Capítulo 21: "Señales desesperadas"
Piensa casarse con él, ya no tiene sentido nada para mí, nada, decía un apuesto jovencito mientras se tomaba la cabeza al tiempo que caminaba de un lado para otro en el bosque al tiempo que un pequeño zorro silvestre lo miraba.
¿Puedes verme?, dijo Gokú deteniendo sus pasos al sentirse observado mientras el pequeño zorrito movía su cabeza de un lado a otro.
No, que vas a poder verme, yo solo soy un fantasma, solo un fantasma, decía Gokú con nostalgia al tiempo que el pequeño zorrito se acercó a acariciarlo.
¿También eres un fantasma?, dijo Gokú intrigado mientras pensaba: No, este zorrito es real, pero ¿cómo puede verme?.
El apuesto fantasmita miro con detenimiento al pequeño zorrito mientras este acariciaba una de las piernas de su pantalón donde casualmente hace algunos minutos le había caído un trozo de carne cocida.
Claro ahora que lo recuerdo, antes de salir de la casa me topé con una de las empleadas que llevaba una fuente de carne guisada al comedor una de esas carnes cayo de la fuente y mancho mi pantalón, es por ello que el zorrito se acercó a mí no es porque me esté viendo, el sigue el olor, claro eso hare, tengo que llamar la atención de Milk con alguna fragancia, mis padres debieron de guardar mis pertencias en algún lugar de la casa pues ellos no se llevaron nada, tal vez este en el sótano, si allí deben estar mis pertenecías, allí deben estar, dijo Gokú mirando al pequeño zorrito.
¡Gracias amigo¡ ¡gracias¡ dijo Gokú antes de echar a correr hacia la casa.
Horas después:
Un apuesto jovencito de cabello alborotado buscaba en unas cajas.
¿Dónde pudieron guardarlas?, decía Gokú mientras miraba en una caja de cartón mientras pensaba: Aquí están algunas de mis ropas pero mis cosas personales no.
Gokú siguió revisando una a una las cajas mientras fuera de la habitación en el pasillo uno de los empleados detenía sus pasos al escuchar el ruido que había en el lugar.
¿Sera que alguien vino por algo a esta habitación?, pensó el empleado antes de continuar su camino.
Mientras tanto: "Habitación de Milk"
Una bella jovencita pelinegra se encontraba alistándose para asistir a un almuerzo en casa de su novio.
No comprendo porque papá hablo de matrimonio, yo creo que aún estoy muy joven para ello además no creo que Vegueta quiera casarse aún, ¿o sí?, pensaba la pelinegra mientras se arreglaba el vestido que llevaba puesta.
El pensamiento de la pelinegra fue interrumpido por el sonido de la puerta.
Toc toc toc
Adelante, dijo Milk al tiempo que la puerta se abría.
Hija, ¿ya estas lista?, dijo el señor Ox.
Ya termino padre, respondió Milk.
Te espero en el jardín, dijo el señor Ox.
Está bien papá, dijo Milk antes de que su padre saliera de su habitación.
Sótano:
Aquí estas, dijo Gokú tomando un pequeño perfume y empezando a roseárselo por toda su ropa.
Creo que con ello es suficiente, dijo Gokú dejando el pequeño frasquito en su lugar para luego salir presuroso de la habitación.
Ahora sí, voy con mi niña, dijo Gokú mientras caminaba a paso rápido por el pasillo llamando la atención de las empleadas que estaban en el pasillo por la fragancia que dejaba en el ambiente al andar.
¿Notas ese aroma tan agradable?, dijo una de las mujeres.
Si, ¿de dónde viene?, dijo la otra.
No lo sé, dijo la otra mujer levantando los hombros.
Minutos después:
El apuesto jovencito de cabello alborotado llego a la habitación de la pelinegra justo al momento en que esta salía de ella.
¿Y ese olor?, se preguntó la pelinegra mentalmente.
Lo notaste, dijo Gokú mirando a la jovencita.
¿Qué?, otra vez esa voz, dijo Milk tomándose la cabeza.
Mi niña yo,.........., decía Gokú siendo interrumpido por la pelinegra.
Aléjate de mí, quien quiera que seas aléjate de mí, no me atormentes mas, dijo Milk tomándose la cabeza.
No digas eso yo no quiero alejarme de ti, yo........, decía Gokú al tiempo que un gigantesco hombre llegaba al pasadizo.
Hija, ¿por qué demoras tanto?, dijo el gigantesco hombre deteniendo sus pasos al oler aquella exquisita fragancia.
