CAPÍTULO 18
NATHAN
Elizabeth estaba actuando muy raro desde esta mañana, llegó tarde al desayuno, y ni siquiera me miró una vez. Primero, pensé que estaba furiosa conmigo por haber tenido la cita con su hermana, pero su actitud cuando le pregunté superó mis presentimientos.
Que se hubiera enterado del beso porque alguien le había dicho estaba fuera de toda consideración dado el hecho de que además de que se levantó tarde, tampoco intercambió palabra con ninguna seleccionada.
Entonces….. ¿me había espiado?
-Escuché el comentario en los pasillos cuando venía de camino al Salón de mujeres –trata de explicarse pero no era muy convincente –por eso lo sé.
-No creo que hayas tenido tiempo de escuchar lo que hablaban por los pasillos dada a la velocidad que venías esta mañana –la descubro y comienza a temblar al tiempo que retrocedía dos pasos hacia atrás – ¿me estabas espiando?
-¡Qué! –se ríe y evade mi mirada mientras me acerco a ella -¡claro que no!
-¿Te escondiste en el jardín cierto? –le pregunto y se ríe más fuerte.
-¡Ya quisieras!
-¡Elizabeth!
-¡Nathan!
Si hay algo que me molesta en sobremanera es que insulten mi inteligencia, que me subestimen, y ella lo estaba haciendo como si fuera demasiado ingenuo como para no darme cuenta de las cosas que pasaban a mi alrededor y de que las personas a veces mienten para salvarse o simplemente porque no quieren admitir un error.
-Mira principito, no estaba escondida en ningún jardín –me espeta olvidando sus nervios –si no me quieres creer es tu problema.
-¿Entonces qué hiciste? –vuelvo a insistir cuando ya se había dado la vuelta para marcharse –te robaste la cinta de seguridad del palacio o convenciste a alguien para que te entregara la de las cámaras del report.
-¡Qué gran imaginación tienes! –vuelve a sorprenderme –quieres saber cómo lo descubrí, bien, lo vi todo desde mi cuarto, contento.
¿Desde su cuarto?
Ya había olvidado que desde ese lugar se podía ver el jardín, pero por suerte estaba los suficientemente lejos como para poder escuchar algo. Aunque pensándolo bien está un poco lejos también como para poder ver, a menos que haya utilizado binoculares, pero eso ya no importaba demasiado.
-Le puedes decir a los guardias que me dejen salir por favor.
Su rostro estaba tenso, se notaba que odiaba que le ganaran en algo, pero yo no estaba dispuesto a bajar la guardia. Tuve que acceder a sus peticiones porque retenerla por más tiempo iba causar más confusión entre las participantes.
-Está bien, Elizabeth, no te molesto más.
Justo cuando me disponía a dar la orden, se puso en mi camino y me miró directamente a los ojos como si quisiera decirme algo.
-No querías ir…..
-No te muevas –me ordena y no muevo un musculo – ¡no mires hacia atrás!
-¡Qué pasa?
-Shhh ……, ¡abajo! –grita y se lanza sobre mí derribándome.
Una flecha negra atravesó la ventana de cristal que embellecía el salón haciendo que pequeños pedazos de cristal se esparcieron por todo el lugar. Volaron y cubrieron todo, incluso a nosotros que aún hacíamos sobre el suelo con nuestras cabezas cubiertas únicamente por nuestras manos. Todo había sido demasiado rápido, cuando reaccioné el cuerpo de Elizabeth estaba protegiendo al mío. Rodamos hasta la gran mesa de madera dónde se servía el desayuno hacía solo unos minutos, entonces ella se levantó y sin miedo alguno la tiró al piso como escudo. Los guardias al escuchar el ruido, irrumpieron en el salón y tras descubrir dónde estábamos nos sacaron de ahí a gran velocidad utilizando sus propios cuerpos como escudos humanos.
-¿Qué fue eso? –grita la reina que venía a toda velocidad por el pasillo.
-Su majestad, es un ataque, reúna a todos en palacio –le advierte un guardia mientras le mostraba el camino.
Todo se convirtió en gritos, la esquizofrenia se apoderó de los presentes que comenzaron a correr como locos por el pasillo, yo aún estaba aturdido, no podía comprender nada de lo que estaba pasando, hasta que vi a mi padre acercarse.
-¿Están todos bien? –pregunta este jadeando y con su armadura puesta.
-Estoy bien padre –respondo a la expectativa de poder descubrir que pasaba.
-¡Lleven a la señorita a su cuarto! –ordena a un guardia y este inmediatamente le obedece.
Elizabeth me miraba horrorizada mientras el guardia, que parecía bastante grosero se la llevaba casi a rastras del lugar.
-¡Qué está pasando padre! –exclamo.
-Hijo, vamos a mi despacho.
Lo sigo por el pasillo, subimos la gran escalera hasta llegar a su gran oficina. Nunca dejaba de impresionarme entrar a aquel lugar, la pared entera era una biblioteca digna de admirar, en ella habían libros del mundo entero, incluso copias originales de los libros más famosos de la historia: La divina comedia, El príncipe, Romeo y Julieta, Don Quijote de la Mancha, incluso atesoraba en una vidriera: El Evangelio perdido de María Magdalena. Tan solo los libros tenían casi el mismo valor del oro del Vaticano.
Lo seguí, se sentó en la silla de su escritorio de madera de cedro y me invitó a hacer lo mismo.
-Hijo, creí que este día nunca llegaría –empieza a hablar y me doy cuenta de que lo que viene es bien serio.
-¿Qué fue todo eso padre? –pregunto deseoso de una respuesta.
-Cuando vi lo que estaba pasando rápidamente me puse mi armadura y salí a perseguir al desgraciado que disparó la flecha –me cuenta y me reclino en la cómoda silla –lo atrapamos, pero, al parecer segundos antes había tomado algún líquido venenoso y murió sin que pudiéramos interrogarlo.
-¡Qué!, ¿de qué se trata todo esto? ¿Acaso quisieron matarme?
-Desafortunadamente, sí –me confirma y no lo puedo creer.
-Pero….. ¿Por qué?
-Hace tiempo estamos tras la pista de un grupo clandestino que se había estado formando tras las montañas del norte, pero, como solo eran rumores no podíamos hacer nada –continua su discurso y cada vez que habla me asombro más –me temo que los rebeldes regresaron.
Miércoles 15 de Julio
¿Qué les pareció el capítulo de hoy?
¿Regresaran los rebeldes o se trata de algo más?
El capítulo de mañana viene cargado de revelaciones y de muchas sorpresas, ¡no dejen de leerlo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro