CAPÍTULO 24
NATHAN
Cuando vi la carta, perfectamente colocada sobre mi escritorio me resultó raro, nunca recibía correspondencia, o casi nunca, y además…. ¿Quién enviaba cartas en estos tiempos? La tomé entre mis manos y un escalofrío recorrió mi espina dorsal al ver el sello de la Familia Real Española. Con cuidado, la volví a colocar en su lugar y me dispuse a irme, pero algo me hizo retroceder, la maldita curiosidad que era más fuerte que yo. La abrí.
Mi manzana prohibida:
¿Cómo has estado estos días? Quiero que sepas que no he dejado de pensar en ti ni por un minuto. Odio todo lo que está pasando y odio aún más que tengamos que estar separados por los deseos de alguien más. No es justo. Ese hombre, con el que me han obligado a casarme es un completo idiota, se cree el ombligo del mundo y ya no lo soporto más.
He escuchado que ya han comenzado con La Selección, y eso me ha puesto furiosa. La sola idea de imaginar mujeres a tu alrededor me pone enferma, estoy a punto de perder los nervios a causa de eso. ¿Cuánto más podré resistir?
Esos días que estuvimos juntos fueron como estar en el cielo y en el infierno al mismo tiempo, no podría olvidarlos aunque mi vida dependiera de ello.
Hoy me siento más calmada porque sé que nuestros caminos volverán a juntarse una vez más, volveré a escuchar tu voz y la sola idea me hace suspirar. No imaginas cuanto tiempo he soñado con este momento y espero en lo más profundo de mi corazón que no me hayas olvidado, porque entonces si moriría.
Este fin de semana, mis padres y yo iremos a la fiesta que ha organizado tu madre, mi prometido llegará más tarde en otro jet, así es que tendremos tiempo para escaparnos y decidir nuestro futuro. No te preocupes, yo encontraré el momento perfecto para que nadie se de cuenta de mi ausencia. No me falles amor mío, confío en que juntos podremos superar esta prueba.
Siempre tuya,
Camille.
No, no, no. Esto no podía estar sucediendo, no ahora que estaba tan confundido.
Arrojé la carta con desdén encima del escritorio y comencé a dar vueltas de un lado para el otro en busca de una respuesta a mi problema, pero por más que pensaba no me sentía seguro de nada.
¿Qué me estaba pasando?
Tenía muchas dudas… ¿lo que había pasado con Camille era amor verdadero o solo fue fruto del capricho y la pasión? ¿Y Elizabeth?
Nada cuadraba, todo estaba confuso y terminó por darme un dolor de cabeza de los mil demonios. Busqué en los cajones, pero no encontré una pastilla para el dolor por ningún rincón de mi cuarto. Salí casi corriendo por el enorme pasillo en busca de mi sirviente personal y tampoco lo encontraé por ninguna parte y tampoco quería llamarlo o el dolor empeoraría. Me topé con Elizabeth que iba con su doncella alguna parte, se detuvo y me miró, luego se reverenció ante mí, pero no pude detener el paso, no estaba de humor, así es que continuo su camino sin mirar atrás.
Cuando por fin pude tomar las tan ansiadas píldoras, con el paso de los minutos, poco a poco el dolor disminuyó hasta desaparecer por completo. Pude regresar a mi habitación bastante relajado y listo para tomar una decisión de todo este lío que estaba formando a mi alrededor.
Releí la carta varias veces en busca de la emoción que antes me hacía sentir el solo imaginar su imagen. Por más que lo intentaba nada sucedía, era como si fuese una desconocida y eso me hizo sentir muy mal.
¿Qué hiciste conmigo Elizabeth?
Entonces se me ocurrió algo, ya que no me podía decidir, esperaría al día de la celebración. Las dos en un mismo lugar me haría darme cuenta de a quien realmente amaba. Orgulloso de conclusión del asunto me dispuse a quitarme la ropa para tomar una ducha fría y desestresar mis músculos y mi cuerpo cuando un ruido evitó que acabara de bajarme los calzoncillos.
Se escuchaban pasos en el pasillo y por un momento pensé que los rebeldes habían regresado, pero unos cabellos castaños asomándose por la puerta con cuidado despejaron toda duda de mi cabeza. La chica, trataba de entrar de espaldas por la puerta de mi cuarto, al parecer escondiéndose de los guardias, lo que no advirtió es que me encontraba viendo el espectáculo.
-¡Qué es esto! –exclamo mientras ella grita del susto y gira quedando a pocos centímetros de distancia.
-Príncipe, perdona –se disculpa escandalizada tapándose los ojos.
-¿Elizabeth?
¿Pero qué….?
Una de las mujeres por las cuales había estado la mañana entera luchando con un dolor de cabeza horrible acababa de colarse en mi cuarto a altas horas de la noche sin ser advertida por nadie. ¿Es algún tipo de prueba?
-¿Me quieres decir que estás haciendo aquí a estas horas? –pregunto y se queda petrificada aún sin destaparse los ojos.
Confieso que aquella situación me estaba divirtiendo demasiado. Verla en ese estado además de chistoso era bastante adorable y por un momento no estaba siendo gruñona sino que sus emociones estaban a flor de piel.
-Eh este yo….yo…. –tartamudea y la obligo a destaparse los ojos pero ella desvía la mirada esquivando la mía.
- ¿Y bien?
-¿Se pude tapar? –pregunta incomoda y me río a carcajadas.
-¿Nunca habías visto a un hombre en boxers?, un primo, un hermano.
-No –me asegura –y es bastante incómodo tener que verlo a usted, así es que haga el favor de vestirse.
-¿Y por qué te incomoda tanto? –pregunto y me acerco más a ella arrinconándola contra la puerta.
Su cuerpo se tensó, alzó su cabeza y nuestras miradas se encontraron. Un mar de emociones contenidas luchaban por ser liberadas y el tiempo se hacía más lento que de costumbre.
-Porque me pones nerviosa.
Esas palabras bastaron para que aprisionara sus labios contra los míos. Cada asalto de su boca suplicaba por más y yo estaba dispuesto a dárselo. Levanté su cuerpo del suelo y ella cerró las piernas alrededor de mi cintura, sin apartar su boca de la mía la lleve a la cama y ambos caímos en ella presos de la pasión. Mis manos se deslizaron por su cuerpo exigiéndome más, mis labios abandonaron los suyos y comenzaron a recorrer su perfecto cuello mientras ella gemía de placer. Su voz clamaba mi nombre cada vez más fuerte hasta que desperté sobresaltado.
¿Qué clase de sueño había sido ese?
Jueves 23 de julio
¿Cómo les fue con el capítulo?
¿Qué creen de la confusión de Nathan?
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