huyendo me atrapa entre sus brazos y me besa. ¡DIOS, COMO BESA! Grito internamente. Me separo de él.

-No voy a compartir con tu familia hasta que me duche y me cambie de ropa- Me separo de sus brazos, bajo la atenta mirada de los presentes.

-Te acompaño- Me dice insinuando algo que no entiendo.

-No, recuerda que es de muy mal gusto dejar solas a las visitas más si es tu familia- Me separo de él.

-Por nosotros no se preocupen- Dice una mujer muy hermosa de unos cincuenta años, esa debe ser Grace Emerson la madre de Gabriel.

Me suelto del agarre del que será a partir de hoy mi esposo para subir las escaleras y llegar a la habitación que mencionó Rose y en efecto encuentro todo tipo de prendas, escojo ropa interior muy sexi, una enagua, una blusa y por último unos zapatos todos a juego; me arreglo para salir a atender a las vistas, pero mi suerte es tan mala que me encuentro a Gabriel en el pasillo.

-¿Qué sucede Rose? Creí que todo estaba bien entre nosotros. ¿ Por qué te has duchado en el cuarto de visitas?- Me aprisiona contra la pared y me besa con ferocidad, toma mis piernas y las enreda en su cintura, me restriega su virilidad en mi sexo y yo dejo escapar un gemido, esto no está bien, me separo de él.

-Gabriel, tu familia nos espera-

-Rose, no se que esta pasando contigo, si algo va mal hablemos- Me mira con ojos tristes, entiendo porque mi hermana quiere evitarle el dolor que le causaría el saber que ella esta enferma.

-Lo haremos pero hoy no Gabriel- Concedo.

-Bien, pero esta noche dormirás conmigo y no en la habitación de invitados- Me ordena.

-Ya veremos. Ahora compartamos con la familia- Logro que me suelte al escuchar que alguien le llama.

-¡Gabriel deja a Rose en paz!- El aludido me baja, acomoda nuestras ropas mientras gruñe entre dientes palabras que no entiendo.

Paso lo que queda de la tarde y parte de la noche conociendo a la familia Emerson, pero quien más me impacto fue la pequeña Maia, quien no se parece en nada a Gabriel, debe parecer a su difunta madre. Ella me inundó de ternura, sin embargo la sentí muy distante conmigo. ¿Le habrá hecho mi hermana?. Las visitas se marchan y quedamos Gabriel, Maia y yo.

-Maia es hora de dormir, vamos a tu habitación para que duermas- La niña obedece reticente.

-Rose- La niña llama mi atención.

-Dime preciosa, Maia-

-¿Tu me odias?- Me extraña su pregunta sin embargo tengo que responder.

-No, princesa. Yo jamás odiaría una preciosura como tu. ¿Por qué lo preguntas?-

-No por nada. ¿Me cuentas un cuento, por favor?-

-Claro, que sí- Busco en los estantes y busco El Rey León- Le leo hasta que se queda dormida. Le doy un beso en la frente, salgo sin hacer ruido, para encontrarme el firme torso de Gabriel Emerson. El recuerdo de las sensaciones que sentí en la tarde me pone la piel de gallina y trago fuerte.

-Rose, debemos hablar- Me dice muy serio. ¡DIOS! ¿Qué me invento?.