CAPÍTULO 2
ANNA
Estuve toda la noche dándole vueltas a la propuesta de Angie y mientras más lo pensaba, más descabellado me parecía. Quería ayudar a mi amiga, pero lo que ella quería era demasiado arriesgado y por más que trataba de encontrar alguna solución legalmente, no se me ocurría nada, hasta que decidí investigar.
Estuve una mañana entera buscando en internet las leyes de Illéa, sus adecuaciones y nuevas adaptaciones, pero no venía mucha información al respecto, es por eso de decidí ir a la biblioteca nacional. La espera en la parada del bus se me hizo interminable, y cuando por fin llegó tuve que soportar que todos se me abalanzaran encima debido a la gran cantidad de personas que lo abordaban, parecía que todos se habían puesto de acuerdo para sabotear mi día.
Bajé una parada antes porque ya no podía soportarlo, aunque el remedio fue peor que la enfermedad porque luego tuve que caminar por un buen rato hasta llegar al centro de la ciudad. La mañana era soleada, aunque a veces las nubes se interponían ante la majestuosidad de sol creando un contraste digno de ser venerado. Las personas estaban algo inquietas, todas las chicas jalaban el brazo de sus madres mientras las hacían entrar de una tienda en otra. Los hombres, por su parte, se veían nerviosos, hablaban entre ellos con la mirada distante, como si sus cuerpos estuvieran presentes pero no sus almas. Los únicos que eran completamente felices y despreocupados eran los niños.... ¿sería egoísta si envidiara su inocencia?.... mientras más crecemos, más inocencia perdemos y de todos los males del mundo, ese es el peor de todos, ser consientes de la realidad, que la mayoría de las veces es cruel e inhumana.
Mientras analizaba todas estas cosas, volvió a mi mente Angie. ¿Cómo podría ayudarla si al final resulta que no hay solución legal a su problema? Quería serle fiel a mi amiga y a la vez quería ser leal con mi familia y con mi patria.
Las puertas de la gran biblioteca aparecían ante mis ojos dando fin a la controversia por la que atravesaba mi mente perturbada. Decidida y esperanzada subí los escalones del conocimiento y me adentré en el interior de la sabiduría. Ese día no estaba tan llena como de costumbre, lo cuál hizo que mi trabajo fuera más fácil y relajado. Recorrí todos los estantes que hablaban de la historia de Illéa, cada rey y su sucesor, cada ley y cada cambio. Incluso encontré las primeras leyes creadas durante el primer gobierno, pero nada respondía a mis preguntas, nada me daba un vestigio de esperanza siquiera. Entre las interminables columnas de libros vi uno que captó mi atención: ¨América y Maxon, la historia de amor nunca antes contada¨. Quise tomarlo para asegurarme de que fuera veraz y no otro libro basado en chismes, pero la anciana encargada del lugar me indicó con la mano que el tiempo se había agotado. Un día perdido en nada, no pude encontrar lo que buscaba, no pude ayudar a mi amiga y cuando por fin descubrí algo que valía la pena leer, el tiempo se había agotado. Definitivamente, ese no era mi día.
El camino hacia la parada se hacía interminable, la luz cálida que me acompañaba hacía solo unas solas se había transformado en tinieblas y oscuridad. El manto de la noche cubría todo el cielo y solo se podían ver unas pocas estrellas y la luna llena que resplandecía como la plata más hermosa. Tardé, pero por fin pude llegar al lugar donde tomaría el bus de regreso a casa, estaba exhausta y solo podía pensar en dormir hasta que mis ojos se quedaran pegados. No había nadie en el lugar, pero de pronto una silueta deambulante comenzó a acercarse tambaleándose de un lado a otro.
¡Qué no sea un ladrón!
Quise correr, gritar, esconderme pero estaba paralizada, temía que cualquier movimiento detonaría en una catástrofe aún peor.
-¡Que hace una señorita tan bonita como tú a esta hora sola en las calles! -Exclama al acercarse -¿Tienes novio?
No parecía agresivo, pero no podemos confiarnos de todos, como decía mi abuela: "caras vemos, corazones no sabemos"
El chico nauseabundo se quedó mirándome como si analizara mi rostro, como si intentara leer mis pensamientos. Ante mi silencio levantó la botella que albergaba bajo el brazo y dio un sorbo de la bebida que se podía oler a kilómetros de distancia.
-No tengas miedo -intenta calmarme -no voy a hacerte daño, aunque no lo creas, soy un caballero.
-Señor, estoy intentando mantener la calma, pero usted me esta importunando -le espeto.
-¿Señor? -hace una pausa y comienza a reír como trastornado -pero si tengo más o menos tu edad.
A pesar de su aspecto, lo que decía era una realidad y si no hubiera sido por el estado en el que estaba hasta diría que era atractivo. Cabello color miel, piel blanca y ojos verdes como el pasto. Yo diría que con esas características y por su vestimenta era alguien de mucho dinero, una razón más para no acercarme. De seguro venía de una fiesta, cada noche con una chica distinta, hasta parece que actúan por instintito, como animales salvajes.
-Da igual, aléjate de mí -le advierto pero se acerca tanto que puedo sentir su respiración golpeando mi rostro.
-Eres muy hermosa -dijo casi en un susurro.
Como si la situación no fuera lo bastante incómoda ahora sale con esto. Quise apartarme, pero sus manos tomaron mi rostro dejándome en un callejón sin salida.
-¡Suéltame o grito! -Lo amenazo pero sonríe -¿Acaso no sabes que lo que haces es un delito muy grave?
-¡Eso lo sé mejor que nadie! -me suelta, pero solo escucho palabras sin sentido, de seguro se refiere a su influyente familia o algo por el estilo.
-Bueno, ¿y no te importa?
-Porque debería de importarme si soy el príncipe de la corona.
Por un momento consiguió asustarme, pero luego pensé: ¿qué demonios haría el príncipe a esas horas de la noche, borracho y sin escolta? Eso nunca sucedería, de seguro a estas horas ya se habría ido a dormir luego de un largo día de no hacer nada.
Al ver el bus, que luego de una larga espera comenzaba a acercarse traté de soltarme, pero sus brazos me sujetaban aún más fuerte, esta vez por la cintura. No lo pensé y le di una patada en la entre pierna que recordaría toda su vida, luego subí al autobús mientras se retorcía de dolor en el suelo.
Martes 23 de junio
¿Qué les ha parecido este segundo capítulo?
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Sus comentarios me son útiles para mejorar o cambiar algo, se los agradecería un montón.
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