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CAPÍTULO 22

ANNA

El nuevo día llegaba exigente, para disminuir su furia y olvidar lo sucedido, ignorando el reciente ataque, la reina decidió organizar una fiesta en honor a que el grupo se había reducido a veinticinco y que pronto el país saludaría a una nueva soberana.

El palacio se había convertido en un caos, además de que albañiles y expertos en tecnología reconstruían la habitación del pánico, los demás sirvientes, jardineros, cocineros, criadas y asistentes corrían de un lado para el cuidando cada detalle de dicho evento.

No había visto al príncipe desde el Report y ya había pasado una semana, una semana en la que solo me había dedicado a estudiar demasiado. Se me hacía una exageración tanta pomposidad y elegancia. Lo que aprendí en la universidad no había sido suficiente para la realeza, el nivel de exigencia con respecto al comportamiento y protocolo era totalmente diferente, al punto que sentí que había malgastado mi tiempo estudiando tanto para graduarme, aunque después deseché esa idea porque al menos era una profesional, cosa que muchas de las seleccionadas no habían alcanzado a ser.

Me había despertado más temprano que nunca, con el fin de comenzar las clases de protocolo y etiqueta antes para terminar más temprano y que quedara tiempo para ver lo relacionado con la locura de la reina y para eso teníamos reunión muy importante. Estaba renuente a encontrarme con ella, sabía que tarde o temprano se vengaría de mí porque el príncipe la dejó en vergüenza ante todos por mi causa, pero luego pensé que si me colocaba muy al fondo no se percataría de mi presencia.

Cuando al fin nos reunimos con ella, luego de un largo día de aprender cosas demasiado finas, comenzó a hablar de lo que sería la celebración. Nos advirtió que no quería errores y aunque no me estaba mirando directamente sabía que se refería a Angie y a mí con esas palabras. Luego nos adelantó que vendrían personas muy importantes, la realeza de varios países formarían parte de ese selecto grupo y nuestra misión era probar que éramos dignas de ellos, para eso debíamos mostrar nuestros talentos.

-Por ejemplo usted señorita Elizabeth –dice y desplaza la mirada hacia mí –¿no nos dijo que tocaba maravillosamente el piano y que además estaba ensayando?

Es ese momento quise que la tierra me tragara, quise morir y no volverá resucitar. Sabía tocar el piano, pero apenas unas pocas notas, no era una profesional y menos podía tocar tan magistralmente como Nathan les hizo creer a todos se día.

-¡Claro su majestad! –le confirmo para no enfadarla otra vez –será un placer.

-¡Lo ven chicas! –exclama –más vale que encuentren su talento y no se queden atrás.

Esa pulla fue para mí, quiso hacerme ver ante todas como un peligro potencial, eso solo quería decir una cosa y era que me había declarado la guerra. En este caso, las peores guerras no son las que se libran con armas ni cuerpo a cuerpo sino la que se libra con la inteligencia y ella estaba comenzando un juego muy peligroso del cual ya tenía la delantera.

¡Genial!

La reina ahora estaba en mi contra, bonita manera de comenzar una relación con ella. Por lo visto iba a ser un hueso muy duro de roer y además estaba el hijo, que por alguna razón me estaba comenzando a atraer.

No …..

Debía evitar que esa atracción me llevara demasiado lejos, aún estaba de por medio la mentira de que no era quién decía ser y eso era algo muy grave que no me convenía que se supiera. Esos días había estado pensando demasiado en mi madre y sabía que no le podía escribir, pero imaginármela sola y preocupada desgarraba mi alma, así es que se me ocurrió una idea genial. Busqué a Jennifer por todo el palacio y cuando la encontré, con una excusa la llevé a mi habitación para poder hablar sin testigos.

-¿Qué pasa señorita? –pregunta jadeando por la carrera.

-Necesito otro favor como el de aquella noche –le suelto y se asusta.

-Por favor no me pida volver a espiar al príncipe, después de lo que pasó con la reina quedé en estado de shock emocional –trata de explicarme mientras se cruza de brazos.

-No es nada de eso –le digo y trato de calmarla –solo necesito enviarle un correo a mi madre.

-¡Y necesita mi ayuda para eso! –exclama con la mano en el pecho –no está prohibido, puede hacerlo sin problemas en el ordenador.

-Ese es el problema –empiezo a hablar –necesito que sea desde tu teléfono.

-¿Y por qué? –pregunta pero no le puedo responder, no le puedo contar a nadie, es por su propia seguridad.

-Es un asunto personal –le digo –solo hazme ese favor te lo pido.

-¡Está bien!, pero prométame que no me meterá en un lío.

-¡Te lo juro!

No estaba haciendo nada malo, simplemente que si mandaba un correo dirigido a alguien que supuestamente no era mi madre sonaría muy extraño, debía ser todo lo cuidadosa que estuviera a mi alcance y esa fue la única manera que encontré para comunicarme con ella sin causar confusiones.

Querida madre:

Sé que debes de haber estado muy preocupada por mí, pero todo marcha a la perfección. Sobre aquel asunto que me llevó a inscribirme, he de decirte que hasta ahora no ha habido ningún inconveniente. Todos me tratan de maravilla, y he aprendido cosas nuevas, cosas de la realeza que no enseñan en los colegios. El príncipe Nathan es muy guapo, amable y querido por todos, la verdad no era lo que pensaba y me alegra haberme equivocado, porque está haciendo de mi estadía aquí una experiencia maravillosa.

Acerca de ¨mi hermana¨, las cosas han estado bastante tensas. Debido al acercamiento del príncipe, hemos tenido algunos malos entendidos pero ya sabes cómo es ella, estoy segura que al rato se le pasa y volvemos a ser tan amigas como antes. Sí, la perdoné por todo, porque no quiero ser rencorosa, sabes que el odio solo envenena el corazón y no quiero esa pesada carga sobre mis hombros.

Te cuento todo esto porque sé que te saltarás la parte en que te pregunto cómo estas e irás directo a donde te cuento lo que ha pasado estos días pero no creas que lo he olvidado eh…

¿Cómo has estado? ¿Cómo te has sentido? ¿Todo marcha bien en el trabajo? ¿Has estado recibiendo el pago….?

Respóndeme a este correo, una amiga me ha hecho el favor de prestármelo, pero eso sí, no te olvides de que siempre pienso en ti. Pronto todo volverá a ser como antes.

PD: No escribas cosas raras… ¿está bien?

Te quiere tu hija,

                                                             A.

Martes 21 de julio

¿Qué tal con el capítulo de hoy?

¿Por qué creen que la reina le caiga tan mal Anna?

¿Qué estará pasando con el príncipe ahora?

                                                                                                                                                 

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