Capítulo # 1
Hace 18 años:
Livvie:
—¿Mamá por qué tengo que cambiarme de colegio? , solo me falta un año para graduarme de secundaria y no te molestaré más lo juro, prometo sacar buenas notas, llegar temprano a casa, no irme a fiestas sin tu permiso, no sé madre haré lo que quieras pero no me cambies de colegio por favor—pestañeo con fuerza para evitar que mis lágrimas caigan, en mi familia está muy mal visto llorar, si lloras significa que eres débil, qué todos te pisotearan y Dios no quiera mis hermanos me vean, me soltaran una reprimenda de todo el día de como estoy siendo muy femenina y ridícula, por no decir exagerada y dramática.
—Livvie basta por favor ya hemos hablado de esto varias veces, te vamos a cambiar de colegio nuestra situación no es buena—ella traga con fuerza y carraspea un poco antes de volver a hablar—Tu... Tu padre y yo no estamos pasando por un buen momento y estamos dándonos un tiempo, tus hermanos no se quejan como lo haces tú, quizás debas de aprender algo de ellos antes de quejarte cada vez que tienes oportunidad—No tiene caso que siga tratando de convencerla, ya saco el tema del divorcio y como mis hermanos son un ejemplo y todo lo que se le ocurra con tal de dejar en claro que en esta familia yo soy lo peor que les pudo haber pasado.
Subo las escaleras con dirección a mi habitación para poder llamar a George y que me ayude a buscar una solución a esto, no quiero tener que dejar a mis amigos de tantos años para ir a conocer gente nueva.
Detesto conocer gente, no me gusta empezar de 0, ni cuando estaba en el jardín o en esos estúpido cursos de deporte qué mi madre nos obligaba a ir en las vacaciones.
Ya en la privacidad de mi habitación dejo que unas cuantas lágrimas rueden por mis mejillas antes de tomar una profunda respiración y cerrar mis ojos con fuerza para que no salgan más, me acuesto en mi cama y trato de no pensar en nada, mantengo mi mente en blanco para no sentir enojo y así no llorar más.
Una vez que tengo todo en control abro mis ojos y me quedo mirando el techo tratando de buscar alguna imperfección en el o algo que contar, cuando no encuentro nada me doy por vencida y saco mi celular de mi bolsillo, marco el número que me sé de memoria y espero hasta que me responda.
—¿Hola?, princesa ya me quieres ver tan pronto, creo que... —ahora mismo no necesito escuchar sus palabras dulces, no estoy de ánimo.
—George necesito tu ayuda, mamá insiste en cambiarme de colegio y no quiero, tienes que ayudarme a buscar una solución a esto por favor cariño—escucho como maldice antes de suspirar con cansancio.
—Livvie te he dicho varias veces que me llames solo si es urgente o quieres verme, no para este tipo de tonterías además estoy en el trabajo, hablamos luego adiós—me cierra la llamada, me quedo un momento viendo como tonta la pantalla del celular hasta que me resigno a que estoy sola en esto.
Por más que trate de buscar ayuda en alguien nadie me la dará por lo visto, a nadie le importa lo suficiente lo que sea que me esté pasando.
Siempre ha sido así, no sé porque me sorprende.
George es un imbécil solo si es de follar o salir a beber con sus amigos pone atención, lo demás siempre dice que es una pérdida de tiempo.
No me puede estar pasando esto a mí, en algún lugar del mundo hay alguien que si se merece esto y más Dios, dale ese castigo a esa persona no a mí.
Garret
—¿No me estas mintiendo bebé? ¿De verdad era solo una chica loca qué te molestaba?—La chica pechugona qué está frente a mí es muy bonita, si tan solo recordará su nombre y no metería más la pata como lo hice hace unos minutos atrás.
—Nena lo juro, no la conozco de nada la única que me importas eres tú, no dejes que el error de ella dañe lo que tú y yo tenemos—Espero que eso la calme un poco y deje de molestar con lo mismo y al final del día me deje por lo menos llegar a algo más que a besos.
—Esta bien amor te creo, ya veré de que curso es esa atrevida y le daré una lección, nadie se mete con lo que es mío—No puedo evitar rodar los ojos, yo no soy de nadie, soy libre y me enredo con quien yo quiera pero eso ella no debe de saberlo, sino me quedo sin tener algo de acción.
Me acerco a ella y la beso para que deje de hablar me estoy aburriendo mucho, ella responde bien a mi beso y se pega a mí.
¡Sí!, esto era lo que quería.
La pechugona esta muy entusiasta y se retuerce en mis brazos, la pego a la pared para poder meter mano bajo su falda, pero somos interrumpidos por un carraspeo antes de que me den un pequeño toque en el hombro.
Mierda, esto debe de ser una jodida broma.
Pero no, no lo es, el inspector de este piso nos acaba de mandar a nuestras aulas pero con una citación a nuestros padres.
Ya me imagino lo que Loren dirá cuando le entregue otra de estas llegando a casa, después de sus gritos y sus amenazas asistirá a esta tonta citación para escuchar lo mismo de siempre y luego de eso fingiremos qué no nos conocemos hasta que la citen otra vez, así lo venimos haciendo desde que me volví "incontrolable" y "casanova" como mi padre, es lo que siempre dice cada vez que la citan por cualquier cosa.
Algunas veces si tengo la culpa lo admito pero otras veces no, pero eso a ella no le importa así que deje de tratar de explicarme hace mucho tiempo.
Estoy por entrar a mi aula cuando esta chica me agarra del brazo, me detengo para escuchar que tiene que decir antes de que vengan otra vez y nos vuelvan a dar otra amonestación, ese idiota de Carl me las pagará, lo juro, algún día saldré de aquí y lo veré afuera le daré donde más le duele.
—Garret bebé por favor no admitas lo que estábamos haciendo, si lo haces mis padres me darán una paliza y me castigaran, por favor no lo hagas—Suspiro, no tengo compromiso alguno con ella solo quería poder anotar y ya, pero la verdad es que me da pena y además he tenido que esperar mucho hasta que ella me deje follarla, creo que este es nuestro adiós.
—Seguro nena, ya veré que me invento ve tranquila a clases—ella me da una sonrisa y trata de acercarse a darme un beso pero me alejo, desde ahora la tengo que despedir sino será más difícil después.
—¿Qué diablos fue eso? ¿Por qué me evitas?—No tengo ganas para esto, me giro y entro a clases.
Los gritos y burlas de siempre me reciben, pero son mis amigos así que solo hago lo que mejor sé... Sonreír y fingir que todo está bien.
Ocupo mi puesto al final de la clase junto a los míos, intercambio bromas e insultos, nos reímos sin parar antes de que entre el profesor y trate de que guardemos silencio.
Disfruto lo que más puedo antes de que llegue a mi infierno diario llamado casa.
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