ANNA

Cada vez que descubría un nuevo secreto de la familia real, más se alargaba mi estadía en palacio, y ahora estaba esto. ¿Cómo podría olvidar semejante confesión? ¿Cómo iba a ser capaz de mirar a la reina del mismo modo cuando ya había perdido el respeto que le tenía?

-Elizabeth… ¿estás ahí? –dice Jennifer al tiempo que balancea una mano frente a mis ojos.

-Sí, lo siento –le confirmo saliendo de mi ensismamiento – ¿Qué me decías?

-Te decía que por favor no fueras a comentar esto con nadie –vuelve a suplicarme y entiendo su miedo.

-Y yo te dije que no te preocuparas más por eso, no diré nada.

Luego de que pude recuperarme de mi sorpresa, Jennifer me alentó a que ensayáramos nuevamente con el piano. Pasamos una semana completa practicando y aún se me iban algunas imprecisiones, cosa que no le gustaría para nada a la reina, ya que supuestamente, y gracias a su hijo, pensaba que era toda una experta. El tiempo pasó de prisa y cuando me disponía a practicar por última vez tocaron a la puerta.

-¿Quién será? –pregunto y mi asistente me hace una mueca en señal de que no tenía ni idea.

-Yo abro –se adelanta ella y se levanta del cómodo sofá que se encontraba justo al lado del enorme piano negro azabache.

Cuando por fin abrió la puerta rompiendo con la intriga de no saber quién se encontraba detrás, aparecieron un grupo de chicas de la selección acompañadas por Lara, la cual muy entusiasmada se acercó a mí dando saltitos de alegría.

-¡Sorpresa! –exclama al tiempo que señala con ambas manos al grupo de chicas que mantenían una amplia sonrisa.

-¿Lara….? ¿Por qué están todas ellas aquí? ¿Por qué las has traído?

-No pensaste que tocarías una melodía de Mozart tú sola y que yo te dejaría, ¿verdad? –me suelta y la miro sorprendida tratando de contener las lágrimas.

Tanta presión alrededor de mí me tenía en un severo estado de tensión, eran demasiados secretos, demasiadas situaciones: Camille, el príncipe, la reina, Angie; era más de lo que podía soportar una sola persona, es por eso que ver que alguien se esforzó para ayudarme y que no estuviera sola me hizo sentir tan bien.

-Gracias amiga –le digo y la abrazo fuerte –y gracias a ustedes también chicas, significa mucho para mí.

Las demás chicas me dedicaron una mirada soñadora, la cual identifiqué como un: ¨de nada¨ y de inmediato nos pusimos a trabajar. Unas tomaron algunos violines relucientes que se encontraban descansando sobre una gran mesa, y otras tomaron el violonchelo, y el bajo.

-¡Ahora si vamos a trabajar como se debe! –exclama mi asistente dando unos saltitos de alegría –pero se me acaba de ocurrir una idea Elizabeth.

-¿Y cuál sería?

-Vamos a utilizar un piano diferente, otro más moderno, de esos que tienen incorporado el sonido del órgano –me suelta y se me nubla la vista.

-No, no Jennifer –exclamo alarmada –no podemos cambiar a último minuto.

-Pero Elizabeth, ibas a presentarte sola, el hecho de ellas estén aquí ya supone un cambio –hice ademán de negarme rotundamente, pero no quería herir sus sentimientos, así es que al final acepté –bien, necesitamos un piano especial de marca Bösendorfer con 92 y 97 teclas contrapesadas, la idea es que el sonido se parezca lo más posible al de un órgano, necesito esa vibración del sonido original, ¿entienden?

-¿Y qué problema hay? ¡Ve por él!

-No tenemos de esos en el palacio, necesitamos comprar uno –dice y comienza a darme una jaqueca – ¿tienes la solución para ese problema?

No nos permitían salir de palacio, eso estaba muy claro, y lo único que se me ocurría era la entrada secreta del príncipe, pero no podía revelarle eso a nadie, era un secreto que no me pertenecía, lo único que se me ocurría era llamarlo y preguntarle.

-Creo que sí –le digo en un susurro y la arrastro a un lado del salón para que nadie nos escuchara –pero necesito hablar con el príncipe para eso.

-¿Qué? ¿Con el príncipe? ¿Por qué? –pregunta, pregunta y pregunta, así me estaba mareando.

-Tú localízalo y dile que lo espero en mi cuarto –le digo y pone cara de pícara.

-Mmmm en tu cuarto ¿eh?

-Sí, no pierdas más tiempo.

Con sospechas muy poco decentes y con una sonrisa de oreja a oreja se fue y yo continué ensayando con las chicas para no desperdiciar tiempo. Cuando regresó, me indicó con gestó que ya estaba hecho y salí del salón camino hacia mi habitación. Al llegar noté que la puerta estaba ligeramente abierta y al entrar lo vi de espaldas observando el jardín a través del gran ventanal. El sonido que hice al cerrar la puerta lo sacó de su ensismamiento y volteó para mirarme.

-Príncipe –digo y me reverencio ante él.

Sus ojos comenzaron a brillar de una manera especial y entonces me dedicó una de esas sonrisas que matarían a cualquiera, de esas que no puedes olvidar ni aunque perdieras la memoria.

-¿Qué necesitas? –pregunta y da dos pasos hacia mí.

-Necesito un favor –le digo y pone cara de asombro fingido.

-Ahh un favor…. Sabes que un favor se paga con otro favor ¿lo sabes? –dice aún más cerca de mí.

-No comiences que esto es serio –cambio la actitud para hacerlo entrar en razón y se detiene.

-Entonces no hay favor –me suelta se dirige a grandes zancadas a la puerta.

¡Qué arrogante!

-¡Espera! –exclamo poniéndome justo entre la puerta y él –haré lo que quieras pero por favor escúchame.

-¿Lo que quiera…? – me recalca.

-Lo que quieras –le confirmo y esboza una sonrisa maliciosa –excepto algo indecente.

-¿Quién crees que soy?, confía en mí y dime…. ¿Qué necesitas? –pregunta y agradezco que valla directo al grano.

-Necesito un piano especial de marca Bösendorfer, no hay de esos en palacio.
-¿Estás sugiriendo que utilice la salida secreta para ir a comprar uno?

-Sí –le confirmo y me preparo para el regaño.

-No se lo habrás contado a nadie ¿O sí?

-Claro que no, nunca lo haría.

-Considéralo hecho, en una hora tendrás tu piano –dice muy seguro y acerca su ostro al mío muy peligrosamente –recuerda que me debes un favor y pienso cobrarlo esta misma noche en la celebración.

Miércoles 5 de agosto

¿Qué les pareció el capítulo de hoy? Se que estaban esperando la gran celebración pero decidí que aún faltaban cosas por contar.

¿Qué será lo que pretende el príncipe?