Tu padre también lo noto, dijo Gokú.
¿Lo escuchas padre?, pregunto Milk.
¿Qué hija?, dijo el señor Ox confundido.
Esa voz, respondió Milk.
¿Qué voz hija?, dijo el señor Ox preocupado.
Solo tú puedes oírme, nadie más que tú pero el sí huele mí fragancia, si gustas pregúntaselo, dijo Gokú.
Basta, basta, vámonos padre, dijo Milk acelerando sus pasos.
Milk, tienes que creerme, yo soy........., dijo Gokú quedándose callado repentinamente pues ya no pudo decir más.
Maldición porque ya no pude seguir hablando, pensaba Gokú desesperado mientras la pelinegra y su padre se alejaban.
Hija, ¿qué tienes?, dijo el señor Ox preocupado mientras caminaba junto a su hija.
Nada padre, nada, respondió Milk tratando de mantener calmada.
Tal vez sea necesario que vayamos con un terapeuta hija, dijo el señor Ox.
No padre, yo no estoy loca, no lo estoy, dijo Milk con calma.
No hija, claro que no, dijo el señor Ox.
Minutos después:
La pelinegra subía al auto de su padre mientras el fantasmita hacia lo mismo en el asiento trasero del auto.
Creo que el aroma de la fragancia que están usando los empleados para hacer el aseo de la casa y de mi auto es muy especial, ¿no lo crees hija?, dijo el señor Ox mientras encendía su auto.
Si, si lo creo padre, respondió Milk.
Es mi perfume, no es fragancia para hacer aseo de casa ni de autos, dijo Gokú con molestia pero esta vez nadie lo escucho.
Luego de algunos minutos de camino el auto de los Ox llego a la mansión Ouji, donde ya los esperaban Vegueta y su familia.
¡Bienvenidos¡ dijeron los Ouji mientras se acercaban a saludar a los Ox.
¿Qué rico aroma?, dijo la señora Ouji.
Si, verdad, parece que le dieron un baño de perfume a mi auto, dijo el señor Ox riendo mientras el joven cabello de flama saludaba a la pelinegra con un beso en la mejilla.
Bueno pasemos dentro, dijo el señor Ouji.
Si, dijeron Milk y su padre.
2 horas después:
Los Ouji y los Ox compartían una deliciosa comida mientras planificaban el futuro de sus familias.
Si creo que sería una gran idea la fusión de nuestras empresas claro siempre y cuando nos convirtamos en familia, decía el gigantesco hombre.
Lo seremos, ¿no hijo?, dijo el señor Ouji mirando a su primogénito.
Claro padre, es más aprovechando que estamos todos reunidos aquí quiero......., decía Vegueta cuando de repente una de las botellas que estaban sobre la mesa rodo sobre la misma roseando parte de su contenido sobre el mantel.
¡Qué barbaridad, ya mancho el mantel¡ dijo la señora Ouji.
Pero se cayó solita mamá, dijo asustado un jovencito cabello de flama.
No pudo caerse sola hijo, de seguro alguno de nosotros la topo sin querer al intentar tomar la comida, dijo el señor Ouji tratando de mantener la calma.
Si papá tiene razón Table, dijo Vegueta.
Mandare cambiar el mantel de la mesa, mejor vayamos a la sala para que mi hijo diga lo que tenía que decir, dijo señora Ouji.
Si es lo mejor madre, dijo Vegueta al tiempo que el joven de cabello alborotado haciendo uso de sus extraños poderes sobrenaturales hizo que el lugar donde ellos estaban empiece a temblar.
Temblor, dijo Milk.
Si temblor, dijeron la señora Ouji y Table.
Mantengamos la calma ya va a pasar, dijo el señor Ox al tiempo que una de las empleadas llegaba al lugar y quedo sorprendida al ver que el lado donde ella estaba no temblaba como el lugar donde estaban sus patrones.
Luego de algunos minutos el movimiento se detuvo.
Creo que ya paso, dijo le señor Ouji cuando escuchó: ¡Que extraño¡
¿Qué es extraño?, dijo el señor Ouji mirando a su empleada.
Solo se movió el piso del lugar donde ustedes estaban, dijo la empleada.
Deja de decir tonterías niña y mejor cambia el mantel a la mesa y pon nuevos platos y cubiertos, dijo el señor Ouji.
Si señor Ouji, dijo la empleada.
Bueno vamos a la sala, dijo el señor Ouji.
Si, dijeron los demás.
No vayas, dijo Gokú tomando la mano de la pelinegra para detener su avance.
