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Capítulo 10

Rose POV

Han pasado año y medio desde que cambie mi lugar por el de Julia, la muy estúpida se ha creído el cuento de que estoy enferma, sé que algún día tendré que volver, sin embargo, hoy no será, he viajado por toda, Europa y algunos países de Asia, he conocido hombres verdaderamente ricos, tuve que despistarme de Alexi, su control por mí ya me asfixiaba, así como lo estaba haciendo Gabriel.

Mi nuevo destino es Roma, había estado aquí el año pasado en Florencia y después en Venecia, logré conseguir una entrada para La Botticella di Poggi Giovanni es una disco muy lujosa donde sólo asiste la crema y nata de la sociedad romana. Ahí espero encontrar mi próximo patrocinador.

Llego en mi auto rentado por esta noche, le muestro la entrada al encargado de la seguridad y este me deja entrar sin decir absolutamente nada, bajo la protesta de las demás personas que esperan un espacio. Camino entre las personas, aunque pocas ya que el lugar recién abre sus puertas, me dirijo al privado que adquirí con mi entrada, es uno de los más costosos y cómodos, seré egoísta, pero me gusta la comodidad.

Disfruto de los tragos y cocteles que les ofrecen a los clientes VIP, disfruto de la música, cierro los ojos dejándome llevar, un carraspeo me hace abrir los ojos con desgana, me han interrumpido de mi momento de relajación.

- ¿En qué le puedo ayudar? - LE pregunto al hombre que me mira con impaciencia.

-Señorita, disculpe que la moleste, pero este reservado, se le ha asignado a otro cliente y como usted esta sola, le venia a ofre...- No lo dejo terminar.

-No, no voy a irme. Mi entrada claramente indica que es este reservado, me importa poco si estoy sola o no, no quiero otro. Así que dígale a ese cliente, que se busque otro reservado- Zanjo el tema para beberme mi bebida.

Minutos después la figura prominente y de un hombre con piel clara, cabello negro como la noche y unos ojos azules como el cielo mas claro entra al reservado sin preguntar si puede pasar y se sienta a mi lado-

-Mis hombres me han dicho que le han asignado mi reservado-

-Bueno, no sé si es suyo o no. Lo que si sé es que yo he pagado por él esta noche y me siento muy cómoda aquí, señor...- No termino de hablar porque hago un gesto para que me diga su nombre.

-Geronimo De Santis, bella signora-

-Julia Mitchell-

- È un piacere signorina Mitchell (Es un placer señorita Mitchel). Tal vez podríamos compartirlo usted y yo. Muy pocas veces logro encontrar damas tan hermosas como usted-

-Adulador, pero me parece excelente idea, señor De Santis –

Conversamos distraídamente, sin embargo, no me pasan desapercibidas las miradas lujuriosas que me brinda cada vez que aparto la vista de él, lo he visto mirar mi entrepierna, yo le he dado segundos para que mire mis bragas y tampoco me es indiferente el creciente bulto entre sus piernas.

-Un Baile, señorita Mitchell- No me pregunta si deseo bailar o no, él sólo ordena, por ahora lo complazco, esta noche quiero sexo y será con él.

Justamente en el momento que ponemos los pies en la pista de baile la música cambia a balada, lo que provoca que el señor De Santis me pegue a él y sienta lo que causo en él.

-Así me tiene señorita Mitchell. ¿Qué haremos al respecto? –

Me cuelgo de su cuello, lo beso, para luego confirmar su propuesta, sexual.

- ¿En su hotel o en el mío? -

-Algo mejor, sin ojos mirándonos y más cómodo-

- ¡Así! ¿Cuál sería ese lugar? –

-Mi humilde hogar- Me toma de la mano jalándome hacia la salida.

-Mi bolso-

-Tranquila mis hombres lo traerán-

De camino a su casa, nos vamos metiendo mano, él sube una pantalla entre la parte del conductor y nosotros, suelta nuestros cinturones de seguridad, me hace acomodarme a horcajadas sobre él después de subirme el vestido hasta la cintura, luego baja mi escote dejando al descubierto mis senos, él me despega un poco para admirarlos, los masajea con ambas manos, para luego meterse uno a la boca. Sus movimientos son violentos pero excitantes. Me restriego en su entre pierna para excitarlo más.

Destroza mis bragas, luego se suelta la faja, abre su bragueta, para luego sacar su miembro erecto, me levanta con uno de sus brazos para acomodar su pene en mi entrada para luego bajarme de un tirón, gimo de placer en su boca, parase que eso le excita por que me penetra de una manera salvaje y veloz, trato de hacer que dure, pero a esta velocidad es muy difícil contenerme, hasta que logramos al mismo tiempo alcanzar nuestra liberación.

Los siguientes tres meses me la paso con Geronimo de Santis como huésped de su mansión, claro está que compartimos la misma habitación y obviamente la misma cama, es tan intenso. Me ha llevado a conocer casi toda Italia y en casi todo el país tiene una mansión como la que tiene en Roma, esta semana estamos en Verona, ya que se le ha presentado un viaje de negocios que no podía postergar.

-Rose, hoy es mi cena con el ruso, quiero que me acompañes, ponte el mejor vestido del guarda ropa-

- ¿Y con cual ruso te reunirás hoy? - Le pregunto porque no quiero encontrarme con Alexi.

