CAPÍTULO 26
NATHAN
Una de las chicas que formaba parte de mis discusiones y de mis desvelos estaba parada frente a mí en medio de la penumbra como si fuera parte de ella. La oscuridad la envolvía, solo sus ojos brillaban recordándome a gritos que no podía escapar de ella.
-¿Por qué tienes esa cara? –pregunta un poco desconcertada –Te avisé que venía, ¿no recibiste la carta?
Mi estado es estupefacción esa tal que no podía articular palabra, habían pasado demasiadas cosas desde su partida y no sabía como enfrentarla.
-¿No vas a hablarme?
-Emmm… perdón Camille es que me tomaste de sorpresa –balbuceo sin un orden lógico –sigo sin creer que estás aquí.
Camille me miró tan profundo a los ojos que por un momento pensé que trataba de leer mis pensamientos. Escudriñaba cada reacción mía en espera de reconocer al que una vez no podía pensar en otra chica que no fuera ella, pero desgraciadamente el destino a veces no nos da elección y sin querer experimentamos sentimientos que están fuera de nuestro control.
-¿Qué es lo que está pasando? –pregunta luego de unos minutos –Algo en ti cambió, lo sé.
¡Joder!
-¿Te enamoraste de otra cierto?
La pregunta me tomó por sorpresa y tuve que voltear y darle la espalda para que no viera la reacción que tuve y lo que su pregunta provocó en mí. Un escalofrío volvió a apoderarse de mi cuerpo y no sabía cómo enfrentar lo que por tanto tiempo traté de evitar.
-No lo sé –consigo articular palabra.
-¡Perdón! –grita –¿No lo sabes? ¿Pero qué clase de persona eres?
Mis intentos por tratar de encontrar la respuesta adecuada estaban resultando nulos, cada vez que abría la boca lo estropeaba aún más.
-Camille… -pongo mis manos en sus hombros para tratar de calmarla –no sé lo que estoy sintiendo en estos momentos y no quiero hacerte daño…por favor no me presiones…
-¿Quién es? –me interrumpe.
-¿Qué?
-La chica, dime su nombre –me ordena y de inmediato me doy cuenta de la hostilidad en su voz.
-Camille no me hagas una escena, te lo pido, necesito aclarar mis ideas –le digo y abro la puerta –necesito estar solo, por favor.
Su cara de decepción era terrible y me estaba matando verla así, pero no era justo para ninguno de los dos que la engañara y continuara este juego con ella. Tenía que ser sincero, ambos nos lo merecíamos.
-Esta conversación no ha acabado Nathan Schreave –dice y se va.
¡Al fin solo!
La impotencia y la confusión me habían causado demasiada tensión, estaba a punto de estallar. De alguna manera me sentía comprometido con Camille y odiaba ponerla en esa situación, pero no podía ser hipócrita, aunque admito que cuando la vi un vestigio de nuestra relación pasó por mi cabeza y me dio un vuelco el corazón.
¡¿Por qué tenía que regresar?! ¿Por qué justo ahora?
En vista de que no iba a encontrar la solución a mis problemas esa noche, decidí tomar un baño de tina bien caliente para relajarme, mañana pensaría en el futuro y en mis sentimientos. El agua cálida me alivió de veras, me sumió en un estado de relajación casi absoluto y la música clásica que sonaba de fondo le añadió el toque mágico que necesitaba para que todo fuera perfecto. Pasaron las horas y ni siquiera pude percatarme, hasta que en un momento de lucidez comprobé el móvil, entonces me di cuenta de que estuve ahí al menos tres horas.
Salí de la tina como una persona completamente renovada, sequé mi cuerpo con la gran toalla azul y me lancé a la cama sin siquiera ponerme el pijama e inmediatamente me quedé dormido.
La luz tenue que se escapaba por la enorme cortina del cuarto me avisaba que un nuevo día nacía listo para que lo viviéramos al máximo. Me dije a mi mismo que esta vez tomaría la decisión adecuada, solo necesitaba definir mis sentimientos de una vez y eso sucedería ese mismo día en una celebración que estaba por definir mi futuro.