La pelinegra al sentía que alguien tomo su mano sin siquiera mirarlo forcejeo para poder soltarse del agarre mientras pensaba con nostalgia: Me estoy volviendo loca, no hay duda.
Milk no vayas con él, él quiere pedir el consentimiento de tu padre para que se casen, tú no puedes casarte con él, decía Gokú con desesperación mientras se aferraba a la cintura de la jovencita al tiempo que besaba su rostro con pequeños besos.
La pelinegra si bien en esa ocasión no pudo oír lo que él decía, si pudo sentir sus besos sobre su piel y mientras más los sentía más pálida se volvía.
Milk, ¿te sientes bien?, dijo Vegueta.
No, respondió Milk antes de desmayarse en sus brazos.
Milk, mi niña, dijo el señor Ox yendo junto a su hija.
La llevare a mi habitación, dijo Vegueta.
Mandare por un médico, dijo la señora Ouji mientras su esposo asentía.
1 hora después:
Un médico salía de la habitación del joven cabello de flama luego de haber revisado a la pelinegra.
Solo tiene una crisis de ansiedad, la recomendación es que ella trate de estar calmada, que no afronte alguna situación que le genere estrés, decía el médico.
¿Crisis de ansiedad?, dijo el señor Ox.
Si, su hija no quiso manifestarme el motivo que le causo tanta tensión pero si me dijo que quería descansar un poco incluso me pidió que le de unos calmantes, dijo el médico.
¿Crees que esto del compromiso le produjo estrés cariño?, dijo la señora Ouji.
Tal vez, respondió el señor Ouji intrigado.
Mientras tanto: "Dentro de la habitación"
Un joven cabello de flama tomaba la mano de una bella jovencita pelinegra que dormía profundamente sobre su cama.
Milk, no comprendo que te paso, ¿Por qué tuvo que pasarte ello justo cuando tenía pensado pedir tu mano?, ahora tendremos que postergarlo todo para otra fecha, pensaba Vegueta con molestia al tiempo que el joven de cabello alborotado miraba preocupado a la pelinegra desde el umbral de la puerta.
Nuevamente por mi estupidez te pusiste mal, no debí hacer ello, no debí acercarme así a ti, pero me sentí desesperado, tengo mucho miedo a perderte, mucho miedo, decía Gokú en voz baja.
Días después: "Casa Ox"
Una bella pelinegra platicaba con su padre en su despacho mientras el joven de cabello alborotado como siempre estaba junto a ella.
Entonces vendrán a la casa, dijo Milk.
Si hija, ellos quieren pedir tu mano, dijo el señor Ox al tiempo que el joven de cabello alborotado de la impresión se apoyó en una mesa para no caer e hizo que un pequeño florero que estaba sobre una mesa cayera al piso haciendo que padre e hija giraran a verlo.
Se rompió, dijo Milk.
¡Qué extraño¡ mandare llamar para que limpien aquí, bueno hija, ve a vestirte que los Ouji llegan en un par de horas, dijo el señor Ox.
No, aceptes ese compromiso, tu no lo quieres, dijo Gokú interponiéndose en el camino de la pelinegra.
Nuevamente tú, dijo Milk desesperada.
¿Hija con quien hablas?, dijo el señor Ox aterrado.
Conmigo, dijo Gokú haciendo con sus manos que un fuerte viento se formara en el lugar.
¿Qué está pasando?, dijo el señor Ox.
Es el, dijo Milk.
¿Quién hija?, dijo el señor Ox.
Esa voz que me habla, que me sigue, que me abraza, que no deja de atormentarme, respondió Milk tomándose la cabeza.
Soy yo tu príncipe, dijo Gokú.
Cállate, eso es mentira, tú no eres mi príncipe, no lo eres, el no existe, el solo vive en mis sueños, dijo Milk sollozando mientras caía al piso de rodillas mientras su padre de se acercó a abrazarla.
Cálmate mi niña, cálmate, vamos a buscar ayuda profesional, hablare con los Ouji para cancelar la cena de hoy, dijo el señor Ox.
Padre, no estoy loca, no lo estoy, no lo estoy, ¿verdad?, decía Milk desesperada.
No, no lo estas mi niña, no lo estas, dijo el señor Ox mientras la abrazaba.
¿Entonces porque yo lo puedo escuchar y tú no?, dijo Milk mientras sollozaba.
Porque eres muy sensible mi niña, pero no te preocupes los terapeutas te ayudaran, te ayudaran, decía el gigantesco hombre mientras abrazaba a la pelinegra al tiempo que el apuesto fantasmita miraba con nostalgia la escena.
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