-Con Kliment Petrov. El zar de los minerales-

-Bien trataré de disfrutar de la velada, sabes que los negocios me aburren-

-Trataremos de cerrarlo lo más rápido posible e iremos a mi club de la ciudad-

-Eso me pares mejor-

****

Después de cerrar el negocio nos dirigimos al Tre's Joli Club Prive Verona, es otro de los clubes propiedad de Geronimo, entramos por una puerta secundaria la cual sólo la usa él y sus acompañantes. El lugar esta a reventar de gente. Nos dirigimos directo a un reservado que esta un poco más alejado del escrutinio de la gente que visita el lugar. Nos sentamos mientras una de las empleadas recibe ordenes de su jefe y toma las bebidas.

-Ven que he deseado tomarte desde que te pusiste ese vestido- Me toma de la mano para llevarme a uno de los sillones, me sienta en su regazo para apoderarse de mis labios. Un toque en la puerta nos detiene, la camarera nos sirve una botella del mejor Champagne de la casa.

-Puedes retírate- Le ordena Geronimo. La mujer se retira, pero antes de que se retire me dedica una mirada de odio, claro está que ha tenido sexo con él, no obstante, hoy está conmigo y para picarla más poso mi mano en su entrepierna apretando un poco, lo que le provoca un gemido.

- ¡FUERA MUJER! - Le Grita Geronimo. Minutos segundos después de haber le pedido a su personal de seguridad que no dejaran entrar a nadie él me desnuda, para luego el bajarse los pantalones y sentarse, me posiciono sobre él para que me envista violentamente.

Soy consciente del Tiempo que he pasado con Geronimo, ha sido el hombre con el que he pasado más tiempo desde estas largas vacaciones y ha sido el único por el que he sentido cosas a las que no he querido poner nombre, sólo me había sentido así una sola vez, esa vez ha sido con Gabriel. No sé si es el magnifico sexo que nos brindamos, sus atenciones hacia mi como "su mujer", las joyas, los viajes, en fin, no sé cuál de todas serán y me da miedo, por lo que he tomado una decisión, debo de regresar y retomar mi vida de antes.

Hoy Geronimo me dijo que viajaría por unos días a Kiev por negocios, este es mi momento de marcharme, él esta tan confiado de que no me iré a ningún lado que me ha dejado sólo a dos de sus hombres por lo que voy a provechar para escapar.

- ¿Estas segura que no quieres venir conmigo? -

-Si lo estoy. En verdad me siento un poco enferma, demás que tú te la pasaras haciendo negocios y sé que me voy a aburrir. Ve, te prometo que te compensaré a tu regreso- Le brindo una sonrisa llena de afecto.

Minutos después de su partida subo a la habitación a hacer las maletas, lo pienso mucho en llevarme las joyas que me ha regalado, pero sería imposible de justificarlas ante Gabriel, los vestidos me llevo algunos para dejárselos a Julia como pago de su abnegado trabajo cuidando a mi esposo, uso la computadora que se me asigno y compro el pasaje de regreso, tengo cinco horas para tomar el vuelo, la comida del personal es en dos horas así que es el momento perfecto para ponerlos a dormir.

Las horas pasan demasiado lento para mi gusto, sin embargo, ya estoy llegando al apartamento de Julia es muy pequeño, sin embargo, la cama es cómoda, hoy es sábado, espero que no tenga a Gabriel cerca de ella y no vea mi mensaje.

<< ¡¡Hola!! Espero hayas disfrutado de mi esposo durante estos dos años, estoy de vuelta y quiero mi vida de regreso, te concedo el fin de semana para que te despidas como debe ser, disfruta de Gabriel porque ya no lo harás más, recuerda que él es mi esposo>>

El resto del sábado la paso descansando por que el jet-lag me tiene muy cansada. Para el domingo por la noche cito a Julia a medio día para vernos, tomo la decisión de dejarle todo el equipaje y de irme, lo único que me llevo es el bolso de mano con algunas pocas joyas que Geronimo me regaló y nada más, le envío un corto mensaje a Julia.

<<Te deje algo en tu dormitorio, espero te guste>>

Casi una hora más tarde estos entrado por el portón principal de mi casa, parece que no hay nadie, abro la puerta principal de la casa, camino y no veo señales ni del personal de servicio por suerte, así que subo directo a nuestro dormitorio. Busco algo para ponerme, algo más relajado. La cama me llama y me quedo dormida, no sé cuanto tiempo ha pasado, decido bajar a ver si como algo cuando me encuentro a todos los Emerson reunidos en la gran sala.

-Buenas, tardes a todos- Saludo mientras bajo las escaleras, todos vuelven a verme con curiosidad.

Maia se encuentra en las piernas de Rachel, de veras que ha crecido la mocosa, ella me mira arrugando el entrecejo.

-Maia no vas a saludar a Rose- Le dice Gabriel, ella se baja del regazo de su tía para mirarme bien.

-No, no voy a hablar con esa mujer, ella no es mi mami. Papá trae de vuelta a mi mamá y a mis hermanitos- Mira a Gabriel y sale corriendo a vivo llanto rumbo a su habitación.

¡Mierda ahora que hago, ella si nos distingue! Tendré que inventarme algo.

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