Mi asistente como cada mañana vino para despertarme y presentarme la ropa que usaría durante el día, pero yo rechacé su ayuda y lo obligué a marcharse afirmando que lo tenía todo bajo control y que no quería que nadie tomara decisiones por mí. Con la autoestima por las nubes, me decanté por una camisa blanca y una chaqueta y pantalones azul marino, no quería nada oscuro ni triste, necesitaba darle color a todo para que las buenas vibras que sentía no me abandonaran.
Cuando me aseguré que estaba completamente listo, miré mi reflejo por última vez en el espejo y salí del cuarto con una amplia sonrisa. En el pasillo me esperaba mi asistente que cuando me vio me dedicó una mirada de aprobación.
-Excelente elección su alteza –me dice y luego baja la cabeza en señal de respeto mientras me sigue el paso hasta el salón de mujeres para el desayuno.
Tenía la inusual esperanza de encontrarme con Elizabeth por el pasillo, pero no sucedió y no sé por qué eso me amargó un poco, aunque no dejé que se me notara. En lugar de encontrarme con ella me topé con incontables seleccionadas, las cuales me dedicaban una mirada bastante intensa a mi paso, incluso me encontré con Sophia, pero evité el contacto visual con ella. Aunque se me hacía extremadamente hermosa y sensual, el hecho de que ella y Elizabeth fueran hermanas me frenaba bastante, no estaba cómodo con esa realidad y la única razón de que aún fuera una de las seleccionadas era precisamente por ser familia y porque no quería crear discordia ni peleas entre ambas.
Cuando llegué al salón mi madre ya se encontraba más que lista, sentada en la silla me saludó con la mano y fui a su encuentro.
-Buenos días madre –la saludo y se acerca para decirme algo.
-Dejemos los saludos para después, dime algo... ¿ya te encontraste con Camille? –me suelta y me atraganto con saliva.
-No menciones ese tema aquí madre, todas nos miran –le explico y se acerca a mi oído.
-Estoy muy nerviosa y necesito saberlo.
-Sí, fue hasta mis aposentos.
-¡Qué! –habla más alto de lo que imaginó y todas nos miran de repente.
Con un gesto cortés les hice saber que todo iba bien y todas volvieron a sus conversaciones.
-Madre por favor, dejemos este tema para después –le pido pero no deja de interrogarme.
-Nathan no vuelvas a hacer lo mismo, te lo suplico, o de lo contrario ninguna Selección podrá acabar con los cometarios y no estamos viviendo tiempos tranquilos.
-Todo irá bien, no te preocupes más.
Nuestra incómoda conversación se vio interrumpida por la entrada de Elizabeth, quien hizo que me quedara sin aliento por lo hermosa que lucía con ese vestido color crema, se veía espectacular.
-Ni se te ocurra ahogar tus penas con esa niña –me suelta mi madre lanzándome una mirada asesina.
-Madre, no quiero que te vuelvas a meter en mi vida ni que trates de interceder en mis decisiones –le advierto mirándola a los ojos –por una vez confía en mí.
Elizabeth me dedicó una mirada mientras se sentaba elegantemente en su lugar en la mesa. Le sostuve la mirada y la saludé con la mano cuando mi padre interrumpió el momento e hizo que todos nos pusiéramos en pie para recibirlo y reverenciarlo. Luego de que se colocara frente a mi madre en el otro extremo de la mesa se dispuso a decir unas palabras:
-Buenos días a todos, el día de hoy es un gran placer presentarles a unos miembros de la realeza que se han convertido en los primeros invitados en llegar para la gran celebración de esta noche –anuncia y todos se tensan –La familia Real Española: el rey Arthur, la reina Catalina y su hija la princesa y sucesora al trono Camille.
Lunes 3 de agosto
¿Cómo creen que será el enfrentamiento entre Anna y Camille?
¿De quién se habrá enamorado el príncipe realmente?
¿Como reaccionará Angie?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro